viernes, 2 de octubre de 2020

La obra teatral de las llamadas "misiones internacionalistas cubanas" (Primera Parte)

Ante todo, para mis lectores, quisiera dejar claro que estoy a favor de cualquier tipo de colaboración humana. Creo que una de las mejores condiciones del hombre social, debería ser siempre la de ayudar a otros. Existen ayudas grandes, épicas, esas de ir a liberar de la esclavitud, de prestar ayuda médica, de construir para mejorar condiciones de vida, etc. y hay ayudas más pequeñas, esas de dar agua al sediento, comida al hambriento, de regalar un abrigo al desnudo, de trabajar con un amigo, de dar un consejo, cosas que se deben hacer diariamente sin tanto bombo y platillo.

Cualquier persona que sea capaz de salirse de su zona de confort, de su interés personal, individual e ir a ayudar a otro, es grande. No hace falta irse a otro país, no hace falta esperar a una guerra o desastre, basta con salir, como algo normal, a ayudar a un vecino o amigo. Eso merece ser reconocido, porque, aunque debería ser una conducta común humana, muchas veces no lo es.

Ahora, si la gestión es la de irse a otro lugar diferente, abandonando las comodidades y seguridades de su vida diaria, a pasar trabajo o al menos a vivir una vida diferente, lo que significa diferentes personas, culturas, comidas, entornos en general, ya sea por seguir una idea política, una determinada ideología o sencillamente los designios del corazón, es algo sólo de humanos superiores. Si no se aspira a nada a cambio, más superioridad.

De estas acciones, llamémosla internacionalistas, está llena la historia. Si nos remitimos a la nuestra, se cuenta que el aborigen cacique Hatuey, viajó desde la isla de Quisqueya, hoy República Dominicana y Haití, a nuestra isla para alertar a los aborígenes cubanos del verdadero significado de la presencia de los españoles. Se cuenta que trajo consejos para luchar y desde aquel momento alertó sobre la verdadera intención de los europeos, el oro, en las nuevas regiones colonizadas. Entonces Hatuey, reconocido como el Primer Rebelde de América, debería ser también nuestro primer internacionalista latinoamericano. Muchos otros ejemplos, el más grande para mí es Máximo Gómez, el Generalísimo, el General de generales, la figura más grande de nuestras campañas militares, uno de los hombres más limpios y dignos de la historia de Cuba, que también dominicano y para colmo miembro del ejército español, luego de retirarse de él, dedicó más de 30 años de su vida a, muy modestamente a diferencia de otros generales, liberar a Cuba. Gómez el que entendió y apoyó a Martí.

Entonces nada de esto es nuevo, todas las guerras desde que surgieron tuvieron la participación de nacidos “fuera”, que, motivados por amor, dinero, fama, poder, locura u otra cualquier motivación buena o mala, alta o baja, humana, se incorporaron. También los momentos de paz han motivado a personas, a veces comunes, otras religiosas, profesionales, a trabajar en países diferentes a los que nacieron. Tuve una tía abuela monja que, en su adolescencia, allá por las primeras décadas del siglo XX, se fue como monja misionera a África y dedicó toda su vida a trabajar en lugares inhóspitos sin recibir nada a cambio, a no ser la satisfacción personal del deber cumplido con su Dios.

Cuba es un buen ejemplo de ese llamado internacionalismo “desinteresado”. Durante décadas mantenida a toda leche por la URSS y dirigida por un loco megalómano, jactancioso, presumido, participó en todas las guerras y movimientos de liberación que existían en el Orbe. Envió miles de efectivos, más asesores, trajo a la isla a todos los “llamados” revolucionarios para entrenarlos ideológica y militarmente, envió recursos para acabar con el capitalismo, derrocar gobiernos legítimos, hacer revoluciones. El caso más sonado fue el del Che, que después de su fracaso en la guerra del Congo, con cuatro amigos trató de hacer una revolución comunista en Bolivia, donde nadie lo conocía, para luego del triunfo, porque pensaban triunfar, expandirse a todo el continente latinoamericano. Se puede ser revolucionario, incluso comunista, se puede ser romántico, pero eso fue, más que todo, una gran locura y un pago al compromiso con los “padres ideológicos”. Muchos miles de cubanos muertos, incluyendo al Che y sus cuatro amigos, miles de dólares invertidos, olvido, no dicho por mí, sino por el propio líder cubano Fidel, por muchos años, de los problemas internos, más miles de familias en Cuba afectadas, padres sin hijos, hijos sin padres.

Soy hijo de dos internacionalistas de la época en que se pregonaba que la “mayor condición” del hombre, era irse a resolver problemas en otros países del mundo, a cambio incluso de abandonar sus responsabilidades laborales y familiares en Cuba, cuando, a pesar del riesgo que se corría en países en guerra, con bandas semi terroristas, etc.,  la ganancia única era un diploma, una medalla y el mayor reconocimiento era los aplausos y el orgullo de los más cercanos.

Mi padre estuvo dos veces en Nicaragua, las dos veces regresó a Cuba sólo con un envase de cartón, en forma de maletica, que contenía tres botellas del exquisito ron nicaragüense “Flor de Caña y un pisa papel de plástico trasparente en forma de cubo, que tenía adentro una piedra del volcán Masaya. Mi madre estuvo en Mozambique un año, desde donde trajo tres esculturas pequeñas de negros africanos hechas en sándalo rojo, feas pero que olían muy rico, que todavía deben estar como adorno en su casa y gracias a un dinero, 100 dólares norteamericanos, que le entregaron las autoridades mozambicanas y que cuando pasó de tránsito por la República Democrática Alemana, un funcionario de la embajada cubana, ya por aquellos años, le propuso cambiárselos “por fuera” a marcos alemanes, regresó a nuestra familia con un pullover y un short para cada uno de sus hijos, somos tres hermanos y una jaba de nylon con chocolates y golosinas. Eso fue todo lo material que recibimos de nuestros dos padres que se fueron a resolver los problemas del mundo y que por suerte y quizás la ayuda del “poder divino”, nos encontraron vivos y sin grandes problemas.

Linda foto de familia. Mi padre acababa de regresar de Nicaragua.
 La foto fue para que mi madre, en Mozambique, nos viera vivos
Cuba, su gobierno, ha hecho del internacionalismo, toda una teoría humana e ideológica, que tal parece que es la pionera de esas acciones y el único país del mundo, cuyos ciudadanos, también únicos en el mundo, realizan este tipo de acciones. Cuba, su gobierno, siempre desde la posición de víctima, tanto para el interior como para el exterior, trata de aparentar superioridad en el campo de las “nobles” ideas, para de esa forma, tratar seguir engañado al interior y al exterior, de sus desmanejos, de sus incapacidades, de sus malas actuaciones. No es malo para nada ser y mantener una posición de interés humano capaz de ocuparse de situaciones difíciles en el planeta Tierra, lo malo es pretender que esto puede sustituir las responsabilidades que como gobierno se tiene, primero que todo, para con los ciudadanos que debería representar. No se puede pretender que alguien entienda que no tiene un médico necesitado, porque los médicos están resolviendo problemas en …., lugares que el cubano promedio ni conoce.

La historia del internacionalismo proletarios desinteresado, hoy, ha cambiado. Desde hace muchas décadas ya se exportan especialistas por los cuales el gobierno cubano cobra, no sólo en el campo de la medicina, que puede ser el más famoso, sino entrenadores de muchos deportes, ingenieros y constructores, etc. Entonces ya no es internacionalismo, es sencillamente comercio de servicios, exportación de servicios profesionales, negocios. Cubrir estas acciones con la idea noble de solidaridad humana es más que todo, una maniobra más.

Lo de las brigadas médicas cubanas, hoy regadas por todo el mundo, se ha convertido en un negocio lucrativo para el gobierno, que trata de seguir presentando el asunto como una idea superior de humanidad. Cuando Cuba envió a mis padres era internacionalismo, loco, pero “internacionalismo proletario”, hoy, probado está, porque la información es pública, claro no publicada por el gobierno cubano, las brigadas médicas producen miles de millones de dólares cada año. Paradójico pudiera parecer, porque el socialismo como sistema, basa su existencia en la superación de la explotación del hombre pobre por el hombre rico, apegado a la clásica definición de plusvalía, etc., sin embargo, desde hace años, en diferentes formas económicas, el gobierno cubano se convierte en un intermediario, dueño, entre la mano de obra a venderse y el empleador que la compra, o sea, entre el médico que se exporta y por el cual se cobra, como proveedor de servicios y los gobierno o entidades que los alquilan, compran y pagan.

¿Veamos, hasta donde yo conozco, cómo y por qué funciona el tema?


Continuará

2 comentarios:

  1. Creo estás confundiendo la asistencia médica convenidas con las brigada de desastre a Henry Reeve. Busca datos porque la segunda, la de ahora, no cobra. La primera si.

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    1. Holaaaaaaaaaaaaaaaa. Aunque no lo puedas creer, ahora leo tu comentario y he buscado para poder aprender y de paso responderte. Es cierto, parece que la Brigada Henry Reeve, creada en 2005 por Fidel, ha tenido la tarea de la participación humanitaria en desastres, epidemias, etc. No sé exactamente si el gobierno de Cuba cobra o recibe algún beneficio a cambio, porque sabes que esa información es difícil de obtener de forma oficial dentro de Cuba, sin embargo existe mucha información pública hoy, de lo que el gobierno de Cuba ha recibido durante muchas décadas por la exportación de servicios médicos, creo no equivocarme, que el negocio más antiguo de este tipo y hasta hoy ininterrumpido es con Argelia. Las cifras de lo que el gobierno argelino ha pagado durante casi 6 décadas están en internet, también son públicas lo que el gobierno boliviano de Evo pagó a Cuba. Luego, hoy, antes era más difícil, existen muchísimas declaraciones de médicos que cuentan, desde diferentes países del mundo, lo que el gobierno cubano cobra, lo que les llega a ellos como médicos, etc. Los testimonios también son públicos. Y mira, a mi no me parece mal, existe el negocios de servicios y si tu tienes algo a ofrecer y existen interesados en comprarlo, pues por qué no. Es un sector, el de la exportación de servicios, muy puesto de moda, muy utilizado, o sea, profesionales, deportistas, incluso obreros, Cuba, por ejemplo, contrata o permite contratar, parte de la mano de obra en el exterior, India, para construir hoteles en la isla. no pasa nada, sólo que para mí, no está bien decir que estas brigadas van por solidaridad, por humanidad, porque los médicos son excepcionales, es ahí la pequeña mentira, los médicos van como profesionales, vendidos, para servicios profesionales por el gobierno de Cuba, al igual que los constructores indios vienen a Cuba a construir hoteles. los cuales no vienen por solidaridad al turismo cubano. Sabes lo que pasa amigo? Lo primero es que la información oficial es difícil de conseguir, sobre todo la transparencia de ella y entonces, en el caso Cuba, cada paso, cada proceso, cada medida, se convierte en algo "medio extraño" donde cada cual pone su granito, a veces a favor, a veces en contra.

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