Más claro ni el agua. Más de cien personas han firmado como respaldo este documento, que se acaba de dar a conocer al mundo.
Creo que esas cien personas deben ser las que lo redactaron, o al menos estuvieron en su concepción, porque el mismo podría ser firmado por millones de cubanos, si contamos los de adentro y afuera, y si no alcanza, podría ser respaldado también por millones de no cubanos que apoyan los más que necesitados cambios profundos y radicales de la sociedad cubana.
Hemos llegado a un momento dónde sólo un grupo de burócratas que viven de las prebendas que garantiza el poder totalitario y absoluto y que han inaugurado una variante extremadamente represiva para mantenerse en él y otros que de forma absurda defienden un sistema socio político, al que se le sigue llamando socialismo, que ya no existe, que siguen hablando de los beneficios que aparecen en los libros y manuales que definieron ese sistema, algunos de ellos escritos hace más de 100 años y una "mugre", siempre existe esa mugre, interesada en aprovecharse de los desatinos, el reguero, la incapacidad, la necesidad, la miseria, etc., para vivir.
Creo no necesario explicar, ni argumentar, ni aumentar con palabras lo que se ha escrito. Creo que todas las personas de bien, de esa sociedad civil a la que comúnmente se le llama pueblo, deberán estar de acuerdo. Esa sociedad civil que, como bien dice el documento, no depende de un estado y que por el contrario debería ser la real beneficiaria de la actuación de esa institución, que hoy no sólo pasa trabajo para vivir, sino que sufre.
Sé que con un documento no se tumba a un gobierno que está decidido a permanecer utilizando cualquier artimaña y método, incluyendo los más bajos y peligrosos. Sé que con una carta no se logra expulsar del poder a quienes no sólo se burlan, sino que reprimen a ese pueblo y que aún después de seis décadas de fracasos mantenidos y acumulados, hoy piden tiempo para seguir experimentando y prometen algo que ya no saben definir y muchos menos pueden decir para cuándo se arreglará definitivamente, pero es un documento más, claro, objetivo, honesto, que junto a otros, más las miles de voces que vienen, sobre todo, desde dentro de Cuba, ayudaran a enseñar y aclarar al mundo lo que realmente pasa dentro de la isla.
Manifiesto de la Sociedad Civil Cubana.
"Prominentes filósofos de la historia universal como Spinoza, Rousseau y Kant, coincidieron en definir la Sociedad Civil como un cuerpo colectivo constituido por los individuos de una sociedad, que se posiciona fuera de los límites del Estado. El Estado solo tiene sentido mientras representa los intereses de toda esa ciudadanía, por lo que un consenso de la sociedad civil cubana tiene una fuerza moral superior. En cualquier circunstancia, no es la sociedad civil la que debe someterse al Estado, sino éste a la sociedad civil.
Por tanto, los abajo firmantes, destacados en diversas actividades de la sociedad civil cubana en diferentes momentos, pasados o presentes, residentes actualmente dentro o fuera de Cuba, ya que la nación cubana se extiende más allá del archipiélago cubano a cualquier parte del mundo donde haya un cubano identificado con las aspiraciones colectivas de sus compatriotas, ante la alarmante situación del país a que ha llevado una gobernabilidad fundamentada, por una parte, en una centralización empresarial del Estado, fuente de ineficiencia y corrupción de unos estamentos burocráticos que han arrastrado a la población por más de seis décadas a una situación calamitosa, pese a todas las reformas implementadas en diferentes épocas que, como la palabra indica, son solo cambios de forma, cuando lo que se requiere es un modelo económico sustentable que no dependa, para subsistir, de periódicas subvenciones de aliados externos, y por otra, la coerción sistemática de derechos esenciales como el de libre expresión oral y escrita, así como la creatividad artística, el de libre asociación pacífica, el de libre movimiento, en particular el derecho de poder salir de su propio país y regresar a él, y el de libre emprendimiento económico independiente de los ciudadanos, todo esto ejercido por un Estado cuyos tres poderes principales, ejecutivo, legislativo y judicial, se hallan bajo el control absoluto de una élite partidista que nadie eligió, nos manifestamos a favor de cambios profundos y urgentes que saquen al país de una crisis sin precedentes y eviten un enfrentamiento entre cubanos, con trágicas consecuencias.
Todas las condenas y encausamientos de ciudadanos por practicar o defender esos y otros derechos fundamentales de los seres humanos, deben ser sobreseídos, y quienes los han sufrido, excarcelados, en particular todos aquellos cuyo único pecado fue haber manifestado públicamente sus anhelos y sueños de una Cuba mejor. Incluso, aquellos que realizaron actos violentos, solo reaccionaron a la brutal represión de las cuales fueron víctimas; por lo cual, si merecieran ser penados, entonces, con mucha más razón deberían haber sido encausados todos aquellos elementos progubernamentales que los reprimieron.
Las protestas públicas no se evitan con medidas desproporcionadas de violencia y condenas sobredimensionadas, sino dando pasos que permitan a la ciudadanía desarrollar libremente su actividad artística y productiva.
Independientemente del efecto pernicioso que el embargo estadounidense haya podido afectar a la economía del país, la excusa del “bloqueo imperialista” ya no convence a la mayor parte de la ciudadanía que ha padecido en su propia carne las barreras restrictivas de la política gubernamental a sus intentos de satisfacer, por cuenta propia, sus acuciantes necesidades, como los altos impuestos, los elevados costos de las licencias e imposición leonina de un comprador poderoso que obliga al productor agropecuario a venderle la mayor parte de la producción al precio que ese comprador fija, y otras medidas que frenan el estímulo productivo. El principal bloqueo, en consecuencia, no es el que impone una nación extranjera desde el exterior, sino el que impone, desde dentro, la propia dirigencia gobernante. Levántenlo y se verá cómo, en poco tiempo, comenzará el reabastecimiento de las familias cubanas.
Es preciso tener fe en el pueblo cubano, y una vez liberados los que sufren prisión injustamente, y con la disposición manifiesta de permitir foros públicos entre los cubanos sin distinción de raza, género, religión, orientación sexual, e ideas políticas y filosóficas, para llegar a un consenso nacional sobre el futuro de nuestra patria, nadie deberá temer a multitudinarias protestas, pues se habrá encendido una luz milagrosa en la conciencia colectiva que tiene un nombre: esperanza"
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