“El Terrible” rompe su silencio de días y vuelve a escribirme. Me deja o nos deja sus ideas sobre lo que está viviendo. Gran virtud para decir en pocas palabras, lo que a mi me cuesta muchas páginas.
“(…) En Cuba se hace un gran esfuerzo en los medios por reforzar la idea de que nuestros ciudadanos viven en un medio con gran desarrollo de lo espiritual que redunda en una existencia plagada del factor cultura, por lo que se supone estamos en una estadía superior de la existencia humana. No olvidemos cuando Steve fue llamado por Herbie Herbert para probarlo como cantante, la respuesta fue: “Si yo voy, pero, quién pagará mis bills”. Y es parte de la lógica más elemental, primero existo, solo pienso en cómo seguir existiendo y mucho después de que tenga eso bien garantizado, entonces puedo leer poemas o componer una canción. Si el hombre de las cavernas no hubiera tenido alimentos y lugar donde protegerse, nunca le habría pasado por la cabeza ponerse a pintar en esas cuevas donde vivía. Es verdad que José Martí hubiera muerto en aquellas canteras donde imperaba el salvajismo si su madre Doña Leonor no hubiera insistido durante días con el Capitán General hasta convencerlo de sacar a su hijo de allí, pero, y los que se quedaron allí a lo mejor tan o más patriotas que él y que nadie los sacó, seguramente muchos murieron en ese horrible lugar. Gracias a que Pepe fue perdonado y sacado a tiempo de aquel infierno es que pudo viajar, escribir, casarse y tener hijo. Así vivió 15 años en New York donde se dedicó a preparar la guerra necesaria. Nadie que no tenga sus primordiales y más elementales necesidades garantizadas, puede pensar en otra cosa que no sea resolverlas. En Cuba todos quieren ser artistas, viajar, tener amigos en el extranjero y mantener un estatus de vida propio de otras realidades. ¿De dónde saldrán las riquezas que garantizarán ese modo de vida si nadie trabaja? No tiene que ver con política, sino con la más elemental lógica de la existencia. Hemos puesto los bueyes delante de la carreta y así no vamos a ninguna parte. ¿Cómo pudo el joven Fidel venir a estudiar a La Habana la carrera de Derecho, si su padre no hubiera sido uno de los más acaudalados terratenientes de la zona oriental del país? Jamás hubiéramos oído hablar de aquel jovencito, aunque fuera el más inteligente de todos los cubanos. Es así y los que se han aferrado en cambiar esa "ley natural", han fracasado y sus seguidores también. Los acontecimientos tienen un ritmo, una manera de aparecer y desarrollarse. Si violas esa regla de oro estás destinado al fracaso a mediano o largo plazo, pero al final seguro. No será por caprichos de alguien que la humanidad cambie para mejorar en unos pocos años. Los procesos sociales que pueden cambiar lo establecido durante siglos, no pueden a la fuerza ser establecidos e instaurados rompiendo con todo lo anterior de forma abrupta porque el resultado es un efecto contrario que termina por obligarte a retroceder y empezar desde cero”.
He escrito en este blog muchos artículos sobre Cuba, en realidad me he dedicado menos a sus ríos, playas, mogotes, sierras y más a su gobierno, a veces sobre su historia pasada a partir de 1959, otras sobre la actualidad.
Quisiera decir que no me es placentero, aunque lo considero necesario, porque al describir las acciones del gobierno, al hablar de sus medidas y acciones, me viene a la mente la realidad del pueblo que está allí y como pueblo es una definición muy grande y abarcadora, me viene a mi cerebro mi familia y amigos y entonces mis ganas de gritar aumentan. Si hablo de los apagones, no puedo dejar de recordar que los míos están sin electricidad, 8, 10, 12 horas. Si hablo de la falta de comida y las cada día, enormes e injustas colas, no puedo dejar de ver a mi familia y amigos haciéndolas, para conseguir a veces nada. Un único muslo de pollo no es comida, un jabón no es productos de higiene y belleza. La mantequilla nunca ha sido un producto de “alta gama”. Mi familia y amigos están compitiendo por casi nada.
He nombrado a ese gobierno de muchas formas. Lo he identificado como una tragedia de las clásicas, otras lo he nombrado como comedia muy cómica, en no pocas ocasiones lo he definido como una mala tragicomedia; lo he comparado con aquel fantástico programa de la televisión cubana, “San Nicolás del Peladero, donde se satirizaba magistralmente a la vida politiquera de la llamada “Seudorepública”, en algunos momentos lo he definido como una obra sólo comparada con aquellas inigualables películas del grupo inglés, Monty Pyton. He utilizado los textos de uno de mis favoritos, George Orwell, para reseñar lo que pasa todos los días, sin que Orwell hablara de Cuba, a lo mejor el escritor inglés, ni sabía dónde quedaba. Además, muchas veces me he sumado a otras definiciones dadas por otras personas, aquellas de, incapaces, ladrones, represores, delincuentes, mentirosos, etc.
Quisiera levantarme y no descubrir el Desastre, si, con D mayúscula. Quisiera poder decir: se fueron o fueron sacados y a partir de ese día Cuba comienza una nueva vida, difícil, quizás dolorosa para algunos, larga, pero nueva. No lo logro ver y en mi búsqueda sólo aparecen las medidas tomadas de urgencia, aparentemente impensadas o bien pensadas en la batalla para entretener y ganar tiempo. Aparecen frente a mi pantalla de PC, las imágenes en videos y fotos, lo que cuesta trabajo desmentir, cada día más dolorosas, de la represión policial, ya no al enemigo, ya no tan siquiera a los opositores públicos y conocidos, sino al pueblo, mujeres, jóvenes, que están disgustados con su realidad, tienen 10 000 razones para estarlo, que por sólo reclamar un derecho, dar dos gritos, sacar un cartel o un flor, son apresados, son apaleados, son reprimidos con perros, llevados a calabozos donde los mantienen acinados. Imágenes que dejan mucho del buen pensar, sobre todo de aquel gobierno que ha pasado 60 años diciendo, pregonando y publicando para todo el mundo, que es pueblo, que defiende los intereses del pueblo, que jamás actuaría agrediendo, humillando, maltratando a ese pueblo que tanto y tanto lo ha apoyado. El enemigo ahora no es el “yanqui invasor”, sino mi mamá, tu mamá, mi hermano, tu hermano, probablemente tus hijos.
Una cosa es combatir contra un enemigo en una guerra, otras es actuar contra un grupo de extremistas terroristas, quizás, desde el poder tratar de destruir a grupos o personas de la oposición y otra es, reprimir a mujeres, hombres, viejos y jóvenes, que sólo están tratando de sobrevivir, por ejemplo, comer. Una cosa es usar la fuerza contra el “enemigo”, si es que esto es entendible y otra es utilizar la fuerza contra el pueblo o convertir a ese pueblo en enemigo franco. El gobierno de Cuba hoy, sin escrúpulos, sin esconderse, sin disfrazar nada, agrede con personas vestidas de uniforme, o sea, policías y militares, pero además con agentes del gobierno, de sus cuerpos más preparados, vestidos de civiles. Mujeres y hombres que han salido de ese pueblo, que se las ha olvidado que tienen familias allí adentro, madre, esposas, hijos, hermanos, que se están dedicando a maltratar, a forzar, a torturar, si torturar física y psicológicamente a sus hermanos cubanos, quizás a sus antiguos compañeros de escuela, quizás a sus vecinos.
Esto es malo, porque también escribí sobre el perdón y la necesidad de perdonarnos todos, de olvidar quizás que nuestros padres nos reprimieron, nos coartaron, nos limitaron. Perdonar a aquellas personas, que se enamoraron de un “proyecto” y quizás pensando que hacían el bien en nombre y para los oprimidos, sancionaron, criticaron, etc., pero, estamos en el 2020 y los que están en las calles dando golpes, los que están echando perros entrenados para arriba de civiles, los que confiados en la superioridad numérica están arrastrando a mujeres y jóvenes, los que están dando golpes con instrumentos o armas para reprimir, los que están no dejando salir de sus casas a las personas, los que están llenando los inhumanos y asquerosos calabozos, no podrán pedir perdón.
A esos que están dejando dentro de carros de la policía cerrados herméticamente, parqueados al Sol, por 4, 5 horas, a personas sin proceso alguno, sin delitos cometidos, o peor, los que están dejando dentro de carros jaulas, camiones con cajas de metal en la parte de atrás, sin ventanas, sin agua, exactamente iguales a los célebres camiones nazis, parqueados al Sol como parte de la tortura por 6, 8 horas, no podrán pedir perdón. En realidad, no lo merecen. Creo que cuando se pierde el sentido de la humanidad, de respeto y consideración al ser humano, se pasa a ser un torturador, un psicópata, un desequilibrado mental, un enfermo que disfruta, bajo justificaciones importadas, con subyugar, se disfruta con ver llorar, con escuchar los lamentos, con desmoralizar, entonces si eso se convierte en diversión, el divertido tendrá que pagar.
Hoy el que está dando golpes lo está haciendo porque
lo disfruta, porque lo quiere, porque se divierte, nada y nadie puede obligar a
un hombre a golpear y arrastrar por la calle a una mujer o meter en un carro
jaula a un niño de 15 años, si, quizás grande y fuerte, pero un niño, entonces,
a esos, especialmente a esos, nadie los va a perdonar, como los revolucionarios
del 59 no perdonaron y ajusticiaron sin leyes y luego llevaron a las leyes, encarcelaron
y fusilaron a muchos batistianos probados con hechos de sangre sobre sus
hombros.
Cuba debe perdonar, quizás luego escriba sobre esto nuevamente, pero el perdón pasa por la mano de la justicia. Es muy fácil pedir perdón cuando se está derrotado y decir que no se sabía, que se cumplía órdenes. Los que hoy, escondidos detrás de un uniforme de la policía o del ministerio del interior, están torturando al pueblo cubano, son igual que los batistianos que tanto criticamos, ellos, llegado el momento, tendrán que pagar, para ellos, los que voluntariamente ofenden, maltratan, denigran, humillan, destruyen a ese pueblo, a mi familia y amigos, que quiere hoy, entre otras cosas más complicadas, comer, no podrán pedir perdón.
Sería entonces, para mi gusto, y lo lamento por los sentimentales, injusto perdonarlos. Ellos han tenido tiempo, por lo menos, para retirarse voluntaria y silenciosamente, para dejar de participar en lo que se está convirtiendo en gran absurdo, para no colaborar con los que están tratando de aplastar a sus amigos, a sus compañeros. Batista, si algo tenía que pagar, no lo pagó, a última hora se fue sano y multimillonario y murió de muerte natural, otros pagaron por él. De los que recuerde, Allende, mis respetos para él, murió convencido, defendiendo su constitucionalidad, el resto, incluyendo al Che, cuando dicen que dijo, no me maten, le soy más útil vivo que muerto y al propio Comandante en Jefe cuando fue capturado dormido, horas después del asalto al cuartel Moncada y dicen que dijo, soy fulano de tal, llamen a mengano de tal, trataron de sobrevivir y escapar.
Ahora, a raíz de los acontecimientos en Cuba, creo que no entendimos a Fidel Castro, el más malo de todos los malos, el mago de los cambios de nombres, el ingenioso autor de aquello que llamó “Período Especial”, que muchos pensamos que fue el peor de los momentos de la historia “revolucionaria” después de 1959. En realidad, deberíamos ir a agradecerle a la piedra donde dicen están sus cenizas y reconocer que cuando definió aquellos años, como “especiales”, tuvo razón. Ni él mismo, maestro de magia y la maldad, pudo imaginar que lo que hoy ocurre en Cuba, ocurriría. La maldad solo le llegó para nombrar un período, el cual, mirando hoy los días cubanos, dentro de lo malo, no fue tan malo.
He visto imágenes diría impresionantes, donde cubanos van sus bodegas a recoger un pedazo de costillar, o sea, costillas, sin carne, huesos tan bien pelados que brillaban y a eso consideran comida He visto a un cubano, metido hasta el pecho dentro de una alcantarilla de aguas albañales sacando clarias y a eso llaman comida. He visto a personas darse golpes en una cola para comprar de forma racionada pedazos de “pollos americanos” y a eso llaman comida. He visto a una anciana sentada frente a su casa comiendo cuatro mangos, como único alimento del día y a eso llaman comida.
Volvamos a Orwell y a su obra. En la supra nación Oceanía, existían varios ministerios, uno de ellos el Ministerio de la Abundancia, era el encargado de planificar la economía bajo los lineamientos del partido único y además supervisar el racionamiento de los alimentos, materiales de construcción y bienes de consumo, por lo que los ciudadanos no tenían otra manera de recibir lo que necesitaban. El Ministerio de la Abundancia era el encargado de evitar el enriquecimiento y la cultura, porque ellos harían imposible controlar a las personas. Su primera misión era perpetuar la pobreza, la escasez y la ignorancia. La información generada se dedicaba a exaltar el aumento de la producción de forma sistemática, que luego los ciudadanos no veían, menos recibían. El Ministerio de la Abundancia era el responsable de hacer creer que los ciudadanos vivían en constante prosperidad.
Sobre esto, dejemos a Winston, personaje central de una de las novelas que nos diga por él mismo su descripción al respecto:
“Pero, en realidad, pensó mientras se reajustó el Ministerio de las figuras de la abundancia, ni siquiera era falso. No era más que la sustitución de una pieza de tonterías para otro. La mayor parte del material que se trataba no tenían ninguna conexión con cualquier cosa en el mundo real, ni siquiera el tipo de conexión que está contenida en una mentira directa. Las estadísticas eran apenas tanto una fantasía en su versión original como en su versión rectificada”.
Recientemente acaba de aparecer el ministro de la Alimentación frente a las cámaras de la TV nacional, para dar su versión y con ella “informar” al pueblo sobre acontecimientos alimenticios presente y futuros a corto plazo, o sea, en un país donde el por ciento más alto de la población depende el gobierno para comer diariamente, cómo se va a organizar y resolver este tema. El tipo por su cara delata, primero que no es normal, además de feo, tiene cara de padecer algún síndrome de anormalidad, en uno de los países más cultos del mundo y con la mejor educación gratis del orbe, problemas para hablar, problemas para leer y problemas para mencionar cifras de más de dos dígitos. Segundo, sabe y es consciente de que lo que está diciendo, no sólo es mentira, sino que es una vulgar mentira, posible sólo en países donde la libertad no existe, donde diga lo que se diga desde el poder no tiene consecuencias, salvo cuando el propio poder quiera molerte y desaparecerte.
Como antecedente, vale la pena recordar que, sobre este mismo tema, o sea, la alimentación, ha habido miles de soluciones anteriores, de ellas el mayor por ciento del propio Fidel, que se dedicó años a inventar qué es lo que debía comer el pueblo cubano. Hemos visto entonces ensayos con la soya, la moringa, las siembras en los jardines y patios, los cinco pollitos por familia, daba igual si vivías en una finca, en una casa con patio o en un pequeño apartamento en el medio del Vedado, en el quinto piso de un edificio. Ninguna de ellas con resultados, más allá del entretenimiento. Recientemente, hemos visto la solución alimentaria cubana, o sea, de 11 millones de personas, planificada sobre el avestruz y la jutía conga. El primero, un ave no autóctona de Cuba, de la cual sólo tuvimos dos ejemplares en el zoológico de 26, la segunda, animal salvaje que vivía en los bosques y sierras cubanas, a las que habría que salir a cazar. Un entusiasta dirigente de manos delicadas recorriendo Cuba con una piña en la mano, organizando la siembra detrás de un micrófono y al mismísimo presidente hablar de lo bueno que fuera que los cubanos tuvieran limones para poder hacer limonadas. Por supuesto, como hablamos del mismo Ministerio de la Abundancia creado por Orwell, ninguna de esas ideas ha significado nada, solo más entretenimiento. Ellos, interesados en el poder, por tanto, en perpetuar la pobreza y la escasez, lo saben.
Ha llegado el momento de no tener comida, de personas haciendo 8, 10 horas de colas, en realidad tumultos, para poder acceder a una tienda de alimentos. He visto cómo se informa sobre la apertura de tiendas un viernes, que comenzaran a funcionar el próximo lunes, en dólares americanos, moneda que no circula oficialmente en Cuba, moneda con la que no se le paga a los trabajadores, moneda que solo poseen un por cierto muy pequeño de la población, pero que cuya existencia es necesarias, porque lo que ellas recauden servirá para estimular el desarrollo de la industria nacional. Se han informado que es posible la reunificación de las monedas, en un país ahora donde existen tres monedas diferentes para poder comprar algo. Se habla más que nunca de que las calles son para los revolucionarios probados, activos, y con eso, a mi consideración, se está dejando afuera a una gran, cada día más grande, parte de eso que se llama pueblo cubano.
Se sigue apelando a los inventos, justificaciones históricas que ya, me arriesgaría de decir, que muy pocos creen. Se sigue hablando de ciclones que afectaron a los plátanos, de un genocida “bloqueo”, que paradójicamente está vendiendo comida, medicinas y equipos al gobierno, se sigue tratando de justificar por qué no hay leche y por qué no se puede comer langosta para poder comprar leche.Creo
que, hoy, a estos funcionarios, y retomo la idea del perdón, no se les debía
fusilar, sería demasiado, sin embargo, como ellos saben que están haciendo daño,
como ellos saben que no viven como el pueblo, que no hacen colas, que no padecen
de falta de alimentos, de electricidad, de agua, de combustible y que ven al
pueblo cubano como yo, detrás de una pantalla de TV o computadora, quizás menos
que yo, como ellos saben que lo que dicen es el propio trabajo del ministerio
de la Agricultura de Orwell, que no sólo decía mentiras, sino que es una gran mentira,
que están tratando de someter a un pueblo entero a que siga resistiendo sin
saber para dónde se va, sin definir cuándo se llega, como están tratando de
seguir engañando para el auto disfrute, como son incapaces de pararse y decir
la verdad, la más cruda verdad, para mí, a mi gusto, lo lamento siempre por los
sentimentales, se les debería aplicar la muerte de le dieron al peruano, José
Gabriel Condorcanqui, alias Túpac Amaru. En realidad, él hizo menos para
merecerla. ¿La conocen? Les cuento, se consiguen cuatro buenos y fuertes caballos,
los podría aportar el general Guillermo García de su finca personal y a cada
uno de ellos se amarran cada uno de los miembros del sancionado, piernas y
brazos. Al conteo de tres, los caballos, bien dirigidos por jinetes expertos,
comienzan a tirar para cuatro lugares diferentes, sin miedo, sin consideración,
hasta que ellos sienten, los caballos deberán ser bien escogidos, que el
sancionado deje de hacer fuerzas y sus miembros se separan del cuerpo. Es una
muerte un poco sangrienta, pero …
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