sábado, 17 de julio de 2021

Quien a hierro mata, a hierro tiene que morir.

Hoy 16 de julio, a la luz de los acontecimientos, cuando parte del pueblo cubano sigue protestando en las calles y el gobierno, amparado en la orden de su presidente de combatir contra ellos, ha desatado una feroz represión armada, aparecen los “versionistas”.

Cubanos de allá y de los llamados de afuera que ahora llenan las redes de discursos pacifistas en contra de la violencia que dicen han desatado los manifestantes y enarbolan ahora la consigna de un dialogo pacífico entre el gobierno, que repito ordenó la represión y los que están en la calle, algunos a decir del propio gobierno, confundidos en sus reclamos, otros delincuentes, vándalos, y como siempre una parte mercenaria pagada desde el exterior.

Con los cubanos, nosotros, nunca se sabe, durante años silenciosos y entonces ahora aparecen con versiones dulces que nunca se sabe si son de izquierda, de derecha, de arriba o abajo, de costado, paralelas o contrapuestas. Versiones que demuestran que no nos cuadra nada y por eso hemos llegado a donde estamos.

Cubanos que se consideran más cubanos por hacer más horas de colas para comprar comida o por aguantar 10 horas de apagón o haber sido quemados por las croquetas explosivas, que ahora enarbolan la paz, el dialogo con el gobierno y por supuesto, se agarran de la idea de una invasión extranjera para hablar de soberanía, injerencia, entreguismo y sobre todo que los problemas que existen, en medio de la represión repito, tienen que ser resueltos conversando amigablemente. Cosa que no cuesta mucho trabajo entender que los cubanos venimos tratando de hacer desde hace 6 décadas.

Discursos hipócritas de falsos demócratas. La idea de resolver el problema entre cubanos, que es lo que debía pasar, teniendo en cuenta que somos muchos los cubanos que vivimos afuera de Cuba y que también tenemos derechos sobre ese pedazo de tierra vivamos donde vivamos, llegó a un camino sin salida y el gobierno, en sus últimas declaraciones, ha dicho que no quiere conversar con nadie, menos con aquellos que tengan una opinión diferente, menos con aquellos que se cuestionan al gobierno que ha demostrado su incapacidad.

Creo que la opción de paz es entendible, pero entonces los que enarbolan esta idea, si es cierta, deberían estar en las calles defendiendo sus posiciones pacifistas, incluso entendible desde posibles revolucionarias reales, exigiendo al gobierno que deje de reprimir al pueblo, que deje de recoger en sus casas a personas y llevárselas detenidas a veces sin paraderos conocidos. Si fueran estos pacifistas coherentes, deberían exigir al presidente su renuncia, porque no creo que a partir de ahora sea posible conversar con una persona que ha dado órdenes de pasarle por encima al pueblo.

La opción de las conversaciones de paz y el dialogo, siempre son entendibles, cuando ambas partes en conflicto están de acuerdo con conversar, pero ¿Esa ha sido la posición del gobierno desde que triunfó?, ¿Por qué entonces somos más de cuatro millones de personas fuera de Cuba?

Es irrisorio que se perdone al represor, al abusador y que se pida entendimiento para ellos y se siga culpando y conteniendo al reprimido.

Sería absurdo pensar, los de adentro y los de afuera, que se está pidiendo una invasión masiva a Cuba, que lo que se quiere es que aviones de combate inunden de bombas a toda la isla, lo que provocaría millones de muertes, las bombas no tienen nombre.

Sería absurdo pensar que lo que se está pidiendo es matar a nuestras madres, a nuestros hijos, a nuestros hermanos, a nuestros amigos y vecinos, convirtiendo a Cuba en un pasado Viet Nam. Los cubanos estamos divididos, no entre cubanos a favor del gobierno y cubanos en contra del gobierno, sino que estamos divididos entre nosotros mismos, siempre lo hemos estado. Cubanos contra cubanos, los de afuera contra los de adentro y los de adentro contra los de afuera. ¿Quién ha ganado? El gobierno.

Lo primero que aparece es el reclamo de: “si claro, porque ustedes están afuera” ¿Y es que los de afuera no tenemos sentimientos, no tenemos allí familiares, no enviamos mensualmente medicinas, comida, ropas, dinero para ayudar a los de allí a sobrevivir?

La violencia siempre ha existido en Cuba. Los registros, las detenciones, los encarcelamientos por causas inventadas, los presos por sólo pensar diferente, los decomisos, las altas multas, las sanciones laborales, las expulsiones de centros de estudios y trabajos, etc., lo que pasa es que hasta ahora era sólo de una parte hacia la otra, o sea, de león a mono y el mono amarrado.

La violencia siempre ha existido en la misma medida de que cada cubano se ha sentido vigilado, cuestionado, chivateado, denunciado, incluso por sus propios vecinos y compañeros de trabajo, incluso, lo que pudiera parecer increíble, por su propia familia. Y en aquellos momentos, ¿a quién le importó? Solo los perjudicados y sus más cercanos sufrieron, el resto, se mantuvo todo el tiempo inmóvil y, sobre todo, viendo como escapaban del palo.

Durante todos estos años de violencia, si de violencia, solo existió la solidaridad de los más cercanos, muy pocas veces las personas se lanzaban a las calles a defender a nadie. ¿No recuerdan las imágenes de policías, mujeres y hombres, y muchos civiles dándole golpes a las llamadas “Damas de Blanco que sólo caminaban con una flor en las manos?, ¿No recuerdan los mítines de repudio donde se golpeó, se dejó sin agua, sin electricidad, sin contactos con familiares y amigos a familias enteras, incluyendo a niños, si muchos niños?, ¿Quién salió a defender, quien salió a repudiar al repudio, quien trató de detener a los golpistas? Violencia, mucha violencia de un lado armado y entrenado, contra el otro.

Entonces ahora, el discurso pacifista, el no a la violencia, el no a los saqueos de tiendas, etc., pero es que las tiendas están para comprar en dólares norteamericanos, mientras que el pueblo no los tiene, entonces no seamos hipócritas, las tiendas debían haber sido vandalizadas desde hace años, como respuesta de un pueblo a una medida violenta del gobierno. Si, las tiendas deberían haber sido vandalizadas desde que se inventaron, por abuso, por corrupción, por robo. Las tiendas tuvieron que ser vandalizadas desde hace mucho, porque los precios multiplicados por 4, 5 veces su real precio, oprimían, explotaban, esclavizaban a los cubanos.

Entonces ahora cuando una parte del pueblo se ha tomado la solución por las manos, después de 30 años de soportar el no poder comprar, el no poder acceder, hay quienes critican el vandalismo. No seamos descarados.

Nadie quiere bombas para Cuba, pero si una intervención internacional de la ONU. Esa organización, a la que Cuba pertenece, tiene un ejército de paz, los llamados Cascos Azules, que existen y se justifican precisamente para eventos como estos, un gobierno armado reprimiendo masivamente a una representativa parte del pueblo. Si la represión continua, pública o en silencio, los gobiernos internacionales deberían intervenir. ¿Quién puede ayudar a los que están protestando?

Y si, fuera justo, porque el pueblo que están en las calles, la parte que sea, del tamaño que sea, confundida o no, esta desarmada, está luchando con celulares y piedras, mientras que sus represores están usando armas antimotines, gases, manoplas, transportes y tiros. Las tropas de paz pacificarían y prepararían las condiciones para entonces reorganizar.

Pero las organizaciones internacionales, incluida la ONU y los gobiernos, no se manifiestan, el propio gobierno demócrata norteamericano, defensor de libertades según sus postulados, más tibio no ha podido ser. ¿Qué están esperando, que los muertos no quepan en los cementerios?, ¿Qué están esperando que los detenidos y desaparecidos superen los números de las dictaduras clásicas del mundo?

No estoy a favor de las bombas, no existe una guerra entre dos países o gobiernos, nadie quiere invadir a Cuba para cogérsela. Si estoy de acuerdo con un llamado de los gobiernos y organizaciones internacionales a contener lo que está pasando, a ponerle freno a la represión del gobierno, a los heridos y muertos. Si estoy de acuerdo con que se entre para pacificar y que se aprese a Díaz Canel por dar la orden de reprimir al pueblo, de derramar sangre civil, de hombres y mujeres cubanas. Una persona así no puede ser presidente de nada. Estamos en el siglo XXI.

Si estoy de acuerdo con que el actual presidente tiene que dejar lo que hace y pagar frente a la justicia. Si estoy de acuerdo con apresar a cada policía y a cada militar que haya golpeado, masacrado a un cubano. Sigo pensando que te pueden poner incluso el arma en la mano, pero, nada, absolutamente nada en esta vida, te obliga a dispararla. Si la has disparado y la has disparado contra el pueblo desarmado, tienes que pagar.

La revolución cubana de 1959 no perdonó a los batistianos que tenían sus manos llenas de sangre. Fueron ajusticiados, algunos incluso antes de juicios y fueron ajusticiados por asesinos. Entonces, ¿por qué hoy tenemos que perdonar a los que están en las calles abusando del pueblo? Aquello de pon la otra mejilla, no funciona, ya bastante con que llevamos años poniendo la primera.

Puedo parecer violento. Si, me da igual, la violencia desatada por el gobierno es inaudita e increíble, pues debería haber sido el último ente en disparar la violencia, no tiene otra respuesta que violencia. Si fuera por mí, si fuera por lo que siento ahora, pues no me da pena decir que iría a buscarlos y los colgaría públicamente de los postes de la luz. ¿Salvajismo? Bueno, pueden verlo como quieran. Lo que no podemos es seguir siendo ciegos, hipócritas, silenciosos, aguantones. La ley dice, “quien a hierro mata, a hierro muere” y a la corta o a la larga, van a morir.

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