Hace ya poco más de un año, un afroamericano, un negro para nosotros los cubanos, George Floyd, murió como consecuencia de una acción desmedida de un policía blanco mientras trataba de inmovilizarlo en el piso.
Floyd no era ningún héroe, no era tan siquiera un humilde consagrado trabajador, era un delincuente con varias condenas menores cumplidas en cárceles, no obstante, no debió morir. El policía, no la policía norteamericana, fue arrestado, enjuiciado y, a pesar de estar cumpliendo con su deber, fue sancionado a muchos años de privación de libertad.
La muerte de Floyd inmediatamente desató una respuesta
nacional e internacional. Parte de la comunidad negra de los Estados Unidos y
también muchas personas blancas dejaron escuchar sus voces de repudio al hecho.
Movimientos organizados, “Black Lives Matter” y armados, “Black Panther Party”, tomaron muchas ciudades y a ellos se sumaron grupos de izquierda, más estudiantes que, aprovecharon la coyuntura para expresar sus insatisfacciones y, sobre todo, sus desacuerdos con Donald Trump, en aquellos momentos presidente del país.
De demandas pacíficas, se pasó muy rápido a la violencia como diversión. Hubo heridos y mucha destrucción, hasta que el Gobierno Federal tomó cartas en el asunto y los norteamericanos que sí están armados y muchos entrenados por haber pertenecido al ejército, hombres y mujeres, salieron a proteger sus negocios, casas, derechos y tranquilidad.
Internacionalmente la respuesta no se hizo esperar. Todo el mundo opinó, nosotros los cubanos en el protagónico, tanto que muchos dieron la imagen de enorme dolor, tal como si fueran familiares o amigos cercanos de Floyd. Poco énfasis se hizo en que también anualmente mueren muchos negros asesinados por lo de su misma raza o color de piel en asaltos, atracos, violaciones y guerras entre pandillas por el control de zona de droga y tráfico de armamento y mucho menos se recordó que todos los años policías de todos los colores, edades y sexos son asesinados por delincuentes. El hecho de la desgraciada muerte de Floyd, negro, fue maximizado porque, entre otras muchas cosas, se utilizó como una venganza contra Trump, el que para muchos es el Diablo en persona.
El gobierno de Cuba, como siempre, cuando se trata de los Estados Unidos, emitió su mensaje de condena por la muerte, cosas que me parece aceptable, ético y necesario en cualquier gobierno, Floyd no debió morir de la forma que murió, pero, además, muy rápido, el gobierno cubano se solidarizó con las protestas reconociéndolas como legítimas.
El pueblo “oprimido” de los Estados Unidos tenía derecho
a protestar, a mostrar su inconformidad. Por supuesto, la policía imperialista
no debía existir, dijeron. La brutalidad policial en el país más abusador del
planeta debía desaparecer, afirmaron.
Los mensajes cariñosos al movimiento Black Lives Matter, cuyos principales líderes se declararon abiertamente socialistas y a los Black Panther, grupo paramilitar considerados por algunos como beneficioso y por otros como uno de los mayores peligros para la sociedad norteamericana, inundaron los medios informativos.
No fueron pocos los que culparon a Trump y su “discurso racista”, incluso cuando el presidente no conocía Floyd, no conocía al policía y no estuvo en el lugar de los hechos. Odio a Trump y más, odio absurdo a los Estados Unidos, por parte de muchas personas que no viven aquí y aunque disfrutan de las ventajas, bondades y beneficios de otros países capitalistas, mantienen siempre una doble jugada, con un discurso dulce de igualdad, fraternidad, equilibrio, gratuidades, etc.
Las protestas ocurridas eran legitimas, necesarias, esa parte del pueblo norteamericano que protestó tenía no sólo el derecho, sino la absoluta razón. Esa fue la conclusión de muchos, entonces, ¿dónde están esas voces ahora, que dan la callada por respuestas?, ¿por qué no están en la calle con el mismo ánimo y entusiasmo defendiendo el derecho de los cubanos a defenderse?
¿Floyd no debió morir y los cubanos?
Díaz Canel, además de ser un incapaz y un inepto es un singa’o y ahora un singa’o que tiene sus manos manchadas de sangre del pueblo al que él debió pertenecer, a partir de que dio la orden de “combate”, o sea, reprimir con toda fuerza y agresividad a parte del pueblo de Cuba.
Además, es una persona que miente y miente a la cara, miente seria y profesionalmente. Miente sin vergüenza. Estoy seguro de que cuando el dúo “Los Castros”, Fidel y Raúl, pensaron en alguien para ponerlo a dedo frente al gobierno, precisamente fue la característica de ser un buen mentiroso lo que prevaleció en la selección.
Primero dijo que había estado en San Antonio de los Baños y había caminado por la ciudad. Mentira. Luego dijo que lo que encontró allí fueron revolucionarios que estaban defendiendo a la revolución. Mentira, en San Antonio de los Baños, lugar donde comenzó la explosión popular, lo que hubo fueron personas marchando con consignas muy claras de abajo el comunismo, abajo la revolución, Patria y Vida, y por supuesto todos los epítetos dedicados al presidente.
Al día siguiente del comienzo de los hechos, se paró frente a las cámaras de TV, rodeados de los 6 o 8 integrantes de su gobierno que ni tiñen, ni dan color y dijo que no pasaba nada, que en las calles lo que había era revolucionarios en defensa de la revolución y el gobierno. Que existían revolucionarios confundidos, con dudas, con los que había que seguir trabajando y una vez más aseguró que un pequeño grupo, por supuesto, mercenarios comprados por el imperio yanqui, anexionistas y sobre todo, delincuentes, eran los que están creando los problemas.
Díaz Canel acusó al pueblo cubano o a esa parte que está en la calle, de haber sido desconsiderado, porque seleccionaron el domingo, que era un día de descanso familiar, por lo que dichas acciones eran muy puntuales, aisladas y sin argumentos. Dijo además que no había muertos, que no había heridos, que no había ninguna represión. Entonces no sólo es un singa´o criminal mentiroso, sino es un descarado a nivel desproporcionado.
¡Qué tipo más descarado!!!!!!!!!. ¿Es que las imágenes que estamos viendo son todo un montaje o es que están filmando una película en las calles de Cuba?, ¿Esas imágenes de un pueblo marchando, dando gritos, repitiendo consignas contra el gobierno y la revolución, cayéndole a piedras a las patrullas de policía, las personas arrebatándoles a cubanos de las manos de la policía, los policías corriendo marcha atrás huyéndole al pueblo, son un invento?
¿Los heridos en los hospitales, las marcas de golpes con palos y tonfas en los cuerpos de las personas, los muertos, la sangre en las caras, las cabezas partidas, las personas llorando, tiradas por el piso, arrastradas, metidas a la fuerza en camiones o carros de policía, son todas “fake news”?
¡Qué tipo más descarado!!!!!!!! ¿La imagen de una abuela de 80 años, con un andador, caminando dentro de los manifestantes, junto a la de la otra abuela también octogenaria, dando con una cuchara en una cazuela, son mentiras o es que las abuelas están confundidas? 80 años y marchando con el pueblo, hay que estar muy obstinado y decidido para salir a la calle a protestar.
Ahora la gran mentira. Dice Díaz Canel que el pueblo de Cuba apoya a la revolución. Eso puede convencer a las personas de Tahití, que poco deben saber de Cuba, pero para los cubanos de hoy es muy poco probable que funcione.
El pueblo que apoya a la revolución son militares vestidos de civiles que son traídos en camiones y guaguas, son jóvenes que están pasando el Servicio Militar y los movilizan sin derecho a negarse, más trabajadores que son movilizados desde sus trabajos y puestos a marchar. Todos los cubanos, sabemos que esto existe y se hace desde siempre, sabemos que las personas son sacadas de sus trabajos y montadas en guaguas, camiones y llevadas de un extremo a otro de la ciudad o del país para hacerlos desfilar con banderitas cubanas. Todos los cubanos sabemos que esas personas que marchan son los llamados comprometidos, militantes del partido comunista, militantes de la unión de jóvenes comunistas, las diferentes organizaciones estudiantiles, los vanguardias, los que trabajan en las firmas extranjeras, en el turismo, porque los tienen chantajeados y tienen mucho que perder.
Los que están en la calle en Cuba son nuestros amigos, nuestras familias, madres, padres, hermanos, entonces, ¿Cómo no apoyarlos desde cualquier lugar donde estemos?, ¿Cómo no gritar junto a ellos?
Creo que donde quiera que estemos podemos ayudar. Los que estamos aquí podemos, escribir, hablar, reunirnos en cada esquina, frente a cada embajada cubana, frente al gobierno norteamericano, frente a las organizaciones internacionales, da igual la ONU o los que defienden a los albatros. Podemos, estamos en la obligación de explicarle a nuestros amigos y compañeros norteamericanos, algunos deseosos de saber.
Cuba he despertado. Cuba no está confundida. Cuba está pidiendo “libertad” con L mayúscula. Aquellos que aún permanecen callados por miedo, por seguridad, por doble moral, llevaran en sus espaldas la vergüenza de no haber apoyado a su gente. Vivirán eternamente abochornados de haber apoyado a unos criminales de hace muchos años, hoy criminales con sangre probada.
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