Hoy, ahora, hace falta meter presos a
algunos, sancionar a jefes, decomisar, multar, etc., y publicarlo como escarmiento,
cuando en realidad todas estas cosas pasan públicamente delante de la cara de
todos, incluso delante de las carazas de los del gobierno a todos los niveles,
que no pocas veces viven o reciben beneficios de esos llamados negocios
ilícitos.
¿Qué paso con las fábricas que teníamos y funcionaban?, ¿Qué pasó con
aquellos productos de los que, con orgullo nacional, nos abastecíamos?, ¿Alguien
me puede explicar cómo en Cuba, donde el control es cuadra por cuadra y, no
pocas veces, casa por casa, se logra tener 48 toneladas de ajo, 43 toneladas de
maíz, 5000 latas de pintura, 200 puercos, 1000 sacos de pienso, tiendas de ropa,
piezas de automóviles, más todos los productos industriales de importación que
se han inventado, agencias y bancos de dinero en dólares, moneda convertible y
moneda nacional, etc., sin que nadie se entere y un buen día sea descubierto
por la policía y agentes del ministerio del interior?
“Ponen en el NTV a un
guajiro de Alquizar con 48 toneladas de ajo ilegales después de haber vendido
75 toneladas por valor de dos millones de pesos. Le decomisan entre otras cosas
cuatro tractores ilegales. El tipo tenía contrato de la cooperativa firmados sin
llenar, para que él pusiera lo que más le convenía. Lo de las cooperativas
agrícolas que cultivan y crían animales para supuestamente vendérselos al
gobierno es un escándalo. Esos guajiros se han hecho millonarios y compran a
todo el mundo, por lo que gozan de total inmunidad. Más gente y jefes presos,
pero eso no resuelve nada, todo sigue peor. Ellos dejaron que esas cosas
pasaran durante 60 años y ahora quieren que el pueblo vea a esas personas como
los culpables de las necesidades de todos estos años. Trump firma ley para
encarcelar hasta por diez años a los que dañen monumentos y estatuas federales.
Trump regula las visas a estudiantes chinos en United States, dice él que son
espías del gobierno chino que viven allí para robar ideas, son miles y muchos
también trabajan”
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“Te mando fotos de una
revista Bohemia de los primeros años de la Revolución antes de que el gobierno
eliminara los anuncios comerciales. Hay un artículo de la primera encuesta nacional
hecha por el gobierno para saber la opinión de los cubanos sobre la gestión del
recién triunfante estado revolucionario en esos primeros años. Un anuncio
de un tipo que fabricaba arados, otro de la textilera de Ariguanabo, una
gigantesca industria, hoy y desde el periodo especial totalmente destruida, convertida
en almacenes. Otra foto sobre un anuncio de una combinada de arroz y otra de
Moa. Pasa las fotos para la PC para que puedas leer bien. Es increíble
como en esos años en Cuba había tal inquietud y mucho movimiento comercial
alrededor del desarrollo industrial. Han pasado 60 años y no sabemos cultivar
arroz, la textilera cerrada y destruida. Moa no hay quién la ponga a producir
de verdad. ¿Qué pasó que nada siguió el natural y lógico cause de las cosas en
la vida? ¿Cómo después de tantos años no sabemos sembrar, no tenemos industria,
no infraestructura que soporte el desarrollo? Dicen en la Mesa Redonda que
tienen la materia prima para fabricar refresco y cervezas pero que las latas
son importadas. ¿Hasta cuándo podremos seguir resistiendo? No queremos
cerveza ni refresco, pero boniatos y malangas son lo mínimo a lo que podemos
aspirar después de tantos años. La libra de carne de cerdo en 80 pesos. ¿Cómo
un jubilado que después de trabajar toda su vida como obrero gana 250 pesos
mensuales, puede comprar carne de cerdo? La carne la venden los particulares
escondidos porque el gobierno no tiene. ¿Qué van a comer los niños y los
viejos? No han vuelto a vender arroz liberado desde hace cuatro meses y el que
dan en la bodega no alcanza. Aprovecho el apagón de cinco horas para
escribirte”.
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Tan contradictorio para mí, como la llamada carta de
despedida que el Che dirigiera a Fidel, carta que, a mi entender, no hacía
falta, a no ser por una jugada planificada entre ambos. No fue el resultado de
una persona que deja un papel en la mesita de noche para que su pareja la
descubra en la mañana o una carta de alguien que se va a tirar por un balcón y
quiere dejar un por qué. Fidel y Che tuvieron que verse muchas veces antes de
que el segundo tuviera el boleto de avión para marcharse. Ambos que prepararon juntos
la misión Bolivia, tuvieron tiempo de sobra para despedidas, cafés, tabacos,
abrazos y, _” bueno, mi hermano, cuídate, no te preocupes, todo va a ir bien,
dame un último abrazo hasta que nos volvamos a encontrar, bajo el slogan de “Hasta
la victoria siempre”.
La carta, a todas luces era íntima, porque el Che no la
dirigió al pueblo de Cuba, ni tan siquiera a su Comandante en Jefe, sino solo a
Fidel y no dejó dicho, al menos por escrito, que se leyera públicamente. Dicha
carta, que Fidel, luego, dramática pero convenientemente, dio a conocer en
octubre de 1965 cuando dejó creado el Partido Comunista de Cuba y su Comité
Central, tiene, a mi entender, a todas luces, tres justificaciones. Primera, dar
a conocer el por qué el Che no formaba parte del nuevo Comité Central del PCC
recién formado, cosa que llamaría la atención al pueblo cubano. Segundo, quitarse
el golpe de injerencia de la revolución cubana en Bolivia, con la idea de
exportar una revolución, recuérdese que en la carta leída en 1965 Che renuncia
y libera de todo al gobierno revolucionario cubano y la primera referencia en a
Bolivia aparece en el Diario del Che, justo un año después, en noviembre de 1966
con la instalación del guerrillero en una zona montañosa y selvática del país latinoamericano.
Tercero, la carta es una muy necesaria y amorosa apología de la mano del Che, hombre
famoso, a la figura de Fidel Castro. Párrafos enteros dedicados a la grandeza, la
claridad, la sencillez, la entrega, el antimperialismo, la fe en el mejoramiento
humano, etc., del líder cubano. A partir de ahí, “el invicto”, a mi entender,
se quitó una gran presión con la idea de que Che decidiera irse a hacer “su
guerra” a otra parte, no tuvo mucho que hablar de sí mismo, no tuvo mucho que
justificar sus actuaciones. A partir de ahí, a todos sus opositores y
detractores, los mandó a leer la carta, diciéndoles algo así como: No lo digo
yo, lo dijo el Che.
Che tiene que haber sido una gran espina clavada de
forma mortal en la garganta de todos aquellos jóvenes “revolucionarios” que
jugaban y experimentaban a hacer gobierno. La idea de un tipo extranjero, poco
chistoso y poco entendedor de los chistes criollos, medio hosco digamos, que
trabajaba haciendo un esfuerzo en la concreta, que no tomaba café y lo sustituía
por algo tan amargo como el mate y no tomaba ron, que disfrutaba los domingos
haciendo trabajos voluntarios en la construcción, en los puertos cubanos, en la
caña, que tenía probablemente la casa más humilde de todas las que los nuevos
gobernantes se repartieron, que renunció a la cuota extra de comida y atenciones
como ministro, que mantuvo a su mujer como única en la misma medida que todos
los defensores del proletariado cambiaban y cambiaban, repartiéndose las
mejores y más lindas mujeres de Cuba y dejando en cada cambio casas, carros,
piscinas, etc.
Una figura que escogió, después de mucha insistencia, según
él mismo, la casa más sencilla y pequeña de Tarara por su asma, que se reunía con
sus subordinados a las 2:00 am, que estudiaba toda la madrugada sobre economía,
industrialización, la banca, etc., que apenas vio a su familia y dormía en su
casa, todo esto haciéndolo bien o mal, debía ser una enorme presión para todos
aquellos que triunfaron para vivir bien, para todos aquellos que desde los
propios inicios se fueron repartiendo a la Cuba que funcionaba, es cierto, con
problemas, pero funcionaba a finales de la década del 50, para todos aquellos
que de bohíos en los campos cubanos pasaron a vivir en las mansiones y los palacetes
de Miramar, Siboney, dejados por la gran burguesía cubana, que de sus pequeños
pueblitos del campo brincaron a conocer el mundo, que de andar en caballos o
burros, pasaron a manejar los mejores y modernos automóviles sin tener que pagar
por ellos, etc. Para todos aquellos, conocedores o no, la carta de despedida de
Che tiene que haber llegado como gran alivio, como un gran bálsamo, incluso
para el mismo Fidel, que, a todas luces, aunque aceptaba la presencia del
argentino, ya después del triunfo no necesitaba de él para sus objetivos como
emperador. Seamos honestos.
Contradictorio incluso el mismo Che, tal como trataba
de explicarnos Pipo Martín, el doctor del que ya he hablado, abuelo de mis
amigos Normita y Robertico, cuando nosotros apenas conocíamos de la historia de
nuestra patria. En su carta de despedida, llamémosle escrita, a Fidel, el argentino
termina diciendo: “Hasta la victoria siempre. ¡Patria o Muerte! Te abraza
con todo fervor revolucionario”, sin embargo, en la carta de despedida
que le escribió a sus padres, donde se reconoce como una especie de aventurero
de nuevo tipo, a esos padres que ya debían haber sufrido mucho con todos los
andares de su hijo Ernestico, se despide escribiéndoles: “Puede ser que ésta sea la definitiva. No lo busco,
pero está dentro del cálculo lógico de probabilidades. Si es así, va un último
abrazo”. Entonces cuál de los dos es el Che verdadero, el
convencido de que siempre existiría la victoria porque caminaba a una aventura
segura y bien organizada o el de esperen lo peor porque no regresaré. El que
confiaba en el triunfo de sus ideas y acciones o el que antes de partir a la misión
ya contaba con el desenlace desastroso que luego tuvo, El que fue al Congo y ayudado
en secreto regresó o el que programaba un último viaje sin regreso.
Contradicción. ¿Cuál era el verdadero Che? En mis días
como historiador participé en un conversatorio privado con uno de los
sobrevivientes de la guerrilla de Bolivia. Un señor por aquel entonces muy
afectado y perturbado de los nervios, que a todas luces había dado vueltas y más
vueltas dentro de la estructura militar cubana por su condición especial de ser
uno de los tres guerrilleros que regresaron, algo así como alguien que hay que
mantener aunque no sirva para mucho y recuerdo muy bien, que contó, todo esto,
repito, a puertas cerradas, que Che llevaba una granada escondida dentro de sus
piernas cuando entró en Bolivia y que había declarado que era un viaje sin
regreso, que volaría junto con el aeropuerto si era descubierto, pero que, sin
embargo, cuando es capturado vivo, al final de su, para mí, insuperablemente
mal escogida y planificada guerrilla, herido de tiro de bala en la pierna izquierda,
le confiesa a su captor boliviano, que él es el Che, que no lo maten, que él
les sirve más vivo que muerto.
Volvamos entonces al libro de las cartas de Che. Hemos
tenido que esperar más de 50 años para conocer muchas de ellas, para que quizás
muertos ya los principales protagonistas se permitiera sacarlas a la vida pública.
Las cartas siempre estuvieron ahí, no es el resultado de una excavación arqueológica,
ni el hallazgo de un cofre enterrado, creo que ahora es el momento para darlas
a conocer, sin grandes consecuencias. Creo que hoy, por determinadas razones
claras, es el momento donde las personas menos leen en Cuba y lo de las cartas
de Che, en medio de todo lo que está pasando, quedará para un pequeñísimo grupo
de amantes y detractores interesados.
En algunas de esas cartas se pone de manifiesto, antes
nunca visto, la contradicción y el desacuerdo de Che con lo que estaba ocurriendo,
lo que da la posibilidad ahora de decir, no lo digo yo, sino que lo dijo el mismísimo
Che. Creo, siendo justo que Che habla desde la sincera preocupación, no enarbola
una corriente revisionista, menos de oposición. Está tratando de alertar sobre
lo que estaba viendo. Luego, queda desmentida la idea de que todos pensaban
igual, de que todos apoyaron incondicionalmente cada una de las medidas y
acciones, muchas veces caprichosas, improvisadas, vengativas o sencillamente
por complacencia y auto complacencia.
Aquí algunos de los temas tratados reiteradamente en
sus comunicaciones:
- Uno de los puntos más reiterados es la improvisación con que se ejecutan las ideas, lo que daba por resultado una “política de bandazos” marcada, además, por el subjetivismo, trayendo como resultado el diseño de metas que conducían a un crecimiento imposible de alcanzar.
- La realización de inversiones no justificadas, tanto en la agricultura como en la industria, sumado a una tecnología atrasada adquirida, que por demás había que pagar a un precio muy caro. Señaló la forma desastrosa con que se ejecutaban esos contratos, sobre todo a la llegada de la mercancía y las partes de fábricas, que por mal manejo permanecían “durmiendo” en almacenes y al aire libre, lo que resultaba en daños irreparables y perdidas de estas.
- Se quejó de las líneas de acción falsas, como es el caso de la sustitución de importaciones y la pretensión de un autoabastecimiento ilusorio, o sea, la idea de que Cuba se abastecería de todo lo necesario, sin tener las mínimas condiciones para ello.
- La gran dificultad que pareció muy rápidamente por la apelación a la condición de incondicionalidad y no a la preparación y el conocimiento fue la falta de exigencias de responsabilidad en los cuadros de dirección, en los que además primó el voluntarismo revolucionario, la falta de información, la indisciplina administrativa y la falta de control.
- Critica Che la estructura escogida para dirigir la economía, o sea, la Junta Central de Planificación, a la que nombra incapaz y menciona errores cometidos en el Comercio Exterior, incapaz de planificar a largo plazo y olvidando su papel como piedra angular de la economía.
Los que
sobrevivimos al Che e incluso a Fidel y conocemos el camino que tomó el
gobierno cubano durante todos estos años y los propios discursos e ideas del
máximo líder, podemos imaginar que cada una de estas cartas, cada una de estas
ideas suministradas por Che, iban como dagas a parar a la garganta de Fidel
Castro, máximo inspirador y ejecutor de todas las improvisaciones que se llevaron
a cabo, no al principio, sino durante toda su estancia en la dirección política
y económica de su gobierno. Fidel, como buen cubano, debió estar loco porque el
amigo Che, como decimos, “se fuera con su rumba a otro lado”, para entonces
poder hacer su verdadera revolución sin segundos, como protagónico, como
vedette.
El Che no sólo
hizo críticas al sistema económico y las acciones realizadas dentro de él, sino
que también trató de aportar al sistema político de gobierno que se venía
estableciendo. Vale la pena decir que no le gustaban muchos los rusos y al
parecer a los rusos, el “Guerrillero Heroico” tampoco le caí en gracias. Fidel
como la almohadilla sanitaria.
Recuerdo muchos
cuentos de jóvenes cubanos que estudiaron en la Unión Soviética y los muchos
problemas que tuvieron con sus profesores allí. Los académicos y políticos soviéticos
consideraban abiertamente a Che como un aventurero, literalmente como un loco,
jugador a guerrillero, voluntarista y no seguidor de los paradigmas, sobre todo
leninistas, puestos en práctica por la madre del socialismo mundial y recomendados
en cada uno de los países donde tenía influencia. Recuerdo que esas mismas discusiones
la tuvimos en nuestros grupos de la universidad cuando los profesores de filosofía,
economía política, historia de la URSS, muchos de ellos graduados en las
academias soviéticas, trataban de demostrar que el revolucionario argentino-cubano,
no seguía los pasos establecidos e incambiables que los teóricos soviéticos
habían establecido para la construcción de la llamada “nueva sociedad”, lo que
consideraban un gran error.
Esto debió
haber resultado como una fórmula matemática fácil de entender. Che era propenso
a China, país con los que los soviéticos tenían muchas contradicciones. Fidel
era propenso a la URSS, necesitaba un padre apoyador, mantenedor y buen proveedor
para poder mantenerse. Los soviéticos ejercieron su influencia y poder respaldado
por lo que ellos concebían como única teoría, la suya. A Fidel la contradicción
y crítica del Che a los padrinos soviéticos no le convenía, menos su acercamiento
a China. Recuerdo aquel día en que por las criticas abiertas y públicas en la Plaza
de la Revolución, frente a todo el pueblo además por televisión, que hiciera
Fidel en uno de sus discursos guerra, los chinitos diplomáticos presentes, se
levantaron de sus asientos y abandonaron disgustadísimos el evento, acto público
jamás visto, demostrativo de un gran desacuerdo. Resultado, los soviéticos ganaron,
los chinos se apartaron por años, Fidel se construía un camino libre de piedras
y Che debería marcharse a hacer su revolución en ….???????, Bolivia.
El Che no
sólo criticó los pasos económicos, sino que se metió directamente en el sistema
político y social que se pretendía construir. Concluyó que era un error pensar
en una corta etapa de transición, que se definía como “ya terminada” mientras escribió
sus cartas, que daba paso a la construcción caprichosa del socialismo y que se
implementaran o copiaran los pasos que la URSS, por sus propias características,
había tenido que implementar, muchos de ellos no adaptados o necesitados por la
realidad cubana.
Señala el
error de hablar de un hombre nuevo, sin que éste existiera de verdad, al no
poder eliminar las características que sobrevivían del capitalismo, sistema con
el que el nuevo sistema socialista decidía competir, lo que generaría sólo un
callejón sin salida, al traer como consecuencia una rebelión contra el sistema
y su consiguiente conversión, donde nadie ha buscado la raíz del mal y el por
qué se genera un retroceso, dejando claro que:
“…hay que sufrir
golpes muy duros de la realidad para empezar a cambiar; y siempre cambiar el
aspecto externo, el más llamativamente negativo, pero no la esencia real de
todas las dificultades que existen hoy que es una falsa concepción del hombre
comunista…”.
Igual a estas ideas
propuestas por Che durante toda su presencia en Cuba, existen más, habría que
leerse el libro de las cartas, pero lo llamativo de todo esto es que esos
mismos problemas existen hoy, en el 2020 a 60 años de que el Che comenzara su
actividad como constructor de la nueva sociedad. Yo solo tengo miles de preguntas,
aquí les dejo alguna de ellas:
- ¿Se leyeron las cartas y trataron de entenderlo o las cogieron, ya por la escasez de papel, para …?
- ¿Fueron sus críticas aceptadas? El Che se aseguró de escribir y dejar recuerdos sobre sus ideas, pero en el libro sólo aparecen las cartas que él escribió, pero no las respuestas que obtuvo, o sea, la información sólo aparece en una sola dirección. Lo que se pensó o respondió sigue en incógnita, a lo mejor en espera de otro libro que publique las respuestas.
- ¿Esto que vio Che, tan rápido como a principios de la década de 60, sólo lo vio él?
- ¿Cómo es que estos problemas, descritos por uno de los “más grandes revolucionarios” de la Revolución Cubana y luego gobierno revolucionario, que sigue apareciendo como uno de los que más esfuerzos reales hizo, no sólo estaban presentes desde el principio, o sea, 1959, sino que hoy en el 2020 aún existen como llamada “fuerza motora” del proceso revolucionario?
- ¿Dónde está hoy la orgullosa industria cubana productora de una gran parte de lo que ese país consumía?, ¿Dónde está el agro cubano, cosa que si teníamos orgullosamente en 1959?, ¿Dónde está hoy nuestro comercio exterior?, ¿Dónde está hoy ese hombre nuevo que se necesitaba y, en muchas ocasiones, se dijo que se tenía?
- ¿Cómo Che fue capaz de darse cuenta, de lo que muchos otros cubanos se dieron cuenta y todavía hoy esos mismos errores se comentan con más fuerza y determinación incluso?
- ¿Sería brujo Che cuando predijo en épocas tan tempranas que el resultado sería solo “un retroceso”?
- ¿Dónde están aquellas personas, no famosas, que al igual que Che vieron los problemas, los comentaron, trataron de oponerse y solucionarlos y no sé los escuchó, o, por el contrario, se les apartó púbica o silenciosamente?, ¿Se les hará un libro?
- Por último, ¿Che, los que se quejaron, criticaron u opusieron como él lo hizo, los que se bajaron del tren, el que se enamoró de su amigo y por eso perdió los estudios o el trabajo, los que fueron bajados por las buenas y por las malas del mismo tren, los que se fueron a otros países, los que se quedaron en un exilio interno con la única condición de ver el cadáver del enemigo pasar, los que crecieron fuera pero tienen ideas, el campesino que dijo no siembren caña aquí porque no se da, el obrero que dijo esa pieza soviética no funciona en este equipo norteamericano, el que defendió la idea de que los niños necesitaban comer proteínas proveniente de la carne roja, el que dijo que los viejos necesitaban atenciones especiales, el que dijo que no pelearía en una guerra fuera de Cuba, el que escribió con pasta de diente en la pared de su calabozo la palabra libertad, el que compró la langosta que los libros de biología y el NTV dicen que es cubana, para probarla por primera vez antes de perder los dientes, el que construyó una barbacoa dentro de su apartamento de finales del siglo XIX, el que dijo que el tema de tener dos, tres, cuatro monedas a la misma vez en el país era un error garrafal para la economía, el que dijo que Cuba en realidad no es potencia en nada, TODOS, estaban tan equivocados
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