Bueno, veamos ahora la nueva oferta del gobierno cubano ¿Qué pensar del nuevo código penal?, ¿Se puede cambiar, así por conveniencia, cada vez que un rey descubra que algo se le olvidó o algo no le conviene, incluso cuando está tratando de organizar los próximos 100 años de vida para que no lo molesten? Si, la historia de Hammurabi Díaz y por supuesto, la de Cuba hoy, con su rey Miguel Díaz Canel, demuestran que sí, que se puede hacer esto y mucho más.
La realidad siempre es más rica que la más grande imaginación. Cuba, su gobierno, representado ahora por su Asamblea Nacional del Poder Popular, lo que sería llamado en cualquier lugar del mundo sencillamente Parlamento, se encuentra enfrascada, dicen ellos, en “mejorar” a su conveniencia siempre obvio, el Código Penal vigente y con esto remendar, tal como Hammurabi y el sacado de ojos, algunos detallitos que faltaban para garantizar lo que ellos demagógicamente llaman “tranquilidad ciudadana”, que en buen cubano queda demostrado que significa la permanencia eterna del partido y gobierno comunistas sin que alguien intente cambiarlo, ni tan siquiera cuestionarlo.
Darle, en buen cubano, una vuelta más a la tuerca, que
ya venía apretada en todos los sentidos de la vida cubana, a partir de los
acontecimientos ocurridos el 11 de julio, que dejaron miles de apresados y
ahora decenas de sancionados, donde, por cierto, se le están pidiendo sanciones
que rebasan cualquier lógica de la interpretación penal, como, por ejemplo, 18
años de privación de libertad, a un joven manifestante menor de edad, que tiene
sólo 17 años u otros 10 años a otro joven que rompió una foto vieja de Fidel,
quizás porque había quedado feo en ella.
José Martí, en lo que luego escribió y se conoce como “El presidio político en Cuba”, teniendo 18 años, narra lo que pasó cuando en 1870 fue sancionado, por el poder colonial, a 6 años de prisión con trabajo forzado. Luego, por gestiones de su familia y amigos acaudalados, después de un corto paso por la, en aquellos años, conocida Isla de Pinos, en 1871, fue deportado a España, territorio donde quedó libre, pudo comenzar su vida de político, escritor, ensayista, revolucionario, etc. Seis años de privación de libertad sancionado por el más brutal de los poderes, el colonial, a una persona que evidentemente, comenzaba a cuestionarlo y trataba de demostrar la necesidad de una Cuba libre.
Muchos años después, a raíz de los sucesos de los ataques a los cuarteles en Santiago de Cuba y Bayamo en 1953, acciones que ocasionaron heridos y muertos, de ambos lados, o sea, los asaltantes y los asaltados, más la puesta en peligro de la “estabilidad” del gobierno de Batista, Fidel Castro, máximo líder de los eventos, fue sancionado a 15 años de privación de libertad. Luego, con la misma suerte de Martí, gracias a una amnistía dada por el propio gobierno sancionador, debido a múltiples factores o actores que intercedieron, fue liberado junto a todos sus compañeros de asaltos, en 1955. Por esta cuenta, mágicamente cumplieron sólo 22 meses de una aparente buena condena. Miren las fotos, parece, por lo bien que se ven, que se están bajando de un crucero, donde pasaron unas inigualables vacaciones.
Los más famosos presos cubanos antes de 1959, por cuestionar a sus gobiernos, por provocar asaltos y muertes, por querer una Cuba libre del poder colonial o de la dictadura militar estrenada en 1952, no cumplieron más de dos años de privación de libertad. Cómo han cambiado las leyes.
Veamos entonces lo que está pasando en Cuba y para eso nada mejor que mirar, dentro de todo, el código penal, análisis profundo que dejo a mis expertos y conocedores abogados, el artículo nuevo, propuesto, el 143. Llamo la atención que estos análisis corresponden a la propuesta de un nuevo código penal, o sea, el anteproyecto, que también, por tradición, todos los cubanos sabemos que de anteproyecto tiene poco, sino que, en líneas generales, esos artículos son puestos directamente por el gobierno y partido comunista y sobre ellos no hay nada que discutir. Lo de anteproyecto puede referirse al tipo de letra y tamaño a utilizar, el color de la portada, si de cartón o cartulina, si se imprimen mil o más ejemplares, etc.
Dice textualmente la “propuesta” del artículo 143:
"Quien,
por sí o en representación de organizaciones no gubernamentales, instituciones de
carácter internacional, formas asociativas o de cualquier persona natural o
jurídica del país o de un Estado extranjero, apoye, fomente,
financie, provea, reciba o tenga en su poder fondos, recursos materiales o
financieros, con el propósito de sufragar actividades contra el Estado y su
orden constitucional, incurre en sanción de privación
de libertad de cuatro a diez años”.
Esto ahora, tal como lo de los ojos del culpable en la época de Hammurabi que les conté, viene a tapar esos pequeños huecos que no estaban cubiertos y que el gobierno descubre que estaba cojo, porque, aunque puede hacer lo que le da la gana, no tenía un cuerpo legal, una letra o párrafo dentro de un código que lo sancionara.
Es, a todas luces una acción, primero que todo desesperada. No hay comida, ni medicamentos, pero tenemos ahora que arreglar, reformular, agrandar, completar, etc., el código penal.
Segundo es una acción directa contra aquellas personas de la oposición, que trabajan como periodistas independientes o sencillamente narradores de la vida cotidiana, a los que ahora, sin mucho, se les puede acusar de “sufragar actividades contra el Estado y su orden constitucional” y nadie puede protestar, porque está en el código.
Esto en realidad no es nada nuevo, estos cubanos, que desarrollan una especie de periodismo o reporte, al margen de las hipócritas instituciones y personas que informan desde el gobierno, desde hace muchos años viene siendo reprimidos. Les entran a sus casas, les confiscan los escritos y los equipos, los retienen, los ponen detenidos, les sitúan guardias permanentes frente a sus casas para que no puedan salir a la calle, si hace falta sancionarlos a privación de libertad se les inventan unas causas comunes, como, por ejemplo, comprar un jabón por la izquierda, etc. No es la primera vez que uno de estos comunicadores cubanos, francamente en contra del gobierno, son agredidos, incluso físicamente, por su trabajo, pero además, no sólo los periodistas, llamados independientes, sino que muchos periodistas extranjeros, radicados oficialmente en Cuba bajo la oficialidad, han sido repudiados, invadidos, agredidos físicamente, y expulsados, por la siempre turba-mugre cubana, sabemos que muchos policías disfrazados de civiles, quienes han impedido o tratado de impedir que las noticias salgan de Cuba.
Es fácil para el gobierno ahora, poder decir: tu celular es pagado desde el exterior por tu primo y eso está hecho para desestabilizar al gobierno, porque tú, aprovechas el celular para filmar en la calle a la policía cuando le está cayendo a golpes a una mujer madre cubana, que pretende ver a su hijo cuando lo bajan esposado de un camión, frente al tribunal donde lo van a sancionar, o sea, a desgraciar su vida.
El gobierno, sobre todo su policía y agente de la seguridad, se deben haber cansado, porque pululan las imágenes de cubanos que, filmando por sus celulares, les dicen en sus caras, no me puedes tocar, el celular es mío, es mi derecho a usarlo. Policía y peor, agentes de la seguridad no identificados, porque en ese país no tienen por qué identificarse, que se tapan la cara o se esconden detrás de las ahora más que útiles mascarillas anti Covid para no aparecer filmados sobre todo en las publicaciones para el exterior.
El gobierno descubrió el detallito, el huequito y entonces, nada más fácil que a la carrera, proponer a la Asamblea Nacional, que por los resultados tiene poco que hacer, un anteproyecto de nuevo código penal con artículos más que sembrados. Ahora, pocos podrán repetir eso de que el celular es mío y es mi derecho a filmar, porque muy rápido alguien del poder le dirá, te equivocas, lo era, ahora tu celular pagado por tu madre desde Estados Unidos está sirviendo para desestabilizar la tranquilidad ciudadana, lo que quiere decir la tranquilidad del gobierno.
No sé cómo se puede redactar un artículo como este, sabiendo el gobierno que el 95% de los celulares, creo yo, son pagados desde afuera, o precisamente por saberlo, es que lo hace.
Esto no es nada más en contra de los celulares, porque el artículo aclara que puede ser también considerado un delito tener “recursos materiales o financieros”, o sea, pasa por el mismo análisis que yo pueda tener una resma de papel para imprimir, cuatro o cinco lápices o bolígrafos, una goma de borrar, etc., todo lo que pueda ser utilizado para escribir o publicar, por ejemplo.
Pero puedo tener una brocha para pintar, lo que puede ser utilizado para adornar una pared con el ya lema Díaz Canel Singao, un poco de keroseno, que yo utilizo para el quinqué, pero podría ser usado para armar un coctel Molotov o sencillamente un pedazo de pan viejo que puede ser utilizado para alimentar a una persona que se manifiesta en contra.
Por esa vía, el sistema digestivo o urinario pueden ser sancionados como posesiones complicadas, financiadas desde el exterior, porque una buena parte de los cubanos reciben remesas y otros se las buscan dentro de Cuba, porque el primero sirve para defecar y el segundo para orinar, lo que puede ser utilizado como armas para desestabilizar la tranquilidad civil. Y pensar en esto, ambos sistemas pueden ser considerados como armas del enemigo, porque al final sus poseedores están consumiendo productos financiados desde el exterior.
¿Cómo puede un gobierno probar lo del financiamiento? En realidad, no lo podrá probar, sino que puede ser que sea mencionado este aspecto como algo más en aquellos interrogatorios y luego juicios de aquellos que quieran ser desaparecidos. Si le pides a un cubano que abra su bolsillo y le encuentras un CUC o un dólar, es evidente que está siendo mantenido desde el exterior, pero además si le pides que te enseñe sus bolsillos y lo descubres con miles de pesos cubanos es posible que también sea mantenido desde el exterior, pero además de lo además, si le pides que te muestre sus medias, calzoncillos, blumer o ajustadores será más que fácil poder demostrar que están financiados desde el exterior y frente al primer cuestionamiento o acción desagradable podrás ser sancionado de cuatro a diez años de privación de libertad. Financiar no sólo es pagar en dinero, perfectamente en la situación cubana hoy, alguien puede ser financiado a través de leche en polvo, unos pollos, algunos refrescos, un paquetico de café. Bueno, ese sería uno de los mejores financiamientos para cualquier cubano, o sea, no me pagues en dinero, págame en caféeeeeeeeeeeeee.
Muchos dicen que las prostitutas en Cuba, por cierto, actividad social que ha aumentado ahora con el uso de internet, son diferentes, muchas cambian sus servicios sexuales porque las lleven a comprar a las tiendas ropas para sus hijos, batidoras o televisores o que les pongan una recarga desde Miami por el sexo a través de una pantalla. ¿Ellas, de no estar a favor del gobierno, no creo que existan muchas “jineteras” que lo estén, podrían ser acusadas de ser financiadas para actividades desestabilizadoras?
Recuerdo ahora con este tema del financiamiento, yo profesor del Instituto de Comercio Exterior, una profesora, no menciono su nombre por decencia, además no viene al caso, pero si ella me está leyendo lo recordará, me propuso dar un curso en una empresa. La entidad no podía pagar nuestros salarios en dinero, pero podía pagarnos con comida. Estábamos en medio del periodo especial, momento que le movió el piso realmente a muchas personas y la necesidad también tiene cara de hereje, entonces yo, también necesitado, pero loco, jocosamente le respondí: ¿pero profe cuántas libras de arroz o frijoles vale mi curso?, ¿por cuántas latas de carne puedo explicar el tema uno, el dos, el tres y así sucesivamente? Obvio, no fui.
No sé cómo un gobierno puede escribir un artículo como
este. Es difícil de entender en un país de derechos, como se puede utilizar
argumentos como estos frente a un juicio, o sea, tu celular es pagado desde el
exterior, cuando el propio gobierno ha propiciado que esto ocurra y cuando
todos los días Etecsa, empresa que monopoliza el servicio telefónico, promociona
ofertar para que los familiares desde el exterior paguen en dólares o euros,
megas para celulares, nautas, internet, etc.
No sé cómo se podrá demostrar que una presilladora o una libreta de escuela pueden ser materiales obtenidos para luchar contra la constitución cubana. No entiendo cómo a un detenido por discernir se le puede pedir que orine y a partir de eso demostrar que ha tomado cerveza y que esa cerveza ha sido comprada en dólares enviados por un hermano y que eso puede significar el intento por revertir el orden del gobierno.
Pero lo cierto es que como no estamos frente a un estado de derecho y más, los propios abogados de la defensa se parecen mucho a los fiscales, porque todos son advertidos de los resultados a alcanzar, ese artículo, primero, sirve de susto y trata como muchos otros de que los supuestos reprimidos se sigan o aumenten su auto represión. Segundo, es más que evidente que ahora se podrá convertir en un slogan comercial que se repetirá y se repetirá, algo así como: usted está sancionado a 10 años de privación de libertad, porque ha publicado en su celular un video que cuestiona al gobierno y hemos descubierto en el “famoso” período de instrucción que su teléfono móvil está pagado por un amigo desde el exterior, que probablemente esté en contra del gobierno, Como no podemos coger a su amigo, usted, amigo cubano, va detenido y sancionado y le cuento, en su caso, no hay familia, ni amigos, ni amnistía, como en el caso de Martí y su “más cercanos admirador” Fidel.
Yo que a veces me hago el tonto con eso de las pregunticas de “cómo se puede”, luego me respondo, pero es que siempre ha sido igual. Si se puede, aunque parezcan o sean aberraciones.
Les dejo dos cuentos de mi experiencia personal ya
lejanos en el tiempo, existen otros, miles, de miles.
Busquen y lean el juicio al comandante Hubert Matos. Se publicó en Cuba al principio de la revolución y que leí muy joven, gracias a Pipo Martín, el Dr. Martín Landa Bacallao, abuelo de mi Normita y Robertico, mis amigos. Juicio donde el fiscal acusador y principal testigo en contra del comandante fue nada más y nada menos que el mismísimo Fidel Castro y verán lo que se puede hacer con las llamadas leyes. Pobre Hubert, apenas pudo hablar. Peor que en 1750 a.C.
Siendo yo joven, un día asistí como testigo de los acusados a un juicio laboral contra tres compañeros de trabajo en el Tribunal Municipal de la Habana Vieja. Trabajaba yo como historiador en el Museo de la Ciudad.
Mis compañeros reclamaban a la administración del museo por sanciones amparadas en falsos hechos. La otra parte, o sea, la administración, estuvo representada por Eusebio Leal, director del museo e Historiador de la Ciudad y su jefa de personal, uno de los personajes más tenebrosos y bajos que he conocido. En realidad, mis compañeros, ya desde aquellos momentos se identificaban con posiciones en contra, primero de Leal y luego de la revolución, uno de ellos, siguió su camino y hoy es una figura reconocida y de prestigio de la disidencia y oposición dentro de Cuba. Sanciones administrativas formuladas sobre falso hechos, que en realidad encubrían la intención de sancionar y expulsar a personas públicamente en contra, o sea, por su ideología.
15 minutos antes de comenzar el juicio, apareció Leal acompañado de su jefa de personal y entró en el tribunal, nosotros sentados afuera, y se reunió con ellos a puertas cerradas. Minutos después salió un funcionario del tribunal y dijo, los testigos presentes, pueden retirarse, no se les permite participar. El juicio no llevó testigos, se realizó a puertas cerradas con un tribunal que había sido minutos antes instruido. Conclusión, mis amigos fueron molidos y triturados. Leal con su gran poder, se salió con las suyas. No había nada que hacer, durante muchos años fue el dueño, rey, de la Habana Vieja.
Y fue así. Una de las partes implicadas en un juicio, se reunión, antes de comenzar, con el tribunal. Leal podía haber llamado por teléfono, los integrantes del Tribunal de la Habana Vieja lo conocían de sobra. Hubiera quedado más “ético”, pero eso no le interesaba. Entró caminando, mandó a cerrar puertas demostrando su poder, le hizo su historia sobre mis compañeros e imagino que pidió al tribunal la necesidad de sancionarlos. Obvio, identificado yo con mis compañeros, como testigo defensor, al poco tiempo tuve que irme también.
Entonces mis pregunticas tontas, esas de, pero ¿cómo esto puede pasar? Van seguidas muy rápido de mis autorespuestas: Pasa, siempre ha pasado.
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