Mucho había demorado en escribir este pequeño artículo, trabajos y fiestas me lo habían impedido, pero como ya todo eso va pasando, le dedico al tema importante Cuba, algunas ideas.
En su última intervención pública ante la Asamblea Nacional del Poder Popular, (parlamento al estilo cubano, aburrido, inoperante, aplaudidor), el presidente de Cuba Miguel Díaz Canel se “motivo” a rendir cuentas sobre su gestión de gobierno, al cual él mismo ha definido como “Continuidad”, tratando un poco, ante la desaprobación mayoritaria de la población, de legitimarlo desde el punto de vista político – ideológico únicamente.
Su informe o el informe del resultado de su gestión,
estuvo precedido por un traje gris y una camisa negra de rayas grises, tal
pareciera que estuviera vestido para asistir a un funeral o quizás a su propio
funeral. En realidad, si esto fuera serio, debía estar asistiendo a lo segundo.
Su gestión ha sido, tan, pero tan mala, que no sólo necesitaría renunciar, sino
que resolvería de una vez, siendo cuidadoso al darse un tiro, creo que con un
tiro bien dado es suficiente y así no le gastaría muchas balas a su patrocinador
Raúl Castro y al ejército cubano que el hermano de Esteban, de seguro, todavía
dirige.
Buena forma de traducir su real estado de ánimo, al tenerse que parar frente a los llamados diputados, que son los mismos, que están allí para aplaudir y hacer bulto, porque en realidad jamás han resuelto nada y por la estructura de gobierno cubano, jamás resolverán nada y, sobre todo, frente a una gran parte del pueblo que lo reconoce como “Puesto a Dedo” y “Díaz Canel Singa´o”, demostrándole, por un lado, el irrespeto y por otro, la desaprobación que le tiene.
Pararse frente a ese pueblo, que ha dado miles de muestras de nobleza, para reconocer que su famosa “Continuidad”, sólo ha servido para hundir a Cuba entera, lograr que sea reconocida como un Estado Fallido y que los números de una emigración desesperada hayan roto todos los récords existentes en estos últimos 63 años, con más de 250 000 personas de todas las edades, colores y sexos, incluso muchos con sus perritos, debe ser muy duro o descarado.Realmente, después de muchos años ya de análisis e implementación de “nuevas medidas”, sobre las otras nuevas medidas que no funcionaron, desde el acostumbrado poder absoluto, al menos de forma pública, han destruido tanto, que el mismísimo Fidel Castro, que se debió haber considerado el máximo destructor, de estar vivo, se debería sentir superado.
Como siempre, la repetida introducción del momento histórico
malísimo que le ha tocado, donde una vez más, Estados Unidos y el más que
famosísimo “bloqueo”, ganador en estos últimos 63 años del premio Oscar, tuvieron,
no sólo un papel, sino el papel protagónico. Cuba, país asediado, bloqueado,
atacado, estrujado, martillado, etc., por la potencia más rica del mundo, lo
que ha impedido el desarrollo que él, Díaz Canel y su equipo, como nuevos
inventores de la sopa de ajo, tenían muy bien estructurado para salvar en pocos
años a Cuba, causante externa de que, en Cuba, la tierra, ni boniato produzca.
El “bloqueo” por un lado, como nota de tristeza. Maniobra del enemigo eterno como “un cerco criminal e inaceptable” al decir de Canel, que nos quiere hacer desaparecer, acción que nos convierte en eternos enemigos, pero al mismo tiempo el anuncio muy flojito, muy suavecito de que el gobierno de Cuba está interesado en “conversar” y sobre todo recibir ayudas. Para mí gran contradicción, primero enemigo que quiere que Cuba desaparezca, que agrede y ataca y al mismo tiempo brinda ayuda que el gobierno cubano, ni por vergüenza ha sido capaz de rechazar, por el contrario, ha agradecido en más de una ocasión. ¿Es que una cosa no tiene que ver con la otra? Enemigo jurado y obviamente la mayor parte del tiempo inventado, que ha tenido a ese pueblo en alerta de guerra por más de seis décadas, causante de todos y cada uno de nuestros males y al mismo tiempo, suministrador de comidas, medicinas, tecnologías, etc., y poseedor de dos millones de inmigrantes cubanos que, a pesar de todos los pesares, incluso sin poder realmente, durante todos estos años, han ayudado a mantener, con sus remesas de dinero y envíos de todo lo enviable, más sus viajes a “la tierra” a ese gobierno, que luego de haberlos agredido, maltratado, vilipendiado, echado, descubrió los beneficios de vivir de los que un día “se fueron”.
Después de esta repetitiva, pero necesaria introducción del mal momento, que sirvió al parlamento como entrante, Canel trajo el plato fuerte cuando afirmó:
“Siento una enorme insatisfacción por no haber sido capaz de lograr desde la conducción del país los resultados que necesita el pueblo cubano para alcanzar la anhelada y esperada prosperidad”.
Inmediatamente pensé, lo que viene ahora es su renuncia, la honestidad para decir, no pude, no voy a poder y dejo esto para que otro, quizás más joven, quizás mejor preparado, quizás con más apoyo y menos lastre, quizás más arriesgado y menos comprometido, lo eche para adelante, pero no, sólo una dulce y conmovedora autocrítica, de esas que hemos visto por muchos años, carita de melancolía, hablar nervioso y más nada y no pasa más nada. Todo seguimos igualito a como estamos.
Pero lo más llamativo, ridículo e incomprensible es que el tipo esté diciendo que la cagó y los parlamentarios masivamente se levanten a aplaudir, lo que tiende a confundir. ¿Están aplaudiendo la dulce autocritica sabiendo que no pasará nada y que al bajar el telón todo continuará igual o es que están reconociendo con sus aplausos que el presidente no ha sido capaz de lograr los resultados que necesita el pueblo? Esto último, no sería para aplaudir, sino para abuchear prolongadamente.
Díaz Canel, en busca de lástima, no es otra cosa, habla de “anhelada y esperada prosperidad”; pero, cómo se puede ser tan descarado para mencionar la palabra prosperidad, cuando la gente se está matando fuera de una tienda para conseguir algo de comida, muriendo por falta de atención médica y medicamentos y nuevamente la familia ha visto partir, ha despedido o ha partido a través del mar, selvas y caminado cuatro, cinco o más meses por tierras desconocidas, a sus cubanos.
Es un mentiroso, cuando da la impresión de que la prosperidad del pueblo ha sido el eje conductor de su gobierno, cuando lo que ha pasado en realidad es el olvido total. Cuba, nunca ha estado peor, los niveles de satisfacción son menos que los elementales en la mayor parte del mundo y la prosperidad es una palabra que el cubano promedio sueña con conseguirla y siente que la ha conseguido cuando precisamente ha salido de Cuba, aunque trabaje limpiando piso en un hogar de ancianos o en un matadero de cerdos.
¿Cómo se puede aplaudir, lo que significa aprobar, que
el presidente diga, aunque lo diga muy dulcemente que después de muchos años de
su único gobierno no ha resulto nada y peor, que todo está más malo que cuando él
llegó?, ¿Cómo es que después de esa declaración, que todos sabemos, no venga
aquello de: _ pongo a disposición de este mismo parlamente que me aplaude sin
yo saber por qué, mi cargo de presidente y todos los demás cargos que tengo?
Todo un plato fuerte crudo, mal elaborado, que significa una vez más lo que siempre ha pasado, la manipulación. Una pequeña autocritica autorizada por todas las instancias obviamente, Canel es incapaz de apartarse del papel que lee, ni para mirar al público que lo escucha en vivo o por la cámara de TV, con la que se pretende ahora dar imagen de honestidad, de sacrificio, de entrega “revolucionaria”, de que como “Continuidad” hace lo mismo que Fidel, al que le fue muy fácil siempre cagarla y luego reconocer que la cagó, bajo los aplausos de los aplaudidores y continuar el camino para luego volverla a cagar sabiendo que los aplaudidores siempre lo perdonarían, respaldarían y aprobarían sus desastrosos resultados. ¿Qué fácil la tiene el gobierno de Cuba? Si es cierto, no obtienen ya ni los mínimos resultados, Cuba, isla bella del Caribe importa sal, pero saben que no pasa nada, todo se resuelve con un discursito apenado, melancólico y luego a las langostas y el buen vino.
Para el final, después de los aplausos que ni él mismo pudo entender, Canel nos presenta su postre:
“El 2023 debe ser un año mejor, pero lograrlo demanda más que un plan integral, exige sacudir la inercia, desterrar el burocratismo, quitar más trabas y superar la auto complacencia”
O sea, Canel esta mencionando las precisas causas que desde hace muchos años han logrado lo que hoy tenemos, pero se le olvidó decir que hablaba de ellos mismos, que han sido los únicos que han generado todos estos problemas. Los cubanos desde el propio año 1959 hemos estado esperando a ese año que viene, que va a ser mejor y así hemos llegado al 2023, donde ahora sí, el presidente nos augura que va a ser mejor otra vez.
El discurso de Canel, su postre, es como si él y su grupo, es como si Raúl, Fidel, todos los burócratas en el poder, todos los ideólogos del único partido que ha existido, cuyo “sacrifico revolucionario” les ha permitido vivir a nivel de la gran burguesía mundial, hubieran llegado ayer y le están encontrando los problemas a los anteriores, sin reconocer que los anteriores y los anteriores a esos anteriores, han sido ellos mismos.
Canel tendría, por pudor, que mencionar a todos aquellos, hoy muertos, o que están fuera de Cuba o que están muriendo defraudados dentro de ella, que desde hace 60 años han hablado y están hablando de “sacudir la inercia, desterrar el burocratismo, quitar más trabas” y nada más y nada menos que, “superar la auto complacencia”. Tendría que proponer una medalla para aquellos que desde hace décadas lo vieron venir y lo advirtieron. La auto complacencia ha sido la verdadera guía ideológica en Cuba.
Sólo le faltó decir, antes del disparo que debía darse, _ la causa hemos sido y somos nosotros. La causa ya la describieron aquellos “gusanos” que se fueron, somos nosotros, no busquen a otros culpables. Nuestro objetivo, al menos el oculto, está cumplido, hemos sido capaces de destruir a un país entero.
Pero como la base de todo el gobierno cubano es el descaro, es saber que se está mal, pero decir que se está bien, que hay logros que nadie ve, pero hay logros, etc., el gobierno de Canel, siguiendo a sus antecesores, crea falsas imágenes. Ahora se habla de “Resistencia Creativa”, algo así, regresando en el tiempo, como pedirle al esclavo, que se sabe esclavo y que no puede hacer más nada para cambiar su status, que haga poemas, que cree música, que busque nuevas formas y medicinas para curar las heridas de los latigazos, que optimice más su jornada laboral para que su trabajo sea más productivo, que coma menos para disminuir los gastos del esclavista y que se dedique a hacer hijos para aumentar la población esclava. Entonces por esa vía, por esa conclusión del gobierno cubano, la esclavitud no era tan mala, sólo que fue poco creativa.
La “Resistencia Creativa” es como pretender que al perro que tienes amarrado con una cadena por el cuello, expuesto al Sol, al que no le das comida, ni agua, al que le das con un palo todo el día, que está lleno de llagas sangrantes, te de la pata como símbolo de amistad, amor y agradecimiento. Sería absurdo, sin embargo, el gobierno cubano, ahora representado por Canel confía en que sí, que, si se puede, lo que le falta al perro es creatividad.
Resistencia Creativa a un pueblo que noblemente se ha convertido en un resistente creador no para la prosperidad que se obtiene y vive, sino para sobrevivir. A un pueblo que se ha comido sus gatos, que ha fabricado casas con cartones, que camina y camina kilómetros para ir al trabajo, que anda recogiendo hojas de cualquier mata para hacer un té medicinal, que renunció a sus langostas, a sus hoteles, a sus mejores playas, que anda con ropa usada, regalada, que se conforma con recibir huesos que un día tuvieron carne, sin preguntarse a dónde fueron a parar los músculos y tejidos, que se alumbra con lo que puede conseguir, porque ni velas para los santos se consiguen con facilidad, que no duerme por falta de electricidad y porque tiene que combatir contra los mosquitos todas las noches, que se deja enyesar un brazo con dos pedazos de madera, que paga la medicina precios de Japón, que ve caerse su edificio y pierde todo lo que había adentro, incluyendo algunas veces a sus familiares, etc., un pueblo que se siente feliz cuando logra colocar a un miembro de la familia fuera de Cuba y que llora su ausencia, pero con alegría. Hay que tener la cara dura.
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