domingo, 11 de febrero de 2024

545.- Calentando motores. (Tercera Parte)

Releyendo lo que escribí, debo reconocer mi error, en mi último artículo sobre este tema, o sea, votaciones primarias del Partido Republicano, aseguré:

Ahora vamos a la tercera etapa, las nuevas votaciones republicanas tendrán como escenario Carolina del Sur, donde Haley, única oponente de Trump fue gobernadora entre los años 2011 y 2017, de donde yo imagino que haya dejado amigos, compromisos, adeptos, etc., debido a que se dice que ella generó miles de empleos, impuestos más bajos, entre otras acciones que beneficiaron al estado. La ley electoral en ese estado no obliga a que los votantes estén registrados como republicanos, cosa que puede beneficiar a Nikki Haley”.

Error. La tercera fase o parte de esto se celebró en Nevada, según estaba planificado este jueves 8 de febrero de 2024 y Carolina del Sur, será la próxima y última. ¿Cómo pude confundir Nevada con Carolina del Sur? No lo sé, porque ni en el nombre se parecen, pero …

Reconocido mi error, pasemos a los hechos.

Titular. Trump ganó cómodamente los caucus de Nevada.

Parece que el amigo, de tener la posibilidad de seguir corriendo para nombrarse el candidato absoluto del Partido Republicano para las próximas elecciones presidenciales, es el elegido, al ratificar con una tercera victoria las votaciones republicanas.

Estados Unidos no se parece a ningún otro país y para si fuera poco no se parece así mismo en su interior. En Nevada existen dos votaciones paralelas, los caucus y las primarias. ¿Por qué? Tampoco lo sé exactamente, sólo he entendido que existen y los candidatos tienen que escoger a cuál de las dos quieren asistir.

Nikki escogió asistir a las primarias y el contrincante Trump seleccionó los caucus, o sea, no tropezaron, ni en espacios, ni en votos. Sólo que, para este estado con más de 1500 ubicaciones para votar, los delegados que necesitan los candidatos sólo los adjudican los caucus, por lo que me sigue pareciendo que Nikki sigue corriendo para darse a conocer de costa a costa, practicar y estar presente por si acaso el “arrasador” es imposibilitado por ley a postularse.

Al Trump asistir a los caucus a competir con otra persona del estado, se llevó más del 99% de los votos y los 26 delegados que ese caucus otorga, lo que lo asegura no sólo como ganador, sino como absoluto ganador en Nevada.

Dicen que Nikki decidió no poner mucho de su campaña en los caucus de Nevada y de ahí la elección de presentarse en las primarias, a lo que Trump, una vez más, le recomendó que se retirara ya, aunque dejó claro que no le molestaba que existiera.

Entonces tres de los cuatro caucus han sido ganados con enorme ventaja por el mismo candidato, lo que teóricamente lo siembra como figura del Partido Republicano para competir nuevamente por la presidencia del país a finales de este año.

Paralelamente el Partido Demócrata está realizando también sus votaciones, pero, por razones obvias, estas son mucho menos espectaculares que la de su oponente partido. Trump no sólo se ha llevado los votos donde ha estado, sino se ha llevado las cámaras convirtiendo en super noticia cada presentación. Gústenos o no, Trump es un espectáculo, él no sólo lo sabe, sino que lo aprovecha. Incluso ha sido capaz de aprovechar cada una de las acusaciones, cada una de las presentaciones a corte, etc., creando la imagen, hoy respaldada por muchos, que todo eso pertenece a una cacería de brujas en su contra y ha evidenciado, o al menos tratado de evidenciar un problema personal, más allá de la verdad y la razón.

Ahora sí, el próximo paso es Carolina del Sur, donde ya dije que Nikki debe tener mejores resultados, dicen que es su lugar, a partir de que trabajó allí como gobernadora por 5 años y parece no dejó una mala imagen.

Creo que independientemente de Carolina del Sur, Nikki, por los votos y delegados, no tiene ninguna posibilidad de superar el camino ya ganado por su oponente. Será más de lo mismo. Más dinero, más carteles, más campaña aprovechando sus relaciones, pero no mucho más.

Lo llamativo de todo esto, a pesar de gustos y disgustos es que ni el Partido Republicano, ni el Partido Demócrata tengan dos buenas opciones políticas para las próximas elecciones, por lo que cualquiera de los dos potenciales posibles candidatos saldrán a competir con muchas cosas en su contra, desde el punto de vista de una política limpia y sanadora.

Trump, 80 años, enfrenta más de 90 cargos criminales y administrativos, es cierto que parece que no lo van a invalidar, no creo que la Suprema Corte se tome ese trabajo a cómo van las cosas, pero los enfrenta y Biden, 84 años, empeñado por correr de nuevo, enfrenta un cargo mayor que todos los cargos de su potencial oponente, el cargo de la salud que a todas luces le está pasando la cuenta.

Trump se ve vigoroso, saludable, robusto, alegre ganador, confiado, capaz de arremeter contra cualquiera. Biden está desgastadito, viejito, incapaz de mostrarse coherente, olvidadizo, que confunde a las personas, peor, que saluda a personas que no están, a tal punto que los que más lo quieren, están dudando de que pueda casi salir vivo de un próximo período.

Trump para los republicanos es la figura para ganar, pero no es menos cierto que es cuestionado por los mismos de su base, que votan por él, pero siempre les queda la interrogante de cómo será para la próxima vez.

Biden, no entiendo cómo no ha dado un paso al lado y los demócratas han buscado otra figura a proponer. ¿Es que no la tienen o confían en que su candidato tiene hoy la presidencia y por tanto mayor fuerza? Para colmo de males, estos cuatro años de presidencia Biden han sido extremadamente malos, creo que no se pueden contar muchos éxitos definitivos. 

Sus desgastes y sus problemas de salud mental, sobre todo, se convertirán en los argumentos más importantes para irle para arriba.

Vámonos entonces, ahora sí, para Carolina del Sur, donde los motores se podrán reventar de calientes.

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