Halloween
es una fiesta popular que se repite todos los años, creo ya haber escrito sobre
esto en uno de mis artículos anteriores. Es una festividad donde se trata de
dar miedo, por lo que todo está relacionado con las brujas, esqueletos, los disfraces
de monstruos, mientras más extraños mejor. Me parece que la Iglesia Católica no
la estimula, o peor se cuestiona su celebración, aunque creo que muchos
católicos, adultos y niños, con ganas de divertirse, no se toman esto tan a
pecho y salen a celebrar. Se convierte entonces en un día esperado, que a veces
lleva mucha preparación y disfrutado. Las personas disfrutan con hacer maldades.
Es lindo,
aunque todavía extraño para nosotros, puedo decir que en mí caso, aún no me
llama la atención mucho eso de disfrazarme y salir a una fiesta o a un bar o
simplemente a caminar por las calles, pero sí disfruto viendo a niños, jóvenes
y no tan jóvenes disfrazándose de las cosas más extrañas que existen. Es una
fiesta para esqueletos, trajes de brujas, disfraces de ancianos sin dientes con
los ojos desformados, bichos raros, brujas, etc.
Aquí los
centros de trabajos y las escuelas, no sólo lo aceptan, sino que estimulan a
que ese día los trabajadores y estudiantes de todas las edades asistan
disfrazados, por lo que resulta un día de escuela o trabajo divertido. Algunos
se visten y maquillan con lo que tiene y pueden, dejando abierto el camino a la
creatividad, otros, no pocos, alquilan trajes para la ocasión en tiendas que
habilitan su oferta en esta dirección. Es cómico, lo mismo puedes encontrar alguien
que viste de bruja, como de bailarina desformada y mala, hasta de animales
enormes. Todo transita sobre lo feo y grotesco, porque precisamente el objetivo
es llamar la atención y meter miedo, mientras más miedo mejor.
En la
noche, los jóvenes, sobre todo, transitan por la ciudad haciendo galas de sus
desformados y hasta horribles disfraces. Los niños disfrazados, acompañados de
sus padres, salen a recorrer sus barrios, tocar las puertas de las casas de sus
vecinos y asustarlos, donde se supone que los propietarios preparados, al abrir
las puertas les entreguen caramelos, chocolates, golosinas, etc. Puede parecer
tonto, pero los niños en una sola noche recogen cubos de caramelos y
chocolates, ya que en cada casa que llegan se los regalan en cantidades.
Te
disfraces, salgas a fiestar, a pedir caramelos, o no, es divertido. Halloween
es un día para disfrutar entre amigos y familia.
Aquí les dejo las fotos de este año.
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