Romanos en Nebraska. 5 de octubre de 2019. |
No creo que
la anexión sea la idea ahora en el 2019. No he escuchado nunca a nadie querer
entregarle en una caja de regalo la isla al gobierno norteamericano. No creo
que Estados Unidos esté luchando por anexarse a Cuba y no creo que ningún
cubano que esté en su sano juicio, ni tan siquiera aquellos que hoy son dueños
de la imagen más reaccionaria o de derecha, estén interesados en esa práctica.
Es curioso porque tampoco he escuchado sobre la posible aplicación para Cuba de
un estatus, hasta cierto punto cómodo, como el que disfruta Puerto Rico.
Se habla de
la libertad de Cuba, lo que quiere decir libertad dentro de la libertad que
ella formal y estructuralmente tiene como nación independiente. Significa
liberar a un país de una forma de gobierno que cuando ha tenido que caminar
solo, o sea, precisamente después de la caída del llamado campo socialista, ha
venido gracias a la gravedad en caída libre o en acelerado movimiento de
barrena hacia abajo como los aviones, hasta llegar a estrellarse contra el
suelo y tener lo que tenemos hoy, que es nada. Digo gracias a la gravedad
porque creo que de no existir ella, la isla, por su desastre mantenido, ya
hubiera abandonado el planeta y estaría flotando junto a estrellas, asteroideos
y planetas.
Nadie
quiere una anexión, pero siendo sinceros, Cuba si necesitará de una ayuda en
grande, con mayúscula. De un interés supremo, más allá de un negocio puntual,
por sacar a un país entero del hueco donde una mala administración mantenida
por décadas, lo tiene metido. De una ayuda, colaboración, inversión que muy
pocos países en el mundo hoy pueden e imagino quieran dar. Cuba no resuelve con
negocitos mixtos con empresas mexicanas, panameñas, españolas, italianas, que,
si es cierto que le han alargado la vida al gobierno, también es cierto que,
hasta donde han podido, han sacado grandes beneficios de la economía cubana. Cuba
no resuelve con 2 o 200 “paladares” y bares caros. Cuba no puede depender de
que un barquito de petróleo de Venezuela llegue hoy o la semana que viene y
entonces tener y no tener para producir energía eléctrica. Cuba no puede
depender de que el poco tabaco que tiene, el poco café que produce y un poquito
de ron que fabrica, sean los responsables, no de mantener, sino de abastecer a
11 millones de personas, más todo lo demás que como todo gobierno se desprende.
Cuba no puede depender exclusivamente del turismo, poco ha resuelto ese sector
desde que el Comandante lo nombrara como la “locomotora sin humo” que salvaría
a la economía cubana.
Cuba
necesita de una súper potencia que ponga a jugar su dinero, miles y miles de
millones de dólares, para sacarla de la caída libre. Cuba necesita para poder
salir a flote, lamentablemente, endeudarse a futuro con el objetivo de poder
pagar el presente, aunque la deuda tenga, como siempre, aristas complicadas y
se les deje como encargo hasta los bisnietos de los que hoy allí viven. Será una
buena forma de hacer llorar a los niños, al suspenderse la nalgada por abuso
infantil, se les diría no sólo has nacido en Cuba, sino que ya estás endeudado.
Esas súper
potencias capaces de meter esa cantidad de dinero en Cuba en estos momentos son
tres, no hay más: Rusia, China y los Estados Unidos. No existen otros países
capaces de poder hacer algo al nivel que se necesita, que yo declaro, no saber
exactamente cuál es, ese número, esa inversión, resulta imposible de imaginar por
los simples mortales. Latinoamérica está al romperse, salvo economías muy
específicas que nada quieren saber de Cuba. Europa está totalmente endeudada,
con algunos de sus países declarados en bancarrota, término que no sabía que se
podía aplicar a un país entero. África, bueno África está entre nosotros aún
gracias a la gravedad, sino estaría junto a Cuba flotando en el espacio
exterior. Visto todo esto a nivel global, porque sabemos que existen cubanos en cada una de
estas geografías y viven mucho mejor que en Cuba.
Entonces, hoy
Rusia no es la URSS y no veo exactamente claro cuál es su estrategia. Entre
Rusia y Cuba existen 10 777 kilómetros, lo que significa varias semanas de
viaje en barco. Tiene hoy una población de más de 144 millones de personas a las
que priorizar. Rusia aparece y desaparece, promete apoyo, pero quiere cobrar. Putin,
cosa acertada, dice que su problema son los rusos, que no quiere compromisos
con muchos más y que mientras pueda cobrar hay negocios, sino “ni el Sol te da”.
Ya conocemos, porque los tuvimos dentro, ellos tienen un idioma que no gusta a
los cubanos, mecanismos que no entendemos y una cultura que nada tiene que ver
con nuestro pasado hispano africano y nuestro gusto por la cultura norteamericana.
Rusia podría ser un buen socio comercial en tiempos normales, pero no creo que
estén, una vez más, interesados en dedicar gran parte de su economía, sin
obtener mucho en algunos años, sólo para “salvar” a Cuba.
Luego está
China. Los siempre sonrientes chinitos, no son fáciles a nada. China nos queda más
lejos que Rusia, o sea de La Habana y Beijing hay 13 613 kilómetros. Como
mínimo con la carga ya arriba, un barco necesita alrededor de 50 días con buen
tiempo para llegar a un puerto cubano. Con una población de 1 406 829 067
chinos, número que incluso es difícil de leer, tiene el gobierno chino
muchísimos problemas que resolver internamente como para responsabilizarse con
echar para adelante la devastada economía cubana. China, porque son magos y un
poquito violentos para el interior, mantiene un invento capitalista – comunista
simultaneo, lo que le ha permitido hacerse multimillonaria en dólares, los
chinos quieren vender y cobrar, quieren, como buenos comuni - talistas, hacer
negocios, donde el gran imperio salga favorecido. China, si es cierto que ha
desarrollado algunos sectores económicos y una parte de su enorme población ha
escapado, tiene millones de chinos que aún están “embarcaos” como decimos en
buen cubano. Como se sabe, toda China no es exactamente las bellas imágenes que
se pueden ver en los documentales de Neflix. Ni hablar de nuestras diferencias culturales
como naciones y la opinión que pueden tener los cubanos de los chinos y
viceversa. Como son chinos, cualquier encargo tiene que ser pagado antes de que
ellos ordenen la producción, lo que significa que se acabaron los hermanos y el
mantenimiento de un bloque socialista, primero el dinero tiene que entrar a un
banco chino para luego invitarte a tomar té. A los cubanos nos gusta el arroz
frito y las maripositas chinas, lo que no quiere decir que seamos o nos gusten
los chinos.
Entonces
queda, nada más y nada menos que Estados Unidos, “nuestro enemigo jurado” desde
hace muchas décadas. ¿A Estados Unidos le interesa Cuba? Desmontemos ese mito,
vivo en Nebraska hace casi 7 años y es difícil encontrar a alguien que sepa que
Cuba existe. ¿Necesita Estados Unidos para su desarrollo mantener relaciones
económicas estables con la isla? Para nada. La Unión puede vivir bien y eternamente,
aunque Cuba desaparezca debajo del mar. ¿Qué le puede aportar Cuba a Estados
Unidos, que este país no tenga? Nada, no nos engañemos con las ideas que nos metieron
en la cabeza.
Sin embargo,
visto a la ligera, pues habría que comprobar intereses y tirar números, podría
ser Estados Unidos, a mi modo particular de ver las cosas, el único país que
pudiera favorecer y comprometerse con el renacer cubano, por más que a muchos
les duela.
Primero, está
tan cerca Cuba de la Unión, más cerca está Miami de La Habana, que, de Washington
DC, que tal parece que podríamos irnos a pie desde el norte del occidente cubano
hasta las costas norteamericanas; en un avión desde la Florida con café
incluido, el viaje no llega a una hora. Hay personas que han viajado entre las
dos costas en lanchas, balsas, cualquier otro artefacto que ha flotado, velas
de surf e incluso nadando. La cercanía es un aspecto fundamental para los
negocios. Los aviones de combate recorren la distancia en 7 minutos y con una
lancha rápida podríamos ir a ver una película a un cine en Miami y regresar
para tomar café en Cuba antes de dormir.
Segundo,
Estados Unidos tiene la economía que no tiene China, ni Rusia, no nos
engañemos, al margen de todos los cálculos de PIB, deudas, etc., etc., etc., y
números que publican los expertos, la economía norteamericana es rica, sólida y
estable. Estados Unidos posee los mecanismos probados y el desarrollo industrial,
agrícola, bancario, etc., para desarrollar económicamente a un país, cosa que
China y Rusia, por razones obvias, aún están aprendiendo y experimentando.
Acabo de escuchar que Estados Unidos da el 92% de la ayuda que el planeta da a
otros países, por lo que está reconocido como el país que más ayuda dentro de los
que más ayudan.
Estados
Unidos tiene una probada cultura democrática, de libertad individual y un
marcado sentimiento anticomunista, cosa que los chinos no pueden tener, pues aún
son un país, aunque extraño, que se llama formalmente comunista y los rusos,
aunque es cierto que renunciaron a ese sistema desde la década del 90 del pasado
siglo, mantienen una cultura tan monopólica como el viejo sistema, con un Putin
a la cabeza que no sabemos si es el presidente de un país libre y democrático o
sigue siendo un representante del partido comunista tradicional. La cultura democrática
norteamericana, podría convertirse en un motor impulsor que ayude a Cuba,
podría, con tal de acabar, como el propio gobierno norteamericano dice, con el
comunismo en el hemisferio, convertirse en la palanca de fuerza que apoye la
decisión de echarle dinero a Cuba y esperar a que ese dinero crezca, se
desarrolle y pueda ser recuperado, sin que los norteamericanos de pueblo tengan
que dejar de comer y tomar cervezas.
Tercero, a
los cubanos nos gusta el modo de vida y la cultura norteamericana, seamos
honestos. Nos es fácil y familiar el idioma, al menos más fácil que el ruso o
el chino, nos es familiar su comida, su música, las religiones que aquí adentro
existen. Nos gusta la economía norteamericana, sus productos industriales,
pensemos en Ford, Chevrolet, Gillette, IPhone, etc. y sabemos que los cubanos
conocemos y amamos las marcas que mantienen al Imperio. A los cubanos nos
gustan los servicios norteamericanos, Hilton, American Airlines, Western Unión,
Capital One, Master Card, por lo que sería muy fácil adaptarnos a su futuro
consumo. Para colmo de bienes, a los cubanos nos gusta la carne de puerco, el
pollo, la carne de res, las pizzas, las hamburguesas, las papas fritas, los
helados, los asados, por lo que productos como McDonald, Burger King, etc., son,
no sólo conocidos, sino añorados por la población de la isla, curioso porque para
muchos, es una añoranza sin realmente haber poseído el producto. Ni hablar de
lo que disfrutamos de las películas de Hollywood, al verlas, tal nos parece que
son nuestras, que tratan historias cubanas y que los super héroes también
caminan por las calles cubanas y la historia de la Sirenita podría
desarrollarse en Varadero. La idea de visitar el parque Disney, está en muchísimos
cubanos, aunque no sepan exactamente dónde queda, cómo llegar, y, sobre todo,
cuánto pagar para poder entrar.
Si se
camina por Cuba es fácil descubrir la influencia española porque fueron muchos siglos
de su presencia, pero es fácil también descubrir la presencia norteamericana.
Los autos que aún caminan por las calles resistiendo el más inclemente paso del
tiempo, los hoteles y restaurantes más famosos y los cabarets, todos fueron construidos
por la influencia norteamericana en la isla, hasta hace muy poco los cubanos
poseían televisores, lavadoras, refrigeradores, radios e incluso ropas
importadas de los Estados Unidos antes de 1959. El Capitolio de La Habana, no
se parece al Kremlin ruso, menos al Palacio Imperial chino. En resumen, los
cubanos, sobre todo los más jóvenes quieren vivir en “la yuma”, no son muchos los
que se animan a vivir en Beijing o Moscú. Hemingway no vivió en San Petersburgo
y Nat “King” Cole no fue a cantar a la provincia de Sichuan. El edificio FOCSA,
primer edificio con aire acondicionado central en el mundo, no se construyó en Moscú.
Estados
Unidos, es nuestro vecino más cercano, por lo que debería ser, como dice Ruso, como
nuestra familia. Por último, la Unión ha sido el receptor de la mayor parte de
los cubanos que han salido de la isla, de los que no pocos, hoy poseen gran
poder económico. Es cierto que los cubanos hemos poblado el mundo, tenemos
cubanos desde Australia hasta Alaska, en toda Europa, América Latina, Asia e
incluso en África, pero los cubanos de Estados Unidos, con una base fuerte en la
Florida, son no sólo los más en número, sino los más en dinero. Más de 2
millones de cubanos aquí, con representación dentro del gobierno norteamericano,
podría ser una fuerza estimable para soportar no sólo el cambio, sino el
desarrollo cubano, sin intentar, cosa que repito a nadie le interesa, una
opción anexionista.
Para Cuba, ya
no vale la pena buscar culpables, ni tan siquiera pensar en el nombre del
sistema o gobierno, sólo hay que pensar que lo que ha pasado, lejos de resolver,
ha hundido al país entero que ha vivido de una crisis en otra. No vale la pena
ahora mismo hablar de libertad de expresión, ni de pluripartidismo, primero el
pueblo de Cuba necesita comida, ropa, casas, transportes, zapatos, etc. Cuba necesita
economía, productividad, diversificación de su agricultura, el pueblo necesita
tener un techo que no se moje y necesita dormir tranquilo sin pensar en que
mientras duerme las paredes van a ceder y la casa les va a caer encima. Mi abuela
Tomasa, campesina cubana, con un nivel muy elemental de instrucción académica,
no sabía nada de partidos políticos, poco o nada conocía de la redacción de la Constitución
del 40, no creo que pensará en la posibilidad de que existieran 2, 3, 10 periódicos,
mi abuela trabajó fuertemente para comprarse una casa y echar para adelante a
su único hijo, mi padre, como madre soltera. Mi abuela, que no era un político
de oficio, quería tranquilidad, estabilidad económica, quería que no hubiera
represión y que la vida de su hijo no corriera peligro, independientemente de
la cantidad de senadores cubanos en el Senado o que la Carta Magna tuviera más
o menos artículos.
La idea de
derrocar al sistema comunista es precisamente eso, quitar una estructura que no
funciona, o al menos no ha funcionado todavía en ningún lugar donde se ha implantado,
me refiero al comunismo puro, ya no al chino o vietnamita. Entonces estaríamos
hablando de una revolución, no de una evolución y eso es precisamente lo
complicado. Cuando los cubanos hablamos de Cuba, en un por ciento muy alto,
todos queremos cambios, todos culpamos al comunismo de los males y queremos
quitarlo. Eso está claro, no creo que nadie lo duda, pero inmediatamente viene
una pregunta: ¿Cómo?
El
desconocimiento, plagado de inocencia y buena voluntad, sólo hablo de la buena
voluntad, propone, un poco infantilmente, partiendo de la vida que llevamos los
que estamos fuera de la isla que, hoy se decrete la caída del comunismo, ya sea
provocada de abajo para arriba o de arriba para abajo y mañana en la mañana Cuba
y los cubanos disfruten de todo lo que tenemos los que hemos emigrado. Nos
parece así de fácil.
Creo que,
entre otras cosas, muchos han exagerado un poquito lo de los cubanos y la formación
y desarrollo de Miami, por ejemplo, porque a nadie que vive en Londres se le ha
ocurrido decir que los cubanos hicimos aquella ciudad. Entendible porque al dejar
Cuba y no tener patria, hemos convertido el pedazo de tierra donde estamos en
nuestro hogar y hemos sumado y sumado nuestros buenos deseos, sin darnos cuenta
de que, en realidad, ese mismo lugar, Miami, aunque no nos parezca, primero pertenece
a los Estados Unidos, a su historia, a sus mecanismos, a su desarrollo y
entonces ese desarrollo es el resultado de la evolución, del poco a poco, de un
éxito tras otro éxito. Cuba, de momento, no puede esperar por esa evolución, si
Cuba espera por ese ritmo que significaría muchos años, muere. Por sí sola Cuba
necesitaría décadas de buena y exitosa administración, sin el más mínimo error.
Ni el mismísimo Miami, con la invaluable presencia de cubanos muy ricos, se creó
en 24 horas.
Hay personas
que asocian la libertad política, con el beneficio y la estabilidad económica y
entonces nos equivocamos. No todos los que son libres políticamente, en
realidad tienen hoy un futuro estable. Claro hace falta la libertad política,
eso es lindo, hace falta democracia verdadera, pero yo vivo en Estados Unidos,
soy libre y aún tengo que trabajar todos los días para poder pagar mis
consumos. No trabajas, no hay estructura económica, no hay negocios prósperos,
ni la libertad más libre te salva de ir a la calle. Si algo errado trató de
aplicar el comunismo mundial, de lo que Cuba no escapó, fue que la política
subordina a sus intereses a la economía, contradiciendo la propia idea de Marx,
de donde la base económica subordina a la super estructura. Los sistemas socio
económicos, se han establecido por evolución, poco a poco, utilizando lo más avanzado
del sistema anterior o viejo. El comunismo rompe con este ritmo y trata de crear
desde cero toda una nueva estructura, monopoliza las decisiones, estataliza las
acciones y deja afuera al hombre con su capacidad creadora individual. Todo se
subordina a los intereses políticos e ideológicos de un grupo que se nombra
como defensor de todos los intereses, incluyendo las guerras para defender a
otros y como no puede resolver, ni el gran imperio moderno soviético pudo,
entonces el camino es hacia la depresión, el declive, la escasez, la miseria, la
fuerza, la represión, la exclusión, etc.
Una cosa
son los políticos, los intelectuales, los filósofos para los cuales la libertad
de expresión, la libertad de asociación, la democracia, etc., son fundamentales,
porque forman parte de su contenido de trabajo y otra es la economía sólida.
Cuba podrá ser libre mañana por la mañana, eso sería un avance, no lo niego,
pero la libertad económica, la más importante demorará más.
Preguntémonos:
¿Después de tanto batallar con el tema de eliminar el comunismo, que va a hacer
Cuba con por lo menos 3 o 4 millones de personas que se quedan fuera en el
primer intento por arreglar todo aquello? ¿Qué hará la población que ya está
desorientada, cuando se descubra más desorientada?, ¿Habrá trabajos cómodos,
modernos, bien pagados para todos los cubanos, mañana por la mañana?, ¿Qué
tiempo demorará en desaparecer la apatía, la deformación, el robo, la idea de
que es preferible tomar ron 24/7 que trabajar fuertemente?, ¿Han pensado los que
están incluso dentro de Cuba y que sólo ven la imagen de la “fácil” pacotilla,
que Estados Unidos tiene lo que tiene porque es un país que no para de
trabajar, que no hay cafecitos a las 10 de la mañana, que no importa la nieve o
el hielo, que muchas personas tiene dos trabajos para poder sobrevivir o
trabajan 12 horas diarias sin apenas fines de semana para descansar?
Creo que,
entre otras cosas, por la desesperación, lo que resulta humanamente entendible,
nos estamos comparando mal y pretendemos llegar a un estatus que costará a Cuba
mucho esfuerzo y años de trabajo. No existe, como muchos piensan, una máquina
maravillosa que todo lo resuelva en 24 horas. El capitalismo norteamericano, si
es cierto que es un muy buen ejemplo de a lo que se debe aspirar, con el perdón
de los que viven en los países lindos de Europa, todavía se está rediseñando
día a día.
Cuba debe
ser libre del comunismo lo antes posible, llámese cómo se llame. Cuba debería tener
la opción de probar otro camino, que la mayor parte de su población joven hoy,
nacida después del triunfo revolucionario de 1959, no conoce en realidad. Cuba
va a necesitar de mucho dinero para restructurar el desastre de forma estable y
no crear otro desastre peor. Cuba y con esto no impongo, ni tan siquiera valoro
una opción negativa, depresiva, menos desestimulante, va a necesitar mucho tiempo,
paciencia y sobre todo mucho trabajo para lograr lo que todos queremos que se
logre.
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