Reconozco
que este es un tema candente, complicado, problemático siempre. Ahora más, por
la connotación que está teniendo en Estados Unidos y como consecuencia en gran
parte del mundo.
¿Es un tema
nuevo? Para nada, pienso yo. Es un asunto que debe existir desde el mismo
momento que existió la emigración, por tanto, desde siempre. Lo que pasa es
que, a mi entender, ahora más que nunca es ideal para la creación de diferentes
bandos, partidarios o no, seguidores, etc., y el surgimiento o desarrollo de grandes
pasiones. No desconocer que ahora, una parte de nosotros puede tener mayor
conciencia, mayores conocimientos y sentimientos más claros sobre este tema,
por lo que nos puede resultar más fácil participar.
El asunto es
muy complejo y necesita de todo un conocimiento previo para hablar sobre el
mismo, cosa que a veces creo no tenemos y entonces, nos arriesgamos a opinar,
desde la capacidad que tenemos instalada, nuestra cultura, nuestros
sentimientos, nuestros intereses y la información real e incluso irreal que manejamos
muy puntualmente. Al final, hoy, específicamente en Estados Unidos, la cuestión se reduce a la siguiente
pregunta, ¿las deportaciones, sean de donde sean, son buenas o malas,
agradables y simpáticas o crueles e injustificadas?
Como la vida
es todo un riesgo, pues nada, opinemos y tratemos de compartir ideas. Compartir.
En esto, puede estar la mejor comprensión a nuestro nivel, sobre un tema tan
delicado, pero tan delicado, que ni los mismos encargados de definirlo y
ejecutarlo se ponen muy de acuerdo.
No soy
experto en la historia de este país, creo haberlo dicho muchas veces ya, cosa
que no asombrará a los que mejor me conocen, pues saben de mi capacidad para
repetir ideas, JAJAJA. Para ser un experto habría que dedicar muchas horas, más
de las que se invierten para hacer un examen de la ciudadanía, leer de
corredera una que otra noticia o ver un noticiero. Sin embargo, por lo poco que
conozco y se conoce, es fácil llegar a la conclusión de que, en la mismísima
formación de esta nación, desde el primer día, aparecen las actividades de emigración
e inmigración, quizás primero que muchas otras palabras y acciones más
utilizadas en la modernidad.
Primero,
recuerdo, los españoles que vinieron a probar determinadas teorías europeas y
chocaron o “descubrieron” este “nuevo” mundo al que luego llamaron América.
Españoles que vinieron para regresarse, pero con el tiempo se fueron mudando y
quedando. La variante de buen clima, una inimaginable vegetación y sus dulces frutos,
pobladores hasta cierto punto amigables, muchas mujeres lindas, sanas y sin
compromiso, pocas leyes escritas y algún que otro mineral, fue lo
suficientemente tentadora para que muchos decidieran convertir esto en su nueva
morada.
Luego de unos
pocos hechos históricos, aparece en 1620 el famoso viaje del barco Mayflower que
trasladó a más de 100 personas, peregrinos británicos, desde Gran Bretaña hasta
un punto de la costa de lo que hoy se reconoce como Estados Unidos, desembarco
que terminó con la fundación de Plymouth, primera colonia británica en el nuevo
mundo.
Para mí que,
además me gusta el rock británico, esto tiene que haber sido bello y épico. Un
barco, el complicado oleaje, difícil viaje, personas que se arriesgaron, el
desembarco, la alegría, los abrazos, etc., mejor argumento para una buena
película no existe, pero para los que aquí estaban ya, no debe haber
significado lo mismo. De ahí que hace poco vi un vídeo filmado en la calle,
donde un indio americano, de esos que aquí como solución mágica llaman nativo
americano, se paró y le dijo a un grupo de norteamericanos rubios de ojos
azules que se manifestaban en contra de los inmigrantes, que
ellos también tenían que irse, porque, primero, nadie los invitó a venir, no a
ellos exactamente sino a sus antecesores y segundo, porque en realidad ésta
tierra perteneció a sus ancestros, a los del nativo de pelo largo y vestimenta
tradicional con plumas incluidas que estaba en el uso de la palabra, que al
final parecen ser los que más cercanos están de la propiedad después que
decidieron también asentarse. Gran conflicto porque estamos hablando de los
abuelos, de los abuelos, de los abuelos, de los abuelos y de los abuelos de
ambos bandos. ¿Quién puede cambiar la historia?
Luego,
decenas de oleadas de inmigrantes, voluntarios, motivados u obligados, que
fueron poblando y construyendo lo que hoy se conoce como el “gran imperio”, que
como a nadie le interesaba por aquellos tiempos y además hacían falta, pues
fueron llegando, clavando cuatro estacas en la tierra para definir la propiedad,
matando alguno que otro nativo americano perdido y apoderándose de lo que podían.
El que esté libre de pecado, pues que lance la primera piedra, dice la Biblia
que dijo más menos nuestro Señor Jesús. Lo dijera o no, es cierto. Todo,
exactamente todo, como siempre, ocurrió con intereses políticos y económicos,
sangre, violaciones, robos, muertes, torturas, mentiras, etc.
La humanidad
así se formó y no se puede negar, la única diferencia está en el bando que uno
estuviera. Si caíste o te pusiste en el bando de los torturadores, vencedores,
la historia puede ser contada como un cuento de hadas, lindo, e incluso se
puede llegar a justificar la necesidad de esas torturas, muertes
y tanta sangre, pero si te tocó en el bando de los muertos o torturados, pues
la historia es sencillamente eso, pura mierda, sino, pregúntenle a los que
trabajaron como esclavos o campesinos libres “contratados” en las Pirámides de
Egipto para satisfacer la necesidad de un loco, con el cargo de faraón, que se
le ocurrió construirse una casa para cuando se muriera.
He estado
varias veces en San Antonio, Texas, territorio al principio mexicano español y
los hechos son parecidos. Existía en lo que hoy se conoce como las ruinas de la
fortaleza El Álamo, una parroquia, imagino que un cura español y muy poquitos
pobladores de origen mexicano. Entonces las autoridades religiosas, autorizadas
por las autoridades políticas, para poblar el lugar y tener más adeptos, pues trataron
de llamar la atención sobre los angloparlantes que merodeaban el lugar en busca
de asentamiento. Pues nada, la propuesta era fácil, dulce y hasta ingenua; si
las personas se comprometían en aprender y hablar el español y convertirse al
catolicismo, les entregarían tierras que “no eran de nadie” para que se
asentaran, cultivaran y crearan familia. La estrategia funcionó y muy rápido
los “rubios” se trasladaron a ese lugar. Tontos los españoles y mexicanos, aquellos
recién llegados más temprano que tarde, mal agradecidos, JAJAJAJA, se reunieron
y concluyeron que tenían objetivos diferentes a los de sus mentores. Nada de
español, nada de tequila, nada de convertirse religiosamente. La formaron, conspiraron,
se armaron y expulsaron de aquel territorio a los “tan sanamente” los habían
aceptado.
¿Fueron
buenos o malos los actores de esta historia? Nada, siempre lo mismo. Los
primeros, trataban de poblar el lugar y aumentar su presencia y con ella el
poder político y económico. Los segundos, pues se aprovecharon y cuando fueron
más fuertes, echaron a los primeros y comenzaron a formar lo que hoy es el Estado
de Texas, el más grande, el más rico, el más independiente de toda la Unión. Todavía
hoy hay que ver a los mexicanos haciendo turismo en El Álamo, con caritas de carneros
degollados y añoranza por esa parte de su territorio que unos cabrones, pinches güey, les quitaron.
Hemos
llegado entonces al 2017 y la idea de inmigrantes legales e ilegales y por
supuesto deportaciones, ahora se ha puesto de moda nuevamente en Estados Unidos
y como consecuencia en buena parte del planeta. Siempre ha existido, pero cuando
digo de moda es que, al menos en este entorno donde me encuentro no pasa un día
que no se hable del asunto.
Primero,
para ser justo y poder enfrentar este tema desde el campo de las ideas, he
pensado en mí, pues para nada vivo en la tierra que me vio nacer. Cuba no me
deportó, fui yo el que se auto deportó alegremente, a diferencia de lo que le
ocurrió a José Martí o a Bonifacio Byrne.
Entonces
para definirme entre sentimentalismo y objetividad trato de ser mi primer juez
y me pregunto, ¿soy un inmigrante legal o ilegal?, ¿hoy, mi presencia en este
país es legal o ilegal?, ¿merezco ser deportado?
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