Al ser cubano y estar vivo mentalmente a la luz de todos los
últimos acontecimientos que han sucedido en la “isla encantada”, es de suponer
que tenga muchas cosas sobre las que escribir, que no sea precisamente sobre una
de las estaciones del año en Lincoln.
Es cierto, los acontecimientos fueron importantes, muchas
personas dentro de Cuba y fuera de ella, de todas las tendencias políticas e
ideológicas que existen, han dado su opinión. Algunas acertadas y valientes para
mi gusto, otras sencillamente desastrosas, groseras, grotescas, humillantes, estúpidas,
vulgares, demenciales, etc., sin embargo no me dejaré llevar por el impulso
pues ya soy maduro y escribiré sobre la primavera porque ella es más concreta y
también importante. Ella más que todo significa para mí el FUTURO del que tanto
y bien habló mí Presidente.
Hemos venido saliendo poco a poco del invierno. Las
temperaturas han comenzado a subir paulatinamente, aunque no tanto como se
supone.
Cuando se viene de temperaturas tan bajas como las que hemos
tenido este invierno, estos 3 grados Celsius se agradecen y uno llega incluso a
pensar - decir que ya no hace frío.
Lo cierto es que esta primavera ha comenzado extraña, llueve
como dicen los libros, pero de pronto cae un poquito de nieve e incluso
granizo, lo que dice que por encima de nuestras cabezas sigue viviendo el
invierno.
Mis compañeros me aseguran que han visto caer 5 pulgadas de
nieve en abril e incluso en mayo y según Martica, yo no lo recuerdo, el año en
que me operé del corazón nevó la semana antes de mi cirugía y el día que me
operé a finales de mayo, hizo un tremendo frío, así que estamos viviendo la
primavera de Nebraska, donde al parecer cualquier cosa puede pasar.
Lo cierto es que la ciudad se empieza a poner linda, los
árboles que hasta ahora estaban totalmente pelados, comienzas a llenarse de
hojas y flores, a veces de forma tan rápida que pasas en la mañana y el árbol tiene
una forma y cuando regresas por la tarde tiene otra. Las ardillas que hasta
ahora se veían poco, pues sólo salían para buscar comida, ahora andan como
locas de un lado para otro, al parecer tratando de aparearse, tanto se ven que
hay que tener cuidado sobre todo con los carros, porque las puedes aplastar
cuando ellas tratan de cruzar de una acera a otra.
Empiezan las personas a arreglar los jardines y a trasplantar
las flores o bulbos que sobre estos días se venden en todas las tiendas y
supermercados de la ciudad. Evidentemente la gente aquí siente el placer de
arreglar los jardines y parques, lo que me recuerda al Víbora Park de mi
infancia y sobre todo a mi abuela Mamá Yuya, con su dedicación diaria y laboriosidad
en su jardín, aquel pedazo de tierra que presidía la casa donde crecí, donde se
competía con los vecinos por la mayor belleza.
Recuerdo sobre todo los helechos
y las matas de croto que casi todo el mundo tenía por aquellos años. Martica
recuerda lo mismo de su mamá por lo que me atrevería a decir que al igual que
en Lincoln, había una cultura y amor por los jardines, las flores y las plantas
ornamentales, por lo que para emular con todo aquellos años lindos de nuestra
infancia, hoy tenemos, a partir de la genialidad de mi mujer, el apartamento
donde vivimos llenos de matas.
El clima debe irse estabilizando en camino al verano,
entonces llegará el calor, tanto o más que el que hace en nuestra Cuba y con él
los impresionantes colores de la naturaleza en nuestra ciudad.
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