viernes, 2 de octubre de 2020

La obra teatral de las llamadas "misiones internacionalistas cubanas" (Segunda Parte)

Es por todos conocido, no hace falta inventar, el gobierno cubano lo pregona todos los días,  que la idea de ingresar divisas “frescas” es hoy, no una necesidad, sino una imperiosa necesidad, debido a que otras fuentes de ingreso de esas divisas, como turismo y exportación, están en casi cero, en un país cuya capacidad productora es muy limitada en todos los sectores y las importaciones necesitadas ascienden a más del 85% de lo que cualquier país necesita para vivir, estamos hablando de cosas tan elementales como la pasta dental, jabones, etc., por lo que los servicios de salud, médicos y técnicos, aparecen como solución exportable, a muy pocos riesgos y muy pocas inversiones.

¿Están los médicos cubanos, en sentido general, interesados en participar en esas misiones, sean para donde sean? ¿Por qué?

Es bueno decir, para mi definir, que lo de los mejores médicos del mundo, es otra fantochada, que se inserta en la categoría mejor del mundo creada por y para nosotros los cubanos. Cuba, como cualquier otro país del mundo, tiene médicos buenos y médicos malos. Médicos que estudian y están actualizados y médicos que sólo sirven para llenar recetas de medicamentos. Los conozco. Médicos humanos, sensibles, capaces casi de inmolarse junto a su paciente, que luchan hasta el último segundo por salvar una vida y médicos que no sirven para un carajo, que de humanidad no tienen nada, que son unos negociantes que han convertido a los hospitales y sus pacientes en su entrada diaria de dinero. Los conozco. Existen médicos competitivos, informados, increíblemente actualizados por vías personales y existen médicos que no saben que son médicos. Los conozco. Hubo muchos años en Cuba que para estudiar medicina había que ser un alumno aventajado, medicina como carrera era algo muy exclusivo, pero hubo otros donde, por la necesidad de producir médicos como chorizos, con el aprobado de 70 puntos te daban la carrera de medicina. Lo conozco.

Claro, habrá los que, frente a estas ideas, dirán, repetirán de forma impensada, el famoso slogan de que los médicos cubanos son los más humanos del mundo y eso es otra de nuestras exageraciones. Si, existen médicos muy solidarios y sensibles, como humanos, como muchos otros en muchos países del mundo, pero existen, también como humanos, a quienes no la importa un carajo. Existen, como en todo, médicos buenos y buenos humanos y médicos malos y malos seres humanos. Luego existen, como en todo, médicos buenos, malos seres humanos y médicos malos, muy buenas personas. La humanidad y la sensibilidad, no es exclusiva para nada, de la escuela de medicina cubana. Eso del médico “socialista” bueno, contrapuesto con el médico “capitalista” malo, en su capacidad humana comparativa es otra de las grandes mentiras.

Bueno, primero habría que decir o, al menos yo quiero decir, que sí, los médicos, en sentido general, están más que interesados en irse a resolver cualquier problema, cualquier enfermedad, cualquier catástrofe y desastre, en cualquier lugar del mundo, bajo cualquier condición. Están dispuestos a ir a lugares donde los médicos nacionales no quieren ir, selvas, pantanos, zonas intrincadas, zonas en guerra, etc. ¿Juramento hipocrático a algo más?

Los médicos son cubanos y, salvo algunos escogidos, que existen, los conozco o los que han convertido la atención médica en un negocio propio desde hace muchos años, que también existen, los conozco, pasan los mismos trabajos que todos los cubanos. Diría yo, pasan, a veces, más trabajo, porque tienen que desarrollar su profesional tarea, más lidiar con seres humanos enfermos y sus familiares en hospitales sin condiciones, viejos, muchos semidestruidos, con falta de medicamentos, falta de servicios internos que apoyen su labor como médicos, malas comidas, malos transportes, guardias infernales de 24 horas, por momentos varias veces en la misma semana, bajos salarios para la realidad de lo que hoy significa vivir en Cuba, etc. Cirujanos de corazón en bicicletas, especialistas que luego de llegar a sus casas hacen cake, pasteles, para vender, médicos que se prostituyen en hoteles para ganar dinerito extra.

Los médicos cubanos, cuya actuación diaria resulta, no pocas veces, un enorme sacrifico, sólo sustentado por el amor a una profesión o la incapacidad de hacer otra cosa, descubren que, gracias a esas misiones, hay muchos que tienen tres y cuatro, asumiendo los riesgos que esto puede tener, enfermedades y muertes en los lugares de destinos, separación de la familia en Cuba, dejando atrás incluso a niños bebitos, es la solución a la mano para poder resolver los problemas económicos que tienen en Cuba.

Participando en alguna de esas misiones, pueden enviar dinero a Cuba para mantener a sus hijos, parejas, padres, al menos en las necesidades más elementales, luego, gracias a ellas, pueden comprar e ir almacenando aquellos productos imposibles de resolver en Cuba, o sea, todos, desde una computadora y un TV, hasta colchones para dormir, juegos de cuartos, comedores y salas. Muchos médicos resuelven comprar o reparar una vivienda y los más destacados, cuando se les quiere utilizar para golpe de efectos, gracias a esas misiones, pueden optar por comprar en Cuba un automóvil. Cada día, cada una de estas misiones, tiene menos de super interés humano superior y más de negocio pragmático como vía para resolver el hoy.

Entonces, ¿son los médicos cubanos cómplices de esto? Si, obviamente si lo son. Los años del sueño humano del internacionalismo a cambio de nada han pasado y ahora, casi todos, incluyendo a los médicos en Cuba, están viviendo en “sálvense quien pueda”. Las personas han olvidado los “menos importantes” asuntos éticos y se vinculan a aquellas formas y vías de vida que les permita vivir. No sólo los médicos aceptan esta realidad de irse a “tierras lejanas para escapar”, filosofía cubana por excelencia en estos tiempos, sino que, muchos, se están fajando por poder participar en esa opción, lo que hace que estas misiones médicas se hayan puesto de moda. No se puede ocultar, porque el explote fue enorme, que muchos médicos pagaban por la “izquierda” enormes cifras en dólares, a los funcionarios encargados de seleccionar, para lograr ir o volver a una de estas misiones. La necesidad de los controladores, más la necesidad de los controlados, hizo todo esto posible. Donde quiera que se abre un filón, aparece la corrupción y el negocio.

Todo esto hoy es un negocio, de solidaridad queda poco. Como negocio entonces, las partes que intervienen, en este caso, gobierno que exporta y cobra, gobierno que recibe y paga y los médicos, juegan y, sobre todo, tratan de sacar beneficios en cada momento, con la segura posibilidad de pasar de víctimas a victimarios y viceversa, aprovecharse y quejarse a antojo. Los gobiernos se ponen de acuerdo entre ellos y luego buscan a los médicos, los médicos entonces se dejan contratar, se dejan joder y cuando no le conviene se quejan, se escapan, se lamentan, etc. En realidad, muchos médicos hablan de explotación, pero luchan y se van voluntarios a que los exploten, lo que resulta muy difícil de explicar.

Los médicos cubanos son seleccionados, primero que todo, por su confiabilidad ideológica, por encima de sus reales capacidades profesionales, cosa que está totalmente documentada hoy por las muchas entrevistas y declaraciones que muchos profesionales cubanos han hecho, donde declaran que han sido seleccionados y enviados a desarrollar actividades médicas, para las cuales no estaban preparados y que no ejercían en sus hospitales en Cuba. Muchos han declarado que a pesar de los conocimientos teóricos que poseían, no estaban preparados para manejar las modernas tecnologías que se utilizan en todo el mundo, equipos, computadoras, medicamentos, etc., lo que ha hecho que hayan tenido que prácticamente volver a estudiar para entonces poder atender. Son muchas las quejas de las autoridades de los países receptores, preocupados por la calificación de muchos de los médicos enviados, lo que cuestiona un poco, desde mi modesta opinión, lo de super potencia en salud.

Los médicos viajan con un riguroso “reglamento disciplinario” que prácticamente los esclaviza, claro, una esclavitud moderna, no de látigos y castigos físicos. Tan pronto llegan a sus destinos son despojados de sus pasaportes, o sea, de su único documento de identificación, lo que les imposibilita moverse.

Muchos son reasignados, o sea, se les promete una zona geográfica y al llegar se les envía a otra, generalmente de peores condiciones, en lugares más intrincados, de difícil acceso.

Son, muchos, asignados a zonas y lugares, que no estaban planificados y que les son cambiados a última hora luego de arribar, casi siempre son asignados a lugares peores, zonas intrincadas, de difícil acceso.

Tienen, además, según dicho por ellos mismos, la férrea orientación de no poder hacer relaciones de ningún tipo, amistad o amor, con los habitantes del lugar, más allá de la atención médica en hospitales y clínicas y les está totalmente prohibido salir a pasear, o sea, moverse incluso en sus horas libres del lugar donde residen, por lo que la opción de hacer turismo les queda prohibida, salvo la expresa orientación de tener que pedir autorización y la posible opción de ser acompañados.

De los médicos que hoy han hablado, que son muchos, todos, sin conocerse o ponerse de acuerdo, han coincidido que se les exige u “orienta”, hacer proselitismo político, o sea, ayudar a ideas ideológicas que van más allá del ejemplo de atención de salud cubano, sino a exigir o recomendar el apoyo a determinada figura de gobierno del país en cuestión. Más la recomendación de determinados productos médicos, o sea, medicina, que Cuba está exportando al país donde el médico está vendiendo, porque no es regalando, sus servicios. Así existe un listado de medicamentos cubanos a recomendar a los pacientes, que coincidentemente son los mismos que la isla caribeña paralelamente vende en esos mercados.

Está claro que tiene prohibido expresamente dar opiniones públicas, participar en eventos, menos dar entrevistas, a no ser las que se utilizan para resaltar la “noble” misión, la grandeza de la revolución, etc.

Los médicos salen bajo la firma de un contrato, donde, primero se les deja en Cuba, cobrado por familiares o en una cuenta de banco, si salario cubano, más la idea de obtener el 20% del salario que cada gobierno receptor paga al gobierno cubano por el servicio vendido, nada de prestado. Aquí la gran explotación, según dicen ellos mismos, no lo invento yo, ellos cobran sólo el 20% y el gobierno cubano, por la sola autorización y el envío, se queda con el otro 80%.

La desproporción económica es brutal, es casi feudal, lo que hace pensar en que todos deberían negarse a ir bajo esos acuerdos, pero, así y todo, los médicos no se niegan, todo lo contrario, no sólo aceptan, sino que, en buen cubano, “luchan” sus misiones. Como todos los cubanos, expertos y acostumbrados a “hacer carbón” con el dinero pagado en el exterior, se van, ya luego estando allí, los cubanos, todos, como nadie, tenemos las “jesuíticas” fórmulas para multiplicar el dinero, tal como el cuento de multiplicar panes y peces. Es más que conocido que dejamos de comer, comemos lo mínimo de lo mínimo, caminamos kilómetros para comer algo barato, aceptamos regalos, para los médicos hoy, escondidos; aceptamos, para los médicos hoy escondido, pagos en especies, o sea, una gallina, un poco de arroz, un aguacate, etc.

Esto ha generado algunos problemas más allá de la frontera cubana. El gobierno cubano está siendo acusado en foros internacionales, cosa que puede preocupar hoy un poco, de tráfico humano, de explotación humana y de hacer trabajos ideológicos utilizando la fuerza de trabajo de los médicos, entonces, he escuchado que los porcientos a repartir, lo que va a beneficiar más a los médicos, va a cambiar. No lo puedo asegurar, no sé cómo será, porque no soy médico, ni autoridad, pero en el caso cubano, todos sabemos, que “cuando el rio suena, es porque piedras trae”.

Por todos es conocido, no se puede ocultar, que, dentro de esos médicos, formando parte de esos grupos y cobrando salarios, van los controladores. De cada grupo, incluso de dos personas, siempre uno de los dos tiene la misión “secreta” de controlar al otro, de vigilarlo, de informar. Entonces dentro de las misiones médicas están los emplantillados como: organizadores de …, choferes de …, económicos de …, asesores de …, etc., que por todos los presentes cubanos son los reconocidos como las personas que los vigilan, incluyendo a los “gloriosos” miembros de la contrainteligencia. Esto ha traído pequeños “escándalos” porque las autoridades de los países receptores se han quejado de la presencia de esas personas dentro de las misiones médicas por las que se les cobra, cuya función es la más alejada de la atención de salud.

Este es el panorama público, el que se ve, pero aparece algo más. Como todo en Cuba, existe una ley no escrita, la sanción vengativa, a mi entender, el odio. ¿Qué pasa si un médico cubano abandona la llamada “misión”? Esto acurre a pesar de todos los controles, restricciones y vigilancias existentes. Esto ocurre con frecuencia. Hoy, muchos médicos cubanos, literalmente se escapan de sus lugares, tal como si escaparan de una cárcel. Cada uno de los cuentos que he escuchado y conozco es más aterrador, documentos falsos, viajes a lo desconocido, coyotes que cobran grandes sumas de dinero por el traslado, viajes peligrosos a través de selvas, fronteras, escondites por días y semanas en diferentes poblados, casas, etc.

Entonces, el gobierno cubano, que ya no puede coger al médico, no obstante, se la aplica. Una vez más el mismo mensaje, “te escaparás, pero no vas a ser feliz”. Los médicos que abandonan caen en la lista de regulados a entrar, o sea, no pueden visitar Cuba, unos dicen por 5 años, otros dicen por 8 años e incluso otros dicen que nunca se sabe, a ciencias ciertas, el tiempo que puede demorar la sanción, pero además, la medida pasa a la familia que inmediatamente cae en la lista de los regulados para salir, o sea, “te escaparás, pero no vas a ser feliz”, por lo que pasaran años, los que al gobierno, en cada caso le convenga, para que puedas tener junto a ti a tu familia, no importa padres, no importa esposas, no importa hijos ni mayores, ni menores de edad. Tu familiar se quedó o escapó, actuación comúnmente reconocida en el argot político cubano, como “traicionó” y entonces como no lo pueden coger y devolverlo obligado, se la aplican con lo que resulta fácil y puede hacerlo padecer, su familia. No importa si se enferma, no importa si muere, no importa si extraña, no la podrá volver a ver, hasta … ¿Esclavitud?, ¿Feudalismo?, ¿Explotación humana?, ¿Odio ideológico?, ¿Venganza rabiosa?

No se me ocurre nada mejor que la buenísima película protagonizada por el genial Robin Williams en 1984 “Moscow on the Hudson”, que se conoce en nuestro idioma como “Rusos en New York”, por supuesto jamás puesta en la TV cubana, donde con la primera visita de un circo soviético a Estados Unidos, el payaso tenía planificado quedarse y por una sarta de complicaciones, uno de los músicos, (Williams), termina no regresando. Si quieren entender lo que pasan los médicos cubanos, ese momento que debe ser extremadamente estresante y peligroso de no volver, no tienen que leer, ni escuchar entrevistas, menos escuchar la versión del gobierno cubano, sólo les recomiendo que vean esta película.

 

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