No todo es malo o a
veces algo malo termina en posibilitar cosas buenas. Como siempre se repite y
ahora no puedo decir quién fue el dueño, de las crisis aparecen las mejores
soluciones.
China, el gobierno
comunista, construyó a 25 kilómetros de la zona metropolitana el Hospital Wuhan
Volcan de 34 000 metros cuadrados, totalmente "Made in China", con capacidad de 1 000 camas, o sea, para
atender a 1 000 personas como mínimo al mismo tiempo, en nada más y nada menos
que 10 días y está enfrascada en la terminación de otro hospital con capacidad
para 1 500 camas. Cuando digo un hospital, he visto las imágenes, no hablo de
cuatro palos y una lona o una construcción de campaña que se monta en los escenarios
de guerra o catástrofes. Hablo o escribo sobre un hospital construido con todas
las de la ley, capaz de competir con cualquier otro hospital del mundo.
Esto que parece
monstruoso desde el punto de vista de la arquitectura y la construcción, tiene
su propia historia en la misma China, donde en el año 2003, en Pekín, el
gobierno comunista chino construyó el hospital Xiaotangshan para luchar contra
el virus SARS, en el tiempo récord de una semana, o sea, 7 días.
Entonces eso me hace
pensar. ¿Cómo es posible que el gobierno chino, con el mismo apellido de comunista,
pueda hacer algo como esto?, ¿Al final de la historia, será tan importante el
apellido o los mecanismos que se emplean para, como dice la teoría, resolver
los reales problemas de las personas?
Pienso en una semana y
no puedo dejar de recordar que cualquier construcción elemental en Cuba, o sea,
un edificio de micro brigada, que es un cajón cuadrado de 20, 24 apartamentos, con
uno o dos cuartos, con ventanas y puertas de muy mala calidad, sin la más
mínima adición como decoración, sin áreas verdes terminadas, sin aceras, ni
calles construidas, demora en entregarse como mínimo 10 años, los hay que han
roto récord de construcción demorada 15 años e incluso los hay que nunca se han
logrado terminar y que están esperando para que se les entregue el premio de la
mayor demora.
Cuando pienso en un
hospital, soy incapaz de imaginarme lo que eso significa, pero puedo apostar
que no son sólo paredes y techos. Un hospital lleva una inmensidad de conexiones
para agua, gas, electricidad, oxigeno, comunicaciones telefónicas, hoy redes de
informática, laboratorios, cocinas, elevadores, salas de estar, salas de
cuidados intensivos, farmacias, oficinas, etc., etc., etc., que yo, que me gusta
la arquitectura y que siempre he estado vinculado a ella por mis dos cuñadas,
al menos a los chismes, no puedo ni tan siquiera imaginar, no puedo definir, no
tengo la menor idea de cómo todo esto, se puede engarzar para que funcione y
desde el movimiento de tierra hasta cortar la cinta de la inauguración, pasando
por la organización y movimiento simultáneo de miles de trabajadores, transportes,
grúas, camiones, meriendas, comidas, salarios, etc., se emplee sólo 7 o 10 días,
el mismo tiempo que demora un catarro, una mala digestión o un potaje de
frijoles en el refrigerador. En una semana el pan aún no se ha puesto viejo, en
una semana haciendo una dieta brutal, aún no logramos bajar una libra. Levantar
un hospital con todas sus redes complicada para su buen funcionamiento en ese
tiempo, son de esas cosas que uno ve en las películas y dice, coñoooo que turcaaaaaaa.
JAJAJA.
Esto me recuerda una experiencia
que tuve trabajando en el restaurante cubano “1830”. La cocina estaba abajo,
una cena organizada se desarrollaba en uno de los salones del primer piso,
donde para llegar había que caminar bastante y subir una enorme escalera. La sopa
llegó fría y los chinos reclamaron. El jefe le dijo a una de mis compañeras que
la sopa estaba mal servida por fría y ella le dijo que el problema era que la
cocina quedaba lejos. El chino jefe sonrío y le dijo a la muchacha, en mi país
ponemos una fila de chinos de la cocina aquí para que se pasen los platos y garantizar
que el cliente se la tome a la temperatura adecuada. La chica lo miro y sonrió.
Imagino, conociéndonos, que por dentro pensó pues esto es Cuba, si quieren
tomar sopa caliente váyanse para China. Así somos los cubanos. Esa filosofía de
poner a chinos en fila que se pasen los platos calientes, sin guantes, quemándose
las manos, es lo que hace que un hospital se termine y se pueda comenzar a
utilizar en 10 días, porque las máquinas, los tractores, las grúas, la
tecnología, etc., no se mueven solas.
Bravo por los chinos,
tengan el apellido que tengan. He construido con mis manos, conozco de arena,
cemento, cabillas, concreto, no porque sea constructor, sino porque como le respondió
un cubano a Fidel frente a las cámaras de televisión, “soy un necesitado”,
cuando el comandante visiblemente disgustado por la caída de un edificio frente
al Capitolio, cuya causa, según los técnicos había sido el exceso de inventos
internos, incluyendo las famosas barbacoas, le preguntó casi violentamente a uno
de los inquilinos si él era arquitecto.
Ya he escrito que no me
gustan mucho los chinos, pero en realidad hay que ser capaz de reconocer lo
bien hecho. No un hotel para turistas, no un mausoleo para inmortalizar un cadáver
de un dirigente y exponerlo como trofeo, sino la construcción de un hospital
para atender a personas que, entre otras cosas, puede y están muriendo, vale los
aplausos. Un hospital para 1 000 personas debe ser grande.
Ahora, ¿Son los
comunistas chinos magos?, ¿Fueron los mecanismos comunistas, aquellos del
sacrificio del proletariado, los que permitieron estas obras? No.
China o al menos una
parte de ella, es un país rico, con recursos, con dinero y sobre todo la
capacidad de copiar y adaptar las modernas tecnologías inventadas en cualquier
país del mundo, para su beneficio.
Según arquitectos
famosos, los chinos no inventaron nada nuevo. Los chinos "Han reproducido la técnica
norteamericana de construcción. Son expertos en imitar y acortar tiempos", asegura el arquitecto Ramón Araujo, director del Máster de Construcción y Tecnología en la
Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid. Se trata de una técnica que se basa en
la industrialización y la fabricación y que no es ajeno al mundo occidental. Según
afirma el mismo Araujo al tratar de explicar la
calidad y sobre todo los tiempos, "Son estructuras metálicas
prefabricadas que se unen con tornillos. Es posible levantar un piso cada día.
Solo hay que colocar los módulos (fachadas y bloques de interiorismo) que
vienen completamente montados, con sus ventanas y sus instalaciones”.
Entonces, no son magos, sino buenos y, sobre todo, fríos estrategas. Veamos
los números.
·
China es la mayor economía de exportación en el mundo
y la economía más compleja de acuerdo con el Índice Mundial de Complejidad
Económica. En el año 2017, por tomar una referencia pública ya, China exportó
2,41 billones de dólares e importó 1,54 billones de dólares, por la cuenta fácil
el saldo comercial es positivo en más de 800 000 millones.
·
Los
principales destinos de las exportaciones chinas ese año fueron a: Estados Unidos, (476
mil millones), Hong Kong, (225 mil millones), Japón, (157 mil millones) y Alemania,
(109 mil millones)
·
Los
principales orígenes de sus importaciones son: otros países de Asia, (98,1 mil
millones), Corea del Sur, (149 mil millones), Japón, (136 mil millones) y
Estados Unidos, (133 mil millones) y Alemania, (95 mil millones)
·
El
PIB de China en el 2017 fue de 12,2 billones de dólares y su PIB per cápita fue
de 16,8 mil.
·
En
el año 2018 China fue considerado el segundo país de recepción de inversión
extranjera, siguiendo a Estados Unidos. La inversión extranjera en el 2017
ascendió a 136 mil millones de dólares, cifra que está avalada por los planes
de liberalización, el rápido desarrollo del sector alta tecnología y el establecimiento
de zonas de libre comercio. En
2017, Hong Kong fue el mayor inversionista en China. Singapur, las Islas
Vírgenes, Corea del Sur, Japón, los Estados Unidos, las Islas Caimán, los
Países Bajos, Taiwán y Alemania fueron otros inversionistas importantes. Las
inversiones se orientaron principalmente a la manufactura, servicios de
computación, bienes raíces, negocios y servicios de leasing, comercio mayorista
y minorista, intermediación financiera, investigación científica, transporte,
electricidad y construcción.
Entonces el éxito parece no depender
del apellido, porque China es un país comunista, con un solo partido político
que domina, gestiona, controla y dirige todo. Además, es famoso el gobierno
chino por la férrea política interna represiva desde siempre, lo que lleva a encarcelamientos
y fusilamientos sin muchos miramientos, ni atenciones internacionales. Si
robaste a nivel empresarial, por ejemplo, no llaman al Papa para preguntarle qué
deben hacer contigo.
Los cubanos nos quejamos de la represión
y de la incapacidad y el control del gobierno, hacemos bien, tenemos que
quejarnos, protestar, etc., pero, en realidad si nos comparamos con China, Cuba
es un eterno carnaval, música, baile y ron, donde demoran en crucificarte,
porque si no falta la madera, faltan los clavos y cuando todo esto aparece, el verdugo
es primo del reo, estudió con él en la primaria o el carpintero no viene con
frecuencia porque está borracho. En China, así de sencillo, te fusilan y ya. ¿Derechos
Humanos? Los chinos ríen y dicen: eso se ha inventado y son tonterías de los países
occidentales.
China con el mismo apellido de comunista,
con más de 1 300 millones de habitantes a vestir, dar de comer, atender en
hospitales, etc., no habla de enemigos, no habla de que otro país quiere anexársela,
menos de limitar su independencia. China no está todo el tiempo en batallas de
ideas o dedica a ellas una parte del tiempo, porque está más interesada en que
países como Estados Unidos inviertan allí su dinero. China, más allá de
diferencias ideológicas que definen si el capital es malo o bueno, si el
proletariado tiene la razón histórica por haber sido explotado por los burgueses,
si la economía mundial va a la crisis y se están derritiendo los hielos en el
Polo Norte, está interesada en ser una potencia rica, en invadir y dominar los
mercados internacionales y recibir inversión en dinero, tecnología y cultura
empresarial de donde quiera que venga, siempre y cuando no pretendan tomar el
poder para sacar a los chinitos dirigentes.
Algo me dice que el gobierno de Cuba
está equivocado y que el ejemplo de China le sirve de poco. El gobierno sigue
empeñado en una pequeña isla de 11 millones de habitantes, que no produce nada,
que nadie quiere invertir en ella, en mantener el poder político, sin grandes cambios,
aunque el país se deshoje como una flor marchita. El gobierno se aferra a la
batalla de ideas extemporánea, sin poder dar agua, ropa y comida, esperando,
todo parece, que el dinero un día caiga del cielo sin remitente definido. Se
quiere que, dejando a fuera a las fuerzas productivas y evitando a todo costo
el enriquecimiento de los cubanos, la economía, sin piernas, ni muletas, ni sillas
de ruedas, ni tan siquiera una carriola hecha de madera y rolletes pueda
caminar.
Están fajados con los únicos, que a
mi entender podrían ayudar, lo que no significa que quieran quedase con el país
y cambiarle a Cuba el reconocimiento de república por el de colonia, ahora,
justamente en el 2020.
El apellido comunista en Cuba ya probó
con los antiguos soviéticos y el llamado campo socialista. Funcionó mientras
existió el bloque, hoy no está. Luego abrieron a la inversión extranjera,
consiguiendo alguna de poca monta proveniente sobre todo de España, Italia,
México, etc., pero a largo plazo desapareció, creando más problemas que beneficios,
todavía el gobierno les debe dinero. Luego aparecieron los chinos interesados
en invertir, pusieron dinero, fueron estafados y no pagados y como era de
suponer, fueron echando. Venezuela, Bolivia y Brasil aparecieron en el
horizonte. Brasil muy rápido se bajó de la locura. A Venezuela se la está llevando
el Diablo con un gobierno incapaz, bruto y corrupto. Bolivia, no sólo sacó a
Evo por las buenas, sino que hoy mismo ha roto relaciones diplomáticas con
Cuba, al parecer, por irregularidades cometidas por el propio gobierno cubano.
Los cubanos dentro de Cuba siguen
siendo considerados “trabajadores por cuenta propia” o “cuentapropistas” y no
empresarios como en cualquier país del mundo, sin mecanismos reales para invertir,
crecer, desarrollarse, enriquecerse personalmente y enriquecer al país. Una
cafetería, un restaurante, un tipo que maneja un carro viejo, no pueden
seriamente echar para adelante la economía completa. Los cubanos de afuera, increíblemente
todavía hoy, siguen siendo mirados con recelo, porque paralelamente a la
posibilidad real de inversión, piden cambios estructurales, que cuestionan
hasta el propio apellido.
En Cuba, los edificios se están cayendo
solos. La basura ha pasado de ser circunstancial para convertirse en eternamente
presente. La comida escasea en ambas monedas, los servicios aquellos de los que
nos sentimos orgullosos un día, hoy se han deteriorado tanto que dan algo más
que pena. Las personas viejas se quejan, pero se resignan, los jóvenes, en su
mayoría tienen una sola idea, “volar el caballo”, no importa si por mar, a
través de la selva, o enamorándose de un/una canadiense de 73 años. Las personas
han descubierto que no vale la pena trabajar y que, con unos pocos dólares
proveniente de la lucha o la familia en el exterior, se puede pasar el mes y
que la recarga de los celulares es importante para pedir más recarga y estar al
tanto de lo que pasa en la familia Trump o Kardashian. ¿Estudiar? Para qué, si
luego no se encuentra trabajo o de lo que se trabaja no alcanza para vivir 10
días.
El apellido cubano, es sólo eso, hoy
más que nunca un nombre, que ni los que lo defienden pueden definir exactamente
qué significa y para dónde va. Es una denominación caprichosa pero ya en la teoría,
porque en la práctica, cada día que pasa, aquello se parece más a nada, porque
está gestionándose a partir de medidas y más medias de cortes varios, haciendo
una mezcla inoperante de todas las formaciones socioeconómicas anteriores. El diseño
obtenido es simple, un paso adelante, tres para atrás. El apellido para unos
cuantos pesa más que lo lógica y las acciones a tomar. El apellido comunista,
es como aquellos títulos nobiliarios que portaban personas en las cortes europeas,
que en determinado momento llegaron a no tener nada que comer, aunque eran
marqueses, condes, etc.
Me pongo a pensar y me pregunto, ¿Cuándo
los portadores de eses apellido en Cuba, podrán construir un hospital en sólo 10
días? Será que allí el apellido “nobiliario” es más fuerte.
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