miércoles, 12 de junio de 2013

Bypass Coronario. Mi nueva adquisición en el 2013. (segunda parte)

* El siguiente artículo puede tener imágenes y explicaciones
 complicadas para algunos lectores, se recomienda leer 
con cuidado o acompañado de un adulto.


Por suerte, al parecer mi corazón fuerte, había creado de forma natural una red nueva de pequeñas arterias para irrigar esa parte que se había quedado sin sangre y así estaba viviendo. Como me dijo mi Dra. Gisselle Ramírez, mi corazón estaba bendecido. El Dr. Miller me comentó que si tuviera 70 años lo recomendable era no hacer nada, pues a esa edad la demanda y el esfuerzo eran menores, pero que al ser un hombre joven y activo, nadie podía garantizar que en determinado momento mi corazón necesitara más sangre y entonces se formaría el lío. Nadie podría garantizar que no me diera un próximo infarto en cualquier momento. 


Entonces acabado de hacerme el cateterismo, todavía acostado en la cama, el Dr. Miller me dijo que lo que era recomendado era una operación de bypass coronario, lo que podría llamarse en castellano puente o desviación. Ya pueden imaginar. Yo acababa de entrar por mis pies al hospital, me sentía perfectamente bien, llevaba mi vida normal y un médico al cual acababa de conocer, me estaba diciendo que lo recomendable era abrirme el pecho y ponerme una arteria sustituta en el corazón. Los norteamericanos suelen ser muy pragmáticos y la idea para ellos es normal. La idea no sería complicada, si no fuera porque nada más que tenemos un corazón y es bien conocido lo que pasa cuando decide no funcionar más.

Después de algunos intercambios de caras con los míos, acepté la idea. No quedaba de otra. Al parecer era más peligroso quedarme sin hacer nada que operarme. Entonces, le pregunté:
_ ¿Y para cuándo será la operación?

A lo que el Dr. Miller rápidamente respondió:
_Mañana.
_ ¿Mañanaaaaa? Casi grite yo y el tipo una vez más, sonriendo, me dijo:
_ Mañana.
  


Como pueden ver nada de preparación psicológica, nada de espera, nada de que esto es muy complicado y necesitamos ensayar o consultarlo, nada de que es especial.

Jonathan, ahora jefe de la misión, me miró y me preguntó:
_ ¿Y entonces?

A lo que yo, en ese momento dando una muestra de papá valiente, respondí:
_ Mañana.

A partir de ahí empezaron a entrar miles de personas a mi habitación, cada uno venía a verme con un  objetivo bien definido, entre ellos mi futuro anestesista y por supuesto mi futuro cirujano, un joven cariñoso y risueño de apellido Thompson, el que me aseguró que me cuidaría y que era muy probable que el dolor en la espalda se me quitara con la operación. En menos de dos horas completaron todo lo que necesitaban para operarme al día siguiente. Todo sucedió como volando.


Salimos del hospital y le pedí a Jonathan que me llevara a un parque. Necesitaba tomarme un café y fumarme un cigarro. De hecho hacía más de 10 días que no fumaba, pero la idea del pecho abierto y el corazón operado, bien  merecía un cigarro, en realidad merecía dos, tres, cuatro, etc. Cuando llegamos a la casa teníamos un mensaje de que el día de la operación debía cambiar, porque ellos tenían una urgencia y me citaron para el miércoles 22 a las 8:00 am. El cambio de fecha me dio la oportunidad para torturarme un poquito y revisar internet y leer toda la información que encontré sobre bypass coronario, ver en YouTube los videos de varias operaciones y hablar con mi familia todo el tiempo sobre este tema. Tanto que casi hoy puedo dirigir una operación de corazón abierto.

El día acordado, me levanté temprano, entré al hospital tranquilo, caminando sobre mis pies y me entregué a las enfermeras y médicos. El Bryan Health Center es el mejor hospital en que he estado, sin dudas podría ser comparado con un hotel 5 estrellas plus. La organización, el funcionamiento, la tecnología de punta y sobre todo el factor humano, son altamente impresionantes, excepcionales. Todo funciona como una maquinaria estrictamente organizada y programa. Quizás en medio de tanto desarrollo lo más destacable son las personas. Su profesionalidad, su sentido de la humanidad, su responsabilidad y sus deseos de servir. Algo parecido yo sólo lo había leído en los libros, pero nunca lo había visto en la vida real.

Me llamó la atención que al entrar a la parte de “reparación” de corazones, me entregaron un cojín rojo con la forma que representamos al corazón, lo que provocó en mí la siguiente reflexión: qué ridículos son. Tanto desarrollo, tanta tecnología, tanta y tanta modernidad y te entregan este vulgar cojín de tela y guata. El color rojo es afocante. Horrible.

Que tonto fui. El “ridículo” corazón se convierte en tu aliado más importante, después que abres los ojos, o sea, no puedes pararte, sentarte, respirar fuerte, toser, etc., sin el cojín. Lo que asegura que los americanos saben lo que hacen y sólo tienen dos cosas buenas, las películas y todo lo demás.

No puedo contar la operación, pues estuve todo el tiempo anestesiado, por suerte.  Según Jonathan  y Martica todo demoró dos horas y media. Cuando me desperté estaba ya en el cuarto cómodo que funciona como terapia intensiva. Esa tarde la pasé acostado y en la mañana siguiente, el jueves, me ordenaron sentarme para desayunar y minutos después comencé a caminar. Nada de que estás enfermito y necesitas que te malcrien. Ni lo creas.

La operación de bypass coronario es para los cardiólogos aquí algo bien normal, leí que se hacen en los Estados Unidos 230 000 al año, por lo que práctica tienen. El procedimiento cuando no es de urgencia, es más o menos así a grosso modo. Te citan, te preparan, te entran al salón, el anestesista te despide y te anestesia, te pican el hueso del medio del pecho y lo separan con un aparato para que quepan las manos y los instrumentos necesarios para trabajar,  tal como cuando abres un pollo a la mitad, te bajan la temperatura del cuerpo y más aún la temperatura del corazón, te conectan a una máquina para que las funciones vitales de tu cuerpo no se afecten, te paran el corazón y entonces te ponen de tu mismo cuerpo  un pedazo de vena o arteria desde la aorta hasta la parte afectada del corazón, de ahí lo de bypass o puente.


En mi caso cogieron para hacer el desvió una arteria mamaria, según los médicos de mayor garantía que una vena de la pierna y sólo fue un bypass, o sea, es de las operaciones más sencillas. Se pueden llegar a hacer hasta cinco bypass en una misma operación. Existe un hombre con el record de vivir con 9 bypass, pero ya saben, esto es para el tema de los record. Lo que mi cardiólogo no sabía y se enteró por mí luego de mi operación.

Claro que en medio de esto, mi corazón pudo haberse negado a arrancar, pude contraer una enorme infección, mis pulmones pueden haberse dañado para siempre, etc, etc, etc, Muchos riesgos, que por suerte para mí son pura historia. Mi corazón arranco, mis  pulmones están mejor que nunca, pues deje de fumar, y no tengo ninguna manifestación negativa de la operación.

Hoy tengo 21 días de operado. Mi corazón está bien, por suerte no ha tenido problemas nunca, o sea, ni cuando me dio el infarto en República Dominicana. He tenido suerte dos veces, al parecer soy un tipo fuerte. Primero mi corazón aguantó la falta de irrigación y el infarto hasta que me pusieron un stent, ahora, mi corazón creo una red propia para ir irrigando la parte a la que al parecer comenzó a no llegarle poco a poco la sangre y dio tiempo al bypass.


Estoy ahora muy bien, camino 3 kilómetros en la mañana y otros 3 kilómetros en la tarde. No tengo ni  la más mínima manifestación negativa de la operación, a no ser una herida en el pecho de 14 centímetros, que es lo que en realidad resulta impresionante. No he sentido ni el más mínimo problema, o sea, ni falta de aire, ni dolor, ni mareos, absolutamente nada. Lo que me hace pensar que estoy bien, que en realidad como me dijo mi Dra., mi corazón esta bendecido. 

Y lo que es mejor e increíble, camino y no me duele la espalda. Lo que me hace pensar que si, que el dolor estaba relacionado con el esfuerzo que estaba haciendo el corazón para irrigar una de sus partes. Camino mucho y rápido y no he vuelto a sentir el dolor, el Dr. Thompson tuvo razón, el dolor desapareció con la operación.

Mi corazón ahora debe estar mejor que antes. Según mi cardiólogo, la operación de bypass con una arteria mamaria tiene una garantía de 40 años de vida, en realidad me sobran años para vivir. Deje de fumar definitivamente, me mantengo fuerte en esto, sigo tomando mis pastillas. De vez en cuando como algo rico y venenoso, porque si no para qué es la vida, pero me alimento bien.

Entré para una operación de corazón abierto y cuatro días después salí caminando del hospital. La ciencia y yo, grandes aliados. Nunca se me ocurrió pensar en Dios, lo que quiere decir que todavía puedo soportar algunos temas y confiar en lo que siempre he confiado. ¿Qué más puedo pedir?


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