lunes, 21 de octubre de 2019

¿Infantil o Desmadrado?


El Terrible, con su aporte, me deja boquiabierto:

"¿Qué pueblo somos si nos hemos dejado engañar y manipular durante tantos años por una sola persona? Por conveniencia, ignorancia, comodidad, etc., de alguien con insaciable necesidad no de dinero sino de poder y de reconocimiento colectivo a toda costa. ¿Cómo un país de más  de 11 millones de personas puede seguir como ciegos y sordos los designios y mayores antojos de una sola persona? El precio que hemos tenido que pagar y pagaran las venideras generaciones de cubanos será alto. Un país devastado a todos los niveles. Hoy estuve en Marianao (...) hay que ir a esos lugares para saber lo que pasa en la Cuba de verdad. Viendo el documental del aeropuerto de Kansai no puedo dejar de pensar que ni el sistema político, ni lo ideológico tienen nada que ver con este asunto. Nos hemos convertido en un pueblo huérfano, incapaz de reaccionar y arrancar de una vez. No tenemos los problemas de los Países Bajos, por el contrario, el 80% de las tierras increíblemente fértiles del país, no producen más que marabú. Todos nos quejamos y queremos estar como los "americanos", siempre vestidos limpios y con lo último, con autos, etc. Pero, ¿De dónde van a salir esas riquezas, quién las va a generar? Los jefes y sus familias, se sabe que tienen su papel histórico en medio del desastre que nos sumerge en la más profunda oscuridad. Un cada vez mayor sector de intelectuales con todas las categorías, subvencionados por el gobierno y que no aportan nada en la vida real. ¿Los hijos de quiénes son los que quieren trabajar de verdad durante 8 horas diarias, si se sabe que son los jóvenes los que  tienen la tarea de hacer mover los resortes que determinan el avance? Estamos destinados al fracaso, la mediocridad y la frustración. No se me ocurriría compararnos con un pueblo como el japones ni en sueños, ellos si le han dado al resto del mundo una lección de entrega, interés, ahínco y dedicación sin límites, que los ha llevado a ser un pueblo admirado y respetado por todos. Esta sociedad, que en teoría tendría que estar disfrutando los beneficios de un sistema político superior con 60 años de existencia, por el contrario, la pura verdad es que sólo ha generado una realidad gris llena de inconformidad, conformismo que solo nos conduce al fracaso rotundo. Y no es derrotismo, ni negativismo, tampoco es vivir en el pasado, por el contrario, quien constata el presente con independencia de su afiliación política, se entera fácilmente de la difícil, para no decir imposible, tarea de hacer que Cuba se levante y camine por si sola.

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Imaginemos un país que no existe y hagámonos una sola pregunta: ¿Podría ese país sobrevivir e incluso más, crecer y desarrollarse, teniendo como mínimo cinco grandes sectores que dependen absolutamente del gobierno en cuestión, un inmenso ejército en hombres y armamentos, una enorme seguridad del estado inmensa en hombres y en tecnología, una educación en todos sus niveles desde preprimaria hasta las post universitaria gratuita, una atención de salud en todos los niveles, para todas las personas y todas las enfermedades, gratuitas también y el derecho a la práctica del deporte, en todos los deportes que existen, en todos los niveles de competencias, sin que se pueda cobrar algo, sin tener una enorme cantidad de dinero?

La respuesta a todas luces es NO. Sin estudiar mucho el país, sin conocer exactamente sus condiciones, su ubicación, su sistema socio político, resulta fácil concluir que es imposible, ni en 10, ni en 60, ni en 150 años lograr que esto funcione. Entonces, no sé cómo todavía hoy podemos escuchar como una solución mágica después de seis décadas de pruebas y ensayos, con más o menos los mismos discursos y algunos llegar a creer que algo así podrá darse en Cuba.

He escuchado a personas que parece que saben lo que dicen que, Cuba, antes de 1959 producía el 72% de lo que se consumía internamente y que solamente importaba el resto, o sea, el 28%. Sin hablar de lo que Cuba exportaba, pues se exportaba mucho, lo que producía competía con los productos internacionales de por aquellos años. Es cierto que la exportación era básicamente de productos provenientes de la agricultura, pero las cifras jamás han sido superadas durante todos estos años. Hoy, esos mismos expertos aseguran que el gobierno cubano importa el 90% de lo que el país demanda para mantener los niveles mínimos, porque dentro de esa demanda, conocemos que hay una gran parte que todavía está regulada por la “famosísima prima absoluta” libreta de abastecimiento. Cuba, con casi 12 millones de personas dentro de ella, sólo produce alrededor del 10% de lo que su economía necesita para vivir.

Pensemos en un sector que ha sido una de las columnas pilares del sistema político cubano, al menos desde el punto de vista teórico, la educación. Tener la educación gratuita, aunque ya no de la calidad que se heredó con el triunfo de la revolución de 1959, es cierto que es uno de los mayores logros y sueños para aquellos que reciben ese inestimable servicio. Martí dijo algo así como que se debía ser culto, para ser libre. Ahora lo que no dijo ni el mismísimo Martí, porque su genialidad no llegaba a tanto y si lo conocemos, sabemos que no era su fuerte el trabajo y el dinero, es cómo se va a mantener, no a nivel de una familia, sino a nivel de un pueblo, eso de ser culto sin poseer los recursos económicos que garanticen esa masividad de calidad y esa gratuidad. Martí fue un gran revolucionario, poeta, escritor, periodista, medio filósofo, en todo esto uno de los más grandes de América, pero de economía no sabía nada.

La educación gratuita y el acceso de todos a la educación, desde los seres humanos normales, hasta los que vienen con problemas e incluso los que lamentablemente no traen cerebros y tienen que aprender a pensar con el hígado, significa, sin yo saber muchos del tema un inmenso esfuerzo. Veamos:

1.- Crear escuelas y academias para de forma continua seleccionar, formar y mantener formados a todos los profesores que necesitará el país para todos los niveles de enseñanza, para todas las especialidades incluyendo las especiales. Paralelamente pagar a esos profesores salarios representativos, que reconozcan la labora que hacen y que les permita, sin nervios, dedicarse a formar a otros.

2.- Crear o construir centros educacionales, más reparar y mantener sistemáticamente los que ya existen, para una población que ha tendido durante todos estos años a crecer. En 1959 éramos un poquito más de 6 millones y fue un por ciento mínimo dentro de ellos, los que vencía todos los estudios terminando en las universidades, hoy somos 12 millones, que desde los círculos infantiles a los que se entra con un año de vida, hasta las maestrías y doctorados son uno de los objetivos de una buena parte de la población.

3.- No sólo hay que construir y mantener, sino modernizar todas esas instalaciones. Cuando yo era niño a nadie le importaba los zurdos y menos los problemas de columnas vertebrales. Hoy el obligar a un zurdo a usar una silla de paleta para derechos, es una violación de los derechos humanos e individuales de los que usamos la izquierda. Las sillas y mesas tienen que reunir diseños ergonométricos para colaborar con la salud, sobre todo del esqueleto de los humanos y todo lo que de él depende. Antes los mejores profesores si pedían algo era una pizarra más o menos aceptable y tizas. Hoy la enseñanza parte de computadoras, videos, televisores, centro de informáticas en escuelas para poner en redes la información y lograr el fácil acceso, etc. Se necesita cada vez más que los alumnos estén conectados con el mundo y que desde su local escuela puedan acceder a la Biblioteca del Capitolio, no sólo de La Habana, sino de Washington.

4.- La educación gratuita lleva a que el gobierno sea capaz de entregar todos los libros, todas las libretas, todos los lápices, incluyendo los de colorear, más los materiales adicionales, gomas de pegar, gomas de borrar, tijeras, cartulinas, etc., que se necesitan durante todo el año, durante todos los años, a lo largo y ancho del país.

5.- Luego, esa adecuación gratuita linda y conveniente para el que la recibe, sobre todo en edades pequeñas, preprimaria, primaria, secundaria, como mínimo; en Cuba también ahora los preuniversitarios y los técnicos medio se incluyen, necesita que el gobierno sea capaz de mantener meriendas y almuerzos de calidad, y sobre todo mucha agua para tomar de alta calidad, a todos los estudiantes, en todas las escuelas, en todo el país.

6.- Cuba mantiene una educación con uniformes y, además, por la creatividad del gobierno que fue muy creativo durante muchos años, cada nivel de enseñanza tiene uniformes de diferentes diseños y colores, la primaria tiene un color y diseño, la secundaria y el pre otro, los enfermeros otro, los que estudian pedagogía otro, los estudiantes de medicina llevan batas blancas y uniformes para determinados salones como la terapía intensiva, los becados otros, los técnicos medios otro o varios en dependencia de la especialidad, no es lo mismo estudiar economía, química, que mecánica, etc. Por lo que el gobierno, necesita entregar, digamos como mínimo dos uniformes, deberían ser más, a cada familia para cada niño y joven, para cada año. No se resuelve entregando a un niño 10 uniformes en primer grado cuando tiene 6 años, para toda su vida escolar, porque los niños en líneas generales, siempre hay sus excepciones, crecen, engordan, más los uniformes se manchan, se ensucian, se rompen, etc. Tampoco el gobierno pudiera decirle al mismo niño, te vamos a dar 10 uniformes talla 32, porque esa es la talla que vas a usar cuando estés en 12 grado y tengas 18 años. Lo de los uniformes, con cada color y diseño específico, es año por año, para cada uno de los niños y jóvenes que van a recibir la educación, da igual que viva en el medio de la Ciudad de la Habana o en lo alto de una montaña en la Sierra Maestra. Habría que pensar además en la ropa para educación física o deportes, porque evidentemente esa es una materia obligatoria en Cuba dentro de cualquier nivel de enseñanza y por supuesto, con el uniforme de la escuela no se puede participar.

7.- Ni hablar de las escuelas de arte u oficios, ellas llevan instrumentos musicales, porque no se puede estudiar percusión sobre un arpa, salones especiales protegidos, sistemas de audio, etc. Los que estudian danza necesitan espejos, grandes espacios, vestidos especiales. Los que estudian oficios necesitan herramientas, talleres, laboratorios, materias primas, porque la albañilería no se puede estudiar en un torno y los torneros no hacen nada con cerámica y soldaduras eléctricas, más, para hacerse torneros, albañiles, mecánicos, etc., van a necesitar bibliografía especializada, acceso a lugares para practicar, etc., porque los que han estudiado construcción naval en Cuba, si es cierto que tienen un título que los avala, se han graduado sin ver un barco; los que han estudiado química aplicada a la industria alimenticia, como ésta es una industria tan deprimida, no conocen la diferencia entre una probeta y un jarro para hervir leche.

8.- Ni hablar de la educación especial para débiles visuales, hipos acústicos, niños de lento aprendizaje, síndromes de Down y otra miles de enfermedades que existen y que en Cuba tiene cobertura, sin dudas. Esas escuelas necesitan todo especial, desde rampas para caminar, accesos a puertas controladas electrónicamente, pizarrones, materiales, tecnologías, comidas, meriendas, y sobre todo profesores especializados más determinados servicios médicos dentro de la propia escuela, lo que exige, por ejemplo, poner a la psicóloga que atiende a niños, en algún lugar más apropiado que en el baño de la escuela, etc, etc, etc.  

9.- Último factor de mi lista, pero no el menos importante, por el contrario, muchas veces decisivo. El nacer en un país donde la educación es gratuita, nadie te habla de la calidad, de la modernidad, ni tan siquiera del costo, sólo te repiten que es gratis, se crea un efecto contrario al que a todas luces se debería crear, y es precisamente el desinterés, muchas veces en los alumnos y aunque parezca mentira en las familias. La única responsabilidad que se tiene es ir a la escuela a medio aprobar las asignaturas para pasar y pasar de grado, efecto que lamentablemente se ha visto apoyado o favorecido por una tendencia de los profesores, quienes, presionados por el cumplimiento y las cifras, prefieren aprobar con el mínimo, prefieren vender las pruebas o repasar las tres preguntas que mañana saldrán en el examen.

Se llega a desarrollar la idea de que esto no es mi problema, ésta no es mi responsabilidad, entonces tengo que ir a la escuela, porque eso es lo obligatorio, pero todo lo demás, incluyendo, como ya dije, el aprobado, es problema del gobierno. Los niños y jóvenes e incluso algunas familias, van a la escuela a romper los libros, romper las sillas y mesas, destruir, a exigir lo que ellos no dan, pero exigen por el derecho de la famosa gratuidad. Van a las escuelas a perder el tiempo y pretender que la escuela es la responsable no sólo de enseñar matemáticas, español, etc., sino es la responsable de educar a niños y jóvenes malcriados, groseros, vulgares, falta de respeto, etc. La gratuidad, por contrario a lo que debía crear, sólo genera desinterés y abuso. Entonces como es gratis deberíamos matarnos estudiando, pues no, es gratis, pero me jode, por tanto, voy a hacer de las mías y tendré a mamá está tranquila, es mejor que esté allí, aunque no aprenda nada y rompa de vez en cuando los cristales de las ventanas, a que esté en la calle con los delincuentes. Es preferible que, como delincuente, esté 8 horas dentro de un lugar, al final es gratis.

Debe haber más cálculos, de seguro no conozco exactamente las exigencias del sector, pero esto es lo que a mí, un cubano común se me ocurren, entonces: ¿Cómo pretender que un país pobre que ya no tiene el inmenso respaldo económico en rublos soviéticos que tuvo, sin recursos naturales como petróleo u oro para vender a precio de mercado internacional, sin dinero acumulado en los bancos para invertir a largo plazo de forma estable, que su agricultura e industria sólo produce el 10% de todo lo que necesita para vivir en todos los otros aspectos de la vida, no sólo la educación y por lo que se ve obligada a importar de forma sistemática casi todo lo que se consume incluyendo algo tan común como el jabón para bañarse, pueda mantener algo y mucho menos desarrollarse?; ¿Cómo pensar que el desarrollo puede estar basado en la casuística obtención de los dólares americanos, a cambio de estrategias “infantiles”, ya sabemos que de niños malditos, pero infantiles?


Aquí las soluciones.
Resultan infantiles, por ponerle algún nombre, las fatales y dramáticas estrategias para salvar a un país hoy. He escuchado al presidente Díaz Canel decir, aparentemente disgustado y muy enérgico, que ahora en Cuba todo el mundo tiene que exportar. Si Canel fuera el primer presidente que Cuba tuvo después del 59, todavía cabría pensar en inocencia, buena fe y esperanza, pero en el 2019, de inocencia no tiene nada. La exportación fue desde siempre una de las necesidades revolucionarias cubanas, como la es de cualquier país del mundo. Cuba tiene un Ministerio de Comercio Exterior inmenso, dividido en empresas especializadas por sectores económicos, miles de funcionarios, especialistas, oficinas, carros, directivos, regulaciones, etc., que en realidad hoy sólo importan, de exportación muy poco y es bien sencillo de entender, con una economía que produce sólo el 10% de lo que se necesita, lo que es lo mismo a nada, entonces qué se va a exportar.

Cuba es un país destruido en su economía interna, en su agricultura, más en su industria. ¿Como lograr exportar lo que no se tiene o lo que no se produce?, ¿Cómo mantener una exportación estable, lo que significa cumplir con lo que se ha pactado, vendido y cobrado, con una economía enormemente frágil, dependiente cada mes, cada semana, de un dinero que no hay?

Exportar tiene su onda, sobre todo para aquellos que en Cuba se montan en los aviones para reconocer y conocer los mercados destinos, pero que a la hora cero, no tienen en las manos un producto que cumpla en calidad y cantidad con las exigencias de mercados internacionales. De esto podría contar miles de anécdotas, pues trabajé muchos años en Comercio Exterior, con las empresas creadas básicamente para exportar y cada uno de los ejemplos que tengo puede ser peor. Díaz Canel pretende exportar, parece que desconoce que una buena parte de la azúcar que se consume hoy en Cuba se importa, después de haber sido ese país uno de los más grandes productores y exportadores de azúcar del mundo. Díaz Canel quiere exportar, parece que desconoce que el café que el cubano toma es una mezcla de muchos polvos que nada tiene que ver con el fruto del cafeto y que incluso, el café que se vende dentro de las tiendas en divisas, muy caro, no sólo está adulterado, sino que con frecuencia no existe su abastecimiento. ¿Díaz Canel pretende exportar qué? Estamos parados en Martí a finales del siglo XIX, cuando dijo que había que ser culto para ser libre, pero que, al morir joven, no tuvo tiempo a imaginarse cómo se daría buena cultura a 12 millones de personas con lo que todo esto conlleva, sin un centavo prieto partido a la mitad.

La exportación es una de las tareas más repetidas y repetidas durante estos años. Todos tenemos que exportar y esto en realidad sólo ha generado viajes y más viajes de funcionarios y especialistas, y por supuesto gasto de dinero, porque no hemos tenido nunca algo para exportar de forma estable y mantenida, descuento de aquí lo que por cuota teníamos que enviar al CAME o el petróleo que luego de recibido de la URSS y previo acuerdo con ella logramos enviar al mercado internacional. Todo se resumen a buchitos, poquitos, coyunturas, etc., que han logrado entonces pérdida de dinero y mala fama en los mercados internacionales. Queremos exportar, pero también queremos que nos compren bien caro el producto, pero también que el mercado destino entienda la falta de calidad, los incumplimientos de contratos, la demora, etc. Queremos exportar, tal como el comandante Guillermo García dijo que el futuro alimentario de Cuba estaba garantizado y se basaba en el consumo de avestruz, el cocodrilo y la jutía conga.

Entonces como no se puede exportar porque poco se produce en todos los sectores, porque hasta el tema de la exportación de los médicos y técnicos de la salud está en crisis, no queda más remedio que importar a gran escala y llegar a pensar y proponer que el futuro de Cuba dependerá de la importación para la cual ahora mismo no se tiene ni un centavo prieto partido a la mitad. La importación y el regalo son dos cosas diferentes. Se puede conseguir que Japón regale unos carros para recoger la basura, pero: ¿Japón regalará las piezas de repuesto para reparar esos camiones que por el uso mantenido y el mal uso que le van a dar, porque al final el camionero no es el dueño del camión?, Se puede lograr que Viet Nam, increíble Viet Nam, regale un barco de arroz, pero: ¿Regalará Viet Nam un barco de arroz todas las semanas o regalará el aceite y la sal para cocinar ese arroz? Se puede lograr que España, Rusia, te perdonen la deuda que tienes con ellos, al menos la mayor parte, pero: ¿Después de borrón y cuenta nueva, regalaran todos los productos que se necesita para continuar viviendo? Se puedes lograr que no se pague lo que se debe ahora, pero: ¿Eso permitirá pedir nuevos créditos internacionales? La respuesta es NO. Se han agotado las fuentes, se han agotado los acreedores y aquellos empresarios países que aportaron. No existe TODO a cambio de NADA.

Entonces frente a esto, ¿qué se puede hacer? Bueno, geniales en crear imágenes que no existen, tal como los diseñadores de las películas de ciencia ficción, con el ningún pudor a la hora de mentir, apelan a los cubanos internos, a esos que ganan 300 pesos cubanos, no tienen agua, ni electricidad, no ropa, ni recargas para celulares. Crean la ficción de que ahora el país se salvará, con toda una serie de definiciones y acciones internas, para crear tiendas y vender televisores, lavadoras y aires acondicionados y de ahí saldrá el dinero que la economía necesita para abastecer al pueblo y aún más, para desarrollar la industria interna, pero: ¿Dónde están los miles y miles, quizás millones de cubanos que saldrán corriendo a las tiendas a comprarse televisores a los precios que ellos han llamado, irónica y cruelmente módicos? Téngase en cuenta que un televisor que cueste 500 dólares significa 12 500.00 pesos cubanos, que un trabajador con el salario de 300 pesos pasaría casi 42 meses de su vida en conseguir, si es capaz de utilizar todo su dinero para este objetivo. Piénsese que una lavadora que cueste 319 dólares significa 7 975.00 pesos cubanos, que el mismo trabajador emplearía su total salario por el período de 27 meses.

Como esto resulta imposible, entonces, quedan los familiares en el exterior y a ellos el gobierno, sin rubor, ni pena, olvidando todo lo que ha pasado entre emigrados y gobierno, sin cambiar nada que afecte a la emigración, digamos el tema pasaporte cubano, su habilitación, su costo, etc., tal como si todos fueran nuevos, dirige la infantil estrategia, pero: ¿Dónde están los miles y miles, quizás millones, de cubanos emigrados  que van a salir corriendo a comprarle a sus familiares un televisor, una lavadora, un aire acondicionado, todo esto a la misma vez, para además de ayudar a su familiar, soportar económicamente el gobierno cubano, pretendiendo éste que como Japón regaló los camiones y Viet Nam regaló un barco de arroz, la emigración cubana ponga ahora los millones y millones de dólares, porque no es cosa de tres centavos, para ayudar a abastecer a Cuba general y además incentivar el crecimiento de la destruida, inexistente o casi desaparecida producción nacional. ¿Ahora hay que creerle al gobierno de Cuba que está interesado en que mi mamá tenga una lavadora moderna? Apretaron.

¿Cómo y cuándo se verá ese desarrollo, manteniendo hoy paralelamente la educación, la salud pública, el deporte, y los ejércitos como grandes consumidores de dinero?, ¿Cómo se pretende que emigrados y un poco de cubanos dedicados al tan estable mercado negro, sean los encargados de producir el dinero, o al menos, dos de las fuentes principales y más rápidas, porque lo de exportar cacao o café, economías totalmente destruidas y lo de comer carne de avestruz, lleva su tiempo?

No existe emigración, ni venta de refrigeradores y televisores, enmascarada en precios bondadosos e intenciones amorosas, que pueda salvar a un país, menos a uno tan destruido como Cuba. No existe esa emigración, aunque ella misma se disfrace de miles de dólares exhibiendo cadenas de oro, casas con piscina, carros del año, etc. Esa emigración a la que se está apelando, interesada en su mayor parte en seguir ayudando puntualmente a su familia en Cuba, está, en rasgos generales, tan mal o comprometida como el propio gobierno cubano. ¿Cómo si el emigrado promedio hace un esfuerzo; si un gran esfuerzo, por ayudar a comer a su familia, a comprar una medicina, a garantizar que su hijita pueda celebrar sus 15 años, a que su niño tenga uniformes para ir a la escuela o está enviando los culeros desechables para su vieja que está con cáncer tirada en una cama, o todo a la misma vez, se le pretenda cargar con la obligación ahora de colaborar a desarrollar la industria nacional cubana, no como proveedor, no como dueño de fábrica, no como propietario de tierras, sino como anónimo proveedor de dinero. Plata dulce, se llama una inmejorable película argentina.

¿Es infantil o desmadrado?

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