jueves, 23 de noviembre de 2023

534.- Como solemos decir con frecuencia, “recordar es volver a vivir”.

Estoy promocionando mis nuevos libros, una especie de serie cronológica a la que he llamado “A través de mis ojos” (1), donde recojo los artículos escritos en tres diferentes momentos, el primero sobre República Dominicana, 2010-2012 y el segundo y tercero sobre Nebraska, 2013-2015 y 2016-2017 respectivamente, para contar sobre mi vida en esos dos lugares del planeta, con valoraciones muy propias en cada momento. Entonces, ahora me parece bueno recordar.

Lo de recordar y volver a vivir, imagino que se encamine más a los buenos y alegres momentos, los lindos lugares, los buenos resultados y éxitos alcanzados, porque hay eventos de nuestras vidas que quizás al recordalos sólo nos traigan tristezas y por tanto, como mínimo, no desearíamos volver a pasarlos.

Trabajé algún tiempo, cerca de 21 años, como profesor, cosa que debo reconocer, jamás pensé hacer. Comencé un día por casualidad, bajo la petición de mi madre, en el Instituto de Comercio Exterior de Cuba, tarea que luego se extendió a la Universidad de La Habana y terminé en dos universidades en República Dominicana hasta el día anterior a salir de ese país en el 2012.

Debo ser un profesor de esos poco ortodoxos, de los que jamás estudiaron para desarrollar dicha tarea, por lo que lo de pedagogía para enseñar no me es muy familiar. Fui profesor, como dice el refrán, aprendiendo a cortar huevos, sobre la marcha, aunque es bueno decir que desciendo de una familia, donde con excepción de mis dos abuelas, todos fueron buenos y prestigiosos profesores. Viví todo el tiempo, como dentro de un aula, recibiendo clases.

Ser profesor, y algo más, ser un profesor medianamente bueno, tiene sus ventajas. Se comienza a recibir el reconocimiento y agradecimiento de los estudiantes, eso es bueno. Hay que estudiar mucho, porque el tener frente a uno a muchas personas todos los días, unos interesados en aprender, otros interesados en compartir y no pocos interesados en destruir al profesor, más otros que buscan amparo, comprensión, ayuda, consejos y guías más allá de una materia en específico, obliga, cuando uno se respeta, a mantenerse todo el tiempo tratando de mejorarse.

Además, se aprende mucho, porque las experiencias, anécdotas, preguntas y desconocimientos de los estudiantes, nutren. La retroalimentación que se logra diariamente, cuando se permite el dialogo, es insuperable, de magnitudes gigantescas. Muchos profesores, tendrán que agradecer a sus alumnos, por lo menos, parte de su formación y conocimientos, sobre todo cuando se asiste a un aula a compartir y escuchar y no a aplastar, incluso a los más desposeídos de ideas. Recuerdo con un enorme amor a mi tutor en la universidad que en su informe oficial frente al tribunal que evaluaba me agradeció enormemente, sin miedo, sin complejo, sin temor a verse demeritado, todo lo que yo lo había hecho estudiar para salvar su labor. El inigualable Oscar Loyola y yo, después de nuestra relación de profesor y alumno, fuimos grandes amigos.

De mi etapa como profesor hoy tengo publicado un libro, “¿Sabe usted vender? Técnicas y Habilidades que lo convertirán en un Vendedor Profesional”, que como todo lo mío, no estuvo exento de un camino medio espinoso.

https://www.amazon.com/VENDER-Spanish-Rolando-Torres-Grillo-ebook/dp/B07PF8CZ7P/ref=sr_1_2?crid=3934Q93LHASC4&keywords=rolando+torres+grillo&qid=1700762500&sprefix=rolando+torres+grillo%2Caps%2C102&sr=8-2

El libro, que está bueno, sale de mis conocimientos como profesor de ventas y de mis experiencias como vendedor, es un texto profesional, técnico, o sea, no un libro de entretenimiento, que sirve, tal como dice su título para formar a vendedores profesionales, o sea, ese vendedor que sale a impactar en el mercado, por cierto, tarea en la que me empleo hoy. No es un texto dirigido a los vendedores de mostrador, aunque es sabido que, en el campo de las ventas, hay muchas ideas que se mueven de una función a otra, siempre que el hábil vendedor pueda adaptarlas.

Entonces después de muchos tropiezos con la tecnología cubana, máquinas que se rompían a mitad del camino, demora infernal para hacer gráficos, textos perdidos, miles de paginas impresas como prueba y muchas horas dedicadas a pensar y escribir, tuve la posibilidad de pensar en publicarlo en Cuba. Lo inscribí legalmente como autor y lo entregué para que hiciera fila y esperara su turno.

Esperando y esperando, en Cuba la publicación de un libro, si no eres de los más escogidos, puede demorar muchos años, me llegó el momento de irme del país, con una salida sin retorno, entonces, qué ganaría dejando para publicar un libro cuando yo no pensaba estar, corría en riesgo de incluso, al saberse que ya no estaba, su publicación fuera como mínimo prohibida, tirando el ejemplar original a la basura o un riesgo mayor, que alguien se apropiara de las ideas, hiciera algún cambio cosmético y lo publicara a su nombre, cosa que, aunque parezca imposible, era frecuente, al menos en aquella época. Sobre esto tengo muchos cuentos. Recuerden que el que se va, muere, o peor, nunca existió.

Recuerdo que la demora para publicar, incluso en la era soviética, era enorme, tan enorme que los contenidos se ponían viejos. Estando en primer año de la carrera, o sea, muy verdecito, un día un profesor mandó a leer varios libros para luego evaluar. Entre los libros recomendados, como el que no quiere, estaba uno escrito por él, recién salido al mercado. Nosotros, alumnos geniales, por supuesto escogimos ese libro como único a consultar, eran las ideas del profesor. Llegó el día de la evaluación y uno a uno nos paramos a repetir casi de memoria lo leído. Roberto 2, María 2, Rolando 2, etc., hasta uno de nosotros, que no entendíamos nada de la nota recibida estando repitiendo los criterios del autor, se paró y dijo en forma de reclamo: pero, es que eso lo dice usted en su libro, a lo que el profesor sonriendo maliciosamente respondió, tienen que pensar, no se puede repetir a ciegas, ese libro lo escribí hace más de 10 años, ni yo mismo estoy de acuerdo con lo que dice, esas ideas hoy las he superado. Buena manera de enseñar.

Entonces retiré mi libro de la larga lista de libros a publicar y me lo llevé a República Dominicana, donde, como todo el que emigra, sentía que tendría la posibilidad de publicarlo. Los dominicanos no se arriesgarían a perderse una obra como aquella.

Como trabajé en dos universidades, de esas reconocidas como privadas y aunque pueda parecer horrible mi falta de modestia, muy rápido me convertí en el “famoso profesor cubano”, me parecía muy posible entregar el texto para que mis alumnos y otros lo poseyeran. Propuse entregarlo sin pedir nada a cambio, o sea, no quería que me pagaran nada, cosa extraña en la República Dominicana, pero suelo ser así de anormal, sólo quería unos ejemplares para repartir a los míos como recuerdo. Así, pensé yo, la universidad podría venderlo, como mínimo en su librería y tendrían a muchos alumnos que lo comprarían sin reparación. Yo era además del autor, el famoso profesor.

Para mi desilusión, la oferta ni de gratis progresó, la universidad me dijo que ellos trabajaban con textos de autores norteamericanos. Casi infarto en aquel momento, no porque desconozca o no aprecie a los que han escrito sobre estos temas antes que yo, sino porque me parecía increíble que se despreciara un libro de un profesor, directamente escrito en español, con ejemplos adaptados a la realidad dominicana, para priorizar quizás a autores más famosos, que escriben desde y para los Estados Unidos en primera instancia. La República Dominicana tiene sus encantos.

Entonces, un poco decepcionado, que es la palabra que mejor encuentro para no decir otra peor, me lo traje conmigo a Estados Unidos cuando decidí mudarme en el 2012 y lo guardé como algo muy personal, que no tendría más consecuencias. Era una especie de regalo para mí mismo.

Un día trabajando ya en Estados Unidos en algo extremadamente alejado de mi acostumbrado “lindo” mundo profesional, escuché un anuncio emitido por una graciosa muchacha, que daba la posibilidad de publicar libros. De más está decir que me volví a conectar con mi guardada obra y como todo inmigrante “ingenuo”, me ilusioné nuevamente. Escuché varias veces para asegurarme que no soñaba y me decidí a llamar a la casa editora que tenía su sede en Nueva York y que garantizaba no sólo la publicación, sino todo el marketing y la puesta en una serie grande de librerías en todo el país.

Llamé decidido y convencido que tenían en la mano una obra inédita publicable. A las menos cuartos me llamaron para atrás, comenzamos las conversaciones, ellos muy dispuestos y yo encantadísimo. Al fin mi libro de ventas vería algo más que la oscuridad de una gaveta.

Mandé el original y para más bienes, recibí la respuesta de que estaban interesados en publicarlo, el libro había pasado el filtro de los asesores que evalúan, que suelen ser muy exigentes. Quedamos entonces en que ellos me mandarían el contrato, yo lo firmaría y con esto comenzaríamos el camino de la publicación, que, a diferencias de Cuba, sería muy rápida.

Días de ansiedad hasta que, en un sobre lindo, con mucha información adentro sobre la editora, las librerías, el marketing, etc., traía. No oculto que ya me veía, como en las películas, viajando por el mundo, sentado frente a largas colas de compradores, firmando mi libro. Les puedo asegurar que no era el dinero o la posible ganancia que por esta vía podría obtener. Era sencillamente la idea de ver terminado el resultado de tanto trabajo y tropiezos.

Momentos de alegría y disfrute adelantados, hasta que leí el contrato. Resumen, yo tenía que pagar 4 000 dólares por adelantado por la publicación de mi “importante” libro y entonces, luego, libro a libro, me podría hacer millonario. 4 000 dólares que pagar por adelantado, más 4 000 dólares que no tenía, más 4 000 dólares que nunca me sobrarían, hicieron que el libro volviera a la oscura gaveta y que yo tuviera algunos días, pocos, pero días, en “blue”. Mi asesor financiero, a pesar de lo que significaba para mí, me dio dos respuestas, la primera, el absoluto NO, la segunda, déjame ver qué puedo hacer.

El tiempo pasó y como los felices finales de las películas de Disney, esto también tuvo un feliz final. Quizás por mis años de trabajo dándole vueltas y vueltas a un texto, mi insistencia, quizás por mis días en “blue”, quizás por el deseo que tienen algunas personas de generar felicidad en otros, quizá para no dejarme desaparecer con este fracaso, quizás porque los que me rodeaban estaban cansados de escucharme, quizás por todos estos quizás, Jonathan, Martica y Chino, en secreto, hicieron mi sueño realidad. Se pusieron de acuerdo, Jonathan y Martica junto a mí en Nebraska, Chino en Guinea Ecuatorial, África, trabajaron delante de mi cara en estricto secreto, lo que resulta meritorio porque estoy pendiente de todo, lo organizaron a través de internet y llamadas telefónicas, lo publicaron y así, como de un sombrero de mago, un día me entregaron de regalo varios ejemplares. Siempre lo digo, soy un tipo dichoso.

Entonces también tengo un libro sobre marketing y ventas profesionales, publicado desde el 2018 y llegado a mis manos el día de mi cumpleaños 56.   

No voy a rescribir sobre el libro aquí. Ya dejé mis ideas en mi blog en un artículo escrito luego de recibir el regalo. Sólo les dejo aquí el link o enlace para los que quieran leerlo o releerlo.

http://rolynebraska13.blogspot.com/2019/03/un-sueno-hecho-realidad-la-mejor-de-las.html

Ahora sólo quiero reproducir un pedacito de lo que en aquel momento hice público, que es mucho mejor de lo que podría escribir ahora:

“No creo que exista mejor regalo para un padre. Nunca pude imaginar que aquella idea que surgió en mí y que yo mismo deseché, hoy sea una realidad. Pues sí la es, ahora mismo el libro escrito por mí hace algunos años, revisado en varias ocasiones y consultado con los más cercanos muchas veces, es una verdad impresa, que tiene una portada azul, que incorpora todos los gráficos que hice frente a una vieja computadora y que trata de llamar la atención sobre un tema importante, a mi estilo, a mi modo de ser, tal como si estuviera hablando con una tasa de café y un cigarrito en la mano.

No creo que exista una mejor obra de un hijo o de dos, hablo ahora de Jonathan y el Chino, para un padre. No creo que se pueda regalar algo más profundo y que lleve mayor muestra de amor. No hay perfume, carro, trapo que se pueda igualar a este regalo. Lo que ha llevado a varias personas, incluso en diferentes continentes a trabajar, para poder complacer, digamos, un capricho de alguien, es inigualable. Quedará grabado en mí, soy un tipo agradecido.

El libro es un texto agradable, que tiene sus orígenes en mis estudios de marketing, mis años de profesor, […], más la experiencia de haber trabajado o tratado de trabajar como vendedor. En él se reúnen muchas ideas aprendidas por mí de algunos profesores y de algunos de mis alumnos, no es para nada un invento sólo mío.

Tiene una división capitular lógica, que, partiendo de marketing, trata de organizar la venta, para luego enseñar las técnicas más modernas y digamos clásicas, para poder vender con mayor efectividad. […] Creo que es agradable de leer, porque durante toda su escritura, tuve muy presente la idea de no hacer algo tedioso, algo demasiado denso, y entonces pienso que puede enseñar y divertir a la misma vez”.



https://www.amazon.com/VENDER-Spanish-Rolando-Torres-Grillo-ebook/dp/B07PF8CZ7P/ref=sr_1_2?crid=3934Q93LHASC4&keywords=rolando+torres+grillo&qid=1700762500&sprefix=rolando+torres+grillo%2Caps%2C102&sr=8-2



(1) Puedo asegurar que me pasé muchos días pensando en el nombre para esta serie de publicaciones. Muchas ideas mías y recomendadas no me cuadraron, algunas por rimbombantes otras por melosas. Quería algo original, tal como mis artículos, que a su vez diera la idea de lo que contenía. A través de mis ojos, me pareció un buen nombre, nuevo pensé yo, que daba la idea del movimiento y la aparición de mis ideas. Cuando lo terminé de definir, he descubierto que existen otros libros llamados de igual forma. Entonces lo de mi originalidad queda en dudas, pero ..., por lo menos me lo creí. JAJAJA

sábado, 18 de noviembre de 2023

533.- "Vaya, miraaaaaaa cómo looooo cogieronnnnn"

_“¡Vaya, mira cómo lo cogieron. Vaya, miraaaaaaaaa cómo looooo cogieroooooon!!!!!!!!! Es una de esas frases que la tradición popular cubana asegura que gritaban los vendedores de periódicos en las calles tratando de estimular, con el chisme de última hora, la compra de sus diarios. “Vaya mira como lo cogieron”, entonces me sirve para anunciar mi nuevo libro.

https://www.amazon.com/dp/B0CNLKN6RN?ref_=cm_sw_r_apin_dp_B9QS6MSJ0GG81H4K30PK&language=en-US

Con la aparición de este nuevo volumen, “A través de mis ojos. Nebraska 2016 – 2017” No. 3, es cuando puede funcionar también el viejo refrán de, “a quién no le gusta el caldo, tres tazas”. Sé que algunos podrán preguntar: Pero,¿Cómo, no hemos terminado con el primero y ya nos está tratando de motivar o empujándonos hacia otro?

Puedo asegurar que no formo parte del IRS, (Internal Revenue Service) que pretendo como un impuesto, sacarles el dinero que tienen e incluso el que no tienen. Como ya he explicado no se trata de dinero, aunque igual que para el IRS, siempre hay que pagar algo. “No pain, no gain”, o sea, no hay ganancia sin dolor.

He pensado mucho en el éxito, palabra que se repite y se repite constantemente entre los humanos. El éxito que se busca y el éxito que se encuentra. ¿Qué es?, ¿Qué color tiene?, ¿Cómo se viste?, ¿Qué tiempo dura?

La respuesta o las respuestas pueden ser muy diversas, debido a que cada persona puede, de hecho, tiene, sus propias aspiraciones, expectativas y valoraciones. Son muy conocida las historias de personas “exitosas”, muy ricas, que han muerto en la más profunda y sólida miseria. ¿Quién hubiera imaginado que el Rey del Pop, Michael, con relación al dinero, sólo dejó deudas? Son muy conocidas las historias de personas que nacieron casi en la misería y hoy son dueños de la mitad del mundo.

He conocido a un chef de esos famosos, dueño de varios restaurantes de “Estrellas Michelin”, que ha estado dos años investigando seriamente, junto a otras personas de su equipo, sobre cómo hervir un huevo para lograr una determinada forma, color, sabor. Esto para mí es de locos. ¿Dos añosssssss? Siempre me parece que el tiempo, algunos minutos, es mucho cuando pretendo hervir un huevo. Pero no es de locos, el chef buscaba algo excepcional y consideró un gran éxito el lograrlo, mientas para mí, hervir un huevo es sencillamente ponerlo duro dentro de su cascarón sin importarme mucho si queda cuadrado o de color medio verde.

En no muy pocas ocasiones, sobre todo hoy, se asocia el éxito al dinero y la posesión, entonces nos puede parecer que muchas personas son exitosas cuando logran acaparar mucho y amasan una determinada fortuna. Puede ser real, sobre todo desde el punto de vista económico, cuando es bien habido, pero, ¿No existirán otros éxitos?, ¿Qué hay del médico que salva a una persona o recibe a un niño?, ¿Qué hay de los bomberos?, ¿Si a esas personas se les paga 10 salvan a cuatro, si se les paga 20 salvan a ocho?, ¿Qué hay del que llega a la cima del Everest o los que empujan al mar a una ballena varada en la arena?

Pues sí, “A través de mis ojos. Nebraska. 2016 - 2017” No.3 es la muestra de un éxito, porque sencillamente no es más nada que terminar lo que un día comenzaste y poder ver el final concluido de algo en lo cual has invertido pensamientos, tiempo de trabajo y casi siempre algo más. Luego se podrá analizar la cantidad, la calidad, el resultado o impacto, pero el hecho de haber terminado algo, es ya un triunfo. De hecho, puede ser que algunos de ustedes, al leer mis artículos aquí publicados, puedan mejorarlos y convertirlos en verdaderas obras de arte, pero entonces, ya no serían mis artículos.

Ahora propongo la continuación de lo escrito en el período de dos años, 2016 y 2017, donde, a pesar de que refieren a los mismos objetivos centrales, Nebraska y Cuba, son diferentes, porque nunca un día se parece a otro.

Al leer y resumir para organizar, me parece casi imposible los números alcanzados. He escrito mucho y escrito por entretenimiento, sin darme cuenta de lo que eso significaría al pasar el tiempo, por lo que me sigo viendo obligado a dividir en diferentes volúmenes a la hora de publicarlos. La idea de mostrar todo lo escrito de una vez, en un solo espacio o volumen, hubiera sido, por lo menos, incómodo para leer, no hablemos de lo que significaría para cargarlo.

El volumen No.3 contiene 165 artículos diferentes, como siempre, unos más profundos que otros y esa es la ventaja que le veo. No estuve obligado durante esos dos años, a seguir un guion, a definir una idea, menos a concluir sobre algo. No son una muestra de historias y personajes con introducción, desarrollo y conclusiones. Menos son artículos donde se habla de super héroes, ni de súper hechos. Son sencillamente el resultado de mis ideas cada vez que me senté a escribir, por lo que debe ser entendible, al menos para mí lo es, que un día hable sobre una iglesia de Nebraska o un concierto de rock y en otro momento valore una noticia o información que, sobre Cuba o Estados Unidos, me interesó. No es una historia de Nebraska, menos de Cuba, son simplemente mis historias.

En todos mis artículos aparezco yo, cosa que no me da pena, aunque pueda parecer pedante, a veces como protagonista con fotos incluidas, a veces como relator de un determinado evento o como analista, lo de analista puede parecer mucho, pero no encontré ahora otra palabra menos rimbombante. En otros espacios dándole paso a las ideas o logros de mis amigos y familiares, que son también los míos. Siempre aparezco yo, porque con logros y fracasos, con conocimientos y desconocimientos, son el resultado de mi cerebro.

Vuelvo a agradecer a mi sobrino Ian Torres Sánchez, mi gran editor, quien, cuando termine de complacer a su tío, podrá anunciarse como profesional de la organización de ideas y libros. Todavía a Ian a mí nos queda mucho trabajo por hacer, otros volúmenes a elaborar y publicar, porque aún sigo escribiendo.

Mi vida en Lincoln, Nebraska terminó en el 2021 cuando me mudé definitivamente para San Antonio, Texas, por lo que, de aquella etapa, me quedan cuatro años de artículos almacenados.

Entonces aquí está, “A través de mis ojos. Nebraska. 2016 - 2017”. No.3, terminado. Ese es mi éxito. El proceso para poderlo obtener es el mismo que el anterior, Amazon. Espero que, al leer, lo disfruten, obviamente, quizás menos que la Biblia, pero más que el periódico cubano “Granma”.

Me sigo declarando imposibilitado a regalarles sus libros después de yo comprarlos para ustedes, cosa que sigo lamentando porque me hubiera gustado y hubiera hecho con agrado, pero, como saben, no me parezco ni remotamente a Michael Jackson, a pesar de todas las deudas que dicen que dejó. Estoy convencido que muchos de ustedes merecen este libro como regalo, pero …

https://www.amazon.com/dp/B0CNLKN6RN?ref_=cm_sw_r_apin_dp_B9QS6MSJ0GG81H4K30PK&language=en-US

Con esta parte terminada, Ian y yo, acabamos de meter en el horno, el volumen No.1, gran deuda atrasada, donde aparecerán los artículos escritos en y sobre República Dominicana, lo que puede parecer otra locura o por lo menos algo poco usual, el volumen No.1 después del volumen No.3, pero no lo es. Es el resultado de la rica vida, porque a veces para salir del laberinto, hay que romper las reglas y brincar los muros. No tengo otra explicación para esto.

Recuerden que un prestigioso chef invirtió dos años de su vida investigando cómo hervir un huevo. Por cierto, el “genio” logró un espectacular color rojo en las yemas de las posturas de las gallinas, con el que hasta las aves que las pusieron quedaron asombradas.

Sin dudas, él y yo, somos exitosos.

 

 

  

sábado, 11 de noviembre de 2023

532.- Cuba tiene que estar de luto. Ha muerto Coppelia.

 A todos los pueblos se le muere alguien querido y pierden algo que valoran, porque forman parte de sus historias.

A Cuba se le murió José Martí, en realidad no murió, lo mataron y esa desaparición física fue dolorosa.

No soy un enamorado de Martí, de esos que hasta para tomar agua, mencionan unas ideas que el Apóstol seguro dijo sobre el preciado líquido, pero si me hubiera gustado que no muriera en Dos Ríos. Me hubiera gustado que hubiera sobrevivido a la Guerra del 95, que con tanto amor y esfuerzo organizó y que hubiera disfrutado de la derrota de España y con eso del colonialismo español en Cuba. Se lo merecía.

Pero sobre todo, me hubiera gustado que sobreviviera para ver cómo iba a aplicar, entre otras muchas, esa famosa idea, que todavía hoy nos vuelve locos de “con todos y para el bien de todos”, porque una cosa es, incluso lo más complicado, organizar una guerra, al menos, en el caso de Martí desde el punto de vista teórico, político e ideológico, de las acciones armadas se encargarían otros, y otra es tratar de organizar una república “moderna”, proveniendo del colonialismo de cinco siglos, donde todos, hasta los delincuentes, ladrones, borrachos, etc., tuvieran cabida.

Una cosa es soñar con la democracia en un mitin o una reunión y otra hubiera sido poder organizarla en la Cuba de los 1900 con proespañoles, pronorteamericanos, procubanos, la génesis de diferentes partidos o grupos políticos, más antiguos esclavos y sus descendientes, más una economía devastada por más de 30 años de guerras.

En esta última etapa a Cuba se le murió Camilo Cienfuegos, joven, cuando no debería haber muerto. Aunque la realidad es difícil de demostrar porque el queridísimo Camilo, el hombre de la vanguardia, el hombre de la gran sonrisa, el más popular de todos los populares, querido incluso por mi abuela Tomasa que nada sabía de revolución, menos de política y no le gustaba Fidel Castro, jamás apareció rastro alguno. Los cubanos lo hemos dado por muerto, sin saber tan siquiera si en realidad murió. La tradición dice que cayó al mar, pero cuándo, en qué mar, cómo, exactamente no sabemos nada.

A Cuba se le murió Fidel Castro, de seguro menos querido que su compañero de luchas. Murió viejo, de muerte natural, dicen que tranquilo acompañado de sus íntimos. Aunque siempre hay quienes lamentan su muerte, quizás aspirando que pudiera ser eterno o al menos durar 150 años, para inscribir un nuevo récord Guinness, creo que ya tenía el del discurso más largo a algo así, rompiendo hasta la propia existencia de las leyes de la más elemental biología, bastante demoró en morir, para mi gusto.

A todos los pueblos se les muere alguien querido y pierden algo que valoran. Cuba acaba de anunciar que la afamada e importante heladería Coppelia, cierra sus puertas, banquetas, sillas, mostradores al pueblo por falta de helados, que es el resultado de la falta de leche, azúcar, frutas, etc., con la que se confeccionan esos helados que un día, y no es chovinismo barato en este caso, competían con los mejores helados del mundo.


Y entonces esa noticia, si debe ser tomada con seriedad. Cuba, completa, la revolucionaria y la no revolucionaria, debe estar de dolido luto. La heladería Coppelia debería formar parte de nuestro escudo nacional. Cuba debería estar de luto, porque ha desaparecido un símbolo. Seamos realistas, un símbolo tan grande como Fidel y Camilo y el mismísimo José Martí. Puede ser que muchos, sobre todo hoy, conozcan poco de la vida de los líderes cubanos, a muchos no les interesa la historia por más importante que sea, pero a Coppelia hasta el gato la conocía.

Coppelia abrió sus puertas al cubano en el año 1966 y fue reconocida inmediatamente como la “Catedral del Helado”, su oferta, que establemente sobrevivió mantenida por algunos años, era de 26 sabores de helados y 24 combinaciones de ellos. Visto desde hoy, para los más jóvenes asistentes al desastre Cuba, esto puede parecer mentira. ¿26 sabores???????

El proyecto se hizo gigante, una manzana entera, por la intención del gobierno de Cuba, para no repetir el nombre, ya sabemos los cubanos, qué significó el gobierno en aquella época, por tener una heladería de las más grandes del mundo y poder competir con los norteamericanos, sueño o mejor, pesadilla constante, del ya sabemos gobierno cubano, que, por cierto, no lo digo yo, sino su íntimo amigo García Márquez era un fanático, obsesionado y desquiciado devorador de helados. Su nombre se le debe a Celia Sánchez, porque, a pesar de lo lejano que estaba de la cultura cubana, era el nombre de su ballet preferido. Se escogió para su construcción, diseñada bajo la influencia del modernismo por el importante arquitecto cubano Mario Girona, el solar donde había existido desde 1886 hasta el 1954, el Hospital Reina Mercedes, en la esquina de la calle 23 y la calle L, en el lugar nombrado como La Rampa en el Vedado.

No es de ocultar que La Habana tenía y tiene otros lugares simbólicos e importantes de fuerte tradición popular, pero la esquina de 23 y L, y por supuesto, su Coppelia, se convirtió en el lugar más famoso, conocido y visitado de la ciudad, me arriesgaría a decir que de toda Cuba. La Plaza Cívica, hoy conocida como Plaza de la Revolución es el lugar del gobierno, donde se decidieron muchas cosas de la vida cubana, o al menos se dieron a conocer porque ya estaban decididas y a donde muchos, casi todos, fuimos al menos una vez voluntariamente u obligados, Coppelia es el lugar del pueblo, donde nunca hubo obligación y sí mucho placer. Coppelia fue, incluso pienso que hasta que recién ha muerto, un lugar alegre.

No voy a hacer la historia de Coppelia, su destrucción sistemática, sus diferentes reparaciones parciales y capitales y también sus cierres momentáneos, sus helados, que de 26 sabores fueron pasando a 20, luego a 14, luego a 5 y al final a un solo sabor, donde a simple vista la calidad de aquel helado cubano se perdió y en no pocas veces se lograba tomar casi al borde de derretirse sin sabor a nada.

No voy a contar sobre la Coppelia en dólares, porque fue un momento criminal. Espacios definidos sólo para turistas extranjeros, a los que pasaban por delante de la cola de los cubanos que allí permanecíamos estoicamente bajo el Sol para tomarnos un heladito y teníamos que soportar que un adminsitrador de turno, los administradores duraban poco porque "explotaban" con frecuencia, saliera y dijera a viva voz, se acabó el helado y luego la etapa de helados en moneda convertible, que ella sola discriminaba, segregaba a un pueblo entero. Etapa que fue una especie de mejor práctica del experimento de Pavlov y las respuestas condicionadas, los que tenían dólares y tomaban, saboreaban los helados, a veces de forma muy orgullosa, con aquello de, yo si puedo y los que no tenian dólares, solo memoria y no podían tomarlo, quedándoles sólo la posibilidad de mirar, segregar saliba y tragar en seco.

No voy a hablar aquí del negocio negro de los helados, de la venta de tinas de helados por la izquierda, de los trabajadores que, como en muchos otros lugares en Cuba, convirtieron a Coppelia en su propiedad privada, o sea, su Coppelia. Hubo momentos que la única forma de tomar helados era tener un amigo, o un amigo de un amigo, ir por detrás y pagar mucho dinero para poder comer helado o llevar el más que perseguido alimento a tu casa para que tus hijos y viejos pudieran, organizada y planificadamente, degustarlo.

Para qué contar sobre las redadas de la policía, casi siempre, no se por qué, JAJAJA, orientales, pero del oriente profundo, a los que el pueblo cubano no policía llama cariñosamente “palestinos” cuando, con enorme impunidad y exceso de poder, pedían a su antojo “carne d´entidad”, haciendo referencia al documento de identificación de los cubanos.

No voy a hablar aquí de las grandes colas para la guagua, más que colas, tumultos de personas que “disfrutando del eterno verano cubano”, pasaban dos, tres horas paradas o corriendo de un lado a otro para poder abordar un transporte público. Tumultos de personas, sólo comparados con los conciertos de rock.

Voy a hablar de la Coppelia de la añoranza, aquella que era casi obligatorio visitar cuando fui niño, no importaba si la salida era para una tienda de zapatos o al médico, donde mientras los padres o abuelos hacían colas, los niños nos subíamos y tirábamos por las columnas que forman parte de la estructura.

La Coppelia de los universitarios, ya que al estar a muy pocas cuadras de la Universidad de La Habana y frente a la Facultad de Economía, por años se convirtió en el punto de encuentro para amigos, enamorados, socios, brothers, etc. La Coppelia de los amantes de la música, sobre todo del rock, amigos de jeans, pelos largos, manillas, etc. y la Coppelia de los amigos homosexuales, antes de que se mudaran empujados por las autoridades para el Parque de G, de donde también un día los corrieron.

La Coppelia del final de las películas del Yara, donde luego de ver una buena película, no había nada mejor que irla a comentar o discutir tomándose una Ensalada, un Tres Gracias o un Jimagua de chocolate y almendra, chocolate y fresa o uno de los más ricos helados de frutas tropicales, guayaba, mango, coco, naranja, lo que significaba casi como estarse comiendo una de esas frutas que tanto amámos.

Recuerdo que, estudiando en la Universidad, en muchas ocasiones, la noticia de determinado sabor en Coppelia llegaba a mi aula, chocolate almendrado, noticia que hacía que poco a poco nos fuéramos levantando con cualquier justificación y nos marcháramos, minutos después casi toda mi aula estaba en la cola, pero además amigos de otras facultades. Creo que sólo se quedaban en el aula los apáticos, de esos que siempre existen y los alérgicos a la lactosa. Recuerdo que muchas veces, estando en Coppelia, se nos unía alguno que otro de nuestros profesores, el chocolate almendrado de Coppelia era único.

Recuerdo que, a partir de un momento se puso de moda, sobre todo en personas mayores, ir a Coppelia con un pozuelo plástico, cuando todavía el control de las bolas de helado no era tan control y entonces las personas además de que comían unas bolitas, pedían raciones extras para llevar para sus casas. A los niños, al menos a los cubanos, les gusta mucho el helado.

Recuerdo la boleadora No.10, famosa por el tamaño grande de las bolas de helado. Número que fue decreciendo hasta convertir la bola de helado en casi una pelota de ping pong, pero además que, por la habilidad desarrollada por los trabajadores a la hora de servir los platos, comenzaron a venir vacías por dentro, o sea, el movimiento de la mano experta garantizaba que la bolita de helado fuera solamente una cáscara vacía por dentro.

Cuando había que cuadrar algo, ponerse de acuerdo para ir a algún bar, cabaret, cine, cuando había que “ligar” una jevita, no existía otro lugar mejor que Coppelia. Cuando había que no sólo ligar, sino mantener a esa misma “jevita” con poco dinero para impresionarla, no había mejor lugar. A las “jevitas cubanas”, les gusta el helado.

Es triste escuchar entonces que Coppelia ha cerrado, porque lo que se cierra en Cuba como último recurso, a los pocos meses comienza a destruirse y la destrucción termina en derrumbe y desaparición.  Si Coppelia abierto no se ha podido mantener e incluso las reparaciones que se han hecho no han resulto mucho, cuando lo cierren, habrá que apuntarlo para el próximo derrumbe. Quizás los bomberos ya tengan la orden de hacer guardia en ese lugar para estar prestos cuando los muros y techos se vengan abajo.

Dicen personas informadas que desde hace algunos años existía la propuesta de cerrar el lugar, que ahora se critica porque se considera una "mega" heladería, que existió porque estaba subvencionada por …, que no se puede mantener, que la leche en polvo está muy cara, que las frutas tropicales ya no se dan en Cuba, que los sabores son imposibles de mantener por el alto precio del petróleo, que las no sé cuántas medidas de Trump afectaron la producción de helados, que la leche fresca no se puede conseguir porque en Cuba sólo existen toros, etc. A los conocedores les digo entonces, habría que tumbar la Torre Eiffel, la Estatua de la Libertad, etc., porque ellas ya no cumplen la misión para lo que fueron edificadas.

Y en realidad esas personas pueden tener razón, no es que hay que cerrarla, pues se deteriorará más y hará sufrir a los que tenemos memoria. Sería mejor dinamitarla y utilizar el solar como basurero municipal o entregárselo a una Mypime para que puedan vender agua, cosas que agradeceran los vecinos de esa parte del Vedado.

Sería mejor poner un gran cartel con tres caras, que ya no serán las famosas “Tres Gracias”, que diga, aquí existió un sueño convertido en pesadilla, al cual una amiga cercana de Fidel Castro llamó Coppelia, donde se vendió helados, hoy la mejor muestra del total deterioro. A los que solían venir a pasear y reunirse aquí, se les pide revolucionariamente que se muden de lugar.

martes, 7 de noviembre de 2023

531.- "Díner en Blanc". Evento asesino.

Voy a escribir sobre una mujer, lo que puede resultar poco agradable y riesgoso ya que no es para halagarla mucho, por tanto, trataré de no meterme en su vida privada profundamente y no usaré ofensas muy grandes.

El personaje en cuestión, si personaje, es Liz Cuesta, mejor conocida y con paso a la historia de Cuba por el sobrenombre de “La Machi”. Esposa del, al menos en apariencias, dueño del país, al tener sobre sus hombros, tal vez su barriga, las dos denominaciones más importantes del estado cubano, secretario del único partido que existe y presidente del gobierno. Partido y gobierno que, durante seis décadas, primero con Fidel, luego con su hermano Raúl y siempre aclaro lo de su hermano porque a todas luces es el único mérito que acumuló, donado por la simple biología y ahora por Díaz Canel, el más gris de todos los grises.

Lo de ser la esposa del presidente, hasta ahí está bien. Por lo general, los que decidimos casarnos, tenemos una esposa y para el caso de nuestra cultura, esta posición es única y excluyente. Muchas otras culturas tienen otras ideas con relación a este tema.

Ahora, en cualquier otro país organizado, inmediatamente que el esposo llega a presidente del gobierno, la esposa pasa a ser un personaje importante, nombrada generalmente como “Primera Dama”, a la cual se le asigna un equipo de trabajo, a veces un gran equipo con un buen presupuesto y se seleccionan algunos temas de interés nacional para que esa persona, que no tiene que lavar, ni cocinar, ni ir de compras al supermercado, ni sabe qué y cómo se paga algo de su vida, pueda entretenerse, trabajar y de paso ayudar a su marido que si la tiene complicada tratando de organizar, dirigir, echar para adelante un país entero. Las primeras damas resultan una especie de apoyo y cara, en muchos casos llegan a ser más queridas que sus propios maridos, al estar más lejos de la candela y poder dedicarse a actividades más dulces.

En el caso cubano, como siempre, tratando de hacernos los diferentes, el mismísimo Díaz Canel ha declarado oficialmente, que el cargo o posición de primera dama en Cuba no existe, quizás siguiendo la tradición de sus dos antecesores, donde jamás mostraron a sus esposas, menos a su familia, donde Fidel Castro, necesitado a veces de ser acompañado por una mujer, porque el protocolo lo exigía, le pedía prestada a su hermano su esposa, que durante muchos años lo acompañó en silencio. La esposa del hermano, Vilma Espín, no podía hablar mucho de nada. La familia del “invicto” fue siempre secreta, por asuntos, imagino yo la justificación, de seguridad, lo que permitía que el “invicto” y su familia pudieran hacer y deshacer a sus antojos y conveniencias.

Yo imagino que “La Machi” no debió estar muy contenta con esta devaluación, porque el termino es bien perseguido, a lo que su esposo le debe haber respondido: no importa el nombre mi vida, recuerda que somos continuidad, de todas formas, disfrutarás, en cubano vacilaras, autorizadamente a mi lado.

Entonces la no nombrada primera dama, que disfruta de la posición, aparece como jefa, claro siempre jefa, de un departamento del Ministerio de Cultura, que se encarga de organizar eventos para promover el destino turístico Cuba.

Esto es complicado de entender, al menos para mí, que suelo ser poco flexibles para estos temas.

Primero, “La Machi” no trabaja en la agricultura, como jefa, pero en la agricultura. No se dedica a los problemas de educación y los niños o jóvenes, menos a atender los grandes problemas habitacionales que tiene Cuba y a amparar a los damnificados por los constantes derrumbes o edificaciones clausuradas porque se van a caer la próxima semana. No, ella se dedica a la cultura, dentro de la cultura a eventos y dentro de eventos, por lo que he visto, su fuerte es la gastronomía, lo que para mí delata su interés desmedido por comer. Fácil manera de ganarse el salario cubano.

Segundo, “La Machi” no es primera dama, pero no deja de viajar junto a su esposo, no hablemos de su hijo. Sus últimos escapes, El Vaticano, New York, México, así lo declaran, lo que inevitablemente aumenta el gasto de los viajes del presidente, más peso en los aviones, más dinero para pacotilla, más dinero para comidas en restaurantes exclusivos, luego caros, obviamente, más lleva y trae, etc. La primera dama, que no es primera dama, pero recibe los beneficios de tal posición con frecuencia, es la mejor muestra de lo que el término trepadora significa. Me llama la atención que pueda realizar tantos viajes, con ropitas nuevas confeccionadas para cada ocasión, porque entonces mientras viaja, quién dirige el departamento del ministerio culturoso, pero además, cómo se ausenta, quizás tenga que presentar un certificado médico por depresión para garantizar su puesto de trabajo, lo que justifica el tratamiento antidepresivo de los viajes y el por ciento de salario que pagan cuando una persona está imposibilitado de trabajar por los nervios, justificación más que utilizada por los cubanos para no cogerla por un período. Los viajes pueden estar justificados como terapia ocupacional, tener un amigo médico en Cuba resuelve muchas cosas.

Pero, además, si no es primera dama, qué va a hacer en esos viajes, imagino que mantener relaciones sexuales con el “Díaz K” en diferentes entornos, lo que puedo entender que puede resultar excitante. ¿Imaginan besar a sus parejas debajo del techo de la Capilla Sixtina o a los pies de la Estatua de la Libertad y tomarse una foto para que sus amigas mueran de envidia, claro para las amigas que conozcan lo que esos lugares significan obviamente? JAJAJA

Ahora, en realidad, en el momento que vive Cuba, donde un solo dólar es igual a una mina de oro o un pozo de petróleo a principios del siglo XX, con el objetivo de no seguir gravando al presupuesto del estado con estas historias, el presidente “singa´o” podría invertir una sola vez en una muñeca de goma, hoy con mejor cuerpo y cara que los que posee su esposa, primera dama que no lo es y con, como mínimo, las mismas prestaciones. Eso sería ser revolucionario. Entiendo lo del sexo en diferentes entornos, aunque me cuesta trabajo pensar que Fidel Castro se acostara con Vilma Espín. Según comentan, que ella al llegar a la Sierra Maestra en busca de pareja, su novio anterior había muerto en la lucha antibatistiana, había “flirteado” con él, pero él ya estaba ocupado, antes de decidir por su hermano que tenía por aquellos años la plaza de compañía desocupada. Las mujeres no abundaban dentro de la tropa y Raúl era el hermano menor de Fidel.

Hablando de primeras damas, hace años leí el primer libro publicado por la Sra. Michelle Obama, lo recomiendo, independientemente de que seas demócrata, republicano, verde, azul, animalista, minimalista, vegetariano, etc. El libro, cuenta muchas de las anécdotas buenas y agradables, pero además malas y desagradables que le ocurrieron mientras estuvo dentro de la Casa Blanca.

Michelle, que dicen que ya era una abogada de cierto prestigio cuando Barak apareció en su oficina y se convirtió en su subordinado, ya que tampoco tenía que fregar o lavar, menos pagar de su bolsillo las cuentas, escogió, entre otros temas, uno de cierta relevancia. Tratar de cambiar los hábitos alimenticios de los niños al menos en las escuelas, tratando de resolver o palear uno de los problemas que tiene la población en este país, el sobre exceso de alimentos, no siempre buenos a largo plazo para la vida.

Para eso tuvo que trabajar, primero con las escuelas, las familias y lo más difícil, los proveedores de comidas escolares, que, sin importarles mucho el tema de alimentación saludable, se buscan muchos millones de dólares enviando comidas a escuelas y círculos infantiles. Resultado, oposición total. Fracaso. No dudo que alguna familia haya cambiado, pero de generalizar la experiencia, nada. Se estaba metiendo con un sector productor importante y ella, aunque primera dama, no era la dueña de este país.

Frustración, dice ella, pero no paró. Entonces como primera dama se le ocurrió la idea más descabellada de todas. Se propuso destruir una parte de los jardines de la Casa Blanca y convertirla en un común huerto, para cultivar zanahorias, tomates y otros vegetales.

Oposición total, autoridades de gobierno, historiadores, arquitectos, diseñadores, etc., totalmente en contra. Ya lo de estar como inquilina de la Casa Blanca a muchos no le caía bien, luego la idea de desmontar una parte del jardín histórico, nunca tocado para fines mundanos, era no sólo una locura, sino una aberración.

Discusiones, reuniones, malas caras, imagino que quejas, chismes y llanto, pero al final lo logró. Fue autorizada a hacer uso de su derecho como residente temporal y creó ese huerto, a donde entonces trajo a los niños y sus familiares. La idea a cualquiera le hubiera cuadrado, visitar la Casa Blanca, reunirse con la primera dama y que de paso un día el mismísimo presidente se acercara a saludar, trabajar junto a ella en el huerto sembrando, cosechando, recibiendo información sobre la alimentación sana y luego, como recompensa una meriendita presidencial, no era algo para desechar. Cuenta que los niños comenzaron a apreciar el trabajo y los beneficios para la salud y vida de alimentos más sanos, los familiares conocieron sobre la posible alimentación de mejor calidad, que no siempre es comer más carne y ella, Michelle, logró ser útil y de seguro, pienso yo, dejar una huella en una parte pequeña obviamente, pero parte, de la población de este país, por ella misma.

Pues nuestra primera dama, que no lo es, pero lo disfruta, tiene también un objetivo, ya dije vinculado a la comida gourmet obviamente. Como parte de su trabajo ha organizado varios eventos, para amigos extranjeros y cubanos escogidos, donde se habla y sobre todo se come la comida “tradicional” cubana, langostas, camarones, panes, quesos, etc. No contenta y para tener mayor presencia en la población a patrocinado un programa de TV donde un chef español, sin esconder su origen, cocina para el pueblo, camarones, panes, etc. Y no pasa nada. ¿Para el pueblo?

Ahora, recién, veo que está promocionándose un nuevo evento, muy cerca de nuestra cultura. El evento en cuestión tiene como objetivo central la comida de lujo de alto nivel y para acercarlo más a nuestras tradiciones su nombre es en francés, “Le Díner en Blanc”. Evento internacional con una propuesta de originalidad y distinción, cuyo objetivo público es celebrar la amistad, la elegancia y el sentido de la comunidad, paralelamente los cubanos sabemos que el objetivo oculto es atracarse de gratis. Como sello característico las personas, que podrán disfrutar además de bebidas muy cubanas como el champan, deberán todas asistir vestidas de blanco.

A raíz de la organización y el anuncio que ya está circulando para invitados “especiales” del pueblo cubano, imagino un carpintero, un constructor, una enfermera, etc., Pedro Monreal, prestigioso economista cubano, publicó la siguiente idea:

En un país “socialista” con creciente pobreza y situación de inseguridad alimentaria “Le Dîner en Blanc” el próximo 11 de noviembre es un disparate, un absurdo, un contrasentido, un desatino, una temeridad, un despropósito, un dislate, un exceso, una extravagancia, es una insensatez, un desvarío, una monstruosidad, una necedad, una paradoja, y una burrada”.

Soy sincero, dentro de la gran cultura que poseo, JAJAJA, he buscado una palabra decente, profesional, inteligente, para aportar y poder superar lo dicho por Monreal y no la he encontrado, entonces, me doy el lujo que quizás él como profesional público no pueda darse y se me ocurre: ¿Qué P.… es esto?

Me es placentero recordar que, frente al desastre de Rumania, no sólo el sangriento dictador Nicolae Ceausescu, disfrazado de presidente del gobierno y primer secretario del Partido Comunista Rumano, sino también su esposa Elena, fueron ejecutados, tras ser juzgados en diciembre de 1989. Puede ser cierto, el juicio fue rápido, dos horas, la sentencia parece estaba acordada de antemano, pero de que los Ceausescu lo merecían, lo merecían. En este caso, ella también pagó, fue una mujer que gobernó codo a codo con su marido, no fue simplemente testigo, fue protagonista, lo que le ganó ser temida y aborrecida por el pueblo rumano. Entonces, una vez más, “tanta culpa tiene el que mata la vaca como el que le aguanta la pata”.

”Díaz K” y “La Machi” llevan años burlándose del pueblo. Los pueblos, incluso los más nobles, tienen sus límites y cuando se desbordan las consecuencias suelen ser impredecibles. Luego, como dice la canción, “no quiero llanto”. Y creo que esta es la mejor palabra, burlándose, a la cara, sin la más mínima consideración y respeto.

Resulta hasta increíble, a pesar de todos los gigantescos fracasos de seis décadas, que hoy, precisamente hoy, la esposa del presidente, en su función de “culturosa”, se le antoje organizar eventos de comida gourmet para unir a la comunidad. ¿A cuál comunidad?, Preguntaría yo.

Hoy, cuando Cuba continua partiéndose a la mitad, cuando nadie sabe lo que va a comer o si va a comer o no, cuando los cubanos están recibiendo, bajo el método de que el gobierno es el que reparte, estando en noviembre, el café de agosto, cuando para demostrar la calidad del pan, una persona acaba de tirarlo contra un cristal de una oficina estatal y logró hacerlo añicos, no al pan, sino al cristal, cuando comer huevos es una hazaña sólo comparada con la de cruzar el Rubicon o escalar el Everest, a “La Machi”, una recién llegada, al menos Vilma estuvo en los orígenes, se le pueda ocurrir con total inmunidad, celebrar un evento de comida en Cuba y para colmo de inmunidad, ese evento sea promovido a bombo y platillos delante de las caras de los cubanos.

No pasa nada aún, pero, ojo, tendrá que pasar. Los pueblos, o una parte de ellos, tienen memoria. No se me pueden ocurrir pensamientos sanos, no soy Monreal. Recuerdo la genial película “Seven”, donde Brad Pitt, Morgan Freeman y Kevin Spacey, cuál de los tres más grandes, interactúan. La imagen fuerte y hasta grotesca que me viene, es la del pecado de la gula y veo a “La Machi” en esa imagen. Ese podría ser un buen merecido final para ella.

Lo de la comunidad unida es no sólo irónico, sino asesino. Cuba mantiene a su población, no sólo ocupada, sino fajándose hasta con golpes todo el día en colas para coger un muslo de pollo, un paquete de los llamados perros calientes que quién sabe hoy cómo se fabrican, esperando desesperadamente, mirando para arriba, para ver cómo un tipo desde un camión reparte huesos pelados de vacas, de los cuales la carne ha desaparecido y quién sabe para dónde se fue. Cuba, donde llegar a pensar en un mago o aguacate es sencillamente imposible porque los mangos y aguacates son frutos que sólo se producen en Júpiter y no se pueden importar. Cuba donde la azúcar cuesta más trabajo de conseguir que la cocaína.

Díaz Canel, como presidente, llevará su culpa a la tumba, pero “La Machi” no podrá quedar afuera, sencillamente por la falta de sentido común y sensibilidad. Comidas gourmet en Cuba, anunciadas como se anuncia al recién elegido Papa o a la Reina de Inglaterra, frente a madres que están llorando por no tener que darles de comer a sus hijos, frente a viejos que ya no pueden adelgazar más porque se acabó el adelgazamiento, es un crimen.

La Sra. Michelle transformó el jardín de la Casa Blanca, para enseñar, para dar comida, para tratar de resolver un asunto complicado sobre todo con los niños. “La Machi” hace eventos de comida gourmet en Cuba frente a un pueblo que no puede comer. ¿Será lo mismo?

Dios la coja confesada.