Holaaaaaaaaa Feliz Día
de los Padres 2020. Mi colaborador, “El Terrible”, ahora en junio, me escribe
desde Cuba. Lo conozco desde hace muchísimos años, confío en su opinión, no
existe para mí, mejor periodista, ni analista, que pueda superar sus ideas. No
se está inventando nada, sólo analiza y comenta lo que ve en la TV y claro, lo
que está viviendo en carne propia. Podría hacerse un diario, para que luego los
historiadores, interesados en reconstruir seriamente la historia, pudieran
trabajar. Sus ideas, sin fanatismo, son, para mí, mucho más objetivas que las
que paren cualquiera de los “analistas profesionales” de adentro y afuera de
ese maravilloso y encantado lugar que se llama Cuba. “El Terrible”, a pesar de
su apodo sacado de la aristocracia, es pueblo y está allí.
-----------------------------------------------------------------------------------
“Estos son otros
tiempos. Los jefes salen por la TV diciendo lo que hay que hacer y lo que no se
puede hacer, pero la gente no cree en sus lemas y consignas. Salen con
camisitas y relojitos a decirle al pueblo que resista y que venceremos. Estos
son dirigentes improvisados e incapaces, muy demagogos y poco creíbles.
Salvando las diferencias y sabiendo que este es otro momento histórico, yo he
visto imágenes reales de la década de los 70, también muy compleja en lo
económico para Cuba y en aquella zafra de los diez millones donde al terminar y
no cumplirse ese objetivo a pesar del esfuerzo, salió nuestro líder histórico
el artífice de aquella gesta diciendo: "Yo soy el culpable de que no se
alcanzaran los diez millones". Se veían en la TV y en los noticieros de
cine a los más altos dirigentes cortando caña y exteriorizando que era una
tarea fácil y divertida. El mismísimo Fidel Castro se le veía cortando cañas,
si es verdad, aunque sus guantes eran diferentes, el agua que tomaba estaba
fría y le cambiaban la mocha por una afilada cada 15 minutos en los raticos que
estuviera en esa actividad. Entonces esas imágenes de los jefes trabajando
junto al pueblo impactaba en la gente que nunca había visto nada parecido con
anterioridad en Cuba. Ahora los jefes quieren manejar al país desde lugares
climatizados, por la TV y por Internet y eso no funciona así. La gente los oye,
no sale para la calle con un cartel manifestándose, pero nadie cree en lo que
dicen. Van al trabajo a resolver (robar) y se aíslan en su vida individual cada
vez más. Ponen a Ramiro Valdez (comandante) por TV diciendo: "Hay que
exigir que la gente viva de manera honrada como se vive en el
socialismo".
-----------------------------------------------------------------------------------
“Busca Mesa Redonda de
hoy con el Ministro de Comercio Exterior de Cuba (Malmierca), para que te
enteres de cómo vamos a salir del hueco. Una ensarta de justificaciones, lamentos
y retorica gastada que nadie se cree como la posibilidad de que los
cuentapropistas exporten. Este tipo es un burócrata y mediocre que no se le
ocurre nada que funcione de verdad. Él y todos los funcionarios de ese
ministerio son unos inservibles, mentirosos, viciados que ahora vienen con
“cantos de sirena” hacia el sector no estatal. Dice que no hay ninguna
restricción para los cubanos que viven en el exterior que quieran invertir en
su país. Dice que hay que darles un espacio a los proyectos de pequeñas
inversiones. ¿Hasta cuándo seguiremos arando con los mismos bueyes?, ¿Ahora quién
va a venir a invertir su dinero en un país como este con atraso y gran
caducidad tecnológica? Si no han podido pagar las deudas que se acumulan
durante años, si los empresarios se van sin poder cobrar, ¿quién quiere
invertir su dinero en esta Cuba? Miles de especialistas en el tema económico
con todas las categorías de masters y doctorados que no son capaces de
arrancar la economía. El problema es sistémico y no se resuelve con ir a la TV
a decir mentiras que nadie se cree. Este país está viciado e
invariablemente castigado al fracaso y la miseria por el capricho de unos
cuantos. Ninguno de los que han querido cambiar el curso de las cosas a base de
caprichos y antojos pudieron lograrlo. Somos el país con los niños más sanos
del mundo, los negros más libres, las mujeres más emancipadas y los viejos más longevos,
pero no tenemos boniato, ni carne de cerdo. No funcionan los servicios, no se
produce nada que se pueda exportar con vergüenza. Muchos jefes y artistas que
no aportan nada. ¿De dónde van a salir las riquezas que nos permitan salir del
subdesarrollo?
++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++
Siempre resulta difícil evaluar un hecho o un proceso
social. Si se hace en el momento que ocurre, se corre el riesgo, por la
rapidez, la falta de información total o la predisposición, de sólo ver una
parte del todo. Si se espera a que pase el tiempo y el hecho o proceso se haga
lejano, se corre, quizás, menos riesgo cuando se tiene tiempo, pero se
complican las fuentes, los participantes, la información se pierde o
transforma, etc. Mi experiencia me dice que hoy es casi imposible, tal como se
hizo en el medioevo, que una sola persona pueda abarcar todo.
Si, además, se trata de evaluar la actuación de un o
los protagonistas, se puede llegar a la objetividad, claro, pero también se
corre el riesgo de, en dependencia de la información que manejemos, terminar
amando a la figura evaluada o, por el contrario, odiándola, perdiéndose en
muchas ocasiones el análisis de lo positivo y lo negativo que tuvo. Muchas
veces se termina sólo en amor u odio. Si por error la figura que se evalúa
tiene o ha tomado características de dios, o sea, se ha hecho incuestionable, entonces
no hay mucho que hacer, todo, exactamente todo lo que, por lo menos, sale a la
luz, serán aquellos aspectos para reconocer en los dioses.
Cuesta trabajo romper esquemas, paradigmas, etc. Esos
personajes, jamás se equivocaron, jamás cometieron errores, jamás se cansaron o
rindieron frente a algo, menos fracasaron. A esas personas jamás le dolieron
los dientes o tuvieron diarreas, no se enamoraron o se enamoraron de una sola
persona y fueron fieles, fueron buenos padres, etc. En esa dirección es difícil
y arriesgado decir que José Martí, el que tanto escribió para niños, no sabía
nada de ellos, porque al propio, al suyo, lo vio muy pocas veces. Es difícil
decir que el criollo José Antonio Bullones, el conocido por todos en Cuba como
Pepe Antonio, el héroe que la villa de Guanabacoa necesitó tener, hizo muy poco
frente a la toma de La Habana por los ingleses en 1762 y que el verdadero
defensor de la ciudad, a los que incluso los propios ingleses rindieron
homenaje con una tregua de 24 horas, fue Don Luis de Velazco, oficial español
que defendió a Cuba que era española. Es difícil e incomprensible escuchar que
el auto número uno en la organización del ataque al Cuartel Moncada, donde
viajaban personas que conocían perfectamente la ciudad de Santiago de Cuba, no
llegó a tiempo al ataque porque se perdió en la ciudad, en la misma ciudad donde
uno camina tres o cuatro cuadras a la derecha o izquierda y siempre llega al
cuartel. Siempre es difícil. Si mencionamos a Jesús Cristo, es casi imposible dejar
de pensar en esa cara simétricamente perfecta, de rasgos finos, de pelo largo,
lindo, peinado, casi lindo incluso después de una brutal golpiza y ser colgado en
una cruz. Sería difícil pensar en un Jesús moreno, de pelo ensortijado y corto,
medio feo, cabezón, etc.
Recuerdo dos libros adorables de mí juventud.
Una vez en la universidad cayó en mis manos un
librito, “Decadencia y caída de casi todo el mundo” del escritor norteamericano
Will Cuppy. De esos libros que después uno se lee varias veces en la vida y
lamenta no habérselo quedado desde la primera vez. En ese libro, que luego
tiene una segunda parte, Cuppy, magistralmente, con una carga enorme de humor e
ironía, describe, de forma muy seria, después de haber investigado más de 20
años, a aquellos personajes de la historia antigua, Roma, Grecia, Egipto, etc.,
que los historiadores nos mostraron sólo de un lado, o sea, del lado de la
belleza o la valentía. Cuppy y repito, su obra es muy seria y documentada, nos
habla de la verdad, de cómo tienen que haber sido, o sea, los feos, los bajitos
y gordos, los orejones y cabezones y los ruines o locos que fueron todos
aquellos personajes. Si quieren pasar un rato muy agradable, léanlo, no se
olvidarán de mí.
Luego ya yo más maduro, descubrí a José Saramago gracias
a un amigo mío y su “El Evangelio según Jesucristo”, novela que, siendo el
autor un estudioso y conocedor de la religión católica, humaniza a Jesús con
respeto. La obra es muy arriesgada, pienso que a las autoridades de la Iglesia
Católica no le debe haber hecho mucha gracia. Saramago, también magistralmente,
siguiendo la historia conocida a través de los evangelios canónigos, pero como
nadie, humaniza toda la historia, desmintiendo la virginidad de María, hablando
de sexo entre los protagonistas, relatando la relación amorosa entre Jesús y María
Magdalena y sobre todo planteándonos a un hombre de carne y hueso, con virtudes
y defectos, con posibilidades divinas y deseos terrenales, como cualquiera de
nosotros. Recomiendo esta lectura, irónica, fuerte para las concepciones que
pretenden no ser cambiadas, pero sobre todo muy disfrutable.
Recientemente se ha lanzado en Cuba, un libro cuyo
centro es Ernesto Guevara de la Serna, “Che” y esto me ha hecho pensar mucho o
más, sobre esa conocida figura de parte de nuestra última historia. El “Che” es
de esas figuras enigmáticas, extranjero en Cuba, que por lo que hizo y no hizo,
de la forma que hizo lo que hizo, su historia cargada de anécdotas fuera y
dentro de Cuba, la forma desastrosa de su muerte, etc., tomó categoría de
leyenda comparado con aquellos héroes descritos por Homero. El “Che” suma a su
historia real y de ficción, la mayor cantidad de seguidores y fanáticos que se
pueda coleccionar. Sus enemigos, los que lo acusan de todo lo malo, incluso de
asesino, muchas cosas que no me quedan muy claras y sus amorosos seguidores,
los que lo definen como experto guerrillero, el más honesto de los honestos, el
más sacrificado trabajador, conocedor de medicina, economía, marxismo, etc., cosas
que tampoco me quedan muy claras.
El recién lanzado libro, “Epistolario de un tiempo.
Cartas de 1947-1967”, es un esfuerzo de dos investigadoras cubanas, apoyadas
por la Editora Ocean Sur y el Centro de Estudios Che Guevara, que como lo dice
su título recoge y muestra las cartas más emblemáticas que el Che escribiera a
familiares y amigos, dentro de ellos a muchos dirigentes de la Revolución
Cubana, enmarcadas en un período de 20 años, incluyendo su carta de despedida a
Fidel Castro.
No conozco el libro, o sea, no lo he leído, quizás no
lo pueda leer, pero es de suponer que lo que recoge es cierto e importante al
menos para los seguidores, porque a la presentación, entre otros “conocidos”,
asistió como apoyo y reconocimiento, Hilda Guevara March, la hija que ha
heredado al Che totalmente, al menos para el público, tal como si el llamado “Guerrillero
Heroico” no tuviera más descendencia.
Ella, médico y político de profesión, como su padre, aunque
ahora se está cuestionando la carrera de medicina de Ernesto y la facultad
donde dicen se graduó no ha podido mostrar al mundo los documentos originales
de tal graduación, es la heredera además, de ese peculiar hablar de los
argentinos, pienso yo heredado por genética, porque ni nació y vivó en
Argentina, ni tuvo muchos amiguitos argentinos durante su infancia y juventud y
en realidad a su propio padre, entre reuniones, escuelas y estudios de
madrugada, trabajos voluntarios todos los fines de semana, intentos
guerrilleros y muerte prematura, debe haber visto muy poquito, pero bueno cada
cual puede escoger la forma en que quiere hablar, aunque con eso haga el
ridículo.
Claro, todos sabemos que cuando se publican las cartas
de una figura de la magnitud, buena y/o mala, como el Che, los compiladores,
muchas veces tienen a bien seleccionar los documentos y retirar aquellos que no
son leíbles, aquellos donde las ideas escritas no favorecen, aquellos que,
escritos con demasiada honestidad, enojo o dulzura, merecen ser resguardados
para otros tiempos o la eternidad. Casi siempre se hace, tratando de mantener
incólume a la figura que escribió, siempre que se quiere preservarla.
Cuba tiene muchos ejemplos del manejo de la verdadera
historia, dos en diferentes épocas y con diferentes actores, a mi entender, muy
ilustrativos.
El primero de ellos, es la retirada de las cuatro
páginas del Diario de José Martí, donde el autor, supuestamente dio su versión
de la entrevista privada en la finca “La Mejorana” y evaluó al General Antonio
Maceo. Dicha acción, la de quitar las páginas, al parecer fue hecha por el
Generalísimo Gómez, albacea de las propiedades de Martí después de su muerte.
Quizás Gómez descubrió que aquello que Martí escribió para sí mismo, como todo en
su diario, no favorecería a la unidad para la “guerra necesaria” de 1895. Quizás
Gómez, conocedor de que Martí no era muy bien asumido por la totalidad de los
guerreros, les ahorró y con ello le ahorró a Cuba, las valoraciones de Martí
sobre uno de los hombres más importantes para la batalla. Martí y Maceo se salvaron
para la historia y la unidad de los cubanos. Todos podemos opinar, pero lo que
se dijeron y luego evaluó Martí, sólo lo supo Gómez y por desgracia para Cuba, también
murió en 1905.
La segunda es la famosa y bien redactada obra que pasa
a la vida pública como “La historia me absolverá”, la cual muchos cubanos piensan
aún que es textualmente el discurso o alegato de autodefensa de Fidel Castro en
el juicio a raíz de los asaltos a los cuarteles de Santiago de Cuba y Bayamo,
porque eso es lo que se ha hecho ver. Se nos olvida o desconocemos la verdad. En
el momento del juicio de Fidel, que fue procesado solo, separado de sus compañeros,
abogado, conociéndolo como lo conocemos, utilizó todo un discurso recargado y
barroco, de ideas de atrás para adelante y viceversa, luego, después, cómodamente en su celda, escribió el texto
rodeado de libros, datos y la ayuda de alguno de sus compañeros, es probable
que al sacarlo el texto clandestinamente de la prisión, otras personas, se
comenta que sí, le hayan pasado la mano como a todo texto que se pretende publicar.
Su autodefensa en vivo, sin notas y apuntes, fue una y la “Historia me
Absolverá” es otra, los amantes la funden en una sola versión porque les da pie
a magnificar al autor.
Siguiendo esta lógica, la revolución y luego su
gobierno durante todos estos años, han manejado mucho a las figuras e ideas, quizás,
no justificable, pero entendible como propia necesidad de esa revolución y su
gobierno. Los que no estuvieron de acuerdo durante todos estos años, fueron sacados,
fueron desapareciendo, nunca estuvieron o existieron. Con la técnica del “sfumato”
creada y desarrollada sin igual por Da Vinci, fueron esfumados. Nunca más se volvió
a hablar de ellos. A los que han sobrevivido, independientemente de raza, sexo,
edad, responsabilidad, los une el sólido acuerdo y apoyo de todo y con todo. La
revolución ha monopolizado la idea de que todos estaban convencidos y/o subordinados
a cada uno de los pasos, de que todos estaban de acuerdo con todas las ideas,
de que todos incondicionalmente apoyaron a Fidel en sus ideas buenas, en las
malas y en las malísimas. Y esa es la relación que se ha querido traducir entre
el Che, Cuba, los dirigentes cubanos y principalmente con Fidel.
Nada de esto a mí me queda claro. Si somos reales y nos
conocemos como cubanos, lo primero que me cuesta trabajo creer es que todos
amaron al Che. La sola idea de aquel tipo de hablar extraño, de rudo carácter,
poco chistoso y poco conocer de los chistes cubanos, aquel tipo que nadie sabía
bien de dónde había salido, más aquel tipo trabajando y estudiando sin horas,
que retaba a cualquiera a trabajos los domingos, que citaba a la gente a reuniones
a las 3 de la mañana, que no tenía una querida pública, que no tomaba ron, que
no se estaba robando las casas, los propiedades de la burguesía, etc., tiene
que haberle caído gordo a muchos. Los que lo conocieron dicen que era un tren,
que cuando estaba disgustado era capaz de aplastarte mientras caminaba por los
pasillos, que no creía mucho de amigos y entonces, tengo yo que creer que todos
lo querían. Seamos reales, lo primero que hacemos entre nosotros mismo es preguntar.
¿Y este tipo de dónde salió?
Lo segundo que siempre me llamó la atención fue la
homogeneidad del pensamiento y entonces mucho ha averiguado sobre esto. He
conversado con muchas personas que pelearon en la guerra revolucionaria, tuve
incluso la inigualable “suerte” de tener a una de ellas por casi 10 años en la
casa de mi madre y que bajaron incluso con grados militares ganados supongo yo
por los méritos de las batallas, las pocas o muchas que hubo, pero batallas. Y
entonces en todos los casos, me han confesado, no lo puedo probar en este
escrito, no tengo los audios, ni los videos, pero me confesaron que desde la
propia Sierra Maestra existieron muchas contradicciones entre el propio Che y Fidel.
El primero, según dicen, conocedor de la teoría marxista y la realidad de Latinoamérica
mucho más que el segundo, trataba de influir en el tema de las ideas, trataba
de demostrar cómo había que hacerlo después del triunfo, existían discusiones
sobre la llegada al poder y el establecimiento de un gobierno después y más
allá de la guerra, cosa que el mayor por ciento de los combatientes, por su
bajo nivel cultural y académico, no entendían. Me han confesado, personas
incluso identificadas con la revolución, que el segundo, muy impositivo,
siempre tenía su fórmula, ajena incluso a cualquier teoría o practica anterior.
No dudo que Fidel se enamorara del Che tan pronto lo
conoció, como un tipo de deslumbramiento a primera vista. El “amigo”, a mi modo
de ver, era dado a enamorarse de los hombres, en el mejor sentido de la palabra
amor. Muchos son los casos de hombres que ocuparon importantes
responsabilidades en Cuba, que fueron creados por sus propias manos, moldeados
tal como se moldea una figura con barro. Quizás al ser Che argentino, más un
tipo con algún nivel teórico capaz de debatir, Fidel siempre estuvo prendado con
presencia.
Es posible, si miramos la vida de “nuestro gran líder”,
no encontraremos muchos amigos de verdad cubanos, o sea, amigos para compartir,
tomarse unos tragos, salir juntos, de confesiones, etc., sin embargo, además de
Che, Fidel colecciona una gran cantidad de amigos-admiradores extranjeros con
los que quizás se sentía más cómodo, pues no tenía que repartirles pan,
medicamentos, apagones, restricciones, etc. Todos, contradictorio por la
definición proletaria y en defensa de los oprimidos que tenía Fidel, eran multimillonarios.
Su amistas con Maradona, argentino, fue no sólo famosa sino amorosa, con Oswaldo
Guayasamín, ecuatoriano,
quien le profesó amor apasionado del tipo juvenil, y,
la más profunda, aquella de visitas de madrugadas cuando no se puede dormir, aquella
de short y chancletas, de helados, con Gabriel García Márquez, colombiano, no
sólo su amigo, sino su asesor, colaborador e intermediario para algunos temas con
el exterior y, según dicen, para otros temas íntimos. Un tipo símbolo de la defensa
de los más pobres, salvador de los más humildes, imagen de la sencillez y la no
posesión material, que decide compartir su exclusiva amistad, no con un obrero,
no con un negro, no con sus amigos de la infancia, no con cubanos, sino con los
multimillonarios del mundo. ¿Contradictorio no?
No hay comentarios:
Publicar un comentario