A raíz de un atentado fallido.
Pasan los días y las ideas se van aclarando y las acciones se van concretando. Trump se mantiene vivo y coleando, a pesar de que le tiraron fuertemente a matar. El matador está muerto, sólo se necesitó un disparo de un franco tirador para darle de baja y ponerlo del otro lado. Trump acaba de presentar a la persona que va a correr con él como vicepresidente, al parecer una buena selección republicana y la Convención del Partido Republicano terminó muy arriba, muy emotiva, vi a hombres de casi 70 años con lágrimas en los ojos, con más de un millón, dicen, de globos rojos, azules, blancos y dorados lanzados sobre los participantes, tal como en un buen concierto de rock. Un millón de globos inflados. Agradable, en medio de tantos políticos importantes, millonarios, personas célebres, etc., los nietos de Trump pateaban los globos, nada más importante para los niños
Entonces
tenemos tiempo, mientras el Partido Demócrata se está literalmente
desbaratando, sin saber a estas alturas a quién va a presentar para las
próximas elecciones, el Partido Republicano da muestras de solidez, no sé
exactamente si es de verdad o de mentiras, pero sólidos se ven, incluso los
oponentes públicos de Trump dentro de la organización, los que no hace mucho compitieron
contra él por el nombramiento, incluyendo al recién seleccionado como posible
vicepresidente si se ganan las elecciones, hoy lo llaman “papá”.
Esto me ha
hecho volver atrás. Fue aquel un sábado normal, después de terminar algunas
labores domésticas siempre reservadas para ese día, me fui a ver a mis nietas,
lo que incluye obviamente a Jennifer y Yordan. Ni idea tenía de lo que se
estaba cocinando en el escenario nacional.
Yordy me
abre la puerta y a boca de jarro me dice: _ “le acaban de hacer un atentado a
Trump”. Mi cara debe haber bastado para que entendiera que no sabía nada.
Besos de
corredera a los presentes, cargué a mi nieta Maeve, tal como se carga con un
bulto y televisión. Las imágenes se pasaban muy rápido y los comentarios no
daban tiempo a pensar. Disparos, el público que hasta ese momento gritaba de
alegría, paralizado, Trump tirado en el piso, cara ensangrentada, Servicio
Secreto cubriéndolo, Trump vivo, coherente porque preguntó por su zapato, no
quería salir de allí descalzo, brazo levantado por encima de sus custodios, acompañado
de la repetición varias veces de la palabra “fight”, que a todas luces significa
entablar una batalla para defenderse, derrotar o destruir a un adversario.
Trump bajado de la tarima, momentos de confusión, metido en uno de sus autos y
trasladado a un hospital. Mejor escena para una película no hay.
Ahora, algo
me llamó mucho la atención, cosa que por suerte comenté, lo que demuestra mi
genialidad; 4, 5 mujeres formando parte del Servicio Secreto.
Eso me
pareció extraño, si recordamos las películas del llamado “oeste”, los
pistoleros, los más malos y de menos puntería, eran expertos en desenfundar y
enfundar, haciendo además piruetas con los revólveres. Si recordamos las películas
de samurái en el lejano Japón, los guerreros eran expertos en sacar y meter sus
katanas en sus cinturas, sin necesidad de buscarse las cintas que la rodeaba. La
idea de enfundar pistolas o recoger katanas, es toda una acción meritoria, que
uno supone que los militares, sobre todo, los súper profesionales, hagan tal
como respirar. Mujer en el Servicio Secreto poco preparada o al menos floja de
los nervios que es lo último que se supone padezcan los que trabajan en ese
tipo de labor.
Luego, me llamó
la atención que, si a esas mujeres les hubiera tocado sacar a ellas sola a
Trump, que mide 6 pies y 3 pulgadas y pesa cerca de 230 libras, aún el
candidato estaría tirado en el piso. No es de dudar que existen mujeres fuertes,
más fuertes que muchos hombres, altas, con músculos potentes, capaces de cargar
pesas, correr los 100 metros planos en tiempo récord, caerse a piñazos en la
UFC, etc., las que estaban aquel día junto a Trump parecían modelos, algunas
pasaditas incluso de peso.
Lo que me
llamó a mí la atención, no fue extraño. Lo que yo vi tiene que haberlo visto
muchas personas con responsabilidad y autoridad y ahora se ha comenzado una
investigación y aparecen los “chismes”.
La
directora del Servicio Secreto de los Estados Unidos Kimberly Cheatle, a la que
se le está exigiendo su renuncia, ha declarado frente al Congreso que, como
estrategia, imagino que muy orgullosa, el servicio cuenta con la presencia de
mujeres en su plantilla, que hoy significa su 30%, o sea, casi un tercio del
Servicio Secreto está integrado por mujeres a nivel de inyección.
Esto me
recuerda una estrategia muy cómica llevada a cabo por Fidel Castro, de seguro
muy criticado desde el exterior por tener durante años un gobierno de hombres
blancos, cosa que nunca nos dijo, cuando anunció una inyección de negros y mujeres
en el gobierno. Si, una inyección sólo por el color de la piel o el sexo, de la
cual todavía por ahí quedan alguno de los inyectados. Por aquel entonces no
importaba más nada, lo que menos importaba era la calificación o la experiencia,
sólo era necesario equilibrar el gobierno, quizás modernizarlo al estilo “occidental”
y entonces de la noche a la mañana fueron presentadas personas descendientes de
la raza negra y de sexo femenino, que no resolverían nada, que no aportarían
nada, sólo arreglaban las estadísticas.
Entonces es
probable que Cheatle, mujer que debe tener muchos méritos para ocupar ese cargo
que tiene o tenía, hoy mismo no sé, en medio de la locura que vivimos, con la
defensa, a veces absurda de géneros, colores, etc., donde ya no sabemos si
somos ellos, ellas, elles, ellis, donde hay personas que suman en su cuerpo a
muchos cuerpos diferentes o que asumen y quieren que se les respete por
sentirse caballos o tortugas, pues con una enorme iniciativa metió casi
masivamente a mujeres en el Servicio Secreto de los Estados Unidos, cuya misión
es vivir todos los días de su vida bajo la gran presión de tener que proteger y
salvar a otros bajo las peores condiciones. Exceso de feminismo absurdo.
No estoy en
contra de la mujer, no podría estarlo. No estoy en contra de esa excepcional
mujer que por sus muy especiales características pueda hacer cualquier cosa,
incluso ser parte del Servicio Secreto, pero una mujer preocupada por proteger
sus espejuelos “Made in China” u otra gordita que bajo presión no encuentra
donde está la cartuchera y no puede enfundar su pequeñita pistola, habla mal de
lo que debería ser.
Una cosa es
acompañar a alguien en tiempo de paz y alegría, mostrar un lindo y entallado
traje negro, usar unos espejuelos negros también, que dan cierta presencia y
poder, o sea, algo así como trabajar en un círculo infantil o plan vacacional y
otra es tener que cargar a un protegido dentro de una balacera, protegerlo,
cubrirlo, arrastrarlo y sacarlo vivo, sobre todo cuando el protegido le saca
dos cabezas y pesa el doble de lo que ellas pesan.
Una cosa es
ser una súper mujer, que sé que existen y otra es tener dolores de ovarios,
tener que ir a la escuela de los niños a reuniones, dejar a niños enfermos en la
casa, tener que regresar a cocinar y a hacer tareas escolares, ser engañada por
su esposo de toda la vida y ser engañada con su mejor amiga o prima, etc. y en
medio de todo eso tener que responder por la vida de otra persona en escenarios
complicados. No es que los hombres seamos impermeables a estos problemas, sólo
es que somos más …
Para colmo
de males, se han filtrado los audios, porque hoy todo se graba y filtra, donde
algunas de esas supuestas súper mujeres, del súper Servicio Secreto, perdidas, preguntaban:
qué hacemos, qué hacemos, lo que me da la idea de que estaban perdidas, estaban
poco entrenadas o era su primer día de trabajo. Cualquiera de las tres
explicaciones más malas. Y repito, para
nada es en contra de la mujer, estoy convencido de que yo mismo, más parecido
por mi físico a Trump, jamás podría haber sido un buen integrante del Servicio Secreto,
o porque tengo muchas actividades domésticas que hacer diariamente o porque me hubieran
matado en mi primera acción. El salario no me vendría mal, pero a lo mejor sería
un buen agente en tiempo de paz, café, apoyo emocional, amigo, etc. Cada cual
debe saber para lo que sirve.
A Trump, primero por su importancia, o sea, candidato a la presidencia por el Partido Republicano, más el haber sido ya el presidente No.45 de la Unión; segundo, por llevar ya muchos años siendo acusado de casi todos los males que se conocen en el ser humano, incluyendo todos aquellos que denigran, lo que le ha ganado muchos enemigos públicos y no tan públicos; tercero, por las acciones de sus adversarios políticos tratando de satanizarlo; cuarto, al ser un hombre corpulento, todavía ágil, pero mayor de edad, necesitaría tener en su Servicio Secreto a hombres parecidos a Shaquille O´Neal, 7 pies, 1 pulgada.
¿Conocen a Shaquille? Diez como él, con entrenamiento profesional, más allá de jugar basquetbol obviamente, estarían buenos para proteger a Trump. ¿Eso no lo vio la Cheatle? Shaquille, él solo puede representar o significar cinco mujeres del Servicio Secreto actual.
La Cheatle debería llamar a Angus Young y preguntarle al genio, dónde consiguió a
su guardaespaldas o pedirle que en sus tiempos libres se lo preste para el
Servicio Secreto de los Estados Unidos.
¿Las mujeres podrían estar en el Servicio Secreto? Seguro y definitivamente si, pero: ¿Cuáles?
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