domingo, 26 de enero de 2014

¿Antigüedad o Arte?

Desde que llegue a Lincoln veo este camión en una de las esquinas por donde paso con frecuencia cuando regreso de mi trabajo.

Me gusta. Me parece genial, más allá de que a lo mejor su creador lo que está es tratando de salir de una inmensidad de hierros viejos.

Me decidí y la fotografié para mí y para ustedes.


¿Qué les parece?





Richdale Aparatment Group. (segunda parte + video)

He pensado mucho en el tema trabajo en USA, o al menos en lo que conozco de ella. Trabajo siempre hay, somos nosotros los que no podemos cogerlos. Queremos vivir en USA pero no queremos hablar inglés, queremos vivir aquí pero no soportamos el frio, o no nos gusta la cultura americana, no queremos invertir dinero para legalizar u homologar nuestros papeles. Queremos, obviamente como somos cubanos, trabajar en una linda y confortable oficina y por supuesto, ser empresarios o jefes de algo.

Yo no me he sentido discriminado ni por mi origen , ni por mi edad, ni por mi primitivo inglés, todo lo contrario, recibo todos los días en mi correo más de 5 ofertas de trabajos buenos en mi área, solo que si quieres llegar y clasificar como profesional, cosa que pienso se puede hacer, tienes que venir bien preparado, más allá de los títulos que poseas, tienes que competir y la competencia es muy fuerte; baste decir que USA tiene más de 300 millones de habitantes, por lo que como tú o yo existen miles, todos con un cuchillo en la boca.

No llegamos tarde, nunca es tarde, en realidad no llegamos bien preparados. El inglés de la escuela de idioma sirve para ir al supermercado, preguntar por el clima o la familia, pero otra cosa es trabajar en inglés y por supuesto otra cosa es trabajar en inglés en un banco, en la universidad, en una empresa comercial o un laboratorio, o como arquitecto, médico o abogado.

Trabajo, al menos en Lincoln, sobra. Este es un país de inmigrantes, por lo que a nadie le importa dónde naciste, sencillamente tienes que ser bueno para lo que ellos te necesitan. El Ruso siempre dice, “tienes que enamorarte del inglés“, no hay de otra, “no existen límites”, dice mi yerno Yordán, “el límite es uno mismo”.

No sé qué tiempo más trabajaré aquí, lo cierto es que no quiero jubilarme en un puesto de mantenimiento, extraño los papeles, las computadoras y el ambiente de oficina. Tengo 50 años y estoy volviendo a empezar, decidido, sin miedo pues ya soy un sobreviviente, entonces un día, cuando esté bien preparado, volveré a lo mío, por el momento me divierto con lo que hago, tal como dice Dale Carnegie.

La otra parte de mi trabajo es hacer una semana de guardia. Cuando te toca, después que terminas la jornada laboral entras de guardia hasta el otro día a las 9 de la mañana, y los sábados y los domingos estas de guardia todo el día. Esto funciona igual, el cliente llama a un centro a cualquier hora y por la razón que se le antoje, ese centro te llama a ti y tienes que salir a resolver el problema.

Esta guardia, que a mí no me gusta ni un poquito, páguenme lo que me paguen,  tiene sus complicaciones. Primero, recibes la llamada por un celular que te entrega la compañía, por lo que tienes que ser capaz al menos de entender el lugar, el apartamento y el problema. Segundo, en vez de tu residencial atiendes los cuatro residenciales del Grupo en Lincoln, por lo que el número de problemas puede aumentar al infinito. Tercero, tienes que manejar de un lugar a otro, lindo y seguro en verano y mejor si es de día, infernal de noche y en invierno con nieve, lluvia y hasta incluso hielo en la calle se convierte en casi una tragedia. Cuarto, tienes que trabajar en lugares poco conocidos, por lo que buscar algo en los talleres, moverte y resolver, se hace más complicado.

He tenido llamadas a la 1.00 am por un baño tupido, o de un tipo, dos días seguidos a las 10 de la noche, que no podía entrar a su apartamento porque no tenía las llaves, a las 6.00 am de una persona que al salir partió la llave dentro de la cerradura, más miles de fregaderos tupidos y agua botándose inundando no sólo la cocina sino los pisos de abajo, en fin cualquier locura y a todas las llamadas hay que ir y tratar de resolver. He estado trabajando en un lugar y he recibido una llamada y cuando he colgado he recibido otra llamada. He estado en el lugar A y he tenido que salir para el B y cuando he terminado,  he tenido que regresar al lugar A de nuevo. He llegado al parqueo de mi apartamento y he recibido una llamada y he tenido que salir de nuevo sin poder bajarme del carro.

Mi primera guardia pensé que me provocaría otro infarto; hay que recibir llamadas de un operador telefónico que no te conoce y ni idea tiene de que tu mejor idioma es el español, llenar papeles, apuntar el millaje de salida y llegada, la hora con que empiezas y terminas, definir la causa, el problema y la solución. A pesar de los inconvenientes soy un tipo dichoso, para mi gran suerte, para todas estas cosas he tenido la ayuda invaluable e incondicional de mi hijo Jonathan, quien como todo un guerrero fiel me ha acompañado sin importar hora y día, de lo contrario no creo que me hubiera resultado nada agradable. Para esto además tampoco tuve entrenamiento teórico, fue así como que un día llegué y me dijeron, Rolando, mañana estás de guardia.

Esto me ha hecho pensar mucho en las clases que impartí en Cuba y República Dominicana y en las cosas que aseguré sin haber visto y sin que estuviera recibiendo dinero por ello, repitiendo lo que los libros decían teóricamente acerca de la forma planificada y organizada en que trabajan las empresas en Estados Unidos y al menos ésta realidad se parece poco a lo que hacía creer a mis alumnos. Donde quiera cuecen habas.

Al final puedo ser un tipo atípico. Siento pasión por los libros, todavía sigo leyendo todas las noches, tratando de aprender constantemente y paralelamente siento la misma pasión por el trabajo con las manos. Los que me conocen bien, saben que no soy un genio y menos un mago. He podido enfrentar lo del mantenimiento sin grandes complicaciones, primero por mi voluntad, o sea, he estado y estoy dispuesto a hacerlo, y mi posibilidad hoy es el resumen de horas y horas dedicadas a trabajar en las casas donde he vivido y en las casas de los amigos, en Cuba, en República Dominicana y ahora en Estados Unidos. Segundo creo que es la hora de agradecer a algunas personas que tuvieron que ver con mi formación, entre ellos, mi padre Tito, mi tío Carlos, mi abuelo Papa Felo, tres expertos en el uso de la palabra y la escritura a quienes les gustaba trabajar con las manos y hacerlo bien, por lo que puedo asegurar que además de estudiar, he dedicado muchas horas desde niño a aprender sobre estos trabajos. 

Luego, muy joven aún, tuve la suerte de caer en casa de los Tomé, donde continúe mi formación al lado de Cosmito, mi maestro particular, Lourdes y Ernesto, aumentando mi curiculum a partir de ese momento además con conocimientos teóricos. Haber estado al lado de mi suegro Cosme, enriqueció enormemente mi capacidad de pensar y buscar soluciones. Aquí complete mi amor por las herramientas y los hierros, los Tomé me entregaron el cuidado y control de su patrimonio y esa actividad la desarrollé con orgullo hasta el día que salí de Cuba. Al final el haber pensado y trabajado muchísimas horas al lado de mi hermano Iván y de mi cuñada Tía Baby, que si son unos magos,  aumentó mi posibilidad de meterme en los problemas y resolver.

Todos ellos están presentes en mí. Como ahora lo hago como profesional, a todos ellos les debo un poquito de dinero. Algunos han muerto, a otros no los veo desde hace ya mucho tiempo, sin embargo cada vez que toco una herramienta o meto la mano en una llave, o me veo cortando un pedazo de tubo o madera, ellos están conmigo.




Richdale Aparatment Group. (primera parte + video)

Es muy temprano en la mañana, tan temprano que el Sol aún no ha salido, la temperatura es de - 8 º Fahrenheit, lo que convertido a Celsius es - 22º.  La nieve mantiene todo pintado de blanco desde hace varios días y yo me encuentro repartiendo una mezcla de arena gorda y sal en las entradas de los edificios y en las aceras donde trabajo.  Hay que cuidar a los residentes para evitar que resbalen y se hagan daño. ¿Qué será eso de marketing?

A veces me río solo, me viene a la mente el cuento del tipo que cansado del trópico, el calor y los mosquitos, decide mudarse para un lugar donde hay mucha nieve. Otras veces me descubro hablándome a mí mismo, pero no me preocupa aún, pues según el poema de Antonio Machado, “quien habla solo espera hablar a Dios un día”. Entonces aún no estoy loco. Hace poco leí en una National Geographic que “caminar, es caer hacia delante”, entonces estoy caminando.

Esta historia comenzó hace ya cinco meses, cuando mi descanso por la operación del corazón llegaba a su fin y mi recuperación parecía bastante buena. Mi hijo Jonathan, a través de Jill y Joaquín, amigos nuestros, había resuelto trabajo en Richdale Aparatment Group, compañía que tiene 47 residenciales en Estados Unidos, cuatro de ellos en nuestra ciudad y por supuesto, como soy un tipo recomendable, no dudamos en probar suerte con esto.

Mi hijo había ganado una buena reputación como persona y como  trabajador, por lo que no le fue muy difícil hablar con la jefa de todos los jefes aquí en Lincoln para empujar a su papá. Él me conoce bien y sabe lo que puedo hacer con las manos, por lo que le aseguró a la Manager Regional que yo era la persona exacta que ellos necesitaban y buscaban.

La primera entrevista fue por teléfono, en inglés obviamente, luego correos en ambas direcciones y al final la entrevista frente a frente.  Cuando llegué al lugar de la cita, la Manager Regional me esperaba como se espera a un amigo, todo sonrisas. En realidad el cargo que tiene es grande, por lo que podría estar vestida de muñeca, o sea, tacones, chaqueta, collares, etc., y ser bastante impertinente, sin embargo no fue así; un poco para mi asombro vestía una sencilla ropa de sport con unos zapaticos bajitos, lo que convinó muy bien con mi estilo. Yo estaba buscando trabajo en mantenimiento, no exhibiendo mi closet. Esto inmediatamente me hizo pensar en República Dominicana donde para buscar trabajo de cocinero o recepcionista, los hombres visten de guayabera o  traje y corbata y las mujeres invierten el dinero que no tienen, en zapatos muy altos y productos para poner el pelo muy lacio. Así de diferente.

Chris, que es como se llama la manager, me la hizo fácil, aunque tenía mis papeles delante, quiso escuchar lo que yo había hecho en mi vida personal y profesional y entonces como hablar de mí mismo me gusta, la dejé tirada.

Pregunta recurrente, ¿cómo con tanta calificación aspiras a un puesto de mantenimiento? Respuesta ensayada, yo cubano, frontera, acabado de llegar, necesidad de practicar mi inglés, mucha necesidad de trabajar, garantías de que también soy un profesional en el trabajo con las manos, curiculum verbal de todo lo que podía hacer. Mucha seguridad. Fin de la conversación. Casi contratado.

A los muy pocos días me recibieron, en 10 minutos firmé varios papeles, como siempre sin leer mucho lo que decían y me depositaron en las manos de Marc, mi futuro compañero de trabajo que habla como  los malos de las películas del oeste.  Marc en otros 10 minutos me enseñó el taller y el almacén de piezas, o sea, nada de entrenamiento, nada de curso teórico y nada de tiempo para adaptarme, ubicarme, etc., Así de rápido y de pragmático comencé a trabajar en mantenimiento en Lionsgate, una de las propiedades de Richdale  Aparatment.

Como ya dije, sin entrenamiento teórico, realmente lo más fácil era el trabajo, lo difícil era entender a Marc, descubrir las partes y piezas en el almacén y hablar, escuchar y escribir en inglés todo el día. A diferencia de mi primer trabajo en Farmland, donde hablaba español todo el día con las piernas de puerco, aquí de español nada, desde que llegaba tenía que leer, escribir y hablar en inglés, esto no estaría nada mal si fuera como en las aulas de idioma, donde prima lo académico, las estructuras gramaticales, etc., pero aquí cada persona habla como le da la gana, para colmo muchos clientes son chinos, vietnamitas, árabes, por lo que a veces de inglés – inglés, nada.

Marc es un tipo súper buena gente, entonces me hablaba y se reía, como si supiera que me estaba torturando. Eso de que el almacén estuviera recogido, organizado por orden alfabético, con fotos de las piezas en los estantes, tal como lo describen los libros, negativo. El reguero era enorme porque cada cual va poniendo las cosas donde mejor le acomoda, por lo que a veces pasaba muchos minutos para localizar un bombillo o una zapatilla.  Al principio, mi momento más feliz era cuando me encontraba solo frente a un fregadero tupido, una lámpara que no encendía, instalando un ventilador de techo o levantando una alfombra de un apartamento, al final todas estas cosas, en USA, Cuba o Hong Kong, son lo mismo y ahí soy un maestro.

¿Cómo funciona el trabajo? Muy sencillo, a las personas que rentan un apartamento se les garantiza que no tienen que hacer nada dentro de él. Los residenciales tienen un servicio de mantenimiento las 24 horas, por lo que frente a un problema sólo tienen que ir o llamar a la oficina, comunicar el problema y listo, se dispara el mecanismo de solución del cual formo parte.

Aquí comencé además a aprender del agua de las piscinas. Todos los días en la mañana mi primer trabajo es abrir las piscinas, por lo que tuve que meterme, cayéndole atrás a Marc, que siempre anda rapidísimo, en el tema del agua, el PH, la acidez, el cloro, etc. Tuve la suerte de que Jonathan ya había pasado por lo mismo, por lo que toda la explicación fue en español, pues confieso que esto en inglés me hubiera sido extremadamente difícil.

Al pasar unas semanas, como parte de la rotación para conocer los otros residenciales, me trasladé, por decisión de Chris, para Tanglewood, donde la cosa estaba un poco más organizada y allí me he quedado.

¿Cómo funciona el tema de mantenimiento en este lugar? Lo de mantenimiento tiene dos partes parecidas, pero diferentes. Una es trabajar 8 horas en uno de los residenciales y la otra es una guardia toda una semana desde que terminas la jornada laboral hasta el otro día a las 9:00 am, incluyendo sábado y domingo que estas de guardia todo el día, cosa que ocurre más  o menos cada dos meses.

La propiedad donde trabajo tiene 458 apartamentos, oficinas, gimnasio y sauna, más dos piscinas y un yacusi, lo que garantiza que exista trabajo siempre por hacer. Durante las 8 horas laborales existe un equipo de personas, somos 4, que se dedica, a veces sin poder cogerse ni un cinco, a dar soluciones a los problemas que se generan. Solo pensar en la cantidad de problemas que se pueden presentar dentro de un apartamento desde que uno pone la mano en el picaporte para darse cuenta de la complicación, entonces multipliquen esto por más de 400 apartamentos, más las áreas comunes y se darán cuenta que las órdenes de trabajo llueven sin escampar.

Una orden de trabajo puede ser sencilla, con un solo problema o contener infinidad de tareas. Pueden ser desde que vieron un ratón o murciélago dentro del apartamento hasta tener que desarmar la mitad de la cocina por una enorme tupición. Algunas son ridículas o divertidas y existen otras órdenes en las que nadie entiende lo que el residente quiso decir, por lo que hay que terminar adivinando lo que pasa o pudo haber pasado. Existe una buena parte de los residentes que son estudiantes universitarios, por lo que resulta imposible describir cómo viven y los problemas que generan a veces resultan no solo increíbles sino inexplicables.

El trabajo es fuerte, significa caminar todo el día de un lugar para otro y subir y bajar escaleras, para mi corazón es fantástico. Llegaría a ser divertido a no ser porque la mayor parte del tiempo cargas herramientas, mi bolso pesa cerca de 30 libras, escaleras, repuestos, cubos, papeles, llaves, etc., lo que hace que tengas que utilizar las piernas, las manos, los hombros, la cabeza para cargar, y hasta por momentos la boca también.

Muchos problemas son repetitivos, así que se resuelven mecánicamente, lo que no significa que te puedas confiar al 100%, porque algo sencillo puede arruinar tu día de trabajo y pasarte 3 ó 4 horas en algo que en otro momento has resuelto en 20 minutos.

Llegas en la mañana y la oficina te entrega las órdenes de trabajo con las que pasas el día entretenido. A veces una orden la resuelves en 10 minutos, otras te consumen 3 horas. La mayor parte del tiempo trabajas solo, pero a veces hay que llamar a otras personas para resolver el gran problema que tienes.

Existe un taller con todas las condiciones para trabajar, herramientas y máquinas de uso común, pero las herramientas con las que trabajas todos los días te las tienes que comprar, de esa forma garantizan que las cuides, pues cuestan dinero  y entonces tratas de que no se rompan o no se te pierdan. Si necesitas alguna herramienta nueva, tienes que sencillamente comprarla.

No hay comedor obrero, por tanto, cada cual almuerza lo que quiere o puede, unos comen de la calle todos los días y otros como yo, traemos la comidita de la casa, por lo que después de haberme negado tanto a cargar, hoy me veo trayendo y llevando una cantinita moderna, donde Martica me pone la comida del día; sana y en cantidades adecuadas para garantizar que viva 120 años.

Las órdenes no paran de aparecer, terminas una y aparece otra y así todo el día. Es un trabajo dinámico y diferente, porque aunque sea el mismo problema, las circunstancias, el lugar, la hora, etc., hace que siempre parezca nuevo. No mata pero cansa, cuando regreso a mi apartamento en las tardes, me toma un tiempo, después de un buen café, para recuperarme.

En realidad, nunca pensé que trabajaría en algo como esto, he estudiado mucho y me desenvolví siempre en el mundo intelectual, como para haber pensado que trabajaría con las manos para ganarme el dinero. Una cosa es el trabajo como entretenimiento o para ayudar a un amigo y otra muy diferente es convertirte en un profesional de las manos. Mantenimiento en un residencial exige más, porque tienes que llegar a dominar varios oficios, entre ellos cerrajería, carpintería, plomería, electricidad, instalador de lavadoras y/o secadoras, lavadoras de platos, ventiladores de techo, microwave, reparador de techos y paredes, arreglo de refrigeradores, calefacción, aire acondicionado, control del agua de las piscinas, más los 10 000 inventos que se le pueden ocurrir a los clientes, como por ejemplo poner una cortina aquí, un estante allá, un toallero adicional, etc. La mayor parte de las veces reemplazamos por piezas nuevas, recordar que estoy en USA, pero otras hay que inventar para solucionar el dichoso problema.

Los clientes generalmente se muestran agradecidos, pero los hay también a los que no les importa un carajo lo que estás haciendo por ellos, porque sencillamente ellos están pagando para que un jodido tipo destupa su inodoro o su fregadero. Es duro pero es así.