miércoles, 22 de septiembre de 2021

Pobrecito Díaz Canel.

Pobrecito Díaz Canel. Pero si algo es digno de destacar, es que el tipo tiene una resistencia envidiable, ha venido al mundo político a recibir más golpes que una makiwara (*)

Creo que su figura como presidente, “puesto a dedo” de Cuba, ha ido ganando impopularidad día tras día. Era sabido, la idea de sustituir a Fidel Castro después de sus largos, carismáticos, autoritarios y locos años de gobierno, no es fácil.

Fidel, innegable, tuvo mucho arraigo en el pueblo cubano. Como líder, bueno o malo, acostumbró a ese pueblo a 8, 10 horas de discursos en vivo, por momentos tres veces o más en la misma semana, sin mirar un papel, con una enorme habilidad para recorrer la historia de Cuba e incluso la historia del mundo, a su conveniencia, claro, pero recorrerla, lo que, vuelvo a decir, siempre a su conveniencia, fue meritorio.

Trabajé como guía, recorriendo La Habana Vieja durante mis años de historiador, luego por muchos años fui profesor del Instituto de Comercio Exterior y de la Universidad de la Habana y luego al mudarme de país, profesor en República Dominicana y la idea de hablar 4, 5 horas sobre un tema, sin mirar un papel, sin leer una nota y salir airoso, es una tarea titánica.

Diaz Canel, no tiene en Raúl Castro un oponente, porque el hermano Castro es un animal al que mucho trabajo le cuesta hilvanar dos ideas de forma coherente, pero Fidel todavía hoy le hace sombra en la memoria de muchos, unos para bien, otros para mal. De esta forma todavía hoy, a pesar de estar muerto, incinerado y enterrado, dicen dentro de piedra, que dicho sea de paso es horrible, muchas personas en Cuba y no pocas fuera de ella, se preguntan: ¿Dónde está Fidel? En el mismo momento que otros le desean larga vida.

Esto demuestra un poco la enfermedad que padecemos como pueblo. Fidel está muerto, fácil de encontrar, váyanse al cementerio Santa Efigenia de Santiago de Cuba y por lo menos verán una tarja clavada en la piedra que le da sepultura y lo de desearle larga vida a un muerto es más que una locura, habría, siendo coherentes, que desearle que esté bien en la muerte.

Si Díaz Canel ya era malo como presidente, muy bien escogido por sus antecesores por sus cualidades grises, las maniobras para desconocer primero y luego contener la pública oposición dentro de Cuba lo han embarcado. La tapa al pomo la puso el COVID y la incapacidad, aunque todavía escondida o negada, de resolver o garantizar lo mínimo, más la orden pública de reprimir al pueblo o a la parte de él que se lanzó a la calle el 11 de julio del 2021.

Díaz Canel, la mejor representación o imitación del estilo cantinflesco, con su orden de reprimir, anunció que estaría en las calles, cosa que hasta donde yo he visto, nunca ha hecho. La única vez que se tiró de forma no anunciada fue en Regla y de allí tuvo que salir echando, poniendo “pies en polvorosa”, metiéndose en su protegido carro, porque los reglanos les manifestaron a gritos su desacuerdo con su presencia. En San Antonio de los Baños, lugar donde comenzó la manifestación popular del 11 de julio, su presencia fue organizada, planificada y no pasó de bajarse de un carro y meterse en una oficina para dar una muela. Lo de estar en las calles defendiendo la revolución, que, entre otras cosas, tampoco existe, me imagino que se refiere a ver las calles en la pantalla de su seguro enorme TV o a través de las ventanas de su confortable oficina.

Entonces ahora un nuevo fracaso. Díaz Canel, asumiendo su función de makiwara, acepta la invitación del presidente de México para participar como invitado especial en las recientes celebraciones por la independencia de la patria de Juárez, invitación que ni los mismos mexicanos han entendido y que sólo demuestra un interés del “primo” azteca de tirarle un cabo, de sacar del lodo, de darle un poco de animo a su homologo desprestigiado.

Los mexicanos y por supuesto los cubanos, no podemos entender qué hace Díaz Canel participando como invitado especial, menos se puede digerir cómo el presidente democrático de México se echa arriba la imagen de un tipo que acaba de ordenar la represión de su pueblo y que es la continuidad de la no libertad.

López Obrador ha tratado de celebrar la independencia del pueblo mexicano llevando a alguien que lucha abiertamente por prorrogar un poder dictatorial, que, según él, cuenta con gran apoyo popular. Sería como llevar a Hitler vivo, quien también tuvo apoyo, a una celebración de lo que significó el exterminio de los judíos en Europa. Es como si para recordar la fatídica acción de Hiroshima y Nagasaki, se le tirara otras dos bombas atómicas al pueblo japonés cada año. Sería algo así como si el Papa, en vez de disculparse por lo que en el pasado hizo la iglesia que él representa como máxima figura, todos los años seleccionara a personas y las quemara en hogueras. Es como si México y su presidente López Orador, para celebrar este año el 211 Aniversario de la Independencia del colonialismo español, hoy, con cierta razón de justicia, sometiera vía fusilamientos públicos, a los ciudadanos españoles que viven en México.

Pudiera parecer una locura, pero no lo es. La idea de visitar México y aparecer como figura importante invitada, es todo un arreglo político, donde a todas luces el mexicano trata de tirarle un cabo a su homólogo cubano, lo que le ha costado y pienso costará mucho con su gente.

Como México no es Cuba, han sobrado las declaraciones contrarias a la invitación. Políticos, periodistas y pueblo en general, le han dicho a Canel, “lárguese”, incluso muchos han pedido declararlo persona no grata, cosa que yo recuerde nunca vista en la generalmente amistosa relación entre los dos países. El recibimiento que le dio un grupo de mexicanos con banderas y todos, fue organizado movilizando a la cubana, a trabajadores y estudiantes para hacer bulto. No sé si pagados o no, lo cierto es que fue a la cara todo un montaje, habría que ver si en realidad esos que se pararon en la acera a decir “viva Canel”, saben dónde queda Cuba y mejor cómo se vive dentro de ella.

En la presentación oficial, sabemos que los mexicanos son muy formales en eso de los cargos y títulos, apareció un personaje, Luis Alberto Rodríguez López-Calleja, anunciado como asesor principal del presidente cubano. ¿Alguien sabe de este cargo o nombramiento?

En realidad, esa figura, hoy mencionada más que el mismísimo Canel, de la cual nunca se habló en los muchos años de Fidel, es el exyerno de Raúl Castro y es el que según la vox populi, controla el dinero y las inversiones dentro de Cuba. También militar activo de carrera, no hay mucho de valor para los civiles en la isla y con una línea directa con el hermano vivo Castro, es de imaginar muy fácil el porqué de su presencia pública junto al presidente. El gobierno de Cuba, una vez más fue a buscar los dólares a cualquier costo y para eso Canel no tiene poder.

Para justificar su viaje, al celebrarse en México la VI Cumbre de la Comunidad De Estados Latinoamericanos y Caribeños, CELAC, Canel tuvo que hacer presencia, pero como ya dije que no es Fidel, ni el momento que le tocó al amigo es el mismo, es fácil de suponer los golpes que le darían.

López Obrador, el mismo que acaba de invitar a un tipo que dio la orden de reprimir al pueblo, qué tiene detenidos e incomunicados a centenares de cubanos, que acaba de prohibir la publicación de noticias, fotos, videos sobre la realidad de Cuba, que está multando con excesivas sumas de dinero a diestra y siniestra por cualquier cosa, que mantiene en lo que sería una prisión domiciliaria sin juicio y condena, a decenas de cubanos, dio un discurso donde llama a la reconciliación y al diálogo entre todos

¿De qué material están hechos estos políticos?, ¿Diálogo y reconciliación nacional? Pero si el tipo con que Obrador está comiendo tacos, tomando tequilitas y probablemente jugando video juegos, es el máximo responsable en Cuba de todo lo contrario.

La intervención de Díaz Canel, imaginable. Bloqueo genocida, enemigos que no han dejado avanzar a Cuba, por supuesto, la mención obligatoria de: “como dijo Fidel” y la hoy también obligatoria, quizás recomendada u orientada por su asesor, esa de: “como dijo Raúl” y otro grupo de palabras sin el más mínimo sentido.

La construcción de su discurso es fatal, pero peor es la forma de contarlo. Palabras totalmente leídas sin la más elemental entonación, sin levantar la vista del papel para no delatarse como mentiroso, voz entrecortada, equivocaciones, más cantinfleo, etc. Habría que, dentro del resumen de la CELAC, recomendarle que por lo menos vea la buena película, basada en hechos reales, “The King´s Speech”. **

Entonces en medio de tanta basura, en medio de los mismos políticos que repiten una vez al año los mismos discursos, esos hipócritamente cargados de preocupación, amor, amistad y solidaridad, aparecieron presidentes que le descargaron a Díaz Canel y no siguieron el juego del presidente cubano. Entre ellos alguien diferente, alguien nuevo y no comprometido, alguien aparentemente honesto, en la misma medida que fue capaz de decirle en su cara, lo que muchos pensamos. Muchos somos millones

El presidente de Uruguay, Luis Lacalle, calmado, sereno, mirando a la cara de los presentes, sin leer, sin equivocarse, le dio el tiro de gracia al “puesto a dedo”, cuando le dijo:

“Cuando uno ve que en determinados países no hay una democracia plena, cuando no se respeta la separación de poderes, cuando desde el poder se usa el aparato represor para acallar las protestas, cuando se encarcela en opositores, cuando no se respetan los derechos humanos, nosotros en esta voz tranquila pero firme debemos decir con preocupación que vemos gravemente lo que ocurre en Cuba, en Nicaragua y en Venezuela".

Canel, visiblemente disgustado, improvisa una respuesta, como siempre dirigida a sacar los trapos sucios y le dice al uruguayo que en su país se habían recogido 700 000 firmas para criticar determinadas políticas que se habían tomado con un marcado objetivo neoliberal. No recuerda Canel o es que a lo mejor no lo conoce, el “Proyecto Varela” en Cuba, movimiento cívico que recogió las firmas, 10 000, que se exigían en la constitución vigente para ser atendido y que no sólo se desconoció, sino que provocó que la constitución fuera cambiada en horas y según dicen le costó la vida a su líder el activista político Oswaldo Payá.

Pobrecito Díaz Canel, si su discurso fue malo, con la respuesta al presidente uruguayo, le faltó poco para llorar. Fue algo así como: “Maestra, maestra, Pepito me quitó la merienda” o “Maestra, maestra, Pepito me haló el pelo”.

Lacalle, arremetió:

"El presidente de Cuba utiliza argumentos de mi nación, que obviamente no comparto, y no son ciertos. Sí hay algo que es cierto, que, en mi país, por suerte, la oposición puede juntar firmas. En mi país, por suerte, la oposición tiene resortes democráticos para quejarse. Esa es la gran diferencia con el régimen cubano"

Y para terminar le metió en su misma cara lo que tanto daño le ha hecho a Canel en estos últimos tiempos, nada más y nada menos que un fragmento de esa canción, Patria y Vida, convertida ya en casi un himno dentro de las calles cubanas, cuando le dijo:

"una canción muy linda que, quienes la cantan, se sienten oprimidos por el gobierno".  

Y con una linda entonación, recitó el siguiente fragmento:

"Que no siga corriendo la sangre por querer pensar diferente. ¿Quién les dijo que Cuba es de ustedes, si mi Cuba es de toda mi gente?”

 

  

 * Un Makiwara es un poste semi-rígido para golpear, desarrollado en la isla de Okinawa, Japón, utilizado en el arte marcial del karate tradicional para aprender a dar golpes.

** El discurso del Rey. (2010)

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