viernes, 11 de octubre de 2019

Ya veo el por qué Cuba tiene lo que tiene


Sería absurdo, por más bien que uno vive, llegar a decir que vivimos en un país sin problemas. La comodidad personal, no nos puede obnubilar el pensamiento. Estados Unidos, la gran potencia mundial, tiene como todo sistema socio – económico terrenal, práctico y real, muchísimas cosas que pueden ser cambiadas para mejor. No yo, sino los propios ciudadanos que aquí han nacido pueden tener, o de hecho tienen, un pliego de asuntos pendientes a mejorar. Asuntos que van más allá, obviamente, de que la pizza tenga más queso o que el mecánico cobre menos por sus servicios.

Costo y calidad de la educación que se ofrece en todo el país, lo que no quiere decir que todo sea malo. Servicios médicos encarecidos, para muchos absurdamente. Medicamentos excesivamente caros, por gusto o por sólo hacer millonarias a las empresas farmacéuticas. Jóvenes y no tan jóvenes grandes consumidores de grandes cantidades de alcohol y droga. Personas que, poseídas por “diablos” entran en un super mercado, en una escuela, incluso en una iglesia y matan a inocentes, antes de matarse o morir en manos de otras armas.

Esto que pudiera parecer el caos, tampoco es tanto, porque, si es cierto, repito, existen miles de problemas, pero es también cierto que, dentro de este país, con más de 300 millones de personas, el hombre de bien, de trabajo, el hombre de familia y amigos encuentra su espacio, encuentra su camino y no sólo vive, sino que vive bien y tranquilo.

Lo sé yo por propia experiencia, llevo aquí solo 7 años y cuando miro el lugar de dónde salí y con él muchísimos otros países, me siento, como dirían muchas personas, que he sido bendecido. Bendecido, con sacrificio. Bendecido con esfuerzo. Bendecido con la cabeza clara para pensar y tomar cada una de las decisiones, cada día de esta vida. La bendición no me ha regalado nada, ni me ha traído nada de gratis.

Este es un país, rico, muy rico y esa riqueza se encuentra en cualquier lugar, centímetro a centímetro.

Estas fotos son de mi Nebraska, tomadas ayer por un orgulloso habitante, en un lugar cualquiera del Estado que yo acabo de ver en FaceBook. Nebraska es así, campo. Campos y granjas organizadas, que llegan a verse lindas y campesinos dueños y empleados orgullosos.

Como ya he dicho estamos justo casi en el medio de los Estados Unidos entre Kansas y Dakota del Sur de forma vertical.  Tenemos dos ciudades grandes, Lincoln y Omaha, otras ciudades más pequeñas y pequeñitos pueblos, todos unidos por una inmejorable red de autopistas, carreteras, caminos, etc., tal como en cualquier otro país del mundo desarrollado.

Es cierto, Nebraska es campo. Cuando caminas de una ciudad o pueblo a otro, lo que se ve es tierra, campos, lagos, siembras, ganado, granjas, almacenes, camiones y maquinarias agrícolas. Es raro ver terrenos olvidados, matorrales salvajes, etc., por el contrario, lo que impresiona es el aprovechamiento de cada uno de los espacios, de cada centímetro de la naturaleza. En un clima que tiene, entre frío, nieve y hielo, casi 6 meses de invierno, caminas para allá y puedes ver que están arando la tierra, preparándola; caminas para acá y puedes ver la siembra de maíz, soya, frijoles progresar de tan linda manera, que todo parece una foto o pintura, la similitud de los sembrados parecen matas plásticas. Vuelves a pasar y puedes ver a máquinas modernas recogiendo, cosechando lo que se había sembrado meses antes; vuelves a pasar y ya están preparando la tierra nuevamente. Igual pasa con el ganado, el que puedes ver caminar de un lugar a otro, con la tierra cubierta incluso de nieve. Ganado sano, grande, podríamos decir irónicamente que feliz. Así, ciclo del hombre contra la naturaleza donde, la organización y el tiempo exacto, salva la vida y, sobre todo, crea riqueza. Los granjeros de Nebraska, imagino que de toda la Unión, son ricos, poseedores de fortunas a veces millonarias. Sus empleados, no quieren ser ingenieros, no quieren ser taxistas, no quieren vivir en las grandes ciudades.

Pienso en Cuba, soy cubano por lo que me cuesta más trabajo pensar en Singapur. Y trato de imaginar o entender, como a algunos se les ocurrió comparar lo que pasaba en esa pequeña isla con cierto atraso en el campo, con el imperio moderno y más poderoso del mundo. Recuerdo los campos cubanos, por los que caminé algo y lo que me viene a la mente es pobreza, limitaciones, maquinarias viejas, tecnología atrasada, machetes, yuntas de bueyes, guatacas, sacos de yute, campesinos pobres y deprimidos, mal vestidos, que conservaban, con cierto orgullo, sus casas de palma, guano y piso de tierra, orgulloso atraso y, sobre todo, mucha hierba, muchos matorrales, mucho marabú, mucha tierra, buena, si es verdad, pero improductiva y olvidada.

¿A quién se le ocurrió, tumbar los árboles frutales y los maderables y liquidar las tierras de malanga, plátanos, aguacates, cebollas, ajos, para sembrar caña, donde ni los colonizadores españoles en 5 siglos la sembraron?, ¿A quién se le ocurrió construir en Camagüey, la inmensa cervecería que no ha podido nunca trabajar a 100% por falta de agua, contradiciendo la opinión de expertos europeos de siglos de tradición en fabricación de cervezas?, ¿A quién se le ocurrió instalar la mayor textilera de América Latina en Santiago de Cuba para convertir a Cuba en la mayor productora de telas en el mundo?, ¿A quién se le ocurrió construir la central nuclear de Juragua, en un país chiquitico como Cuba?, ¿A quién se le ocurrió deshacerse de la vaquita criolla, aquella que producía contra viento y marea, 4 o 5 litros de leche durante toda su vida, sin medicina, sin cuidados intensivos especiales y sustituirla por la F 1, que necesitaba comer pienso mejorado ruso y tener música indirecta en las vaquerías y alguna que otra atención psicológica para dar leche?, ¿A quién se le ocurrió que las personas en pleno siglo XXI, pueden sobrevivir comiendo soya en todos y cada uno de los productos comibles y tomables, huesos de vacas sin carnes, pescado enlatados o un pescadito gris, sin nombre, ni apellidos, sin familia, cogidos no se sabe dónde?


No sé a quién se le ocurrió, estas y otras muchas ideas, todas unidas por algo en común, el fracaso. Lo que, si estoy seguro, viviendo donde vivo, es que no fue a los pobladores de Nebraska. A los pobladores de Nebraska, campesinos, no científicos partidistas de batas blancas detrás de mostradores de laboratorios, se le ha ocurrido mejorar las condiciones de su trabajo, hacerse más productivos, aprovechar las bondades de su tierra para sembrar maíz, soya y frijoles y no inventar con extracción de petróleo a gran escala, menos con la industrialización de todo el estado tratando de fabricar barcos en el medio de los Estados Unidos. A los orgullosos campesinos de aquí, se les ha ocurrido, con la llamada riqueza vieja, o sea, la tierra, producir más dinero y con ese dinero producir más dinero y más dinero, sabiendo que han tenido que invertir y volver a invertir.

Nebraska con casi 6 meses de invierno, hoy estamos a 11 de octubre, oficialmente en otoño y nos levantamos con 35 grados F., lo que significa más menos 2 grados C., es el granero de la Unión, o sea, los granos que aquí se producen sirven para alimentar a más de 300 millones de personas y por supuesto exportar a países como Cuba. Los cerdos y las reses que aquí se crían, sirven para alimentar a esos mismos 300 millones de personas y exportar a países como Cuba. No tenemos aquí una inmensa textilera, no tenemos aquí una extraordinaria fábrica de cerveza, menos una central nuclear, pero tenemos agricultura y eso nos hace ricos. La vaquita de origen japones KOBI, según expertos, la mejor carne de res del mundo y por tanto la más cara, se cría ahora en Nebraska y aunque parezca increíble, Japón nos la compra para vender a sus habitantes. El maíz oriundo de México, formador inseparable de la cultura y la historia mexicana desde muchísimos años antes de la llegada de los conquistadores españoles, sin el cual los mexicanos no pueden vivir pues constituye un por ciento muy alto de la alimentación de ese pueblo, que a veces solo como maíz y nopal, una parte de ese maíz se produce en Nebraska.

Entonces mirando las fotos que en un lugar cualquiera de Nebraska alguien tomó, no para una película de Hollywood, ni un documental de cine independiente nebraskeño, veo el por qué hoy Cuba tiene lo que tiene.

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