Ayer, 8 de febrero amaneció nevando. No mucho, pero
nevó.
Quedaban pocos días para que se terminara el año
2016 y no pude escribir sobre la Navidad, porque el dolor en mi pierna
izquierda, asumimos que debía ser mi nervio ciático, no me permitió estar
sentado.
Han pasado dos meses desde que comencé a escribir
en una hoja de papel, sigo con el dolor, pero por lo menos ahora puedo estar un
ratico sentado frente a las teclas y aprovecho en escribir para que no se me
olvide. Casi siempre resulta así, cuando uno está más jodido, es cuando más
deseo tiene de hacer cosas.
Este fin de año, a diferencia de otros anteriores,
me llamó la atención que leí muchos comentarios sobre lo malo que había sido el
2016, número que el hombre moderno utiliza para medir el paso del tiempo,
porque como sabemos todavía en otras comunidades, “menos modernas”, se sigue
utilizando como medida, el paso de las lunas, la caída de los dientes e
incluso, pues no se mide nada, las personas nacen en un momento cualquiera y
mueren en otro, sin que se preocupen mucho por cuánto tiempo pasaron sobre la
“Madre Tierra”.
Pues si, por los comentarios que tuve la
oportunidad de leer, este año fue malo para muchas personas. Lamentos basados
en guerras, desastres naturales, accidentes con muertes incluidas, etc. Me
llama la atención, porque desde que recuerdo, en forma general, todos los años
han sido parecidos. Siempre mueren personas buenas y no tan buenas, siempre hay
ciclones, terremotos, atentados, guerras, etc., tantos que, si lleváramos la
cuenta a punta de lápiz, nos resultaría imposible dormir o sonreír.
A lo mejor es que antes la comunicación era más
limitada y uno sólo recogía las ideas de los pocos que lo rodeaban y ahora pues
uno puede leer un comentario interesante o no, de una persona que vive en
Bulgaria y está preocupada por un grupo de peces que murieron en un río en
Chile y eso, como hay que decir algo, pues se convierte en “viral”, para
utilizar también un término actual.
Nada, hay que comentar, hay que estar presente
porque si no la gente piensas que has muerto, o peor, no tienes idea o no eres
feliz. Muchas veces es fácil descubrir que la persona que comenta no conoce
Chile, no sabe, ni le interesan los peces, pero el mostrarse afectado, pues
tiene su onda. Para muchos, es mi opinión, con el paso de la vida moderna, lo
de comentar e incluso lo de estar siempre conectado a la tecnología, se ha
convertido en una prolongación de su cuerpo y peor en una extensión de su
cerebro. Tal como comenta Brian Wansik, investigador del National Geographic,
“cuando hay presión para tuitear algo diferente todo el tiempo, intentas que tu
vida luzca emocionante”
Diciembre 2016. Sobrevivientes en Lincoln. Jonathan moneando |
Diciembre 2016. Sobrevivientes en Lincoln. |
Claro, en medio de esto, puede estar, y de hecho está, la evaluación que cada cual pueda hacer, no del año, sino de su vida, de donde puede resultar creíble cualquier cosa. Un dolor de muelas compartido en la red como acontecimiento extraordinario, fotos dentro de los autos cuando las personas se desplazan a trabajar, la imposibilidad de comprar el último celular, la gordura, los “estas bella” a personas feísimas y los “estas regia” a personas cheísimas, vestidas de muy mal gusto, incluso la muerte de un gatico o un perrito lanzado a la calle, teniendo esto mayor repercusión sentimental que la desaparición de 2 000 personas debajo de la erupción de un volcán. Cada cual vive, dentro del almanaque, su propio año. Lo importante para estos momentos es tener presencia.
Pues a pesar de que para muchos el año que terminó
fue malo, en realidad para mí, siempre para mí, fue un año igual a todos. Nada
especial. A pesar de que reconozco que pudo haber existido un evento especial
que llamara la atención más que otro, para nada convierte este año en
extremadamente especial, malo o demasiado bueno. Ya dije, muertes, guerras,
accidentes naturales o provocados por el hombre, gaticos perdidos, etc, etc,
etc, se registran desde los egipcios, solo que ellos no tenían redes sociales y
para enterarse había que ir a los muros de los monumentos para leer lo que
pensaban.
Sin embargo, a pesar de los posibles individuales problemas,
también fue un año bueno. Llegaron nuevos cubanos y de otros países a Estados
Unidos, nacieron nuevos niños, algún nuevo medicamento se debe haber sacado al
mercado, algún adelanto tecnológico que realmente nos beneficia hoy está al
alcance de nuestra mano, unos se casaron y otros se divorciaron y todos sabemos
que ambos actos pueden ser catalogados de buenos o malos en dependencia de
miles de factores, algunos gordos bajaron un poquito de peso lo que resulta
meritorio, algunos flacos engordaron un poquito, Messi sigue siendo el mejor
futbolista del mundo, murieron personas, unas que no debían haber muerto y
otras que sobraban desde hace mucho, y sobre todo, los que hoy podemos escribir
y los que podemos leer, hemos sobrevivido al año, lo que ya de por sí es el
mayor logro.
Diciembre 2016. Sobrevivientes en San Antonio. |
Para nosotros, los que vivimos en Nebraska, este
invierno ha sido, por llamarlo de algún modo, extremadamente bondadoso. A estas
alturas del año nuevo, febrero, sólo ha nevado cuatro veces y como nevadas no
han sido nada especial, si lo fuera a comparar con los inviernos anteriores que
he vivido aquí, podría decir que ha sido de muy poca nieve y hielo. Ha hecho frío,
pero generalmente ha salido el Sol y ha calentado, derritiendo la nieve que
estaba sobre el suelo. Ha hecho frío, pero no fríooooooooooooooo.
Las temperaturas han bajado, pero tampoco nada que
horrorice o no se pudiera aguantar, por el contrario, los que aquí vivimos,
acostumbrados ya a los fríos inviernos, estamos asombrados de lo que la
naturaleza nos ha entregado.
Diciembre 2016. Sobrevivientes en San Antonio. |
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