Me sigo negando a
pensar que los cubanos somos un pueblo de mierda, muy diferentes al resto de los
pueblos del mundo y que somos incapaces de luchar y defender nuestras ideas. Me
sigo negando a pensar que nunca llegará el día en que, más allá de gobiernos y partidos,
tengamos una vida digna conseguida con nuestro trabajo. No quiero aceptar que
las condiciones que hoy imperan en Cuba, a pesar de los muchos años que ya
llevan de existencia y pudieran parecer normales, serán eternas.
Las preguntas siempre
son las mismas, hasta cuándo y por qué. Y para esas preguntas puede haber miles
y miles de respuestas.
Yo, como un por ciento
muy alto de los emigrantes mundiales, sigo conectado con mi origen. Soy feliz
en Estados Unidos lugar donde siempre quise vivir, a pesar de los problemas que
existen, muchos de ellos innegables, agradezco diaria e infinitamente a este
país por haberme permitido… Vivo aquí con nieve, con frío, teniendo que hablar
inglés y me siento super satisfecho. Soy feliz. Sin desdorar a otros países y
respetando la opinión de todo el mundo, pienso que éste es el mejor país para
vivir de todo el mundo. No existe otro igual. No obstante, no puedo desprenderme
de Cuba totalmente.
Soy cubano, me gusta
discutir, hablo alto, soy apasionado y muy expresivo, me gusta el café fuerte, a
pesar del rock, los tambores, las claves, la rumba, la conga me hacen mover el
cuerpo, soy fanático a meter el pan en una cazuela y enchumbarlo de grasa y disfruto,
violando todos los protocolos culinarios, robándome las papas que se están
friendo en un sartén. Amo la arquitectura cubana, sobre todo la colonial y me
mata la entrada de la Bahía de la Habana con sus cuatro fortalezas, estructura única
en el mundo colonial español.
Podría vivir encantadamente en cualquiera de
ellas, frente al mar, controlando los barcos que entran y salen de la bahía,
aunque hoy tuviera poco trabajo. Soy cubano y tengo a la mitad de mi familia en
Cuba. Familia de verdad, buena, de esas que todo el mundo quisiera tener. Soy
cubano y dejé allí a mis amigos, buenos, de esos que viven sobre el estrecho
límite fronterizo de ser familia también.
Entonces pienso en Cuba
y lo que en ella está pasando. Tengo mis ideas, que, como me gusta compartir,
las dejaré escritas aquí, a lo mejor un día mis nietos las lean y digan,
Coñooooo, nuestro abuelo estaba escapaooo y se reirán, sería esa la mejor
recompensa. Sé que lo dirán en español, a lo mejor medio cómico, porque sé que
sus padres harán el esfuerzo para que no olviden el idioma de sus orígenes.
Tengo dos ideas para
terminar esta larga serie de escritos a la cual le he puesto no casualmente Conquistas
Cubana. Ideas que un poco pueden explicar, junto a otras miles, la realidad que
existe. ¿Qué nos ha pasado como pueblo entero?, ¿Por qué hemos resistido tanto?,
¿Por qué no salimos de una vez a cambiar, para bien o para mal siempre es un
riesgo, pero cambiar, nuestra realidad? Si
algunos de ustedes se animan a enviarme las suyas, las puedo publicar en mi
blog y podremos hacer, quizás, un manual de procedimientos. Nadie sabe.
Existen dos macro ideas
que pudieran explicar y que para mí están muy relacionadas. Una es la democracia
y libertad individual y el juego entre estas dos categorías. La otra, ya lo
dijo Lincoln y retomo hoy, “… No se puede formar el carácter y el valor
mediante la eliminación de la iniciativa e independencia de las personas. No se
puede ayudar a las personas de forma permanente haciendo por ellos lo que ellos
pueden y deben hacer por sí mismos”.
Más allá de la
definición de democracia que todos repetimos como papagayos, en realidad a
veces sin conocerla a fondo o entenderla, el asunto está en entender cómo se
ejecuta y funciona y para qué sirve. La democracia no es un concepto abstracto,
por el contrario, es una cultura que llega e influye en cada uno de los
ciudadanos de un país, no importa si eres un médico, un senador o el tipo que
recoge la basura en un barrio. No sólo la democracia, sino el conocimiento y ejercicio
de la libertad individual, o sea, de cada libertad individual.
Revisemos un ejemplo de
nuestra historia ampliamente conocido, al menos por los cubanos.
10 de marzo de
1953. Batista encabezó golpe de estado contra el presidente constitucional Prío
Socarras. Victoria. Batista de sargento a general y presidente. Conmoción en la
sociedad cubana acostumbrada a la vida dentro de una república. Golpe de estado,
acto más violento contra la democracia desde que se fundó la República en 1902.
Descontento en la sociedad civil. 26 de julio del mismo año, grupo de jóvenes,
sin preparación militar y mal armados atacan dos cuarteles militares en la
provincia Oriente. Muertos de ambos lados. Acción militar gran fracaso. Presos,
torturados, asesinados. Fidel Castro, líder del movimiento y un grupo de
jóvenes sobrevivientes, días después, fueron capturados vivos.
Juicio. Fidel, de
acuerdo a las leyes exigió defenderse él mismo, se le concedió, era abogado,
los otros detenidos tuvieron abogados defensores independientes. Presión
popular, periodistas, fotógrafos. Defensa de Fidel. Comenzaba a hacerse conocido.
Larguísimo discurso como defensa. Se declaraba no culpable porque se reconocía
con derecho a hacer lo que hizo. Frente
a los representantes del poder, políticos, militares, jueces, criticó condiciones
de vida en Cuba, la corrupción, el hambre, la miseria, las torturas y asesinatos
y para colmo se dio el lujo de anunciar sus planes para el futuro. Final del
juicio. Condena en prisión.
Prisión. No
cadenas ni trabajo forzado. Buenas camas, buena comida, tabacos, libros,
grandes sesiones de lectura y clases políticas e ideológicas a los integrantes
del grupo y otros presos que se sumaron. Presión de parte de la sociedad civil.
15 de mayo de 1955, Batista, ya dictador declarado, acepta una amnistía y los
presos fueron puestos en libertad. Salieron sanos, gordos y alegres. Para los
sobrevivientes, esto fue su primera victoria, se abría el camino a la fama.
¿Hubiera sido más fácil
meterle un tiro a Fidel y salir del asunto? Si, a lo mejor Batista tuvo esos
deseos, pero fueron cogidos vivos, la opinión pública presionó, la prensa, etc.,
entonces tuvieron que hacer un juicio. Todavía existían garantías. Hubo un
tribunal, defensa, periodistas, fotos, hubo una sanción de acuerdo a las leyes
porque Batista no era el dueño de todos los poderes en Cuba y en 1953 todavía
funcionaba la Constitución y leyes. El poder judicial, defectuoso, era
independiente del poder ejecutivo y del poder legislativo.
Increíblemente después
de haber formado la desagradable, haber atacado dos cuarteles, de haber matado
soldados, etc., los jóvenes sobrevivientes fueron sancionados a vivir, los
delitos no alcanzaban para la pena de muerte y más increíblemente fueron
puestos en libertad en menos de dos años. Viva la democracia.
Los cubanos que pueden
explicarnos estas cosas, o sea, no si había comida o no, cuánto costaba una
cerveza o la maravillosa vida nocturna en los cabarets y bares, sino cómo
funcionaba la democracia y la libertad cubanas antes de 1959 han muerto o están
hoy muy viejos, ya no pueden o quieren recordar. El resto, la gran mayoría, nacimos
después del triunfo revolucionario y encontramos un panorama bien distinto, leímos
en libros una historia que está por reescribir y vivimos el resultado de diseños
y ajustes a conveniencias.
¿Tiene Cuba una estructura
de gobierno democrática? Si, no nos quede dudas y no nos equivoquemos. Todas
las funciones responden a la estructura de un país moderno, pero también tenemos
un Partido Comunista, único partido, donde militan los que forman parte de esa estructura
democrática. En Cuba, primero se tiene que ser buen militante ideológico y
entonces después, sólo después, cumplir con una función administrativa, profesional
o sencillamente laboral. De esta relación entre partido comunista y administración
de gobierno y de la subordinación de la segunda al primero, existen millones de
historias que alargarían innecesariamente este escrito, pero lo cierto es que
poco a poco, primero en silencio, luego en franca declaración, así se actuaba y
actúa.
Para colmo durante muchos
años, tantos como para crear una sólida tradición, Fidel Castro fue durante
toda su vida el máximo líder de todas las estructuras. Fue el presidente del
gobierno, el jefe del Consejo de Estado y de Ministros y al mismo tiempo el
primer secretario inamovible del Partido Comunista, acompañado por su hermano
Raúl que, además de ser siempre su segundo en todo, no se cansó de decir que
nunca contradeciría una decisión de su hermano mayor fuera ésta la que fuera.
Sabiendo que en los
países socialistas las decisiones primero son políticas e ideológicas y que a
ellas se subordinan todas las demás, buenas o malas, entonces el cuadro está
hecho. La democracia al estilo tradicional comienza a temblar y se sustituye
por algo llamado centralismo democrático, donde pienses lo que pienses, estés
de acuerdo o no, te guste o no, tienes que acatar el mandamiento de la mayoría,
en la mayoría de los casos comprada, convencida incluso chantajeada por el
poder o corres el peligro de caer inmediatamente en la posición de oposición.
El estado socialista,
sin que nadie se lo pida se nombra padre de todos los ciudadanos, es el máximo
responsable de todos y cada uno de los aspectos de la vida. El hombre, ridícula
mentira, recibirá todo lo que necesita y aún más, para vivir, a cambio si
quiere de trabajar bien, incluso sin tener que trabajar o hacer nada.
El gobierno en el
socialismo se compromete en garantizar todo, incluso, como en el caso de Cuba,
sin tener realmente cómo, por lo que por ese camino se llega muy rápido a la
insatisfacción, pobreza y en los casos más extremos, miseria. La justicia se
convierte muy rápido en injusticia en la misma media que somos igualados en
nuestros derechos, independientemente de nuestros deberes, actuaciones, funciones
y logros. Da lo mismo trabajes bien, sobre cumplas, te esfuerces, tu salario es
igual al que hace la mitad y a ambos le toca un pan diario y un paquetico de
café cada 15 días. No importa que seas cirujano, científico, tienes que ir a la
construcción porque es allí donde se forjan los verdaderos revolucionarios,
aunque después tus manos jamás puedan operar un ojo o un corazón.
En el socialismo
internacional, donde Cuba no es una excepción, el gobierno maneja sus asuntos y
al pueblo como una granja de cerdos.
Yo, el propietario, sé qué pueden comer mis
cerdos, me las arreglo para darles una mezcla que los engorde, sé cuándo tengo
que suministrarles medicamentos y qué tipos de medicinas les convienen. Soy yo
el que conozco cuándo tengo que echarle agua y bañarlos y decido cuál cerdo está
más gordo, por lo que tiene que comer menos y cuál más flaco, por lo que tengo
que reforzarle la dieta momentáneamente. Soy yo quien decide a qué puerca tengo
que preñar para convertirla en mamá y cuál cerdo tengo que reservar como
berraco. Al final soy yo el que escoge para vender o para matar. A cambio de
qué, bueno, que los puercos se porten bien, no griten mucho, engorden, me dejen
dormir tranquilo y que se dejen matar con facilidad.
Los puercos se
acostumbran. Son felices, engordan equilibrados mentalmente y no se preocupan
por más nada, al principio, pero con el tiempo, ya gordos y sanos, quieren más,
quieren salir a caminar libremente, quieren conocer a otros animales, quieren
poder cantar o patinar y ahí empieza el conflicto, donde yo, el dueño, termino
por reprimir, recortar el agua y la comida, esconder los patines, etc. El puerco
que me moleste mucho, lo convierto en jamón rápidamente.
Eso ha pasado en Cuba.
Crecimos escuchando que el gobierno se encargará, algo así como lo que los religiosos
dicen, no te preocupes Dios proveerá y entonces dejamos a un Dios que no vemos
la responsabilidad de conseguir todo. Nuestra función es esperar pacientemente.
Es mentira aquello de
la democracia y libertad individual cubana, no las conocemos. Nuestros dos primeros
presidentes, Fidel y luego Raúl, porque del actual presidente es mejor no
hablar mucho, siempre fueron jueces y parte. ¿Cuándo Fidel pensaba y actuaba
como presidente del partido y cuándo actuaba como presidente del gobierno? ¿Puede
una persona desdoblarse constantemente para lograr pensamientos y actuaciones
de intereses que pudieran ser tan diferentes?, ¿Cuándo Raúl pudo decirle a su
hermano, ojo, estás apretando, no te apoyo en eso?
Súmesele que, en el
caso cubano, la revolución inicial y luego durante muchos años de gobierno el
proceso fue marcadamente fidelista, o sea, las personas comenzaron a seguir
fanáticamente a un líder, comenzaron a adorar a una imagen, comenzaron a
confiar ciegamente, apenas sin pensar, menos cuestionando algo hasta la idea
más loca o el chiste más pesado de esa figura. A Raúl, si somos sinceros, no se
lo tragaba nadie, Raúl siempre fue la más cercana absurda consecuencia de
Fidel.
El líder y al mismo
tiempo vedette y celebridad adquirió categoría de Dios, por lo que, a partir de
ahí mismo, ya no valía el gobierno, ni la estructura, menos la constitución,
las leyes, los objetivos económicos, sociales, políticos, etc. Todo tuvo un
nombre, todo tuvo una dirección, todo tuvo un fin, Fidel y lo que él decía que
era bueno para nosotros.
Pudiera parecer no
cierto, pero lo de la libertad individual como todo fin humano, es cuestionable
en el caso cubano. Hemos cambiado la libertad, digamos por cosas como la
seguridad, aunque a la vista hoy esa seguridad sea incierta.
Existen personas que,
por costumbre, por miedo, por acomodamiento, prefieren digamos una prometida
seguridad económica, antes de que la libertad individual. En la libertad tu
vida depende de ti, tus logros no se los puedes exigir a nadie, la libertad
garantiza sólo un mínimo de cosas, lo otro va por cada uno de los individuos.
La seguridad, incluso cuando solo es una imagen inexistente, te acostumbra a
esperar, solo tienes que tener paciencia, un día llegará lo que necesitas y si
no es exacto lo que llega, pues otra cosa llegará para resolver. En la
seguridad la responsabilidad es del gobierno, de la estructura y a ella se le
exige.
Es cierto que la
revolución en sus primeros años beneficio a muchos y en busca de compromiso y
apoyo, les creó la imagen de que ese beneficio sería eterno. Luego poco a poco
fue escondiendo los patines y todavía hoy muchas personas allí están esperando
por la seguridad que se prometió en la década del 60. Para muchos es mejor no
hacer nada. Tal como el gobierno nacionalizó hasta el más pequeño negocito, ahora
él es el responsable de darnos hasta el último grano de sal.
La historia siempre
provee buenos ejemplos.
Carlos Manuel de Céspedes,
abogado, hacendado, hombre de letras, el 10 de octubre de 1968 en Cuba, liberó
a los pocos esclavos que tenía. Los reunió en el patio de su casa y les dijo:
_ Bueno queridos
negros, ya son libres, pueden irse.
Los recién
esclavos liberados se preguntaron: ¿Libresssss?, ¿Qué significa ser libres?, ¿Qué
vamos a hacer ahora? ¿Quién nos va a dar de comer? ¿Quién nos va a dar la ropa
para vestirnos? ¿Dónde vamos a dormir esta noche? ¿Quién nos sacará las muelas
cuando nos duelan?
Entonces Francisco,
el esclavo más destacado, le preguntó a Carlos:
_ ¿Y usted mí su
amo qué va a hacer?
Carlos ruborizado,
primero le dijo:
_ No me digas amo.
A lo que Pancho respondió
_ Si mi su amo.
Luego explicó que
se iría a la Revolución, que lucharía por la independencia, que acabaría con el
yugo del gobierno colonial español, que era la hora de conquistar las
libertades, etc., etc., etc.
Pancho lo miró, se
arrascó la cabeza y miró a sus compañeros. Los esclavos se miraron entre sí y
sin entender ni una palabra de las que Carlos había dicho, preguntaron:
_ ¿Hay comida allí?
Carlos que tampoco
era tan bobo y necesitaba apoyo, respondió:
_ Bueno algo se
resolverá, Dios proveerá.
Sólo bastó eso
para que los esclavos, que no podían entender la palabra libertad y menos
podían imaginar qué harían con ella, como se responsabilizarían con sus vidas a
partir de ese momento, pues siguieron a Carlos y entonces los libros de historia
recogen aquel acto como la definición patriótica e ideológica de los esclavos interesados
en desarrollar la lucha contra la dominación colonial. Acto de extremo valor,
dicen los libros, donde los esclavos recién liberados radicalizaron su
pensamiento ideológico.
Aunque el cuento pueda
parecer inexacto, a lo mejor el esclavo no se llamaba Francisco, sin José, es
eso mismo lo que está pasando en la Cuba de hoy. No sabemos los cubanos qué
vamos a hacer con nuestra libertad individual, no sabemos o peor tenemos miedo
a que eso nos llegue y preferimos, a pesar de que cada día, cada minuto se está
peor, depender más del papá gobierno. Es preferible tener un mal pan que llega
lo mismo a las 9 am, que, a las 9 pm, que pensar en que tengo que levantarme a
trabajar para comprar mi pan, aunque la promesa de que tendré muchos panes sea
tentadora.
Hay personas que
prefieren la seguridad, aunque no puedan demostrar exactamente esto qué
significa. La promesa de seguridad gana adeptos solo por la promesa, porque convence
a una gran parte del pueblo que prefiere esperar a que a lo mejor mañana las
cosas mejoraran.
El brinco al vacío o
sencillamente el querer cambiar lo que está sucediendo, inmoviliza y deja salir
la parte más noble de los dirigidos que comienzan a pensar a partir de que todo
puede cambiar mañana sin que hagamos nada, los de arriba, o sea, el gobierno
está trabajando, solo tenemos que darle, una vez más, quizás la vez número 15
456 789, un nuevo voto de confianza. No te desesperes recomiendan nuestras
abuelas, todo llegará, mientras tanto, miremos la telenovela.
En mí artículo anterior
dije que pensaba que no se habían leído a Lincoln, pero después de releerme hoy
pienso lo contrario. Se lo leyeron y aprendieron bien y entonces decidieron hacer
lo contrario.
Se preguntaron qué dijo
Lincoln que no se puede formar carácter y valor mediante la eliminación de la
iniciativa e independencia de las personas, entonces eliminemos la iniciativa e
independencia, formemos ciudadanos dependientes que esperen pacientemente por
lo que podamos darle y pidámosle que se muestren contentos. Formemos ciudadanos
que mantengan viva la promesa de que vivirán mejor, aunque todavía después de
60 años no les haya llegado. Formemos ciudadanos que incluso estando en
desacuerdo, prefieran no decirlo y que levanten su mano para votar por nuestra
propuesta, sin pensar mucho por lo que están votando.
Qué dijo Lincoln que no
se puede ayudar permanentemente a las personas haciendo por ellos lo que ellos
pueden y deben hacer por ellos mismos, pues digámosles a nuestros ciudadanos
que no tienen que hacer nada, que ellos han nacido sólo para recibir. El papá
gobierno, como todo buen papá está interesado en resolver todo, sólo que está
pasando por un mal momento. La propuesta hoy es resistir, cada cubano tiene
asignada una cuota de resistencia. La consigna es esperar, aunque no se tenga
definido qué tiempo. La consigna es solo no vas a poder, necesitas del papá
gobierno hasta para respirar, porque no tienes fuerzas en los pulmones para
inhalar y exhalar.
La estrategia es meter
miedo, crear imágenes irreales de lo que pasa en el exterior y lo que podrá pasar
en Cuba si a los cubanos se les ocurre intentar cambiar lo mínimo. El poder del
individuo no está en la democracia y la libertad, sino en el centralismo
democrático y el partico comunista único, que te dirá exactamente lo que tienes
que apoyar y hacer, para que no te desgastes mucho en pensar y evaluar. La solución
no está de abajo para arriba, o sea, cada individuo tiene su cuota de responsabilidad,
sino de arriba hacia abajo, donde los de abajo no tienen participación dinámica,
verdaderamente revolucionaria, solo tienen que tener PACIENCIA.
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