Me dice El Terrible:
¿Qué pasó con el deporte en Cuba?
Bueno, todos sabemos que el sistema que rige y administra el deporte en Cuba es
obra del gran creador y no me refiero a Dios, como algunos pudieran pensar,
sino a nuestro gran líder histórico, quien lo diseñó desde el programa del
Moncada. Pensó en cómo funcionaría esa institución, que sería única, como
todo lo creado por él, superando todo lo anteriormente hecho en esa área de la
existencia humana. También sabemos nuestro líder histórico fue un gran fanático
del deporte desde muy niño, sobre todo del deporte profesional de Estados
Unidos. Las Grandes Ligas de pelota, el boxeo y el basquetbol, eran algunos de
sus preferidos. La misma necesidad de confrontación y rivalidad permanente, que
adornaron su existencia, también la enfocó en el deporte. Creó un sistema
nacional al que todos, sin importar raza u origen social, tenían acceso de
manera gratuita y que empezaba desde los primeros años de la enseñanza
primaria. Todo esto con la manguera del campo socialista bien conectada, pero ¿qué
pasó que los resultados actuales no se corresponden con ese “esfuerzo” que hace
el gobierno en este sentido? Hacen Mesa Redonda para despedir al equipo de
pelota que participará en el torneo premier 12, donde se reparten los cupos
para la Olimpiada. Ahora los peloteros cubanos juegan en grandes ligas
profesionales de Japón y otros países. Ponen los juegos de las grandes ligas
americanas por la TV todos los días, pero Cuba no gana cuando sale a jugar en
eventos de importancia. Les subieron los salarios a los peloteros, les han
entregado autos, casas en La Habana y arreglaron el Latino, pero se siguen
quedando en el exterior y no ganan. Ya sabemos, el deporte forma parte de la estrategia de
manipulación y tratamiento de las masas diseñada por el líder histórico.
Pelota, Ron y Rumba. El resto es intrascendente y en realidad de alguna manera
si le funcionó, él se vanagloriaba de los resultados del deporte en Cuba y se
comparaba con los países desarrollados. Por desgracia para él y sus seguidores,
todo eso cambió para mal, empezando por el director general del INDER, quien
fue removido hace poco de su cargo por corrupto y abuso de poder, hasta el
estado deplorable en que se encuentran las instalaciones, más la no existencia
de los medios imprescindible para mantener viva esa actividad. Los que están
jugando en Japón batean cuadrangulares todos los días y sus equipos están
ganando, pero cuando juegan con el equipo Cuba no hacen nada. Dicen las
personas aquí, que se cuidan para poder regresar a Japón y poder seguir con el
contrato firmado. Que si se lesionan se les jode todo y por eso no se esfuerzan
al máximo, al parecer tiene su lógica. Reuniones y más reuniones, análisis, compromisos, jefes
nuevos, pero el deporte cubano está todos los días peor. Esperemos que al
regreso de esos viajes en los que está Canel con su mujer por el mundo,
traiga algunas nuevas ideas que puedan remendar el desastroso movimiento
deportivo cubano.
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Continuando con la idea
de la corrupción y tratando de explicarme qué ha pasado desde 1959 hasta hoy y
por qué tenemos lo que tenemos, me hago y quizás les haga, las dos mismas
preguntas, ahora dirigidas a después del triunfo revolucionario y el
mantenimiento de la variante comunista en el poder hasta nuestros días, que
aparecen en la primera parte de este escrito.
¿Ha existido corrupción
dentro del gobierno después del triunfo de la Revolución de 1959?
Si, absolutamente sí.
La corrupción, dulcemente disfrazada de revolución, ha estado presente siempre,
incluso parece ser que antes del triunfo, o sea, en la lucha clandestina y
armada en la Sierra Maestra. La corrupción, el tráfico de influencia, la
revancha, la vigilancia, la división, el quítate tú para ponerme yo, el
amiguismo, lo que en Cuba llamamos el sociolismo, han sido de las más
utilizadas herramientas durante todo el proceso de gobierno comunista. Tenemos
los cubanos una larga historia de caciquismo y regionalismo, entonces por qué
pensar que este gobierno es diferente. Si algo ha primado dentro del gobierno
cubano es el caciquismo, ahora disfrazado de moderno.
¿Qué mayor corrupción
que Fidel haya sido durante muchísimos años, el único líder de todas las
instituciones ideológicas y de gobierno, su hermano Raúl, su segundo en el
Partido Comunista y el ministro intocable de las Fuerzas Armadas, su cuñada la
Presidenta de la Federación de Mujeres Cubana hasta su muerte, su hijo el
Presidente de la Energía Nuclear, quizás el mayor y ambicioso proyecto del
gobierno?, ¿Qué mayor corrupción que el Che fuera ministro de industria y presidente
del Banco Nacional de Cuba, sin saber nada de lo uno ni de lo otro y todos los
amigos de la Sierra se repartieran “a dedo” los ministerios y cargos
importantes de gobierno, además de las casas, mujeres, mansiones, fincas,
etc.?, ¿Qué mayor corrupción que las leyes, regulaciones e incluso los códigos
legales y la propia constitución siempre se cambiaran para respaldar ideas que
ya estaban en la acción y que respondían a los intereses de algunos e incluso a
caprichos?, ¿Qué mayor corrupción que para ocupar cargos a todos los niveles
haya que caer bien y demostrar identificación total, no con un proyecto, sino
con una persona?, ¿Qué mayor corrupción que, al parecer, el contacto del alto
gobierno cubano, sean quiénes hayan sido, con la droga fuerte de Pablito
Escobar?, ¿Qué mayor corrupción que entregar la isla a los “hermanos soviéticos”
para que ellos desarrollaran su lucha contra Estados Unidos, a cambio de
petróleo, fábricas, transportes, muñequitos y películas soviéticas, asesoría
hasta para las peluquerías e incluso coles y pepinos encurtidos?, ¿De qué
soberanía real hablamos durante todos aquellos años?
Si, el gobierno en Cuba
siempre ha sido corrupto, sólo que se les presentó a nuestros padres y no a
pocos convencieron, con palabras lindas, digamos, libertad, igualdad,
solidaridad, desarrollo, etc. Palabras sólo lindas, pero pocos reales, que
permitieron y justificaron a los que estaban y están en el poder, poder hacer
lo que les dé la gana, sin ser cuestionados, preguntados, ni tan siquiera
dudados. Si hay algo que ha primado en estos últimos años, es la común
estrategia de poner en los cargos a quien a ellos les interesa, a veces mientras
menos conozcan mejor, porque van a ser más incondicionales y más manejables, donde
han entrado las novias, las amantes, los amigos, los hijos, los recomendados,
los enganchados, los lame botas, etc.
Si siempre la corrupción,
desde su ángulo mentira, ha estado presente, desde que se dijo que la revolución
cubana sería verde como las palmas, dejando clara que no sería roja o
comunista, hasta que las cenizas de Fidel Castro se encuentran dentro de la fea
piedra que como monumento post morten le pusieron en Santa Efigenia, cementerio
de Santiago de Cuba.
La
revolución en el poder, muy rápido definió sus más sólidas estrategias de
trabajo: mentir dulcemente creando todo un paraíso irreal y “estás conmigo o
estás contra mí”, estrategias que han durado los mismos años que llevan ellos
en el poder. Hoy la mentira, la creación todavía de un futuro irreal e
imposible de conseguir, el supuesto apoyo de un pueblo que no existe realmente,
el supuesto accionar a favor de ese pueblo, etc., todavía marca el camino de
ese gobierno, que ha pasado de una cara a otra, con las mismas bases. Entonces
muy rápido, véase el caso del Comandante Huber Matos, desde los propios
inicios, donde en un amañado juicio, con testigos falsos y sin argumentos, se
le acusó y se le condenó como traidor, al mismo Huber, comandante, que había
entrado a La Habana sobre el mismo tanque en que llegó Fidel y todos sabemos
que en ese vehículo no venía cualquiera, por lo que asumo que eran además de
revolucionarios, amigos, y que por sólo no estar de acuerdo y quererse retirar,
lo hicieron talco.
Por
acciones como esta, que demostraban el verdadero movimiento de los
revolucionarios, el pueblo cubano, desde muy rápido, aprendió a mentir. Si, a
mentir con el objetivo de saltar, mejorar, posicionarse o al menos, escapar de
la guillotina revolucionaria. Entonces todos, los que quedaron sin enrollarse,
los que se incorporaron, los que nacimos y crecimos después, los que aún están
e incluso los que viven en todas partes de este mundo, aprendimos a mentir y convertimos
la corrupción en nuestra arma más sólida, dentro de la “solidez” de la
ideología marxista.
“Estas
conmigo o estás contra mí”, polarizó a la sociedad cubana, sin dar tiempo o espacio
al dialogo o a la reflexión. El sólo decir que Fidel estaba despeinado, llegó a
ser considerado un acto de extrema contra revolución y se sancionaba. Llegar a
expresar que Raúl leía un poquito mal, era considerado un problema ideológico y
se sancionaba. Preguntar cuántos hijos tenía Fidel, era considerado una acción
de extrema inteligencia patrocinada por la CIA y era sancionada. Llegar a
expresar que no era normal que Ramiro Valdés corriera por las calles del Vedado
acompañado de sus más cercanos legionarios y que se parara el tráfico de la
ciudad, para darle paso al ministro que le daba la gana de exhibirse, con monos
deportivos exuberantes, haciendo ejercicios, era una acción que podía conllevar
a cárcel, pues sólo un enemigo se podía cuestionar tal cosa. Llegar a defender
a tus santos porque Almeida o Celia eran santero, era pretender demasiado, “el
negrito de la Caridad” como cariñosamente le llamaban y Máma, como Fidel
apodaba a su más cercana y antigua colaboradora, para muchos su mujer durante
años, podían practicar cualquier religión que les diera la gana, para eso, el
primero era comandante y la segunda era Máma. El pueblo no, porque ser comunista
era ser totalmente anti religioso.
Entonces
el gobierno no sólo mintió, sino que introdujo la mentira como un modo de vida
revolucionaria. La corrupción se estableció como un mecanismo de sobrevivencia.
Los cargos eran entregados siempre “a dedos”, partiendo de la recomendación,
aprobación y el gusto del Jefe. En realidad, no hacía falta ser ni comunista,
la mayor parte de nosotros mismos no sabía nada de esa ideología, lo importante
era ser incondicional. Los verdaderos revolucionarios eran más que todo y por
encima de todo, fidelistas.
Existen
miles y miles y miles de cuentos, acciones, anécdotas, chismes que demuestran que
el gobierno, en nombre del pueblo, eso sí, mencionando siempre al pueblo, actuó
como una mafia, como un grupo cerrado secreto, que, justificándose que era la
única forma de sobrevivir frente al enemigo imperialista, hizo lo que le dio la
gana y luego, con mentiras dulces, caras de víctimas y frases chovinistas y triunfalista,
ganaban o trataban de ganar la aceptación popular. Sería imposible aquí
mencionar o peor, detallar cada uno de ellos.
Desde
la selección de los miembros que han pasado, desde la forma en que han comprado
sus almas con prebendas, regalos, beneficios, etc., que comenzaron con las
asignaciones de casas, mansiones, yates, viajes, cuotas especiales de comida, desde el propio enero de 1959, hasta hace dos
semanas cuando el gobierno pide a los cubanos que pongan los dólares en cuentas
del banco del gobierno para, ahora, defender los intereses del pueblo y
garantizar que mi mamá tenga una lavadora moderna. Pasando por el apoyo al y
del campo socialista, más todas las guerras y guerrillas que patrocinaron durante
muchas décadas por todo el mundo, las políticas y acciones locas en la
economía, los de atrás pa´ alante de todos estos años, los de donde dije digo
digo Diego, la dolarización de la economía, lo de aceptar a los “capitalistas
buenos”, las famosas firmas extranjeras con sus trabajadores de lujo dolarizados,
lo del mantenimiento de las ideas comunistas en un país que se está partiendo a
la mitad, lo de las familias vacilando dentro y fuera de Cuba en medio del
desastre, etc., todo exactamente todo ha pasado por manos de la corrupción.
Puede ser el tráfico de influencia, dentro del gobierno y del ejército, en los niveles más altos, la estrategia más utilizada, tanto por los que trafican, como por los que se dejan o han querido traficar. No hemos acostado con un ministro que nos lo vendían como algo muy bueno y nos hemos levantado con otro, porque el que era bueno fue sustituido en la madrugada por corrupto o medio espía. Nos hemos encariñado con una figura, que luego ha desaparecido en las cárceles cubanas por enriquecimiento ilícito. Hemos visto fusilar a Héroes de la República y otros altos militares de la vieja guardia, de extrema confianza, por estar vinculados al narcotráfico internacional durante años y nadie los había visto, aunque sí se sabía del dinero que ingresaban. Hemos visto cómo viven los mandatarios cubanos, que llegamos a justificar porque, los pobrecitos, para dirigir a un pueblo tiene que comer langosta, vivir en mansiones con criados, vestidos de compañeros militantes que los atienden y tienen que montar en Mercedes Benz, dormir con acondicionadores de aire, hacer ejercicios en gimnasios privados y sobre todo tomar el whiskey del enemigo. Hemos conocido de casamientos y divorcios y más casamientos y más divorcios, justificados porque los jefes tienen que estar siempre enamorados, dejando hijos y exmujeres con mansiones, en medio de un pueblo que tiene 20 años viviendo albergados o más de 60 años viviendo en edificios en ruinas, que se están cayendo todos los días, de finales del siglo XVIII y el siglo XIX. Vemos hoy a jóvenes pertenecientes a las familias de poder, propietarios de bares, hoteles privados, viajando por el mundo, sin haber trabajado nunca en Cuba, en medio de un pueblo, sin nada, al que se les está pidiendo un esfuerzo, una vez más, decisivo. ¿Qué es eso, si no corrupción?
Puede ser el tráfico de influencia, dentro del gobierno y del ejército, en los niveles más altos, la estrategia más utilizada, tanto por los que trafican, como por los que se dejan o han querido traficar. No hemos acostado con un ministro que nos lo vendían como algo muy bueno y nos hemos levantado con otro, porque el que era bueno fue sustituido en la madrugada por corrupto o medio espía. Nos hemos encariñado con una figura, que luego ha desaparecido en las cárceles cubanas por enriquecimiento ilícito. Hemos visto fusilar a Héroes de la República y otros altos militares de la vieja guardia, de extrema confianza, por estar vinculados al narcotráfico internacional durante años y nadie los había visto, aunque sí se sabía del dinero que ingresaban. Hemos visto cómo viven los mandatarios cubanos, que llegamos a justificar porque, los pobrecitos, para dirigir a un pueblo tiene que comer langosta, vivir en mansiones con criados, vestidos de compañeros militantes que los atienden y tienen que montar en Mercedes Benz, dormir con acondicionadores de aire, hacer ejercicios en gimnasios privados y sobre todo tomar el whiskey del enemigo. Hemos conocido de casamientos y divorcios y más casamientos y más divorcios, justificados porque los jefes tienen que estar siempre enamorados, dejando hijos y exmujeres con mansiones, en medio de un pueblo que tiene 20 años viviendo albergados o más de 60 años viviendo en edificios en ruinas, que se están cayendo todos los días, de finales del siglo XVIII y el siglo XIX. Vemos hoy a jóvenes pertenecientes a las familias de poder, propietarios de bares, hoteles privados, viajando por el mundo, sin haber trabajado nunca en Cuba, en medio de un pueblo, sin nada, al que se les está pidiendo un esfuerzo, una vez más, decisivo. ¿Qué es eso, si no corrupción?
Hemos
vivido fusilamientos un lunes de delitos que se ha cometido un viernes, donde
se han aplicado las leyes más severas con pocas posibilidades de análisis y
defensa, sólo porque había que dar un escarmiento político y todos sabemos que
tuvo que haber existido una llamada dejando claro el deseo del máximo líder. Hemos
visto abogados defensores tan malos, tan mediocres, tan maniatados, que hubiera
sido preferible que a cada supuesto culpable lo defendiera su abuelita. ¿Qué es
eso, si no corrupción o tráfico de influencia? Hemos visto a Fidel, cuando ya
no quiso más, dejar a Raúl, que cuando ya no pudo más, dejó a Díaz Canel sin
ningún inconveniente, sin el menor trámite. ¿Qué es eso, si no corrupción?
Hemos
visto salir a los burgueses en varias oleadas, pero hemos visto salir al pueblo
para el que se hizo la revolución, negros, blancos, mujeres y hombres, niños,
hemos visto que se trataron de vaciar las cárceles dándole la salida a
asesinos, delincuentes mayores, presenciamos la tirada al mar en lanchas,
balsas, puertas de cuarto, cámaras de carro, de miles de personas que decían
que preferían morirse en el mar antes de quedarse en Cuba. Hemos sido testigo
de cubanos que se ha quedado en lugares a donde han ido a parar y que todavía
hoy caminan por las selvas latinoamericanas. Hemos vivido llamando a esas personas
enemigos, escorias, mierda y casi paralelamente hemos presenciado como esos
mismos enemigos regresan a Cuba, se hospedan en hoteles, alquilan carros, comen
en restaurantes, compran en las tiendas, pagan a las putas cubanas, muchas de
ellas muy jóvenes, cosas que el que se quedó y trabajó, hoy no puede hacer.
Hemos tenido que ver como se ha puesto a correr a un pueblo a caerle atrás a
los dólares americanos, los mismos americanos que hay que considerar enemigos.
Hemos visto a capitalistas buenos, zapatudos, que son considerados personalidades
en Cuba y que tienen más derechos que cualquier cubano, incluyendo a los comunistas
confesos. Hemos escuchado a los gobernantes decir que son verde, luego rojo,
luego negros, luego rojo de nuevo por medio día, en la noche verde, en algunos
momentos morados, más luego verde y por encima de todo rojo, sin que nada pase,
sin consecuencia ¿Eso es o no corrupción?
Pero,
bueno, los gobiernos son así, pero en medio de todo esto y más: ¿Es el pueblo
cubano corrupto hoy?
Si,
en sentido general, para mí, sí. Todos, sin casi excepción, salvo los que han
pasado como santos, hemos sido y somos corruptos en mayor o menos escala. Y
esto que puede ser bien duro de digerir, lo explicaré. Téngase en cuenta que no
nací en Tailandia de padres cubanos y no me fui de mi país de origen cuando era
aún un niño. Viví allí 44 años, viviendo, caminando, conociendo, relacionándome
con todo y todos, chocando, criticando y criticado. Por conocer conozco de
estudiar, de trabajar, conozco de policías y calabozos, de triunfos y de
frustraciones. De combates, no con armas, pero si con ideas. Conozco de miedo,
de exilio interno, de desesperación por salir y la de la tristeza por haber
salido.
Si,
somos los cubanos un pueblo corrupto, por convicción o necesidad, no importa
cómo lo queramos ver. Desde los propios inicios de la revolución verde que pasó
a gobierno rojo, donde se instauró aquello de, estás conmigo o estás contra mí,
aprendimos a mentir, unos, como dije, para escalar y vivir cómodamente, otros
para por lo menos escapar del golpe. Todo ha sido una mentira a nivel de persona,
familia, sociedad, o al menos ese es mi sentimiento cuando miro hacia atrás,
aunque no dejo de reconocer a los enamorados ciegos, porque sencillamente el
amor es así. Si es cierto, todos repetimos que el pueblo cubano se enamoró de
un proyecto que se pintó lindo, pero además de amor, tuvo que haber mentiras.
La
mejor imagen para entender esto, sin hablar de comunismo la logró nuestro, y
digo nuestro porque también soy ciudadano americano, Walt Disney en su
inmejorable película Blanca Nieves, donde la bruja mala, convertida en
viejecita inofensiva, convenció a la bella e inocente joven, para que mordiera
la manzana por la parte envenenada. Blanca Nieves desconfió al principio, pero
las mentirillas de la bruja que quería eliminarla físicamente la llevaron a, y
no por hambre, meterle una mordida al arma asesina convertida en fruta. La adolescente,
a pesar de estar advertida y protegida por los 7 enanitos, pecó, creyó y confió
y al final, casi muere, a no ser por la acción desinteresada del príncipe enamorado.
Cuba es Blanca Nieves, Cuba está casi muriendo, durmiendo un sueño eterno que
ya demora más que en la peli de Disney y aún vivimos sobre la mentira. La bruja
de este cuento, no hay que buscarla afuera, sino adentro, en sus mismos
constructores.
Tuvo
que haber sus mentiritas, si no, cómo entender que aquel suegro del que ya hablé
que se hizo ingeniero estudiando como autodidacta y eso le permitió escalar muy
rápido profesional y económicamente dentro de la sociedad antes de 1959, una de
las personas más inteligentes y preparadas que he conocido en mí ya larga vida,
que luego del triunfo revolucionario ocupó cargos de mucha importancia dentro
del gobierno como director de empresas estratégicas, llegando a ser vice ministro
de un importante y estratégico ministerio, o sea, testigo presencial del
desastre, que dejó 5 hijos, 4 + 1, ninguno revolucionario, que conoció a muchas
nueras y yernos, ninguno revolucionario y que pudo conocer a 8 nietos, ninguno
revolucionario, muriera diciendo que el comunismo en Cuba, nada más y nada
menos que en esa isla caribeña, era la mejor y única opción. Suegro que en su
vida siempre devolvió los dólares de sus viajes al exterior y que fue algo austero
y extremista en la “pacotilla” que traía y luego vio a sus hijos, todos
profesionales universitarios, lucharlos y acapararlos para poder vivir y
gracias a los dólares vivir un poquito mejor, cuando incluso los dólares
estaban prohibidos. Sin que pudiéramos acusarlo de ignorancia, a lo mejor si de
cabezón, pudo mantener su postulado. Algunas mentirillas tuvieron que haber
para no dar su brazo a torcer. Es difícil llegar a decir, si, es verdad, me
equivoqué, ustedes tienen razón, sobre todos para aquellos que con algunas
mentiritas dedicaron su vida a un determinado proyecto. Es duro reconocer el
fracaso.
Todos
mentimos y somos corruptos. Es corrupto el que escondió su religión, no la
dejó, sólo la escondió y puso la imagen de Fidel donde antes estaba Cristo o
Shangó. Mintió quien, creyendo en los caracoles, los palos del monte o el crucifijo
comenzaron a rendir tributo a la hoz y el martillo. Es corrupto el policía o miembro
del G2 o seguridad del estado, que sabe que su hermano es un delincuente, un
ladrón y no lo pone preso inmediatamente. Miente aquel que llegaba a su casa sabiendo
que su madre recibe dinero de “afuera” y se sienta a tomar un café comprado en
la bolsa negra o peor, comerse un pedazo de carne de res. Es corrupto el policía
que maneja a las prostitutas, que se busca el dinero parando a los taxistas, extorsionando
a los vendedores de esquina o a aquellos que tienen un pequeño quiosco. Es
corrupta la prostituta que se pone de acuerdo con un taxista para robarle o
engañar a un turista. Es corrupto el trabajador de la Aduana que decomisa y
roba, no sólo para consumir, sino para alimentar el mercado negro.
Es
corrupto el inspector de restaurantes que llega a inspeccionar a las 12
meridiano, con una amiga y come y toma de gratis, más acepta dinero para que
vea todo bien. Inspectores de todo, todos viven de inspeccionar, pero también
de sobornar, de presionar e intimidar. Es corrupto el que trabaja en la
funeraria y para poner a tu muerto en un lugar más cómodo dentro de su caja, en
un lugar más fresco, con luz, quizás más cerca de la cafetería, pida o acepte
dinero. Corrupto el tipo que sabiendo que sólo tocan dos coronas por muerto,
venda las flores por fuera, para aquellos muertos donde importa la cantidad.
Es
corrupto el maestro que acepta regalos de los papás en favor de beneficios, calificaciones
incluidas, para un determinado niño o que sencillamente repase lo que mañana va
a la prueba y de esa forma garantiza su evaluación como profesor, o peor, termine
vendiendo las pruebas para aquellos niños o jóvenes, cuyos padres pueden pagar.
Es corrupto el profesor que da la asistencia a los que no vienen a cambio de
dinero, pero también somos corruptos los padres que pagamos, regalamos y sabemos
que esos mecanismos son los que funcionan para que nuestros hijos o hijas
puedan avanzar. No siempre el que más estudia es el que mejor notas saca. Es
corrupto el papá, que sabiendo la escasez que existe, compra uniformes, libretas,
etc., robados, con la justificación de que todo el mundo tiene que escapar.
Es
corrupto el paciente que lleva un regalo al médico para obtener un mejor trato,
un mejor ingreso, una medicina en falta, etc., mecanismo de regalo que hoy, a
pesar de la gratuidad de el servicio de atención médica, cada cubano conoce y
tiene implementado. Todo el mundo llega a los hospitales con una bolsita, los
campesinos con aguacates, los dolarizados, con dulces, cigarros, champo, jabones,
etc., ya es una práctica diaria, pero es corrupto el médico que acepta los
regalos, no como muestra de agradecimiento de un paciente, sino como precio
para obtener prebendas. Hoy, una buena parte de los médicos en Cuba viven de
esos regalos, llegando muchos a convertirlos en una forma de vida. ¿Qué decir
de los dentistas o médicos que operan, utilizando los salones, los sillones, el
instrumental del gobierno, para operar y resolver a pacientes que, incluso
vestidos de cubanos, todo el mundo sabe que vienen del exterior y, por tanto,
pagan en dólares? Si, es corrupción.
Corrupto
es el abogado, que pide gasolina para atender el caso de un detenido o cobra
para él bien caro, sabiendo que ya el familiar pagó por sus servicios al
gobierno, pero corrupto es el familiar, que sabiendo y tratando de que su caso
sea de interés, pues lleva regalos, combustibles, hace comidas, invitaciones a
esos dichosos abogados. Ser un buen abogado en Cuba, no como mi abuelo antes
del 1959 que trabajó y se la ganó, sino por vías de los regalos y las comprar y
ventas, es ser un potentado, al que todo el mundo mira con admiración. ¿Qué
decir de los trabajadores de las oficinas de la vivienda? Son corruptos, si,
casi todos, porque están trabajando en un sector vital para el cubano, o sea,
la compra venta de casas, las permutas, las herencias, los otorgamientos, etc.,
es tanta la necesidad sobre este aspecto, que los cubanos pagamos cualquier
cantidad de dinero para resolver, muchas veces por vía de la falsificación, el problema
que tenemos con una casa. ¿Qué decir del trabajador de una bodega, aunque nos
parezcan desabastecidas o de un simple trabajador de una panadería, o más
simple, un repartidos de pan?
Corruptos
los que trabajan en las firmas extranjeras, los hoteles, los restaurantes, las
fábricas, los almacenes, el puerto, etc., si claro, muy corruptos. Cuba vive
hace 60 años del mercado negro, ya dije por algún lugar que es de lo poco que
se ha mantenido estable y más, se ha desarrollado, entonces la mayor parte de
los que trabajan, lo hacen para poder robar y vender, porque es tanta la
demanda y la necesidad insatisfecha que, saques a la calle lo que tu saques, lo
vendes, pero esto existe porque hay millones de personas, que no roban es
cierto, pero compran todos los días lo que otros se han robado. No se puede
vivir en Cuba sin apelar al mercado negro, entonces, incluso los más tonticos o
honestos, se tienen que adaptar. Es posible claro que existan personas que no compren
para no tirar su imagen a la basura o al estar marcados los vendedores no les
vendan, pero entregan el dinero a sus familiares o amigos para que ellos le
compren, o sea, una mentirita, sobre otra mentirita.
Dentro de los hoteles, los carpeteros, se fajan con los maleteros y las que arreglan las habitaciones, los cocineros venden a sus propios compañeros la comida y entonces los que limpian habitaciones venden los jabones y champú. Los que trabajan en bares, venden primero las botellas que entran por la izquierda, por lo que a partir del segundo trago que pidan, jamás sabrás lo que estás tomando. Los trabajadores de las tiendas ordeñan los potes de helado para robándole a los clientes, vender más para ellos, ponen a enfriar las cervezas que alguien diariamente les trae originales o de fabricación casera, venden mayonesa y croquetas echas en casa dentro de los envases originales que otros se roban y les venden, pero lo que pasa es que más de la mitad de las personas que compran y toman cervezas en esos lugares, lo hacen mayormente gracias a sus luchas de dólares en las calles y no a su trabajo de 8 horas diarias. Entonces es un compromiso, como el que imagino de piratas y corsarios, tú me robas, yo te robo, ellos nos roban, nosotros le robamos, yo soy robado, entonces tú tienes que ser robado. Todos nos ponemos de acuerdo y sin reuniones, ni actas, le robamos al gobierno, porque no nos oponemos a sus locuras, pero le robamos. No somos muy críticos, la cosa está en candela, pero robamos porque el gobierno sabe que le robamos, pero nos deja robar a cambio de que nos portemos bien y levantemos la mano para aprobar lo que ellos quieren. No queremos cambios, porque para qué cambiar nada, si nosotros estamos bien, la onda es luchar.
Dentro de los hoteles, los carpeteros, se fajan con los maleteros y las que arreglan las habitaciones, los cocineros venden a sus propios compañeros la comida y entonces los que limpian habitaciones venden los jabones y champú. Los que trabajan en bares, venden primero las botellas que entran por la izquierda, por lo que a partir del segundo trago que pidan, jamás sabrás lo que estás tomando. Los trabajadores de las tiendas ordeñan los potes de helado para robándole a los clientes, vender más para ellos, ponen a enfriar las cervezas que alguien diariamente les trae originales o de fabricación casera, venden mayonesa y croquetas echas en casa dentro de los envases originales que otros se roban y les venden, pero lo que pasa es que más de la mitad de las personas que compran y toman cervezas en esos lugares, lo hacen mayormente gracias a sus luchas de dólares en las calles y no a su trabajo de 8 horas diarias. Entonces es un compromiso, como el que imagino de piratas y corsarios, tú me robas, yo te robo, ellos nos roban, nosotros le robamos, yo soy robado, entonces tú tienes que ser robado. Todos nos ponemos de acuerdo y sin reuniones, ni actas, le robamos al gobierno, porque no nos oponemos a sus locuras, pero le robamos. No somos muy críticos, la cosa está en candela, pero robamos porque el gobierno sabe que le robamos, pero nos deja robar a cambio de que nos portemos bien y levantemos la mano para aprobar lo que ellos quieren. No queremos cambios, porque para qué cambiar nada, si nosotros estamos bien, la onda es luchar.
Los
cubanos, todos, hemos implementado el mecanismo de la izquierda, primero
siempre la izquierda para resolver y recurrimos a la derecha, o sea, lo que se
debe hacer, sólo cuando no tenemos otra alternativa. Todo, exactamente todo, el
cementerio, la funeraria, el hotel, el viaje, el médico, la escuela, los
alimentos, las ropas, los combustibles, las cervecitas, las mujeres, etc. son resueltos
como primera opción en el mercado negro, la mentira y la corrupción. Siempre
primero buscamos a un amigo o a un amigo de un amigo que nos pueda encaminar y
resolver. No existe una acción que no pase por la mano de esa palabra, con todas
las interpretaciones que ella tiene. No podemos conformarnos con lo que dice
nuestro babalao o nuestro padre sacerdotal, tenemos además que tener amigos. Nunca
mejor que en Cuba, aquello de, quien tiene un amigo, tiene un central.
Y
para colmo, somos corruptos, los que por una vía u otra vivimos fuera de Cuba. Hoy
una buena parte de los emigrados, son de la teoría que ellos son emigrados
económicos, grandísima mentira, producto de un país hasta donde tomar el agua,
desde hace muchas décadas ya, es un resultado político e ideológico. Ahora
tenemos que creer que esos cubanos, con tal de no ponerse en mala con el
gobierno donde aún viven sus familiares, dicen que no conocen nada de política e
incluso que no conocen exactamente lo que pasa en Cuba.
¿Somos
mentirosos? No, somos gigantescamente mentirosos. Cubanos por el mundo que
apoyan al gobierno cubano, diciendo que la opción comunista no es tan mala, en
contra posición a la crítica, por momentos despiadada, que hacen a los países
capitalistas donde viven. Corruptos no, super corruptos. Cubanos que mantenemos
nuestras residencias en países capitalistas, pero nos vamos a Cuba como
repatriados y cogemos los mandados de la bodega, nos atendemos gratis en
hospitales, etc. Todos tenemos miedo, incluso diciendo que somos libres, ahora
tenemos miedo por los que allí tenemos, pues conocemos las posibles consecuencias,
queremos que Cuba cambie, pero en secreto y por interno, le decimos a nuestros
familiares que no se metan en nada. Ahora no hemos emigrado por estar en
desacuerdo con la política e ideología que nos exprimió y nos hizo salir
echando a buscar mejor vida, ahora, manteniendo nuestras residencias
extranjeras, defendemos el comunismo y vamos a Cuba a disfrutar, comer, tomar,
fiestar, pasear, etc. Estamos fuera y mantenemos silencio, por miedo, vamos a
Cuba y hacemos silencio por miedo. Vamos a Cuba e independientemente del tiempo
que llevemos afuera, muy rápido apelamos al que conocemos existe, el mercado
negro, compramos los CUC por la izquierda, compramos la comida por la
izquierda, alquilamos un carro y una casa en la playa por la izquierda, etc.
Allí decimos que vemos cambio, que la cosa ha mejorado, que se ve la comida,
que repararon una calle, la cúpula del Capitolio e hicieron un hotel nuevo,
llegamos aquí o allí y entonces desbarramos entre amigos de los desastres que
pasamos y vimos. ¿Quién nos entiende?
Somos
mentirosos, no por malos, sino porque aprendimos a mentir, muchos desde que
fuimos niños y como la mentira nos dio resultado, la seguimos usando. Venimos
aquí, cogemos los beneficios del “brutal” capitalismo, sin haber tirado aquí un
chícharo, pero nos vamos a Cuba a disfrutar y hacer turismo. Decimos que no nos alcanza con la ayuda que
nos dan o que los salarios son bajos, pero con ella queremos mantener a toda nuestra
familia en Cuba. Vivimos bien, pero siempre tenemos un lamento y decimos que en
Cuba se vive mejor. Todos éramos ricos y felices, todos éramos habaneros,
vinimos aquí sólo para hacer dólares, pero no nos gusta el capitalismo. Sólo
que la mentira, cuando se utiliza a gran escala para beneficios propios, se
convierte en corrupción. Entonces somos mentirosos y corruptos, pero no nos
gusta ni reconocerlo, ni que se nos reconozca como tal, porque tenemos muy
claros aquellos conceptos de cubanía, de nuestros padres fundadores, que ni
remotamente hoy tenemos.