María Corina Machado. Caracas, mayo 2020
Soy un cubano común,
nunca pertenecí a ninguna organización política mientras viví en Cuba, menos
ocupé cargos a ningún nivel, de ninguna importancia. Estudié, trabajé, hice una
familia y desde muy joven, cuando aún no podía explicarme teórica y profundamente
el por qué, decidí que el marxismo-leninismo, el fidelismo, el socialismo y el
comunismo en su fase de ideas, no me gustaban. Eso marcó un camino para mí, que
ya muchas veces he descrito, me ha traído hasta hoy.
Leo y además pienso en Cuba
y me sigo haciendo las mismas preguntas, que, a pesar de mi edad y experiencia,
no puedo responderme con algo categórico y concluyente. ¿Qué nos pasó a los
cubanos?, ¿Cómo tanto disgusto no ha terminado con lo que nos disgusta?, ¿Cómo
después de tantos años de carencias progresivas irreversibles, no sólo en lo
económico, sino en todos los aspectos de la vida, incluyendo la moral,
atrapando a casi todos los cubanos en la limitación de aquello material para la
vida y en el, por lo menos públicamente para una gran parte de los cubanos,
doble pensar, no ha terminado por ponernos de acuerdo y tomar una decisión, una
sola decisión, que nos permita probar por vías cubanas, otras fórmulas? Nadie
cuestiona hoy la soberanía de Cuba, nadie quiere entregar el país a otra
bandera o idioma, sólo se trata de probar otra forma, atrevida, arriesgada,
pero nueva.
Resulta muy difícil
analizar en pocas cuartillas un proceso que ya va por más de seis décadas y en
el cual las figuras, sus virtudes y errores, sus logros y derrotas, sus
voluntades políticas buenas y su mala intención, fueron muchas de ellas, las
mismas.
Mucho se ha hablado,
escrito, analizado, desde diferentes puntos. Los protagonistas, los que han estado
a favor, los que están en contra, los estudiosos y filósofos, los cubanos de pueblo
cada uno a su nivel, experiencia y posibilidad e incluso yo. Se repiten y se
repiten las ideas, unas justificando, otras culpando. Los de adentro con sus
compromisos y deudas o no, los de afuera con sus complejos, añoranzas, odio,
etc. Siempre se repiten las mismas ideas.
Sin embargo, también
siempre aparecen ideas, que, si no son nuevas para nada, definen y ayudan a
definir, para incluso llegar a conocernos mejor. Ahora me refiero al término
recién escuchado por mí, terror científico. Me declaro no especialista en técnicas
represivas, entonces no me apena haber leído ahora por primera vez sobre algo
que me parece conocido, que siempre he pensado, que además lo he sufrido personalmente,
pero que en realidad no tenía tan conceptualizado con incluso un término
reconocido parece que internacionalmente.
Recién unas semanas y unos
días, han ocurrido dos hechos parecidísimos en dos países diferentes, que a
pesar de lo parecido que son, han traído diferencias en la forma de actuar de
autoridades y pueblos, por lo que una vez más, es bueno pensar.
Me refiero al primero,
un hecho ocurrido el día 25 de mayo del 2020 en el vecindario de Powderhorn, en
la ciudad de Mineápolis, Minesota, Estados Unidos, donde como resultado de un
arresto policial, donde intervinieron 4 policías, a todas luces con un desmedido
uso de la fuerza, un hombre negro, George Floyd, resultó muerto minutos después
de su arresto, aparentemente por asfixia. El segundo ocurrió el día 24 de junio
del 2020, a solo un mes del anterior, en el municipio de Guanabacoa, Ciudad de
la Habana, Cuba, donde un joven de 27 años, también negro, fue baleado por la
espalda y en una pierna de forma mortal, por un policía que lo persiguió en
carrera por casi dos kilómetros. De más está decir, aunque siempre es bueno repetir
que ninguno de los dos hechos tiene justificación, pues parece que en ambos
casos los oficiales de la policía, aún cumpliendo con su deber, podía haber
apelado a otras formas de actuar, que no terminaran en la muerte de ambos hombres.
Lo llamativo es que
ambos hechos ocurridos con muy poco tiempo de diferencia como para que el
olvido o la confusión haya trabajado, donde mueren dos hombres por abuso o mala
práctica policial, donde ambos eran supuestos delincuentes, uno afroamericano
en Estados Unidos, otro negro en Cuba, tengan tanta diferencia como
consecuencias. Dos vidas perdidas en manos de la policía. Da igual cómo y por
qué fue, dos vidas perdidas.
En Estados Unidos, a
pesar de que los 4 policías fueron separados de sus responsabilidades y al menos
el protagónico fue inmediatamente instruido con cargos de asesinato, etc., que
muchos jefes de policía declararon reconociendo y criticando el error, que muchos
políticos se manifestaron en contra y que el propio presidente del gobierno declaró
a la nación y se entrevistó con la familia de Floyd condenando el hecho y transmitiéndole
sus condolencias en nombre propio y del pueblo norteamericano, se desencadenó la
de “San Quintín”.
La muerte del afroamericano
que afectaba a su familia y amigos más cercanos se utilizó como pretexto para
armar y poner en funcionamiento el movimiento antirracismo y anti-xenofobia, manifestaciones
pacíficas entendibles y quizás necesarias, pero detrás de ellas, de forma
organizada y pagadas en dinero cash, se montaron manifestaciones no tan pacíficas
y, peor, totalmente violentas, agresivas, vandálicas, destructoras y desestabilizadoras
de la vida en algunas ciudades del país. Llevamos un mes con agresiones a las
personas, ahora de negros y supuestos aliados hacia blancos, agresiones a
negocios privados con el objetivo de robar, quemar, destruir, agresiones a las
estaciones y carros e incluso a los policías como personas, agresiones a las
figuras de gobierno y sus decisiones.
Todo el mundo aquí, en
Estados Unidos, ha opinado, incluso yo, lo que me parece bien, a favor o en
contra de lo que está pasando. Están los que apoyan las acciones de los que protestan
pacíficamente a pesar de que ellos porten banderas y ropas con la cara del Che,
banderas marxistas, sandinistas y bolivarianas, etc., y los que apoyan y creen
necesarias las acciones de los delincuentes de cualquier color, los hay negros,
rubios, jabados, pelirrojos, albinos, etc. y de cualquier edad.
Se han visto
declaraciones de los jefes de esos movimientos que han dicho frente a
periodistas textualmente que la idea es “quemar” el país, destruirlo, cambiar
todo hacia el lugar y la forma que ellos, con razón o por capricho, exclusivamente
quieren llevarlo y cambiarlo. Todos hemos opinado. Ya dije en uno de mis artículos
anteriores, todos los colores humanos defendiendo o echando a todos los otros
colores humanos. Todas las marchas y protestas se han tratado de resolver,
aplacar, terminar, sin más abuso de la fuerza, sin que aparezcan más muertos,
incluso donde por momentos las autoridades han aparecido como pasivas y disminuidas.
Las policías locales han pedido por favor, se han arrodillado en muestra de
respeto, han hecho declaraciones negociadoras llamando a la calma y el orden.
Los políticos han intervenido tratando de que la cosa se calme. Le presidente ha
llamado la atención, y ha advertido que, si no queda más remedio, en
cumplimento de su autoridad y responsabilidad, no permitirá que se destruya el
país y si llegara a hacer falta, él mismo asumiría el papel de jefe del ejército
en la práctica.
Pero, además, tan
pronto se conoció la noticia de Floyd, todo el mundo que está fuera de los
Estados Unidos, que en realidad ni sufren lo del supuesto racismo, ni les
interesa la muerte del aquí afroamericano, ha opinado. Claro, el caso, además
de justo, se presta para el show, ocurrió en Estados Unidos, país en la mira
constante de muchos, eso es importante, en medio de un gobierno, que de seguro
pasará como el más criticado de la historia de este país, con un presidente que
a muchísimos no gusta y que otros muchos aseguran que no ha hecho absolutamente
nada positivo, a pocos meses de las próximas elecciones presidenciales. Los justos
reclamos por la innecesaria muerte de Floyd han pasado, olvidando el origen, a
críticas al gobierno, cuestionamiento de la actuación de todos, donde pocos han
escapado, burlas, noticias reales y noticias falsas, chismes. Las manifestaciones
han traído a personas extranjeras que pagan a los manifestantes y manifestantes
extranjeros que han venido precisamente desde sus países a quejarse aquí adentro.
La izquierda encubierta o pública ahora se filtra y trata de imponer el camino,
los socialistas tratan de apoyar al candidato opositor.
Cuba, para no quedarse
atrás, se ha manifestado, como siempre. Expertos en la caza de los problemas internos
de Estados Unidos y los noticieros y periódicos oficiales cubanos, que por
demás son los únicos que existen, se la han tomado con el abuso policial, el racismo,
la muerte de una persona para inundar los medios con sus ideas y con esto no sólo
establecer su camino, sino mantener entretenida a la población que depende o
gusta depender de la información oficial que le suministran.
Muchos funcionarios del
gobierno han hecho públicas sus opiniones adoloridas, hablando mal de la
sociedad y gobierno norteamericanos e incluso, por hacer cosas, un cantante
popular cubano anuncia el lanzamiento de una nueva canción con la frase “no
puedo respirar” que dijo Floyd mientras el policía le presionaba con la rodilla
su garganta. El gobierno cubano a través de sus funcionarios y periodistas,
hablan de racismo, explotación, capitalismo brutal, diferencias irreconciliables
de clases, disgusto de toda la sociedad.
Habla de la solución “socialista” que
quieren 5 o 5000 personas aquí adentro, sin poderles dar pan y agua a la población
de Cuba. Estimulan, si, dan candela, desde posiciones aparentemente justas e inofensivas,
a la destrucción de lo que hoy tenemos, para sustituirlo por algo que nadie
sabe qué es exactamente. Se quejan una vez más y echan la culpa a otros,
Estados Unidos es el elegido siempre, de todos los males, carencias,
incapacidades, etc. que hoy ese sistema que domina a Cuba por más de 60 años, exhibe.
Entonces, como el “que
no quiere caldo le dan tres tazas”, al mes del problema Floyd, un policía
cubano, mata, para algunos, asesina, a un joven, Hansel Hernández, de 27 años, por la espalda y la
reacción cubana es totalmente diferente, gobierno y pueblo.
Veamos la simple declaración
del Ministerio del Interior de Cuba, entidad a donde pertenece la Policía
Nacional Revolucionaria, PNR, de donde era o es miembro el policía que disparó,
dada al pueblo de Cuba, después de varios días de silencio, en un periódico de
segunda categoría, Tribuna de La Habana, que muy pocos leen:
“Los tripulantes de un auto de la Policía
Nacional Revolucionaria que cumplía servicio de vigilancia y patrullaje,
en el capitalino municipio de Guanabacoa, sorprendió infraganti
a un ciudadano que había robado piezas y accesorios de un paradero de ómnibus,
quien se dio a la fuga cuando trataron de identificarlo.
Como parte de las investigaciones realizadas, hasta el
momento, se pudo establecer que durante la persecución -a la carrera, a lo
largo de casi dos kilómetros- por un terreno irregular, el individuo para
evitar ser detenido agredió con varias piedras a uno de los policías, una de
las cuales lo golpea en la entrepierna, otra el lateral del torso y una tercera
le disloca el hombro y lo lanza al piso.
En el intervalo en que el agresor lanza las
piedras, el militar realizó dos disparos de advertencia. Acto seguido
y debido al peligro para su vida por la magnitud de la
agresión, el policía riposta desde el piso efectuando un disparo con su
arma de reglamento que impacta al individuo y le provoca la muerte.
El fallecido se nombra Hansel Ernesto Hernández
Galiano, de 27 años, residente en el propio municipio.
El Ministerio del Interior, lamenta el
fallecimiento de esta persona, en la circunstancia, antes descrita, en medio de
intensas jornadas de nuestros combatientes junto al pueblo en defensa de
la vida, la tranquilidad ciudadana y el orden interior”.
Lo
primero, claro, es la vía para dar la información, ya dije un periódico de muy
poca circulación que leen pocas personas, en vez de utilizar el periódico Granma,
o sea, desde aquí mismo el asunto para las autoridades no es tan importante. Luego,
la información es primero publicada por un influencer llamado “Ale El Guerrero”
que tiene un canal en YouTube de audio sin cara, sin identidad, o sea, sobre un
muñeco con voz, que se dedica a defender todos y cada uno de los actos del
gobierno cubano y echarles a todas y cada una de las opiniones diversas que
existen dentro y fuera de Cuba. La noticia oficial del gobierno repite la
información dada por una voz sin imagen en internet.
La
versión oficial del órgano responsable cubano no deja de decir, como siempre,
que el joven cubano tenía “antecedentes por Amenaza, Abusos Lascivos y Robo
con Violencia, por lo cual cumplió sanción y se encontraba en libertad
condicional”, o sea, que el muerto no era tan buena persona, sino que era un
delincuente común. No se aclara en la nota oficial si el policía esta bajo
investigación, detenido o al menos separado de las filas de su organización y
lo que si se sabe hoy es que la investigación debe estar limitada porque el cadáver
del joven fue incinerado, luego de que las autoridades cubanas sugirieran esa
rápida solución para el cadáver, alegando que estaban en medio de una pandemia,
el joven cubano no estaba infestado con el Coronavirus, lo que hace imposible
calcular los disparos, etc., porque las cenizas de un cadáver no permiten hacer
estudios científicos sobre balísticas.
La
noticia está confusa en sí misma, como siempre. El “delincuente” salió
corriendo dicen que con una pantalla que se había robado cuando uno de los dos
policías de turno, le cae atrás. El otro policía quedó tranquilamente en el
auto de policía, al parecer sin hacer mucho, imagino que llamando a los
refuerzos. Yo supongo que el joven debe haber tirado la pantalla o lo que
llevara consigo para poder correr más rápido, carrera que ocupó según el
informe “a lo largo de casi dos kilómetros” o sea, casi 2 000 metros, lo
que significa una buena carera de 5 vueltas a una pista olímpica. El informe
dice que el joven en el mismo momento que corría desprendido para evitar la captura le tiraba piedras al policía, o sea, para cualquier que pueda imaginarse la
escena, el tipo se paraba, se agachaba, recogía las piedras, que tuvo suerte
estaban todas organizadas a la mano, luego se viraba de frente para tirársela a
su perseguidor, porque no existe otra manera de hacerlo. Las piedras tiradas
parecen debieron ser muy grandes o el perseguido tener una extraordinaria
fuerza porque una de ellas, dice el informe, “le disloca el hombro y lo
lanza al piso” al perseguidor, cosa que un experto en traumatología,
fuera de Cuba obviamente, declaró que en sus 20 años de servicios atendiendo
traumas en todo el cuerpo humano, nunca había visto. El técnico define que una
piedra tirada a determinada distancia por un hombre y no una máquina, jamás podría
dislocarle el hombro a nadie, a no ser que fuera una piedra como “La Gran Piedra”
o la “Piedra Tumba de Fidel Castro”, ambas en la ciudad de Santiago de Cuba.
Al
final el policía le dispara mortalmente por la espalda, obviamente a distancia,
lo que queda poco entendible que fuera en defensa propia, porque el perseguido,
corría ligeramente para escapar, dicen que estaba agachado y todos los informes
que he leído aclaran que no estaba armado, sólo la versión cubana dijo que
tiraba piedras a su perseguidor mientras corría, todo lo que ahora es difícil de
analizar, donde hubo un cuerpo, sólo queda cenizas.
Hay
los que dicen que el hecho está o puede estar relacionado con una exacerbación de
las pasiones entre policías, porque hace muy pocas semanas, un individuo entró
a una estación de policía en Calabazar, Ciudad de la Habana y sin mucha
explicación, hirió a dos policías y asesinó con un arma blanca a otro, lo que
resulta difícil de demostrar, pero siempre puede quedar la duda porque todos
sabemos que la historia recoge muchos hechos en muchos países de policías que
frente a la muerte de un compañero, salen a cazar, si cazar, a los culpables o
a otros que paguen por el incidente ocurrido. Pasiones a pesar de los
uniformes.
Llama
la atención que el informe del Ministerio del Interior, máximo órgano de la
seguridad de la nación, al cual pertenece la Policía, trata de quitarle
importancia al asunto cuando dice textualmente que lamenta lo ocurrido, en “medio
de intensas jornadas de nuestros combatientes junto al pueblo en defensa
de la vida, la tranquilidad ciudadana y el orden interior”, o sea, como en
muchas otras ocasiones le pasa la mano al hecho, primero nombrando a los policías
“combatientes”, cosa que trata de crear un mayor efecto sentimental y luego,
con más abuso de sentimientos, dice que esos policías combatientes, están junto
al pueblo, apareciendo nuevamente la definición pueblo que ya nadie sabe lo que
quiere decir, ni a que parte se refiere, defendiendo la vida, etc.
Ahora,
el hecho sea cual sea, tiene un policía que mató de un tiro por la espalda a un
cubano, joven, negro, desarmado, quizás delincuente, que a todas luces trataba
de escapar, no de agredir ni de eliminar físicamente a su perseguidor. Declaro
que le joven cubano no era ni mi familia, ni mi conocido y en realidad puede
ser que dentro de una semana no me acuerde el él. ¿Dónde están las voces insultadas
que reclamaron justicia para Floyd, un afroamericano en Estados Unidos?, ¿Dónde
está Mariela Castro y los periodistas del régimen que, a segundos de la muerte
de Floyd, comenzaron a invadir las redes sociales exteriorizando y sobre todo,
tratando de agravar el hecho?, ¿Dónde está el presidente de Cuba y los ministros
que forman su gobierno, que no salieron por la TV nacional a dar una
explicación y menos se presentaron frente a la familia para por lo menos dar
condolencias?, ¿Dónde están los cantantes, intelectuales, artistas cubanos en
Cuba y todos aquellos que fuera de Cuba criticaron a mansalva, haciendo leña
del árbol caído, a las autoridades norteamericanas, a la policía y que no pocos
vieron bien e incluso justificaron la violencia y el vandalismo, que se creó
aquí y todavía existe en muchas ciudades?, ¿Dónde están esos cubanos dentro de
Cuba que no llaman a salir a la calle a pedir se sancione a los policías, a
declarar al mundo que la policía cubana ha asesinado a un joven negro, quizás a
destruir una que otra tienda o edificio?, ¿Es para las autoridades de gobierno
cubanas, los artistas, los intelectuales, más los que desde cualquier lugar del
mundo defienden o callan frente al gobierno cubano, más importante la vida de un
negro norteamericano, que la vida de un negro cubano?, ¿Hasta cuándo tanta
hipocresía?
Esto,
entonces, me ha hecho pensar en el terror científico. Creo que desde el propio
1959 Fidel Castro, como muy pocos anteriormente, implementó esta herramienta
como parte de su poder, convirtiendo, como dice María Corina, a la verdad en víctima
y al silencio en instrumento para gobernar. La propaganda trató e incluso
logró, que las personas repitieran como verdad, algo que no existía o no veían.
Las personas creyeron en algo que se dijo, pero no se definió ni cómo, menos,
para cuándo. El escarmiento ejemplarizante desde los propios inicios y contra
los propios compañeros de lucha y gobierno, funcionó no sólo como muro de
contención, sino como maquinaria efectiva de auto contención para muchos. Las
personas sentían miedo incluso cuando no habían hecho nada malo y trataban de
evitar que sus cercanos, familiares y amigos, pudieran hacer algo indebido,
como sólo decir, no estoy de acuerdo. El miedo formó parte de nuestras vidas.
Si
todo aquello que aprendimos de las condiciones objetivas y subjetivas es verdad
y existe como narrativa de la vida social y económica de un país cualquiera,
entonces estamos en presencia de un momento donde el gobierno cubano, más allá
del nombre que se le dé o la legalidad que se le asigne, ha venido disminuyendo
y disminuyendo sus prestaciones, hasta casi llegar a no poder resolver nada de
la necesidad de un cubano común, o sea, hablo de comida, agua, medicamentos,
atención hospitalaria, ni hablar de otros servicios como arreglo de casas,
carros, compra de ropas, artículos para el hogar, transportes públicos, etc. Ya
no vale la pena discutir si fueron malos o buenos en el pasado, si los inventos
fracasaron o triunfaron, si el socialismo como sistema socio económico es
válido o no porque han pasado 60 años y hoy, el gobierno, como todo otro
cualquier gobierno, no beneficia a nadie, más allá de a las figuras del propio
gobierno.
El
gobierno cubano, no el socialismo teórico, no lo que ocurrió en las décadas del
60, 70 u 80, sino hoy no puede garantizar y peor, no sabe cuándo podrá, nada para
una población que se desgasta en hacer horas de infernales colas para comprar
cualquier cosa, padece de los mismos apagones de siempre y la misma falta de
agua de siempre. ¿Cómo entender que las autoridades cubanas entiendan y apoyen
el disgusto de algunos sectores sociales norteamericanos, que bien comidos,
bien bebidos, bien vestidos, bien transportados, poseedores de casas y apartamentos,
donde no se va la electricidad, ni el agua, donde se puede escoger entre 3000
ofertas de líquidos para tomar y 200 ofertas para un celular, con más de 300 canales
de TV, quieran hacer cambios y no acepte que el pueblo cubano, después de 60
años de ininterrumpido esfuerzo y sacrificio, tenga derecho a soñar con poder
tomar agua fría siempre y comerse un buen pan siempre?, ¿Cómo desear el bien
para el pueblo norteamericano, que el día que no consiga mayonesa se tira a las
calles y pretender que el propio pueblo que se dirige, que ha visto disminuir
sus posesiones, que está viviendo al día, con un muslo y contramuslo de pollo
para tres personas para el mes entero, que considera que la mayonesa es algo
que sólo consumen los multimillonarios que tienen sus mansiones en La Luna,
siga y siga aguantando por los siglos de los siglos? El pueblo norteamericano
está inconforme y en seguida hay que cambiar el sistema, el pueblo cubano está
inconforme y tiene que soportar, aguantar, resistir y luego sonreír y mostrar
alegría frente a un sistema incapaz hoy de resolver nada. Buen negocio el de esos
gobernantes, cada día más alejado del marxismo, leninismo, proletariado y sobre
todo su pueblo en general.
Existen
condiciones en Estados Unidos para mostrar la inconformidad e incluso acabar
con ella. Todos nos podemos poner de acuerdo y dentro de pocos meses votar por
los demócratas, por los verdes, por los anarquistas, por los vegetarianos, por
los que son homosexuales, por los de cabezas cuadradas, podemos manifestarnos,
protestar, hacer declaraciones, crear movimientos en defensa de las hormigas negras
gigantes, podemos denunciar el fraude, llevar a los corruptos a juicios, pedir
justicia por la muerte de Floyd, etc. Cuba, su gobierno civil y militar sólo pretende
vivir bajo el terror científico.
VIVI,
si viví con mayúscula en Cuba durante 44 años, tiempo suficiente como para
conocerla y si hay algo que me llama la atención hoy es que nunca vi tanta represión
como la que estoy viendo. Siempre ha existido, pero creo que antes era menos o
por lo menos había menos conocimientos de su existencia, quizás eran más finos.
Conozco del terror científico desarrollado por cuadras, por centros de trabajo
y estudios, incluso por familias. Conozco del terrorismo científico establecido
entre personas. Tengo tantos cuentos, sólo los vividos por mí, que pudiera
escribir una enciclopedia.
Crecí
escuchado que los “yanquis” nos atacarían todas las mañanas de todos los días y
por tanto el entretenimiento de la autodefensa. Crecí escuchando hablar, mejor
criticar a los “gusanos de Miami” que regresarían a quitarnos lo que teníamos.
Me puse viejo escuchando que los opositores internos, eran agentes pagados,
mercenarios, por cualquiera de las agencias que existen fuera de Cuba y, sobre
todo, los mejores consejos, no pienses tanto, no hables tanto, no critiques
tanto, este no es el marco para ese planteamiento, no te dejes influir, etc. Las
fuerzas combatientes de la policía, las fuerzas especiales del Ministerio del Interior, la
policía secreta y los agentes de la seguridad del estado, más militares armados
vestidos de civiles, están hoy todos los días en la calle, no junto al pueblo
en defensa de la vida, la tranquilidad ciudadana y el orden interior, eso es
mentira, sino reprimiendo abiertamente a las personas. Hoy las imágenes de las
golpizas a hombres y mujeres, la violencia de las detenciones, la coartada
justificada para llevar presos, amontonar en los calabozos, poner en las
cárceles a todo el que trate de violar la cientificidad del terror, es parte de
la vida diaria.
Antes
era más fácil, la información era poca y muy bien administrada y escondida, hoy
las imágenes no mienten. Acabo de ver a un policía ahorcando a un muchacho
cubano, con una de esas técnicas de estrangulación especializada, mientras su compañero
combatiente, poco diestro en poner esposas, arrodillado sobre el joven, le daba
piñazos por las costillas y gritaba violentamente “lo quiero desmayado, lo
quiero desmayado”. Acabo de ver a un policía metiendo a la fuerza dentro de un
carro de policía a una muchacha que tenía a un bebé de meses en sus brazos, a
la que zumbaron con bebé y todo para adentro. Son más que conocidas las
arrastradas, las golpizas con palos, tonfas, a gente que está en desacuerdo con
algo o que sencillamente reclama un derecho, “queremos agua”. He visto lo increíble,
un policía cubano, que, frente a una cámara de video, amenaza con golpear y
acabar con cualquiera que salga a protestar, frente a una cámara tal como lo hacen
en aquellos famosos videos los grupos extremistas árabes que a cada rato se ven
en internet. Y no pasa nada, ni lo saca de la policía, ni el gobierno aclara,
sólo se deja correr. ¿Qué diferencia todo esto con lo ocurrido a Floyd?, ¿A
quién defiende la policía cubana hoy?, ¿Es el gobierno cubano mejor o peor que
el “malísimo” gobierno de Trump?, ¿Se está reprimiendo en Cuba hoy a aquellos
que intentan desordenar “el orden” o lo que al gobierno le llama así o se está
reprimiendo de izquierda a derecha para evitar que se les vaya de la mano, para
imposibilitar que aquello de las condiciones objetivas terminen de preñar a las
condiciones subjetivas?
El
terror científico. Alertas personales por agentes vestidos de civil, chantajes,
acciones para comprar a los que se oponen de forma organizada, ahora en la
parte alta de la última ola, decomisos y sanciones ejemplarizantes, más personas
en calabozos y hacia las cárceles, reforzamiento de tropas antimotines, no para
luchar contra el enemigo yanqui que nos viene invadiendo por estos últimos 60
años, sino para reprimir, aplastar a ese pueblo que ya no pude soportar más. Gobierno
tomando decisiones que no resuelven nada, aconsejando nuevamente a las personas
que siembren en los jardines, patios e incluso en las macetas, tanto como si la
pasta de diente se diera de la tierra o una vaca pudiera criarse dentro de un
pozuelo plástico. Discursos por un lado aparentemente amorosos, pero por otro
agresivos, represores. Policía en la calle golpeando y como nunca, personas,
barrios, pueblos casi enteros, que comienzan a fajarse con las manos y quizás
piedras contra esa policía. Discursos hoy en 2020 sobre la fortaleza y el apoyo
del pueblo a la revolución gobierno y cada día más caras de decepción y asombro
de ese mismo pueblo que dice no querer apoyar a nadie, ni a nada más.
Sólo
el terror científico, como antesala de algo más complicado le está quedando al
gobierno frente al escenario que se está desarrollando. El retraso a los
cambios, el no querer ceder, el aguantar hasta última hora como lo están
haciendo a cambio de nada demostrable, la muela de un sistema mejor, que está
trabajando para logar cosas que viene tratando de lograr por más de medio siglo
sin resultados estables, la ciencia puesta aún en el terror para reprimir a los
inconformes, que por la real cuenta son muchos, ojalá no desencadene y genere algo
peor. Seá muy complicado para todos.
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