jueves, 27 de junio de 2013

Lecciones de los Maestros Zen

Como ya les comenté, estoy aún de reposo por lo del bypass coronario, así que no tengo mucho que hacer en la calle, más que caminar como deporte dos veces al día, por lo que hoy tengo dispuesto tiempo de máquina.

Motivada por el último escrito que acabo de publicar en mi blog, “Plan B”, Lissette, mi amiga entrañable dominicana, muy rápido me ha enviado esto que ahora publicaré. Ella, siempre tiene una reflexión madura que aportar.

Me haría falta Ileana Romero para que me diera las mieles del tema zen, la meditación, los maestros, etc., pero ella está en estos momentos “complicada” en España, por lo que no me queda más remedio que confiar en que cada uno de ustedes, como me dijo mi hijo Jonathan, si les interesa, podrá ser capaz de profundizar en este tema.

Lo de darle o no el frente a los problemas es una de las tantas decisiones que casi a diario tenemos que tomar los seres humanos. Hay quien prefiere darle la vuelta, esperar que la vida lo resuelva todo, dejarlo para mañana, mentirse y mentir, en fin, a largo plazo sólo lograr que los problemas engorden, crezcan, se hagan fuertes y contribuyan de hecho a la infelicidad. Por el contrario existen quienes, como decimos en buen cubano, les parten para arriba, los enfrentan, luchan contra ellos.

Cada problema debería convertirse en un objetivo priorizado a resolver. De esta forma descubriríamos que, primero tenemos menos problemas de lo que decimos o pensamos que tenemos, segundo, el intento o acción para resolver los problemas, nos hace fuertes, nos inmuniza, al final nos permite vivir con menos carga.  A partir de mi experiencia, lo de dejárselo todo a la suerte o a la vida, no trae muy buenos resultados.
Recuerden, lo importante es el cerebro. JAJAJAJAJA.

Lecciones de los Maestros Zen para ayudarte a lo largo del camino.

El Gran Maestro y el Guardián se dividían la administración de un Monasterio Zen. Cierto día, el Guardián murió y fue preciso substituirlo.
El Gran Maestro reunió a todos los discípulos para escoger quién tendría la honra de trabajar directamente a su lado.
_ Voy a presentarles un problema, dijo el Gran Maestro, y aquél que lo resuelva primero, será el nuevo guardián del Templo.
Terminado su corto discurso, colocó un banquillo en el centro de la sala; encima estaba un florero de porcelana seguramente carísimo, con una rosa roja que lo decoraba.
_ Éste es el problema, dijo el Gran Maestro; resuélvanlo.
Los discípulos contemplaron perplejos el "problema", por lo que veían los diseños sofisticados y raros de la porcelana, la frescura y la elegancia de la flor.
¿Qué representaba aquello? ¿Qué hacer? ¿Cuál sería el enigma?
Pasó el tiempo sin que nadie atinase a hacer nada salvo contemplar el "problema", hasta que uno de los discípulos se levantó, miró al Maestro y a los alumnos, caminó resolutamente hasta el florero y lo tiró al suelo, destruyéndolo.
_ ¡Al fin alguien que lo hizo! - exclamó el Gran Maestro; ¡Empezaba a dudar de la formación que les hemos dado en todos estos años!
_ Usted es el nuevo guardián.
Al volver el alumno a su lugar, el Gran Maestro explicó: _ Yo fui bien claro: dije que ustedes estaban delante de un "problema". No importa cuán bello y fascinante sea, un problema tiene que ser eliminado.
Un problema es un problema; puede ser un florero de porcelana muy caro, un lindo amor que ya no tiene sentido, un camino que precisa ser abandonado, por más que insistimos en recorrerlo porque nos trae
confort... Solo existe una manera de lidiar con un problema, atacándolo de frente.
En esas horas, no se puede ser tentado por el lado fascinante que cualquier conflicto. Un problema, es un problema. No tiene caso tratar de "acomodarlo" y darle vueltas, si al fin y al cabo ya no es otra cosa más que "UN PROBLEMA".
¡No huyas de él... acaba con él!

miércoles, 26 de junio de 2013

El "Plan B"... lo más SENCILLO...

Interrumpo el cuento que vengo haciendo de nuestro viaje hacia los Estados Unidos para poner algo que me parece interesante. Como ahora mismo no tengo mucho que hacer fuera de mi casa, lo de utilizar la cabeza y un poquito las manos me parece bien, me entretiene.
Lo que a continuación publico me lo ha enviado mi madre desde Cuba, como muchos saben, la cuna de la búsqueda de alternativas y soluciones. Algunas de las anécdotas pueden ser conocidas, más allá de que puedan ser ciertas o no, no obstante creo que leerlas y sobretodo pensar nuevamente en ellas, pudiera ser interesante para muchos.  El objetivo es no dejar que se atrofie el cerebro. 
Ojalá les pueda servir.



Problema 1. Cuando la NASA comenzó con el lanzamiento de astronautas al espacio, descubrieron que los bolígrafos no funcionarían sin gravedad (o con gravedad cero), pues la tinta no bajaría hasta la superficie en que se deseara escribir. 


Solución A -  Resolver este problema, les llevaría años y 12 millones de dólares. Desarrollaron un bolígrafo que funcionaba: bajo gravedad cero, al revés, debajo del agua, prácticamente en cualquier superficie incluyendo cristal y en un rango de temperaturas que iban desde abajo del punto de congelación hasta superar los 300 grados centígrados.



Solución B -  ¿Y qué hicieron los rusos? ¡Los rusos utilizaron un lápiz! 


Problema 2.   Uno de los más memorables casos de estudio de la gestión japonesa fue el caso de la caja de jabón vacía, que ocurrió en una de las más grandes empresas de cosmética de Japón. La compañía recibió la queja de un consumidor que compró una caja de jabón y estaba vacía. Inmediatamente las autoridades aislaron el problema en la cadena de montaje que transportaba todas las cajas empaquetadas de jabón al departamento de reparto. Por alguna razón, una caja de jabón pasó vacía por la cadena de montaje. Los altos cargos pidieron a sus ingenieros que encontraran una buena y rápida solución del problema.

Solución A -  De inmediato, los ingenieros se lanzaron a su labor para idear una máquina de rayos X con monitores de alta resolución manejados por dos personas y así­ vigilar todas las cajas de jabón que pasaran por la línea para asegurarse de que no fueran vacías. Sin duda, trabajaron duro y rápido.

Solución B -  Cuando a un empleado común en una empresa pequeña se le planteó el mismo problema, no entró en complicaciones de rayos X, robots, equipos informáticos o complicados; en lugar de eso planteó otra solución: Compró un potente ventilador industrial y lo apuntó hacia la cadena de montaje. Encendió el ventilador, y mientras cada caja pasaba por el ventilador, las que estaban vacías simplemente salían volando de la línea de producción. 

Problema 3.   Un magnate hotelero viajó a una ciudad de la India por segunda vez a un año de distancia de su primer viaje, al llegar al mostrador del hotel inferior en estrellas a los de su cadena, el empleado le sonríe y lo saluda diciéndole: Bienvenido nuevamente señor, que bueno verlo de vuelta en nuestro hotel; sorprendido en gran manera ya que a pesar de ser una persona tan importante, le gusta el anonimato y difícilmente el empleado tendría tan buena memoria para saber que estuvo allí­ un año antes, quiso imponer el mismo sistema en su cadena de hoteles ya que ese simple gesto lo hizo sentir muy bien. A su regreso inmediatamente puso a trabajar en este asunto a sus empleados para encontrar una solución a su petición.

Solución A -  La solución fue buscar el mejor software con reconocimiento de rostros, base de datos, cámaras especiales, tiempo de respuesta en micro segundo, capacitación a empleados, etc. etc. Con un costo aproximado de 2.5 millones de dólares. 

Solución B -  El magnate prefirió viajar nuevamente y sobornar al empleado de aquel hotel para que revelara la tecnología que aplicaban. El empleado no aceptó soborno alguno, sino que humildemente comentó al magnate como lo hacían, él dijo: "Mire señor, tenemos un arreglo con los taxistas que lo trajeron hasta acá. Ellos le preguntan si ya se ha hospedado en el hotel al cual lo están trayendo, y si es afirmativo, entonces cuando él deja su equipaje aquí­ en el mostrador, nos hace una señal, y así­ se gana un dólar".

Moraleja: No compliques tu trabajo. Concibe la solución más simple al PROBLEMA.


Aprende a centrarte en las SOLUCIONES y no en los PROBLEMAS.

Siempre positivo

El hijo que muchas veces no limpia su cuarto y se la pasa viendo televisión, significa que...
Está en casa

El desorden que tengo que limpiar después de una fiesta,
Significa que...  Estuvimos rodeados de familiares o amigos

Las ropas que están apretadas,
Significa que... Tengo más que suficiente para comer

El trabajo que tengo en limpiar la casa,
Significa que... Tengo una casa

No encuentro estacionamiento,
Significa que... Tengo coche

Los ruidos de la ciudad,
Significa que... Puedo oír

El cansancio al final del día,
Significa que... Puedo trabajar

El despertador que me despierta todas las mañanas,
Significa que... Estoy vivo

Finalmente por los mensajes que recibo,
Significa que... Tengo amigos pensando en mí

martes, 25 de junio de 2013

El México de Normita y Juan Carlos (tercera parte)

Lo otro impresionante son las iglesias. Bien podría llamarse al D.F. la ciudad de las iglesias. Provengo de un país donde hay muchas iglesias y de ellas muchas muy bien construidas, sin embargo lo que pude ver en México es sencillamente impresionante, puede haber zonas donde hay una iglesia en cada cuadra, muchas de ellas con una riqueza extraordinaria desde el punto de vista arquitectónico. Y como era de esperar miles de personas que la visitan todo el tiempo. Unos por puro turismo, la mayor parte como creyentes o al menos por decir eso.
El ejemplo más sobresaliente por supuesto es la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México, ubicada en la Plaza de la Constitución en el Centro Histórico de la Ciudad, considerada el monumento más grande de la cristiandad en América y declarada Patrimonio de la Humanidad a finales de los años 80.

Edificada con 5 naves y 16 capillas laterales es realmente todo un monstruo de la arquitectura hispanoamericana. La Catedral que puede ser uno de los lugares más visitados de México, tiene como todo en nuestros países una historia de siglos, cuentan que la primera idea de una iglesia católica en ese lugar fue ordenada por el mismísimo Hernán Cortés en 1534 aprovechando la existencia allí de un pequeño templo dedicado a un dios indígena y entre derrumbes, nuevas construcciones, nuevos arquitectos, etc., quedó terminada definitivamente en el año 1813.

Sencillamente aplastante. Primero, la construcción, el diseño con tantas naves y capillas dedicadas cada una de ellas a diferentes santos católicos, el trabajo con la piedra, los espacios interiores, la altura de los techos, la riqueza de las imágenes, el oro. Segundo, la escultura de un Jesús crucificado tal como lo conocemos pero de color negro, lo que un poco impresiona o llama la atención cuando uno se para frente a ella. Idea basada en una leyenda muy ocurrente de un tipo malo que quiso envenenar a un tipo bueno y sobre todo muy religioso y el final feliz de la absorción de todo el veneno por la imagen de Jesús que hasta ese momento era blanco y se convirtió en negro para salvar la vida del creyente envenenado. Tercero, la cantidad de gente, turistas, pero sobretodo mexicanos, que constantemente está entrando y saliendo del lugar. En Cuba, si es cierto que hay muchas iglesias, también es cierto, por razones más que conocidas, que esa masividad no existe. Cómico, dentro de la Catedral con toda la solemnidad que imaginan, hay pequeñitas tiendas que venden objetos relacionados con la religión, ya saben, desde velas hasta imágenes de todos los Santos inventados, lo que asegura que además de ser religiosos, están en un mundo democrático y neoliberal, por lo que por encima de todo hay que sobrevivir.

Agradable. En nuestro camino encontramos un restaurante que aunque no conocido, nos resultó muy familiar, La Bodeguita del Medio. No comimos en él, pues la idea era conocer sobre la comida mexicana. No sé si es un restaurante de un mexicano, o un cubano adelantado, o sencillamente es un negocio del gobierno cubano para romper el bloqueo, pero el lugar estaba agradable y lleno de gente lo que me dio a entender que era bueno. No lo puedo negar, el estar parado frente al cartel del lugar me hizo sentir orgulloso y medio nostálgico. No la decoración interna, ni la comida, lo más importante fue el cartel. La Bodeguita del Medio en Cuba, ese pequeño y viejo restaurante en una calle de la Habana Vieja, muy cerca de la Catedral de la Habana, siempre trae buenos recuerdos, claro a los que un día pudimos disfrutar de su comida.

Sábado en la noche, cansados pero contentos, nos fuimos a la casa de un cubano amigo donde había una fiesta en celebración del cumple de Robertico. Velada súper agradable, pues los amigos son de esos cubanos de siempre no importa dónde se encuentren, o sea, dominó, alcohol en sus diferentes variantes, comida, muchos cuentos, risas hasta dolerte el estómago y sobre todo una enorme intensión de pasarla bien a pesar de que nosotros éramos recién llegados y nadie nos conocía. Algunos eran los dueños y otros trabajan en un salón de belleza o estética por lo que el ambiente era muy suave. Toti, la figura central de toda aquella actividad es un cubano, bien cubano, creo que de Pinar del Rio, antes de mudarse para La Habana, extremadamente agradable, con cuentos en Cuba y en México para morir.

Como cosa curiosa tuvimos dos experiencias muy típicas mexicanas. Una, los chapulines y otra, los tacos al pastor.
















Sobre los tacos al pastor habíamos escuchado hablar muy apasionadamente a Normita y en realidad el invento es inmejorable. Ni idea tengo de cuántos de esos tacos nos comimos en uno de esos restauranticos de barrio en una de las tantas calles de la Ciudad que caminamos. La idea de azar la carne de cerdo, puerco para los cubanos, en un pincho que da vueltas de forma vertical y ponerle arriba una piña que va destilando su jugo mientras la carne se cocina, es sencillamente genial. Los mexicanos ya podrían ser famosos nada más que por esos tacos.

Los chapulines son otra cosa, son una especie de saltamontes o grillos no muy grandes típicos de México y Centro América e incluso dicen que los hay también en el desierto de Estados Unidos, que se fríen y se comen como si fueran papas fritas o chicharrones de puerco. Imagino que esto se inventó en etapas de hambre y hoy es más que todo algo bien tradicional. El domingo temprano en la mañana, Juan Carlos y yo decidimos irnos a caminar, mientras el resto del grupo se quedó en la casa organizando el desayuno. Caminamos por una zona bien tranquila y bonita, de esa donde los restaurantes sacan sillas y mesas para las aceras, lo que le da al lugar un toque europeo, completado con la presencia de muchos argentinos lo que termina por asegurarle cierto aire intelectual al lugar. Entonces en un parque donde todo el mundo menos Juan y yo  paseaba con un perro, nos acercamos a un carrito igual a los que en Cuba vendían granizado cuando yo era niño y lo que estaban vendiendo eran chapulines, o sea, saltamontes fritos.  Yo, ávido de experiencias nuevas, propuse comprarlos, con lo que Juan estuvo totalmente de acuerdo porque si eres mexicano, además del picante tienes que comer chapulines. El tipo del carrito muy alegre por mi contentura nos echó en una jaba de nylon una cantidad enorme, la que bañó con sal y mucho limón. Los insectos estaban bien fritos y si uno logra saltarse lo de saltamontes, pues son bien ricos y crujientes. Comí chapulines como para reventar y al final guardé un poquito para compartir la experiencia con Martica y Jonathan, que por supuesto, por mucho que se los ofrecí cuando llegué a la casa,  casi ni los miraron. Para los míos la idea de México estaba buena, pero comer saltamontes era demasiado.

Ese domingo lloviznó un poquito y a nuestro recorrido se sumó Robertico, el que para no variar, siempre estuvo peleando. Se ha puesto viejo. Le gusta México desde siempre, pero le cuesta trabajo desprenderse de Cuba, obviamente tiene intereses más fuertes que los sentimentales allí. Está viejo, pero nunca ha tenido ni un pelo de tonto. Robertico ese día con un paraguas que al final no llegamos a usar porque la lluvia no era tanta y luego lo importante para nosotros si llovía, era mojarnos, se convirtió en nuestro guía, pues no soportaría otro papel. Caminamos mucho y como algo curioso descubrimos y utilizamos baños públicos. No son como los de la casa, pero la idea sola de baños para los de a pie, merece reconocimiento.

En República Dominicana no existen esos baños, aunque uno puede irse a cualquier cafetería, tienda, colmado, etc., y utilizar los que existen sin llegar a ser maltratado. En Cuba, a nadie se la ha ocurrido que las personas puedan necesitar un baño mientras están en la calle, y aunque existen también cafeterías, tiendas, etc, en la puerta de los baños siempre hay personas cuya función es velar por la limpieza y obviamente cobrar por el servicio, así que la posibilidad de orinar de gratis, sin que te miren con mala cara es bien escasa. La figura de la señora con un platico delante de la puerta de los baños en Cuba es toda una institución, incluso dentro de los aeropuertos y hoteles, al menos hasta hace 5 años que salí de allí. La cantidad de papel sanitario que se recibía era proporcional a la cantidad de moneditas que se depositara en el platico, salvo la caridad de alguna de esas personas, que como es lógico siempre existe.

Casualmente, porque la vida es así, ahora donde vivo, tengo dos amigos, Jill y Joaquín, que además de haber vivido en México y estudiado sobre él, gustan mucho de ese lugar, por lo que las conversaciones y cuentos sobre ese país siguen estando presentes a cada rato.

Yo admiro a Normita, considero que México es un gran país con una gran historia. Desde el punto de vista cultural es un monstruo por su diversidad y complejidad, pero no me gusta para vivir, mi influencia de otra cultura es más fuerte, por lo que México fue eso, el paso por donde unos grandes amigos, un poco de historia y cultura. A donde obviamente se puede volver, aunque en realidad me gustaría que esos amigos nos visitaran en el lugar donde vivimos ahora, porque una cosa es hablar sobre México, otra es visitarlo como turista y otra, bien diferente, es poderlo vivir.

Casi sin dormir, el lunes al amanecer, nos fuimos al aeropuerto. Normita junto a nosotros, porque ella viajaba a no sé qué provincia por problemas de trabajo. Nuestro destino, Monterrey. Entonces despedidas. Siempre complicado, pero con el agradecimiento a la vida porque nos permitió vernos y la seguridad de que nos volveríamos a ver un día y para ese entonces seria tal como si el tiempo tampoco hubiera pasado.



El México de Normita y Juan Carlos (segunda parte)

México es un lugar conocido por los cubanos. Desde siempre han existido vínculos entre estos dos países, relación que comenzó muy rápido después de la conquista española, precisamente por el movimiento de españoles de aquí para allá, lo que se intensificó luego con la mudada de familias enteras, con sus esclavos, indios primero y luego africanos.

La fundación de México-Tenochtitlan, entre realidad y leyenda, está datada en el año 1325, o sea, hace muchísimo tiempo, mucho antes de que Cuba apareciera mencionada en los primeros diarios de los descubridores como el lugar más bello del nuevo mundo encontrado. Luego los conquistadores metieron las manos en el asunto  y después de una guerra que duró un año, la ciudad se convirtió en española en 1521, lo que se conoce en la historia como la refundación. Con el paso de los años y la importancia que fue ganando este territorio para la Corona de España, la Ciudad de México quedó oficialmente fundada en noviembre de 1824.

Es imposible resumir en pocos párrafos lo que ha pasado desde esas fechas hasta hoy, porque México tiene una historia bien complicada cargada de guerras, sublevaciones internas, nombres extraños de ciudades, pueblos y personas, partidos políticos o politiqueros, vínculos con Estados Unidos, territorios “robados” o comprados, mexicanos de aquí y de allá, etc. Una mezcla enorme que garantiza una historia muy larga. A pesar de ser hoy un estado único, México a mi entender, no es una sola cultura, sino la mezcla de muchas pequeñas culturas, muchas lenguas como idiomas, construcciones, comidas, manifestaciones artísticas, costumbres, morfología humana, etc., bien diferentes. México es obviamente mucho más que sus pirámides.

Con el paso del tiempo, a partir de finales del siglo XIX y durante la primera mitad del siglo XX, el desarrollo mexicano fue escenario para muchos artistas, músicos e intelectuales cubanos, digamos que como primera escala fuera de Cuba para luego experimentar y triunfar en Estados Unidos. Antes de 1959, por los cuentos y alguna que otra película y fotografía, era bastante común que las personas viajaran entre estos dos países. Como hecho relevante de estos viajecitos, basta decir que cuando Fidel Castro necesitó un lugar para rearmar su proyecto revolucionario clandestinamente, escogió al cercano y bondadoso México como destino.

También es cierto que después del triunfo revolucionario, a pesar de la cercanía, la relación y hasta cierto punto dependencia del “enemigo jurado” de Cuba, Estados Unidos, México se mantuvo como amigo de la pequeña isla con comunismo caribeño. Este vínculo histórico ha hecho que los cubanos tengan ese lugar como válvula de escape en la misma medida que se ha permitido escapar. Los primeros empresarios mexicanos en Cuba, los turistas en busca de sexo bueno y barato más que de historia,  la facilidad con que se resolvía una VISA, uno que otro matrimonio de experimentadas chicas cubanas con ingenuos charros mexicanos, han revitalizado en la actualidad este destino para muchos cubanos que, también tratando de experimentar y triunfar, se han asentado allí o lo han convertido en el paso para llegar a la frontera norteamericana.

Para mi familia México es un lugar bien conocido, al Normita vivir allí desde 1994, primero por estudios y luego por voluntad propia, los cuentos buenos y malos de ese lugar han abundado en nuestros encuentros. Nuestra necesidad de aprender y sobre todo también nuestro interés desde hace muchos años por experimentar una nueva vida, hacían de México un destino a siempre tener en cuenta. Ahora, una cosa es hablar sobre México y otra es poderlo vivir. Cuando hablo de México, en realidad me refiero al D.F., o sea, la ciudad capital, que como saben, es una pequeñísima parte del gran territorio que significa ese país, al que creo que es muy difícil conocer completamente dada su gran diversidad.

Siguiendo a Tokio como ciudad más poblada del mundo, la Ciudad de México tiene según el último censo realizado en 2010, la cantidad nada despreciable de 20 137 152 habitantes. Las Naciones Unidas, para complicar un poco las cosas, asegura que en realidad en esa fecha habían 25 460 000 habitantes. Para colmo en cuanto a cantidades, otra institución, la World Gazatteer, publicó que en 2012 habían 27 717 283 personas. Ni idea tengo si esto es real o no, si los números son exactos o aproximados más allá del censo de hace tres años, si incluyen cálculos de la llamada población flotante, de los ilegales, de los clandestinos, de los que pasan por allí unos meses con destino a …., de los cubanos.  Ni idea, pero de una forma u otra, lo de más de 20 millones de personas embutidas dentro de una ciudad, por muy grande que ésta sea, es una locura que se aprecia muy rápido, tan pronto se pone un pie en la primera calle.

Como ya conté llegamos al D.F. a las 10:30 pm del día viernes 28 de septiembre del 2012. La idea era pasar el fin de semana en la casa de Normita, Juan Carlos y Robertico, para el lunes temprano salir camino a Monterrey, uno de los pueblos más cercanos a uno de los pasos fronterizos entre México y Estados Unidos, por lo que no teníamos mucho tiempo para perder.

El sábado amanecimos en la calle muy temprano. ¿Misión? Caminar todo lo que pudiéramos. No necesitábamos explicaciones teóricas, ya las conocíamos, lo importante en ese momento era caminar, ver, compartir, experimentar. Y eso lo logramos, con la segura ayuda de nuestros dos guías, Normita y Juan Carlos. La primera rebosante de alegría más que todo lo demás, que como deben imaginar era mucho. El segundo muy orgulloso de poder mostrarnos lo suyo, su pedazo de tierra, su pedazo de historia, de la que obviamente se siente muy feliz.


El primer lugar a conocer fue el apartamento que recién estrenado, Normita y Juan Carlos habían obtenido por un plan que ahora me es difícil definir, pero que resultaba importante porque a partir de esa fecha se convertiría en el lugar donde vivirían. Llegar nos fue fácil, cogimos una guagua que venía casi vacía, nos bajamos en una parada, caminamos una cuadra, doblamos a la derecha y llegamos. El apartamento muy agradable y cómodo, está en un cuarto piso y como el proyecto es social, ni asomo de elevadores, ni de agua, por lo que casi de desayuno tuvimos que subir por las escaleras. Bueno para mí,  mi corazón hacia ejercicios.


El caminar por el D.F. es sencillamente aplastante. Lo primero que descubre uno es que lo de las estadísticas debe estar bien, a donde quiera que nos dirigimos encontramos miles de personas, literalmente miles de personas. Llega uno a sentirse asfixiado. La idea me remontó a la Ciudad de la Habana y una de aquellas movilizaciones revolucionarias que durante muchos años ocurrieron inundando las calles de la ciudad frente al pedido del “Jefe”. En República Dominicana, jamás vi tantas personas reunidas en un lugar, mucho menos caminando por las calles.

Las fotos podrán parecer muy exclusivas por algún día especial, pero puedo asegurar que no lo son. Son fotos de un sábado y domingo cualquiera y la gente estaba sencillamente haciendo lo que hacen todos los fines de semana. Pasear. Caminamos de un extremo a otro, muchos kilómetros. Parándonos en uno que otro lugar para mirar o comprar alguna artesanía, comer algo de pueblo en un quiosco, preguntar aprovechándonos del idioma común, tirar fotos o sencillamente observar para poder grabar como recuerdo.




¿El metro del D.F.?  Aquí si se cayó el dinero. No tengo ideas de cómo se puede sobrevivir de algo así todos los días. Si mal no recuerdo, me pareció entender que ese medio de transporte movía a cinco millones de personas diariamente. ¿Cinco millones??????, pregunté asombrado. Si, cinco millones, aunque los fines de semanas pueden ser más, fue la respuesta que obtuve junto a una sonrisa de esas que te preguntan, ¿pero …, de qué te asombras? En realidad este número ha ido cambiando, para aquellos que lo de 5 millones de personas diariamente les pueda parecer imposible, acabo de leer en un sitio de internet, que  en sus 19 horas de trabajo, el metro del D.F movió a 7.6 millones de pasajeros diariamente en el 2011. Qué locura. La única ventaja que descubrí es que como los mexicanos son bajitos casi todos, Jonathan y yo teníamos la posibilidad de mirar por encima de las cabezas de todos ellos y ver hacia más adelante. En ese momento para nada nos sirvió esto, pero de vivir allí, nos serviría para enterarnos antes que los demás que el tren viene y entonces esto si se hubiera convertido en una ventaja competitiva para enfrentar la subida a los vagones.

miércoles, 12 de junio de 2013

Bypass Coronario. Mi nueva adquisición en el 2013. (segunda parte)

* El siguiente artículo puede tener imágenes y explicaciones
 complicadas para algunos lectores, se recomienda leer 
con cuidado o acompañado de un adulto.


Por suerte, al parecer mi corazón fuerte, había creado de forma natural una red nueva de pequeñas arterias para irrigar esa parte que se había quedado sin sangre y así estaba viviendo. Como me dijo mi Dra. Gisselle Ramírez, mi corazón estaba bendecido. El Dr. Miller me comentó que si tuviera 70 años lo recomendable era no hacer nada, pues a esa edad la demanda y el esfuerzo eran menores, pero que al ser un hombre joven y activo, nadie podía garantizar que en determinado momento mi corazón necesitara más sangre y entonces se formaría el lío. Nadie podría garantizar que no me diera un próximo infarto en cualquier momento. 


Entonces acabado de hacerme el cateterismo, todavía acostado en la cama, el Dr. Miller me dijo que lo que era recomendado era una operación de bypass coronario, lo que podría llamarse en castellano puente o desviación. Ya pueden imaginar. Yo acababa de entrar por mis pies al hospital, me sentía perfectamente bien, llevaba mi vida normal y un médico al cual acababa de conocer, me estaba diciendo que lo recomendable era abrirme el pecho y ponerme una arteria sustituta en el corazón. Los norteamericanos suelen ser muy pragmáticos y la idea para ellos es normal. La idea no sería complicada, si no fuera porque nada más que tenemos un corazón y es bien conocido lo que pasa cuando decide no funcionar más.

Después de algunos intercambios de caras con los míos, acepté la idea. No quedaba de otra. Al parecer era más peligroso quedarme sin hacer nada que operarme. Entonces, le pregunté:
_ ¿Y para cuándo será la operación?

A lo que el Dr. Miller rápidamente respondió:
_Mañana.
_ ¿Mañanaaaaa? Casi grite yo y el tipo una vez más, sonriendo, me dijo:
_ Mañana.
  


Como pueden ver nada de preparación psicológica, nada de espera, nada de que esto es muy complicado y necesitamos ensayar o consultarlo, nada de que es especial.

Jonathan, ahora jefe de la misión, me miró y me preguntó:
_ ¿Y entonces?

A lo que yo, en ese momento dando una muestra de papá valiente, respondí:
_ Mañana.

A partir de ahí empezaron a entrar miles de personas a mi habitación, cada uno venía a verme con un  objetivo bien definido, entre ellos mi futuro anestesista y por supuesto mi futuro cirujano, un joven cariñoso y risueño de apellido Thompson, el que me aseguró que me cuidaría y que era muy probable que el dolor en la espalda se me quitara con la operación. En menos de dos horas completaron todo lo que necesitaban para operarme al día siguiente. Todo sucedió como volando.


Salimos del hospital y le pedí a Jonathan que me llevara a un parque. Necesitaba tomarme un café y fumarme un cigarro. De hecho hacía más de 10 días que no fumaba, pero la idea del pecho abierto y el corazón operado, bien  merecía un cigarro, en realidad merecía dos, tres, cuatro, etc. Cuando llegamos a la casa teníamos un mensaje de que el día de la operación debía cambiar, porque ellos tenían una urgencia y me citaron para el miércoles 22 a las 8:00 am. El cambio de fecha me dio la oportunidad para torturarme un poquito y revisar internet y leer toda la información que encontré sobre bypass coronario, ver en YouTube los videos de varias operaciones y hablar con mi familia todo el tiempo sobre este tema. Tanto que casi hoy puedo dirigir una operación de corazón abierto.

El día acordado, me levanté temprano, entré al hospital tranquilo, caminando sobre mis pies y me entregué a las enfermeras y médicos. El Bryan Health Center es el mejor hospital en que he estado, sin dudas podría ser comparado con un hotel 5 estrellas plus. La organización, el funcionamiento, la tecnología de punta y sobre todo el factor humano, son altamente impresionantes, excepcionales. Todo funciona como una maquinaria estrictamente organizada y programa. Quizás en medio de tanto desarrollo lo más destacable son las personas. Su profesionalidad, su sentido de la humanidad, su responsabilidad y sus deseos de servir. Algo parecido yo sólo lo había leído en los libros, pero nunca lo había visto en la vida real.

Me llamó la atención que al entrar a la parte de “reparación” de corazones, me entregaron un cojín rojo con la forma que representamos al corazón, lo que provocó en mí la siguiente reflexión: qué ridículos son. Tanto desarrollo, tanta tecnología, tanta y tanta modernidad y te entregan este vulgar cojín de tela y guata. El color rojo es afocante. Horrible.

Que tonto fui. El “ridículo” corazón se convierte en tu aliado más importante, después que abres los ojos, o sea, no puedes pararte, sentarte, respirar fuerte, toser, etc., sin el cojín. Lo que asegura que los americanos saben lo que hacen y sólo tienen dos cosas buenas, las películas y todo lo demás.

No puedo contar la operación, pues estuve todo el tiempo anestesiado, por suerte.  Según Jonathan  y Martica todo demoró dos horas y media. Cuando me desperté estaba ya en el cuarto cómodo que funciona como terapia intensiva. Esa tarde la pasé acostado y en la mañana siguiente, el jueves, me ordenaron sentarme para desayunar y minutos después comencé a caminar. Nada de que estás enfermito y necesitas que te malcrien. Ni lo creas.

La operación de bypass coronario es para los cardiólogos aquí algo bien normal, leí que se hacen en los Estados Unidos 230 000 al año, por lo que práctica tienen. El procedimiento cuando no es de urgencia, es más o menos así a grosso modo. Te citan, te preparan, te entran al salón, el anestesista te despide y te anestesia, te pican el hueso del medio del pecho y lo separan con un aparato para que quepan las manos y los instrumentos necesarios para trabajar,  tal como cuando abres un pollo a la mitad, te bajan la temperatura del cuerpo y más aún la temperatura del corazón, te conectan a una máquina para que las funciones vitales de tu cuerpo no se afecten, te paran el corazón y entonces te ponen de tu mismo cuerpo  un pedazo de vena o arteria desde la aorta hasta la parte afectada del corazón, de ahí lo de bypass o puente.


En mi caso cogieron para hacer el desvió una arteria mamaria, según los médicos de mayor garantía que una vena de la pierna y sólo fue un bypass, o sea, es de las operaciones más sencillas. Se pueden llegar a hacer hasta cinco bypass en una misma operación. Existe un hombre con el record de vivir con 9 bypass, pero ya saben, esto es para el tema de los record. Lo que mi cardiólogo no sabía y se enteró por mí luego de mi operación.

Claro que en medio de esto, mi corazón pudo haberse negado a arrancar, pude contraer una enorme infección, mis pulmones pueden haberse dañado para siempre, etc, etc, etc, Muchos riesgos, que por suerte para mí son pura historia. Mi corazón arranco, mis  pulmones están mejor que nunca, pues deje de fumar, y no tengo ninguna manifestación negativa de la operación.

Hoy tengo 21 días de operado. Mi corazón está bien, por suerte no ha tenido problemas nunca, o sea, ni cuando me dio el infarto en República Dominicana. He tenido suerte dos veces, al parecer soy un tipo fuerte. Primero mi corazón aguantó la falta de irrigación y el infarto hasta que me pusieron un stent, ahora, mi corazón creo una red propia para ir irrigando la parte a la que al parecer comenzó a no llegarle poco a poco la sangre y dio tiempo al bypass.


Estoy ahora muy bien, camino 3 kilómetros en la mañana y otros 3 kilómetros en la tarde. No tengo ni  la más mínima manifestación negativa de la operación, a no ser una herida en el pecho de 14 centímetros, que es lo que en realidad resulta impresionante. No he sentido ni el más mínimo problema, o sea, ni falta de aire, ni dolor, ni mareos, absolutamente nada. Lo que me hace pensar que estoy bien, que en realidad como me dijo mi Dra., mi corazón esta bendecido. 

Y lo que es mejor e increíble, camino y no me duele la espalda. Lo que me hace pensar que si, que el dolor estaba relacionado con el esfuerzo que estaba haciendo el corazón para irrigar una de sus partes. Camino mucho y rápido y no he vuelto a sentir el dolor, el Dr. Thompson tuvo razón, el dolor desapareció con la operación.

Mi corazón ahora debe estar mejor que antes. Según mi cardiólogo, la operación de bypass con una arteria mamaria tiene una garantía de 40 años de vida, en realidad me sobran años para vivir. Deje de fumar definitivamente, me mantengo fuerte en esto, sigo tomando mis pastillas. De vez en cuando como algo rico y venenoso, porque si no para qué es la vida, pero me alimento bien.

Entré para una operación de corazón abierto y cuatro días después salí caminando del hospital. La ciencia y yo, grandes aliados. Nunca se me ocurrió pensar en Dios, lo que quiere decir que todavía puedo soportar algunos temas y confiar en lo que siempre he confiado. ¿Qué más puedo pedir?


Bypass Coronario. Mi nueva adquisición en el 2013 (primera parte)

* El siguiente artículo puede tener imágenes y explicaciones 
complicadas para algunos lectores, se recomienda leer 
con cuidado o acompañado de un adulto.


Interrumpo la historia que venía haciendo de mi paso por México D.F. para contar un acontecimiento muy importante e imagino irrepetible, casi que acabado de ocurrir en mi vida.

Como muchos de ustedes recordaran, en diciembre del 2011, viviendo en  República Dominicana, me dio un infarto sobre el que ya escribí en mi blog “Dominicaneando” el día 17 de enero del 2012. En aquel momento lo que yo asumí como un dolor muscular en la espalda, resultó ser un “pequeño problemita en el corazón”. Entonces, cuidados intensivos, intervención de amigos para buscarme el mejor hospital y seguro médico, cateterismo, arteria bloqueada o tupida al 95%, arteria reparada con un stent, alta médica, análisis y consultas mensuales para verificar la mejoría. Vida normal.

A pesar del stent y de que mi corazón funcionaba perfectamente, tan perfecto que uno de mis médicos de cabecera, el Ingeniero Mecánico Roberto Romero, me llevó a jugar racquetball a los 20 días de haberme dado el infarto, lo que corroboró que estaba realmente bien, los dolores en la espalda aparecían y desaparecían sin una causa conocida. Todos los médicos y análisis que me hicieron, que fueron muchos, concluían que ese dolor no tenía nada que ver con el corazón. Recuerdo que dos días antes de salir de Republica Dominicana con destino a Estados Unidos, preocupado yo por los aviones y el corazón, mi cardióloga, la Dra. Giselle Ramírez, muy cariñosamente me dijo:
_ Don Rolando, usted puede ahora mismo practicar paracaidismo o buceo, en su corazón no existen huellas del infarto. Su corazón esta bendecido.

Entonces con esa tranquilidad viajé a Miami, donde después de varios meses volví a ver a un cardiólogo. En realidad como me sentía muy bien, mi interés estaba en conseguir las recetas para comprar las pastillas que tengo que tomar y  que ya a esa altura de la vida se me estaban acabado. Lo del cardiólogo en Miami fue desastroso, yo tenía turno para las 8:00 am y el tipo apareció a las 12:30 pm sin mucha explicación, más allá de una enfermera que salió una vez en la mañana y dijo que no nos preocupáramos que el cardiólogo venía.

Por supuesto cuando llegó al mediodía tenía tal cola de pacientes que decidió apretar el acelerador. A mí me atendió en dos minutos y medio, exactamente en dos minutos y medio, lo que fue un problema porque estaba acostumbrado a mí Dra. dominicana, la cual dedicaba todo el tiempo del mundo y recursos para explicarme sobre mi corazón. El cardiólogo me dijo que estaba perfectamente bien, que dejara de tomar una pastilla que traía recomendada de República Dominicana y me dio lo que al fin de cuentas yo necesitaba, mis recetas para poder adquirir mis medicamentos. Frente al tema del dolor, me dijo que era normal, que a muchas personas le dolía la espalda, que me viera con un ortopédico y me dio una nueva cita para dentro de 4 meses. ¿Cuatro meses? De madreeeeee.

Miami no cuajo para nosotros, luego escribiré sobre esto y nos mudamos a Lincoln, capital del estado de Nebraska, tenemos aquí amigos. Entonces el nuevo acontecimiento ocurrido comenzó por casualidad, así nada más. Me sentía bien, no tenía ningún problema, acababa de trabajar brutalmente en una planta de hacer jamones como cargador de jamones, por lo que físicamente estaba entero, pero una vez más se me estaban acabando las pastillas y entonces Mayelín, la mujer de mi amigo Ruso, nos sacó un turno a ambos para hacernos de forma gratuita unos análisis de colesterol y así de paso podríamos cuadrar lo de un cardiólogo. Ruso necesitaba también ver a un especialista, pues hace 13 años le dio un infarto clásico, de libros y tiene un triple bypass hecho desde ese momento.

Pues nada, el día 29 de marzo nos fuimos al hospital Bryan Health Center, mi examen de colesterol y triglicéridos salió perfecto, tan perfecto que yo me asombré de lo bien que estaba y me dieron cita para un cardiólogo. El 2 de abril me encontré con el cardiólogo, el Dr. Keith Miller, hombre joven y agradable, que resultó ser el Director de Cardiología del hospital, que me encontró muy bien, me recetó las pastillas que necesito tomar y al no confiar ciegamente en los exámenes que organizadamente traía de Miami y Republica Dominicana me orientó, así como el que no quiere las cosas, sin mayor importancia, una Prueba de Esfuerzo, sólo para verificar que todo estaba realmente bien. A mí me pareció un exceso, pero como dicha prueba la pagaba el seguro, acepté sin reparos. No hay mal que por bien no venga, me dije.


El día de la Prueba de Esfuerzo, ya saben, estera, cables, pantallas de televisores, electrocardiograma, etc., todo salió bien, a mí entender claro está. Pude terminar sin problemas la prueba, lo que aseguraba que estaba sano, solo que al final, en el momento de mayor esfuerzo, mi corazón hizo un movimiento levemente anormal. La técnica, ahora entiendo experta en no estresar a los pacientes, me dijo que no me preocupara que eso le pasaba a muchas personas, que mi cardiólogo me daría días después los resultados.

Todos a mi alrededor me decían que no me preocupara, que estaba entero, yo sin embargo no estaba tan seguro, ya saben, cada cual sabe sus cosas y Dios las de todo el mundo, como decía mi abuela. Eso de que a muchas personas le pasa que el corazón cambia su ritmo frente al esfuerzo no me convencía mucho.  Como en efecto, días después el Dr. Miller me citó y muy directo, aquí los médicos son muy directos, me dijo:
_Rolando, algo no anda bien. Estoy casi seguro que tienes una arteria obstruida o bloqueada.


¿Bloqueada??????????? Yo me sentía perfectamente bien, acababa de trabajar en Farmland como un animal cargando jamones y nunca había sentido ni el más mínimo problema con mi corazón.  El Dr. Miller me dijo que eso estaba bien, pero que él casi estaba seguro que pasaba algo anormal y me orientó un paso superior en el estudio, o sea, un cateterismo, la prueba más segura y directa para verificar las arterias del corazón por dentro.  A mí la idea de un cateterismo no me vino bien, conozco del tema pues en República Dominicana me habían hecho dos, pero … no hay mal que por bien no venga, me volví a decir.  Todavía resistiéndome internamente al tema, le pedí al Dr. Miller organizar el estudio para cuando regresara mi hijo Jonathan que se encontraba trabajando en Dakota del Norte, a lo que él, de buen carácter y muy comprensivo, accedió. Para mí, en ese momento, un cateterismo era lo más complicado que me podía pasar, entonces quería que estuviera Jonathan a mi lado, además de, obviamente, Martica.
  
Días después me entregué al Dr. Miller y al cateterismo, que aquí, a diferencia de República Dominicana lo hacen con el paciente despierto, por lo que participas de todo lo que esta ocurriendo,  y entonces  … sorpresaaaaaaaaaaaaaaaa. El stent que tengo puesto estaba 100% obstruido. No un poquito, no medianamente, sino 100%, o sea, después de él la arteria no existía, había desaparecido, no habia circulación de sangre. Gran problema. PROBLEMA con letra mayúscula.