“Hasta que no tengan conciencia de su fuerza, no se rebelarán, y hasta después de haberse rebelado, no serán conscientes”. George Orwell en 1984.
Vamos a
ganar a las buenas o a las malas. ¿Es una simple frase bravucona, que pretende
ser populista, una idea para atemorizar al pueblo y sobre todo a la oposición o
una frase para advertir a la comunidad internacional de las verdaderas
intenciones de un gobierno que no se resiste a perder?
Vamos a
ganar a las buenas o a las malas. ¿Es una evidente idea democrática, ahora que
tanto se habla de la tan “bendita” democracia o una idea que se defeca en todo
lo anterior?
Maduro es
un enfermo, tal como se enfermó, por sólo citar algunos casos de los más
conocidos, Hitler, Stalin, Mao, tal como se enfermó Fidel. Todos, con las diferencias de
tiempo y geolocalización, han utilizado los mismos métodos contra todo aquello
y todos aquellos que significaban solamente una opción diferente, incluyendo la
opción pacífica.
No viremos
la cara, no busquemos justificaciones simples o amorosas, el hijo de puta de
Maduro, al cual su mamá le dijo seguro que no era tan feo, está reprimiendo de
muchas formas al pueblo venezolano, y pensar que no lo tenía programado y no
sabía las consecuencias, es pasarse de inocente. Desde hace mucho tiempo, las
acciones están diseñadas a nivel milimétrico.
No sigamos
hablando de sanciones emitidas desde cómodas sillas, Maduro sabe que eso viene.
Las sanciones internacionales se aplican de derecha a izquierda, de norte a sur y pocas tienen
algún resultado. Los gobiernos sancionados se ríen, se burlan, resisten y los
sancionadores se cansan, se les olvida o van a sancionar a otro objetivo. Al
final del camino, nada pasa, por el contrario, los sancionados, muchas veces
guapean pidiendo más sanciones. Si supieran que en esas sanciones les va la
vida de inmediato, pensarían más para acometer sus fechorías.
El gobierno
de Maduro está directa y públicamente apoyado y asesorado por gobiernos multi
sancionados, Cuba, Rusia y China, los cuales sobreviven y crean sus propios
mecanismos basados en la fuerza, el chantaje y la subterránea inteligencia,
apelando a métodos que ni la clásica y más sólida mafia pudo imaginar.
Gobiernos asesinos, que llevan décadas encarcelando, torturando, matando a sus
pueblos y han podido comprobar que no pasa nada. Gobierno que emplean todavía
hoy la fuerza, edulcorada con ideas como a favor del pueblo, para mantenerse. Se
burlan de las sanciones internacionales, del llamado mundo democrático, porque
ya tienen de antemano soluciones de apoyo comprometidas por oro, petróleo,
geopolítica, balanza de poder, cocaína, etc.
No puedo
asegurar desde aquí la participación rusa y china dentro del gobierno
venezolano, serían muy fáciles de detectar, los primeros son rubios y hablan
ruso y los segundos son delatoramente chinos, sin embargo, puedo jugármelas
todas de que el gobierno venezolano está minado autorizadamente hasta el
tuétano de los huesos por la inteligencia cubana y Cuba es un buen ejemplo de
sanciones internacionales que poco han progresado. Fidel las sobrevivió todas,
murió en el poder y ahora Díaz Canel las está sobreviviendo, sigue en el poder.
El gobierno cubano vive hace seis décadas bajo sanciones, que al final lo han
engordado; sobre todo las “formales” sanciones del gobierno norteamericano que alimentan.
Te sanciono por mal gobierno, te pongo y saco de listas con nombres rimbombantes,
pero permito que se te vendan toneladas de pollo. Es ridículo.
Las
soluciones en Venezuela son calcadas, o sea, exactas a las de Cuba. Este tipo
de gobierno tiene un olfato especial para detectar el miedo, tal como los
animales salvajes, entonces se dedican a crearlo, fomentarlo y atacar. No hace
falta asesinar o encarcelar a todo el pueblo, sólo se necesita matar a una
persona o encarcelar a otra, el resto, entendible, justo, lógico y quizás
inteligente, se recoge solo.
La
orientación-orden cubana es la siguiente: resiste un poquito, patalea, hazte la
víctima, responde con amenazas, habla de conspiración internacional y por
supuesto del imperialismo yanqui y comienza a reprimir. No es necesaria la
masacre, sólo casos puntuales, dirigentes de oposición, periodistas, algún que
otro ciudadano común al que acusaras de vándalo, mercenario y terrorista y gana
tiempo, hazte el triunfador y habla de una patria libre y próspera, menciona
siempre que puedas la palabra pueblo y por supuesto a Chávez y a Bolívar,
siempre es útil el anclaje con el pasado. Los líderes opositores se desgastarán
en sus discursos, el pueblo se agotará con el paso del tiempo y regresarán a
sus casas, tristes pero enjaulados otra vez. Con el paso de los días o las
semanas, muchos, volverán a salir del país con lo que pierde presión la olla,
los gobiernos del mundo entero te dejaran de prestar atención porque otra
guerra aparecerá, otro volcán arrasara con miles de personas, las elecciones en
Estados Unidos pasaran a las primeras páginas y entonces podrás seguir en el
poder. Muchos lo lamentaran, pero sólo quedará como lamento. Defécate
olímpicamente en tu imagen nacional e internacional, de la imagen no se obtiene
el poder, el poder se mantiene por la fuerza.
Maduro
brutísimo, pero hábil para llegar y permanecer donde está, obedece las
lecciones de esa inteligencia militar cubana y se destaca como alumno. Paso a
paso cumple el programa, sabedor que de momento su vida no peligra porque nadie
lo va a ir a buscar, al menos por ahora. Manda mensajes de agradecimientos a
los gobiernos de Colombia, Brasil y México y de esta forma, primero los
compromete y luego trata de dar imagen de aprobación y apoyo internacional. Si
lo molestan mucho cambia la constitución, por qué no, Fidel Castro lo hizo a
conveniencia y no pasó nada.
No sigamos sacando cuentas de cuántos muertos y reprimidos, podría bastarnos con uno solo, el gobierno de Maduro tiene tres policías diferentes en las calles de Venezuela, la Policía Municipal, la Policía Bolivariana Nacional, la Policía Militar y la Inteligencia y para colmo las conocidísimas bandas paramilitares, delincuentes armados y pagados, encapuchados, utilizados para atemorizar al pueblo y si es necesario o gustoso, matar. Cuba ha tenido más muertos, reprimidos y encarcelados en estos últimos 60 años y ahí sigue el gobierno comunista cubano, que no sólo existe, sino que se da el lujo de influir, o a lo mejor, dirigir procesos como el venezolano. La primera intención de revertir un proceso internacional fue el intento de intervención armada en República Dominicana en junio de 1959, a escasos cinco meses de haber ocupado el poder, en 1966 el escandaloso caso del Che Guevara, como representante del gobierno cubano, queriendo exportar e imponer una revolución en Bolivia, el último hasta ahora en 2024, sin dudas, es el monitoreo, la dirección y la intervención, no sólo con altos mandos de inteligencia militar, sino con efectivos, los conocidos boinas negras, en las calles de Venezuela.
No sigamos
virando la cara, Maduro y sus provocaciones bravuconas y alardosas, asegura
que, si tiene que echarse a la espalda a miles, lo hará, recomendación puedo
asegurar de su amigo Díaz Canel, quien utiliza a personas vestidas de civiles
para representar lucha de pueblo contra pueblo, método utilizado también en
Venezuela. Recomendación segura de su amigo Díaz Canel que cuando se vio en
peligro no dudo en dar una orden de combate contra una parte del pueblo ahogado
casi en la miseria, que pacíficamente pedía cambios y libertad.
Por cierto,
¿Dónde está el Papa medio izquierdoso en este momento que no ve lo que pasa en
Venezuela país por excelencia católico y permite a Maduro mencionar al Padre
Todo Creador para avalar sus acciones? No sé ha enterado, deberá estar de
turismo fuera del planeta, a lo mejor cuando regrese como terrícola, lo leerá
en el boletín interno del Vaticano y ya todo habrá pasado, de esa forma se
evitará el tener que tomar partido.
Maduro, ha
llegado a anunciar que, si no gana las elecciones, o sea, si no se le deja
hacer lo que a él le da la gana, va a haber un baño de sangre en Venezuela. Ya
lo comenzó, está dando aseos, está ensayando, pero la sóla mención de baño de
sangre, ya no frente a un enemigo externo agresor, sino haciendo referencia a
venezolanos contra venezolanos, es más que suficiente para acusarlo, sino de
crimen, por lo menos de intento.
No sigamos virando la cara. Maduro no se va a ir por las buenas. No va a reconocer que todo es un fraude, porque sabe que de perder y salir en Venezuela no se va a poder quedar, al tener orden de captura internacional, tiene puesto una gigantezca diana en la espalda. A este tipo de gobierno, acusado, entre otras cosas de narcoestado, no es fácil convencerlos de que por vía democrática dejen el poder por las buenas. Los compromisos internos de toda la estructura del gobierno son enormes. De seguro Maduro ya tiene un hueco a donde irse a esconder, sería inocente no pensarlo, pero tendrá que vivir su vida escondido, su cabeza tiene ya precio en millones de dólares.
Ojalá se pudiera
entrar y sacarlo, no me da pena decirlo. Imagino la imagen de Maduro agarrado por el cuello o cocote, como decimos en buen cubano, conducido
a un helicóptero que lo conduciría a un lugar X para someterlo a la justicia Y,
y que pague. La balanza de los posibles “daños colaterales” sería aceptada,
pero esta opción parece estar lejos.
No sigamos
hablando de votos, de falsas actas, del circo, aparentemente legal, que Maduro
se ha inventado. Igual que su asesor Cuba, Maduro es el dueño de los payasos,
del domador de leones, de los malabaristas, incluso de los trompetistas y
trompetas. No esperar que sanciones internacionales resuelvan mucho, más que
declarar a Maduro como delincuente, cosa que sabemos desde hace años.
He
escuchado un término, insurrección pacífica, que me ha llamado la atención,
porque por lo general los comunes usamos insurrección para reflejar casi
siempre hechos armados, sin embargo, no es así. Muchos conocedores del proceso venezolano,
que no soy yo obviamente y dejo claro que la idea no es mía, no me he inventado
nada, hablan de que hay que elevar las marchas que ya son muy buenas y representativas y convertirlas en insurrecciones, o sea, levantamientos y tomas de lugares, mantener la presencia
en las calles de forma organizada, pacífica pero constante. Eso rompería el plan de espera
de Maduro, quien está apostando, quizás como en momentos anteriores y ejemplos
en otros países, como Cuba, paras que el canse, se agote y se retire, unos a
sus casas, otros al extranjero y él volverá a reinar feliz y seguir sacándole
dinero a su circo.
Es difícil
la insurrección pacífica, significa mucha resistencia y constancia frente a un
gobierno que está encarcelando por sólo poseer un celular con imágenes de las
manifestaciones, que está sacando a sus bandas mercenarias, sobre todo en las
noches, a amedrentar y sembrar el terror dentro del pueblo, que está metiendo
presos no sólo a adultos, sino también a menores de edad, que ya tiene muertos
como consecuencia de los enfrentamientos, que más que enfrentamientos entre dos iguales, son represión por el poder armado contra un pueblo pacífico y desarmado. Un gobierno que amenazó y está ejecutando un baño de sangre, que cuenta, por lo menos hasta ahora mismo, con el apoyo de los altos mandos militares, tan corruptos como el mismo Maduro.
No viremos
más la cara, Maduro, incluso habiendo ganado las elecciones, tal como dice, es un ASESINO.
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