Como ya les comenté, estoy aún de reposo por lo
del bypass coronario, así que no tengo mucho que hacer en la calle, más que
caminar como deporte dos veces al día, por lo que hoy tengo dispuesto tiempo de
máquina.
Motivada por el último escrito que acabo de
publicar en mi blog, “Plan B”, Lissette, mi amiga entrañable dominicana, muy
rápido me ha enviado esto que ahora publicaré. Ella, siempre tiene una reflexión
madura que aportar.
Me haría falta Ileana Romero para que me diera las
mieles del tema zen, la meditación, los maestros, etc., pero ella está en estos momentos “complicada” en España, por lo que no me queda más remedio que confiar en que
cada uno de ustedes, como me dijo mi hijo Jonathan, si les interesa, podrá ser
capaz de profundizar en este tema.
Lo de darle o no el frente a los problemas es una
de las tantas decisiones que casi a diario tenemos que tomar los seres humanos.
Hay quien prefiere darle la vuelta, esperar que la vida lo resuelva todo,
dejarlo para mañana, mentirse y mentir, en fin, a largo plazo sólo lograr que
los problemas engorden, crezcan, se hagan fuertes y contribuyan de hecho a la
infelicidad. Por el contrario existen quienes, como decimos en buen cubano, les
parten para arriba, los enfrentan, luchan contra ellos.
Cada problema debería convertirse en un objetivo priorizado
a resolver. De esta forma descubriríamos que, primero tenemos menos problemas
de lo que decimos o pensamos que tenemos, segundo, el intento o acción para
resolver los problemas, nos hace fuertes, nos inmuniza, al final nos permite
vivir con menos carga. A partir de mi
experiencia, lo de dejárselo todo a la suerte o a la vida, no trae muy buenos
resultados.
Recuerden, lo importante es el cerebro. JAJAJAJAJA.
Lecciones de los Maestros Zen para
ayudarte a lo largo del camino.
El Gran Maestro y el Guardián se dividían la administración de un Monasterio Zen. Cierto día, el Guardián murió y fue preciso substituirlo. El Gran Maestro reunió a todos los discípulos para escoger quién tendría la honra de trabajar directamente a su lado.
_ Voy a presentarles un problema, dijo el Gran Maestro, y aquél que lo resuelva primero, será el nuevo guardián del Templo.
Terminado su corto discurso, colocó un banquillo en el centro de la sala; encima estaba un florero de porcelana seguramente carísimo, con una rosa roja que lo decoraba.
_ Éste es el problema, dijo el Gran Maestro; resuélvanlo.
Los discípulos contemplaron perplejos el "problema", por lo que veían los diseños sofisticados y raros de la porcelana, la frescura y la elegancia de la flor.
¿Qué representaba aquello? ¿Qué hacer? ¿Cuál sería el enigma?
Pasó el tiempo sin que nadie atinase a hacer nada salvo contemplar el "problema", hasta que uno de los discípulos se levantó, miró al Maestro y a los alumnos, caminó resolutamente hasta el florero y lo tiró al suelo, destruyéndolo.
_ ¡Al fin alguien que lo hizo! - exclamó el Gran Maestro; ¡Empezaba a dudar de la formación que les hemos dado en todos estos años!
_ Usted es el nuevo guardián.
El Gran Maestro y el Guardián se dividían la administración de un Monasterio Zen. Cierto día, el Guardián murió y fue preciso substituirlo. El Gran Maestro reunió a todos los discípulos para escoger quién tendría la honra de trabajar directamente a su lado.
_ Voy a presentarles un problema, dijo el Gran Maestro, y aquél que lo resuelva primero, será el nuevo guardián del Templo.
Terminado su corto discurso, colocó un banquillo en el centro de la sala; encima estaba un florero de porcelana seguramente carísimo, con una rosa roja que lo decoraba.
_ Éste es el problema, dijo el Gran Maestro; resuélvanlo.
Los discípulos contemplaron perplejos el "problema", por lo que veían los diseños sofisticados y raros de la porcelana, la frescura y la elegancia de la flor.
¿Qué representaba aquello? ¿Qué hacer? ¿Cuál sería el enigma?
Pasó el tiempo sin que nadie atinase a hacer nada salvo contemplar el "problema", hasta que uno de los discípulos se levantó, miró al Maestro y a los alumnos, caminó resolutamente hasta el florero y lo tiró al suelo, destruyéndolo.
_ ¡Al fin alguien que lo hizo! - exclamó el Gran Maestro; ¡Empezaba a dudar de la formación que les hemos dado en todos estos años!
_ Usted es el nuevo guardián.
Al volver el alumno a su
lugar, el Gran Maestro explicó: _ Yo fui bien claro: dije que ustedes
estaban delante de un "problema". No importa cuán bello y
fascinante sea, un problema tiene que ser eliminado.
Un problema es un problema; puede ser un florero de porcelana muy caro, un lindo amor que ya no tiene sentido, un camino que precisa ser abandonado, por más que insistimos en recorrerlo porque nos trae confort... Solo existe una manera de lidiar con un problema, atacándolo de frente.
En esas horas, no se puede ser tentado por el lado fascinante que cualquier conflicto. Un problema, es un problema. No tiene caso tratar de "acomodarlo" y darle vueltas, si al fin y al cabo ya no es otra cosa más que "UN PROBLEMA".
¡No huyas de él... acaba con él!
Un problema es un problema; puede ser un florero de porcelana muy caro, un lindo amor que ya no tiene sentido, un camino que precisa ser abandonado, por más que insistimos en recorrerlo porque nos trae confort... Solo existe una manera de lidiar con un problema, atacándolo de frente.
En esas horas, no se puede ser tentado por el lado fascinante que cualquier conflicto. Un problema, es un problema. No tiene caso tratar de "acomodarlo" y darle vueltas, si al fin y al cabo ya no es otra cosa más que "UN PROBLEMA".
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