lunes, 23 de diciembre de 2019

Culturales a fin de año. (Segunda Parte)

Sigo hablando exclusivamente de temas culturales por la importancia de ellos en fechas y fiestas por el fin de año y el arribo de un año nuevo.

Continuando con la idea del dialogo entre gobierno cubano y la emigración, programado para abril del 2020, creo que sería bueno recorrer lo que ha pasado en la historia con hechos como el que se está tratando de organizar.

Después de años de silencio e incomunicación, donde los que salieron de Cuba, no importó niños o viejos, fueron declarados enemigos, a finales de 1978 el propio Comandante en Jefe invitó a escogidos representantes de la comunidad de cubanos en el exterior, con excepción de los cabecillas reconocidos como contrarrevolucionarios, a participar en un dialogo directo con el gobierno cubano.

La reunión en cuestión se celebró en dos partes, la primera los días 20 y 21 de noviembre y la segunda el 8 de diciembre de 1978 y ha quedado ella reconocida como la I Conferencia La Nación y la Emigración. En esos días, el propio Fidel, que fue, como casi todo, el que ideó el encuentro, se reunió con un grupo escogido de los cubanos que vivían en el exterior y mantuvo, como era de suponer, el protagónico en el suceso. La II Conferencia se realizó bajo el mismo nombre Nación y … se celebró en abril de 1994 y la III edición, que fue la última, tuvo lugar en mayo del 2014. El objetivo en cada una de ellas, según información oficial cubana, fue fortalecer, yo imagino que crear, los vínculos de los emigrados con su nación, Cuba y viceversa, lo que colaboró con la ya existente politización e ideologización de la migración cubana, sobre todo en Estados Unidos. Los a favor y los en contra, no de Cuba, sino del pacto con el gobierno revolucionario, cuyo objetivo era mantenerse revolucionario a cambio de algunas migajas.

Ahora, así como de la nada, el Presidente Canel, después de recorrer algunos países y reunirse con cubanos residentes en cada uno de ellos, cubanos que nadie conoce y que obviamente fueron invitados y aceptados por la oficialidad cubana, regresa a Cuba anunciando la IV Conferencia La Nación y la Emigración a celebrarse el próximo abril del 2020, como un interés, siguiendo los pasos “irreversibles” marcados por el “líder histórico” cubano en el 78,  por fortalecer los lazos nuevamente del gobierno cubano, padre, con sus emigrantes, hijos. Lazos que, según el propio gobierno cubano hoy, en propuesta de su propio presidente y principales voceros, se consideran fuertes. ¿Fuertes?

Lo primero llamativo de esto es que, en más de 60 años de gobierno comunista continuado, por llamarlo de alguna forma, con casi los mismos actores, sólo se han celebrado cuatro encuentros, lo que me hace pensar que, de importante, importante, tiene poco. Si en realidad el dialogo con los que se fueron y se van, fuera decisivo e interesante para ambas partes, sobre todo para el gobierno cubano, el número de conferencias debería ser mayor, mucho mayor.

La dinámica de la vida es tan rápida, la conformación de los intereses de los emigrantes es tan diferente en cada momento, pensar en los que emigraron en la década del 60 y los que emigran ahora, que para tenerlos en cuenta y que puedan servir para el reconocimiento y beneficio de ambas partes, deberían estar en pleno constantemente. Quizás dentro del parlamento cubano, que, según ahora, ratifica que está interesado en los emigrados, debería haber uno o varios representantes de esa comunidad del exterior. Voceros libres y defensores de los verdaderos intereses de los que estamos afuera, independientemente de sus filiaciones políticas, ideológicas, etc. Representantes diarios que velaran por los derechos y exigieran por las necesidades, no de los emigrantes escogidos, sino de todos lo emigrantes.

Si se observan las fechas de las conferencias ocurridas, todas ellas están vinculadas a crisis internas en Cuba y la idea del gobierno de alejarse de la candela. Las tres primeras, 78, 94 y 2014, así lo reflejan. Ahora la nueva conferencia programada, tiene la misma explicación, ni más, ni menos. El gobierno cubano está en crisis total, no porque lo diga yo, sino, primero, por los números y segundo, porque es lo que cada cubano dentro de la isla siente. Entonces después de un viaje termómetro del presidente y su reunión con pequeños grupos de cubanos en el exterior, se vuelve a pensar en la emigración y aunque no se diga, en ella como fuente de dinero, como fuente de financiamiento. Es claro y más que evidente, si no se puede producir casi nada, si no existe la posibilidad de financiamientos externos sólidos, si no se puede pagar las deudas que se tienen con antiguos proveedores, entonces la fuente más noble de dinero, conseguida con promesas y palabras lindas como patria, familia, etc., es la emigración. Es ese dólar que cada uno de nosotros enviamos a Cuba con tal de apalear los males de los nuestros.

Y entonces, me cuestiono no sólo al gobierno, pues es claro su interés, sino que ahora me cuestiono a la emigración cubana. Me refiero a esa parte de los emigrados que no trabajan para el gobierno cubano, que no son espías, que no reciben un salario o son colaboradores sentimentales. Me refiero a esa parte de cubanos que hemos salimos de Cuba y hemos escogido, no sin problemas de todos tipos, vivir en el exterior de la que debería ser nuestra isla.

El caso de la emigración cubana no es económico, no es como la de México, Honduras, Congo, Siria, etc., Los emigrantes cubanos, que para nada vivimos en la más cruda pobreza, aunque hoy digamos lo que digamos, hemos salido “echando” porque hemos huido del gobierno socialista, pues el gobierno socialista ha tenido y tiene que ver con todas y cada una de las acciones que tomamos y más, con cada una de las ideas que tenemos públicas y privadas.

Yo, al menos no creo en otra variante, No creo en que se enamoró y se fue a vivir a Italia, no creo que era alérgico y se radicó en Suecia por eso. No creo en que era amante de los pingüinos y como en nuestro clima no existen se fue a vivir al norte de Canadá. No creo que en ninguno de los casos nuestros emigrantes sean económicos como se ha querido establecer para defender el sistema político ideológico cubano, por más que conozco que hay muchas personas que se han ido de Cuba en busca de mejorar económicamente, pero incluso en estos casos, la mejoría económica pasa por un análisis político, ya que el gobierno cubano, precisamente por un tema político que tiene que ver con, no la mayoría, sino la totalidad de la vida dentro de Cuba, ha trabado, desmantelado y destruida la opción económica.

Esto me hace recordar mis estudios universitarios, donde el propio marxismo asegura, como descubrimiento histórico, social y filosófico que la base económica determina la superestructura política, cosa que precisamente el socialismo en el poder, con tal de lograr permanencia, trata de cambiar o cambia. No existe en Cuba, la de ayer y la de hoy, algo donde la incidencia política e ideológica no interfiera o condicione a la economía. Precisamente ese es el gran error de todos los errores. La revolución cubana no fue, ni es, un proceso económico, porque el gobierno escogió y se adaptó a ser mantenido. La revolución cubana es un proceso político y el gobierno ha estado defendiendo esto durante toda su existencia.

No entiendo a los emigrados, a aquellos que ya dije que no trabajan en el exterior para el gobierno, pues ese mismo presidente con el que han brindado y se han tomado fotografías en cada uno de los encuentros, al que le han sonreído como muestra de cariño y aceptación, tal como si Cuba fuera una taza de oro, hace muy pocas semanas, ha llamado a la emigración apátrida e hijos de malas madres, etc. No entiendo a los emigrantes, pues conozco que en Cuba todos o casi todos tuvimos miedo, el miedo existe porque tu vecino, tu familia e incluso tu hijo te puede llevar a la cárcel por una o todas las acciones ilegales que hacemos e incluso pensamos, lo que es un triunfo innegable del gobierno, pero tener miedo estando fuera de Cuba, es demasiado, a no ser que estemos, como en otras tantas ocasiones en cuatro patas para que alguien, el gobierno, nos penetre violentamente. Somos tan poco como personas, que ni reconocemos derechos, ni los exigimos, y estamos rogándole pedacitos a los gobernantes, a los mismos gobernantes que nos hicieron salir definitivamente. Somos tan poco que se nos olvidó, vemos nuestras historias privadas y las colectivas ya muy lejos y borrosas y ahora, terminamos alabando al señor presidente, que no he hecho, ni el pobre, podrá hacer nada.

Ya dije que no creo en el amor, ni en las alergias. Yo me fui de Cuba desesperado por salir de un gobierno que nuca soporté en ninguna de sus acciones y que en no pocas ocasiones me afectó directamente, encarcelándome, excluyéndome, vigilándome, prohibiéndome, haciéndome sentir inferior, etc. Yo me fui de Cuba porque durante muchos años, viví bajo una definición que un día leí en la cual me vi reflejado, un exilio interno. Entonces yo cubano común, ¿cómo entender a personas que están viviendo fuera de Cuba, defiendan al gobierno cubano, lo apoyen, le sonrían desde sus residencias en París, Madrid, New York, etc.?, ¿Por qué esos que defienden al gobierno cubano no se van para Cuba a trabajar en un policlínico, en una escuela primaria, en una fábrica, en el campo, en la construcción, donde son muy necesarias, hoy más que nunca, manos trabajadoras?, ¿Cómo es posible que hoy, un grupo de cubanos se pueda sentir emocionado y motivado por el anuncio de un nuevo encuentro con el gobierno, cuando existen listas secretas de “regulados” a entrar a Cuba por cualquier cosa, incluso caprichos personales y un pasaporte cubano, exigido a veces también por capricho e intereses de gobierno y no de los emigrantes, cuesta cerca de 400 dólares, más 200 dólares cada dos años para mantenerlo vigente?

La invitación hoy, según el documento oficial que anuncia el próximo encuentro dice textualmente que los cubanos residentes en el exterior constituyen un importante pilar en la defensa de la Patria, nuestra cultura, historia y valores. En tal sentido, esta IV Conferencia reunirá a aquellos cubanos que respetan, aman a Cuba, la defienden libre e independiente y se oponen activamente al bloqueo impuesto por el gobierno de Estados Unidos contra la Nación”.

La propia convocatoria en esta ocasión encierra varias trampas. Primero el gobierno cubano, sigue confundido y más que confundido sigue tratando de confundir y llama “Patria” al gobierno, tal como si fuera la misma cosa. Idea que lleva 60 años repitiéndose una vez tras otra, a sabiendas de que tantas veces se repite una mentira hasta que se convierte en verdad, por lo menos para una parte de los que la escuchan y no se la cuestionan.

La patria son varias cosas, entre ellas la eternidad, lo que no tiene absolutamente nada que ver con el gobierno que la dirige, ni tan siquiera, como en el caso de Cuba, por más de 60 años. Cuba no es su gobierno, por tanto, los cubanos tendríamos que tener derechos y obligaciones para con ella, independientemente de si nos guste o no, participemos o no, en el gobierno que está de turno. La patria no es un invento de un gobierno, ni de una ideología, menos un aspecto que pueda beneficiar a una parte u otra, incluso dentro de un conflicto. Ningún gobierno puede robarse, ocupar o poseer la definición patria y lo que ella significa para cada uno de los nacidos en un lugar específico.

El gobierno cubano, siguiendo obviamente lo que se estableció y les ha funcionado, entre otras cosas, se ha apoderado de ese concepto “patria” y lo ha llevado al plano ideológico, utilizándolo para definir o clasificar a las personas. Si estás conmigo y me apoyas eres patriota, si no estás conmigo y no me apoyas entonces eres apátrida, eres enemigo no de mí gobierno, sino de Cuba. Mas que una confusión es un gran manejo.

Luego, los que serán citados tienen que ser confesos de que están en contra de lo que el gobierno y sus seguidores llaman “bloqueo” y aman a Cuba de forma independiente, tal como si existiera dentro de los cubanos emigrantes un sentimiento claro de entregarle Cuba a alguien o a algún gobierno. Sentimiento inventado que ya escribí y repito aquí ahora no existe, o por lo menos yo no he escuchado nunca, en ninguna tendencia de las miles que existen en la emigración cubana, una idea o un sentimiento anexionista. Jamás he escuchado a nadie hablar seriamente de que Cuba debe ser un territorio anexado a Estados Unidos, en la misma medida que jamás he escuchado al gobierno norteamericano decir que pretende anexarse a la isla. El sentimiento mayor es que Cuba debe ser libre, pero libre de comunismo, sencillamente por su incapacidad y debe transitar a un sistema verdaderamente democrático, pluripartidista, pluri ideas y tendencias, tanto políticas como económicas. El mayor sentimiento es sobre la libertad de Cuba a escoger su camino y que no sea un único camino, aunque este tenga aspectos que se podrían valorar como positivos en el plano teórico.

La convocatoria se atreve a escoger una idea de Martí, sacarla de contexto y apropiarse de ella para su conveniencia, dejando claro que sólo invita a los cubanos de bien. Martí en su preparación de la Guerra del 1895, habló de la necesidad de una nación “con todos y para el bien de todos” ¿Quiénes son hoy los cubanos de bien escogidos por el gobierno? Imagino que aquellos que colaboran desinteresadamente con la permanencia del mismo gobierno en el poder. Martí hablo de todos los cubanos que estaban en contra del dominio colonial español, para él era una opción de honestidad. Martí llamó a eliminar, con el esfuerzo de todos, la presencia de una potencia extranjera por más de cinco siglos en Cuba que, sobre todo, la sometía, convirtiéndola en posesión y la atrasaba democrática, política y económicamente y de construir una república moderna para la época, donde todos estuvieran representados. Martí habló y llamó a la democracia, que es lo más alejado en el plano práctico del comunismo. El gobierno hoy hace un paralelo y habla de los cubanos que quieren, aparentemente salvando a la patria Cuba, perpetuar el socio-comunismo, con toda la incapacidad manifiesta que este sistema exhibe, al margen de los huracanes, sequías, embargos, etc.

Entonces: ¿Con quién se pretende reunir el gobierno cubano, con el objetivo de, sobre todo, dar una buena imagen internacional, de interés por los cubanos que están afuera del país de forma definitiva?

Amorosa convocatoria, pues dice que el evento tendrá “un sentido especial para los jóvenes que, habiendo nacido en otras latitudes, se identifican, defienden y aman el país de sus padres y abuelos. Para ellos, la Conferencia constituirá una excelente oportunidad de acercarse a sus raíces” El gobierno habla de reunirse con mi nieta Mia. Amorosamente engañosa para los jóvenes, porque las raíces de los abuelos y padres, la cultura, la historia, la música, los tamales, la yuca con mojo, la carne de cerdo asada, las palmas, el colibrí, etc., se llevan a categoría de gobierno. Habla a los jóvenes que no viven en Cuba, y en un por ciento muy alto no vivirán. Jóvenes, fuerzas democráticas y revolucionarias por excelencia mientras son jóvenes, que habiendo nacido en “otras latitudes” no tienen idea de la vida real en Cuba todos los días y no saben los vericuetos laberínticos que un sistema comunista totalitario tiene mientras está en el poder para agenciarse la permanencia.

Como todos, o al menos una buena parte, debemos saber, a estas alturas del juego el gobierno cubano tiene la lista de los invitados, la agenda que se va a debatir, el lugar para el encuentro, los lugares y actividades “culturales” que van a disfrutar los delegados en sus tiempos libres y hasta el menú que se les va a servir. Por supuesto, ya el gobierno cubano tiene definido lo que va a ceder y exhibir a Cuba y sobre todo al mundo, como logros de este encuentro. Pensar de otra forma es ser tonto.

Si la conferencia fuera seria, debería transmitirse en vivo para Cuba y el planeta Tierra y no conformarse con que un periodista haga un resumen para un periódico o un presentador repita del telepronter frente a las cámaras de televisión un resumen del resumen hecho. El pueblo de Cuba dentro y fuera de ella, digamos yo, tiene derecho a conocer hasta la última palabra que se diga en ese encuentro “tan importante”.

Creo, y dejo claro aquí para los que me leen, que considero importantísimo cualquier encuentro o reunión, que sea entre el gobierno y sus emigrantes. Es más, creo que deberían hacerse de forma sistemática anualmente y como dije deberíamos los emigrantes tener representantes permanentes dentro de la estructura del gobierno cubano. Debería, por su importancia, crearse un ministerio, al final existen decenas de ministerios en Cuba que no producen ni generan mucho, o una delegación dentro del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, donde personas escogidas por el exilio y los emigrados, tuvieran voz.

Se debería además tenerse en cuenta a esos emigrados que hoy se llaman para votar dentro de Cuba y no sólo a opinar como se ha venido haciendo. Si somos cubanos, entonces Cuba no tiene 11 millones de personas, Cuba tiene además a todos los emigrados que por voluntad quieran participar en la concepción de la Constitución, de sus leyes, de los aspectos administrativos que existen, etc. Si somos cubanos todos, entonces no sólo se puede llamar para una reunión con aspectos culturales, porque los cubanos en verdad no necesitamos para comer carne de cerdo y yuca y escuchar el Benny, pisar territorio cubano, sino llamarnos para resolver, cada cual, a su posibilidad y nivel, el funcionamiento del que debería ser nuestro país y no sólo como una acción determinada por la crisis y la necesidad de dinero.

Si somos cubanos todos, la convocatoria no debería ser excluyente, o sea, invitar o tener en cuenta sólo a los que estén a favor de eliminar el embargo y mantener la soberanía del gobierno, expresada confusamente como soberanía de la patria. Deberíamos estar todos citados y ser capaces de analizar, debatir, convencer, entender a cada una de las personas allí reunidas, que deberían representar los sentimientos de todos los que estamos fuera. Es importante que le bajen el precio al pasaporte, si claro, pero en realidad hay otros millones de cosas más importantes sobre las cuales debatir y acordar. Ganar y ceder, ceder y ganar.

La conferencia, democrática, debería ser incluso en un lugar neutral, donde todos los convocados, incluyendo a los representantes del gobierno, tengan los mismos deberes y sobre todo derechos y debería tener especialistas en este tipo de reuniones, quizás como simple observadores, que puedan dar luces y luego recomendaciones.

La IV Conferencia Nación y la Emigración será una nueva obra circense, donde el gobierno en su entorno, en sus predios, en los escenarios que acostumbra a manejar, se reúna con un grupo de cubanos que viven en el exterior, de esos ya llamados cubanos de a pie, les comente sentimentalmente sobre el interés en fortalecer las relaciones y la necesidad de luchar en cada uno de sus países y ciudades contra el “bloqueo” de Estados Unidos contra Cuba y la posibilidad de que envíen y no dejen de enviar dinero. Dinero que garantizará, no la vida del gobierno, sino el bienestar de sus familiares que el gobierno por razones ajenas a su voluntad hoy no puede garantizar.

Se hablará del genocida embargo, se expondrán algunos números de lo que el gobierno no puede acceder, medicamentos, productos alimenticios, etc. Se les llevará a conocer La Habana Vieja, una sala en el Hospital Almejeiras y la Escuela de Medicina Latinoamericana, más un espectáculo cultural con exponentes de la cultura cubana, digamos Hayla Ma. Monpie.

Los reunidos se creerán la seriedad de los planteamientos, los más jóvenes lloraran, quizás visitando las casas que sus abuelos perdieron, tomaran acuerdos a continuar para la próxima Conferencia, digamos para la cual habrá que esperar otros 5, 10 años y se tiraran muchas fotos. Se hablará todavía de la “gusanera de Miami” y se les invitará a todos a repatriarse para que puedan ser atendidos de gratis en hospitales y coger los mandados de la bodega, que es cierto que son pocos, que no alcanzan para 10 días, pero son baratos. El gobierno cubano invitará a los emigrados presentes a convertirse en defensores de lo que ellos llaman patria y a los cubanos de a pie.

Todo terminará y todo seguirá igual. Pequeños cambios en coloretes, nada esencial. Pasará tal como dice el gran Joan M. Serrat, en su canción Fiesta:

Y con la resaca a cuestas vuelve el pobre a su pobreza,
vuelve el rico a su riqueza y el señor cura a sus misas.
Se despertó el bien y el mal,
la zorra pobre al portal la zorra rica al rosal y el avaro a las divisas.

Se acabó, el sol nos dice que llegó el final.
Por una noche se olvidó que cada uno es cada cual.
Vamos bajando la cuesta que arriba en mi calle se acabó la fiesta.

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