domingo, 27 de febrero de 2022

440.- El imperio ruso despierta nuevamente. El zar Putin presiona y mata.

Debo decir, antes de comenzar a escribir hoy, que no conozco sobre la interioridad de Ucrania. Recuerdo algo sobre su vida dentro de la URSS y algún que otro deportista, que bajo la bandera de la “madre patria adoptiva”, tenía sus orígenes en ese país.

Ucrania, creo que le debe pasar a muchos, no ha estado en el centro de mi vida nunca, no obstante, como simple observador, me cuesta trabajo enajenarme y abstraerme de lo que está pasando. Repito mi nivel de información es muy pequeño y se basa sólo en lo que los medios transmiten y las opiniones de algunos de los políticos protagonistas de los sucesos que hoy ocurren, o sea, presidentes de algunos gobiernos, militares, reporteros que están dentro del territorio ucraniano, etc.

Lo cierto es que muchas personas, hace semanas vienen diciendo que el ataque de Rusia nunca se produciría y lo que estaba pasando era, una vez más, una escalada de los medios de información que estaban tratando de crear una guerra para entretenernos o al menos para desviar nuestra atención a temas más importantes y cercanos.

Se equivocaron, Rusia le está cayendo a bombas a su vecino. Putin, ha dado muchas justificaciones, algunas de ellas que está protegiendo a Rusia, que está presionando a la OTAN para que no admita a Ucrania dentro de ella, que existen personas dentro de Ucrania que no están de acuerdo con el gobierno que tienen, que se ha afectado a algunos rusos que viven allí, etc. 

En realidad, Putin, como un buen político puede decir lo que le da la gana, en realidad los políticos muchas veces actúan así, o sea, dicen lo que se quiere escuchar, lo que según cálculos será bien aceptado al menos por una buena parte y al final, final, lo que les conviene, sabiendo que luego pueden cambiar todo y adaptar lo que dijeron a un nuevo entorno. Los políticos saben que los pueblos, muchas veces, tenemos memoria corta, entonces “donde dije digo, ahora digo Diego”.

Los gobiernos rusos, más allá de Putin, tienen una visión imperial. Rusia es un país inmenso, fuerte, que durante siglos dominó a su antojo parte de la región euro asiática y que luego, por métodos incluso poco ortodoxos, se agenció la famosa “unión” de las llamadas repúblicas soviéticas.

Muchos estudiosos se equivocaron, cosa entendible, porque no siempre resulta fácil predecir el futuro y Rusia ha comenzado un ataque indiscriminado contra un país vecino. No es una guerra declarada entre dos ejércitos, menos es una defensa de un país contra otro que lo ataca, menos aún es la única y última solución posible. Putin, con sus justificaciones muy personales, apoyado, creo yo, que muy pocos gobiernos, está bombardeando a los ucranianos.

Esto no es nuevo, quizás no sea el último suceso que veamos. La historia de la humanidad está llena de guerras, ataques, destrucción masiva, afectaciones de todos tipos y muertes, pero es que estamos en el 2022 y no es muy fácil de entender que se siga actuando como señores feudales que enviaban a sus guerreros para atacar al castillo vecino con el único objetivo de quedarse con la novia del otro rey.

Veamos dos ejemplos aparentemente locos pero profundos, que se me ocurren y quizás podamos entender de qué bando estar, si es que es necesario escoger un bando.

Está usted, siendo madre soltera cubana, discutiendo con su hija, digo que usted es cubana, porque no puedo decir cómo se conduciría una madre sueca o india en estos casos, pero si puedo representarme muy bien lo que pasa dentro de una familia de las nuestras. Soy papá cubano de dos hijos cubanos. Ella con 16 años quiere dejar de estudiar, hacerse un tatuaje de un dragón que le sube por el cuello y la última bocanada de fuego le queda debajo del ojo derecho y además tiene un novio que le lleva 10 años y es un consumidor público de cocaína.

La conversación se va poniendo caliente, porque su adolescente hija no entiende de argumentos y como se cree la monitora de la rebeldía, en cada momento se pone más violenta. Argumentos, oídos sordos. Entonces cuando ya todo está que arde, llega su vecino sin que usted lo invitara y apoya a su hija, dice que usted está loca, que no tiene razón. Cuando usted trata de defenderse, ahora de dos personas, su vecino, 250 libras de peso, le cae a piñazos, de esta forma le demuestra a su hija un buen método para defender o lograr sus ideas, por muy locas que sean. La cosa se pone más caliente. Gritos. Su vecino se comienza a retirar, pero antes, pasa por al lado de la abuela de la familia, que estaba tranquila sentada en su sillón rezando el rosario como única solución y le da algunos piñazos, por si acaso la viejita tenía algo en contra.

Por muy complicada que fuera la cosa, ¿tenía derecho su vecino a invadir su casa y como a él le gustan los tatuajes y de vez en cuando consume “algo”, apoyar la locura de su hija y caerle a golpes a todo el que se encontrara en su camino?

Veamos otro análisis profundo.

Cuba, estando todavía debajo de la metrópoli España, comenzó a mirar hacia Estados Unidos como fuente de desarrollo, como ejemplo de otro tipo de gobierno. Recordar que en 1850 Narciso López trató de independizar a Cuba de España y su propuesta fue anexar a la isla al sur de los Estados Unidos, desde donde, por cierto, sale el diseño de la bandera que hoy nos representa como bandera nacional. Han sido infinitos los vínculos históricos que hemos tenido con Estados Unidos, Martí no preparó su guerra “necesaria” en Singapur, Fidel Castro no fue a pasar su Luna de Miel a Australia. Yo no hice esfuerzos para irme a vivir al Congo. 

Desde aquellos años hasta hoy, a pesar de los problemas, las malas acciones de algunos gobiernos norteamericanos, la metedura de pata o la no acción del vecino del norte, los cubanos miramos hacia esa dirección de la brújula. No somos europeos, no somos asiáticos y aunque nos queda cerca la llamada América Latina, no queremos ser ni argentinos, ni peruanos, ni guatemaltecos. Queremos vivir como la publicidad y propaganda dice que viven los norteamericanos, aunque después que se vive aquí, uno descubre que el pueblo norteamericano, nada tiene que ver con esa imagen que se genera a partir de las celebridades, los “stars” de la música, algunos políticos o algunos multimillonarios. Repito lo que siempre digo, el pueblo norteamericano, truene, llueva o relampaguee, haya nieve o hielo, se levanta todos los días al amanecer para trabajar fuertemente, mucho más fuertemente de lo que se pueda describir. Como conclusión, en forma general, como dice el viejo refrán popular, a los cubanos nos gusta Estados Unidos, porque “sólo tienen dos cosas buenas, las películas y todo lo demás”.

No se puede desconocer que, desde hace también siglos, existen muchos cubanos que viviendo en Cuba están en desacuerdo con el gobierno, pasó en la colonia, pasó en la etapa republicana y pasa hoy con más fuerza que nunca. En esta última etapa, la oposición al gobierno está más que manifiesta, no sólo en organizaciones, que han crecido en número y actividades, sino dentro de la propia población civil que está fuera de Cuba y la que aún vive dentro de la isla.

Luego, Estados Unidos hoy, a pesar de legislaciones, llantos y lamentos, ha pasado a ser uno de los principales socios comerciales de Cuba, no digo el gobierno, pero si muchos empresarios privados. ¿De dónde son los pollos y otros productos, como granos, maíz, etc., que hoy se comen en Cuba?

Entonces, ¿Podría Estados Unidos, teniendo en cuenta estos dos profundos análisis míos, primero nombrar, reconocer y darle carácter legal a estos grupos como un gobierno independiente dentro de Cuba, nombrar presidentes y vice presidentes dentro de ellos, formar un parlamento a la usanza norteamericana y comenzar a tener relaciones con ellos de forma independiente?, ¿Tendría Estados Unidos la justificación de que como los cubanos ven películas norteamericanas y comen pollos criados en la “Unión”, inmediatamente después de declarar el gobierno independiente, comenzar un ataque masivo-sorpresivo, con armamentos super potentes, lo que resultaría la destrucción no del gobierno comunista, sino de la población civil cubana?

No, no y no. Ni su vecino con sus más de 200 libras, puede meterse a defender a su hija, menos por vía de la violencia, ni Estados Unidos, al lugar donde muchos miramos y nos gusta, tiene el derecho de bombardear a Cuba hoy, por más que muchos estamos interesados en sacar al gobierno más que ineficiente que ese país tiene.

Igual pasa con Rusia y Ucrania, por más que Putín quiera justificar sus causas, las que repito, no domino a profundidad, las de verdad y las de mentira, más las que pueda tener en secreto, no tiene el derecho de caerle a bombas a un pueblo entero. Las bombas no tienen nombre, los políticos, buenos y malos ucranianos, están bajo buena custodia, el que está muriendo es el ucraniano de pueblo, que, muchas veces, ni de geopolítica sabe.

Estoy viendo las imágenes. Los edificios, donde viven personas, están incendiados, las calles comienzan a estar destruidas, los pobladores tratan de huir desesperadamente, otros han tratado de protegerse en túneles o estaciones de metro. Los niños, los viejos, la población están desprotegidos y están resultado heridos y muertos.

Además de las bombas de noche, acabo de ver una imagen, que, si no fuera porque fue filmada en tiempo real, podría parecer una de una película donde todo se exagera. Transitaba un carro civil por la senda derecha de una avenida y de pronto un tanque de guerra que salió de otra calle perpendicular, dobla violentamente a la izquierda sobre la avenida, o sea, en un ángulo de 90 grados y no sólo enviste al auto civil, sino que le pasa por arriba, dejándolo convertido casi en un plato llano. El pasajero milagrosamente quedó vivo, aún no sé cómo, sólo me imagino que se tuvo que haber pegado al piso del carro y quedó protegido por los asientos. En realidad, Putin no iba manejando el tanque, pero hay dos explicaciones, o el tanquista es un loco, maniático, asesino, que disfruta matando o está totalmente autorizado para arrasar con los ucranianos. La acción no admite otro análisis, dos cosas, locura criminal o inyección en venas para matar.

Ahora, tal como escribí a un amigo hace unas horas, muchos buscan la culpa en Estados Unidos, de nuevo el enemigo clásico. Tal como le dije a mi amigo, ya sabemos que Estados Unidos es el culpable de que ayer un japonés le cayó a bofetadas a su esposa, porque al terminar la II Guerra Mundial, los japoneses conocieron la Coca Cola, las hamburguesas y la música norteamericana. Hoy, los que hasta ayer decían que Putin jamás atacaría y que sólo era una maniobra mediática, cuando las bombas resultan innegables, cuando los muertos se comienzan a contar, cuando muchos dicen que el gobierno ruso se está defendiendo de un enemigo fuerte ucraniano, aparece el mismo mensaje, Estados Unidos y su guerrerismo, incluso cuando el gobierno norteamericano, poco enérgico, no ha apretado ninguno de los botones para disparar bombas.

Putin es, además de todo lo que es, un loco o un mal hijo de una buena madre, con un profundo sentimiento de zar, con un poder enorme en el país donde dirige. El gobierno ruso ha demostrado, una vez más, su posición imperial. El ejército ruso no es más nada que un ejército inyectado ideológicamente, que no puede diferenciar. El ejército no debe tener ordenes explicitas de tirar a los civiles, pero en ciudades grandes, muy pobladas, cómo controlar esto. Los muertos civiles serán reconocidos con el famoso título de "daños colaterales" y cada familia, si es que alguno queda vivo, será la responsable de sufrir por ellos. Los muertos en este u otro cualquier conflicto, pasarán sólo a ser estadísticas para los libros de historia.

Putin ha acaparado la atención mundial y está tratando de chantajear al resto de los países, sobre todo a los europeos, mandándole un mensaje directo a Estados Unidos y a China. Paralelamente, mientras los rusos están bombardeando a Ucrania, su representante diplomático está viajando por Nicaragua, Venezuela y nada más y nada menos que Cuba. ¿Buscando qué?

Para nada es una casualidad que el gobierno de Putin, que ya ha tenido muestras de “bondad” al cancelar parte de la deuda que Cuba tenía con lo que es hoy Rusia y darle un crédito blando a pagar muchos años hacia delante, con el concebido riesgo de que ni sea pagado y haya que volver a renegociarlo, hoy esté viajando para entrevistarse con los presidentes de estos países de Latinoamérica.

Esperemos que no sea para mucho, esperemos que se negocie la paz, esperemos que no existan más bombas y muertos sobre Ucrania, pero, ojo, esto puede pasar en cualquier otro momento en cualquier otro lugar. ¿Recuerdan la invasión china al Tibet?

Para mí la foto del conflicto ruso contra Urania.
Niños anónimos ucranianos saludando a sus militares que van a defenderlos.

La ONU, los gobiernos europeos, el propio Biden, muy tibios aún. Cuba, como siempre, una vez más, en la doble jugada, dice no estar a favor de la guerra como solución, pero ahora justifica a los rusos y los recibe en medio de un conflicto “imperial” de un solo imperio.

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