lunes, 3 de febrero de 2020

Wowwwww. China construye hospital moderno en 10 días.


No todo es malo o a veces algo malo termina en posibilitar cosas buenas. Como siempre se repite y ahora no puedo decir quién fue el dueño, de las crisis aparecen las mejores soluciones.

China, el gobierno comunista, construyó a 25 kilómetros de la zona metropolitana el Hospital Wuhan Volcan de 34 000 metros cuadrados, totalmente "Made in China", con capacidad de 1 000 camas, o sea, para atender a 1 000 personas como mínimo al mismo tiempo, en nada más y nada menos que 10 días y está enfrascada en la terminación de otro hospital con capacidad para 1 500 camas. Cuando digo un hospital, he visto las imágenes, no hablo de cuatro palos y una lona o una construcción de campaña que se monta en los escenarios de guerra o catástrofes. Hablo o escribo sobre un hospital construido con todas las de la ley, capaz de competir con cualquier otro hospital del mundo.

Esto que parece monstruoso desde el punto de vista de la arquitectura y la construcción, tiene su propia historia en la misma China, donde en el año 2003, en Pekín, el gobierno comunista chino construyó el hospital Xiaotangshan para luchar contra el virus SARS, en el tiempo récord de una semana, o sea, 7 días.

Entonces eso me hace pensar. ¿Cómo es posible que el gobierno chino, con el mismo apellido de comunista, pueda hacer algo como esto?, ¿Al final de la historia, será tan importante el apellido o los mecanismos que se emplean para, como dice la teoría, resolver los reales problemas de las personas?

Pienso en una semana y no puedo dejar de recordar que cualquier construcción elemental en Cuba, o sea, un edificio de micro brigada, que es un cajón cuadrado de 20, 24 apartamentos, con uno o dos cuartos, con ventanas y puertas de muy mala calidad, sin la más mínima adición como decoración, sin áreas verdes terminadas, sin aceras, ni calles construidas, demora en entregarse como mínimo 10 años, los hay que han roto récord de construcción demorada 15 años e incluso los hay que nunca se han logrado terminar y que están esperando para que se les entregue el premio de la mayor demora.

Cuando pienso en un hospital, soy incapaz de imaginarme lo que eso significa, pero puedo apostar que no son sólo paredes y techos. Un hospital lleva una inmensidad de conexiones para agua, gas, electricidad, oxigeno, comunicaciones telefónicas, hoy redes de informática, laboratorios, cocinas, elevadores, salas de estar, salas de cuidados intensivos, farmacias, oficinas, etc., etc., etc., que yo, que me gusta la arquitectura y que siempre he estado vinculado a ella por mis dos cuñadas, al menos a los chismes, no puedo ni tan siquiera imaginar, no puedo definir, no tengo la menor idea de cómo todo esto, se puede engarzar para que funcione y desde el movimiento de tierra hasta cortar la cinta de la inauguración, pasando por la organización y movimiento simultáneo de miles de trabajadores, transportes, grúas, camiones, meriendas, comidas, salarios, etc., se emplee sólo 7 o 10 días, el mismo tiempo que demora un catarro, una mala digestión o un potaje de frijoles en el refrigerador. En una semana el pan aún no se ha puesto viejo, en una semana haciendo una dieta brutal, aún no logramos bajar una libra. Levantar un hospital con todas sus redes complicada para su buen funcionamiento en ese tiempo, son de esas cosas que uno ve en las películas y dice, coñoooo que turcaaaaaaa. JAJAJA.

Esto me recuerda una experiencia que tuve trabajando en el restaurante cubano “1830”. La cocina estaba abajo, una cena organizada se desarrollaba en uno de los salones del primer piso, donde para llegar había que caminar bastante y subir una enorme escalera. La sopa llegó fría y los chinos reclamaron. El jefe le dijo a una de mis compañeras que la sopa estaba mal servida por fría y ella le dijo que el problema era que la cocina quedaba lejos. El chino jefe sonrío y le dijo a la muchacha, en mi país ponemos una fila de chinos de la cocina aquí para que se pasen los platos y garantizar que el cliente se la tome a la temperatura adecuada. La chica lo miro y sonrió. Imagino, conociéndonos, que por dentro pensó pues esto es Cuba, si quieren tomar sopa caliente váyanse para China. Así somos los cubanos. Esa filosofía de poner a chinos en fila que se pasen los platos calientes, sin guantes, quemándose las manos, es lo que hace que un hospital se termine y se pueda comenzar a utilizar en 10 días, porque las máquinas, los tractores, las grúas, la tecnología, etc., no se mueven solas.

Bravo por los chinos, tengan el apellido que tengan. He construido con mis manos, conozco de arena, cemento, cabillas, concreto, no porque sea constructor, sino porque como le respondió un cubano a Fidel frente a las cámaras de televisión, “soy un necesitado”, cuando el comandante visiblemente disgustado por la caída de un edificio frente al Capitolio, cuya causa, según los técnicos había sido el exceso de inventos internos, incluyendo las famosas barbacoas, le preguntó casi violentamente a uno de los inquilinos si él era arquitecto.

Ya he escrito que no me gustan mucho los chinos, pero en realidad hay que ser capaz de reconocer lo bien hecho. No un hotel para turistas, no un mausoleo para inmortalizar un cadáver de un dirigente y exponerlo como trofeo, sino la construcción de un hospital para atender a personas que, entre otras cosas, puede y están muriendo, vale los aplausos. Un hospital para 1 000 personas debe ser grande.

Ahora, ¿Son los comunistas chinos magos?, ¿Fueron los mecanismos comunistas, aquellos del sacrificio del proletariado, los que permitieron estas obras? No.
China o al menos una parte de ella, es un país rico, con recursos, con dinero y sobre todo la capacidad de copiar y adaptar las modernas tecnologías inventadas en cualquier país del mundo, para su beneficio.

Según arquitectos famosos, los chinos no inventaron nada nuevo. Los chinos "Han reproducido la técnica norteamericana de construcción. Son expertos en imitar y acortar tiempos", asegura el arquitecto Ramón Araujo, director del Máster de Construcción y Tecnología en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid. Se trata de una técnica que se basa en la industrialización y la fabricación y que no es ajeno al mundo occidental. Según afirma el mismo Araujo al tratar de explicar la calidad y sobre todo los tiempos, "Son estructuras metálicas prefabricadas que se unen con tornillos. Es posible levantar un piso cada día. Solo hay que colocar los módulos (fachadas y bloques de interiorismo) que vienen completamente montados, con sus ventanas y sus instalaciones”.

Entonces, no son magos, sino buenos y, sobre todo, fríos estrategas. Veamos los números.
·         China es la mayor economía de exportación en el mundo y la economía más compleja de acuerdo con el Índice Mundial de Complejidad Económica. En el año 2017, por tomar una referencia pública ya, China exportó 2,41 billones de dólares e importó 1,54 billones de dólares, por la cuenta fácil el saldo comercial es positivo en más de 800 000 millones.

·         Los principales destinos de las exportaciones chinas ese año fueron a: Estados Unidos, (476 mil millones), Hong Kong, (225 mil millones), Japón, (157 mil millones) y Alemania, (109 mil millones)
·         Los principales orígenes de sus importaciones son: otros países de Asia, (98,1 mil millones), Corea del Sur, (149 mil millones), Japón, (136 mil millones) y Estados Unidos, (133 mil millones) y Alemania, (95 mil millones)
·         El PIB de China en el 2017 fue de 12,2 billones de dólares y su PIB per cápita fue de 16,8 mil.
·         En el año 2018 China fue considerado el segundo país de recepción de inversión extranjera, siguiendo a Estados Unidos. La inversión extranjera en el 2017 ascendió a 136 mil millones de dólares, cifra que está avalada por los planes de liberalización, el rápido desarrollo del sector alta tecnología y el establecimiento de zonas de libre comercio. En 2017, Hong Kong fue el mayor inversionista en China. Singapur, las Islas Vírgenes, Corea del Sur, Japón, los Estados Unidos, las Islas Caimán, los Países Bajos, Taiwán y Alemania fueron otros inversionistas importantes. Las inversiones se orientaron principalmente a la manufactura, servicios de computación, bienes raíces, negocios y servicios de leasing, comercio mayorista y minorista, intermediación financiera, investigación científica, transporte, electricidad y construcción.

Entonces el éxito parece no depender del apellido, porque China es un país comunista, con un solo partido político que domina, gestiona, controla y dirige todo. Además, es famoso el gobierno chino por la férrea política interna represiva desde siempre, lo que lleva a encarcelamientos y fusilamientos sin muchos miramientos, ni atenciones internacionales. Si robaste a nivel empresarial, por ejemplo, no llaman al Papa para preguntarle qué deben hacer contigo.

Los cubanos nos quejamos de la represión y de la incapacidad y el control del gobierno, hacemos bien, tenemos que quejarnos, protestar, etc., pero, en realidad si nos comparamos con China, Cuba es un eterno carnaval, música, baile y ron, donde demoran en crucificarte, porque si no falta la madera, faltan los clavos y cuando todo esto aparece, el verdugo es primo del reo, estudió con él en la primaria o el carpintero no viene con frecuencia porque está borracho. En China, así de sencillo, te fusilan y ya. ¿Derechos Humanos? Los chinos ríen y dicen: eso se ha inventado y son tonterías de los países occidentales.



China con el mismo apellido de comunista, con más de 1 300 millones de habitantes a vestir, dar de comer, atender en hospitales, etc., no habla de enemigos, no habla de que otro país quiere anexársela, menos de limitar su independencia. China no está todo el tiempo en batallas de ideas o dedica a ellas una parte del tiempo, porque está más interesada en que países como Estados Unidos inviertan allí su dinero. China, más allá de diferencias ideológicas que definen si el capital es malo o bueno, si el proletariado tiene la razón histórica por haber sido explotado por los burgueses, si la economía mundial va a la crisis y se están derritiendo los hielos en el Polo Norte, está interesada en ser una potencia rica, en invadir y dominar los mercados internacionales y recibir inversión en dinero, tecnología y cultura empresarial de donde quiera que venga, siempre y cuando no pretendan tomar el poder para sacar a los chinitos dirigentes.

Algo me dice que el gobierno de Cuba está equivocado y que el ejemplo de China le sirve de poco. El gobierno sigue empeñado en una pequeña isla de 11 millones de habitantes, que no produce nada, que nadie quiere invertir en ella, en mantener el poder político, sin grandes cambios, aunque el país se deshoje como una flor marchita. El gobierno se aferra a la batalla de ideas extemporánea, sin poder dar agua, ropa y comida, esperando, todo parece, que el dinero un día caiga del cielo sin remitente definido. Se quiere que, dejando a fuera a las fuerzas productivas y evitando a todo costo el enriquecimiento de los cubanos, la economía, sin piernas, ni muletas, ni sillas de ruedas, ni tan siquiera una carriola hecha de madera y rolletes pueda caminar.

Están fajados con los únicos, que a mi entender podrían ayudar, lo que no significa que quieran quedase con el país y cambiarle a Cuba el reconocimiento de república por el de colonia, ahora, justamente en el 2020.

El apellido comunista en Cuba ya probó con los antiguos soviéticos y el llamado campo socialista. Funcionó mientras existió el bloque, hoy no está. Luego abrieron a la inversión extranjera, consiguiendo alguna de poca monta proveniente sobre todo de España, Italia, México, etc., pero a largo plazo desapareció, creando más problemas que beneficios, todavía el gobierno les debe dinero. Luego aparecieron los chinos interesados en invertir, pusieron dinero, fueron estafados y no pagados y como era de suponer, fueron echando. Venezuela, Bolivia y Brasil aparecieron en el horizonte. Brasil muy rápido se bajó de la locura. A Venezuela se la está llevando el Diablo con un gobierno incapaz, bruto y corrupto. Bolivia, no sólo sacó a Evo por las buenas, sino que hoy mismo ha roto relaciones diplomáticas con Cuba, al parecer, por irregularidades cometidas por el propio gobierno cubano.

Los cubanos dentro de Cuba siguen siendo considerados “trabajadores por cuenta propia” o “cuentapropistas” y no empresarios como en cualquier país del mundo, sin mecanismos reales para invertir, crecer, desarrollarse, enriquecerse personalmente y enriquecer al país. Una cafetería, un restaurante, un tipo que maneja un carro viejo, no pueden seriamente echar para adelante la economía completa. Los cubanos de afuera, increíblemente todavía hoy, siguen siendo mirados con recelo, porque paralelamente a la posibilidad real de inversión, piden cambios estructurales, que cuestionan hasta el propio apellido.

En Cuba, los edificios se están cayendo solos. La basura ha pasado de ser circunstancial para convertirse en eternamente presente. La comida escasea en ambas monedas, los servicios aquellos de los que nos sentimos orgullosos un día, hoy se han deteriorado tanto que dan algo más que pena. Las personas viejas se quejan, pero se resignan, los jóvenes, en su mayoría tienen una sola idea, “volar el caballo”, no importa si por mar, a través de la selva, o enamorándose de un/una canadiense de 73 años. Las personas han descubierto que no vale la pena trabajar y que, con unos pocos dólares proveniente de la lucha o la familia en el exterior, se puede pasar el mes y que la recarga de los celulares es importante para pedir más recarga y estar al tanto de lo que pasa en la familia Trump o Kardashian. ¿Estudiar? Para qué, si luego no se encuentra trabajo o de lo que se trabaja no alcanza para vivir 10 días.

El apellido cubano, es sólo eso, hoy más que nunca un nombre, que ni los que lo defienden pueden definir exactamente qué significa y para dónde va. Es una denominación caprichosa pero ya en la teoría, porque en la práctica, cada día que pasa, aquello se parece más a nada, porque está gestionándose a partir de medidas y más medias de cortes varios, haciendo una mezcla inoperante de todas las formaciones socioeconómicas anteriores. El diseño obtenido es simple, un paso adelante, tres para atrás. El apellido para unos cuantos pesa más que lo lógica y las acciones a tomar. El apellido comunista, es como aquellos títulos nobiliarios que portaban personas en las cortes europeas, que en determinado momento llegaron a no tener nada que comer, aunque eran marqueses, condes, etc.

Me pongo a pensar y me pregunto, ¿Cuándo los portadores de eses apellido en Cuba, podrán construir un hospital en sólo 10 días? Será que allí el apellido “nobiliario” es más fuerte.












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