domingo, 3 de noviembre de 2013

Lincoln in.

No voy a decirles que Lincoln es la ciudad  más linda de los Estados Unidos, no diré mentiras, sin embargo, después de vivir en ella unos cuantos meses, puedo asegurar que tiene características y cosas que me gustan.


El Estado de Nebraska está situado justo en el medio del país, lo que hace que la naturaleza ofrezca a los que aquí viven 4 estaciones bien diferenciadas, cosa que en Cuba solo vimos en los libros de geografía, entonces, en verano hace un calor horrible, por encima de los 38 grados centígrados, en otoño los árboles mudan todas sus hojas y las depositan en la calle, en invierno caen varios pies de nieve y todo se congela y en primavera la ciudad se llena de un verde muy intenso en los árboles y césped y de muchas flores que aportan una infinidad de colores.


Lincoln es la capital de este Estado que tanto he nombrado, lo que le da cierta importancia como lugar, más allá de opiniones personales. Es una ciudad relativamente pequeña y organizada, por lo que nos ha sido fácil conocerla y vivirla. 

Su estructura basada en una cuadrícula cartesiana, es como la de una parte de La Habana, donde, a partir del cruce de dos ejes perpendicularmente, se edificó en cuatro zonas bien diferenciadas, o sea,  norte, sur, este y oeste, con calles paralelas en todos los sentidos. Mayor parecido aún, pues las calles se nombran con números y las que las cruzan con letras, permitiendo una rápida localización y/o ubicación. En sentido general resulta fácil llegar a cualquier lugar.

Salvando las grandes diferencias obvias, a mí se me parece mucho al Víbora Park de mi infancia, sobretodo, por las casas con jardines sin cercas, donde el césped no se interrumpe de una esquina a otra y todos los espacios están llenos de flores. Además frente a las casas, en los parterres, espacio que está entre las aceras y las calles, existen enormes árboles que embellecen, dan sombra y fresco, tal como en mi reparto cuando yo era pequeño. Recuerdo que una de las primeras labores de cada día de las amas de casa, incluyendo a mi abuela Mama Yuya, era barrer los jardines, las aceras e incluso parte de las calles, momento aprovechado para saludar, conversar y quizás chismear un poquito con la fresca de la mañana.

Hablo del Víbora Park de mi infancia, porque el de ahora se parece más a la cárcel “Combinado del Este”. En todas las casas, quizás como un intento de protección o diferenciación, se han levantado cercas y muros en los frentes y costados. Con gusto o no, con recursos o casi sin ellos, lo cierto es que hoy son pocas las casas que no  tienen una de esas estructuras de hierro o cemento, o ambos inclusive. Las cercas, las cabillas, los hierros y los muros de cemento se han ido convirtiendo en algo normal y necesario. Ni hablar de los árboles que daban sombra y fresco, casi todos se han ido cayendo o han sido tumbados por los vecinos, por lo que la vista general es bastante triste para los que allí crecimos. Sin mencionar la “humanitaria” idea de sembrar o meter en cada esquina un edificio de microbrigada, que nada tienen que ver con la estructura con que se concibió el reparto.


Lincoln es un lugar lleno de parques. Como existe tanto espacio, no se camina mucho para encontrar un parque y otro y otro. Los de aquí aman la primavera, el verano y la naturaleza y tan pronto sale el primer rayo de Sol que calienta un poquito, todo el mundo va a la calle a caminar, correr, pasear, montar bicicletas, etc., período además aprovechado para despojarse de la mayor cantidad de ropa posible, por lo que es común ver a las personas en short, camisetas, sin camisa e incluso sin zapatos caminando por las calles, aceras y parques. Lo que a mí me gusta enormemente, pues tiene que ver mucho con mi estilo de vida. En sentido general la población es bastante sencilla, según nos han contado, puedes tener al lado tuyo a una persona de mucho dinero y nunca te enteras si no ves sus tarjetas de crédito, porque está tomándose un cafecito, sin guardaespaldas, con un jeans y una camisita o pullover de mangas cortas.

Es una ciudad tranquila. Es común ver a personas solas, incluyendo mujeres de todas las edades, que salen a caminar o pasear sus perros después de la media noche, no importa si hace calor o está nevando, sin escoltas, sin armas, evidentemente sin miedo. ¿Armas? Esa imagen, por suerte, parece que la dejamos en República Dominicana. Las personas generalmente paran sus carros para darle el paso a alguien que viene a pie o para permitir que otro carro salga o se incorpore. Martica y yo un día mientras caminábamos, nos cruzamos con la esposa del Gobernador del Estado de Nebraska, que estaba paseando a sus perritos por la acera frente a su casa y para nuestro asombro la señora no solo nos saludó muy agradablemente, sino que nos hizo un chiste relacionado con los perritos que nos habían caído atrás. ¿La esposa del Gobernador? Pues sí, la mismísima esposa del tipo.

Según los que aquí viven, Lincoln es considerada una ciudad alegre, dicen que una de las más alegres de la Unión. No sé de dónde sale esto, pero lo cierto es que las personas sonríen siempre, saludan en la calle aunque no te conozcan, incluso de un carro a otro. Todo el mundo te da las gracias por entrar a su establecimiento, negocio o sencillamente puesto de trabajo y todo el mundo te despide con una enorme sonrisa y el deseo de que tengas un buen día, desde el gran supermercado hasta la pequeña tienda de una gasolinera. Es un lugar de muchos jóvenes, sobretodo de muchas muchachas, porque radica aquí la Universidad Central del Estado de Nebraska, lo que garantiza la alegría, el movimiento, un poco de desorden “sano” y también la buena vista.

Lincoln posee un down town o centro precioso para mi gusto, es casi encantador, pues casi todas las construcciones, bares, oficinas, hoteles, tiendas, etc., son de ladrillos a vista de un rojo muy intenso, lo que le da cierto aire de antigüedad y autenticidad. Muchas casas, también de ladrillos o piedras, poseen esos lindos techos a dos aguas y balcones, que a mí me recuerdan la maravillosa casa que está en 5ta Avenida a mano derecha cuando uno sale del túnel de Malecón, que durante muchos años estuvo destruyéndose y que creo que antes de irme la comenzaban a restaurar. Entre árboles, casas de ladrillos con jardines y techos a dos aguas, grandes parques, anchas calles, etc., a mí me da la sensación de estar dentro de una película, americana por supuesto.

No es un lugar caro. Tengo la referencia de dos lugares más en los Estados Unidos. Uno es Miami, Florida y el otro es San Antonio, Texas, y de seguro la vida en Lincoln en cuanto a gastos necesarios, o sea, casa, electricidad, gas, agua, etc., es más barata. Digamos, un cuarto nada grande con un baño en una zona de Miami donde no te maten, cuesta hoy no menos de 600 dólares; un apartamento de un cuarto en un buen residencial en San Antonio cuesta más de 700 dólares. Nosotros en Lincoln por un buen apartamento de dos habitaciones, sala, comedor, cocina y un baño, todo grande, y en una muy buena zona,  en la intercepción de dos calles principales, pagamos 495 dólares mensualmente, lo que incluye además toda el agua que queramos gastar y el servicio de recogida de basura. Acabo de hablar con Ana Vilma hace unas horas y hablando de lo que estábamos viviendo, le comenté que hoy en la mañana acababa de pagar 10 dólares por cogerle un ponche a una goma, lo que me pareció una suma un poco elevada y ella sonriendo me contó que la semana pasada en su cercana Hialeah había pagado 15 dólares sin impuestos por la misma operación.

Lincoln es una ciudad americana, por lo que se habla inglés todo el tiempo y en todos los lugares. Existen emigrantes como en todos los lugares de la Unión: mexicanos,  algunos europeos, vietnamitas, tailandeses, africanos, y por supuesto, cubanos, pero como grupo ninguno tiene gran fuerza, por lo que aquello de imponer un idioma está bien lejos de suceder. Todos los que aquí viven, si quieren insertarse en la sociedad, tienen que meterle al inglés inevitablemente. Algunos mejor, otros peor, pero inglés,  por lo que la idea de medio inglés y medio español a la misma vez, que a veces se descubre en Miami, aquí no existe.

De hospitales para qué hablar, ya hice el cuento de mi operación de corazón, sencillamente hoteles 5 estrella plus. Última tecnología, atención inmejorable. Tiendas y negocios para comer y tomar, no alcanzaría una vida para visitarlos todos

En resumen, de tener vida y seguir la vida como va, es muy difícil que por el momento me mueva de este lugar, porque sencillamente me gusta, me muevo bien dentro de él, es un sitio lindo y sobretodo muy tranquilo. Estaré aquí porque tal como dice la letra de una de las canciones de la genial película cubana Habana Blues,
en un alma peregrina
no existe ciudadanía
la bandera es un dilema, la patria y la geografía
donde quiera que me encuentre
yo siento que es tierra mía.




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