No todo sale bien en ésta vida. Cuando menos uno se lo
espera, algo se jode y casi siempre pasa con lo que no puede pasar.
Recuerdo que si
pedías una camisa prestada, ese día algo la manchaba o la rompía. Si salías con
un carro que no era tuyo, al doblar de la esquina, aparecía el choque. Si te
arriesgabas a salir con unos zapatos de un amigo, alguien te los pisaba y
rompía. Si pedías un libro prestado, ese día te robaban la maleta.
Hago decenas de órdenes
de trabajo todos los meses. Desde matar hormigas en apartamentos de residentes
anormales hasta reparar techos, ventanas y puertas y casi siempre todo sale bien. Lo de matar hormigas es algo en lo que nunca fallo.
Ayer, jueves 26,
recibimos una orden para cambiar el piso de una cocina, que como todo es de versión
barata, es de vinil, para lo cual tenemos que sacar todos los aparatos que están sobre el piso, o sea, refrigerador, cocina con horno, lavadora y secadora.
Cuando los
apartamentos están sin alquilar, es fácil porque coges todo y lo pones para
donde te da la gana, pero cuando los apartamentos están alquilados todo se vuelve un rollo. Primero hay que mover todos
los muebles del comedor y la sala, para luego poder acomodar los muebles que
traes de la cocina. Los apartamentos, algunos de ellos, recargados de muebles y
adornos, terminan siendo grandes rompecabezas, donde sólo se le deja al
residente un pequeño pasillo para acceder a las otras habitaciones.
RYAN |
Como la
historia revestía cierta urgencia, mi compañero Ryan y yo nos dispusimos a
mover y preparar las condiciones para
que la brigada que pone el vinil apareciera. Con una acción rápida y coordinada
logramos mover todo y acomodar la enorme cantidad de muebles que había,
incluyendo una jaula para perros y una linda cama canina.
El vinil fue puesto
en la tarde sin grandes dificultades. Cuando llegué hoy viernes, nuestra misión
más importante planificada, era darle a todo para atrás. Se trata de afectar lo
menos posibles a los residentes siguiendo los mandatos más elementales del
marketing.
Para mí desgracia Ryan no estaba en el
residencial, por lo que me tocó ir solo a resolver la orden
de reacomodar los muebles, En realidad no es algo complicado, por diferentes razones lo hacemos con cierta frecuencia.
El piso se veía bien.
El nuevo vinil, aunque de baja calidad, le daba un toque de renovación a la vieja cocina. Entonces
magistralmente moví e instalé la lavadora, la secadora y la cocina, y me
dispuse a meter lo único que me quedaba afuera, el refrigerador.
El refri, moderno,
grande y pesado, estaba además abarrotado de comida, lo que convertía su
traslado en algo tortuoso. No obstante lo entré a la cocina y después de
instalar la bombita que empuja el agua hasta la máquina que hace hielo, lo
giré con mil amores, a pesar de que se trababa y trababa constantemente. Cuando
logré ubicarlo en su lugar y por casualidad bajé la cabeza en dirección al
piso, descubrí que había roto el vinil, nada más y nada menos que en el medio
de la cocina, frente a la puerta del dichoso refrigerador.
Más que dichoso, el
jodido refrigerador se había trabado y con mis empujones se había llevado un
pedazo de vinil recién puesto. Ya pueden imaginar. Primero algunas malas palabras en español
y luego en inglés para que el aparato pudiera entenderme, más algunos
golpecitos en la parte de arriba y los costados, pues de alguna forma tenía que
resolver la impotencia sin llegar a meter la cabeza contra la pared. Segundo,
la pregunta clásica: por qué me tiene que pasar esto a mí.
Pasado el mal rato
solo, porque el refrigerador nunca me respondió, me fui al taller y le comenté
a mis compañeros. Ellos reían mientras yo les hacía el cuento todavía medio
disgustado.
En casos como este no
es que pase mucho, sólo que el vinil no
tiene solución y hay que volver a ponerlo, por lo que hay que volver a mover
todos los muebles de la sala y comedor del apartamento y volver a sacar los
aparatos de la cocina, para luego volver a reorganizarlos.
Me pareció entender
que en vez de poner vinil de nuevo, van a ordenar que se pongan losas de piso
como se han puesto en otros apartamentos, cosa que es mucho mejor para los residentes y sobre todo para
nosotros que tenemos todos los días que bregar, como dicen los dominicanos, con
historias como ésta.
Es así, según mis
compañeros, algo se tiene que joder, todo no puede ser arreglado.
Sin embargo, todavía ahora mientras escribo, pienso que es real, éstas cosas pasan, pero
coño, por qué me tienen que pasar a mí.
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