viernes, 18 de octubre de 2019

Trampa para ratones.

“Trampa para ratones (ratonera) es la nueva medida tomada por el gobierno ante la inaplazable y perentoria necesidad de dólares americanos. Ahora los familiares que viven en el exterior pueden hacer operación digital o sea transferencia bancaria de dinero desde la comodidad de sus casas y el dinero ingresa en una cuenta sin gravamen alguno, pero no se podrá sacar ese efectivo, solo servirá para comprar en las tiendas del gobierno que dicen empezaran con mínimo de surtido de productos y que con el tiempo "aumentará".

El diseño del sistema es lo que no funciona y estas son medidas paliativas de carácter provisional en medio de la desesperación. Este diseño implica que el gobierno se queda con el dinero para administrarlo e invertirlo de forma “planificada” en los distintos renglones de la economía y del resto de los sectores de la vida diaria de la mayoría de las personas.  Los salarios son bajos y el gobierno dice que los servicios más importantes como la salud, el transporte y la corriente son subvencionados por eso las personas no pagan impuesto. Lo anterior en el plano teórico es magnífico, pero en Cuba ha quedado demostrado que en la práctica no funciona. Todo es un desastre y la gran mayoría de las personas son víctimas de este sistema caduco y contraproducente que lejos de generar riquezas lo que ha hecho es repartir la pobreza. La casta social a la que pertenecen los jefes, que son los que toman las más importantes decisiones, le piden al pueblo aguantar, resistir y que la culpa la tiene "el enemigo" en el caso de Cuba el gobierno de los EE. UU. 

Lo anterior me recuerda al comandante Guevara cuando dijo refiriéndose al momento de la llegada del Granma que había sido más un naufragio que un desembarco. No pudo imaginar que aquello sería así después de dejarse engatusar por Fidel en México cuando le decía que todo lo tenían milimétricamente calculado. El Che salió de aquel episodio de milagro, hay que ver de día aquel lugar formado por pantanos y manglares humanamente imposibles de vencer para la mayoría de los hombres. Esto es un barco sin timón desde el primer día enmascarado por la existencia de un grupo de países que por conveniencia de todos mantenían a Cuba "funcionando" a cualquier precio. Ese grupo se desintegró y Cuba colapsó, así de sencillo. Ahora los responsables no quieren soltar, se aferran haciéndolo más demorado y más profunda la caída inevitable”.
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Añoro que llegue el día en que pueda levantarme y pensar en colores sobre Cuba. Sé que haría felices a muchas personas, pero en realidad, aún no puedo. Pienso en cómo poder escribir sobre el tocororo, nuestra ave nacional o los papagayos, ambas aves de una singular e inigualable muestra de belleza, capaz de impresionar desde siempre, incluso en fechas tan tempranas como en la conquista española. De nuestras playas y en los tan diversos colores en que se reflejan sus aguas cristalinas. De esa infraestructura “linda” construida para el turismo, museos, restaurantes con música tradicional incluida, parques, hoteles, etc. ¿Cuánto daría un cubano común, no sólo por disfrutar, sino por tener la paz para llegar a valorar y enamorarse de los colores, las comidas, las líneas de la arquitectura, las bellas y modernas iluminaciones, incluso la música tradicional cubana, con la típica guayabera cubana y el sombrero de guano?

Veo en las redes, y no dejo de asombrarme, a muchas personas, aparentemente interesadas en la realidad de los lugares donde viven e incluso muy críticos con esa realidad, preocupados además por los pingüinos del Polo Norte, el fuego en la selva amazónica, los habitantes que están luchando en las calles de Ecuador, etc., que cuando hablan de Cuba, sólo tienen reseñas en colores, con almíbar dulce e incluso añoranza romántica. Personas que, pretenden desconocer lo que está pasando dentro de esa isla y van allí a disfrutar, amar sus playas, amar sus fiestas, por supuesto, dejando rastro de todo esto en sus redes para sus amigos, que no dudan inmediatamente en ponerles un like, o hacer un comentario más melosos, de esos que dicen: lindo, maravilloso, que gran oportunidad, disfruta, ¡oh mi playa!!!, ¡oh mi Varadero!!!!!!!, etc., y no exista, tanto en el origen como en los seguidores, la menor idea de decir: ¿pero bueno, qué está pasando más allá de esas fotos?, ¿Cuál es la realidad verdadera de la verdad cubana? No sé cómo los que van a disfrutar, lo que quizás antes nunca pudieron disfrutar y sus seguidores “redecianos”, no se toman un minuto para mirar a Cuba con el mismo lente que miran a los gobiernos donde viven, de los cuales aparecen como grandes críticos. ¿Miedo, terror, hipocresía, desgaste, desinterés, oportunismo, olvido, venganza? Es lindo, no lo dudo, el poder hablar de tu país en colores, pero, cuando la realidad está en blanco y negro, hasta la mayor posición real de ingenuidad, es cuestionable, posición de la cual sólo se salvarían los mongólicos de verdad, los que tiene certificados médicos que lo avalan en la vida.

Cuba está estrenando una nueva estructura de gobierno, que ya sabemos, lo único que hizo fue renombrar a los mismos y darle agua, como a las fichas en el dominó, a las funciones y muy rápido esa estructura, quiere demostrar que está trabajando y está trabajando bien, entonces anuncia un paquete de medidas, para salvar “nuevamente” al pueblo cubano. Llega a ser una tragedia cómica, porque el pueblo de Cuba, todos los días está tratado de ser salvado. Es como un paciente grave que está en coma total tirado en una cama de cuidados intensivos, que cada turno de médicos que entra, le pone un nuevo medicamento dentro de un nuevo suero, le pasan la mano por el hombro y le preguntan: ¿Te sientes mejor? De ahí lo tragicómico, se le está preguntando a un tipo que está en coma total por su padecimiento, esperando que el paciente levante un párpado y diga: _ gracias médico, estoy mejor.

“El Terrible”, me recomienda que vea la Mesa Redonda dedicada a este tema y entonces, he abierto un hueco para “echarme” el programa informativo completo y que nadie me lo cuente, dejando a un lado mis pensamientos sobre el tocororo y las lindas guayaberas. No puedo olvidarme de Cuba, aunque esté hoy en blanco y negro, tengo allí aún familia y amigos.

La Mesa Redonda, espacio ya tradicional en las tardes de la televisión cubana, sigue presidida por el presentador Randy, quizás una de las figuras más desagradables que haya enfocado una cámara de TV, cuya única función allí es, tal como las claves cubanas, marcar el ritmo de la música. Randy, de la cual la otrora prestigiosa escuela de periodismo cubana debería estar abochornada, tiene desde hace muchos años ya, las mismas caras, los mismos comentarios, las mismas posturas, para atender a sus invitados, que todos sabemos que no son suyos, sino que son los invitados que alguien le manda. Fácil forma de ganarse su salario y obtener algún que otro beneficio. ¿Ay, Randy, que vas a hacer cuándo todo cambie?

Resumen de todo lo que he visto sobre todo lo “nuevo” que está pasando en Cuba: La filosofía de trabajo hoy del gobierno cubano, marxista-leninista, fidelista, martiano, democrático y antimperialista se reduce al siguiente refrán popular, “Ladrones abstenerse, la administración no admite competencia” Miren que fácil  y en cuántas pocas palabras se puede resumir las miles y miles de cuartillas escritas por Marx, Engels y Lenin, más de todos los que además han interpretado lo que ellos escribieron, más todos los que han tratado de inventar algo nuevo  y a cuánto se reduce todo el postulado económico teórico que sirve de sustento al trabajo de todo un gobierno, que afecta obviamente, a todo un pueblo, este caso específico de casi 12 millones de personas in situ.

Díaz Canel, a pesar del poco tiempo en el fuego, esta quema´o ya con el pueblo, entonces le ordenó a su Vice que fuera él a poner la cara frente a las cámaras y que se embarrara a sólo pocas horas de haber llegado a su cargo. Díaz Canel, cansado de la burla hacia su inoperatividad, delega.

Ahora, en boca del nuevo Vice Salvador, en un salón presidido por el vitral Sol de América según lo ha nombrado Randy, la “nueva” justificación es que el llamado bloqueo ha limitado las remesas familiares de origen Estados Unidos, ha apretado el cerco de las transacciones que Cuba puede hacer en el exterior y la “nuevísima” idea de captar la enorme cantidad de dólares que está saliendo del país para comprar en el exterior determinados productos que, luego de ser introducidos legalmente, se comercializan de forma irregular. Todas las medidas que se anuncian tienen el también “nuevísimo” objetivo de reaprovisionar la industrial nacional y las cadenas de tiendas, para de esta forma potencializar el mercado interno.


Con estas ideas, que el Vice tuvo que leer para no equivocarse, entendamos que, aunque lleva muchos años de dirigente, en realidad es nuevo en el recién creado cargo, basta para definir que todo esto es una gran mentira, dicha por enormes e inigualables mentirosos, que sólo pretenden una vez más engañar a los más débiles, no económicamente, sino de cerebro. Salvador habla de quedarse con los dólares que ellos no producen, de manejar un dinero que no es de ellos, y que, como todos sabemos, lleva muchos años saliendo de compra en el exterior para resolver verdaderamente los problemas de ese pueblo. Salvador, quiere decir que ahora descubrieron eso que él llama comercialización “de forma irregular” para desconocer, o hacer creer que desconocen, que si algo ha sido estable, se ha desarrollado y hecho fuerte, si algo los cubanos respetamos y queremos, es precisamente a esa forma irregular que no es más nada que el inmenso y super abarcador mercado negro.

El mercado negro, debido a la escasez que siempre ha existido, es tan viejo como el propio triunfo de la revolución del 59 y luego del gobierno comunista. No ha existido un momento en que en la Cuba de Fidel y de los otros, no se haya apelado a él. Recuerdo tener 5 o 6 años, o sea, 1968–1969, cuando mi abuela Mama Yuya, frente al nacimiento de mi hermano Iván, mientras mi madre trabajaba y estudiaba decididamente para la revolución, me llevaba de fachada inocente, para embarajar, para despistar, a una casa que había muy cerca de mi casa, donde vivía un campesino, cuyo nombre recuerdo y no mencionaré porque aunque sé que está muerto, pueden ir a buscarlo al cementerio para tratar de sancionarlo y allí compraba las viandas, malanga, boniatos, leche, arroz, sobre todo que mi recién nacido hermano necesitaba para su desarrollo. Eso lo recuerdo muy bien, mi abuela, la sombrilla para el Sol y yo de acompañante. Recuerdo no sólo el nombre, sino la cara del tipo con su lunar, su sombrero, su tabaco, la cara de la hija que era obviamente mayor que yo y que por momentos atendía el negocio, el ambiente detrás del portón, la vaca que allí había. Mi abuela, desde tan temprano, mientras mis papás luchaban para otros y creaban su respetable prestigio, tenía una sola preocupación, con revolución y con comunismo, con policías y registros, con restricciones, con posibilidades de ser multada o llevada presa, sus nietos comerían malanga.

Salvador, negro, probablemente de origen muy humilde, de seguro superado culturalmente gracias a la revolución y que gracias a su fidelidad política ha llegado a uno de los escaños más altos de la dirección de un país, MIENTE. Él sabe cuál es la solución, él sabe que lo que está diciendo se ha repetido miles de veces sin resultados, él sabe que ese país no va a ningún lugar, pero sin mirar a la cámara, o sea, sin mirar al pueblo para el que está hablando, prefiere decir nuevamente que ahora sí salvará al país y habla de ventajas, de garantías, seguridad, etc. Ventajas, garantías, seguridad, que el pueblo de Cuba, aunque se aprovecha bajo aquel refrán popular convertido en filosofía de vida de que “ladrón que roba a ladrón, tiene cien años de perdón”, no confía. La historia de este último período es precisamente la no garantía de nada. Hoy el gobierno se hace el bobo con relación al color azul, aparentemente se aprueba, se te permite incluso pintarte con él, y mañana, sin muchas explicaciones, de ponen 15 años de privación de libertad más el decomiso de hasta las propiedades de tu abuela, por sencillamente haber hecho caso y creerte que lo del color era definitivo y serio. Los cubanos estamos cama´os en estos ilusionismos. ¿Sólo averiguar por qué no ponemos nuestro dinero en los bancos del gobierno?

A partir de la pobre introducción del vicepresidente, que no hizo más que respaldar la introducción que ya había hecho Randy, el presentador, se sucedieron los ministros, cada uno apoyando lo de las medidas que beneficiarían al pueblo. Las recomendaciones del que arma  y dirige el programa son claras: _ no miren a la cámara para que sus ojos no los delaten, no se preocupen por el público que van a ver dentro del estudio, sería mejor tener esculturas de mármol blanco de Carrara, pero como saben está casi en desaparición, por lo que nos es más económico traer a personas, ellas no van a preguntar nada, sólo están para refrescar la cámara con otra imagen, para que ustedes puedan tomar un poquito de agua, secarse el sudor, sacarse los mocos, etc., digan ustedes lo que quieran, los periodistas mañana sólo hablaran de sus magistrales intervenciones, no se preocupen por los televidentes, ellos son los viejitos de más de 80 años que no pueden hacer más nada que sentarse en un sillón frente a la TV y alguno que otro aún descerebrado que cree lo mismo en el desarrollo económico de Cuba que en la amistad y solidaridad que vamos a desarrollar con los extraterrestres a partir del siglo XXV. No se preocupen por nada, tenemos que llenar este espacio televisivo para no dejar morir la Mesa Retonta, que como ustedes saben ha sido el escenario de las más grandes mentiras que se han dicho en estos últimos años. Sólo les pedimos que mencionen varias veces al pueblo, al pueblo que vamos a partir de ahora a salvar, mencionen paralelamente cada vez que se queden en blanco y quieran llamar la atención, al imperialismo, es una fórmula que no falla. Claro, siempre que tengan que hablar sobre un aspecto cualquiera, digan que Fidel ya lo había recomendado y comenzado a poner en práctica, sólo que su desaparición física le impidió ver los resultados.

Y entonces con esas premisas, cada persona habla de garantía, servicios de postventa, seguridad para “nuestro pueblo”. La idea de nuestro pueblo es la más linda de todas las ideas propuesta, es una definición cariñosa, que siempre pone a los dirigentes fuera, en la frontera de algo que hay que salvar, y al que a todas luces no pertenecen.

¿En que se basa ahora el desarrollo? Bueno, ahora el gobierno, aprovechando los innegables resultados positivos del mercado negro, pretende, cosa que tampoco es nueva, ser él mismo el mercado negro. Es bueno decir que eso que llamo mercado negro, o una manera “informal” como la llamaría mi madre, merece en Cuba, un ministro, un viceministro y toda la estructura, o sea, oficinas, carros, computadoras, etc. Sería un buen reconocimiento, de seguro más apoyado por el pueblo, que se nombre a un ministro de mercado negro y se le lleve al Consejo de Ministros de Cuba. Esa manera informal pudiera ser nombrada como uno de los mayores logros de la revolución.

Necesita el gobierno dólares americanos y se los pretende sacar descaradamente, sin esconderse, a la familia que está fuera de Cuba, la misma familia que todavía hoy es llamada gusana, antipatriótica, hijos de malas madres, etc. Queda definido que el socialismo cubano, después de 60 años de desastre mantenido, necesita del sistema capitalista, sobre todo del capitalismo norteamericano, para vivir. Queda definido que ahora la estrategia es buscarse los dólares, aunque el banco informa que las cuentas pueden abrirse en cualquier moneda de donde exista un cubano emigrado, desde yenes japoneses hasta coronas suecas y noruegas. Queda definido que el gobierno no tiene cómo vivir y de ahí la escasez y que necesita de un nuevo apoyo de la familia cubana, dividida, echada, maltratada, robada, durante estas seis décadas. Queda definido que no tienen a nivel de gobierno, quiénes inviertan allí y que la presencia de los españoles, mexicanos, italianos, etc., es cada día menor y con menos dinero. Queda definido increíblemente aún, que, una vez más, no es culpa de la mala administración incapaz de producir boniatos, sino del enemigo externo, tal como el cuento de los tres cerditos, donde el lobo nos está acechando constantemente.

Ahora los cubanos de la isla y los que estamos afuera, tenemos un nuevo problema y sobre todo una nueva misión. Cuba se maneja con tres monedas diferentes para el pueblo. Los pesos cubanos, cada día más simbólicos en su potencial de adquisición, los CUC para las tiendas donde se tiene que comprar el 80% o más de lo que se consume y ahora una tarjeta magnética que representará a una cuenta bancaria respaldada en la moneda que se quiera enviar, para comprar en tiendas especiales que se abrirán y que venderán, nada más y nada menos, que aires acondicionados, motocicletas eléctricas, refrigeradores, televisores, etc., cuyos equipos tendrán una magnifica red de servicios de garantías y de postventa, lo que hace diferente este tipo de compra para esta ocasión.

Estuve en Cuba hace sólo unos meses y a mí llegada encontré en la casa de mi familia, un refrigerador con la máquina quemada, las dos lavadoras que existen rotas y la olla, llamada por los cubanos “reina” sin funcionar. NINGUNO de esos equipos, vendidos en Cuba por el gobierno a muy alto precio en comparación con el mercado internacional, más que de vital importancia para la familia cubana, tienen hoy el más mínimo servicio de reparación o piezas de repuesto. No existe para esa familia cubana la posibilidad de arreglar, en pesos cubanos, ni en CUC, nada. Sólo cuento mi experiencia. Llamadas por teléfono, averiguaciones con vecinos, búsquedas de alternativas, días de espera. CERO resultados.

Solución. MERCADO NEGRO. Un mecánico que trajera una máquina de uso, nuevas no aparecían, quitadas de un equipo con 8 años de uso, que tenía gas resuelto en su taller y que pudiera, a un precio en el que puedo comprarme aquí un refrigerador nuevo, resolver el tema en un refrigerador ruso que tiene más de 25 años de trabajo, pero del cual no podemos prescindir. Un mecánico, por la izquierda, que se responsabilizara con echarme a andar las dos lavadoras con las piezas de repuesto, cables, etc., que se obtienen en la “economía informal. Talleres para la “reina” casi cerrados por falta de piezas para reparar, desconocimiento de cuándo pueden aparecer las piezas. Siete tiendas recorridas para encontrar una olla nueva, precio único del único modelo que existía, chino por supuesto. Pago en CUC bien caro, tan caro como varios salarios promedios de varios meses de trabajo. Entonces hoy, esos ministros tienen la desfachatez de hablar de servicio de postventa y garantía, para convencer a la familia de emigrantes que envíen dinero para las nuevas compras, que no tiene nada que ver con el dinero que envían para las otras compras y la ayuda o mantenimiento de sus familiares en Cuba. No es descaro, es otra palabra peor que ahora mismo no me aparece en mi español.

Entonces ahora, a esos “comedores de vaca” tenemos que creerle, los cubanos de allí y los de aquí, que derecho tenemos porque se nos está pidiendo la ayuda, que se va a recuperar y más, desarrollar la industria nacional, más resolver las necesidades del pueblo cubano, con el dinero que se recaudará con la venta de aires acondicionados y motos eléctricas. Lo que es dirigir un país sin respeto y, sobre todo, sin contraparte. Lo que es dirigir un país, tal como si se dirigiera una granja de cerdos, o peor.

Nací, crecí y viví todo el tiempo que estuve en Cuba, rodeado de aires acondicionados, en los momentos que tratar de enfriar el aire para dormir se llevó a un asunto de clases, o sea, los proletarios que no tenían y aquellos, con rezagos burgueses que necesitan mantener aquel invento capitalista, que, si es cierto que garantizaba dormir mejor físicamente, debía crear pesadillas proletarias. Pudiera entonces escribir un libro, contando todas las maniobras que conozco se hacen para tener aire fresco en el cuarto. Conozco de máquinas nuevas y reparadas, cables, de relojes contadores caídos, desconectados, trabados con hormigas, de tomas de corriente, de subir a techos temprano al amanecer, de subir de nuevo en las noches, de vigilar a inspectores, de camuflaje para los equipos para evitar incomodar a los vecinos, de tapar las puertas de los pasillos, etc, etc, etc. Recuerdo a mi hijo Jonathan, paradito en su cuna a cualquier hora del día, señalando a la careta plástica del aire acondicionado, diciéndome: _ Ponlo. Y yo decirle: _Tienes que esperar a que sea de noche, para poder violar los procedimientos. Conozco de multas y corte de cables.

Y entonces ahora, según el gobierno, para satisfacer una demanda de una parte del pueblo y con el objetivo de quedarse con los dólares, una vez más, se propone vender aires acondicionados, grandes consumidores de electricidad, en momentos donde se está apagando las empresas para ahorrar electricidad y metiendo apagones en el sector residencial y paralelamente, se prohíbe que yo le envíe a mí familia dos hornillas eléctricas para que puedan reparar su cocina y puedan, no dormir mejor, sino cocinar para comer. 
Qué locura, que ironía, hasta hace poco tener un aire acondicionado y querer echarse aire fresco era un problema ideológico, en no pocos casos argumentado como enriquecimiento ilícito, aburguesamiento y nivel de vida por encima del pueblo y ahora es una solución a un problema de la economía socialista. Que mentira, gobernantes interesados en satisfacer esa demanda de una parte del pueblo, imagino que del pueblo que nada tiene que ver con los apagones, las largas colas en las paradas de ómnibus, el desabastecimiento de alimentos, etc., o sea, imagino que están hablando de ellos mismos, sus familiares y amigos.

¿Pueblo cubano con aire acondicionado y motos eléctricas?, ¿Pueblo?

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