jueves, 3 de febrero de 2022

435.- Otra vuelta a la tuerca que ya estaba apretada. (Primera Parte)

Con mucha frecuencia recuerdo a mis abuelas, lo que quiere decir que me voy poniendo viejo. Una de ellas, Tomasa, de origen campesino en Santiago de Cuba, con muy poca instrucción académica, pero una gran experiencia de vida, decía, “los mirones son de cera” cuando alguien llegaba y de pronto daba una opinión sin saber de qué se estaba hablando o, por ejemplo, sin estar trabajando con las manos, opinaba categóricamente sobre lo que había que hacer.

Los “mirones son de cera” es algo que repito con frecuencia y sobre todo Martica me entiende porque conoció a mi abuela con 15 años, por lo que tiene que haber escuchado la frase miles de veces. Me pasaba con Jonathan, cuando él era más joven, el cual, después de yo poner un cuadro en la pared, guiado por los manuales de Da Vinci, con nivel y todo y al finalizar considerar mi obra tan perfecta como la del maestro, llegaba, se paraba frente al cuadro y me decía, “está jorobado”. Frase que hoy dentro de mi familia se ha convertido en un constante chiste.

Así pasa con Cuba y aclaro esto porque sé que pasa. Acercarse a Cuba tiene muchos problemas, uno de los primeros es que los cubanos que están dentro de la isla, en no pocas ocasiones, dicen algo como, “los mirones son de cera”, o sea, es fácil estar afuera y dar una opinión, pero para opinar y saber lo que pasa hay que estar adentro.

Esto tiene un valor, pero relativo. Es cierto, el que está en “la caliente” como se dice ahora, puede tener, en dependencia de su capacidad de análisis, un mejor reflejo de su realidad concreta puede tener una información más rápida y detallada de su entorno más inmediato, puede saber inmediatamente a quién le dieron una galleta en su cuadra, lo que no quiere decir, a mi modo de ver, que tenga una idea total y acabada de todo lo que está sucediendo. Muchas veces los que vivimos en la Ciudad de la Habana, desconocemos totalmente lo que está ocurriendo ahora mismo en Santiago de Cuba a 1000 kilómetros de distancia.

Estar afuera, a veces, sentado en una cómoda silla, detrás de una moderna computadora, puede dar, y de hecho da, una visión más general, un detalle más pormenorizado, una rapidez más rápida, lo que permite, claro, teniendo un cerebro funcional, acercarse a cualquiera de los temas. Y es entendible, por mucho que duela. Marx, el genio, no escribió sobre el capitalismo agresivo después de trabajar 12 horas diarias, más “over time” los fines de semana, en una fábrica cargando jamones. Martí, el escritor sobre todos los temas, jamás la cogió con sus manos y sin casi vivir en Cuba hoy es nuestra referencia para todo, incluso para entender cómo las abejas fabrican la miel. ¿Qué decir de Fidel? Dirigente de guerras sin tirar muchos tiros, generador de ganado vacuno, sólo habiendo tenido relaciones con Ubre Blanca, su vaca amor, conocedor de presas, embalses, hidroeléctricas, nuclear atómicas, producción de malangas y papas, constructor de edificios y puentes, diseñador de ropas, promotor de la cultura cubana, la música, la poesía, la pintura, organizador de países, democracias, elecciones, guerrillas, etc., todo esto detrás de un buró, también sentado en una buenísima silla, quizás fabricada para él personalmente.

Vamos a Cuba.

Siempre recuerdo la historia de Hammurabi y su código, al que hoy llamaríamos penal, mandado por el propio rey a escribir en piedras, porque fue una de las preguntas que tuve que defender oralmente frente a un tribunal de tres profesores de Historia Antigua, presidido por el mismísimo Dr. Gustavo Du´Bouchet en el primer año de mi carrera de Historia. Du´Bouchet, no tan viejo, pero un poquito viejo, se recostó en una de aquellas cómodas sillas que existían en los podios de las aulas de la Facultad de Historia y se quedó dormido durante mi “gran” explicación a nivel primer año, pero de todas formas él fue el presidente.

Un día de 1751 a. C., (antes de Cristo), el Rey Hammurabi, se encontraba disfrutando de una bella tarde en su Mesopotamia, acompañado de tres bellas jóvenes, sobre las que algunos historiadores de la antigüedad dicen que estaban semi vestidas y otros aseguran que estaban totalmente desnudas, posesión de ropa nada importante para la ciencia historia analítica moderna.

En un determinado momento, su más cercano ayudante, acostumbrado a la escena, pero siempre nervioso por interrumpir, tocio tres veces para llamar la atención sobre su presencia y dijo:

_ Excelentísimo señor, mi Rey, representante del dios Marduk en toda Babilonia, dice el Administrador de Torturas que puede cortarle las manos y los pies, más desgarrar el abdomen del detenido mientras continua vivo, pero no puede sacarle los ojos, porque no aparece en el código que usted había mandado a escribir, en realidad esculpir sobre piedras, un año antes.

Hammurabi, medio disgustado sacó la cabeza por encima de uno de los cuerpos de las ya sudadas muchachitas, Mesopotamia tenía un clima caliente, ellas no se dieron cuenta, pues estaban muy entretenidas y ocupadas y preguntó:

_ ¿Eso es verdad? Mi código está muy completico

El administrador, casi que aparentando culpabilidad le respondió:

_ Si, mi señor, eso es cierto, podemos hacer muchas cosas, pero faltó ese detallito.

Hammurabi entonces, dándose cuenta de lo que se estaba perdiendo sobre su cama imperial, muy rápido le dijo:

_ Busca al escultor que escribió mi código en las piedras y dile que ahora mismo incluya lo de sacarle el ojo izquierdo o el derecho, o los dos a la misma vez a aquel que consideremos culpable. Cuando termine de esculpir la letra, mátenlo. Luego irás a ver al Administrador de Torturas y dile que todo se resolvió, que le saque, sin explicar mucho, los dos ojos al culpable antes de que muera y de esa forma damos a conocer la nueva ley. Cuando haya terminado, lo matan también y promueven a Administrador de Torturas a mi sobrino que me tiene loco desde hace rato con ocupar esa dignísima posición.

El ayudante lo miró, asintió para demostrar no sólo que había entendido, sino que estaba totalmente de acuerdo con todo. Estaba claro, de oponerse el tercer muerto hubiera sido él y después de varias reverencias que Hammurabi ya no vio, pues había sumergido su cabeza y otras partes del cuerpo dentro del grupo de muchachitas que formaban parte de su gobierno, lo que era en aquel momento su más importante contenido de trabajo, dio la vuelta y se retiró.

La historia recoge, como hecho relevante, lo que significó el Código de Hammurabi como la muestra más antigua de las leyes escritas, que el Administrador de Torturas y el escultor fueron sacrificados salvajemente por el sobrino del rey, el cual además de espiar a su tío en sus reuniones con las doncellas, estaba loco por acumular méritos sacando ojos, cortando manos y pies, descuartizando personas vivas, no les importa a muchas personas.

Esa es la historia y cada uno de nosotros puede interpretarla a su interés o diversión.

Claro, mis lectores más activos me dirán, pero Roly, eso ocurrió en 1751 antes de Cristo en la antigua Mesopotamia, eso hoy, en la vida moderna, no pasa. Todo está más organizado y regulado.

Noooooooooooooooooooooooooo. Eso mismo, o sea, el mismo Hammurabi con otros nombres, las muchachitas de la cama, hoy muchas veces militantes de la Juventud Comunista o el Partido Comunista que existen por confiables para amenizar fiestas, atender personalmente a los dirigentes, apoyarlos en sus momentos de debilidad, etc., existennnnnnnnn.

Selfis. Rey Hammurabi Díaz, 1750 a.C. Rey Miguel Díaz Canel, 2022. (Tio y Sobrino)

¿Qué decir del ayudante del rey, siempre nervioso, pero fiel, del Administrador de las Torturas, el sobrino, el primo, el ahijado, el conocido, el amigo, o el “Yunta” del dirigente? Esas categorías pululan y crecen en Cuba como las bacterias malas.

Observemos esta secuencia de fotos tomadas hace dos días, que yo, a mi nivel elemental de editor, he construido. Berta Soler, probablemente la mujer más reprimida, detenida, encarcelada y sancionada en Cuba, la mujer negra vestida de blanco, líder hoy de las Damas de Blanco, sale a caminar sola y manifestar su oposición al gobierno y pedir por la liberación de los presos políticos, sólo portando en sus manos una flor blanca.

2022. Hammurabi García, a pesar de su código, nunca imagino esto.

Como jugada cantada, de la nada, apostadas esperando por ella, aparecen siete mujeres vestidas de civil, pero que todos en Cuba sabemos que son del Ministerio del Interior o de la policía, mujeres que probablemente tengan entrenamiento para detener y reprimir. Siete mujeres se pueden contar fácilmente en la foto. Es probable que otro número parecido se encontrara como refuerzo esperando por la orden de ataque, por si Berta acababa con las siete primeras o por si de casualidad aparecía cualquier respuesta espontánea de los vecinos de lugar.

Berta, mujer negra, para la cual, teóricamente, se hizo una revolución, como siempre, una vez más es brutalmente reprimida en el medio de la calle. Ni Bruce Lee, en la vida real, podría haber combatido con siete mujeres gordas y entrenadas, arriba de él. Inmediatamente, cosa nunca vista en los regímenes represores anteriores, ni al mismísimo Hammurabi se le ocurrió, aparecen cuatro hombres portando una nueva herramienta construida para ocultar la imagen, o sea, la golpiza que está sucediendo. Entre otras cosas no sé si es más repugnante para hombres la tarea de reprimir directamente, arrastrar, golpear o cargar con esta sábana blanca como telón que oculta las acciones. ¡Que poco valen esos tipos!!!!!!!!!!

Una tela blanca diseñada con postes de madera, por eso la defino como herramienta, cuya función, en las manos de hombres también del mismo ministerio o de la misma policía es ocultar la imagen para los que, apostados desde sus balcones, como el caso de estas fotos, graban las imágenes para luego publicarlas. Todos sabemos que a el gobierno cubano no le interesa la opinión de los cubanos, pero esas imágenes en manos de organizaciones internacionales les puede complicar un poquito más el juego, en momentos donde los representantes del gobierno, del presidente para abajo todo el “mundazo”, como diría un amigo mío, se están desgañitando, diciendo que Cuba es un país donde se respetan los derechos humanos.

Muchos siglos después las acciones de Hammurabi han tomado una nueva forma. Ahora en Cuba, se tapa u oculta con telones blancos a las personas que se están golpeando brutalmente por salir a decir consignas. Si algo tuvo de bueno para la historia, según recuerdo, es que el código definido en Mesopotamia en 1750 a. C., (antes de Cristo) y lo ha hecho llegar hasta hoy como ejemplo, es que había que demostrar con pruebas la culpabilidad del acusado, de lo contrario el acusador era el que salía culpable y sancionado. Es cierto, Hammurabi mandaba a matar o sacarle los ojos a cualquier, basado en la famosa ley del talión, que imponía un castigo reciproco al crimen cometido, pero, coño, por lo menos exigía que el culpable fuera culpable de verdad y no se estaba guiando por chismes. ¿Berta Soler, culpable de qué es?

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