sábado, 27 de agosto de 2022

460.- Ya veremos a algunos llorar con lágrimas de cocodrilos.

Ahora mismo no sé por dónde debo empezar, sólo sé que tengo que empezar.

Por lo general, cuando me enfrento a escribir sobre un tema, he pasado varios días escribiendo sobre él dentro de mi cerebro, entonces me es más fácil teclear. Siempre tengo que consultar, revisar, incluir o quitar ideas, porque no soy genio, pero puedo asegurar que para escribir 3, 4, 5 páginas, he trabajado varias horas, varios días, con anterioridad.

Acabo de ver un video en Facebook, de esos que sólo dan ganas de una cosa, tener una pistola en la mano y darle un tiro al agresor, sin consideraciones de leyes y justicia, sin pensar en que es apropiado o no, sin llegar a pensar incluso en que mi acción sería más violenta que la que acabo de presenciar.

Es sabido que todas las guerras, invasiones y revoluciones tienen sus desbordes. Creo que, en sentido general, lo de la justa medida de cuándo y hasta dónde accionar y cuándo parar es difícil de conseguir.

Las guerras feudales, por no ir más atrás, y las conquistas de nuevos territorios, aldeas, pueblos, estuvieron plagadas de exterminios, saqueos, violaciones, esclavitud, etc.

Conocidas historias más recientes, por ejemplo, son las violaciones de mujeres alemanas cometidas por soldados rusos, necesitados de diversión y una venganza mal orientada a finales de la II Guerra Mundial, el excesivo e ilimitado abuso de todo tipo de los alemanes contra las poblaciones judías dentro de la propia guerra. Lamentablemente célebres, fueron los actos de genocidio, perpetrados por los norteamericanos en Viet Nam, al atacar, asesinar y masacrar a aldeas completas, incluyendo mujeres, niños, ancianos, hechos en primeros momentos llamados daños secundarios o colaterales.

En Cuba, frente al triunfo de la revolución, el gran pueblo, que hasta esos momentos disfrutaba del capitalismo, porque la mayor parte del pueblo cubano no estuvo en revolución, sino que la recibió como regalo de Noche Buena o de Reyes, se lanzó a la calle a destruir hoteles, casinos, parquímetros, por la sencilla razón de enfocar contra ellos el disgusto provocado en los últimos años del gobierno de Batista o salieron a saquear, robar y destruir muchas iglesias cubanas, frente a la participación de algunos padres católicos a favor de los batistianos.

En Cuba conocí muy bien a dos personas, un matrimonio, ambos coroneles de las Fuerzas Armadas, que participaron en las luchas clandestinas, el esposo, sobre todo, muy vinculado diariamente, por fuertes lazos de amistad y lucha, nada más y nada menos, que a la grandísima figura de Frank País, que me aseguraron que recién fugado Batista y con su abandono, caído su gobierno, antes de que se pudieran aplicar leyes y juicios, sin permitir el encarcelamiento y las investigaciones, se fueron a buscar a sus casas a los batistianos que todos conocían como torturadores y asesinos y antes del amanecer de varios días fueron llevados a bosquecillos en las afueras de la ciudad de Santiago de Cuba y sin mucho prólogo y espera, sin mucho tiempo para rezar si eran religiosos, fueron ajusticiados. Ajusticiados significa, párate o arrodíllate, tiro en la cabeza, cuerpo dejado a tirado en un hueco, zanja, cuneta, etc.

Sí, eso fue cierto, hasta que dio tiempo a organizar los “famosos” tribunales revolucionarios, donde se presentó a los batistianos y se terminó sancionando, “de acuerdo” a la ley en dependencia de los delitos probados. Hubo militares y policías fusilados, otros sancionado a prisión y otros, no sé si muchos o pocos, salieron absueltos. Conozco dos casos, el célebre Gallego Fernández, piloto de guerra que se pasó al bando de Fidel, lo que le valió para vivir muy bien dentro de la revolución, llegando a ocupar altas responsabilidades de gobierno y la historia del padre de una amiga mía, batistiano, militar de carrera, que fue detenido, presionado, torturado psicológicamente, puesto a cavar su propia tumba donde lo enterrarían después de fusilado, que, al comprobarse que no tenía sangre en su historia militar, fue puesto en libertad. Es cierto, el proceso lo hizo padecer de dos grandes enfermedades terminales, la “gusanera” y una enorme hipertensión que le llegó a afectar la visión de ambos ojos, pero al final, salvó su vida y murió de viejo.

Cualquier pueblo siempre reconoce a sus asesinos, aunque por momentos parezca que no o que se les han olvidado. Creo haber mencionado ya en algunos de mis escritos a Simon Wiesenthal, arquitecto de profesión, judío, sobreviviente del Holocausto, que dedicó su vida y recursos a localizar y entregar a la justicia a través del mundo a aquellos nazis que huyeron y se escondieron. Cuba, lugar donde muchos han y hacen mucho daño, respaldados por una pertenencia a un gobierno o una ideología, muchas veces por el sólo placer de hacer daño, también tendrá su Wiesenthal.

Tengo entendido que en Cuba el pertenecer a las FAR o el MININT es voluntario. Luego, como todos los organismos inmensos, en ellos trabajan personas que para nada tienen que ver con el orden público y la supuesta represión. Ellos son oficinistas, mecánicos, cocineros, economistas, psicólogos, publicistas, médicos, enfermeros, etc.

Los que hoy, sobre todo hoy, se mantienen dentro de la parte represiva de esos organismos, es porque les gusta reprimir, golpear, amenazar, intimidar y si fuera necesario, apelando a la más que manejada defensa personal, asesinar. Es porque el pertenecer a esa parte les da el reconocimiento y el poder que quieren ostentar para salir de sus complejos, de su ignorancia o pobreza espiritual, o es porque su precio como ser humano es una javita con un poco de arroz, frijoles, una botella de aceite, otra de ron cada final de mes.

Cuando nosotros los cubanos, que hemos utilizado la mentira  sin el menor rubor, como parte de nuestra conducta diaria, no queremos estar en un lugar o no queremos realizar determinada actividad, somos expertos en desarrollar enfermedades, padecimientos, en conseguir certificados médicos, tratamiento, en ingresarnos en hospitales, etc., cosa que nos ha permitido, casi siempre, salir siempre por la puerta grande sin grandes problemas, o sea, algo así como que: yo no me voy por descontento, ni por desacuerdo, sino porque estoy enfermo y aunque lo hago, lo hago con mucho dolor. Sí, ese ha sido nuestro método para muchas salidas. Entonces el que se mantiene hoy dentro de esas filas, a sabiendas que va a tener que reprimir, golpear, arrastrar, encarcelar, etc., es a conciencia. Luego, porque siempre habrá un luego, más cerca o más lejos, no valdrán los llantos, menos los yo no sabía y sólo cumplía órdenes.

Nadie puede obligar a arrastrar a una mujer, nadie puede obligar a golpear a jóvenes indefensos, menos nadie puede obligar a matar.

El video que ha dado pie a este escrito dicen los que lo publicaron que ocurrió en Purnio, San Andrés, un pueblo de campo de la provincia de Holguín y repito, sólo dan ganas de meter la mano por la computadora y estrangular al policía, así de sencillo como un gran acto de violencia vengativa o de venganza violenta.

En la filmación tomada con un celular por alguien de la familia que allí se encontraba, un policía fuerte, bien comido, en el medio de un campo detiene a un joven cubano que aparentemente venía en un caballo. Lo detiene y esposa de una mano. El joven, al parecer menor de 30 años y de peso corporal no más de 120 libras, le decía hiper tranquilo y calmado, no me esposes, no me pongas eso que voy a ir contigo tranquilito, yo no he hecho nada, yo no he robado, ni nada y le pide a su mamá que le buscaran al parecer un calzoncillo para ponérselo debajo del short. Lo que habla bien del pudor del esposado joven.

De ponto, “sin ton, ni son” en buen cubano, el policía fuerte, le comenzó a dar garnatones por la cara repetidamente, frente a su madre y hermana. El otro policía implicado trató de impedírselo en el mismo momento que se las arreglaba con el caballo y a pesar de eso los golpes continuaron. El policía agresor, no satisfecho, “abracó” por el cuello al joven aún esposado y que no ofreció ni la menor resistencia tal como si hubiera sido alumno de Gandhi, lo tiró a la tierra y le continuó dando golpes, pero con una agresividad tal que sólo crea un nivel gigantesco de odio e impotencia por no poder quitárselo de las manos y entonces, como venganza, si quizás como venganza, caerle a golpes hasta dejarlo desmayado.

¿Qué puede lograr que un hombre portador de un uniforme, o sea, representante de la autoridad, armado, golpee sin razón, de forma brutal a otra persona que ni siquiera hace por defenderse, cuando incluso la tiene ya esposada, o sea, controlada?, ¿Una ideología?

No, una ideología no logra que una persona torture, golpee, asesine a otra. Eso sólo lo puede lograr un fanatismo sin límites. Una ideología convertida en arma letal. Una inyección de odio, que lleva a considerar enemigo a otro cubano, a tu vecino, incluso a tu familia.

Solo la dirección y aceptación de u determinado gobierno, que logra transmitir inmunidad, hace posible que se reprima brutalmente a una mujer, que se arrastre por la calle a un joven, que se golpee sin límites y que se torture fuertemente, al menos desde el punto de vista psicológico a cualquiera que caiga por cualquier cosa en esos llamados “períodos de instrucción”.

¿Qué diferencia tiene esto con los últimos años de la dictadura de Batista?

¿Estos de hoy, están defendiendo un gobierno? Y Batista, pues desde su posición, también defendía a un gobierno. ¿Batista defendía a los ricos de los pobres? Y estos de hoy, no están defendiendo a los ricos de los pobres también. Hoy el pueblo de Cuba, en sentido general, es más pobre que antes de 1959. ¿Batista defendía los intereses extranjeros en Cuba?, ¿Y estos de hoy, no están defendiendo los intereses de italianos, españoles, chino, rusos, etc., que han invertido en la “Cuba socialista”? ¿Batista llenó las cárceles de cubanos, sobre todo jóvenes, opositores?, ¿Y estos de hoy, no están sancionando a largas condenas a, sobre todo, jóvenes, por sólo salir a la calle a gritar “libertad”?,  En 1959 existían en Cuba 14 cárceles, hoy en Cuba existen más de 293 centros penitenciarios. La isla caribeña con 11 millones de habitantes tiene hoy, por sólo poner un ejemplo de un país cercano y hermano, México, cinco veces más población penal, teniendo el país azteca doce veces más población. Cuba, según World Prisión Brief, base de datos en línea de la Universidad de Londres, asegura que con la información que ha podido obtener sobre Cuba, que data de 2012, comparada con información actualizada del resto del mundo, la isla caribeña ocupa el quinto lugar en el mundo, tal como si estuviera el gobierno cubano en una franca competencia por llevarse el primer lugar. ¿Batista creo aquellas patrullas con las tres fuerzas militares para controlar la situación?, Y estos de hoy, ¿cuántas fuerzas especiales y boinas de todos los colores han creado, con armas sofisticadas de represión y brigada de perros especializados incluidos los gobernantes dueños de hoy?

Cuba deberá cambiar, no sé cuál será el sistema para adoptar a nuestras condiciones, si uno ya existente, si algún invento nuevo, etc., lo que si me queda claro es que estas personas que hoy están haciendo daño a los propios cubanos, de forma absurda, de forma violenta, la tendrán que pagar. Los pueblos pueden parecer dormidos, más endrogados, pero no lo están. Cuando llegue ese momento, no deberá haber, si me preguntan a mí, consideración de ninguna clase con ellos.

Ya veremos a algunos, tal como muchos batistianos, llorar con lágrimas de cocodrilos, destruidos, deprimidos, consumidos, diciendo que ellos no sabían nada, que ellos sólo cumplían órdenes.

Les dejo el enlace del video para aquellos que tengan acceso a internet y quieran verlos con sus propios ojos. Lástima que la computadora de mi casa no tenga un hueco por donde meter las manos hasta Cuba.

https://www.cibercuba.com/noticias/2022-08-26-u1-e43231-s27061-policia-golpea-joven-esposado-holguin

https://www.facebook.com/100059096719762/videos/619410266197007


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