Puedo asegurar que no
estoy poseído por el mal, menos que estoy bebiendo de fuentes enemigas que
manejan la información como veneno. Sólo estoy leyendo lo que los mismos
interesados publican en sus páginas oficiales. Claro, puede ser que ahora
alguien me diga que esas páginas no son oficiales y están manejadas por
enemigos, entonces, me comió el león.
He seguido la
información sobre el famoso mercado de Cuatro Único, conocido popularmente como
Mercado de Cuatro Caminos, sobre el cual escribí un artículo el día 18 de noviembre
del 2019 al que titulé “Contrastes”.
En aquel momento manejé
dos ideas, la primera tratando de describir el plan de rescate de aquella
famosa plaza, la cual se había deteriorado al máximo y el interés de ponerla a
funcionar, sobre lo que dije: “… ahora para las celebraciones del cumple de La Habana, después de algunos
años de restauración y un costo imagino de millones de pesos cubanos, más
millones de dólares, recordar que, de obras como estas, se reparan y construyen
muchas casas de la ciudad, reabrió sus puertas, como mercado en divisas” y, la segunda idea que describí, fue la
desorganización y el fracaso de la apertura, sobre la cual dije: “En realidad, lo de desorden, …, nada. Lo que se formó
allí, no me lo contaron, lo vi, fue la de San Quintín. Decenas de personas, las
mismas que antes ocupaban el lugar con su mercado negro, empujándose, fajándose
unas con otras para acceder a los productos. Hombres encaramados sobre muebles,
que cogían y tiraban para atrás los productos, personas encaramadas unas sobre
otras para coger una lata o un pomo de algo y llamativo, las personas con 4 o 5
cajas de cervezas luchadas en plena guerra”.
La oficialidad cubana,
llámese la máxima dirección de la Corporación Cimex, S.A., el gobierno a través
de sus medios de comunicación, con tal de justificar el desastre en medio de la
celebración del cumpleaños de la ciudad, aseguraron que los directivos no
estaban preparados para tal evento, lo
que resulta increíble, porque esos directivos hace muchos años han creado y administran
tiendas a lo largo de toda la isla, por lo que si no estaban preparados deberían
haber presentados sus renuncias o anunciar sus sanciones. La otra idea manejada
por la oficialidad fue la siempre a mano justificación de que la indisciplina
social, los revendedores, los intermediarios, la gusanera, o sea, esa parte de
la población cubana que no es pueblo revolucionario fue la causante de las “desgracias”.
En mi escrito de noviembre, mirando los acontecimientos, aseguré: “A
pocas horas de inaugurado el Mercado de Cuatro Caminos no se derrumbó porque ya
dije que puede ser su construcción comparada con la de una fortaleza militar,
pero si hubo que cerrarlo hasta próximo aviso. Imagino que la policía debe
estar preparando un super operativo para manejar la próxima todavía no avisada
apertura”.
Las dos justificaciones
resultan increíbles para los que hemos vivido o aún viven en Cuba. La
oficialidad nunca reconoce sus errores y echa manos a cualquiera cosa con tal
de salir ilesa, sobre todo para la opinión pública internacional, que es lo que,
en última instancia, al decir del marxismo lo más importante, es lo que
importa. El pueblo revolucionario siempre entenderá y el pueblo no revolucionario
no cuenta.
Entonces, como detective
novicio, he seguido los acontecimientos sobre ese mercado en la propia página
aparentemente oficial de la institución de gobierno que lo reconstruyó, inauguró
con bombos y platillos y lo administra y resulta ser que ahora, aunque las otras
áreas del mercado siguen abiertas, la parte dedicada a la venta de alimentos
está cerrada sin fecha de apertura. La información a los potenciales
consumidores, en la propia página web de la Corporación CIMEX dice: “El Mercado Único de Cuatro Caminos mantiene
abiertas sus puertas, (…) excepto el área dedicada a la comercialización de
alimentos que desde el lunes 6 de enero realiza un mantenimiento integral para subsanar algunas averías en
sus espacios de venta. (…) Entre las
principales labores en proceso, se encuentra el mantenimiento a las áreas de
congelación y refrigeración, pulido de pisos, reparación de la puerta de
entrada por Arroyo y arreglos eléctricos que no afectan la venta en el resto de
las áreas.”
Y entonces como detective
principiante que soy, hay algo que no me cuadra y aunque no puedo decir cuál es
la mentira exactamente, algo me dice que existe una mentira, sino cómo entender
que una obra gigantesca, en la cual se invirtió millones de pesos cubanos y otra
buena cantidad de dólares, donde la Corporación CIMEX debe haber utilizado los
últimos materiales que existen en el mercado internacional, a sólo 2 meses de
inaugurado, tenga que cerrarse para dar un mantenimiento, arreglar puertas,
pulir pisos y arreglar la electricidad.
El gobierno cubano, o nos
considera a todos anormales, o en realidad para nada le interesa nuestra opinión
y sigue dirigiendo a ese país con el mayor sentimiento totalitario, ese que
garantiza hacer y decir lo que les da la gana, sin tener en cuenta lo que
piensen los que reciben la información. No nos parece casualidad que el área a
dar mantenimiento sea exactamente la dedicada a la venta de alimentos y
aquellas que venden cualquier otra cosa, sigan abiertas.
Pensemos que se debe dar
mantenimiento, no es nada nuevo que se inauguren obras en Cuba que luego no
funcionen bien, se abran con defectos o dejando cosas sin terminar.
Esa ha sido
una constante en todos estos últimos años. Luego sabemos, a lo mejor cosa que
la Corporación CIMEX no conoce, que, frente a una obra constructiva de cualquier
tipo, los materiales para construir son robados y vendidos en el mercado negro,
por lo que las mezclan llevan menos cemento, las pinturas son mezcladas con
agua, las losas de pisos y baños van a parar a los particulares y entonces la
obra en cuestión siempre necesita más de lo que se planificó. Los jefes de las
construcciones y como consecuencia los obreros constructores han vivido, viven
y de seguro vivirán de las construcciones donde trabajan.
Cuba ha sido la mejor
muestra de las obras mal terminadas o las terminadas a pedazos, obras simples
que demoran 13 o 15 años en terminarse y que después de inaugurar, cosa que antes
siempre se hacía coincidir con un compromiso a “nuestro” Comandante en Jefe,
había que cerrar para seguir trabajando. En Santa Cruz del Norte donde viven
mis sobrinos, se construyeron los edificios, pero no las calles, ni las aceras,
ni los alcantarillados. Cuentos como este, en la agricultura, la industria, las
construcciones hay miles, yo tengo dos cuñadas arquitectas. Al principio se
chapeaban solo las cabeceras de los surcos para dar la imagen que no había
hierba y a 3 o 4 metros hacia adentro, la hierba tapaba a las personas. Se
apilaban las cajas de productos para que las estibas dieran la imagen de que se
había cumplido con la producción, luego las cajas de atrás estaban vacías. A mí
me gusta mucho uno sobre la inauguración de un laboratorio de esos de
biotecnología, donde se enchaparon las paredes con azulejos y se colocaron las
llaves del agua, sin haberle hecho las verdaderas conexiones. Fidel pasó, no
tocó las llaves, no sé si sabía sobre el truco, se tiró fotos, dijo unas palabras
de lo maravilloso de la obra y se fue. Luego se tuvo que destruir las paredes,
abrir zanjas en el concreto e insertar las tuberías de agua, pero la misión de
inaugurar para el cumple del invicto se había cumplido. Si mis cuñadas tuvieran
conexión a internet, podríamos llenar este blog de ejemplos como este.
Así ha sido todo, durante
todos estos años, en casi todos los sectores de la vida política, económica y
social de ese país. Las visitas y las inspecciones de los “jefes” y sus
invitados siempre fueron avisadas y entonces se limpiaban el camino que sería
recorrido, se pintaban las paredes del paseo, se mejoraba las comidas en los
comedores y se advertía a los trabajadores de lo que tenían que decir y hasta
el momento en que tenían que sonreír. Recuerdo que con aquellas movilizaciones que
se hacían cada fin de semana en diferentes pueblos de Cuba presididas por
Ramiro, Guillermo y otro más, en aquellos donde no existían plazas para la
cantaleta, se seleccionaba un terreno sembrado o no, se desmontaba la hierba, se
aplanaba, se tiraba asfalto y se hacía una plaza, se pintaban y arreglaban las
calles que darían acceso a la plaza y luego de terminada la actividad que
duraba 3 o 4 horas, se volvía a cubrir de tierra todo el espacio que se había
asfaltado. ¿No lo creen? Puedo dar varios nombres de lugares. Todos les echábamos
la culpa a Fidel, por su caprichoso actuar, pero ahora Fidel no está, al menos
físicamente y los métodos siguen siendo los mismos. De ahí debe ser la idea de
la “continuidad”
Se inaugura una gran obra
y a los dos meses hay que cerrarla y la justificación es así fría y descarada,
es por mantenimiento, y, sin embargo, no aparece la noticia paralela de que se
ha fusilado a alguien, se le han dado 20 años de prisión, o al menos, se le ha
mandado a su casa en “plan pijama”. Los jefes, utilizando estas justificaciones
acordadas y aprobadas por las máximas instancias de ese gobierno, no existe
otra posibilidad, siguen disfrutando de sus jefaturas.
El pueblo, la parte de esa
denominación que aparentemente importa, o sea, esa llamada “revolucionaria” no
se manifiesta o si lo hace, es para justificar, con argumentos irrisorios y
repetitivo lo que está pasando, que según yo recuerdo, no es nuevo, pasa desde
antes de yo nacer.
Pero lo del mantenimiento
a dos meses de inaugurada la obra, será verdad. Eso me huele a mentirillas. Con
la inauguración del mercado, se comentó que se habían desabastecido todas las
tiendas para concentrar los productos en el Mercado de Cuatro Caminos. Eso tampoco
es nuevo. Se necesitaba dar una imagen de que no había problemas, de que la
ciudad celebraba su aniversario de fundada y que los Reyes de España quedarían
encantador. Entonces se formó la molotera y la tienda fue cerrada, por la
indisciplina social y la incapacidad de los jefes.
Ahora la ciudad tiene un
gran mercado que para abastecer hay que tener mucha producción nacional y mucha
importación de alimentos, ambas fuentes hoy está en crisis. No existen
productos para el suministro, los estantes y neveras aparecen en otros lugares
vacíos, así que es muy probable que el cierre, casualmente en la parte de
alimentos, sea porque no encuentran comida para poner y no hay una justificación
mejor que un oportuno mantenimiento.
Tendrían que decir la
verdad, o sea, llenarse de valor e ir a una Mesa Redonda y decir, no tenemos
como suministrar, no sabemos cuándo podremos y entonces serían respetados, pero
el respeto no existe. El gobierno dice trabajar para el pueblo, dice
constantemente querer al pueblo y entonces como muestra le miente. Sólo hay que
mirarles las caras a los funcionarios encargados de dar las noticias, para
darse cuenta de que la mentira no la creen ni ellos mismos.
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