Organizar un país entero es muy difícil, es sólo el resultado de años e incluso siglos de trabajo en una misma dirección. Esto, para aquellos cubanos que pretendemos salir del gobierno y organizar a Cuba en 24 horas y pasar, no sólo de un sistema total que no funciona, sino, peor, de un sistema desformado en todos sus frentes, incluyendo en la mentalidad de muchos, muchísimos de sus pobladores, a algo lindo, desarrollado, del mundo que está delante del primer mundo.
Muchos como consuelo decimos, pero miremos a Europa, fue totalmente reconstruida en pocos años después de la II Guerra Mundial, reconstruidas muchas ciudades exactamente por los planos originales. Miremos a Hiroshima y Nagasaki, hoy son ciudades modernísimas después de haber recibido injustamente dos bombas nucleares. Pero, es que no somos europeos, ni japoneses, no porque seamos inferiores, sino porque nuestros mecanismos de vida por muchas décadas han sido diferentes. Las mujeres, los hombres que quedaron, los viejos, los niños, salieron en ciudades europeas a recoger ladrillo por ladrillo y con muchos de ellos levantaron de nuevo sus edificios. Los japoneses, bueno, son japoneses.
No sé por dónde empezar para reconstruir
a Cuba, porque lo bueno fuera poder sacar a todos, llevarlos para otros lugares
de vacaciones, se las merecen, estructurar el sistema desde todos sus ángulos,
político, económico social y cuando todo esté perfecto, mandar a buscar a los
vacacionistas y entregarles un proyecto acabado, por lo menos casi perfecto.
Esto es imposible, por lo que lo de la recuperación, empezándola hoy mismo, es
un proceso largo y doloroso, necesario, pero va a ser doloroso, pero jamás estará
en 24 horas. No es tan fácil como hornear una pierna de cerdo o un pastel.
Entonces hoy en la mañana mientras esperaba a Martica sentado en mi carro, claro sentado en mi carro sin grandes problemas, tropecé con el camión que recoge la basura sistemáticamente en el lugar donde vivo, tan sistemáticamente, sin errores, sin problemas, dos veces a la semana, martes y jueves y, después de saludar agradable y agradecidamente a los basureros en inglés, dando muestras de mi “aplatanamiento”, pensé en organizar Cuba y me dije, bueno, en lo que va el palo y viene, podríamos empezar por la basura.
Recuerdo mientras fui niño, una de mis misiones era sacar la basura. Cuba produce muchos desechos diarios, todo hay que lavarlo, todo hay que pelarlo y seleccionarlo, nuestra comida es húmeda, más algunas tradiciones como los papeles de baño, que son no sólo difíciles de usar, sino de almacenar y echar, o sea, hojas de periódicos, revistas, imagino que las hojas donde se imprimió la última constitución por falta ya de biblias, trapos, etc.
Luego de poner la basura en el frente de mi casa, cosa que hacían todos los vecinos, sobre todo usando aquellas latas cuadradas, con un asa de alambre a las que se le pintaba el número de la casa, a las que reconocemos como latas de gas, el problema ya no era mío. Todas las mañanas pasaba un camión de basura, con los llamados “leones”, o sea, los basureros, mal vestidos, a veces mal olientes, que hacían aquel trabajo tan poco valorado, pero muy importante y no es de esconder que había una cultura de vecinos de no ensuciar, de recoger, de mantener aquellas latas limpias, pero además mantener limpias las calles y las aceras. Recuerdo que a veces había que salir a cazar las latas por la cuadra, porque los “leones”, las iban tirando a su conveniencia, por lo que era muy frecuente que tu lata apareciera dos o tres casas más allá de la tuya, también recuerdo a mi abuela peleando, porque alguien había robado su lata. Sobre todo, las latas nuevas eran propensas a desaparecer. Ese servicio era gratis para los vecinos, papá gobierno, lo patrocinaba.
Al aparecer los problemas económicos conocidos, se comenzó a utilizar el sistema de que las personas clavaran clavos en los árboles para en ellos colgar sus "jabitas de la shooping”, porque como el servicio de recogida se demoraba, de esa forma, colgando la basura de los árboles, se evitaba que los animales callejeros, rompieran las jabas en busca de comida. Todavía pasaban los camiones, muchos árboles parecían arbolitos de Navidad, cosa facilitada por el color blanco de las jabitas de nylon.
Los problemas económicos que debían ser para poquitos años se estabilizaron como ninguna otra cosa y entonces la basura se dejó de recoger casa por casa. En algunos lugares de Víbora Park se colocaron tanques plásticos grandes, o sea, contendores colectivos, generalmente de color verde, con cuatro ruedas grandes, con el objetivo de que los camiones, que comenzaron a ser menos, recogieran en puntos determinados los desechos humanos. Buena idea, sólo había que contar con la “cultura de los vecinos” de echar la basura dentro de los contenedores y los carros pasarían a recoger. El reparto se mantendría limpio.
Con el tiempo, los tanques fueron desapareciendo, los mismos trabajadores de la basura los rompían con sus maltratos, pero, además, las personas se los fueron robando, unos para coger las ruedas macizas que tenían, otros para derretirlos y utilizar el plástico para hacer, por ejemplo, palitos de tender o toma corriente eléctricos o para enterrarlos en el jardín y con ellos hace una cisterna donde colectar el agua, que no sé por qué, igual que los camiones de la basura, escaseaba.
Entonces, frente a que no pasaban los camiones, a veces demoraban 10, 15 días, más que los contenedores se fueron perdiendo, los vecinos comenzamos a desarrollar la cultura, fuerte, sólida, estable, de tirar la basura en las esquinas. Crecieron en Víbora Park los basureros, que además fueron perfectos lugares para que los perros rompieran las jabas en busca de comida y las ratas encontraran en todo aquello muy buenos hogares. Tan comunes se hicieron, que nos acostumbramos a vivir dentro o al menos con ellos.
Puedo asegurar que, en mi viaje a Cuba, vivía frente a una esquina establecida hace muchos años como basurero, increíblemente al lado de la farmacia y el parque de niños del reparto, sentado un día en el portal, vi a un grupo de hombres, en uno de esos trabajos “coyunturales” no sé si basureros profesionales, graduados o no, que usando un camión no preparado para la actividad, o sea, de cama alta y cerrada, tiraban y regaban la basura en el medio de la calle, para luego con palas meterla en cajas plásticas y poderlas echar dentro del camión. La basura de la esquina fue recogida, en realidad mejor fue movida de lugar, porque varios metros de la calle quedaron totalmente forrados de desechos, comida podrida, aguas negras, etc., porque la idea de regar la basura, recogerla con palas, llenar cajas plásticas para subir a un camión, no es un método muy ortodoxo de recogida de desechos, que además está mal pagado y complicado porque se tiene que cumplir con una norma determinada que debe ser la de miles de basureros. Para mi gusto, el remedio era peor que la enfermedad, la basura, el churre, la pudrición y la mierda, paró en el medio de la calle, que ya de por sí estaba mala, llena de baches. Imaginen, hay problemas económicos y el papá gobierno, no puede con todo. Los vecinos tienen que entender y acostumbrarse un poquito al mal olor, tampoco se les está pidiendo tanto.
Creo que los vecinos más colaboradores son los que pueden consumir diferente al pueblo llamado “de a pie”, porque ellos voluntariamente no echan la basura en sus esquinas, sino que las montan en sus carros y hoy la echan en Lawton, mañana en Santo Suarez, algunos en Miramar y de esa forma evitan la “curiosidad” de los “curiosos”. Los carapachos de las langostas y las latas de cerveza, no se parecen a las cascaras de plátanos y a los pomitos plásticos donde se guarda el agua dentro de los refrigeradores. Deberían darles diplomas de “vecinos modelos por una localidad limpia”, total, al final se ve cada cosa, que una más no haría la diferencia.
El medioevo, reconocido por muchos como un período oscuro, refiriéndose a la higiene, descubrió que si la basura estaba regada, si las aguas albañales corrían por el medio de las calles, si las personas tiraban por las ventanas y las puertas sus desechos, incluyendo los biológicos, si los muertos seguían en las calles por semanas, las enfermedades contagiosas se propagaban rápidamente matando a miles de seres humanos, entonces determinaron sacar a los muertos y por lo menos enterrarlos en fosas comunes fuera de los límites de las ciudades y pueblos y recoger la basura, con carretas y caballos y sacarlas también y quemarla. El fuego resuelve muchas cosas en la vida. Poco a poco las ciudades y pueblos se fueron saneando, se fueron limpiando, las “pestes” como enfermedades asesinas disminuyeron. Y creo, no lo he leído, que debieron aparecer regulaciones, leyes, edictos, órdenes, etc., que llamaron a los vecinos a colaborar, porque lo que, si está probado, es que dos o tres trabajadores basureros, no pueden recoger la basura diariamente que generan miles de pobladores y lamentablemente la actividad de recoger basura no está, a veces, bien reconocida y pagada. No se estudia para basurero en una universidad, los papás no queremos que nuestros hijos se dediquen a recoger la basura.
¿Como funciona aquí el tema? Bueno, cada casa o edificio se adhiere bajo contrato a una compañía de recogida de basura. Hay que pagar por el servicio, porque nada es gratis en esta vida, lo que no se paga, muchas veces, está demostrado, que no se puede mantener. Entonces en dependencia del lugar, el servicio, carros bien diseñados y conservados, que no ensucian más de lo que limpian, pasan los días convenidos, llueva, truene o relampaguee. Vivo en un lugar donde nieva con frecuencia en invierno y con nieve, hielo, tormentas, etc., los basureros recogen la basura. Es una garantía.
Si vives en una casa propia o alquilada, da igual, la compañía te entrega varios tanques para desechos, para que tú mismo clasifiques la basura, o sea, desechos para acá, reciclables para allá, etc., tanques que no puedes tener todo el tiempo tirado frente a tu casa, sino que tienes que sacar organizadamente la noche anterior a que está planificado que el camión pasará. La calle no es tuya, la acera no es tuya, es de los vecinos que transitan, por lo que el hecho de sacar la basura no es una responsabilidad de ellos, es solo tuya. Tu basura no puede molestar, menos agredir. Puedes escoger no tener servicio de recogida de basura, pero entonces debes tener tu propio mecanismo de botarla, o sea, un lugar donde la puedas llevar y depositar, NADA justifica que la puedas echar afuera en la puerta de tu casa.
Los tanques generalmente son nuevos, con ruedas y tapas que funcionan, lo que permite que cualquiera los pueda mover y que puedas estar, en dependencia de tu consumo y forma de vida, varios días sin sacarlos. Lo que está claro, bajo normas legales, es que NO puedes echar basura en la calle, NO puedes dejar nada afuera del tanque. No obstante, además de aspirar a la conciencia y cultura de cada ciudadano, existen inspectores, a los que no puedes sobornar, ni comprar, cuya función bien pagada es pasar y pasar por su territorio, detectar problemas y llamar la atención la primera vez, luego multar o enviar a tribunales a los que insisten en las infracciones. Los inspectores inspeccionan.
Si vives en un residencial, existen tanques grandes de basuras, para que cada residente eche allí sus desechos. A veces el residencial cobra una cantidad extra especial y diferenciada por el servicio, a veces no. En mi lugar yo no pago por la basura como servicio aparte, es tan barato, que el dueño paga el servicio de los seis apartamentos que tiene en el edificio, o sea, obviamente, él lo paga después de sacármelo de mi renta mensual, pero yo no me entero. Con los ojos cerrados saco mi basura convencido de que martes y jueves, indefectiblemente, la recogerán.
Existe la tradición de que cuando las personas están sacando algo que está bueno, incluso nuevo, no lo echan dentro del tanque, sino que organizadamente lo dejan al lado o arriba para que cualquier otro necesitado lo pueda recoger y usar. Los más generosos ponen carteles que dicen: “esta bueno”, “es gratis”, para de esa forma orientar a los que pasan. No hay que ser un homeless para recoger algo de la basura, a veces pasas y puedes encontrar algo que buscar o necesitas, un mueble, una silla, una computadora, un aparato de cocina, un televisor, etc., y está en buen estado, por lo que te bajas de tu carro, lo miras y lo recoges.
Claro, no es algo que se inventó ayer, sino algo que viene desarrollándose y sobre todo perfeccionándose a través de muchos años. La historia parte de compañías privadas, que cobran por sus servicios y con eso, no sólo se comprometen a ser eficientes, sino que con ese cobro compran sus camiones especializados, pagan buenos salarios, etc. Esto no tiene que ver con el gobierno central. Y paralelamente un cuerpo legal, de instrucciones, regulaciones de cada estado, de cada ciudad, de cada condado que condiciona las “buenas maneras” para el buen vivir. Eso beneficia a todos, las personas trabajan y saben que un parte de su salario es para pagar la recogida de basura que ellas generan. Nadie se cuestiona el tema, nadie se pone bravo, puedes buscarte dentro de la competencia una oferta más barata, más adaptada a tus necesidades, puedes pagar para que te recojan tu basura tres días o un día a la semana, puedes sacar o no tu tanque el lunes por la noche, lo que NO puedes hacer es echar la basura a la calle. Nada de esto, que ocurre todos los días y funciona, tal como la salida del Sol, tiene que ver con el gobierno central, Trump vive en Washington y yo en Nebraska. Existen personas encargadas de ese pedacito, de esa insignificancia, que se llama recoger basura. La seguridad social, la educación, el sistema de carreteras y puentes, el agua, etc., tiene otras personas encargadas.
¿Cómo organizar un país todo a la misma vez y, sobre todo, nuestra máxima aspiración, organizarlo en 24 horas? No sé, creo que sería mejor, comenzar, por un tema, puede ser perfectamente el de la recogida de basura.
Tengo una idea para el gobierno cubano. Pídanle al general Guillermo García, si, al mismo que aseguró que la solución alimentaria de Cuba estaba en el avestruz, que done unos caballos de la finca, con cubierta oficial, que tiene y hoy dirige su hijo, busquen los planos de D´Vinci, que todavía están vigentes, donde diseñó cómo hacer una carreta, por favor, garantice que las ruedas sean redondas. Con un caballo y una carreta modelo Leonardo, se puede recoger la basura. Así se empezó en el medioevo.
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