martes, 10 de marzo de 2020

A raíz de “Sueños al pairo”

Nuestra última historia ha sido tan confusa y turbia que todos los días aparecen noticias y aparecerán más, sobre lo que pasó en determinado momento y en determinado lugar dentro de la isla. Tan confusa que hoy, ni nosotros mismos conocemos nada exactamente bien. Cada cual tiene su versión, a favor o en contra, de cada una de las cosas que leyó, se imaginó o alguien le contó, lo que resulta relativamente fácil para aquellos que no quieren comprometerse asumiendo una determinada posición. Las ideas de que, “yo no lo sabía”, “yo no estuve allí”, “no estoy informado”, “no lo pude ver o leer”, son de esas que, a veces, denuncian una forma cómoda de pensar y vivir.

Es típico hoy, tanto para cubanos que están en la isla, como increíblemente los que viven afuera, la respuesta de, “yo no sé nada de política, yo soy músico, escultor, mecánico de naves espaciales, vendedor de estampillas religiosas y flores”, etc., cuando alguien pregunta por la realidad que se vive en Cuba. Esas mismas personas que desde Cuba pueden criticar al detalle cualquier país capitalista donde jamás han vivido o que, viviendo en uno de ellos, son extremadamente críticos con las calles de París, la llovizna de Londres, la violación de los derechos humanos en Siria, la golpiza que ayer le dieron a un negro o lo injusto de los impuestos en los Estados Unidos, se niegan, quizás por razones entendibles, a dar una opinión.

Pudiera parecer, cuando se trata sobre Cuba, que es difícil ver lo que pasa, o sea, las calles destruidas, los edificios que se están cayendo, la carencia de transporte público, la falta continuada de alimentos o la represión con golpizas injustificadas, incluso a personas esposadas, que están ocurriendo en muchos puntos de la geografía y que sólo tienen o pueden tener opinión aquellos que son graduados de politología de una universidad de Inglaterra. Cuando hablamos de Cuba, caemos en una discusión que va hasta la llegada de los españoles a la isla en 1492, abundan, creo yo que, por miedo o facilismo, los datos del pasado, que si Martí, que si Maceo, que Machado, que la campaña de alfabetización y la invasión por Playa Girón, etc., y nos perdemos. Creo que lo pasado, pasado está y como todas las historias, tuvo sus aspectos positivos y negativos, de lo que tenemos que hablar es de hoy, del 2020, de lo que se está viendo y viviendo. Aunque se vendan estampillas y flores, no se puede estar ajeno.

Por todos es conocido, o al menos eso pienso yo, que la información, las noticias e incluso la historia como ciencia, dentro de Cuba desde hace los mismos 60 años que todo pasa, ha tenido y tiene una sola dirección. Dirección controlada, organizada, manipulada y dirigida a un mismo fin, o sea, la defensa de la revolución, la creación de un enemigo fantasma que atacaba diariamente y ocultar, sobre todo, ocultar, los problemas, las desventajas, los incumplimientos, las locuras, los desastres y, por encima de lo imaginable, las vidas personales, para nada parecidas a la vida del pueblo, de los dirigentes, ya sean los de turno, como los eternos y de toda su familia y amigos más cercanos.

Si uno sólo se informaba por los medios de comunicación existente, por cierto, todos de propiedad absoluta del gobierno y partido comunista cubanos, podría llegar a pensar que transitábamos, con llegada muy rápida, a la sociedad perfecta, donde todos estábamos contentos, donde todos teníamos todas las necesidades resueltas, donde cada uno de los cubanos vivíamos únicamente para respaldar voluntaria y alegremente a los líderes del proceso. Siguiendo la información oficial, los problemas, todos, estaban fuera de Cuba, el hambre, la explotación, la droga, las guerras, los niños de las calles, los asesinatos, la prostitución, etc., y, sobre todo, el descontento de casi toda la población mundial con su realidad. Se pretendía impresionar y meter miedo con estadísticas frías e inventadas sobre que los burgueses, enemigos eternos del proletariado, eran todos corruptos, enajenados, drogadictos y alcohólicos, por lo que “el futuro pertenece por completo al comunismo”, en la misma medida que el proletariado mundial, siguiendo la clásica teoría marxista leninista, se encontraba a sólo un pasito de llegar al poder liberador.

No soy yo, ni este es el espacio que pueda demostrar que todo eso fue mentira, pero es válido recordar que ni estuvimos tan contentos, al menos una gran parte, ni hubo tantos logros y beneficios, ni se amaba tanto a los líderes, ni los comunistas eran tan comunistas, ni los “jefes” vivían como el pueblo. Si algo siempre se vio, claro, aquellos que quisieron ver, es que todo lo que ocurrió hasta ayer al menos, era un montaje teatral de algunos en el poder, para, en nombre de un pueblo al que sólo utilizaban como paraban, seguir en el poder y con ello garantizar por encima de todo sus buenas vidas.

Recién, la nueva tormenta llega a partir de un documental, “Sueños al pairo”, que, utilizando la persona y una parte de la vida de Mike Porcel, músico cubano, trata de hablar sobre hechos ocurridos en Cuba hace 40 años ya. El material, como siempre, ha desatado la furia de los cubanos en todas las direcciones, los que ahora sienten pena por Mike, los que partiendo de posiciones intelectualoides dicen que el material cinematográfico no tiene valores estéticos, los que dicen que esa historia esta amañada con entrevistas preparadas, los que retoman los hechos para echarle más tierra arriba de la que ya tiene la historia del gobierno comunista cubano, imagino que los que a través del documental han podido o tenido que recordar lo que sufrieron en carne propia y los que, habiendo sido protagonistas agresores de aquellos hechos, hoy, dentro de Cuba o fuera, no quieren recordar nada.


Primero quiero decir que, por lo menos yo, no recordaba a Mike Porcel hasta que llegué casualmente a Lincoln, Nebraska, porque mi amigo Ruso, con mucha pena, me habló de él. Ruso, supervisor de una planta de procesamiento de carne, lo conoció personalmente aquí como subordinado, o sea, obrero, trabajando en uno de los trabajos, lo digo porque yo también trabajé allí, más inhumano y fuerte que se puede haber inventado, después de picar piedra en una cantera. Antes de eso, me es honesto decir, que jamás pensé en él. Mike Porcel es un ejemplo de lo que, otra vez, Orwell llama la “nopersona”. Imagino que, para aquellos seguidores de la Nueva Trova cubana, para aquellos que vivieron ya de grandes los finales de los 60 y los años 70 siguiendo aquel movimiento musical y para los estudiosos de la música cubana, era conocido, era recordado, para el resto, Mike nunca existió.

No podía existir porque fue enterrado vivo, no podía existir porque “traicionó” a la revolución, no pudo seguir existiendo porque, contradiciendo la frase que Silvio Rodríguez incorporó en el comienzo de una de sus más conocidas canciones, utilizando un pensamiento del poeta alemán Berthold Brecht, Mike dejó de ser imprescindible, porque dejó de luchar toda la vida, obviamente considerando vida revolucionaria al estilo cubano.

El documental, sin ser yo conocedor de la técnica cinematográfica y sin pretender evaluarlo como arte, cosa que no sé cómo lo pueden hacer los que tampoco son especialistas en el tema, me pareció bueno, pues salvo dos a tres entrevistas, utiliza imágenes reales de archivo, imposibles de desmentir, que tratan exactamente los temas de los mítines de repudio y la salida del país de los cubanos por aquellos años.

No es una historia biográfica, ni pretende ser tan siquiera un estudio de la obra musical de Mike. Me parece, sobre todo, valiente, porque fue hecho por dos jóvenes cineastas cubanos que están en Cuba y que, a lo mejor inocentes, o muy jodedores, o muy ciegos apasionados con su obra, pero no anormales para desconocer que no pasaría el primer análisis de las autoridades, lo entregaron para presentarlo en la reciente edición del Cine Joven en Cuba que acaba de suceder. Como es tradición, por tanto, tenía que ser  esperado, el documental fue censurado y prohibido de participar en el evento, pero más, creó gran revuelo entre las autoridades del cine y la cultura cubanas, debe haber provocado muchas reuniones de análisis y terminó con la expulsión de la joven directora del festival, que fue sumarísimamente sacada de su puesto.

A lo mejor, de haberlo exhibido, las personas, que son pocas en el festival, lo hubieran visto, lo hubieran comentado y a las tres semanas nadie se acordaría de él, como ha pasado con otras muchas cosas, pero las autoridades temen, lo prohíben y entonces el material de documental para a ser una bomba. La censura lo potencializa, lo hace incluso más grande de lo que, a lo mejor, sus realizadores se propusieron o imaginaron.

El documental toma una parte de la vida de Mike Porcel, fundador del movimiento de la Nueva Trova y del Grupo Síntesis, además parece, gran compositor y arreglista, para contar lo que pasó en Cuba, en aquel momento histórico e históricamente oscuro de los mítines de repudio, organizados por el gobierno y partido comunista cubanos, al cual además se arrastró a parte de la población, vecinos, amigos, compañeros de trabajo y aunque parezca imposible, se incluyó a los niños que fueron en muchos lugares movilizados desde las propias escuelas y que, como pasa con frecuencia, sumó a la chusma, a la delincuencia que estaba aburrida y necesitada de diversión encontró un buen momento para tirar piedras, huevos, dar golpes, decir malas palabras, ofender, etc.

Mike no es un caso aislado, es famoso ahora, porque fue una persona conocida en Cuba, pero él es el ejemplo de lo que pasó a miles de cubanos, familias, viejos y niños, por sólo haber declarado su deseo de abandonar el país. Existen miles de imágenes, fotos y videos, entrevistas, de lo que aquello significó. Existen miles de historias y anécdotas de lo que pasaron las personas, golpes, atentados, casas destruidas, familias separadas e imposibilitadas de verse, desmoralización, humillación, e incluso muertos. Agresión verbal brutal y física más brutal a cubanos por agresores dirigidos, autorizados y orquestados por el gobierno. Personas arrastradas por las calles, sacadas a golpes de sus trabajos, invadidas en sus casas, despojadas de sus ropas, obligadas a caminar con carteles colgados en el cuerpo, que fueron sometidas a 24 horas continuas de insultos por días, semanas, donde los comunistas y los aburridos se vengaron con esa posición chusma, vulgar, agresiva, que muchas veces las masas adoptan cuando se desbocan.

Entonces Mike y su familia sufrieron esa represión brutal de, primero que todo, sus compañeros de trabajo, a decir del documental y no desmentido, lidereados por nada más y nada menos que el Sr. Silvio Rodríguez, pero que incorporó a casi todos los miembros de la nueva canción cubana. A decir del mismo Mike, ahora entrevistado por la TV, los únicos de aquellos conocidos músicos que no participaron fueron Amaury Pérez, que evidentemente tenía con Mike parece una relación de amistad más cercana y Sara González, que nadie, ni la misma víctima, sabe explicar el por qué de su ausencia.

Lo que viene después es de imaginar, en el caso de Mike, gritos, ofensas, golpes a la puerta de la casa de sus padres donde se refugió, carta de ofensa y amenaza firmada por todos, donde se le dice hasta del mal que va a morir y lo que incluso pasaría después de la muerte, 9 años de castigo y olvido sin poder salir de Cuba, exilio político interno, el olvido de sus más cercanos amigos y colaboradores, familia destruida e imagino noches sin dormir por miedo, incomprensión, odio, impotencia, etc. Esto fue lo que pasó exactamente a Mike, pero, es más, esto es lo que pasó a miles de cubanos, niños, jóvenes, padres y madres, abuelos, familias enteras, algunos hoy ya recuperados fuera de Cuba, otros aún sin poder reponerse.

El documental entrevista a artistas y músicos cubanos que estuvieron en aquel momento frente a la casa de Mike Porcel, de ellos, solo Eduardo Ramos, el gran bajista cubano, se mostró arrepentido honestamente y dijo que lo había lamentado toda su vida y más, aprovechó el documental para enviar, para mí, sentidas disculpas a Mike. No creo que Ramos mintiera. Estuvo allí, grito y reprimió como parte de sus compañeros movilizados, pero antes de fallecer, cosa que es lamentable, tuvo el coraje de decir frente a una cámara, me equivoqué, me arrepiento, he vivido con este dolor adentro toda mi vida y pido disculpas. Ramos no sabe explicar cómo un hombre como él se vio mezclado en aquello y se arrepiente honestamente.

La figura protagónica del mitin de repudio de esta historia fue el Sr. Silvio Rodríguez, para muchos la figura más importante del movimiento de la Nueva Trova. Según los testigos presenciales, Pablo Milanés propuso ir a cantar frente a la casa de Mike, pero Silvio, quizás más amigo de Mike, quizás por sentirse más traicionado porque le preguntó directamente a su, hasta ese momento, amigo y este le dijo que no, que no se iría de Cuba, dijo que no, que había recibido una llamada del secretario ideológico del Comité Central del Partido y el funcionario le había orientado que nada de cantaleta, había que meterle un mitin. Después confesó que lo de la llamada había sido mentira y algunos testigos y participantes aseguran que la idea del mitin fue de la propia inspiración del autor de Ojalá.

Silvio al reconstruir los hechos, declara que él trató de perderse, o sea, esconderse, pero fue encontrado por sus compañeros y entonces fue al mitin. Y a partir de aquí mismo, de esta declaración de su puño y letra, se embarca. ¿Quién era Silvio?, ¿Era aquel joven revolucionario de verdad? Si eso fuera cierto, tenía que haber salido al primer llamado y no tratarse de perder para no dar la cara, como él mismo declara en su escrito defensa, pero si no estaba de acuerdo, tenía que haber salido y declarar su inconformidad y definir su no participación públicamente y por supuesto, haber estado dispuesto a afrontar las consecuencias. Amaury y Sara no fueron y no estuvieron presos después, ni fueron sancionados a no poder cantar más.

Pues no, típico en muchos “revolucionarios” cubanos, se esconde, luego es detectado, no le queda más remedio que participar, hace presencia y luego se dice, bueno, la historia me absolverá, cuando tenga que explicar, pues haré una notica amorosa y se acabó. Y esta actuación, a mis ojos, pues lo demeritan enormemente y me dice que mis valoraciones, no al Silvio poeta, sino al Silvio persona, no estaban equivocadas.

Como digo, para mí, a Silvio, es bueno decir que no soy fanático a su música y me importa un carajo cada una de sus canciones, le quedaban dos soluciones claras e inequívocas, más allá de la nota que ahora, después de 40 años, escribió, porque, aunque fue requerido para el documental, no se dejó entrevistar, porque quizás ahora, puede ser que se escondiera una vez más y que se escondiera bien para no ser localizado.

Una era decir, si, participé, me siento orgulloso, creo que era necesario, que fue importante y además, para que no quede dudas de mi necedad, lo volvería a hacer. Dos, tener los testículos de decir, estuvo mal, se nos fue la mano, fuimos groseros, agresivos, cometimos el error de dejarnos llevar por directivas de gobierno mal tomadas u orientadas, y por supuesto, me arrepiento de haberlo hecho. No tenía más solución, tenía que haber adoptado una o la otra y entonces a lo mejor, personas como yo, a los que no nos cae bien, hubiéramos dicho, coño el tipo es de verdad, no importa el camino escogido. Tenía dos vías, mantenerse públicamente o arrepentirse públicamente.

Pues no, ni una, ni la otra. Silvio en su nota hace una historia dulce, para mi entender, tratando de quitarle importancia al hecho, o sea, al mitin de repudio, léanla. Trató además de demostrar que Mike había sido colaborador entusiasta del sistema y al final dice, más dulcemente aún, tratando de minimizar su participación, que llegó al lugar donde estaban sus compañeros de la Nueva Trova y como siempre vecinos indignados, sus compañeros lo esperaban para que él comenzara a dirigir la orquesta, caminó hasta el portal de la casa y por la ventana SUSURRÓ una palabra. Testigos presenciales, Tony Pinelli, miembro también fundador del mismo movimiento cultural, asegura que todo fue a través de un micrófono, porque había un micrófono. 

Nunca Silvio en su escrito dijo la palabra susurrada, ella pudo ser, perdóname o pudo ser traidor, pero todos los que declararon para el material cinematográfico aseguran que fue la segunda, además todos sabemos que esa era la palabra más repetida en aquellos actos contra la dignidad humana. Mike no lo delata, a lo mejor ni lo escuchó. Después de su SUSURRO, dice Silvio que viró la espalda y se fue. Dice además que luego, otros de sus compañeros que estaban apostados frente a la casa, también se acercaron y susurraron sus palabras. Ya sabemos que de susurro nada, hubo un micrófono, que nada cambia, pero la idea clara era el espectáculo, por tanto, mientras más decibeles mejor.

¿Susurro en un mitin de repudio? Apretó Silvio. Susurro Rodríguez sigue siendo el mismo hipócrita que desde hace años es, pero además ahora se ha vestido públicamente de cobarde y oportunista, de lo cual a mí no me quedan dudas. Al final de su escrito, sin más nada que decir, como si todo hubiera sido un juego de niños, le escribe a Mike que cuando él quiera puede ir a grabar a Cuba, cosa que se hace más fácil que en Estados Unidos, donde él ahora vive, o sea, algo así como, _ Oye, Mike, no ha pasado nada, no seas tontito, ya hace mucho tiempo de aquello, ya lo debes haber superado, la vida es así, son daños colaterales, es verdad te metimos una semana de repudio continuado y luego te sancionamos a 9 años de prisión interna sin delito ni juicio, pero para que veas que soy bueno, te invito a grabar una cancioncita en Cuba. ¿Qué decir de Susurro Rodríguez?


Mike Porcel además de músico parece una buena persona, dicen los que lo conocieron de cerca y trabajaron con él que sus canciones, sus arreglos y su obra, podía perfectamente haber competido con la del reconocidísimo Susurro, todavía en todas las entrevistas que he visto para conocer los detalles sobre el tema, no se ha cagado en la madre de nadie. Todavía dice que no se sintió traicionado, se sintió agredido, que no guarda rencor, pero no olvida, cosa que es entendible porque cosas como esas jamás se podrán olvidar. Yo fui el número 2354 dentro de 100 y Aldabó, tengo el número grabado en mi cerebro, todavía Mike Porcel, bueno, tiene ganas de perdonar.

Los invito a ver el documental, “Sueños al pairo”, como dicen muchos intelectuales cubanos de las redes, quizás no es la gran obra, quizás no sea la Meca, o sea, no pretende romper récord, ni posicionarse como el más clásico de todos los clásicos de su género, pero es un material que se puede ver, sobre todo, para como dice Mike Porcel, no olvidar.























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