De
nuevo, nuevísimo, una vez más nuevamente, Cuba abre facultad para estudiar idioma
ruso. Dicen
que recordar es volver a vivir, entonces ahora mientras escribo, no puedo dejar
de reírme.
Recuerdo cuando fui niño, a mis dos padres, sentados en la mesa del
comedor de mi casa, con folletos hechos en papel gaceta, frente a un radio BEF,
recibiendo clases de ruso. Recuerdo que cada tarde aparecía aquella voz de
hombre que decía algo así como, “Russskiy Yaziy Radio”, y mis padres se disponían,
con posiciones de alumnos atentos, disciplinadamente para repetir palabras de
algo que, a mis cortos años, se escuchaba muy extraño. Mi mamá estudiosa,
responsable, mi padre, santiaguero, obligado, tal como se obliga a un niño diariamente
a hacer tareas que de las que no quiere saber. Estudios familiares, tareas,
repetición de palabras y frases en el tiempo libre, que el partido orientaba se
debía hacer.
Imagino que mis padres
no fueron los únicos y muchos de ustedes recuerden estas escenas o fueron actores
de ellas. No fueron suficientes los técnicos soviéticos, militares y civiles,
que un buen día aparecieron, no fue suficiente con las películas, los
muñequitos, las ropas y comidas soviéticas, no bastó con la construcción de
repartos para ellos y la inmunidad que les dieron a todos, incluso a las
esposas acompañantes de los técnicos, pioneras del mercado negro en Cuba, sino
que el gobierno y su propaganda pidió, no sólo que amaramos a los soviéticos,
sino que tratáramos de amarlos en su propio idioma. Y mis padres, imagino que
muchos otros padres obedecieron, pero además ingenuamente embullados, el futuro
de la patria cubana se explicaría en ruso.
Por suerte durante
todos mis estudios fue el inglés el idioma que me tocó y digo me tocó porque los
idiomas no eran opcionales en las escuelas, no se podían escoger. Te tocaban y
tenías que aprobarlo. En la universidad, cuando llegué había dos grupos, uno de
inglés y otro de ruso, tuve la misma suerte y pude ir escapando con el idioma
de mi música. Los del otro grupo no la pasaron bien en sus clases de idioma y,
aunque pueda parecer mentira, esa asignatura se convirtió en el tormento de
muchos. Había los que declaraban que el ruso no les entraba, tal como si fuera
algo que había que meter por un hueco.
Ahora pienso que era
una locura, una carrera como la mía que tenía tres especialidades, Cuba, América
y Contemporánea, obligaba a estudiantes a conocer el ruso desde primer año. Los
graduados de Cuba, no sabíamos manejar bien el castellano, los graduados de
América nada conocían de los idiomas regionales que se podían hablar en la
región donde se supone que pasarían sus vidas estudiando, los de Contemporánea,
básicamente África y Medio Oriente, jamás estudiaron ninguna lengua africana y
menos árabe, cosa que hubiera sido más útil para poder leer bibliografía
especializada y sobre todo poder trabajar en terrenos. Normita mi amiga, luego
de graduarse, al especializarse y trabajar sobre África, tuvo que estudiar
además swahili, para poder comunicarse
con sus interesantes africanos en los varios viajes que realizó al continente
negro.
A Martica, en su carrera de Economía
Política, imaginen, le tocó el ruso obligado. Por aquellos años, hablo de
principios de la década de los 80, los profesores universitarios, sobre todo
los más jóvenes, que explicaban el marxismo en todas sus variantes, que
provenían de haber estudiado en la URSS, torturaban a los alumnos cubanos diciéndoles
que a los “clásicos”, haciendo referencia sobre todo a Lenin, había que leerlos
en su idioma natal, con eso ellos se hacían los diferentes.
Los rusos desaparecieron un buen día,
porque ellos mismos quisieron, se les acusó de traicionar al movimiento
comunista mundial y con ellos desapareció el ruso de Cuba. A más nadie,
incluyendo a mis dos padres, les importó continuar con el estudio de aquel idioma
raro y difícil, que en la realidad poco tenía que ver con nosotros y nuestras
tradiciones.
Los soviéticos se convirtieron en
rusos y ellos mismos se apuraron en aprender inglés. Los cubanos nos salvamos
de la influencia que aquello significaba, sobre todo las cinco partes de la
película Liberación, repetida años tras años, según las autoridades de la cultura
de la isla, porque los cubanos la pedíamos y de prontoooooooo, se abrieron las
aulas cubanas para aprederrrrrrrrrrrrrrrrr chino. Chinos para Cuba, cubanos
para China.
El tiempo pasó y pasó y de nuevo los
rusos aparecen con fuerza en el escenario latinoamericano y se comienzan a ver
los meneos de los intereses políticos y por supuesto, los económicos.
Casualmente ayer, hablando con Ruso, le decía que me llamaba la atención, cómo
Rusia, que conoce por experiencia propia lo existencia del sistema comunista por
más de 70 años, que dejó más cosas negativas que positivas en su población, hoy
apoya a gobiernos, dígase Cuba, dígase Venezuela, que pretenden bajo el mismo
proyecto soviético fracasado, mantener el poder también fracasado, que dejará
más cosas negativas que positiva a largo plazo y entonces hoy en la mañana veo
noticias. Las noticias aparecen y se explican por ellas mismas.
Rusia prestará a
Cuba 1.000 millones de euros para que modernice su armamento y el ferrocarril.
Febrero 13, 2020
“Los
préstamos que el gobierno de Rusia planea otorgar a Cuba para llevar a cabo
proyectos conjuntos podrían superar los 1.000 millones de euros”, según dijo el embajador ruso en La
Habana, Andréi Guskov.
En una entrevista con
la revista rusa Sputnik, el diplomático señaló
que los nuevos créditos rusos se conceden al país caribeño para implementar
diversos proyectos conjuntos.
Entre estos proyectos,
el diplomático dijo que figura un gran contrato para modernizar la
infraestructura ferroviaria de Cuba.
“Una
parte importante de su financiación —casi 900 millones de euros— se
proporcionará a través de créditos comerciales de los bancos rusos”, comentó. Asimismo, el embajador ruso
manifestó que los trabajos de diseño en el marco de un contrato para modernizar
la infraestructura ferroviaria de Cuba arrancaron el pasado mes de enero.
“Los
trabajos de diseño en el marco de dicho contrato (…) arrancaron en enero de
este año”, dijo
en una entrevista con Sputnik.
Este contrato,
valorado en 1.880 millones de euros, es el “mayor jamás firmado con Cuba en
la historia de la Rusia moderna”, señala la publicación.
Por otro lado, el
diplomático rememoró que la cooperación técnico-militar es “uno de los
ámbitos más importantes de la interacción entre” las dos naciones.
“Las
Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba están equipadas en gran medida con
armas y equipos bélicos de fabricación soviética y rusa, incluyendo sistemas de
defensa antiaérea y de misiles y artillería costeros”, dijo.
Para tener esos
armamentos listos para la acción, es necesario “realizar el mantenimiento y
las reparaciones pertinentes, suministrar piezas y accesorios, ir cumpliendo
otras tareas relacionadas”, añadió Guskov.
“Nuestra
labor conjunta se articula teniendo en cuenta estas necesidades”, comentó.
Lo
de las armas y toda la parafernalia para modernizar el armamento cubano,
obviamente obsoleto, es una buena estrategia para vender, o sea, yo te doy un crédito
grande, blando, por tanto, a pagar en un largo plazo con muy bajos intereses,
pero ese crédito es para usar en lo que acordemos, no en lo que tú quieras.
Entonces yo, Rusia, necesito vender armas, piezas, repuestos militares y tu
Cuba, necesitas proteger tus fronteras del enemigo externo que lleva 60 años
atacándote sin atacar y reforzar tus posibilidades para enfrentar tus enemigos
internos, que, si es cierto que aún están adormecido, también es cierto que no
están drogado, por lo que crecen y pierden el miedo. Los escudos antimotines se
empiezan a ver en las calles cubanas.
Lo
del ferrocarril, ojalá ocurra de una vez y por todas. Cuba desde 1837 tuvo su
primera línea de ferrocarril, La Habana-Güines, autorizada por la mismísima
Reina de España Isabel II, que fue diseñada por un ingeniero norteamericano. De
ahí, primera mitad del siglo XIX, hasta la Revolución de 1959 el ferrocarril cubano
se desarrolló, se amplió, se modernizó y se utilizó tanto para fines económicos,
o sea, movimiento de mercancías, productos del agro, etc., como para el movimiento
de las personas.
Después
del 59, en intentos por salvar el transporte, Cuba ha comprado locomotoras
alemanas, canadienses, buenas, pero luego se ha complicado con las piezas de
repuesto y los mantenimientos, las piezas son caras y no se podían pagar. El
último fracaso fue la compra de locomotoras chinas que patinaban sobre los
rieles y no avanzaban. Desastre. Quizás los chinos las venden como juguetes
para niños y para ser instaladas en los jardines de las mansiones y el
comprador cubano, evidentemente político, quizás graduado de biología o
matemática, quizás inspirado en aquel abnegado funcionario, cuadro revolucionario,
que compró al principio de la revolución, máquinas para limpiar nieve, compró lo
que era lindo y le ofrecieron después de una comida china o quizás después de
obtener una buena comisión, sin saber lo que estaba comprando, sin que le
doliera su bolsillo. De buenas intenciones está empedrado el camino del infierno.
Según
los especialistas, Cuba, tiene la forma geográfica exacta para tener un
ferrocarril súper útil. La forma estrecha y alargada del país por la horizontal,
permite construir una sola línea de ida y vuelta de un extremo a otro y de ella
sacar pequeñas líneas verticales y otras para conectar al resto de los poblados
e intereses económicos. El ferrocarril se deterioró durante estos años y hoy
casi no existe. Líneas están destruidas, los puentes con serios peligros de
derrumbes, los carros deteriorados, las locomotoras viejas y grandes consumidoras
de combustible en un momento de gran déficit de combustible, etc., han convertido
hoy al ferrocarril en otro fracaso con el que los cubanos no pueden contar para
trasladarse, ni el mismo gobierno puede utilizar efectivamente para mover sus
intereses económicos. Vivimos en momentos donde un tren puede coger 600 kilómetros
por hora, por lo que aquella aprobación de la Reina Isabel II en el siglo XIX
es vieja. Se habla hoy de trenes y se está hablando de máquinas que parecen de
ciencia ficción.
A
los políticos no hay quién los entienda mucho. La política es una puta, recuerda
siempre mi mujer que su abuelo paterno aseguraba, porque hoy se acuesta conmigo
y mañana se acuesta contigo. Es por eso que uno tiene que tener cuidado al
defender fanáticamente una variante determinada. El propio Putín hace algunos
años, después de muchas reuniones y esfuerzos, canceló el 90% de la deuda que
Cuba tenía con la actual Rusia, heredera de la Unión Soviética. El presidente
ruso, abolió la deuda no porque fuera bueno, ni amistoso, sino porque, más que
evidente, el gobierno de Cuba jamás podría pagarla y entonces por qué seguir
lloviendo sobre mojado. Borrón y cuenta nueva. Yo no sé cuánto fue el monto de
la deuda total y no sé cuánto Putín canceló, pero debo suponer que el número es
extremadamente enorme, porque fueron muchísimos años de súper consumo soviético
que se apuntó durante todo el tiempo en el hielo. El precio político de Cuba
para el llamado Campo Socialista no tenía precio.
Ahora,
en el momento que Cuba menos dinero tiene para pagar y con deudas con las 11
000 vírgenes, que menos resultados económicos tiene para producir dinero, a no
ser que el gobierno haya puesto como garantía el Capitolio, el Túnel de la
Habana, los hoteles viejos y nuevos, La Plaza de la Revolución con la estatua
de Martí incluida y la heladería Coppelia del Vedado, el gobierno ruso, que además
ha sido invitado a Cuba y probablemente Putín se anime a visitar la isla
caribeña, quizás llegando montado en la primera locomotora rusa de la nueva
era, le da un nuevo crédito a Cuba por 1 000 millones de euros. ¿Qué hay detrás
de esta política puta o puta política?
Pero, no corto ni perezoso,
el gobierno cubano, que no sabemos si pueda pagar esa deuda y se vea obligado a
subastar la antigua Plaza Cívica, responde amorosamente y como acto de muy
buena voluntad, aparece de nuevo, nuevísimo, una
vez más nuevamente, la apertura de una facultad para el estudio del idioma ruso
en Cuba. Aquí la noticia.
Cuba abre facultad para
estudio del idioma ruso
Tomado de Granma
publicado febrero 11,
2020
La viceministra de
Educación Superior de Cuba, Miriam Alpízar, y la viceministra de Ciencia y
Educación Superior de Rusia, Marina Borovskaya, cortan la cinta inaugural de la
Facultad Preparatoria de idioma ruso en La Habana.
«Para nosotros es una oportunidad contar con este
nuevo espacio de trabajo y de intercambio, tendremos la posibilidad de traer
profesores que dominan la didáctica de la enseñanza de la lengua rusa, y además
tendremos la oportunidad que nuestros futuros profesionales dominen el idioma,
no solo como vía para los estudios, sino como una vía cultural», subrayó la también miembro del Consejo
de Estado de Cuba.
La doctora Nicado explicó a Sputnik que la nueva
facultad preparatoria permitirá que los profesionales cubanos que opten por
becas de maestría, doctorados, o por becas de pregrado, «puedan tener
un dominio del idioma de manera que se pueda aprovechar mejor la estancia en un
país que hoy ostenta uno de los mayores índices de desarrollo en materia
educacional a nivel mundial».
Por su parte, la doctora Marina Borovskaya, viceministra de Ciencia y Educación Superior de Rusia, presente en la inauguración, aseguró que Cuba y Rusia están «en un momento importante en que los dos países están haciendo un gran esfuerzo para desarrollar el idioma ruso y las asignaturas que se pueden impartir».Borovskaya insistió que los profesores que trabajen en este proyecto deben conocer el formato que se utiliza en Rusia, no solo en la enseñanza del idioma ruso, sino en la enseñanza de otras asignaturas en este idioma.
También intervino Andrei Guskov, embajador de la Federación de Rusia en Cuba, quien calificó a este proyecto como «muy importante, no solo para la actividad educativa, sino para nuestras relaciones bilaterales en general. En varias ocasiones hemos tratado el tema de la cooperación económica y en el ámbito de la educación, y siempre mencionamos los proyectos bilaterales que se realizan ahora en el sector económico, como la revitalización de la infraestructura en el transporte, la energía, entre otros», precisó el diplomático. «Quedan muchas cosas que hacer en el futuro -insistió Guskov- por lo que los especialistas que dominan no solo su profesión sino también el idioma, las tipologías y las técnicas rusas, serán muy demandados aquí».
Por su parte, la doctora Marina Borovskaya, viceministra de Ciencia y Educación Superior de Rusia, presente en la inauguración, aseguró que Cuba y Rusia están «en un momento importante en que los dos países están haciendo un gran esfuerzo para desarrollar el idioma ruso y las asignaturas que se pueden impartir».Borovskaya insistió que los profesores que trabajen en este proyecto deben conocer el formato que se utiliza en Rusia, no solo en la enseñanza del idioma ruso, sino en la enseñanza de otras asignaturas en este idioma.
También intervino Andrei Guskov, embajador de la Federación de Rusia en Cuba, quien calificó a este proyecto como «muy importante, no solo para la actividad educativa, sino para nuestras relaciones bilaterales en general. En varias ocasiones hemos tratado el tema de la cooperación económica y en el ámbito de la educación, y siempre mencionamos los proyectos bilaterales que se realizan ahora en el sector económico, como la revitalización de la infraestructura en el transporte, la energía, entre otros», precisó el diplomático. «Quedan muchas cosas que hacer en el futuro -insistió Guskov- por lo que los especialistas que dominan no solo su profesión sino también el idioma, las tipologías y las técnicas rusas, serán muy demandados aquí».
¿Y?, ¿Entonces? Los rusos, imperio antiguo y, no
equivocarse, imperio hoy, con un enorme deseo y posibilidad de conquista, vean
la historia, no sólo quieren negocios, dinero, sino que muy rápido aspiran a la
culturización, o sea, es bueno que las personas conozcan las tradiciones, la
cultura y el modo de vida rusos, que una de las formas que tiene para entrar es
el incentivo para el estudio del idioma. El gobierno cubano, como pago, que no le
es nada reconquistar a los viejos maestros de ruso, algunos de ellos ya
retirados y ponerlos a trabajar de nuevo, no duda en abrir una nueva facultad
para estudiar y profundizar en el ruso. Viajes de rusos para Cuba, el clima y
las playas cubanas son lindos, viajes de cubanos para Rusia, la pacotilla y el
chocolate que se venden en Moscú son buenos.
Mi padre murió sin aprender
ruso, era santiaguero, mi madre, todavía estudiosa, está lo suficientemente vieja
y cansada como para volverse a sentar frente a un radio a escuchar aquella voz
masculina que decía, “Russskiy Yaziy Radio” y los jóvenes, con excepción de los de gobierno y
funcionarios obviamente, no creo que después de tantos años de “inglés y
dolarización” en medio de lo que están hoy pasando, estén muy dispuestos a ver
de nuevo, año tras año, las cinco partes de la película Liberación.
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