Debo reconocer que, una vez que comienzo a escribir,
me propongo terminar con esto de las partes, pero en medio de la escritura, se
me ocurren y ocurren nuevas ideas, que me hacen volver, por lo que pido
disculpas, a escribir bajo el mismo tema. Trataré de terminar con esta serie y quizás
escribiré sobre las ardillas de Lincoln.
Recuerdo que cuando mis hijos fueron bebitos, yo papá
joven, a veces lloraban para dormir, se ponían majaderos, se arrascaban los
ojos, se movían de un lugar a otro dentro de la cuna, que, por cierto, a pesar
de los 4 años que se llevan, fue la misma. Yo, a prueba de paciencia porque
eran mis dos hijos bebitos, de haber sido un gato todo hubiera resultado diferente,
los miraba y pensaba para mis adentro y a veces tratando de dialogar con ellos,
les preguntaba, pero hijita o hijito, si tienes sueño, por qué no te acabas de
dormir.
Hoy creo que el gobierno cubano debe hacerse el mismo
tipo de pregunta frente a la emigración cubana, esté donde quiera que está.
Claro, imagino que se pregunten para ellos mismos en secreto o para un muy reducido
grupo de “compañeros:
_ Pero hijitos, si ya tienen la
libertad tan añora de expresión, de movimiento, si ya pueden votar en libertad,
sin consecuencias negativas, por un candidato político, ya han logrado casas,
carros, todos los artículos modernos que se han inventado, si ya tienen toda la
comida de todos los países del mundo y se la pueden pagar, pero si ya les sobra
un dinero para pasear, invertir, tener su cuentecita en el banco y además ayudar
a su familia aquí, con la que estamos acabando, ¿por qué no se están tranquilos,
por qué no se callan, por qué forman tantos líos?
Entonces mientras escribía la tercera parte, escuché a
una mujer cubana, de nombre Yamila, de senos muy grandes, una voz muy dulce y
una forma de hablar que recuerda a aquellas buenas maestras que tuvimos algunos
en nuestras primarias o a una abuela súper cariñosa, decir: _ “llevo muchos
años fuera de Cuba, pero no me la van a quitar de mí cabeza. Hace muchos años
que vivo afuera, mi único hijo nació fuera, mi esposo murió fuera, pero en Cuba
tengo enterrados a mis padres y mis abuelos, que son las cosas más sagradas que
yo tengo en mi vida. No me van a quitar a Cuba y me gustaría volver a caminar
por las calles de La Habana”.
Y esa definición, para nada política, ni ideológica,
ni partidista, para nada económica, sin mencionar al gobierno malo, sencillamente
expresó ese sentimiento que traté de describir en la parte anterior de este
artículo, ese vínculo con un lugar, con un pedazo de tierra, con un olor, con
un sabor, que hace a las personas hablar de patria. Nación más que gobierno, nación
más que ideología, nación por encima de todo como un sentimiento de pertenencia,
incluso a un lugar, donde no se está o no se vive. Nación no para recuperar
casas o propiedades quitadas, dinero perdido. Nación o patria para poder ir a
una tumba a rezar, poner flores o conversar. ¿Qué sabrán los políticos cubanos de
estos sentimientos? Quizás algunos consideren a esta mujer cubana como una
gorda ridícula, que, a estas alturas del juego, se dedica a pensar en huesos
viejos.
De mi último artículo para acá, o sea, hace escasas 24
horas, sigo pensando que muchos estamos equivocados, otros muchos, más malitos,
estamos jodidos.
Sigo viendo constantemente la frase de Viva Cuba Libre
y me pregunto, ¿libre de qué? Cuba es libre desde 1902 cuando se creó su república,
desde ahí hasta acá, con sus bajas y altas, con sus fracasos y logros, Cuba más
nunca ha sido poseída por otro país. El último estatus de absoluta dependencia política
y económica terminó en 1898. Claro, es cierto, existió una dependencia de los
Estados Unidos, de forma amigable, pero los norteamericanos no construyeron el
Capitolio de La Habana, no diseñaron Miramar, no se fueron en masas a cortar
caña de azúcar o recoger café en las montañas, no construyeron las líneas de
ferrocarril, ni las calles. Esa dependencia amigable, a la cual se quitó por injusta,
luego, durante muchos años se cambio por otra dependencia amigable con los “soviets”.
Supongo que los que estamos aquí afuera, digamos “Viva
Cuba Libre de Comunismo”, haciendo alusión a eliminar o cambiar el sistema político
y el antisistema económico que existe en la isla y no nos gusta, a pesar de no
vivirlo todos los días y los que están allí deberían gritar “Viva Cuba Comunista”,
lo de dejaría bien claro lo que defienden. Muchas personas, que no conocen los
detalles, preguntan, ¿por qué gritan viva Cuba libre? Otros más jodedoras o “mal
intencionados” preguntan, ¿es que la única libertad es el comunismo?
Ahora traigo una historia con la que prometo terminar
esta serie de artículos, un poco que refuerza lo de caída libre final, que ya
dije que fue sugerido por Félix, mi amigo, así que, si algo hay que reclamar
con relación al título, por favor llamen a Félix a España. Esta historia puede
demostrar mi teoría sobre lo jodidos que estamos, o, por el contrario,
demostrar que sólo el jodido soy yo.
Desde hace unos meses ya, la historia comenzó en mayo,
se viene organizando desde Miami, una ayuda humanitaria para Cuba ahora no vale
la pena mencionar a los protagonistas, ni las organizaciones que han participado,
sin embargo, es bueno aclarar que esa ayuda no tiene nada que ver con el gobierno
norteamericano, ni con la CIA y que Trump no ha donado absolutamente nada, ni
tan siquiera un dólar. El muy cabrón.
La idea, como humanitarismo es linda, aunque todos
sabemos que es imposible matemáticamente, estructurar una ayuda para los 11
millones de cubanos en la isla. La contraparte en Cuba, son algunas iglesias,
que han recogido la solicitud de 1500 familias que necesitan con mayor urgencia
de alguna ayuda, iglesias, que según dicen tienen toda la autoridad legal para
recibir donaciones desde el exterior y luego repartirlas entre sus miembros.
Ahora, la sola idea de organizar una ayuda ha descubierto
las más disímiles opiniones a ambos lados del Estrecho de la Florida. Aquí los
que apoyan la idea y han donado, incluso sin tener familiares en Cuba, productos
alimenticios, de higiene, medicamentos y los que, increíblemente para mí, voces
independientes desde aquí, que cuestionan el asunto, diciendo que no va a
funcionar, que eso de ayuda es mentira, que era una estafa, que no se podría
enviar, que el gobierno cubano no la aceptaría, que los organizadores se van a
quedar con todo, etc.
Aquí, militantes del partido comunista cubano
sentimentales, que todo lo cuestionan y que no apoyan nada, porque lo que hacen
es criticar al que tiene una idea, salen a relucir entonces lo que se hizo hace
años, lo que las personas ahora organizadoras juraron la bandera cuando fueron
pioneros, los que nunca dijeron nada en Cuba y ahora hablan, etc.
Del otro lado de la isla, muchas personas se manifiestan
a favor de la ayuda, algo que les llegue los aliviará, pero, increíble también,
muchas voces no tan independientes, sino a todas luces organizadas por el
gobierno, enuncian las mismas ideas del grupo de militantes aquí, sólo que con
más odio y un argumento de ficción, Cuba no necesita ninguna ayuda, menos de
los gusanos de Miami. Cuba lo que necesita que se levante “el bloqueo” para
entonces poder comprar en Estados Unidos todo lo que el gobierno no puede producir,
tener un nuevo deudor, al que dentro de pocos años se le deberá millones de dólares.
Acabo de ver una información oficial del gobierno argentino, reclamando una
deuda de 2700 millones de dólares que Cuba tiene con el país suramericano desde
la década del 70, por sólo poner un ejemplo de lo que ese gobierno, no el de
Batista, ni el de Machado, debe.
Los organizadores no se han desalentado y han
movilizado a muchas personas, he visto imágenes dulces de niños nacidos en Miami,
o sea, norteamericanos, pero de padres cubanos ir a entregar sus donaciones. He
visto conmovedoras imágenes de viejitos, jubilados, que han entregado dos latas
de frijoles, con pena, casi disculpándose, por no poder entregar más.
La ayuda se ha convertido en el nuevo escenario para
la lucha, esa lucha de nosotros los cubanos, cargada de odio, reservas,
historias pasadas, problemas emocionales no resueltos, etc. Escenario para
destacarse, escenario para coger "likes”, para pasar cuentas. No lo logramos
ponernos de acuerdo, los de aquí y los de allá fajados ahora por una ayuda
humanitaria que pretende ayudar. Repito, no se beneficiaría a la población total,
porque para eso sería mejor que se le entregarla la administración del país
entero a los que organizaron la ayuda. No se puede beneficiar a la población
total, porque harían falta no varios contenedores, sino billones y billones de
dólares para poder lograr que cada cubano, que cada familia, tenga lo que
necesita para vivir. Billones de dólares que un grupo de ciudadanos no pueden
producir e incluso que ni el mismo banco central de Cuba debe tener en sus
arcas.
He visto imágenes de la recolección y de la organización
de la ayuda y no es un montaje de Hollywood. He visto a cubanos bajarse de sus
carros y entregar cajas, he visto las imágenes de almacenes llenos de productos
que, según dicen, fueron debidamente organizados, embalados y depositados en
contenedores que saldrían para Cuba en un momento determinado.
Se lograron armar cinco contenedores, es mucho, téngase
en cuenta que Miami, sobre todo, ha sido una de las ciudades más afectadas por
el COVID-19 de todos los Estados Unidos, muchas personas en las casas, sin
trabajo, muchos negocios cerrados, muchas personas aplicando a la ayuda
económica del gobierno y, así y todo, se logró recopilar cinco contenedores,
que mañana pueden ser diez y dentro de dos meses pueden ser cien.
Según los organizadores aquí, finalmente los
contenedores, legalmente avalados con todos los documentos a nombre de
instituciones que tienen autoridad para importarlos en Cuba, salieron en un
barco y llegaron al puerto del Mariel, donde aún están en el patio. La misión
se ha manejado en extremo secreto, triunfo de los organizadores, para evitar
que pudiera ser boicoteada, los contenedores fueron metidos y descargados en
Cuba, gústele a quién le guste, pésele a quién le pese. Según la imagen del satélite
que aquí les dejo, los contenedores están ubicados en ese puerto del oeste habanero.
¿Desapareció el problema?, ¿Se terminó? Para nada, el
problema ha crecido.
Veamos los hechos, para entender cuando digo que
estamos jodidos. ¿Necesita o no Cuba, o sea, los cubanos, una ayuda humanitaria?
Yo, sin conocer muchos los números, sólo por ver
algunas imágenes, escuchar algunas historias y hablar con los míos allí, creo
que sí, que, si alguien envía un pan, una aspirina, una lata de frijoles, debería
ser no sólo bien recibida, sino agradecida.
A cada rato se escucha que los hermanos vietnamitas
enviaron a sus hermanos cubanos un barco de arroz como donación. Que el hermano
gobierno chino donó a su hermano el gobierno cubano, tal o más cual cosa. Que los
antiguos hermanos soviéticos, hoy actuales rusos, donaron medicinas, a sus
hermanos los cubanos. Entonces Cuba, el gobierno, recibe más que nunca donaciones,
con las que apalear los problemas, cosa que es rica, porque las donaciones como
regalo, no hay que pagarlas en efectivo, no hay que devolverlas.
Claro, esas donaciones para cubanos, pasan por las
manos del gobierno, entonces de ese barco de arroz donado por Viet Nam, no se aumenta
la cuota establecida por libreta, no se le da más arroz al pueblo, no se logra,
ni cobrándolo más caro, poner por la libre, sino que de ahí también sale el
arroz para los hospitales, las escuelas, la inmensa policía, el fastuoso ejército,
los miles de cuadros de dirección regados por todo el país, etc.
Entonces Cuba necesita donaciones, el pueblo necesita
que se le ayude y paradójico, ahora, también desde los dos extremos del
Estrecho de la Florida, aparece las quejas, los problemas. Desde Miami, voces
independientes critican los contenedores, aseguran que no podrán salir del puerto
del Mariel, otros sonríen y consideran el triunfo, le han metido cinco contenedores,
lo que entre otras cosas, además de la ayuda, lleva el sabor del triunfo y el
mensaje de que además de los pollos, la soya, los medicamentos que Cuba compra
a Estados Unidos sin “embargo”, los contenedores destruyen la idea de que se
quiere matar de hambre al pueblo cubano y que los “yanquis” no dejan salir nada
para Cuba. Si, es un triunfo, pequeñito, sólo son cinco contenedores, pero es
un triunfo, de aquellos que dijeron: “si se puede”.
Lo que resulta increíble es que dentro de la isla
grande, voces no tan independientes y de muchos representantes de eso que se
llama pueblo, estén diciendo que la ayuda no se necesita, que la deben regresar
a los Estados Unidos, donde si se pasa hambre, algunos más atrevidos están reclamando
que se enseñen los documentos legales de embarque de esos contenedores con
números de tracking y todo, tal como si ellos reclamaran a su gobierno que
tiene que enseñarle los documentos y los números de cada una de las acciones
que toma, de cada una de las inversiones, de cada uno de los regalos.
He visto a cubanos, una mujer negra, de nombre Magaly,
llena de cadenas de oro, al parecer con vínculos con Italia, decir que Cuba no
necesita nada, que los cochinos cubanos de Miami pueden meterse su ayuda
humanitaria por el c… He visto a un joven guajiro cubano sentado detrás de su
mesa de comedor con 4 aguacates, 6 platanitos de frutas, 10 guayabas y varias
postas de pollo norteamericanooooooo, porque mostró las etiquetas, asegurar que
hay comida, que se come bien, que hay de todo, que él con esos cuatro aguacates
y platinos de fruta es feliz, que donde se está jodido es en Estados Unidos,
donde las personas no tienen dinero para comprar comida.
He visto a unos “famosos” de las redes, los Edmundo García,
los Alex “El Guerrero”, un matrimonio llamado Doctores Cordóví, médicos, que
además de “influencer cubanos” enviados a todas luces por el gobierno, no cabe
dudas, son muy desagradables para mi gusto, que se encuentras haciendo misión
juntos en Guyana, habiendo dejado a sus hijos en Cuba con la abuela, lo que
debería estar prohibido por el gobierno, o sea, la salida de los dos padres juntos,
lo sé porque soy hijo de internacionalistas, decir que no confían en la ayuda,
porque ella puede contener productos contaminados, envenenados, que los
contenedores pueden tener bombas en su interior.
He leído la declaración que hizo el Consejo de Iglesias
de Cuba, firmada por el presidente Antonio Santana, que dice en algunas de sus
partes, lo dejo para que lo puedan leer:
“No
es un secreto, la carencia de bienes de primera necesidad que tiene nuestro
pueblo, pero tampoco lo es el cruel bloqueo económico, financiero y comercial
acrecentado por el Gobierno de los Estados Unidos hacia Cuba, como tampoco lo
es, el decisivo esfuerzo de la máxima dirección del país por salvaguardar la
vida de los cubanos y de muchas personas en el mundo, evidenciando la vocación
de solidaridad que nos distingue como personas de buena voluntad”. (…) “el
canal para traer ayuda nunca será el que promueva la división y dobles
intenciones con fines políticos”.
No contentos con esto, días
después el Secretario Ejecutivo de la misma institución, Joel Ortega Dopico,
dejó sus ideas en apoyo a su jefe y acusó a Cuba Decide, la organización sin
fines de lucro que organizó lo de la ayuda, que según él: “pretenden
vincular a las iglesias cubanas con intereses serviles a la actual administración
del gobierno de los Estados Unidos”.
¿Qué nos pasa?, ¿Nos estamos
volviendo locos? Los doctores Cordoví, súper demagogos y más desagradables, sobre
todo ella, hablando de productos envenenados, de bombas, un consejo de iglesias
hablando de bloqueo, de esfuerzo decisivo de la dirección del país, de la idea
de vincular a las iglesias cubanas con intereses serviles a favor de Trump. ¿Quiénes
les redactan las ideas a estos personajes?
Ahora, según dicen, la ayuda,
los contenedores llevan varias semanas en el Mariel y a pesar de que aseguran
que el receptor tiene toda la autoridad legal dada por el gobierno cubano para
sacar donaciones de los puertos cubanos y luego repartirlas a su gusto, sin la intervención
del partido comunista, el poder popular, etc., la carga no se ha liberado, o
sea, la carga no ha salido. Según las fotos de satélite que se ha hecho
pública, están en Mariel.
Imaginen. Patio de
contenedores, como todos, al aire libre, Sol de verano en el norte de Cuba,
Mariel, productos alimenticios dentro de cajas metálicas, sin refrigeración,
que corren el riesgo, imagino algunos, de echarse a perder por la demora, aparentemente
trámites y trámites, la eterna burocracia socialista, ahora más sólida, más autorizada,
o quizás pedida.
Si, creo que nos estamos
volviendo locos. En la misma medida que agradecemos a los vietnamitas, que están
en casa del carajo, un barco de arroz de calidad mala, o sea, 95%, que quiere
decir que de cada 100 granos, 95 están partidos y que en muchos países no se
pueden vender, menos exportar, sólo se usa para consumo animal, rechazamos
fuertemente, con declaraciones y todo, la ayuda, pequeña, pero coño ayuda gratis,
que un grupo de cubanos libres, ha recogido para enviar a cubanos en Cuba.
Si, creo que estamos locos,
porque no podemos dejar de convertir todo en un problema político, en una
guerra, en un conflicto entre personas que tenemos los mismos apellidos, Pérez,
González, Rodríguez. Pero lo jodido de esto, o sea, de nuestra locura, no es
que son los viejos recalcitrantes, resentidos, gusanos pioneros, los
inclaudicables de sentimiento, son cubanos de pueblo, jóvenes que están luchando,
los doctores Cordoví no están en una misión internacionalista, están en un
negocio para el gobierno cubano y para ellos personalmente, otros que están robando,
viviendo de remesas y de imágenes norteamericanas, con cadenas de oro en el
cuello, con celulares atómicos, incluso con pollos “americanos” en sus cocinas.
Ahora no se trata de la
posibilidad que vas a tener por estar gorda, de hacerte una liposucción gratis
en un hospital o de que recibas la instrucción académica sin tener que pagar
diariamente por las clases, por cierto acabo de ver un video filmado con un celular
dentro de un aula, donde jóvenes, varones y hembras, le tiran todo lo tirable,
libros, mochilas, escobas, palos, hierros y sillas a dos jóvenes estudiantes, imágenes
solo comparadas con aquellas del libro y película “El señor de las moscas”
donde niños “salvajizados” terminan por matar a un niño. Búsquenlo si no me creen.
https://www.facebook.com/cochita.alvarez.10/videos/168393251482157/UzpfSTEwMDAwMDc2MzM4MTk4MjozMTgwNzAxMzE1Mjk4NjE3/
Ahora no se trata de
eso, se trata de ayuda en comida y productos para higiene, por lo que veo, para
parte de un pueblo que hace 8 horas de colas para comprar dos postas de pollo o
un jabón, personas con sarna sin medicamentos, personas comiendo tres mangos o
dos pedazos de calabaza, por no tener algo más que comer, son muy necesarios,
más que necesarios, imprescindibles.
Está claro, sólo 1500
familias se beneficiarán ahora, quizás por pocos meses, pero si cada familia
cubana, tiene como mínimo cuatro personas, entonces 6000 cubanos mejoraran, podrán
aguantar. De esos cubanos, muchos viejos, que han quedado solo, que han
envejecido y lo que tenían ya no lo tienen y lo que tienen no les es suficiente.
Son esos 6000 cubanos, viejos, niños, que podrán sonreír y descansar por unos
días.
La ayuda que se ha
anunciado como humanitaria para los cubanos, que sabemos que el gobierno no
necesita, porque sus integrantes, civiles partidistas y militares, están priorizados
y garantizados, ahora se vuelve un problema político, o, en realidad, otro
problema político, nada más y nada menos que entre enemigos aparentemente irreconciliables,
nosotros, los mismos cubanos.
El gobierno cubano, sin
una producción agrícola e industrial, sin exportaciones, sin remesas en dinero
y productos, sin turismo, sin muchos proveedores a los que poder tocar puertas,
a unos le debe y otros le temen al compromiso , necesita desesperadamente de dólares
americanos, estimula con tiendas de productos llamados de alta gama a los
cubanos a pedir, no hay otra forma, esa moneda a sus familiares en el exterior,
ahora estimula a que los productores cubanos exporten, siempre a través del
gobierno, con la concebida “coima”, “mordida”, sus productos artesanales o
agrícolas, pero no deja pasar, no agiliza, no viabiliza, la entrada de cinco “pendejos”
contenedores, porque ellos no pasan por sus manos, porque ellos no pueden ser
manipulados, como se ha manejado otras donaciones durante muchos años, algunas
vendidas en las tiendas en moneda libremente convertible, dirigidas muchas por
aquella institución llamada Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos,
(ICAP), órgano, por muchos años, dedicado entre otras cosas a manejar, incluso
con fines personales, las llamadas donaciones. ¿O es que se nos ha olvidado?
Que jodido estamos como
pueblo. Consejo de Iglesias y voces cubanas en Cuba y fuera de ella, hablando
de venenos y bombas en los contenedores solidarios. Cubanos divididos ahora por
cinco contenedores, muchos que no vamos a consumir, que no dependemos de ellos,
pero lo que nos gusta es la división.