miércoles, 7 de agosto de 2019

Conquistas Cubanas. 2019. (Segunda Parte)

Mirando los acontecimientos en Puerto Rico, sucedidos en los últimos días de julio del 2019, donde unos cuantos cientos de personas, sin armas, sin guerra, sin reuniones, sin estrategias planificadas meses antes, sin tanta parafernalia, sin entrenamiento e injerencia extranjera, sin militares experimentados, en pocas horas fueron capaces de hacer renunciar al gobernador de la isla y con él, imagino, a parte o la totalidad de su gobierno, me viene a la cabeza una sola pregunta grande y de ella luego se amontonan miles de pequeñas preguntas que se relacionan con lo mismo y que incluso después de 60 años de preguntar y preguntar, aun resultan difíciles de responder, al menos de forma concluyente.

¿Qué nos ha pasado y nos pasa a los cubanos?

Resulta ya tradicional que siempre comparemos a Cuba con países y procesos que están totalmente alejados de nuestra realidad histórica de estos últimos años. Alguien nos acostumbró a la idea de analizar a Cuba a través de lo que pasaba en otros países y siempre resultan familiares las comparaciones de la pequeña isla, por ejemplo, con el gran monstruo de la América del Norte. Baste señalar que la isla de Cuba cabe casi 90 veces dentro de los Estados Unidos y que este último tiene casi 29 veces la población de la isla caribeña, para fácil concluir que más que una comparación, la idea puede resultar una locura.

Luego están los soñadores que, al no existir ya el campo socialista, que nos igualaba al menos a groso modo en ideología en idioma ruso, gustan de analizar la situación cubana a partir de Suecia, Suiza, Francia, etc., incluso Japón, de donde nunca he entendido qué se puede analizar de conjunto en estos países que pueda parecerse y que nos pueda ayudar a entender cómo estamos y qué es lo que pasa en nuestro país de origen.

Me parece mejor la comparación con América Latina, a la que desconocimos por muchos años y dentro de Latinoamérica mejor pudiera entenderse nuestra cultura, historia e idiosincrasia comparándonos con una isla como Puerto Rico. Casi la misma ubicación geográfica, la misma historia colonial, la misma metrópoli, muchas mismas luchas, el mismo gusto por la cerveza, la música, las fiestas, etc., y aquello de que mientras menos se trabaje y más desorganizado sea el proceso, mejor. Ambas islas pudieran ser reconocidas por el amor a la “gozadera”, lo que también cabe dentro de aquel poema escrito por la periodista y revolucionaria puertorriqueña Lola Rodríguez de Tío, cuyos restos descansan en paz, al menos eso pienso, en el Cementerio de Colón de La Habana, y su parte más conocida y repetida, aquella de:
Cuba y Puerto Rico son
de un pájaro las dos alas
reciben flores o balas
sobre el mismo corazón…

Puerto Rico, la llamada Isla del Encanto, con un no muy profundo interés independentista, identificado desde siempre por menos del 5% de su población, se separa de Cuba y del camino cubano, primero porque desde hace muchos años vive en un sistema democrático real, puede ser defectuoso, con errores, mejorable, pero democrático y, segundo, porque ese sistema democrático se da bajo un estatus especial en su relación con Estados Unidos.

Puerto Rico en vez de hacer la guerra al imperio, en vez de fajarse con él todos los días, en vez de estar todo el tiempo tratando de arañarlo y en déjame empujarte y empújame, cómodamente vive un poco de los muchos beneficios de la Unión. Los puertorriqueños son nacionalistas, aman su isla, siempre y cuando esto no signifique convertirse en una nación independiente, la mayoría disfruta de su estado libremente asociado con la potencia más importante del mundo actual.

Entonces cuando uno ve a personas aglomeradas en las calles, marchando varios días sin parar, con aquellas manifestaciones acompañadas de bailes y música, recordar que son caribeños, arriesgando hasta su integridad física, puede llegar a pensarse que los puertorriqueños viven mal y cansados de su mal vivir, prefieren morir para conquistar un mejor futuro. Ni idea tengo, nunca he estado allí, pero no nos dejemos impresionar por las imágenes, los puertorriqueños ni viven tal mal, ni quieren cambiar tanto.

¿Viven mal los puertorriqueños? He averiguado y como resultado de la publicación del Banco Mundial del 2018, Puerto Rico, exceptuando a Gran Caimán, es el país de mejor ingreso per cápita anual de toda América Latina y el Caribe. Veamos la información en dólares de alguno de los países más conocidos.

Puerto Rico
31,651.00
Uruguay
17,200.00
Chile
15,900.00
Panamá
15,500.00
Costa Rica
12,000.00
México
9,600.00
Brasil
8,900.00
Rep. Dominicana
7,600.00

Al parecer los puertorriqueños no viven tan mal si se comparan dentro del territorio donde están ubicados claro está. Siempre pueden existir inconformidades y deseos de mejorar, sobre todo si aparece la comparación con el per cápita de los norteamericanos puede ser frustrante, pues éste significa más del doble de la de los isleños, pero volveríamos a lo mismo, querer comparar a una pequeña isla caribeña con los Estados Unidos, únicamente se entendería como una broma, una locura o la idea teóricamente fantástica de ese más o menos 5% que ha votado por la independencia.

Los puertorriqueños no querían cambiar el sistema socio económico, no querían construir una sociedad donde emergiera el “famoso hombre nuevo”, no querían quitarle todo a los que tienen y entregárselo como regalo a los que no tienen, que como no sabrán qué hacer con eso, dejaran de tenerlo al poco tiempo, logrando con el paso del tiempo que nadie tenga nada. Los boricuas no estaban luchando por instaurar en su bella isla un sistema socialista o comunista o el nombre que se le quiera poner para lograr que las instituciones todas de todos tipos y sectores, queden paralizadas, improductivas, sin capacidad de maniobrar y apenas sobrevivir.

Los puertorriqueños no se han cuestionado el sistema democrático bajo el cual viven. Ellos, la mayoría estaba cansada de la burocracia, de funcionarios corruptos y ladrones que viven robando la mucha o poca riqueza del país siempre por encima del nivel del pueblo, de los ineptos e incapaces que ostentan cargos públicos solo para beneficio personal, de funcionarios que odian a la gente de abajo, de un gobierno que no es capaz de resolver los problemas más elementales de sus votantes, de funcionarios que visto simplemente traicionaron a aquellos que un día los apoyaron para que ejecutaran las leyes y las medidas en defensa de todos.

Los puertorriqueños se cansaron y ejerciendo esa democracia tan mencionada por los gobiernos, pues se lanzaron a la calle y exigieron que los ladrones e incapaces se fueran. No sólo lo exigieron, sino que lo lograron. Se dijeron, no nos vamos a retirar, no nos vamos a quedar en las casas, no vamos a ceder, todo terminará cuando el gobierno renuncie. No sólo se lo dijeron, sino que lo lograron.

No esperaron por nadie, no pidieron una intervención extranjera, no salieron a la calle disfrazados con caretas para no ser reconocidos. Salieron, gritaron, cantaron y no sólo lo hicieron, sino que lo lograron.

¿Entonces, son más valientes los puertorriqueños que los cubanos? ¿Viven los puertorriqueños en peores condiciones que los cubanos? ¿Estarían más cansados de las personas que integran su gobierno que lo que puede estar cansado el pueblo cubano de soportar un mismo aparataje de más de 60 años? ¿Los boricuas, que nacen con pasaporte norteamericano y todos los beneficios que esto trae y manejan el dólar americano como moneda única y legal viven en peores condiciones que el pueblo cubano?

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