miércoles, 31 de mayo de 2023

505.- “ …, el momento es de comprensión, solidaridad, como siempre, de resistencia”. Díaz Canel.

Sea Díaz Canel lo que sea. Sea el traductor de un poder superior, sea el representante de los verdaderos grupos de poder en Cuba, sea el escogido para prolongar el llamado socialismo cubano, que incluso ya de socialismo tiene poco, sea el escogido personal de Raúl, porque le gusta, porque confía en él, porque se siente cómodo y seguro o porque no tiene a más nadie para poner, hoy, el llamado presidente de Cuba es el mayor traidor de ese país, es el mayor traidor a ese pueblo, porque lo que significa y supone, es su buen papel de verdugo. Entonces, Díaz Canel, en primer lugar, no me canso de repetir tendrá que pagar, cosa que él debe saber. Habrá, un día, ojalá fuera mañana, que sea presentado frente a un tribunal, con todas las garantías, con todos los expertos y consultores, más todos los observadores del mundo, donde se le pida la pena de muerte.

Creo que hasta hace poco se podía pensar en una cadena perpetua, pero a como está el juego, la prisión de por vida, o sea, comida, atención médica, quizás TV y libros, visitas, etc., no lo hará pagar. Su traición a un pueblo se deberá pagar con la vida. ¿Se le hubiera perdonado la vida a Fulgencio Batista de haberlo agarrado vivo? No. De seguro, su juicio, convertido en gran circo, donde las masas pedirían “paredón”, tendría como fiscal acusador al mismísimo Fidel Castro. ¿Quién fue el verdadero acusador en el juicio militar preparado como obra teatral, con argumentos inventados, a Hubert Matos en octubre de 1959?

En varias ocasiones anteriores he escrito del significado que debe tener que este hombre haya dado una orden de combate contra el pueblo de Cuba que se manifestaba. Es sólo eso, no habría que buscar más, la mejor causa para la sanción. Orden de combate armado, con fuerzas especializadas, contra una parte de un pueblo desarmado, que no estaba en guerra. Una orden de combate, alentando y finalmente poniendo a cubanos a reprimir a cubanos. Una orden de combate que no tuvo el más mínimo respaldo de la justicia, sólo el poder brutalmente contra una población, que, es cierto, por momentos se muestra incoherente, permisiva, quizás confundida o vividora, pero que es noble.

Una población que ha empezado a protestar cada día más, pero que aún no está asesinando a policías y militares, no está quemando las industrias y los campos que existen, no está poniendo bombas en lugares públicos, no está asesinando por asesinar a otros cubanos, que ni tan siquiera exhibe un movimiento armado que ha comenzado a organizar la lucha. Una población que, después de aguantar callada e incluso apoyar por años a eso que aun, convenientemente, se le sigue llamando revolución, hoy, frente a la inmensidad de los problemas que tiene, sólo ha comenzado a dar muestras de su inconformidad.

Y claro, sé que puedo parecer intolerante, intransigente, violento, además sé que puedo parecer cómodo desde mi situación actual y algunos podrán preguntarse por qué no voy a Cuba a encabezar un movimiento violento. Eso lo sé y lo puedo asumir. Para muchos la justificación es entendible, o sea, tú te fuiste de Cuba, por tanto, no tienes derechos a pensar y menos a sugerir nada sobre ella.

Pero es que desconocemos la historia, José Martí el hombre más grande que se recoge en nuestra historia, que no estuvo exenta de otros muchos hombres grandes, casi no vivió en Cuba. Casi no la conoció caminándola. Espero que nadie piense que me estoy comparando con “El Apóstol”

Digresión forzosa. José Martí nació en enero 1853, fue un niño como todos los niños, nada de súper poderes. El 15 de enero de 1871, después de cumplir un brutal, pero corto presidio, salió deportado para Cádiz, España. Había vivido en Cuba con presidio y todo, 17 años, 11 meses y 13 días. Regresó a Cuba el 31 de agosto de 1878, fue puesto prisionero mientras almorzaba y deportado de nuevo el 25 de septiembre de 1879. En esa ocasión vivió sólo 1 año y 25 días. El 11 de abril de 1895 desembarca en Playitas después de un complicado viaje. El 19 de mayo de 1895 en un accidentado combate en Dos Ríos. Vivió en una pequeña parte de Cuba en esta última etapa 18 días. Por mi cuenta, Martí en sus 43 años y sus casi 4 meses de vida total, sólo vivió en Cuba, sumando todos los momentos, 19 años y 26 días, horas más, horas menos, una parte de ellos como niño y adolescente. ¿A alguien se le ocurriría decir que José Martí no podía haber hablado sobre Cuba?, ¿Alguien de cualquier tendencia política e ideológica incluso, se atrevería a desconocerlo? Entonces, parece ser que, no importa dónde se esté.

Ahora Díaz Canel vuelve a traicionar al pueblo cubano, dejándolo fuera nuevamente de las decisiones y participaciones para salvarse. Vuelve a traicionar al pueblo cubano cuando, con tal de salvarse y permanecer, tal como Fidel y Raúl, sus antecesores en esta tarea, entrega Cuba a un nuevo postor, a un nuevo socio comercial y todos sabemos o podemos imaginar por la historia, a un nuevo amo. Para los conocedores, ya lo dijo Mateo, 7:15-23 “Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos lo conoceréis”.

¿Los rusos de hoy vienen interesados en salvar al pueblo de Cuba o ese mismo pueblo es sólo una excusa para volver a penetrar en un territorio más que deseado?, ¿Los gobernantes cubanos, públicamente incapaces de resolver por sí mismos los gravísimos problemas actuales del pueblo, pero interesadísimo en mantenerse en el poder, realmente están pensando en su pueblo y quiere que se desarrolle por vías propias de forma estable a futuro o sigue siendo ese mismo pueblo la justificación para arrendar el país con acuerdos y promesas super preferenciales según cuentan los mismos implicados?

Ya sabemos que Titov es el oligarca, que significa más que millonario, encargado de conducir la nueva etapa de relaciones ruso – cubanas, donde es también sabido que representa los intereses, no del pueblo ruso, sino de ese grupo excomunista, millonario hoy, al cual Putin ha priorizado, al cual Putin pertenece y del cual Putin recibe beneficios.

Boris Titov, antiguo comunista, hoy multimillonario gracias a la mafiosa actuación de los comunistas rusos, responsable de guiar al gobierno cubano al progreso, sobre todo al progreso al estilo ruso

Leamos los intereses del grupo ruso que aún no se han conseguido, pero se van a conseguir. Ellos son parte de unas declaraciones de Titov a Interfax el 19 de mayo de 2023.

Pero también nos gustaría ver nuevas medidas. […] las preferencias fiscales, la política de personal independiente de los empleadores rusos en Cuba, incluido el derecho a la libre contratación y liberación de empleados, el acceso preferencial de las empresas rusas a la contratación pública de la República de Cuba (para una lista separada de bienes). Esperamos que en un futuro próximo se produzcan avances en estas cuestiones y todo el conjunto de preferencias quede consagrado por ley”

OJO.- Para no confundirnos con las declaraciones “oficiales”, donde dice “preferencias fiscales”, hay que leer, no pagar impuestos, o pagar menos. Donde dice “política de personal independiente”, quiere decir salirse del sistema actual en el que las empresas extranjeras contratan personal a través del intermediario estado cubano. El “derecho a la libre contratación y liberación de empleados”, quiere decir el libre despido, sin derechos para los trabajadores. Y finalmente, cuando dice “acceso preferencial a la contratación pública” quiere decir que el estado cubano contrate sólo o con preferencia con empresas rusas, garantizándoles así sus negocios. ¿Qué es esto? ¿Los antiguos políticos hermanos soviéticos, hoy capitalistas rusos, nos quieren de verdad o nos quieren ahogar definitivamente?

Nuevo equipo de "altos y laureados" científicos cubanos y rusos, lidereados
por Díaz Canel y Titov, que comenzaran a experimentar nuevamente
con el recurso Cuba

Y por supuesto, como los rusos no son bobos a nada y una vez más han engordado su deseo imperialista, de potencia mundial, jugándose una plaza a pocas millas de los Estados Unidos, descubriendo el rechazo absurdo verdadero de las autoridades cubanas a negociar definitivamente con Washington, exigen que todo esto “esté consagrado por la ley” No van a meter un centavo, si no están convencidos de que el gobierno cubano abre bien las nalgas y lo deja por escrito. ¿Qué fue lo que no nos gustó de la Enmienda Platt?

Boris Titov. ¿Tiene carita de bueno o al igual que Diaz Canel de "sin casa"?

¿Será Rusia, el mejor ejemplo, económico, político y social de los cambios a realizar para establecer una sociedad estable en camino al desarrollo? Según los especialistas en aquel país, no. Según dicen los expertos, la transición de la URSS a Rusia ha sido un desastre total. Entonces, ¿Cómo entender que se pongan todos los huevos en esa sola y exclusiva canasta?, ¿Es el pueblo o el dinero?

Para no repetir y repetir, les dejo un fragmento de una entrevista al profesor cubano Mauricio de Miranda. Profesor Titular de la Pontificia Universidad Javeriana de Cali, Colombia. En ella, donde se habla de Rusia y Cuba, se explica con claridad el problema. Fácil de entender.

Mientras se piensa de esta forma, con elementos claros, fáciles de comprobar, Díaz Canel, que mantiene un doble discurso, uno para los rusos, otros para el pueblo de Cuba, cuando le habla al segundo, afirma: “ … el momento es de comprensión, solidaridad, como siempre, de resistencia”.

Javier Roque (JR): Usted ha criticado este acuerdo por el riesgo que entraña de replicar un modelo de Estado mafioso como el ruso. ¿Por qué se le llama así? 

Mauricio de Miranda (MM): Porque en el caso ruso la transición al capitalismo se tradujo en la apropiación de una gran parte de la riqueza nacional, fundamentalmente empresas del Estado, por unas pocas manos privadas que tuvieron comportamientos mafiosos, poco transparentes, para adueñarse de ellas. Hablamos de miembros del KGB (Comité para la Seguridad del Estado), funcionarios del Partido Comunista y de los distintos gobiernos republicanos, territoriales y federales de la Unión Soviética; incluso de personas que durante los últimos años del régimen comunista se dedicaban a actividades ilícitas. 

Sería inadmisible, desde el punto de vista económico y político, hacer una cosa de esa naturaleza en Cuba. Una privatización así marginaría a la inmensa mayoría de la población cubana, cuyos ingresos apenas alcanzan para «mal sobrevivir».

JR: ¿Podría darse el caso?

MM: Sí. Cuba tiene empresas que ante la legislación comercial internacional son privadas, aunque en teoría no lo son. Si el día de mañana existe poca transparencia en estas cuestiones, los representantes legales pueden apropiarse de ellas, como pasó en Rusia.

JR: ¿Qué cree del hecho de que el gobierno busque recomendaciones económicas en el exterior y no en los especialistas cubanos? 

MM: Deja mucho que desear que el gobierno de un país con un capital intelectual inmenso, como el cubano, apele a un centro de un país extranjero cuya economía tampoco es que esté dentro de las que mejor funcionan en el mundo. La economía rusa se basa en sus abundantes recursos naturales, especialmente combustible. En materia tecnológica destaca en los campos militar y aeroespacial. Ni la estructura económica, ni la dotación de recursos, ni la tradición cultural acercan los casos de Rusia y Cuba. 

Además, eso es un insulto a los economistas cubanos y a todas las personas que están involucradas en pensar la transformación económica del país, incluyendo las universidades, que tienen centros de investigación y grupos de profesionales muy capaces y comprometidos con la realidad del país, que lo único que necesitan es que les permitan decir con toda libertad lo que opinan sobre la situación del país y los caminos para salir de la crisis. Y con esto no me refiero solo a los economistas que residen en el país, sino a muchos de los que vivimos fuera. Por eso seguimos pensando y diciendo, aunque no se nos escuche. 

También debo decir que me resulta llamativo que el gobierno y los medios cubanos no divulgaran la noticia con el nivel de profundidad con que lo hicieron los medios rusos, sobre todo Sputnik. Creo que sabían el mal impacto que iba a tener en el país. 

JR: Boris Titov, presidente del Consejo de Negocios Cuba-Rusia, ha dicho que el objetivo de su país es ayudar a Cuba a desarrollar reformas económicas que involucran al sector privado. ¿Qué tipo de recomendaciones cabría esperar en este sentido? 

MM: La privatización de empresas públicas. Yo no estoy de acuerdo con privatizar las empresas que hoy en día son públicas para que queden en manos de quienes las han dirigido o de quienes, por vinculaciones políticas, familiares o de otro tipo, tengan la posibilidad de comprarlas o, en el peor de los casos, apropiarse de ellas. En todo caso, creo que hay que convertirlas efectivamente en empresas sociales, de manera que la sociedad pueda ejercer un control sobre su gestión. 

Sí soy partidario, en cambio, de crear condiciones para que surjan nuevas empresas privadas y cooperativas, y que logren un rol mucho mayor en la economía nacional, aunque, por supuesto, eso implicaría producir una reforma sistémica y redimensionar el sistema empresarial cubano. Una opción transitoria podría ser el arrendamiento privado o cooperativo de empresas públicas, de forma tal que la sociedad como un todo pueda percibir beneficios de su existencia como empresas sociales.

JR: ¿Qué haría falta para lograr eso? 

Eliminar toda la inmensa cantidad de restricciones que obstaculizan el desarrollo de la empresa privada y cooperativa, y crear las condiciones para atraer inversión extranjera directa, que es imprescindible. Se impone la necesidad de hacer reformas políticas e institucionales para que haya transparencia, para que la ley funcione, para que haya garantías reales y tribunales independientes. Yo creo que la reforma debería ir por ahí, no por el lado de la privatización de lo que ahora es público. Es necesario crear condiciones para que florezca el emprendimiento privado y cooperativo en prácticamente todos los sectores de la economía nacional, desmontando los actuales monopolios estatales.

JR: Una de las primeras recomendaciones de los rusos ha sido crear un entorno digital para emprendedores a través del establecimiento de un peso digital oficial y un centro especial de pagos con licencia bancaria. ¿Cree que esto es una idea pertinente, o debería haber otras prioridades?

MM: El desarrollo de transacciones digitales es un tema importante. Pero para eso no hay necesidad de crear un peso digital. Uno de los problemas más graves que ha tenido la economía cubana desde la década de 1990 ha sido la dualidad monetaria, que segmenta los mercados y afecta el funcionamiento de las empresas. Por eso creo que la cosa no va por ahí. 

Ya tenemos una moneda: el peso cubano. Centrémonos en ella y creemos las condiciones para que tenga soberanía monetaria en todo el territorio nacional, es decir, para que todas las transacciones económicas y financieras se hagan con ella, ya sean en efectivo o digitales. Darle más fuerza al peso cubano, lograr su convertibilidad plena interna y cierta convertibilidad internacional, es más importante que crear una moneda digital. 

JR: Recientemente, el gobierno cubano solicitó unirse a la Unión Económica Euroasiática, conformada por Armenia, Rusia, Bielorrusia, Kazajistán y Kirguistán. ¿Qué opina de esto? 

MM: Otro disparate. Como observador, que lo es actualmente, está bien. Pero Cuba no forma parte de Eurasia, para empezar. Además, no tiene prácticamente comercio con esos países, ni siquiera con Rusia. Hoy en día, el comercio con esta última es insignificante, además de muy desbalanceado. En 2021, las exportaciones rusas a la isla sumaron alrededor de 330 millones de dólares, mientras que las cubanas no superaron los 14 millones de dólares. No hay justificación ninguna desde el punto de vista económico. 

JR: ¿Cuáles medidas económicas considera prioritarias para Cuba?

MM: Primero, desatar las restricciones que limitan el desarrollo de la economía privada y cooperativa. Hay que crear una ley de empresas que realmente dé garantías al emprendimiento. Esto podría traducirse en una absorción de fuerza de trabajo superflua en el sector estatal, en la conformación de un mercado de trabajo transparente que pudiera traducirse en mejores ingresos para todos y en un redimensionamiento del sector estatal. 

También hay que hacer una reforma profunda del sector empresarial estatal: darle autonomía, crear las condiciones para que esas empresas se reconviertan tecnológicamente. Para eso hay que apelar necesariamente a la posibilidad de inversión extranjera directa o de fuentes financieras de cubanos en el exterior. Eso implica la creación de un nuevo marco institucional que no lo resuelve la actual Ley de Inversión Extranjera.

Como he dicho antes, en el caso de empresas estatales paralizadas por escasez de capital y materias primas o por obsolescencia tecnológica, podría usarse la figura del «arriendo» a sus trabajadores o convertirlas en empresas mixtas que incluyan capital estatal, cooperativo y privado foráneo o nacional, de forma tal que exista la posibilidad de asegurar que de alguna forma contribuyan con sus recursos a proyectos de desarrollo social. Esto debe ser claramente cuantificable y auditado por la Contraloría General.

Además, es necesario reformar plenamente el sistema monetario: devolverle la soberanía al peso, eliminar las tiendas en moneda libremente convertibles y establecer un tipo de cambio de mercado que sea transparente, legal y único para todo el país.

Otra medida importante sería controlar la inflación. Para esto hay que disminuir el déficit fiscal. Esto conlleva reducir drásticamente el tamaño del Estado y la parte del gasto público que se destina a la administración. Es imprescindible retirar del presupuesto el sostenimiento que en la actualidad se hace a las llamadas «organizaciones políticas y de masas», que deberían ser autosuficientes desde el punto de vista financiero. No tiene sentido que se mantenga el actual paralelismo entre las estructuras administrativas del Estado y las del Partido. Al necesario redimensionamiento del aparato del Estado, habrá que añadirle mayor eficiencia en su gestión. También habría que crear las condiciones para que aumente la producción nacional, para que el mercado pueda equilibrar la oferta y la demanda y los precios tiendan a estabilizarse.

Por último, eliminar los monopolios del Estado en renglones como el comercio exterior y en la distribución de acopio, y lograr que el país regrese a los organismos multilaterales de crédito tales como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo. 

Estas serían medidas para empezar. Creo que en materia de política económica es necesario afrontar un cambio estructural profundo. Ello, sin embargo, requiere de voluntad política y, sobre todo, desprenderse de una serie de dogmas, y tener claro que la necesidad de cambios es urgente e imprescindible y no puede estar supeditada a mantener el control sino al aumento de la producción, el desarrollo del emprendimiento y el mayor bienestar de la sociedad. El mantenimiento de rígidos controles centralizados ha empobrecido al país. Existe suficiente evidencia histórica.

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