Tal como dije en mí escrito del 6 de
febrero, a la verdad es que esto es una “maravilla”.
Sigo padeciendo o al menos experimentando los
inconvenientes de obtener mi residencia permanente, la que me toca. Aunque
parezca mentira, los errores y los problemas, no han terminado aún, porque no
han sido lo suficientemente complicados como para que me quite la vida o pare
directamente en la oficina de un terapeuta. JAJAJAJA
Soy yo, el mismo, no me pasa nada. Es sólo que estoy saliendo de un catarro que me ha tenido estos últimos cuatro días muy mal. |
Les cuento no para que sufran, sino para
que conozcan, y si en algún momento, los que no están aquí, deciden llegar,
sepan a lo que también se pueden exponer. Nada es perfecto y para demostrarlo,
cada mes escogen a un tipo, a un saquito de sal y los burócratas se vengan de
todas las críticas que reciben y han recibido. Como mi amiga Normita no está
aquí, pues de estar seguro le hubiera tocado a ella, entonces el monitor del
cuento soy yo.
Nos habíamos quedado que desde hace 9
meses espero mi residencia, la cual había regresado para que arreglaran un
error que trajo, confío en que esto sea perfectamente entendible para ustedes.
Después, frente a la preocupante demora, realizamos varias llamadas a las
oficinas encargadas y logramos saber que ya me la habían arreglado y que muy
oportunamente la habían enviado para Laredo, Texas, lugar por dónde entré a
Estados Unidos, pero que no me preocupara porque ellos me la enviarían y el
trámite sería felizmente concluido. Laredo, Texas?????????????
Más preocupado por el envío y por la mayor
demora, mi hijo Jonathan comenzó a explorar el camino. Me dijo, _ déjame, yo me
encargo. Esta frase sólo se ve hoy día en las mejores películas cuando se trata
de matar a alguien, robar en un banco, tumbarle la novia a alguien, etc, así que yo le
dejé el camino libre y como buen subordinado, le respondí, _ encárgate.
Jonathan, como conoce los mecanismos porque en su trabajo hace algo
parecido, primero pidió hablar con una persona de atención al cliente en inglés.
No me mal interpreten, no existen problemas con otros idiomas, pero ya saben,
los hispanos, los que no hablan bien ni el inglés, ni el español, los que
hablan el español que les enseñó su abuelita en la casa cuando le leía los
cuentos para dormir, etc. No hay problemas, pero las consecuencias pueden, sólo
digo pueden, ser un poco más funestas.
Como es típico, ésta persona de atención
al cliente aunque en inglés, casi nunca resuelve nada. A veces a mí me parece
que la pone como primera barrera para entretener al cliente, que se aburra y no
llame más o darle tiempo a los que están en la segunda línea a buscar la
respuesta, lo cierto es que sólo reciben tu información y baste que media coma
no coincida con el protocolo que ellos tienen, cosa que pasa en el 99,9999 por
ciento de los casos, la película termina con ellos trabada y te tienen que
transferir a un supervisor.
Pues a esa persona Jonathan no sólo le
habló en inglés, sino que se le mostró incómodo, o sea, en buen cubano trató de subirle la parada, porque según los libros ésta
posición a veces funciona. JAJAJAJA. De nuevo el cuento completo, pregunticas
medias tontas para aclarar algo y final, esa segunda línea, o sea, el
supervisor, no podía resolver nada, el asunto se le escapaba de las manos.
Recomendación, tiene usted que hablar con un oficial, alguien que está
en una tercera línea. Esto se parece a un juego de fútbol para los que conozcan
del tema, lo único que cuesta trabajo es encontrar la portería donde se tiene
que meter el gol.
Demasiada suerte para el mismo día, las
llamadas se cían, los teléfonos estaban ocupados, etc. Nunca desánimo, esa opción no existe, pues como saben somos descendientes de mambises.
Nuevo día. Nuevas llamadas. Jonathan
formulando el disgusto como cliente que, según los libros, funciona, JAJAJAJA.
Otra respuesta de primera línea, solicitud sin mucho rodeo para ir a parar
directamente a la tercera línea, o sea, telefónicamente frente al oficial. Aparición
del oficial e ideas en el idioma de Shakespeare, al final, apareció la solución
al caso de mi residencia permanente y con esto se da por terminada la historia,
en pocos días recibiría una carta orientándome lo que tenía que hacer.
En efecto, sin falta, a los pocos días la
carta me llegó. De una forma extremadamente sincera, ellos detallan lo que ha pasado
con mi residencia, cosa que ya hasta ustedes saben y reconocen que ha habido un error administrativo, o lo que es lo
mismo “an administrative error” y que para darle solución de una vez y para siempre, yo tengo
que volver a hacer el trámite de nuevo, o sea, enviar los papeles tal como los envié
la primera vez que apliqué.
??????????????????????????
Así quedaré, no lo duden, si este temita de la residencia no se acaba de resolver pronto. |
No existen más líneas a las que llamar, no
existen más trámites a los que recurrir. Evidentemente no existe, al menos en este caso portería para meter el gol. Ellos se disculpan como siempre, recuerden lo de lo siento, lo siento, lo siento, reconocen lo del
error, y me orientan que si quiero la residencia tengo que volver a aplicar a
ella. Yo lamento que no esté aquí mi amiga Normita, porque hubiera sido mejor
que le pasara a ella. JAJAJAJA.
Entonces, qué creen que tengo que hacer? Ahora lo que viene es en gritos, No es que quiera la residencia, sino que tengo que tener la residencia para vivir aquí.
Pues nada, más claro ni el agua, tengo que volver a aplicar y todo este tiempo
ha pasado por gusto en cuanto al asunto residencia se refiere, porque a la
verdad es que he comido algún que otro helado en este mismo tiempo de espera.
Les recuerdo además que mi licencia de
conducción sigue vencida y seguirá vencida porque hasta que no me llegue el
plástico de mi “Green Card”, no me pueden renovar mi licencia
de conducción. He dejado entonces de jugar a la Lotería, porque si me la gano, tampoco
podré cobrarla. JAJAJAJAJA
No hay comentarios:
Publicar un comentario