domingo, 26 de febrero de 2023

481.- Recapitulación 3. "Dar consejos"

Domingo hoy y mi mujer trabaja, entonces, después de haber cumplido con mi lista de tareas, me dedico a continuar con mi objetivo de retomar temas y compartirlos, de ahí lo de recapitulación.

Ya he dicho que estos artículos fueron escritos hace algunos años, vean las fechas, allá por aquel entonces yo vivía en República Dominicana y siempre, mirando a lo que me pasaba y le pasaba a otros, me interesaba por temas que pudieran al menos explicar y quizás ayudar, partiendo de la realidad aprendida que los que necesitan a nuestro criterio ser ayudados, tienen que estar conscientes de la necesidad y luego querer la ayuda.

Hoy más que esa idea estoy convencido de que los supuestos necesitados tienen no sólo que ser conscientes de que están mal y necesitan determinada ayuda, sino que tienen que pedirla a gritos. Todo lo demás, o sea, lo de ayudar al otro sin que ese otro lo pida, entienda y quiera cambiar su realidad, por duro que parezca, es arar en la orilla del mar.

Cambiar la realidad. Esto que puede parecer obvio cuando consideramos que la realidad es mala, sobre todo para aquellos que se encuentran fuera de esa realidad, es de las cosas más difíciles que se le puede pedir a alguien. Desde la barrera los toros se ven mejor y sobre todo fáciles, o sea, desde afuera del agua todo el mundo nada bien, desde afuera del problema, todos vemos la solución y más, la solución no sólo nos parece lógica, sino muy fácil de conseguir. Muchas veces para esto, partimos de nuestra experiencia, de nuestros propios ejemplos, de nuestro aprendizaje, pero desconocemos la sencilla idea de que sólo son nuestros. 

Pero luego, la vida demuestra que no es así, que un pequeñito problema, puede, de hecho, muchas veces se convierte en un grandísimo problema para una determinada persona que no sabe y entiende que puede resolverlo. Mientras se está dentro de la oscuridad, sólo se ve oscuridad.

Además, aunque nos pueda parecer increíble, existen personas que tienen un problema y noooooooooooooooo quieren solucionarlo, por lo que cuando partimos de la realidad de que el problema tiene que desaparecer, estamos desconociendo que, entre el problema y la solución, existe un ser humano con sus propias características, trabas, intereses, hábitos, cultura, etc., para no hablar, también de lo increíble, o sea, de que hay personas que quieren al problema, se han acostumbrado a vivir con él, le han cogido cariño, lo aprovechan y muchas veces viven de él.

El refrán dice, “el que no oye consejos, no llega a viejo” y eso teóricamente puede ser hasta cierto, pero en realidad, quién escucha todos los consejos que le dan desde que es muy pequeño. A veces, en el mejor de los casos, demoramos años para entender el consejo que nos dieron, digo en el mejor de los casos, porque hay quienes jamás los descubren. Ya escribí lo de chocar varias veces con la misma piedra.

Entonces, esto es bueno de aprender, para personas como yo, que disfrutamos explicando nuestra experiencia de vida y dando consejos. A veces nos puede resultar tan obvio el problema del otro, que comenzamos a dictar consejos, tal como si fueran recetas de cocina y al final la linda y solidaria acción, termina por frustrarnos al ver que el otro, no reacciona, no escucha y actúa como nosotros queremos, o peor, hace exactamente lo contrario.

Tenemos, primero para nuestra salud y segundo, para la de los otros, que aprender con urgencia. No gastemos nuestros consejos por adelantado. Esperemos que se nos pidan y así y todo, hoy aconsejo, a veces no puedo evitar aconsejar, que verifiquemos con previas preguntas, si es real que la persona quiere recibirlos.

¿Cuántas veces damos un consejo, desde la más sincera posición de ayuda y el otro lo recibe mal y creamos un problema mayor? Yo no sé ustedes, pero a mí me pasa con mucha frecuencia.

Hoy sé que es difícil para aquellos que nos preocupa el otro, a veces duele ver que se van a caer o que están en una posición desventajosa que podría tener solución, pero no queda más remedio que esperar. 

Hace ya muchos años, estando yo metido en un problema grande con la idea de mi hija Jennifer de irse del país, sola con 18 años, siguiendo a su novio, hoy por suerte para todos, su esposo, mi cuñado Ernesto me dijo: "No te puedes deprimir, ni preocupar en exceso, cada caballo tiene que correr su propia carrera". Aquella idea me pareció horrible en aquel momento, porque se trataba de mi hija saliendo muy jovencita para un país desconocido, donde no teníamos a nadie que nos pudiera ayudar, si hiciera falta, pero, con el paso del tiempo aquella idea me enseñó. No podemos correr la carrera del otro caballo por más que queramos protegerlo y ayudarlo. No funciona lo de crear una enorme lista de consejos por adelantados para cuando hagan falta. No existen recetas. Cada caballo tiene que correr su propia carrera. 

Entonces no estoy diciendo que no nos importe el otro, todo lo contrario, sólo estoy diciendo que tenemos que esperar a que su necesidad madure, porque repito, hay personas que incluso desconocen su necesidad y sobre todo que aparezca el interés de solucionarla. Antes de eso cualquier intervención, llamémosle consejo, es por gusto.

 

LUNES, 9 DE ABRIL DE 2012

"Dar consejos".

 Sabiduría al Minuto

"¡Si la gente no te pide consejos, ¡es porque no los quiereeeeee!" 

                                                                       Andrew Matthews.

Ayer en la tarde, me propuse dar por cerrada la jornada de Semana Santa, que lo mejor que tiene es que hasta los públicamente no creyentes, disfrutamos de sus beneficios. JAJAJA.

En realidad, me sigue llamando la atención, por decirlo de alguna forma, que la iglesia sigue insistiendo en que sea un evento para la reflexión, el auto análisis, la tranquilidad para meditar, etc., y la mayoría de los mortales aquí, fervorosa y devotamente autoproclamados religiosos, esperan la fecha con muchos planes de “fiesta y pachanga”. Hoteles, playas, campos y alcohol, mucho alcohol. En fin, cada cual, dentro de su rol, hace su parte.

Los amigos citados en el lindo parque de la Avenida Anacaona, primero pocos y luego casi los tantos de siempre, donde también hubo su poquito de alcohol, lo que da la idea de que sin este componente no hay Semana Santa, JAJAJA, comenzamos a “filosofar” sobre la vida y entonces me comprometí a escribir sobre este tema, que es uno de los temas que más sufro diariamente.

Dar consejos y adelantar experiencias es una tarea noble y bien intencionada. Es tan vieja como el mismo hombre, de ahí la rápida aparición de los venerados ancianos y brujos de las primeras tribus, que se convierte en un gran problema para aquellas personas que, sin ser venerados ancianos aún y menos brujos, disfrutamos haciéndolo.

La idea, a mi parecer, parte en la mayoría de los casos del cariño, del respeto, de la estima que se tiene por otra persona y sobre todo de la capacidad de haber vivido, experimentado, tropezado y vuelto a tropezar, pues la famosa experiencia es más que todo la suma de los fracasos. Entonces, ¿cómo es que un acto que pudiera catalogarse de enormemente humano termina muchas veces echándolo todo a perder?

La respuesta parece resultar hasta cierto punto fácil dentro de lo difícil que es de entender. Las personas no quieren escuchar consejos. Más aún, las personas no quieren escuchar la verdad, sino que se encierran en su verdad y nada más que su verdad.

Veamos un ejemplo:

Una persona amiga viene a hablarte de un problema que tiene y no sabe o puede resolver. Te dispones a atender, escuchas pacientemente y cuando la haces reflexionar sobre determinado punto, se incomoda, se pone nerviosa, contradice lo que dices, argumenta y argumenta para mantener su punto de vista. En fin, lo que comenzó como un proceso para mejorar, la mitad de las veces termina creando lamentables desencuentros.  Recuerdo que un día, no hace mucho, una gran amiga me dijo, “es verdad, tienes razón, no me gusta escuchar la verdad”.

Las personas, muchas veces estresadas, sólo quiere descargar, pero para nada le interesa llegar a la verdad y mucho menos tomar acciones para revertir la realidad. Es sencillamente un acto de descompresión, pasado el momento, las personas volvemos a la misma miseria, no precisamente económica, que nos trajo a la conversación, pues esto nos da posibilidad de quejarnos mañana.

En realidad, mi verdad no sería la verdad absoluta, creo que esto es difícil cuando se sale de un laboratorio, pero al menos es otra verdad, otra forma de ver, de percibir, otro análisis. Idea que muchas veces queda mejor después del intercambio. Normita, ni idea tienes de cuánto te extraño en esa capacidad para llegar hasta el fondo de las cosas, no importa la magnitud o el daño que esto cause.

El problema me parece más profundo. Las personas hoy no queremos pensar y entonces, ¿a quién se le puede ocurrir que se pretenda analizar un determinado hecho o actuación hasta lo más profundo de sus consecuencias?, ¿para qué sirve esto? Es paradójico, muchas veces mientras más nivel cultural y profesional, menos capacidad o interés de pensamiento, menos interés para buscar la verdad. Mientras más de académico, menos del famoso emocional. Las personas nos refugiamos en nuestros argumentos y no queremos escuchar más nada. Lamentablemente poco hemos aprendido del romano Séneca con aquello de que “la vida que no se piensa, no vale la pena ser vivida”.

De ahí lo complicado de dar consejos. Es cierto es una acción humanamente sana, que debería ser reconocida y sobre todo agradecida, pero como de buenas intenciones está empedrado el camino del infierno, termina por convertirse en problemática.

Es algo que estoy todavía a mi edad aprendiendo. Me cuesta trabajo, pero lo tendré que lograr antes de desaparecer. La idea es escuchar y escuchar y hasta que la otra persona no pida por escrito y oficialmente el consejo, no emitir criterios. Y así y todo ser bien cauto.

Tengo entonces que disculparme con mi familia y amigos, a los que tanto y tantas veces he podido llegar a torturar con ideas nuevas, voluntarias y nobles, pero empedradoras de caminos que no se quieren transitar.

Dos recomendaciones.

  • Lean a Séneca, podrían sus ideas, a pesar de tener más de veinte siglos, sernos útiles para enfrentar la vida hoy. Nunca es tarde para comenzar.
  • ¿Quieren un consejo sano? Si no te piden casi oficialmente un consejo, ahórratelo. A muchas personas no les interesa escuchar sobre la vida que llevan, menos cambiarla. 
Yo estoy practicándolo.

sábado, 25 de febrero de 2023

480.- Recapitulando 2. "Escucha a tu corazón"

Desde muy joven he sido acusado, quitemos la palabra acusado y digamos evaluado o caracterizado, como una persona muy conversadora y esto, que a veces ha sido en forma de crítica, lo he asumido con enorme satisfacción. Siempre me es bueno aclarar que no soy un tipo muelero que habla cualquier mierda o habla por hablar, porque a veces lo de conversador puede tender a confundir. Hoy, a pesar de que sigo hablando mucho, voy aprendiendo a callar y preguntar cuando el tema me es ajeno o desconocido, pero sigo siendo un entusiasta conversador.

Si, hablo mucho y eso a lo largo de mi vida, creo que ha sido muy positivo. Eso me ha permitido aprender y entender, enseñar y compartir ideas, llegar a acuerdos, salvar a personas, defenderme y crear, hasta donde es creable o ha sido mi responsabilidad, una familia sólida, con problemas y características particulares como cualquier otra, pero sólida.

He dicho en muchas ocasiones que no me gusta la soledad, quizás me da miedo, entonces prefiero estar acompañado, incluso de adversos, eso me permite compartir, divertirme, por momentos, luchar y si se puede ganar. Respeto a los que se quedan callados, pero no me gustan mucho, prefiero a los que hablan, se expresan, gritan, discuten, defienden y bajo cualquier forma dan a conocer lo que piensan. Esas personas, siempre son más fáciles.

Desciendo de una familia de grandes conversadores y como es entendible hoy vivo dentro de una familia donde se conversa mucho, interesados todos también en compartir ideas y evaluaciones, enseñar, etc. Me veo un día metido en una gran disertación sobre los tiburones blancos de Sudáfrica o Australia, otro sobre la UFC, Ultimate Fighting Championship y sus luchadores, compartiendo una serie de TV o un libro, buscando explicaciones sobre Cuba y ahora sobre San Antonio, Texas o evaluando a alguien o algo que ha sucedido en mi entorno. De más está decir que casi todos los días soy evaluado, lo de la evaluación en mi familia no tiene nombre, cosa a la que estoy acostumbrado y eso a veces me jode, pero me hace bien, porque me ha enseñado, poco a poco, a pensar antes de actuar, para tratar de equivocarme menos y sobre todo, hacer menos daños con mis posibles actuaciones. La evaluación cuando es sincera es buena y ayuda. Voy en busca del camino de la perfección. Camino laberíntico, pero camino.

Dentro de mis tareas diarias, está pensar en la vida, en la mía y en la de aquellos más cercanos que me rodean, a veces extiendo el área de pensamiento a los más lejanos también, pero descubro que es más difícil y entonces me he propuesto, como ya expliqué, retomar algunos escritos de mi experiencia dominicana, que a pesar del tiempo que ha pasado, pueden seguir siendo útiles.

Aquí les dejo otro de ellos, Lo que ahora podrán leer, actúa casi como una ley de vida.


JUEVES, 8 DE MARZO DE 2012

Escucha a tu corazón.

Como he dicho antes, me he construido este blog para contar a los míos mis experiencias de vida en República Dominicana y en estos momentos asisto a una que además de ser divertida, es reconstructiva, pues enseña de forma amena, simple y clara, que a mi gusto es la mejor forma en que se puede enseñar.

Para entender mis ideas y se reconozca el valor de lo que luego voy a contar, es bueno que recuerde que durante toda mi juventud fui enemigo de los psicólogos. Su labor me parecía poco justificada. Recordaré también que provengo de un hogar pragmático, objetivo, materialista dialéctico, poco glamuroso, donde para mis padres y abuelos lo más importante era el estudio, el trabajo y el fusil, luego de haber comido bien. Bien significaba mucho. Por todo esto nunca tuvimos problemas psicológicos y entonces nunca necesitamos este tipo de ayuda.

Siempre me llamó la atención, lo que servía como alegato para mi defensa, que conocí psicólogos, especialistas en terapia familiar y de pareja, que se habían divorciado cinco veces y peor habían dejado hijos en cada uno de los intentos y me resultaba difícil echarle toda la culpa de los fracasos siempre a sus conyugues. Además, al menos en Cuba, eran o son famosos los hijos de los psicólogos y siempre se decía: “si quieres ver un niño malcriado y pedante, remítete a los hijos de los psicólogos”. Durante todos aquellos años fue para mi más que evidente el asunto o todos eran muy malos psicólogos o sencillamente la psicología no servía para mucho. Conclusión entendible durante mi juventud radical, pues suponía que el buen albañil debía levantar bien los ladrillos de su casa y el buen chef de cocina tenía que lograr siempre que la comida quedara bien cocinada independientemente de estar en la cocina de un restaurante o la de su hogar. Mi juventud radical no me permitía entender aquello de “candil de la calle y oscuridad de su casa”.

Con el paso de los años, mejor decir de bastantes años, mi acercamiento teórico a algunos temas relacionados con la conducta humana y mi relación de amistad diaria primero con Miriam, la gran psicóloga de Víbora Park, y luego con la bella Any, residente hoy en Portugal, hicieron que poco a poco, pues tampoco fue de sopetón, mi opinión sobre esta especialidad y su importancia fuera cambiando.

Llegué entonces a República Dominicana y uno de mis trabajos me ha llevado a estar cerca de Lissette, cuyas dos carreras universitarias en el área de los números, no han podido opacar la pasión que siente por los temas de crecimiento y desarrollo humano. Lissette comenzó en este tema hace ya algunos años, no diré cuántos para no develar su verdadera edad, por pura necesidad de crecer o quizás sobrevivir y hoy esto se ha convertido en uno de los pilares de su diario quehacer. Entonces de pronto me veo envuelto en temas teóricos, profundos, de los que, siendo sincero, jamás en mi vida pensé que leería un párrafo y como dice el refrán popular: “a quien no quiere caldo, tres tazas”.

Lissette con enormes dosis de determinación, sin reparar en mi inicial desgano, muy parecida a mi madre en su capacidad de insistencia y perseverancia para el estudio, casi de forma obligada, aunque dulcemente, comenzó a leerme y comentarme capítulos enteros de libros que ella maneja con cierta facilidad. No conforme con lo de leerme y comentarme, ha pasado a darme, (empujarme), libros que tratan sobre estos temas. La imagen que me viene a la cabeza es que tengo puesto un gran embudo en la boca y alguien desde arriba me está empujando y empujando algo y que solo me queda el recurso de tragar y tragar para tratar de salvar la vida.

Me gusta leer y lo hago por trabajo o placer casi todos los días, pero puedo asegurar que muchos de estos libros que hoy disfruto, jamás los hubiera tomado en mis manos y menos los hubiera comprado. Muchos de estas obras que hoy son vendidas como textos de autoayuda, lo que se ha puesto muy de moda en el mundo, tienen nombres ridículos y melosos y los que me conocen recordaran que esto nunca ha sido centro de mi atención.

Recuerdo que el primero que leí hace ya muchos meses, se titula “Sopa de pollo para el alma”. Título que inevitablemente dirigía mi pensamiento “materialista dialéctico” a un libro de recetas de cocina. Después de haberlo leído, no solo concluyo que es excelente, sino que estoy de acuerdo incluso con la genialidad de ese título. Entre otros, luego accedí a uno de autoría mexicana que narra la experiencia tolteca y su aplicación para mejorar nuestra vida. Imagínense, un libro escrito por un mexicano y sobre los toltecas.

Me parecía horrible. Durante mucho tiempo mientras leía, yo mismo me decía: “te has vuelto loco”. Al terminar de leer lo que descubrí fue tan bueno, que escribí un artículo en este mismo blog. Ahora estoy transitando por la lectura divertidísima de uno que se titula “Escucha a tu corazón”. Mientras me acercaba a él, no podía dejar de pensar en que parecía más el título de esas novelas ridículas y enlatadas que ponen en la TV, o esos escritos también ridículos y enlatados que aparecen dentro de las revistas de moda y sociedad. ¿Escucha a tu corazón? Me sonaba tonto y loco.

No he terminado de leerlo aún, pues lo tengo junto a otras cosas e incluso a otros libros, pero como estoy descubriendo o mejor conceptualizando ideas muy importantes, quisiera irlo compartiendo pues estoy convencido de que, si para mí es útil, también lo podrá ser para muchos otros, que quizás influidos por el título, jamás se animen a abrirlo. Una vez más, gracias, Lissette.

Escucha a tu corazón, es una obra del escritor, dibujante y conferencista norteamericano Andrew Matthews, quien además del texto hizo las divertidas ilustraciones que aparecen dentro de él. El texto es muy fácil de leer, pues está escrito en un idioma claro, directo, lo que simplifica el problema para cualquier lector, al que no se le exige una enorme cultura, ni se le atiborra con conceptos teóricos y análisis súper profundos. Es sencillamente una obra que parte y comparte la experiencia humana, que puede ser entendida por cualquier persona, sin importar la edad, sexo y color, de cualquier latitud y cultura. Sólo, obviamente, hay que saber leer y pensar. La estructura, que es para mí el gran mérito, está diseñada a partir de temas y anécdotas, ligeras explicaciones aclaratorias y algo que el autor llama “Sabiduría al Minuto”, especies de pequeños consejos o moralejas que resumen el tema o idea que se explica en cuestión.

Entonces se me ocurre ir reproduciendo textualmente cada una de las mejores sabidurías, tratándole de incorporar también los dibujos en cada caso, y contarles mis experiencias sobre estos temas, o sea, lo que he pensado y vivido aquí y quizás, por qué no, en Cuba.


LUNES, 2 DE ABRIL DE 2012

Los mensajes de la vida.

Sabiduría al Minuto.

“Llegan momentos en la vida en que estamos listos para recibir nueva información, mientras tanto, podemos tener algo frente a nuestras narices y no notarlo”

Andrew Matthews

Buena reflexión para comenzar a escribir sobre el libro que leo, o mejor, que estudio.  Es cierto, yo y seguro muchos de ustedes, somos ejemplo de esto.

Constantemente la maestra vida e incluso algunos de sus más aventajados ayudantes, aspiran a que aprendamos por adelantado, tratando con señales claras, de evitarnos tropiezos.

¿Aprender? No es sólo una pregunta, sino un gran problema, sobre todo cuando partimos de ideas como:

_ “Yo eso me lo sé. No vengas con ese tema ahora”

_ “A mí no tiene por qué pasarme tal cosa”

_ “Quiero experimentarlo por mí mismo”

Si nos fijamos bien, para la mayoría de las personas, aquello de “tropezar dos veces con la misma piedra” es bien común. Muchas veces se hace necesario caer al vacío, tocar el fondo, encontrarse al borde de la desesperación para entonces reparar en el problema que se tienen y comenzar a buscar una nueva forma de hacer las cosas.

La mayoría de nosotros no valoramos el pequeño éxito obtenido, o sea, el pequeño logro. Estamos condicionados y quizás “necesitados” del gran éxito, que casi siempre lo que tenemos y alcanzamos, nos parece poco, dejando escapar la posibilidad de analizar, sacar experiencias y crear una cultura sólida sobre determinado tema. Y para colmo de males, nos perdemos la mejor posibilidad, o sea, la de ser felices.

El pequeño logro o éxito casi siempre aparece rodeado de “… bueno, me hubiera gustado …”, quedándonos, a pesar de lo positivo alcanzado, con un sentimiento de insatisfacción. Sin embargo, el NO es torturante. Nos paraliza. A muchos da miedo. Y es entonces, sólo entonces, cuando salimos corriendo a buscar una solución.

No está del todo mal, pienso yo. Mejor tarde que nunca. Pero en muchas ocasiones la crisis, famosa generadora de grandes ideas, es también la causante de otras crisis mayores que pudieran evitarse.

De ahí que, frente al NO, muchas personas se respondan con la clásica pregunta de: ¿por qué me tiene que pasar esto a mí? y no logren salir de ese enrollo. Posición clásica de los llamados perdedores.

La vida está llena de lecciones para todo y todos. Si no aprendes la primera lección de la primera vez, de seguro habrá otra y otra y otra más, casi siempre más dura. Si no reparamos en la pequeña piedra, nos enviará para golpearnos un ladrillo, luego un bloque e incluso una gran roca de magnitudes incalculables, que terminará por aplastarnos si permanecemos sin escuchar.

Siempre la vida suele tener muchas lecciones para ganarnos. Las lecciones son inagotables para aquellos que, como buenos representantes del género animal, tropezamos una, dos y mil veces con la misma piedra.

Tal como en la genial película “Meet Joe Black” donde se unieron dos grandes del cine actual, Brad Pitt y Sir Anthony Hopkins, para representar un diálogo entre la muerte, la vida y la filosofía de ambas cosas, la vida nos dice:

_ No quieres escucharme, no importa, te envío una piedra para llamarte la atención. Sigues sin escucharme, entonces te mando la cantera entera y probablemente quedes sepultado debajo de las piedras.

Es así, aprendes por las buenas o sencillamente aprendes por las malas.

Cada día enfrento la relación con muchas personas, familia, amigos, compañeros de trabajos, alumnos, tratando de alertarlos sobre los mensajes que nos envía la vida. Compruebo que, como dice Matthews, muchas de esas personas no están listas para recibir nueva información, ni preparadas para pensar sobre la vida que viven y prefieren continuar enajenadas en una “verdad” edulcorada que se van construyendo.

Muchas veces no logro que entiendan y no me queda más remedio que prepararme para ver caer sobre ellas la enorme cantidad de piedras que la vida les enviará en su tarea de enseñar.  Será así, porque pensar que escaparán ilesos, es una ilusión. 

jueves, 23 de febrero de 2023

479.- Recapitulando 1. "Los Cuatro Acuerdos. Un libro de la sabiduría tolteca"

Bueno, aún estoy vivo y entonces estoy viviendo y como sigo viviendo, pienso y esto lo aclaro porque no es de ocultar que conozco personas vivas que no viven y a otras muchas que viviendo no piensan.

Sigo mirando a mi alrededor y descubro que, a pesar del paso del tiempo, los humanos mantenemos muchas veces las mismas actuaciones y coincido con aquel viejo refrán de que tropezamos y tropezamos una y mil veces con la misma piedra. A veces, aparentemente quitamos la piedra del camino y creemos que hemos resuelto el asunto y luego, increíblemente, volvemos a caminar por donde la apartamos y volvemos a chocar con ella. Vivimos en una dinámica donde chocamos, apartamos la piedra y luego le vamos para arriba para volver a chocar.

Algunos choques son pequeños y nos parece que no nos van a hacer caer, son sólo un pequeño virón de pie, otros choques son enormes, chocamos, nos caemos y como no morimos, nos levantamos para volver a chocar y volver a caernos y entre choques, caídas y levantarnos para volver a chocar se nos va la vida.

Entonces he pensado reproducir aquí algunos de los artículos que escribí en mi blog “Dominicaneando”, mientras viví en República Dominicana, que hoy estoy preparando para publicar como un libro. Creo que a pesar del tiempo que ha pasado de estos artículos, algunos de ellos tienen una enorme vigencia ya que tratan sobre nuestras propias vidas.

Puede parecer pedante auto nombrarse o regocijarse con lo que uno ha hecho en el pasado, lo sé, pero les comento, primero que sigo teniendo el mismo objetivo, o sea, compartir, reflexionar, provocar y divertirme y segundo, como mucho de ustedes saben, mis abuelas murieron, entonces no tengo quién me defienda.

Aclaro desde aquí para los que siempre me leen, que no he logrado la perfección, ni mucho menos, por el contrario, a veces me parece, por los regaños que recibo diariamente, que voy en retroceso, entonces no estoy dando una receta que experimenté y logré dominar. No me gustan las recetas y obviamente no soy tolteca. Sólo trato de compartir temas que al leer pueden hacernos pensar y quizás, con un poquito de esfuerzo, lograr mejorar. Yo lo sigo tratando a mis casi 60 años, como no hay norma fija, a lo mejor alcance la Cámara 36 de Shaolin a los 115.

Aquí les dejo textualmente lo que escribí en aquellos momentos. Sigo apostando a que esas ideas nos pueden servir siempre. Si dejamos de aprender, estamos fritos.


LUNES, 5 DE DICIEMBRE DE 2011

Los Cuatro Acuerdos. Un libro de la sabiduría tolteca.

Trabajando un día en casa de mi amiga Lissette, descubrí sobre la mesa de centro de la sala, junto a otros libros, un libro aparentemente dejado allí al descuido, lo que le daba cierto aire de buena decoración al lugar. Como soy amante de los libros, no pude dejar de cogerlo en mis manos y tratar de enterarme de qué trataba.

Por el título y resumen que leí, “Los cuatro acuerdos. Un libro de la sabiduría tolteca” y el autor, el mexicano Miguel Ángel Ruiz, muy rápido lo devolví a su lugar. Sin saber exactamente sobre el contenido, definí que para nada me interesaba el tema y entonces dediqué un pensamiento a mi hermana Normita que vive en México. Todo lo que huela a mexicano, incluyendo los tacos, me lleva a ella constantemente.

Días después Lissette insistió en que lo leyera y frente a su insistencia y como siempre buena descripción del contenido me embullé a pasarle la vista, lo que me dijo rápidamente que había estado equivocado en mí primera impresión.

Al comenzar a leer descubrí un tema que me apasionó del todo e hizo que me devorara las páginas y no sólo eso, sino que me sirviera para reflexionar seriamente sobre la vida mía y la de los cercanos que me rodean, cosa que hago con bastante frecuencia. Terminé dedicando otro pensamiento a Normita, quizás como petición de perdón por haber desestimado el asunto por solo venir de dónde está. Ella me conoce bien, sabrá que es cierto lo que digo.

Lo apasionante que resulta lo que he leído, lo importante para cualquier ser humano que esté vivo, aclaro esto porque hay muchas personas que por su forma de vida están muertos, aunque aún respiran y sólo esperan pacientemente a que les expidan el certificado de defunción, y lo que me reafirma alguna de las ideas que tengo desde muy joven, hoy me siento a escribir sobre lo que aprendí, tratando de compartirlo con otras personas, más allá de mi compañera de trabajo.

Los toltecas son reconocidos en todo el sur de México como hombres y mujeres de conocimientos. Fueron científicos y artistas que formaron una sociedad para estudiar y conservar el conocimiento espiritual y las prácticas de sus antepasados. El autor del libro no es un mexicano cualquiera, sino que, Miguel Ángel Ruiz, es doctor, chamán y maestro. Fue médico cirujano hasta que tuvo una experiencia cercana a la muerte que lo llevó a buscar respuestas en las tradiciones ancestrales de los toltecas, dentro de los cuales su madre fue una curandera y su abuelo un nahual o chamán.

En resumen, en este libro, que es de hecho su obra más influyente, el Dr. Ruiz, trata de llevar a la libertad personal de los acuerdos y creencias que hacemos con nosotros mismos y con los demás que crean limitaciones e infelicidad en nuestras vidas. Finalmente, trata de encontrar la propia integridad, amor propio y la paz dentro de esta realidad. De ahí su elección y propuesta, reconociendo en la cultura de sus antepasados lo que define como “los cuatro acuerdos toltecas”.

Convencido de que, al conocer sobre estas ideas, muchas personas se verán reflejadas y al menos entenderán lo que les ha pasado y muchas otras después de leer comenzaran a realizar cambios en sus vidas, dejaré en este escrito un pequeño resumen de su gran contenido, ojalá provoque la necesidad de profundizar más en ellos.

Nacemos con la capacidad de soñar y los seres humanos que nos preceden nos enseñan a soñar de la forma en que lo hace la sociedad. Utilizando nuestra atención, que es la capacidad que tenemos de discernir y centrarnos en aquello que queremos percibir, aprendimos una realidad completa; aprendimos cómo comportarnos en sociedad, qué creer y qué no creer, qué es aceptable y qué no lo es, qué es bueno y qué es malo; qué es bello y qué es feo, qué es correcto y qué es incorrecto.

De niños no tenemos la posibilidad de escoger nada, por lo que terminamos de acuerdo con toda la información que otros seres humanos nos transmitieron. Lo que lleva a que almacenemos esa información, estemos de acuerdo y entonces terminemos creyendo. A este proceso se le llama proceso de domesticación de los seres humanos.

En el proceso de domesticación perdemos todas nuestras tendencias naturales. La domesticación es tan poderosa que, en un momento de nuestras vidas, ya no necesitamos a nadie o nada externo que nos domestique. Estamos tan bien entrenados que somos nuestros propios domadores.

Para pensar y tratar de solucionar muchos de estos aspectos, los toltecas tienen elaborado desde hace muchos siglos, cuatro aspectos fundamentales para la vida, a lo que llaman “acuerdos”

1.- Primer Acuerdo. "Se impecable con tus palabras".

Ser impecable es no ir en contra de uno mismo. Cuando se es impecable, se asume la responsabilidad de los actos, pero sin juzgarse, ni culparse. Ser impecable con las palabras significa utilizar la energía correctamente en la dirección de la verdad y el amor por uno mismo. Al ser impecable con las palabras será suficiente para que la verdad se manifieste a través de uno mismo.

Esto es difícil de lograr porque hemos aprendido a hacer de la mentira un hábito para comunicarnos con los demás y peor, para comunicarnos con nosotros mismos. Llegamos a reprimir nuestras emociones e ideas para lograr la aceptación y el amor de los demás. Nos deshonramos para complacer a otras personas. Intentamos ocultar lo que somos y fingimos ser lo que no somos para ser aceptados, lo que resulta en una falta de autenticidad y una necesidad de usar máscaras sociales para evitar que otros nos descubran. Tenemos miedo de que otros descubran que no somos lo que pretendemos o aparentamos ser.

2.- Segundo Acuerdo. "No te tomes nada personalmente".

No tomarse nada personalmente significa no estar de acuerdo con cualquier cosa que se diga. Al estar de acuerdo así de simple, muchas veces el veneno de las palabras o el chisme te atrapa.

Cuando uno se toma las cosas personalmente, se siente ofendido o reacciona defendiendo sus creencias y creando conflictos. Se trata de tener la razón y de demostrar que los demás están equivocados.

Las personas tienen su propio sistema de creencias lo que crea sus propias opiniones, por lo que lo que piensan está relacionado con ellas mismas y no contigo. Cuando lo que se nos dice nos duele, no es lo que nos han dicho lo que crea el dolor, es que lo dicho roza las heridas que podemos tener.

Muchas veces no sabemos lo que queremos, cómo lo queremos y cuándo lo queremos, porque una parte de la mente quiere una cosa y la otra parte quiere exactamente lo contrario. Una parte pone objeciones a determinados pensamientos y actos y la otra los apoya. Lo que significa que vivimos en un infierno.

No tomarse nada personalmente significa no depositar tu confianza en lo que otros hagan o digan. Basta con confiar en sí mismo para elegir con responsabilidad. Nunca se es responsable de los actos de los demás.

3.- Tercer Acuerdo. "No hagas suposiciones".

Tendemos a suponer y al hacerlo creemos que lo que suponemos es cierto, que es real. Al hacernos suposiciones, nos estamos tomando el tema personalmente y entonces obramos mal.

Siempre es mejor preguntar que hacer una suposición. Es mejor preguntar. Aclarar significa evitar sufrir. No preguntamos porque tenemos miedo a pedir una aclaración. Suponemos y defendemos a capa y espada nuestro supuesto, intentando demostrar que el otro es el que está equivocado.

El gran conflicto de la mente humana es que sólo vemos lo que queremos ver y oímos lo que queremos oír. Soñamos sin basarnos en la realidad, inventamos las cosas en nuestra imaginación.

Los seres humanos necesitamos justificarlo, explicarlo y comprenderlo todo para sentirnos seguros. Esta es la razón por la que en muchos casos hacemos suposiciones. Suponemos que todo el mundo debe o tiene que ver la vida del mismo modo que nosotros. Suponemos que los demás piensan, sienten, juzgan y maltratan como nosotros lo hacemos. Esta es la razón por la cual nos da miedo ser nosotros mismos ante los demás.

Hacemos suposiciones sobre nosotros mismos, sobrestimándonos o subestimándonos porque nos da miedo preguntarnos sobre determinado aspecto o actuación. Por hacernos suposiciones llegamos a pensar que podemos con buenos actos, amor y cariño, llegar a cambiar a la otra persona. Esto no es cierto.

Las personas cambian porque quieren cambiar, no porque la actuación externa los haga u obligue al cambio. El amor verdadero es aceptar sin intentar cambiar a la otra persona. Si intentamos cambiarlo es porque no nos gusta. La idea de vivir con alguien es escoger a una persona que sea exactamente igual a lo que uno quiere. Hay que encontrar a alguien al que no haya que cambiarle nada.,

4.- Cuarto Acuerdo. "Haz siempre lo máximo que puedas".

Lo máximo que puedas hacer varía constantemente en dependencia de múltiples factores. Haz siempre lo máximo que puedas, significa que, si intentas esforzarte demasiado para hacer más de lo que puedes, gastarás más energía de la necesaria y al final el rendimiento no será suficiente. Cuando te excedes vas en tu contra. Por otro lado, si haces menos de lo que puedes hacer, terminarás con frustraciones, juicios, culpas y reproches. Si se hace lo máximo que uno puede hacer, en cualquier circunstancia de la vida, no te juzgarás a ti mismo en modo alguno.

Haz lo máximo que puedas hacer, significa que es la acción lo que te da felicidad. Hacer lo máximo significa que actúas porque amas hacerlo, no porque esperas una recompensa. Si te gusta lo que haces y siempre haces lo máximo que puedas, entonces disfrutarás realmente de la vida. Te divertirás y no te sentirás frustrado.

No te inquietes por el futuro, mantén atención en el día de hoy y permanece en el momento presente.

No creo que esto pueda funcionar como receta para todo y todos. No creo que los toltecas, ni nadie en particular tengan la verdad absoluta sobre un determinado tema. Sin embargo, creo fuertemente en que después de leer este pequeño resumen que aquí comparto y ser sinceros con nosotros mismos, podemos lograr una mejoría en lo que sentimos y hacemos, en la forma en que nos relacionamos con nosotros mismos y con los demás, en la relación que experimentamos entre lo que tenemos y no tenemos, entre la alegría de estar vivos y la tristeza de aparentar una vida que no tenemos y como conclusión general en la forma en que vivimos.

Esa mejoría puede ser pequeña al comienzo, no importa, lo esencial es comenzar. Luego, si se establece un método coherente e independiente del proceso de la domesticación para vivir, pensar y evaluar lo que hacemos y tenemos, la mejoría irá creciendo y llegará el momento incluso que estaremos en condiciones de poderla compartir con otros porque nos sobrará.



 

 

miércoles, 22 de febrero de 2023

478.- Somos como rehenes de un pedazo de historia que condena para siempre al gobierno cubano. (Segunda Parte).

El término bancarrota es usualmente utilizado en empresas comerciales y en algunos países cuya legislación lo incluye y permite, en las personas. Se refiere generalmente a una situación económica desfavorable, donde la empresa o persona, no pueden cumplir con sus obligaciones económicas, cuya balanza de pago es desfavorable, etc. Por lo que estamos acostumbrados a ver y escuchar que tal persona se declaró en bancarrota o que tal empresa quebró y tuvo que liquidar sus partes y componentes antes de desaparecer del mercado.

Recuerdo que la primera vez que escuché el termino bancarrota de un país, cosa que me llamó mucho la atención, fue aplicado a Grecia y se refería a la incapacidad económica de ese bello país para pagar sus deudas y resolver el tema interno frente a sus ciudadanos. Recuerdo que en aquellos momentos me fue difícil entender cómo un país entero y su gobierno podían declararse en bancarrota, pensando yo en la cantidad de “riquezas” que cualquier país puede tener para demostrar su valía económica.

Pues sí, la bancarrota para un país existe oficialmente cuando sus riquezas no alcanzan para pagar sus deudas, sus acreedores exigen los pagos del dinero entregado con anterioridad, los bancos internacionales se niegan a volver a prestar dinero, lo que termina obviamente en la crisis no sólo económica, sino política y sobre todo social, al ser los pueblos los que pagan estas situaciones, con recortes y más recortes, que los malos administradores los hacen llegar y padecer. Los grandes políticos, a no ser que sean colgados de un poste de luz, generalmente siempre se salvan.

Entonces la pregunta es, cuándo se le aplicará a Cuba el término “país en bancarrota”. Evidentemente porque una cosa es una crisis económica transitoria, como ha ocurrido y ocurren en muchos países, crisis económicas determinadas a veces por factores internos y otras por factores externos o la combinación puntual de ambos, pero que su durabilidad es transitoria y los gobiernos pueden maniobrar y otra es la incapacidad manifiesta para resolver de forma estable la vida de un país entero.

Cuba viene compitiendo desde hace décadas por esta categoría y hoy, finalmente, después de haber hecho un gran esfuerzo en su competencia, la ha logrado. Cuba exhibe, quizás mejor que Grecia, todas las características que la ponen a la cabeza de las bancarrotas de los países. Bancarrota económica, a sabiendas de que esa área nunca ha sido su fuerte y que nunca desarrolló realmente, sino que se dedicó a exhibir y gastar el resultado de su “colaboración” con el campo socialista y su padre y líder la Unión  Soviética, bancarrota política de un gobierno mantenido con más o menos las mismas caras, ideas y forma de actuación, que nunca fue coherente y sólida, más allá de su propaganda masiva y hoy, más que nunca, más que en la colonia y la república, una bancarrota y destrucción social, donde el pueblo cubano es su mayor exponente. Pueblo, por definirlo de alguna forma abarcadora, no sólo destruido, sino desangrado totalmente.

Muchos hemos especulado sobre las deudas internacionales del gobierno cubano y también sobre las deudas económicas que ese gobierno tiene para con su interior, o sea, para con su productor, pero los números reales siempre nos han faltado. Es difícil, la información en Cuba, proveniente del gobierno, sobre el gobierno, no existe públicamente, los gobernantes, mostrando el poco respeto que sienten para con su pueblo, siempre la han ocultado, distorsionado y manejado, tratando de crear imágenes basadas sólo en la propaganda ideológica. El cubano promedio, como yo, conoce de la bancarrota de Grecia y de todas las otras bancarrotas mundiales, sin embargo, podemos seguir pensando que eso no tiene nada que ver con su Cuba, que esos términos no se aplican o que quizás sean una invención del siempre “útil” enemigo. Es por todos conocido o al menos asumido que históricamente el gobierno cubano ha creado sus propios parámetros, sus propias evaluaciones, muchas veces no coincidentes con las que se utilizan en y para el resto de los países del planeta.

Hace unas pocas semanas Cuba ha sido sentada en el banquillo de los acusados. Esto no es nuevo, muchas veces el gobierno cubano ha tenido que enfrentar esos litigios internacionales con relación a deudas no pagadas, utilización de marcas no legales, incautación de propiedades, etc., mi abuelo Papá Felo fue por años el presidente de la creo llamada Comisión Internacional de Arbitraje dedicada en parte a estos temas, quizás ahora ha sido el momento más público, tan público que el gobierno no lo ha podido ocultar. Claro siempre ha tratado de marcar el proceso con un carácter político, llamando “fondos buitres” a en realidad deudas legales, tratando de desviar la atención, sólo que, para este caso, el tiro le ha salido por la culata. El tribunal enjuiciador estuvo en Londres, Londres está en Gran Bretaña y los ingleses no se parecen a nadie.

Acostumbrada a resolver los problemas en silencio, quizás por la presencia, acción, maniobras, contactos y hasta el prestigio para una parte del mundo de Fidel Castro e incluso, no solo salir ilesa, sino seguir obteniendo créditos internacionales, lo que resulta difícil de entender frente a un gobierno que no sólo no paga, sino que pregonó por años que no pagaría ni un centavo de la deuda adquirida y gastada a voluntad, hoy, el gobierno incapaz, se ha visto obligado a gastar enormes sumas de dinero en abogados internacionales y trámites, los abogados cubanos parece que no compiten en esas lides, para defenderse sobre una vieja deuda de la década del 80, deuda de hace más de 30 años, que aún no ha pagado y más, no sabe a ciencias ciertas cómo pagará, porque no es que hoy no quiera, sino que está convencida que no tiene cómo pagar, a no ser con la cruda realidad de vender parte del territorio nacional, como se comenta ha vendido un cayo a Canadá o vender a los propios cubanos, tal como se hacía en el período esclavista.

La deuda de Cuba como país, la cual grabará no sólo a los presentes, sino parece ser que a los hijos de los presentes y a los hijos de los hijos, podemos verla desde dos ángulos. La enorme deuda contraída con el por aquel momento aparente sólido campo socialista, que jamás nos enteraremos a cuánto ascendió y la deuda contraída con acreedores a los que Fidel Castro un día llamó “capitalistas buenos” en la misma medida que se prestaron o aportaron por “ayudar” a Cuba, donde la verdadera realidad fue que esperaron a que apareciera la necesidad frente al “desmerengamiento” del socialismo mundial, para una vez más tratar de cambiarnos cristalitos de colores por nuestro oro. Capitalistas buenos que un día aparecieron para volver a colonizar a la mayor de las islas del Caribe.

Cuba llegó a tener más tractores per-capitas que la mismísima URSS, tractores que todavía andan en Cuba en manos de particulares. Cuba tuvo el ejército más poderoso de América Latina y que muchos otros países del mundo. Cuba, bajo la idea de convertirla en un país altamente industrializado adquirió fábricas, plantas productoras, electro energéticas e incluso una central atómica, provenientes de todos los países socialistas, fábricas, muchas de ellas que nunca se llegaron a montar y andan enterradas por partes dentro de la maleza y el marabú. Cuba de pronto vendió equipos electrodomésticos que las personas aún no han pagado y que el gobierno cubano jamás pagó al gobierno chino por un crédito que era para otra cosa, pero que nuestro invicto comandante se le antojó hacerse el bueno para mantener su popularidad. Y así, miles de inversiones fallidas que a mi elemental nivel puedo conocer, adjuntando las guerras y las guerrillas, más el entrenamiento de todos los locos antimperialistas del mundo en que nos metimos en estos últimos 60 años. Deudas que imagino que el mismo invicto comandante dijo “apúntenla en el hielo” y debe haberles recordado que siempre pagó con sus gritos antimperialistas.

Otra cosa, parece ser, las deudas contraídas con aquellos capitalistas buenos, que hoy, al recordar que son capitalistas, han vuelto a ser malos.

Según he escuchado sobre la deuda de Cuba, por sólo citar un ejemplo, allá por el 2015 el famoso Club de París perdonó 8 500 millones de los 11 100 millones de la deuda que se dejó de pagar en el 1986. 11 100 millones sólo al club parisino. ¿Dónde se metió ese dinero?, ¿Para qué se invirtió?

Los números, que ahora no son mi objetivo son aplastantes, más arriba dije que los hijos de los hijos, o sea, los nietos de los presentes, en realidad la cuenta es para los nietos de esos nietos, porque la pregunta más clave es, cómo se va a pagar, si a partir de ahora a todo el que se le debe, tomando en cuentas el antecedente del juicio londinense, se presenta con sus contratos impagados a tratar de cobrar. Además de las deudas, el fondo económico cubano se verá más afectado por la cantidad de juicios internacionales que va a tener que enfrentar.

Ahora, dónde está esa inversión, si al final del cuento lo que tenemos es un país totalmente destruido desde todos los puntos de vista, donde ya ni aquellos pilares que tanto se pregonaron como la salud pública y el deporte funcionan y un pedazo de carne de puerco o una calabaza se han convertido en productos de “élites” inalcanzables e imposibles de pagar por la mayoría del pueblo que aún allí vive. Un pedazo de carne de puerco y una calabaza.

Cómo se va a pagar si hoy Cuba está importando los productos que debería tener, hablo del azúcar y la sal. Como se va a pagar si la balanza es más que desfavorable si nos guiamos por las exportaciones, porque sencillamente cada día existen menos productos a exportar porque cada día se produce menos.

Cómo se va a pagar si la “locomotora sin humo”, aquello del sector turismo hoy está en total crisis, con hoteles, incluso recién inaugurados, vacíos. Cómo se va a pagar si los acreedores estarán asustados y cada día costará más trabajo conseguir préstamos o créditos internacionales.

Es muy sencillo de entender y eso quizás nos pasa como personas. Fuimos educados como país por un grupo que sabía de todo menos de economía. Fuimos dirigidos por un grupo que se dedicó a especular con aquello del “mejor país del mundo” gastando un dinero que no tenían o peor, gastando por encima de lo que podían producir, con tal de convencer a una parte de aquellos pobres, para los que se hizo una revolución, que hoy a todas luces son más pobres que cuando se incorporaron.

Es sencillo de entender, no se puede pagar, porque no hay de dónde sacar ese dinero. No se puede o podrá producir porque en estas últimas seis décadas, se han inventado todos los métodos y vías y no se ha logrado y los que dirigen, que son más de lo mismo, están plantados en los antiguos criterios y sólo hablan tratando de confundir y seguir ganando tiempo de independencia, solidaridad, soberanía, continuidad, antimperialismo, socialismo, seguir resistiendo y aguantando, pero en la concreta nada.

Es sencillo de entender, las personas en Cuba se están mudando de país, no importa hoy mucho el destino final y lo más cómico, por no llamarlo dramático, es que se están mudando muchos de aquellos que dieron sus vidas para construir un país nuevo, diferente, exclusivo, único. Personas que, cansadas, o peor, agotadas, han renunciado a su idea de “mejor sociedad” y han preferido vivir en aquellos lugares a los definieron como enemigos e incluso declararon una guerra a muerte.

Si, los cubanos, todos, los de aquí y los de allá, no sólo somos rehenes de un pedazo de historia, sino que somos además los deudores de una enorme deuda, sobre la cual nadie nos consultó, de la cual no vimos mucho y que como resultados hoy tenemos muy poco.

domingo, 5 de febrero de 2023

477.- Somos como rehenes de un pedazo de historia que condena para siempre al gobierno cubano. (Primera Parte)

Mirando una entrevista al realizador audiovisual cubano Juan “Pin” Vilar, escuché una idea que tengo desde hace mucho tiempo, pero expresada así, nunca la había llegado a conceptualizar y al escucharla me ha impactado. El cineasta y director de programas de TV, afirmó, hablando de sus hijos y los jóvenes de hoy en Cuba, que: “son como rehenes de un pedazo de historia que condena para siempre al gobierno cubano”.

Y es eso lo que exactamente ha pasado, todos o quizás muchísimos, hemos sido rehenes de un momento donde un gobierno, nos utilizó, a sabiendas de la utilidad, para hacer y deshacer. Fuimos rehenes de un grupo de personas, en realidad pequeño, aunque en apariencias apoyado por otros, que se apoderaron, ya no de las riquezas, de la economía, de la geografía de todo un país, sino de las personas que lo integraban para lograr sus caprichosos objetivos, incluso cuando de objetivos cada día quedaba menos y sólo sobrevivía el capricho.

Capricho que devora a la patria, la soberanía y a las personas para defender o mejor imponer forma de vida, que, sobre todo, mantuvo a el gobierno alejado y muy por encima de lo que ese gobierno pudo garantizar al pueblo que decía defender y representar.

Esos caprichos mantenidos han logrado hoy la Cuba que tenemos, lo que, entre otras cosas, da pena. Cuba fue por siglos un lugar de sostenido desarrollo económico, social, cultural y ese despegar, en la colonia vinculado a España, en la república vinculado a los Estados Unidos, es mentira que siempre vino de afuera, como muchos han querido afirmar para restar importancia. Ese desarrollo fue el resultado del interés cubano. Del cubano trabajador, del cubano emprendedor, de esos grandes capitales, pero también de pequeños capitales, que hicieron posible que muchas familias vivieran no solamente bien, sino orgullosas de sus logros. La cubanía fue entre otras cosas el orgullo mayor. No hacía falta irse definitivamente, Cuba, por años fue un destino receptor de inmigrantes.

Juan “Pin” Vilar, que está en Cuba, lo que resulta meritorio, en otro momento de su entrevista, dijo que nunca pensó y nunca quizo que sus hijos se fueran de Cuba, hoy no sólo lo acepta, sino que como papá lo impulsó, en un intento por salvarlos para el futuro, quizás en un intento para que no vivieran más lo que él aún vive.

Acercarse al tema Cuba, sigue siendo difícil, aun cuando se ha vivido o vive dentro de ella. No existe algo que sea fácil de analizar, porque cualquier tema puede tener y de hecho tiene miles de aristas. Tantas que puede parecer que existe una de ella por cada cubano que aún respira dentro y fuera de Cuba.

De ahí que cualquier análisis, además esté plagado de muchos sentimientos, tanto a favor como en contra, lo que imposibilita o dificulta cualquier explicación, a partir de la enorme cantidad de emociones y pasiones bajo los cuales se analiza. El tema se hace agotador, desgastante e incluso hasta desgarrador. Basta sólo ver algunas de las imágenes que sobre Cuba hoy se publican, para descubrir, más allá de los discursos, la lamentable realidad.

Cuba es un problema, muchos en contra de su gobierno, otros que, a pesar de los fracasos evidentes, lo defienden. Una parte del mundo que ha descubierto y trata de evidenciar la mentira, otra parte que aún defiende al gobierno y las ideas que dice que un día logrará, sin aclarar cómo y cuándo. Defensa absurda de los socialistas que disfrutan a plenitud del capitalismo e intentan condenar a un pueblo entero, con tal de probar que una teoría funciona.

Entonces, si las definiciones nacionales son muy difíciles de homogeneizar y a veces hasta de entender, las definiciones con que se trabaja en el ámbito internacional son extremadamente complicadas, al menos para mí, a pesar de que ellas se edifican o se supone edifican, a partir del acuerdo de todos aquellos que intervienen, ya sea a nivel regional, continental o mundial.

Entender, trabajar y guiarse por la política o diplomacia internacional es extremadamente complicado si todo fuera transparente, equilibrado y justo, ahora sumémosle que a veces, al menos en apariencia, de transparencia, equilibrio y justicia real, existe poco. Uno llega a pensar que esas definiciones internacionales, todas las organizaciones y sus integrantes no sirven para nada, o al menos para más nada que ganar mucho dinero y vivir bien.

Todos estamos de acuerdo y hasta medio acostumbrados a que muchos países de África están mal y lo damos, sin conocer exactamente cuánto mal, por aceptado. Es fácil acordar que Haití es uno de los países más pobres de América, al que desde hace años hay que soportar con ayudas internacionales, para por lo menos, tratar de apalear su desaparición total como pueblo, aunque luego se escucha que esas donaciones internacionales muchas veces no llegan a dónde tienen que llegar.

Ahora al pensar y referirnos a Cuba, lo primero que pasa es la entendible confusión. Cuba es, de hecho, lo ha sido desde hace muchos años, un país, cuyo discurso propagandístico, que encubre los verdaderos resultados y la vida de su pueblo, ha confundido y confunde a no pocos.

Por un lado un discurso de gobierno que sigue retomando los nombres de los muertos hasta llegar a nuestro aborigen más famoso Guamá, tratando de agarrarse a la historia pasada como de un madero en el medio del océano, que no sólo se niega a reconocer el fracaso absoluto en todos los sectores de la vida económica, social y hasta política, sino que sigue hablando de logros a los que podíamos nombrar fantasmas y por otro un trabajo de pasillo en el exterior del país, tratando de seguir convenciendo a políticos, diplomáticos, empresarios y emigrantes del apoyo a la revolución cubana, camuflageándola con sobrenombres de patria, familia cubana y pueblo. Política de gobierno y lobbies a los que sólo se le puede prometer la continuidad, que ahora apellidan “Creativa” y la disponibilidad de resistir más, resistir sin límites, resistir sin pensar en las consecuencias y desgastes reales, resistir hasta la muerte.

Al acercarme al tema he encontrado varias definiciones que pueden orientarme en relación a la realidad, para yo no inventarme mis propias definiciones.

Crisis Humanitaria. La crisis humanitaria, incluidos los conflictos provocados por el hombre, las catástrofes naturales, las pandemias, a veces combinadas, dan lugar a problemas de derechos humanos y exacerban las vulnerabilidades preexistentes en esa materia.

Situación Humanitaria. Una crisis humanitaria es una situación de emergencia en la que se prevén necesidades masivas de ayuda humanitaria en un grado muy superior a lo que podría ser habitual, y que si no se suministran con suficiencia, eficacia y diligencia, desemboca en una catástrofe humanitaria.

Diferencia entre crisis y emergencia humanitaria. Según la Comisión de Derechos Humanos en 2017, la diferencia está en que las crisis humanitarias pueden venir por desastres naturales muy puntuales, las emergencias complejas son fundamentalmente por carácter político.

¿Cuándo se interviene con ayuda humanitaria en un país?

Según los organismos internacionales encargados del tema, una emergencia humanitaria, combina las necesidades de una crisis con el desmoronamiento de la economía formal y las instituciones del Estado. Se caracteriza por conflictos civiles, crisis sanitarias, migración y hambrunas. Este concepto se refiere a una violación masiva y deliberada de los derechos humanos.

Cuba, hay que recordar que, por muy extraño que nos parezca, aún está enclavada en el planeta Tierra y pertenecemos al Sistema Solar dentro de la Vía Láctea, única que se conoce y su gobierno es signatario, por tanto, está de acuerdo, con todas las ideas que emanan de los organismos internacionales, entonces mi genial pregunta es, ¿se escapa o está por encima de ellas?

Quisiera comenzar por decir, antes de responderme la pregunta, sobre todo para los posibles lectores perspicaces, que no hablaré aquí de una intervención militar. Creo que a nadie hoy se le puede ocurrir y pueda desear que su país sea invadido por una fuerza o ejército externo, aunque sea la representación de un acuerdo internacional “salvador”. Se sabe que cualquier intervención militar crea muchos problemas, heridos, muertos, destrucciones de todos tipos, que marcan a los pueblos por muchos años a futuro.

No hablo de una intervención militar que pueda matar a mi familia, a un amigo, o sencillamente a cualquier persona cercana o lejana a mí. No hablo de muerte masiva de cubanos. Cuba, es un país cuya población aún no está en guerra, por lo que lo de la fuerza debería ser la última después de la última opción.

Ahora, tampoco quiero ser hipócrita conmigo y escribir algo a medias o que no me convenza a mí mismo cuando lo vuelva a leer. Creo que de verdades a media estamos llenos. No se puede estar siempre en la parte fría de la tortilla. Si me enterara de que existe una variante interna coherente y organizada, con apoyo del exterior, como casi siempre suele ocurrir en las acciones modernas, que diera al traste, que expulsará o prendiera a los culpables de nuestra triste realidad como pueblo, la apoyaría.

Está demostrado que los gobiernos totalitarios se emborrachan en el poder. Si algo ha anunciado y pregonado el gobierno cubano desde siempre, es que el poder no se entrega y han alardeado de que se los quiten. Entonces, frente a esta opción, sólo queda quitárselo y la acción de quitar para este caso, está probado, no va de conversaciones. Frente a la última salida del pueblo cubano a protestar pacíficamente por su realidad de la que se cansó, el gobierno de Cuba dio una “orden de combate” y sacó a la calle a sus tropas armadas para liquidar a quien tuviera que liquidar, sin considerar edad, sexo, color, etc. De esto las organizaciones internacionales hicieron mutis total.

¿Un gobierno que declara la guerra contra una parte de su pueblo, puede pretender que se le considere? No. Para ser sincero conmigo mismo, merecen ser prendidos, enjuiciados, tal como se enjuició a los batistianos con hechos de sangre en sus manos y que paguen lo que tengan que pagar.

No todos tendrán la misma responsabilidad, sabemos que siempre existen personas que están “como cocineros”, pero algunos merecen más que un pelotón de fusilamiento. Merecen que los atrape “El Acariciador”, una especie de oficinista filósofo verdugo que vivió en el Imperio Mongol bajo las órdenes del Khan Kublai. Artista de las torturas magistralmente descrito por Gary Jennings en su genial novela “El Viajero” publicada por primera vez en 1984, donde reconstruye parte de la vida y viajes de Marco Polo.

Según recoge la historia, “El Acariciador”, personaje real, fue el torturador más cruel que ha existido en la historia de la humanidad, cuya misión, considerada por él mismo como un “arte” consistía en matar a partir de un manual, llamado “La Muerte del Millar”, donde se describían filosóficamente mil acciones diferentes contra un cuerpo humano, que se seleccionaban aleatoriamente, donde se incluían incisiones, raspados, quemaduras, cortes, etc., con diferentes intensidades a la hora de sus aplicaciones, para las que usaba una serie de herramientas, muy bien diseñadas para utilizar creativamente en cada una de sus mil acciones.

Su “trabajo artístico” cuentan que garantizaba al final que no se pudiera identificar los restos que quedaban con un ser humano. “El Acariciador” tenía un equipo de apoyo cuya misión era mantener vivo, con suturas y remedios, al acariciado, tratando de que se pudiera aplicar sobre él, de principio a fin, el manual de instrucciones hasta llegar al paso número mil. Matar de una vez, hubiera sido más sencillo, pero “El Acariciador”, en post de su fama, necesitaba prolongar las torturas por muchos días, porque la idea era además de la tortura, el disfrute y el entretenimiento.

El gobierno cubano no puede estar o no debería estar por encima, ni fuera de las declaraciones internacionales, a no ser que pueda convencer o comprar a los funcionarios encargados, lo que, a nivel de pasillo, se comenta hace.

Si observamos lo que está pasando, es fácil concluir que no estamos en presencia de un huracán, terremoto u otro accidente o desastre de la naturaleza, que pudieran de forma muy puntual complicar el funcionamiento de un país completo, gobierno y pobladores. Tampoco somos los únicos poseedores o afectados por estos tipos de desastre en el planeta. Volcanes, tornados, tsunamis, sequías, inundaciones, etc., afectan anualmente a muchos puntos de la geografía terrestre.

Lo que está pasando en Cuba con ciclones y cuando no los hay, está más relacionado a la otra parte de las definiciones internacionales, o sea, una emergencia humanitaria donde se mezclan o combinan la casi desaparición total de una economía formal o legal, para el caso cubano mayoritariamente controlada por el gobierno y sus instituciones encargadas de ejecutarlas para beneficios de todos. Este momento se caracteriza por estallidos sociales, que pueden ser aislados, desorganizados en cuanto son espontáneos, una evidente crisis sanitaria, falta de una correcta atención médica y de muchísimos medicamentos, comienzos del hambre como institución, o por lo menos la capacidad disminuida diariamente de obtener alimentos y la aparición, ahora más masiva, de una parte de la población que ve como única opción la emigración para cualquier lugar fuera de las fronteras nacionales.

Comienzan, como nunca antes, a verse en Cuba imágenes de personas comiendo de la basura y totalmente desnutridos, noticias de niños abandonados en basureros, asesinatos frecuentes para robar, muertes por malas prácticas o irresponsabilidades en centros de atención a la salud, más muertos en mares y selvas tratando de escapar, la destrucción de casas y edificios, muchos de ellos causantes de fallecidos y heridos y al mismo tiempo un gobierno que se empeña en desconocer públicamente todo esto y por un lado reprime pública y escondidamente y por otro sigue hablando de crecimiento, mejorías, planes de desarrollo, resistencia ahora creativa y muerte antes de ceder, cambiar y encontrar una salida, que todos sabemos que no puede ser por vías del socialismo, porque por vías de esa ideología llevan más de seis décadas buscando y no la han encontrado. O están buscando algo que no saben qué es o están buscando en un lugar y por métodos equivocados.

Hoy Cuba enfrenta un primer juicio, o al menos el primer juicio con gran cobertura pública,  sobre una deuda privada que tiene, que suma manejos turbios, pero sólo uno de los otros cientos de juicios que se podrán realizar para tratar de esclarecer y cobrar lo que ese gobierno debe, sin contar lo que se cogió del hoy extinto llamado Campo Socialista, no de ahora, sino desde hace décadas, deudas que todos sabemos que ni vendiendo el país completo con todos sus cayos adyacentes, más toda la plataforma insular con todas las especies marinas y arena que posee, más todas las edificaciones, parques, aceras y con todos los cubanos que quedan dentro, ese gobierno puede pagar.

Cuba está viviendo la mayor crisis de su historia y me niego a aceptar que sea por los ciclones. Lo que se está evidenciando, para los que tenemos ojos y cerebros, porque siempre hay quienes prefieren ser ciegos para no ver, es el resultado mantenido, sistemático y estructurado de muchísimas muy malas decisiones. Lo que otorga al caso cierta categoría de emergencia humanitaria.