miércoles, 13 de febrero de 2013

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Muchas cartas y llamadas telefónicas han llegado a nuestra redacción pidiéndome que vuelva a escribir. Cartas y llamadas superadas sólo por la enorme cantidad que llegaban al ICRT, a través de las cuales, hombres y mujeres de todas las edades, incluso niños, pedían desesperadamente que repitieran martes, miércoles, jueves, viernes y sábado, un discurso de 8 horas que Fidel había pronunciado el lunes.

Yo, que al igual que nuestro Comandante, soy un “esclavo de mi pueblo”, retomaré las letras y dedicaré un tiempo, dentro de la crueldad del capitalismo feroz, a escribir para contarles como vivo y pienso.

Como verán me he creado un nuevo blog, el anterior “Dominicaneando” ya no cumple el objetivo para el que fue creado, pues sirvió para escribir sobre lo que viví en República Dominicana, lugar donde ya no me encuentro y sobre el cual podría seguir escribiendo, pues conservo muchos amigos allí, pero ya no serían mis vivencias y entonces podría resultar complicado hablar por boca de otro.

Lincoln in, mi nuevo blog, tiene más o menos los mismos objetivos que el anterior. Primero, escribir para mí mismo, no quiero que se me olvide y sé que inevitablemente con el paso del tiempo, muchas cosas, incluso las más importantes, pierden intensidad. Segundo, escribir para los míos, familiares y amigos, sobre lo que veo y vivo, entiendo y no entiendo de este nuevo lugar donde ahora vivo.

¿Les gustará y estarán de acuerdo conmigo siempre? No lo sé. Tenemos que esperar cada momento y valorar cada idea. Por ahora lo más importante es compartir y de paso, si se puede, aprender y enseñar.

Tengo memorias atrasadas, pues mi último escrito fue cuando todavía estaba dominicaneando, por lo que me será obligatorio regresar en el tiempo y reconstruir algunos hechos importantes ocurridos hasta llegar aquí a este primer escrito desde Lincoln.

Ya pueden imaginar, salida de Republica Dominicana, México D.F. como lugar de tránsito, entrega en la frontera norteamericana, paso por el San Antonio de Texas, Miami, en fin, poco tiempo pero muchas experiencias y cada una de ellas enormemente intensas.

Como siempre, no estoy frente a una obra literaria, para nada me interesa competir en literatura, sólo escribiré como si les hablara a cada uno de ustedes, debido a la real imposibilidad de conversar compartiendo una taza de café.