Releyendo lo que escribí, debo reconocer mi error, en mi último artículo sobre este tema, o sea, votaciones primarias del Partido Republicano, aseguré:
“Ahora vamos a la tercera etapa, las nuevas votaciones
republicanas tendrán como escenario Carolina del Sur, donde Haley, única
oponente de Trump fue gobernadora entre los años 2011 y 2017, de donde yo
imagino que haya dejado amigos, compromisos, adeptos, etc., debido a que se
dice que ella generó miles de empleos, impuestos más bajos, entre otras
acciones que beneficiaron al estado. La ley electoral en ese estado no obliga a
que los votantes estén registrados como republicanos, cosa que puede beneficiar
a Nikki Haley”.
Error. La
tercera fase o parte de esto se celebró en Nevada, según estaba planificado este
jueves 8 de febrero de 2024 y Carolina del Sur, será la próxima y última. ¿Cómo
pude confundir Nevada con Carolina del Sur? No lo sé, porque ni en el nombre se
parecen, pero …
Reconocido mi error, pasemos a los hechos.
Titular.
Trump ganó cómodamente los caucus de Nevada.
Parece que el amigo, de tener la posibilidad de seguir corriendo para nombrarse el candidato absoluto del Partido Republicano para las próximas elecciones presidenciales, es el elegido, al ratificar con una tercera victoria las votaciones republicanas.
Estados Unidos
no se parece a ningún otro país y para si fuera poco no se parece así mismo en
su interior. En Nevada existen dos votaciones paralelas, los caucus y las
primarias. ¿Por qué? Tampoco lo sé exactamente, sólo he entendido que existen y
los candidatos tienen que escoger a cuál de las dos quieren asistir.
Nikki
escogió asistir a las primarias y el contrincante Trump seleccionó los caucus,
o sea, no tropezaron, ni en espacios, ni en votos. Sólo que, para este estado
con más de 1500 ubicaciones para votar, los delegados que necesitan los
candidatos sólo los adjudican los caucus, por lo que me sigue pareciendo que Nikki
sigue corriendo para darse a conocer de costa a costa, practicar y estar presente
por si acaso el “arrasador” es imposibilitado por ley a postularse.
Al Trump asistir
a los caucus a competir con otra persona del estado, se llevó más del 99% de
los votos y los 26 delegados que ese caucus otorga, lo que lo asegura no sólo
como ganador, sino como absoluto ganador en Nevada.
Dicen que Nikki
decidió no poner mucho de su campaña en los caucus de Nevada y de ahí la
elección de presentarse en las primarias, a lo que Trump, una vez más, le
recomendó que se retirara ya, aunque dejó claro que no le molestaba que existiera.
Entonces tres de los cuatro caucus han sido ganados con enorme ventaja por el mismo candidato, lo que teóricamente lo siembra como figura del Partido Republicano para competir nuevamente por la presidencia del país a finales de este año.
Paralelamente
el Partido Demócrata está realizando también sus votaciones, pero, por razones
obvias, estas son mucho menos espectaculares que la de su oponente partido.
Trump no sólo se ha llevado los votos donde ha estado, sino se ha llevado las cámaras
convirtiendo en super noticia cada presentación. Gústenos o no, Trump es un
espectáculo, él no sólo lo sabe, sino que lo aprovecha. Incluso ha sido capaz
de aprovechar cada una de las acusaciones, cada una de las presentaciones a
corte, etc., creando la imagen, hoy respaldada por muchos, que todo eso
pertenece a una cacería de brujas en su contra y ha evidenciado, o al menos
tratado de evidenciar un problema personal, más allá de la verdad y la razón.
Ahora sí,
el próximo paso es Carolina del Sur, donde ya dije que Nikki debe tener mejores
resultados, dicen que es su lugar, a partir de que trabajó allí como
gobernadora por 5 años y parece no dejó una mala imagen.
Creo que
independientemente de Carolina del Sur, Nikki, por los votos y delegados, no
tiene ninguna posibilidad de superar el camino ya ganado por su oponente. Será
más de lo mismo. Más dinero, más carteles, más campaña aprovechando sus
relaciones, pero no mucho más.
Lo
llamativo de todo esto, a pesar de gustos y disgustos es que ni el Partido
Republicano, ni el Partido Demócrata tengan dos buenas opciones políticas para
las próximas elecciones, por lo que cualquiera de los dos potenciales posibles
candidatos saldrán a competir con muchas cosas en su contra, desde el punto de
vista de una política limpia y sanadora.
Trump, 80
años, enfrenta más de 90 cargos criminales y administrativos, es cierto que
parece que no lo van a invalidar, no creo que la Suprema Corte se tome ese
trabajo a cómo van las cosas, pero los enfrenta y Biden, 84 años, empeñado por
correr de nuevo, enfrenta un cargo mayor que todos los cargos de su potencial
oponente, el cargo de la salud que a todas luces le está pasando la cuenta.
Trump se ve
vigoroso, saludable, robusto, alegre ganador, confiado, capaz de arremeter
contra cualquiera. Biden está desgastadito, viejito, incapaz de mostrarse
coherente, olvidadizo, que confunde a las personas, peor, que saluda a personas
que no están, a tal punto que los que más lo quieren, están dudando de que
pueda casi salir vivo de un próximo período.
Trump para
los republicanos es la figura para ganar, pero no es menos cierto que es cuestionado
por los mismos de su base, que votan por él, pero siempre les queda la
interrogante de cómo será para la próxima vez.
Biden, no entiendo cómo no ha dado un paso al lado y los demócratas han buscado otra figura a proponer. ¿Es que no la tienen o confían en que su candidato tiene hoy la presidencia y por tanto mayor fuerza? Para colmo de males, estos cuatro años de presidencia Biden han sido extremadamente malos, creo que no se pueden contar muchos éxitos definitivos.
Sus desgastes y sus problemas de salud mental,
sobre todo, se convertirán en los argumentos más importantes para irle para
arriba.
Vámonos
entonces, ahora sí, para Carolina del Sur, donde los motores se podrán reventar de calientes.
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