miércoles, 30 de marzo de 2022

445.- Desvergonzada ABSTENCIÓN

Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla, y un huerto claro donde madura el limonero… tal como escribió, en su genial poema Retrato, Antonio Machado.

Recuerdo que, durante décadas, yo adolescente y luego joven, todas las decisiones en Cuba se tomaban por unanimidad de los presentes. No existía otra opción, la unanimidad era el reflejo del poder revolucionario. Creo que esto no debe haber cambiado mucho hoy. Formalmente, por el daño que tenemos, los procesos gubernamentales se mantienen muy parecidos.

Esto fue siempre mentira, siempre hubo pensamientos en contra, pero esos pensamientos se autolimitaban públicamente en post de evitar las sabidas consecuencias desde el poder. Oponerse o tan siquiera mostrar cierta oposición llevó a muchos a perder su trabajo o estudios, a ser removidos de sus responsabilidades y caer en lo que los cubanos muy rápido llamamos “plan pijama”, no pocos fueron a parar a cárceles, etc.

Tal era la unanimidad pública que, por mucho tiempo, se olvidó incluso preguntar por la opción de los que estaban en contra. No fueron pocas las reuniones donde alguien, siempre desde la presidencia de tal o más cual actividad y siempre con una sonrisita sarcástica y burlona, recordaba que había que preguntar por los que estaban en contra. La palabra y la opción abstención no existió. Cada idea, mitad de idea, pedazo de idea, fue aprobada por unanimidad. Así por tradición durante décadas se aprobaron acciones, construcciones, guerras, quitado y puesto a dirigentes o simples trabajadores e incluso fusilamientos.

Los que vivimos en Cuba sabemos que luego de la votación, aparecían en secreto, muchas veces únicamente entre amigos y allegados, las verdaderas votaciones que no significaba ya nada, pero que demostraba el verdadero sentimiento humano. Es casi imposible que miles o millones de personas piensen y coincidan exactamente en lo mismo durante todo el tiempo.

Hay un viejo chiste popular en Cuba, donde un tipo se encontraba metiendo una tremenda arenga contra el gobierno en la esquina de L y 23, en la acera de Coppelia, por muchos años el lugar más concurrido de la capital habanera. El tipo estaba solo y permaneció solo todo el tiempo hasta que fue recogido por la policía. Durante todo el tiempo nadie de los que por allí pasaban se sumó públicamente a apoyarlo. Cuando llegó a la estación de policía, tenía uno de los hombros caídos e hinchado, cosa que lo mostraban muy jorobado. Los policías recordaban que le habían dado golpes, pero no por los hombros, por lo que la pregunta no se hizo esperar: ¿Qué le pasaba en el hombro ciudadano? A lo que el tipo, que repito fue recogido solo sin apoyo, respondió: Todo el que pasó por mí lado, me tocó el hombro y susurrándome al oído me dijo: _ Estoy contigo.

Las votaciones en Cuba eran puro formalismo, después que el gobierno marcaba el camino, en eso Fidel fue genio, no quedaba más remedio que levantar la mano para aprobar. Todos sabemos que muchos votaban para terminar con aquella reunión e irse temprano, por ejemplo, unos a dormir, otros a ver la novela, otros a coger el transporte para regresar a casa, etc. Otros votaban a favor, sin saber a ciencias ciertas de qué se trataba, pero como autómatas cuando escuchaban: _” los que están a favor, levanten la mano”, mostraban en vertical sus brazos. Al gobierno, conocedor y manejador del tema, le dio siempre lo mismo la verdad, lo importante era recoger y, sobre todo, luego exhibir la unanimidad.

Por muchos años fue casi un suicidio político levantar la mano para votar en contra. Durante décadas las críticas fueron muy suaves, dulces y siempre eran acompañadas de una larga introducción que casi pedía perdón, y aclaraba que se hacían de forma “constructiva”, dentro del marco de la revolución comunista, jamás para revertir el desastre y menos para cuestionar a figuras o personalidades, aunque estas hubieran metido la pata hasta “Hong Kong”. Un día amanecíamos con un nuevo ministro, votado por unanimidad al que teníamos que amar y luego a los pocos meses nos levantábamos con que lo habían quitado por unanimidad, bajo la siempre justificación de que el compañero iría a ocupar otras funciones y sin saber exactamente lo que había pasado, lo teníamos que odiar.

Abstenerse, repito, opción poco vista, era una acción más complicada, porque ella, comparada con la siempre dulce crítica constructiva, denotaba que la persona que se abstenía no estaba clara en su pensamiento o escondía algo. Esa persona se convertía de facto en peligrosa.

Para qué hablar del plano internacional. Fidel Castro, que siempre tuvo a su cargo dirigir la política exterior de Cuba, a pesar del voluminoso aparataje diplomático que teníamos, fue famoso por su “a favor”. Nada más conocer que existían cuatro locos en algún lugar del mundo gritando en contra del imperialismo yanqui, para que al día siguiente los aprobara y les brindara apoyo. Esa, creo, debe haber sido una de las exigencias de los padres soviéticos, o sea, nosotros te mantenemos, pero tu grita y apoya a todo el que nos sirva para la guerrita contra el enemigo.

Así los cubanos, por la unanimidad de Fidel, nos vimos metidos en decenas de problemas internacionales en países que ni conocíamos. Así apoyamos guerrillas, guerras, movimientos obreros y estudiantiles, elecciones, etc. Durante décadas ese apoyo unánime, llevó a traer a Cuba a cualquiera que se mostrara a favor de acabar con el capitalismo mundial y en nuestro país se les formó ideológica y militarmente para devolverlos a sus respectivos países con la misión de crear problemas. Se podría escribir una enorme enciclopedia de estos acontecimientos envestidos de “solidaridad o hermandad”, que comenzaron a partir del mismísimo 1 de enero de 1959 y que hasta hoy continúan.

Y de pronto alguien nos quería obligar a que amaramos a Sadam Husein, al que hasta el día anterior no conocíamos y querían que no nos fijáramos en que había casi exterminado a los kurdos dentro de Irak. Nada de eso importaba, por “unanimidad” había que querer al asesino iraquí. En otro momento nos obligaron a justificar las guerras en África, por “unanimidad” se había determinado que Cuba tenía que cogerse aquello para ella sola, cuando muchos cubanos que allí fueron a pelear y morir, ni sabían dónde quedaba África como continente. Lo de los chinos no ha tenido nombre, por unanimidad los odiamos, luego los quisimos, luego los odiamos y luego los quisimos de nuevo. A veces eran chinos de mierda, tras eran nuestros salvadores y en medio de aquello, nosotros, los cubanos, por unanimidad vivíamos.

Por unanimidad llamamos “gusanos” o “bandidos” a los que estaban o están en contra del gobierno, tumbamos avionetas, hundimos un remolcador lleno de civiles, incluso de niños, fusilamos héroes de la república, votamos por constituciones que luego se utilizan contra nosotros mismos, declaramos la guerra armada y la represión contra un pueblo desarmado, sancionamos a largos años de privación de libertad, etc.

Por unanimidad se tumbaron los árboles frutales de casi toda Cuba y se comenzó a experimentar con el café, la azúcar, las carnes de todos los animales. Por unanimidad entregamos nuestras mejores playas y cayos a los extranjeros. Por unanimidad se invirtieron millones de dólares en fábricas que nunca produjeron nada, que muchas veces ni se terminaron de montar y por unanimidad se trató de construir en Cuba una planta nuclear, que hoy es la mejor muestra del hormigón armado fundido para nada. Por unanimidad tenemos escuela internacional de cine, escuela internacional de medicina para formar médicos y enfermeras extranjeros, escuela internacional para ideólogos comunistas, escuelas militares y campos de entrenamientos para extranjeros. La unanimidad y el silencio nos ha hecho a casi todos culpables.

Desde aquí arriba Mashenka te mira

Sin embargo, hoy, rompiendo la gran tradición de “a favor de los pobres, humildes y necesitados de todo el mundo”, desvergonzadamente, el gobierno cubano el pasado febrero se ABSTUVO por segunda vez ante la Organización de Naciones Unidas, ONU, a la hora de condenar a Rusia por la cruel, injustificada y brutal invasión a Ucrania, contradiciendo o negando a la gran mayoría de los países integrantes de Naciones Unidas y sumando su abstención a países como China, Venezuela e Irán. Si fuéramos bobos podríamos pensar que el gobierno cubano está tratando de ganar protagonismo, haciendo lo contrario a lo que la media hace, pero siempre hay algo más. “Cuando el río suena, es porque piedras trae”.

Cuba, según su gobierno, el país más justo, humano y solidario del planeta, no condena lo que el mundo entero está condenando, lo que demuestra que de justo, humano y solidario, tiene muy poco y pone como justificación, la increíble teoría de que el gobierno ruso tiene el derecho a defenderse de la amenaza que representa Estados Unidos y la Organización del Atlántico Norte, OTAN, en las fronteras de Rusia y que existen un grupo de ucranianos que quieren volver a estar bajo el poder de Rusia y entonces en vez de proponerle a Putin que se los lleve a todos, le reconocen que les caiga a bombas.

Cuba, el gobierno, repito, enemigo enfermizo de cualquier manifestación imperialista en el mundo, capaz de defender causas que ni los mismos protagonistas entienden bien, defiende ahora al nuevo imperio ruso en una acción más que imperial.

Cuba, el gobierno, que ha sido y es capaz de enviar médicos a cualquier parte para “salvar” vidas casi insalvables, hoy se hace el ciego frente a los muertos y heridos ucranianos y la destrucción de Ucrania por no claudicar frente a Putin en su nueva locura, por cierto, que también podría llamarse imperialista.

Cuba, el gobierno, por un lado, asegura que defiende la autodeterminación de los pueblos y se sigue autonombrando defensor de los pobres, humildes y pequeños del planeta y por otro, esconde su voto frente a la injerencia de Rusia, una de las grandes potencias mundiales de todos los tiempos, en un país que tiene sólo 603 700 km2, o sea, que es casi 29 veces más pequeño y con una población aproximada de 39 510 726 habitantes, o sea, tres veces y un poquito menos que su agresor.

Cuba, su gobierno, cambia la justicia, la equidad e incluso la lógica y en sentido común, por el compromiso que todos sabemos tiene con los rusos de hoy. Es por todos conocidos, porque se hizo público que el mismísimo Putin condonó, o sea, perdonó, si mal no recuerdo, el 95% de la deuda que los caribeños teníamos con los “hermanos” antes, “amigos” hoy, los rusos. Acción no poco inteligente del presidente-dueño ruso, pues sabía de antemano que Cuba jamás podría pagar el dinero que le debe a los antiguos fundadores del campo socialista. Ni vendiendo la isla a precio de mercado hoy, el monto de la deuda conocido, porque todos sabemos que mucho del dinero que se movió hacia la isla se apuntó en el hielo, alcanzaría para pagar los años de manutención soviética primero, rusa después. Cuba enemiga del nuevo modelo de colonialismo mundial y las llamadas seudo repúblicas, fue durante décadas por “unanimidad” una especie de neo colonia del Soviet Supremo.

Inteligentemente Putin perdona el dinero que no necesita y sabe no puede cobrar y con esa acción da el tiro de gracia al gobierno de Díaz Canel, pues rodea con sus brazos el cuello de la isla y pone a su llamado gobierno, en realidad desgobierno, a su merced. En buen cubano, diríamos que Putin tiene al gobierno cubano cogido por los c…. Putin compra a los aliados y promete como buen amo imperial, protección.

Es fácil de ver que la abstención cubana, más allá de interpretación puntual de los hechos, corresponde a compromisos no escritos, a esos que muchas veces, como la mafia, son los que verdaderamente funcionan. Con su abstención, da un espaldarazo a Ucrania a cambio de dinero y posiblemente de la promesa de protección del gobierno ruso al hoy débil y moribundo gobierno cubano. Quizás Rusia pueda ser incluso un buen lugar para escapar con mucho dinero. Putin ama, a la forma de amar de los prepotentes políticos, a los subordinados que le son fieles y, por supuesto, a los millonarios, sin averiguar mucho o sabiendo mucho de dónde vinieron esos millones.

Subordinados fieles, millonarios sin origen probado, posible solución para los políticos y altos militares cubanos, que se saben caminando hoy sobre una cuerda cada día más floja.

El gobierno cubano, con su abstención mantenida, se parece a aquella mujer vieja en una película de época, que con la cara repintada y siempre un gran lunar negro postizo en la mejilla, hace guiños por encima de un abanico al joven seductor protagonista.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

sábado, 26 de marzo de 2022

444.- Discurso “El Estado de la Nación”. Otra ESTAFA. (Segunda Parte)

Demorada esta segunda parte, pero es que otras actividades de mi mundo reclamaron el concurso de mis modestos esfuerzos.

Volvamos al importantísimo discurso del presidente Biden, como resultado de sus 100 primeros días de gobierno. De momento digo que el discurso se lo podía haber ahorrado. Nada relevante, sólo para entender la psicología de un grupo político.

Retomaré muy rápido el tema de los combustibles, porque como sabemos él afecta a todos los que aquí vivimos, demócratas, republicanos, blancos, negros, azules, amarillos, homo, hetero, trans, católicos, budistas, ateos, nacidos aquí, recién llegados, probablemente los que estén por llegar, etc.

Rusia comenzó su ataque brutal e injustificado a Ucrania el día 24 de febrero, Biden dio su discurso a la nación el día 1 de marzo y ya frente a estos dos eventos, el precio de la gasolina venía desde mucho antes elevado. Hoy, marzo 26, en San Antonio, Texas, está a $ 3,87 dólares el galón, lo que resulta no caro, sino carísimo, si sobre todo tenemos en cuenta que Texas es, desde hace muchos años, uno de los bastiones petroleros de la Unión. Puede faltar cualquier cosa en Texas, parece ser, menos el petróleo y el ganado. Luego para falta de justificación, Rusia no es el principal proveedor de petróleo a Estados Unidos, ni aparece en la lista de los primeros exportadores hacia el país. Según datos de noviembre de 2021, o sea, hace pocos meses, Estados Unidos importó de Rusia solo el 3% del petróleo que trae de afuera, sólo algo más de 178 mil barriles diarios.

En su discurso a la Nación, Biden, mencionó, como el que no quiere, casi de soslayo, el tema de los combustibles y prometió, muy suavecito, que estaríamos bien, sólo que no aclaró cuándo.

A partir de eso, recordemos que es importante el tema combustible porque influye determinantemente en todo lo demás de la vida diaria, he escuchado declaraciones de que el gobierno norteamericano ha estado haciendo gestiones para comprarle combustible a Venezuela. Digo he escuchado comentarios de la intención al menos, porque, como saben, no trabajo con Biden, pero esto de ser real me parece una gran locura o una maniobra del gobierno con objetivos muy escondidos.

Por un lado, el gobierno norteamericano, el mismo que preside Biden, anuncia sanciones a Venezuela, acusando a altos funcionarios de su gobierno de narco estado, corrupción, violador de los derechos humanos y otras cosas malas más y al mismo momento parece que se están haciendo gestiones “secretas”, por debajo de la mesa o por detrás del telón, para obtener el petróleo venezolano, con el consabido beneficio para el mismo gobierno y funcionarios a los que se pretende sancionar. ¿Biden, te peinas de una vez o te haces los papelillos?

Al parecer esto estuvo sobre el tintero nada más, “cuando el río suena es porque piedras trae”, pero por las presiones y críticas recibidas, no sólo de legisladores republicanos, sino de muchos demócratas, el gobierno, ahora en voz de su vocera Jen Psaki, la pelirroja, ha salido a aclarar que la idea se quedó sólo en idea y que no se le quitarán las sanciones a Venezuela con tal de poder comprarle el combustible y al parecer se desvió la atención a la importación de petróleo colombiano, o sea, Biden debe haber dicho, “los fósforos”.

Según expertos, primero en política, obviamente republicanos, aseguran que Estados Unidos no necesita salir corriendo a comprarle petróleo a nadie, menos a Venezuela, porque posee una reserva inigualable que le permitiría vivir muchos años sin importar el necesitado “oro negro”. Luego, inmediatamente después que apareció la crisis norteamericana y el encarecimiento del petróleo, Canadá, nuestros primos hermanos, anunció que el gobierno norteamericano no tenía que temer por el petróleo ruso y menos salir a comprarle el combustible a cualquier país, porque el gobierno del país cercano tiene todo el petróleo que Estados Unidos necesita y más. ¿Biden, por qué, si es que necesitamos importar petróleo para no utilizar nuestras reservas, no lo traemos de Canadá, al menos para apalear la crisis momentáneamente? Mejor calidad, mayor garantía, menor costo.

Estados Unidos es el país que más petróleo importa en el mundo, alrededor de casi 14 millones de barriles diarios, casi tres veces más que Japón que es el segundo importador mundial, pero el petróleo que importamos, como ya dije, para nada depende de la producción rusa. Rusia no aparece dentro de los principales países a los que Estados Unidos compra el petróleo, así que de momento Putin se puede meter su petróleo por el …

Lo cierto es que de “estaremos bien”, nada. El petróleo y como consecuencia sus derivados, o sea, la gasolina y el diésel que se venden en los servicentros siguen caros. Dicen que en Miami y otras ciudades importantes y populosas del país, están más caro aún.

Es probable entonces que, a este ritmo, volvamos sobre los dos dólares por galón de la época de Trump, para fines de año o para el 2023, aunque Biden, como siempre, para desviar la atención del problema económico que hoy tenemos dentro, miró para afuera y aseguró que el rublo, moneda rusa, había perdido el 30% de su valor, el mercado bursátil ruso había perdido el 40% de su valor y el comercio con esa nación, Rusia, seguía suspendido. Afirmó que la economía rusa se tambalea y que Putin era el culpable. ¿Y eso, querido Biden, en realidad, que le importa el norteamericano promedio que está pagando la gasolina a precios desorbitantes?

Veamos otros puntos importantes del discurso, sobre las palabras textuales de nuestro presidente.

“Compraremos productos estadounidenses para asegurarnos de que todo, desde la cubierta de un portaaviones hasta el acero en las barandillas de las autopistas se fabrican en los Estados Unidos” (…)  “Conseguimos que más de 130 países acordaran una tasa impositiva mínima global para que las empresas no puedan dejar de pagar sus impuestos en su país, enviando empleos y fábricas al exterior”.

Parece que a Biden se le olvidó aquí que precisamente fueron los demócratas los que más apoyaron, facilitaron o incentivaron las producciones fuera de Estados Unidos, digamos en China. Se le olvido o al menos por un asunto de ética, mencionar a Donald Trump, su antecesor, porque precisamente fue ese uno de los pilares de su campaña presidencial y luego de sus cuatro años de gobierno, o sea, dejar de comprar productos baratos y de mala calidad en el extranjero y regresar las fábricas a Estados Unidos, con la creación como consecuencia de miles de nuevos empleos. Biden y sus demócratas ahora quieren aparecer como los inventores de la sopa de ajo.

Y entonces como conclusión, empezó a sacar cuentas de lo que cuestan las cosas, los salarios, las importaciones y la dependencia del exterior y aseguró que ya se estaba resolviendo, por los que Biden y su “combo”, no solo se promueven como los inventores absolutos de la sopa de ajo, sino también del ajo.

Frase célebre de Biden en su discurso: Yo lo llamo construir un mejor Estados Unidos”. Aquí apretó con el descaro y dejó de mencionar nuevamente a su antecesor, porque si recordamos, el más famoso slogan que ha tenido este pueblo por muchos años, lo anunció Trump con su “Make America Great Again”. Slogan que no sólo se convirtió en arma de campaña política y luego en ideología de gobierno, sino que, siendo Trump un empresario y no un político, la idea fue acogida de forma general por los norteamericanos como un sentimiento patriótico. Ese sentimiento hizo ver bien que Trump se reuniera con el “monstruo” coreano, que pusiera en su lugar a los chinos y que tuviera contenido al mismísimo Putin.

Biden debía haber mencionado a Trump y no solamente cambiar las palabras de, quizás, su más famosa frase. Tenía que haber sido serio y no querer aparecer como el inventor de nada. Tenía que haber dicho, nos hemos dado cuenta de que el camino fue señalado por el presidente anterior y lo que estamos haciendo es retomarlo o continuarlo. ¿Trump tuvo razón o no?

Afirmó que su intención era inmediatamente: “reducir el costo de los medicamentos prescritos. “Nosotros pagamos más por la misma medicina por la misma compañía que en cualquier otro país en el mundo”. Y eso es verdad, es inexplicable, es inentendible, es abrumador y abusador, pero es que viene así desde hace años, no es un problema nuevo. Creo que cada vez que un político trata de hacer campaña, menciona el tema de los medicamentos, a sabiendas de que es un tema neurálgico. Promesas y más promesas, bajaremos los precios, produciremos más aquí y luego … ¿Trump no se reunió con las principales farmacéuticas del país? ¿Trump tuvo razón o no?

Recuerdo lo del seguro de salud que promulgó Obama en su gobierno, reconocido popularmente como el ObamaCare, que, aunque es difícil ahora de resumir, porque para hablar de seguros médicos hay que pasar una carrera universitaria, una maestría y un doctorado, si conozco que, al menos en nuestro caso, no resolvió nada, tampoco resuelve nada para las personas que no reciben ingresos, obviamente muchas las más desprotegidas.

Continuó Biden con algo increíble. “Sé lo que funciona: invertir en la prevención del delito y policías comunitarios que seguirán el ritmo, que conocerán el vecindario y que pueden restaurar la confianza y la seguridad. Así que no abandonemos nuestras calles. (…) Unámonos para proteger a nuestras comunidades, restaurar la confianza y responsabilizar a las fuerzas del orden público. (…) Es por eso por lo que el Plan de Rescate Económico proporcionó $350 mil millones que las ciudades, los estados y los condados pueden usar para contratar más policías e invertir en estrategias comprobadas como la interrupción de la violencia comunitaria: mensajeros confiables que rompen el ciclo de violencia y trauma y brindan esperanza a los jóvenes. Todos deberíamos estar de acuerdo: la respuesta no es quitarle fondos a la policía. La respuesta es FINANCIAR a la policía con los recursos y la capacitación que necesitan para proteger a nuestras comunidades”.

Aquí apretó y se hizo el nuevo. Si recordamos, a raíz de la muerte de Floyd como resultado de la violencia que le aplicó un policía y no toda la policía, los demócratas, el mismo partido que hoy representa Biden en el gobierno, respaldó la idea de ciertas organizaciones “supuestas” civiles, el más famoso por su protagonismo fue Black Lives Matter, que desencadenaron una demanda nacional a partir de la idea “Defund de Police”, o sea, quitarles fondos a las policías estatales.

 

Todos los días mueren policías a manos de delincuentes, todos los días los policías salen a la calle a jugarse sus vidas, aquí las armas no la tienen nada más los buenos y cumplidores ciudadanos y eso no importaba, lo importante fue echarle leña al fuego para desmoralizar a un gobierno, cogiéndola nada más y nada menos que con la policía de este país. Los políticos demócratas y sus apoyadores, dentro de ellos fuerzas identificadas públicamente como marxistas, se aprovecharon de un hecho muy particular para desarrollar parte de su campaña política y crear un ambiente de caos.

 

Esto a todas luces fue una locura, que sólo logró, por una parte, que la policía se disgustara, manifestara que estaba en desacuerdo con muchos de los procedimientos del poder judicial, acusándolo de flojo, que se sentían desprotegidos y que muchos apoyaran a Trump y por otra, que los índices de delincuencia y actos criminales en varios estados del país crecieran aceleradamente. Fue la época, semanas y meses, donde se saquearon los negocios, se rompieron las tiendas, se incendiaron edificios, se agredió a las personas por el sólo hecho de agredir. Los demócratas, con tal de hacerle daño a Trump, trataron de desmoralizar y más, de desproteger a la policía.

 

Ahora, Biden que lleva más de 40 años en la política de este país, dice que no se le puede retirar los fondos a la policía, por el contrario, lo que su gobierno hará es financiar con fondos a la policía para que esté más preparada. Acción hipócrita que trata de “enamorar” al brazo que nos debe cuidar y proteger, el cual se conoce está muy disgustado. Hace unos meses los protagonistas decían que había que quitarle los fondos a la policía, ahora los mismos protagonistas, dicen que han descubierto que hay que financiarla. ¿En cuál de los dos protagonistas o momentos creer?


Tema neurálgico, la frontera con México, sobre eso dijo: Y si queremos promover la libertad y la justicia, necesitamos asegurar la frontera y arreglar el sistema de inmigración”. Frontera por la que él no se ha portado ni de lejos

 

Aquí se le olvidó también mencionar a Trump, quien, interesado en asegurar la frontera, la entrada ilegal de droga y personas fue acusado de xenófobo, racista, machista, loco, abusador, etc. El gobierno anterior hizo énfasis en reforzar la frontera con tecnología, más hombres, terminar y asegurar el muro divisorio y todo el mundo lo criticó. Trump llamó a contar a los gobiernos centro americanos y al de México y les aseguró que el tema de la frontera norteamericana era también responsabilidad de ellos, pues estaban haciendo nada para evitar el movimiento de personas. Ahora Biden pretende que su gobierno se lleve el mérito de asegurar la frontera. Apretó.

 

El resto de su discurso fue paja seca. Historias sentimentales, casos traídos por los pelos, promesas de siempre, esas de reparar puentes y carreteras, agua potable para todos en las casas, mejorar la educación, mejorar a los maestros, bajar el costo de los medicamentos, etc. Creo que las mismas ideas de siempre que se repiten con un gran interés populista, pensando que esas promesas lanzadas al aire sin estar ancladas en la tierra van a seguir convenciendo a las personas.

 

Estamos viviendo un momento difícil. La vida cara, los salarios por tanto rinden menos, muchas personas sin trabajar, algunas porque han perdido sus trabajos, otras, aunque parezca mentira, porque prefieren vivir de la “famosa” ayuda que les da el gobierno sin salir de sus casas. Ayuda que el gobierno utiliza como esqueleto para mostrarse bueno.

 

Biden ha logrado desencantar muy rápido a una gran parte de la población norteamericana. Si no hace algo muy grande, pasará a la historia como un presidente gris, blando, que ha afectado no sólo al norteamericano, sino a la reputación política y diplomática de los Estados Unidos en el mundo.

 

Biden se queda dormido, es incoherente, responde cosas que nadie entiende o no responde. He escuchado que una buena parte de los que votaron por él, si es que fue realidad que votaron, hoy están llevándose las manos a la cabeza.

 

Biden, su equipo de apoyo y remadores, tratando de desprestigiar a Trump, arruinar su carrera como presidente, desmoralizarlo, acusarlo de todo lo malo que humanamente se puede acusar a alguien, sólo han logrado que la idea y la persona de Trump tenga hoy más fuerza que antes y continue viviendo entre nosotros. Lo de “Fuck Joe Biden” que se corea a veces con risas burlonas, otras con gritos de rabia, es más que un chiste de pueblo.

Los demócratas y sus fracasos o al menos sus promesas irrealizables o irrealizadas, sólo han logrado que una gran parte del pueblo norteamericano esté pensando en el nuevo presidente para el periodo que viene y ese puesto puede ser asumido nuevamente por Donald, quien hoy aparece más fuerte que nunca, ya no por lo que hizo o prometió, sino porque sus antagónicos lo han hecho muy mal. Los demócratas en eso se parecen a los comunistas, que ellos solos, con el fracaso de todas y cada una de sus ideas y acciones, sólo logran que las personas, a pesar de la inmensa propaganda las 24 horas del día, sólo piensen, añoren y luchen por vivir en el capitalismo.

 

Donald, al que no le falta dinero para echar gasolina, parece estar mirando con su risita picaresca y preguntando, sobre todo a los que no lo querían, ¿me recuerdan?

 

 

 

 

 

 

 

 

domingo, 13 de marzo de 2022

443.- El mejor regalo de cumpleaños.

Durante muchos años, mientras fui joven e imagino para hacerme el diferente, no presté atención a los cumpleaños. Decía que era un día normal y aunque siempre me reusé a asistir a clases o trabajos ese día, me negaba a los regalos, fotos y celebraciones especiales. De los regalos más extraños que he recibido están las agendas que mi madre cada año me entregaba, sabiendo claramente que odio las agendas y que nunca he tenido nada que escribir en ellas. Las agendas me recuerdan a los comunistas.

Sin embargo, cuando he empezado a envejecer, los que me rodean, me han demostrado que ese día hay muchas personas que quieren compartir y agradar. Cosa que hoy agradezco. Entonces han empezado a aparecer las fiestas, las fotos, las salidas a comer o pasear y los regalos. Y reconozco, a pesar de que me sigue siendo difícil, que es lindo.

Este año, no ha sido diferente. Amigos, comidas, música y dominó, que entre gente que se quiere, es más una diversión, que una competencia.

Pero este año también fue diferente. Mi nieta Mia, en determinado momento de la noche me entregó sus regalos, que eran todos suyos.

Entonces me dijo:

_ "Mira abuelo, como te gusta la arquitectura, te he hecho este regalo". 

Y me entregó una construcción en cartulina con muchos colores, que, a mí, caprichosamente, se me parece al “Sydney Opera House” de Australia y un gorro tejido con hilo de estambre amarillo y azul, el cual entendí, porque sin explicarme para qué, ella hace como dos semanas me había medido el diámetro de mi cabeza.


La idea me dejó sin palabras y pasé unos minutos para recuperarme, pues no me asombró su capacidad para hacer obras manuales, conozco que las tiene porque he construido algunas cosas con ella, sino su capacidad con solo 9 años para reparar en que a mí me gusta determinada manifestación artística. Mia, además de linda e inteligente, es una niña muy sensible, cosa que, a pesar de la belleza física y la inteligencia de cerebro, no siempre se logra.

Luego me entregó un paquetico, que como siempre, a pesar de mis hábiles manos, pasé mucho trabajo para abrir, pues me cuesta romper la envoltura que alguien cuidadosamente ha hecho para la ocasión. A veces las envolturas son reales obras de arte que representan incluso a determinada cultura. Cuba, antes en las tiendas, envolvía los regalos. En Japón cualquier regalo es necesario ponerlo dentro de tres envolturas diferentes.

No he sido muy dado a hacer regalos por fechas significativas, sin embargo, siempre me ha sido fácil regalar un libro, un disco de música, etc., para lo cual pasaba mucho trabajo a la hora de envolver. Un día, trabajando yo en el Museo de la Ciudad, una compañera de trabajo, María Emilia, me vio pasando un trabajo enorme y sudando a chorros para envolver un cassette de música. Necesitaba para aquello cuatro manos, la boca, quizás un codo y ella sonriendo se me acercó y me ayudó - enseñó, pues había trabajado en una tienda antes de la revolución y entre otras cosas vinculadas a la vestimenta, al maquillaje, etc., era obligatorio aprender a envolver regalos u otra cualquier cosa que el cliente necesitara. No era tan fácil como meter un producto dentro de una jaba plástica.

Además, mi nieta, sin comentarlo a nadie, ni tan siquiera a sus padres, con $ 5.00 dólares que tenía ahorrado, se fue a la tienda de souvenirs que tienen en su escuela y me compró, un bolígrafo, una goma de borrar y dos llaveros bordados, uno que dice: “Happy Birthday” y otro que tiene una inscripción que dice: “World´s Best GRANDPA”, calificación que aun creo no merecer.

Me está gustando celebrar mis cumpleaños. No importa haber llegado casi viejo a esto.

442.- Soberanía Alimentaria en Cuba. Reflexiones en el día de mi cumpleaños.

Interrumpo mi “importantísimo” análisis del importante discurso “El Estado de la Nación” dado recientemente por el presidente Biden, para dedicarle unos minutos a otro evento relevante, ahora relacionado con Cuba. Como casualmente hoy cumplo 59 años, edad a la que reconozco, no sé cómo he llegado tan rápido, me propongo ser suave.

Hace apenas escasas horas, apareció Frei Betto, si, el mismo que se hiciera famoso en Cuba por aquel libro de “Fidel y la Religión”, porque como todos sabemos el Comandante en Jefe, que se enamoraba de los hombres, siempre en el buen sentido del amor, un día la dijo a su amigo brasileño, tengo ganas de hablar sobre mí mismo, por qué no hacemos un libro y entonces, sin dejarlo pensar mucho, como Donkey, el burro hablador del animado infantil Shrek le dijo: pregúntame, pregúntame, pues ahora aparece, nada más y nada menos, nombrado textualmente como Asesor del Programa de Soberanía y Educación Nutricional de Cuba, o sea, todo este rimbombante nombre para darle un cargo de asesor alimentario para un gobierno que no tiene comida que ofrecer a su pueblo.

¿Frei, brasileño, asesor para la alimentación de los cubanos? Pues sí, creo que, al gobierno cubano, que ya le da lo mismo cualquier cosa, para aliviar un poco su mala imagen y el fuego que tiene arriba, pues utiliza, imagino que, a cambio de una casa en Miramar, un auto con gasolina, chofer, quizás algunas chicas o chicos que lo atienden y verdaderos beneficios alimentarios, a la figura de cualquiera que sirva para entretener. Lean el nombre del cargo, Soberanía Nutricional.

Entonces yo, para que no me lo cuenten, cosa que jamás hice en Cuba, me he sentado a ver la Mesa Redonda, espacio “informativo” de la TV cubana, interesado en aliviar un poco lo del discurso de Biden y ahora los sucesos de Ucrania y he terminado más jodido.

Le ronca los COJONES, que ahora el brasileño, oriundo de un país donde dicen la carne de res da al pecho, les diga a los cubanos que tenemos malos hábitos alimenticios y que, para irlos resolviendo, por ejemplo, hoy, podríamos comer cascara fritas de papa. ¿No sería mejor comer papas fritas?

Si, le ronca los COJONES, que un pueblo que hoy no tiene papa, ni aceite, probablemente ni gas o electricidad y menos sartenes, ese “amigo” de Fidel, por cierto, todos los amigos de Fidel fueron extranjeros, que Cuba, por tanto, hereda como amigo y al que supuestamente por esto los cubanos tenemos que venerar también, nos diga qué debemos o qué tenemos que comer y sobre todo nos recomiende freirrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr.

Quisiera decir para los que no me conocen íntimamente que soy un tipo de los llamados de buen comer, hasta hoy puedo comer cualquier cosa. Todo me cuadra, todo me viene bien y en muy pocas veces en mi vida he rechazado algo por encontrarlo malo. Sólo existe un platillo tradicional cubano, el rico arroz con leche, que no pruebo por razones muy específicas que ahora no vienen al caso, pero que incluso, lo que está probado, si me lo pasan escondido por una batidora y me lo muestran como natilla, cosa que mi mujer ha hecho en secreto, puedo comerme una tonelada. Creo que hubiera estado dentro de aquellos sobrevivientes del accidente de aviación en la cordillera de los Andes en 1972, que tuvieron que llegar a comer, lo que sí es muy difícil de comer, no sólo por la carne humana y su significado, sino por la carne humana de amigos y familiares, que puede parecer lo mismo, pero no es igual.

He tenido la suerte de vivir fuera de Cuba desde el 2007 y entonces me he propuesto conocer lo que comen y cómo lo comen otras culturas, al menos en su versión internacionalizada. Entonces con gusto, prefiero visitar un restaurante vietnamita, coreano, indio, tailandés, colombiano, brasileño y probar sus propuestas. He comido grillos fritos en México y nopal, me gusta el kimchi coreano y la col encurtida europea, la sopa fo vietnamita, el sushi y ramen japones. He probado una buena parte de las especias india, he comido encantado con las manos en un lugar asiático y por supuesto he seguido experimentando con la carne de res norteamericana, las fabadas, las paellas, los chorizos, el bacalao, todos platos de la “madre patria”, me he acercado agradablemente a los productos del mar más allá de los acuarios, de todos los mares, de los mares de verdad y por supuesto a la comida y los postres cubanos, tamales y pastelitos de guayaba incluidos, ahora hecha, como decimos, “con todos los hierros”.

Entonces soy un gran comedor, no por mi conocimiento del tema, sino por mi capacidad y disposición a comer siempre. Me sigue gustando y como con frecuencia el pan viejo, mientras más viejo mejor y me sigue apasionado comer un mango, un melón o una piña y paralelamente sentir que el jugo de las dulces frutas me corre hacia abajo por la cara y el cuello. Lo de comer mango, piña o melón con cubiertos me parece todo un desconocimiento de la real realidad. En resumen, soy una garantía para cualquiera que cocine. Todo lo que me pongan en un plato, rico o no rico, salado o bajo de sal, frío o caliente, incluso medio crudo, será devorado. Muchos en mi familia me dicen que no tengo paladar y cuando algo va a sobrar y hay que echarlo, dicen, déjenselo a Roly.

Mi mujer, la que ya en muchas ocasiones he calificado como buena cocinera, por si lee mis escritos, ahora, con más calma y menos responsabilidad, nuestros hijos son grandes y yo me porto bien, se ha dedicado a investigar y sobre todo experimentar sobre comidas, sabiendo que yo, su primer y principal consumidor, aguantaré como un mulo. Ella, coincide con Frei Betto, cuando dice que los cubanos tenemos muy malos o al menos limitados hábitos alimentarios y que desaprovechamos muchas oportunidades que nos da, de forma desinteresada, la naturaleza y eso me hace pensar en nuestra historia.

Para no meterme en la cultura milenaria de los asiáticos, China, Japón, Viet Nam, etc.,  sobre el arroz, los indios con sus especias y yogurt ácido, los europeos con el trigo y sus encurtidos, etc., pienso en nuestra América, ya que el nuevo asesor es brasileño y descubro que en comparación con Brasil y su cultura sobre la yuca y la carne, República Dominicana y su cultura sobre el plátano, Perú y su cultura sobre la yuca y la papa y los alimentos provenientes del mar, México y su super cultura sobre el maíz y los norteamericanos y su conocimiento y amor por la carne, nosotros los cubanos estamos embarca´o. Pero es que todo tiene una explicación.

Nuestros aborígenes no tuvieron un desarrollo tal que les permitió soportar, enfrentar y sobrevivir a la cultura conquistadora española. De los hábitos diarios aborígenes no nos queda nada. Luego aparecieron los esclavos africanos, que no dudo que trajeran sus platillos de las diferentes regiones de donde provenían, pero como lo primero que hacían los españoles-cubanos era convertirlos al catolicismo, darle un nombre en castellano, obligarlos a ir a la iglesia con frecuencia y eran alimentados bajo los cánones de sus dueños, tampoco tenemos mucho de la presencia africana en la comida cubana.

Cuba fue muy rápido la prolongación de la metrópoli y vivimos bajo ella por cinco siglos, por lo que además del guarapo proveniente de la caña, muy rápido y de forma muy sólida comenzamos todos a ser españoles y heredamos sus comidas, de ahí que los cubanos, a pesar de nuestro clima, tomemos sopa caliente, comamos potajes de frijoles de varios colores, también calientes, arroz blanco como preferido y carne sobre todo de pollo y puerco que era lo que se producía con más facilidad. Es cierto Frei Betto y Martica, hoy reconozco que consumimos muy pocos tipos de viandas, pocas en comparación con las que existen y algo de verduras. Somos bastante limitados a la hora de escoger los vegetales y frutas que consumimos, muchas veces de la lechuga, el tomate y el aguacate no hay quién nos mueva. Pero todo sigue teniendo una explicación.

Luego, Cuba española por hábitos y aún mucha presencia española en nuestras familias, café con leche y pan con mantequilla, turrones, fabadas, carnes con papa, chorizos, carnes asadas, dulces de frutas en almíbar, etc., aunque ya independiente de España, recibió como regalo en 1959 una revolución comunista, cuya primera propuesta fue igualar a todos y como era muy difícil hacernos a todos ricos de una vez, los planes fueron para convertirnos a todos en pobres, al menos a la hora alimenticia. Todos somos licenciados, másteres y doctores, pero sólo podemos comer un huevo y un pan por día, en el mejor de los casos.

La revolución, convirtió a la noble y fértil tierra cubana en algo improductivo y desarrolló planes para, siempre por interés de gobierno, sólo interesada durante décadas en la caña de azúcar, café, cítricos, dejarnos a largo plazo sin comida.

Mientras Fidel y su combo comían langostas, se tumbaban los árboles frutales para sembrar caña, incluso donde la caña no se daba o en terrenos complicados para luego cortarla. Mientras Fidel comía langostas, se desmontaron los campos de viandas, frijoles, para sembrar café y cítricos y lo peor, mientras Fidel comía langosta, puso al campesino cubano, acostumbrado a tener sus gallinas, sus puerquitos, su conuco con matas de plátanos, yuca, aguacate, calabazas, etc., a depender y comer de la bodega. Fidel, mientras comía langosta, puso al campesino, nada más y nada menos que al campesino, heredero no sólo de una tierra, sino de toda una tradición cultural de siglos o al menos de muchos años sobre lo que debía y podía cultivar, a pasar hambre.

¿Qué sabemos los cubanos de hoy de peces y productos del mar? Nada. La imagen más cercana que recuerdo es que llegamos a comer pescado, jurel, que venía dentro de una lata desde Chile. ¿Que sabemos los cubanos de hoy de tabaco? Nada. Desde siempre el tabaco cubano se exportó y para el pueblo se dejó un cigarro y tabaco realmente infumables. ¿Qué sabemos los cubanos de buen ron? Nada. El buen ron siempre se exportó y para el pueblo sólo se dejó la cerveza de “pipa” y un ron que sólo por los nombres que les daba el pueblo, “duérmete mi niño, bájate el blúmer, salta para atrás, hueso de tigre, etc., podemos calcular su calidad. ¿Qué sabemos los cubanos de viandas? Nada. Sólo podemos recordar el nombre de algunas de ellas, como la malanga, por ejemplo. ¿Qué sabemos los cubanos de carnes? Nada o menos que nada. Consumimos de vez en cuando pollos que no tienen pechugas, solo muslos. La carne de res se extinguió para la isla en el mismo momento que los dinosaurios y el cerdo, el criollo cerdo, el puerquito asado que a todos nos gusta, hoy vale más que una casa o un automóvil.

Durante décadas no fue necesario sembrar y atender la tierra. La comida nos venía de afuera. Recuerdan aquello de: se baja el telón y se sube el telón y se ve un barco de chicharos entrando a la bahía de La Habana; se baja el telón y se ven dos barcos de chicharos entrando a la bahía de La Habana; se baja el telón y se sube el telón y se ven tres barcos de chícharos entrando a la bahía de La Habana. ¿Cómo se llama la obra? Los granos, sobre todo chícharos y lentejas, venían de la URSS y el campo socialista. Las papas venían de los hermanos soviéticos, la col encurtida, las papas encurtidas, las zanahorias encurtidas, los pepinos encurtidos nos llegaban de los hermanos del CAME. Los chocolates y manzanas eran enviados como regalos del soviet. La manteca con un olor muy peculiar que a mi abuela Tomasa, santiaguera amante de la manteca de puerco disgustaba y la llamaba “manteca de oso”, nos llegaba en un envase con letras árabes, a lo mejor Argelia o algunos de los países “hermanos”. No hacía falta sembrar, atender y venerar a la tierra. Los soviéticos le dijeron al jefe, sigue comiendo tus langosticas, trata de que no te vean, grita todo lo que puedas contra el imperialismo yanqui que nosotros te mantenemos, entonces el hijo del campesino, no quizo ser campesino y se fue a la ciudad a estudiar medicina, ingeniería e incluso el hijo del campesino se hizo cosmonauta. Como resultado de esa política, hoy sólo nos queda el marabú y el hambre.

Quiero decir que los canadienses, los franceses, los ingleses y por qué no los norteamericanos, entre otros ciudadanos del mundo, defienden al gato, porque ya no ven la carne en él, entonces aparece lo de humanidad, compañía, sentimientos e incluso leyes protectoras, pero si usted, digamos los cubanos, seguimos mirando al gato y lo imaginamos asado en una bandeja sobre la mesa, no lo puede defender. ¿Por cierto, quedan gatos en Cuba?

Pues Frei y Martica ahora, abogan por una alimentación sana. Dicen, cambiemos el azúcar de caña por la de coco o la dulcísima azúcar monk tan antigua cono China. Introduzcamos en nuestra cocina diaria el aceite de aguacate y el de oliva. Dejemos de consumir harina de trigo y comencemos a cocinar con harina de coco, almendras, yuca, boniato, etc. Comamos más verduras, brócolis, espárragos, col de Bruselas, tomates negros, papas moradas, etc. Dejemos de comer dulces de harina de trigo e introduzcamos las semillas, avellanas, almendras, semillas de marañón, etc. y comencemos a aprovechar las cosas buenas de la naturaleza. Usemos turmerik o curcuma, ginger o jengibre, paprika ahumada, italian seasoning, romero, etc. ¿De verdad? Coño, pero es que Martica viven en Estados Unidos y Frei Betto vive en Brasil y la parte extranjera de Cuba, con eso lo digo todo.

Como saben, soy renuente a poner fotos donde la comida sea el protagónico, pero esta vale la pena, porque fue mi almuerzo el día de mi cumple y estoy hablando de soberanía alimentaria. 


Esto es exactamente lo que podría llamar soberanía y lo que merecemos comer los cubanos hasta reventar. Una adaptación de la comida Thai. Arroz indio casi cero defectos, de gran largo y muy aromático, cocinado con una mezcla "secreta" que mi mujer prepara con diferentes especias. Aceite de coco, coco rallado y pedazos de piña. Servido con semillas de marañón, aceitunas rellenas de pimiento y perejil. Enriquecido con camarones salvajes, o sea, "wild caught", no de granja o "farmer", que vienen de Argentina. Como guarnición la mitad de un exquisito aguacate mexicano y mariquitas de plátano. Esto seguro que Frei lo conoce bien.

Frei Betto, frente a la periodista revolucionaria Ayleen, que estuvo todo el tiempo acotando su intervención con el tema del bloqueo norteamericano como culpable de nuestra desgracia alimentaria, a la que no le cabe una libra más en ese cuerpo, propone sustituir la harina de trigo por la harina de yuca, maíz o boniato, porque son mejores, tiene mejores sabores y son más barata, pero Frei, amigo, ¿dónde está la yuca, el boniato y el maíz en Cuba? Frei dice que los cubanos y nuestros “vicios”, nos impide tomar leche de cabra para sustituir la lecha de vaca y comer queso de cabra. Pero Frei amigo, ¿dónde están las cabras en Cuba?

El amigo brasileño propone comer las hojas de la zanahoria, la cascara de papa y la cascara de melón por su gran valor nutritivo. ¿Quién se comerá entonces la zanahoria, la papa y el melón?

A Frei se le fue, no pudieron cortarlo porque el programa era en vivo y dijo que el ministro de la agricultura cubano, el mismo que anunció que se repartirían tripas de cerdo para la población cubana, porque era un alimento rico en proteínas, le había comentado e invitado a comer en su casa, yuca frita, porque le gustaba mucho como entrante. Él le aconsejó al ministro que no friera la yuca, que la hirviera un poco y la pusiera en el horno, sin grasa, solo con un poco de sal y que el ministro lo había llamado a la semana siguiente para decirle que estaba muy contento porque había experimentado lo de la yuca en el horno. Mientras el pueblo cubano hace 8, 10 horas de filas o colas, con no pocas broncas incluidas, para ver qué puede conseguir para llevar a la mesa, el ministro de la agricultura cubano, con casi 400 libras de peso come yuca frita como entrante. Eso si es una cultura y sobre todo una soberanía alimentaria, sólo que para unos cuantos.

Ayleen se encargó de que Frei Betto, no ella, asegurara que el cubano no pasa hambre, que lo que pasa es que, a partir de nuestros “vicios alimentarios”, no comemos lo que queremos comer, pero que tenemos una canasta básica, refiriéndose a la libreta de la bodega, que nos permite comer todo el mes y nos comparó, como siempre, con África, para que nos diéramos cuenta de que no estamos tan mal.

Quisiera dejar un cuento, porque Frei puede ser un hijo de puta, pero no es anormal. En uno de mis viajes de Nebraska a San Antonio entré en una gasolinera de esas de carretera, siempre es necesario en un viaje tan largo echar gasolina, ir al baño, estirar las piernas, etc., entonces descubrí que dentro de los más de 70 tipos de paquetes de papitas fritas que había en esa gasolinera en el medio de la nada, existía uno de cascaras fritas de papas. Asombrado e interesado, lo compré, abrí y comí entero. Estaba rico y era una muestra más de entre casi cien paquetes diferentes de papas fritas.

¿Entonces podemos los cubanos comer esas cascaritas fritas de papas? Creo que sí, yo, comedor de piedra, me las comí. Sólo que primero los cubanos queremos comer pan, muchos panes en cantidad y variedad, queremos comer mantequilla, mayonesa. Los cubanos queremos hartarnos de carne de res, puerco, pollo, caballo, carnero, conejo, pato, etc. Los cubanos merecemos y queremos comer langostas, camarones, ostras, calamares, cangrejos, pescados, etc., que están allí esperando en nuestras aguas. Los cubanos queremos reventas comiendo dulces, chocolates, pastelitos de coco, guayaba, de carne, tartaletas, cakes. Los cubanos morimos frente a los helados vengan en el formato que vengan. Queremos tomar leche de vaca y batidos de frutas. Nos gustaría comer quesos, blancos, amarillos, azules, verdes, duros, blandos, etc. Disfrutaríamos enormemente con un buen café varias veces al día, todos los días. Nos gustaría tomar una buena cerveza o un buen ron, que pueda competir con los whiskies y vodkas del enemigo y entonces después de mucho tiempo, casi al borde de reventar como sapos cuando se les echa sal por arriba, comeremos esas ricas cascaritas de papas bien fritas.

No jodas Frei Betto.

 

 

 

 

  

 

 

 

 

 

 

 

 

jueves, 10 de marzo de 2022

441.- Discurso "El Estado de la Nación". Otra ESTAFA. (Primera Parte)

* Advierto, sobre todo para los expertos, que en el presente escrito mencionaré a demócratas y republicanos, lo que no significa que estoy pretendiendo establecer una definición absoluta, ni histórica de ellos. Sólo hablo de los de hoy, de los que veo y vivo.

Es cierto que las personas cambiamos y por tanto todo lo demás que depende de ellas cambia. Es cierto que las organizaciones de cualquier tipo creadas por el hombre deben de cambiar o tienen que cambiar en dependencia del momento histórico que se viva.

Dentro de esto, un buen ejemplo son los partidos políticos, los cuales, sin apartarse de sus bases ideológicas básicas, lo que le garantiza el apoyo de las personas, es probable que se vean obligados a adaptar sus postulados adecuándolos a la vida que llevan. Adaptar es una cosa, cambiar es otra. Si la base del partido es azul océano, pues es entendible un cambio a azul cielo, pero si el cambio es para blanco, entonces ha dejado de ser lo que era y se ha convertido en otra cosa, aunque mantenga el mismo nombre.

Por ejemplo, sería absurdo hoy hablar de eliminar la esclavitud, porque ya la esclavitud clásica no existe, sería además de una pérdida de tiempo, un desenfoque total, sin embargo, mirando cómo vivimos, podría ser bueno que ese mismo enfoque se dirija a exigir que no existan y que no se permitan nuevas manifestaciones, aunque solapadas de esa forma de vida, por sólo mencionar algunas, la esclavitud o explotación infantil, de las mujeres, etc.

Tenemos muchos partidos políticos en Estados Unidos, aunque la mayor fuerza se concentra en los famosos partidos Demócrata y Republicano. El primero hoy tiene colocado al presidente número 46 de la historia de la Unión, el Sr. Joe Biden, quien, por su trabajo, el cual, aunque es arriesgado, ya muchos políticos y expertos, califican de MALO, en sólo 100 días de gobierno, ha recibido muchos sobrenombres y frases célebres, que están mostrando lo que muchas personas aquí sienten, algunas de ellas son: “el presidente heladero”, lo que da a entender que no le importa y puede resolver nada; “Let´s go Brandon”, (Brandon=Biden) y la más explícita y simpáticamente cariñosa, “Fuck Joe Biden”, que dentro del argot popular norteamericano se explica por sí sola.

Hoy, por la libertad que tenemos para manifestarnos, las dos últimas aparecen por donde quiera. En vallas publicitarias en las carreteras, en camiones y rastras que se mueven por todo el país, coreadas por miles de personas en los estadios y en las manifestaciones y repetidas por ciudadanos norteamericanos delante de las cámaras de los periodistas que representan a los medios de información estadounidenses. “Fuck Biden” es una idea que muchos norteamericanos exhiben en sus casas, banderas, fiestas, cortos videos, etc. Para aquellos que venimos de Cuba, a pesar de vivir aquí hace ya algunos años, no deja de ser impresionante ver dentro de un estadio de pelota, al público, o sea, miles de personas paradas, disfrutando con corear esta frase, algo así como lo que pasa en algunas calles de Cuba, cuando algunos cubanos corean aquello de: “Díaz Canel Sin´gao”.

Hace muy pocos días, Biden, cumpliendo con la tradición, dio su clásico discurso al país, “El Estado de la Nación”, al término de sus primeros 100 días de trabajo como presidente. Tarea donde el presidente a cargo informa los resultados de su gobierno y los planes a seguir durante sus, por lo menos, primeros próximos cuatro años de trabajo.

He escuchado el discurso dos veces antes de poder escribir, una en inglés y así practico y la otra doblada al español, lo que siempre puede ser arriesgado, porque las traducciones no son buenas, pero por razones obvias resultan más fáciles.

Lo primero que detecto es que los demócratas, frente al evidente desprestigio de su presidente, como para lavarle la mala imagen, sabiendo que muchos incluyendo a los propios ciudadanos demócratas están disgustados o al menos preocupados, llegaron al acuerdo de, planificadamente, levantarse y aplaudir, estuviera Biden diciendo lo que estuviera diciendo. El objetivo, como en un circo, fue levantarse y aplaudir cualquier cosa de forma constante.

Detrás del presidente, al cual la cámara de TV enfocaba fijamente, se encontraban la vice presidenta Kamala Harris y la congresista Nancy Pelosi, que ocupa el importantísimo puesto por segunda vez, desde el 2019, de “Speaker of the United States House of Representatives”, que, entre otras cosas, es la sucesora en el gobierno después del vicepresidente, cuyas misiones, vean el video, fue sonreír siempre, aplaudir efusivamente, hacer muecas inexplicables aprobativas a las palabras de su presidente y levantarse cada 5 segundos, tal como si tuvieran un resorte en las nalgas, a tal punto que pienso que el mismo Biden se debió preguntar sobre qué les pasaba a esas mujeres y debe haber llegado a pensar que ambas tenían oxiuro.

Si uno pudiera enajenarse de la realidad o estuviera viviendo al otro lado del planeta, que no fuera hoy Ucrania obvio, podría parecer, escuchando al presidente, que todo está bien, que nuestro país está pasando por uno de los mejores momentos de su historia y que el futuro está garantizado en positivo.

Sólo que para los que aquí vivimos es fácil concluir que todo lo que dijo es MENTIRA de principio a fin. Biden, el mayor crítico del presidente que lo antecedió, sabiendo, porque tiene que saberlo, que ocupa ese cargo a partir de un gran fraude, que se ocultó finalmente para salvar, pienso yo, la desastrosa imagen de las pasadas elecciones en la Unión se subió al podio conociendo su desprestigio en una gran parte de la población norteamericana, a mentir descaradamente.

Veamos parte de ese discurso.

Lo primero que mencionó fue el tema más que obligatorio de Ucrania, diciendo que era una guerra que estaba avisada, en realidad no es una guerra, sino la invasión por la fuerza armada de una potencia mundial, Rusia, contra un pequeño país, Ucrania. No es una guerra entre dos países tan siquiera, sino el deseo de un loco por ocupar vía destrucción un territorio que no le pertenece y cuyos habitantes no quieren ser ocupados.

Pero, la pregunta es: ¿Si la guerra estaba avisada, si Estados Unidos conocía por adelantado el hecho, porque no lo impidió? Tal como dice el presidente ucraniano, cuántos muertos tienen que existir para que el mundo y dentro de él, los Estados Unidos, paladín de la democracia, la libertad, etc., intervengan.

Biden dijo que pasó meses preparándose y creando coaliciones en Europa, Asia y África para enfrentar a Putin, para entender cómo justificaría la agresión y que ahora el mundo libre le pide cuentas a Putin, que ha quedado aislado del mundo. Que juntos, se refiere a Estados Unidos y sus “supuestos” aliados en este momento, han creado sanciones potentes para sancionar a Putin y a Rusia, pero es que Biden pensó que el presidente ruso, no sabía lo de las sanciones. Putin, que puede ser un loco, pero no es anormal, lo sabía. Sabía que lo primero que le harían era sancionarlo económicamente para evitar el movimiento de los rublos rusos y así y todo atacó y sigue atacando.

Es ridículo, Biden dijo que están persiguiendo a los yates y los aviones privados de los millonarios rusos, como algo importantísimo que ha hecho y ¿esto qué tiene que ver con los bombardeos a Ucrania?, además, que han cerrado junto con los aliados los espacios aéreos de algunos países para presionar a la economía rusa. ¿Y eso que le importa a Putin?, ¿Le importó a Hitler, en su locura que la economía alemana se desgastara en una guerra de conquista megalómana?

Biden, bajo aplausos, dijo que estaba enviando a Ucrania mil millones de dólares para "aliviar" al pueblo ucraniano en su sufrimiento. Pero, es que este tipo está jodido, si piensa que el dólar puede sustituir o aliviar el sufrimiento de familias que han perdido todas sus propiedades bajo las bombas, aliviar el sufrimiento de los ucranianos que están huyendo desesperadamente por las fronteras a los países más cercanos o que los dólares puedan ocupar el lugar de los familiares y amigos muertos. La cámara toma a la embajadora de Ucrania que estaba sentada en el público y ella se levantó y aplaudió como muchos otros, pero su cara reflejaba el mismo análisis que acabo de hacer. ¿Dólares para aliviar?

Dejó claro que efectivos norteamericanos no participarían en el conflicto armado, pero que sí estaba vigilando por si Putin se metía con algún país miembro de la OTAN, entonces quizo decir, Ucrania que se joda. Dedicó unas palabras hermosas al orgullo ucraniano y sentenció que tendrán días, semanas y meses muy malos, pero que Putin pagará a largo plazo lo que está haciendo. ¿Largo plazo? Imagino a Putin sentado en su cómodo salón del Kremlin, tomando vodka acompañado de sus generales, todos muertos de la risa con los chistes del presidente de Estados Unidos.

Y entonces cayó en el verdadero problema, el que todos estábamos esperando, nuestra Unión. Sobre esto dijo que había dado la orden para liberar millones de barriles de petróleo de la reserva estratégica nacional para, entre otras cosas, no depender del petróleo ruso. Con esto trató de echarle la culpa a Putin y al conflicto con Ucrania de los altísimos precios de los combustibles dentro del país, que pienso que por lo menos alguien tiene que haberle comentado, es probable que el presidente "heladero" no eche gasolina nunca y su avanzada edad no le permita ver desde su auto los precios de los combustibles en los servicentros.

Esto es una gran mentira, los precios de la gasolina ya venían altos antes de que Putin disparara el primer proyectil. Si recordamos cuando el gobierno de Trump la gasolina estaba a menos de $ 2.00 dólares el galón, hoy aquí en Texas está a $ 3.99, en Miami a casi $ 4.00 dólares y he escuchado decir que en estados grandes e importantes como California a casi $ 7.00 dólares. Y como una abuelita cariñosa, a Biden sólo se le ocurrió decirle a los norteamericanos que: “vamos a estar bien”.

No dijo cuándo, no dijo cómo, sólo repitió dos cariñosas veces, “vamos a estar bien” Bueno, no sabemos cómo, pero lo cierto es que en menos de los primeros 100 días del gobierno demócrata de Biden, todo, exactamente todo y no únicamente la gasolina, ha subido de precio. 

Mi mujer se queja cada santo día que pisa un supermercado porque a cada producto, no hablo de langostas, ni caviar, sino a cada simple producto le han subido el precio, a veces 20 centavos, a veces 50 centavos, a veces un peso, lo que significa entre el precio de la gasolina que hay que echar para mover la vida y los supermercados nada más, el poder adquisitivo del norteamericano ha disminuido representativamente y por lo que parece seguirá disminuyendo.

Como él sabe, o sea, me refiero a Biden, que este es uno de los temas más candentes del interior, lo dejó ahí y continuó diciendo que podía asegurar que cuando todo esto termine Putin será más débil y el mundo será más fuerte. Muela bizca. Y afirmó que Putin puede rodear con tanques Kiev, pero no podrá extinguir los corazones. Tal parece que nuestro presidente es más un poeta, un dramaturgo, un cantante o un cuentacuentos que el presidente de una de las naciones más importantes del mundo actual. Putin no podrá extinguir los corazones de los que queden vivos, los de los que ya están muertos los extinguió, amigo Biden.

Cambió el tema, entonces para la pandemia e hizo una historia de su padre, como para tocar cierta fibra sentimental en los escuchas. Dijo haber liberado fondos para ayudar y haber vacunado a la nación. El tema de la vacuna es más que controvertido y sigue dando luchas. Millones de personas no admiten ser vacunados, otros millones se siguen infestando a pesar de que se ha puesto dos y tres vacunas. Y habló de un plan de rescate a la familia norteamericana que había funcionado. No muchos saben a lo que se está refiriendo. ¿Plan de rescate? Lo cierto es que el tema de los seguros médicos sigue siendo un tormento inacabable, no sólo hay que pasar un curso universitario para entenderlos, sino que siguen siendo muy caros y del tema medicamentos no hablar, el mejor fajarse con el oso que se faja Putin, que tener que tomar una pastilla.

Dijo, recuerden que sólo tiene 100 días de gobierno, que su gobierno en un año había creado más puestos de trabajo que en toda la historia de los Estados Unidos. ¿Dónde aprendió Biden? Cien días son tres meses, un año doce. Y que la economía había crecido a una tasa de 5,7%, la tasa más alta de los últimos siete años. Pero Biden, me pregunto, ¿cómo es que la economía ha crecido y se ha beneficiado, sobre todo, a la clase trabajadora, según tus palabras, y el precio de los combustibles se ha duplicado en pocos meses y a cada producto que uno se lleva a la boca se le ha subido el precio?, ¿Gil, el ministro de economía cubano, estará dirigiendo la economía de los Estados Unidos como una colaboración desinteresada para llevarlo a la ruina estilo Cuba?

Entonces Biden comenzó a enumerar una serie de promesas, todas de carretillas, muy difíciles de explicar aquí, porque haría este escrito muy largo, internet para todos, agua para todos, carreteras para todos, puentes para todos, puertos para todos, etc., pero bajo el mismo esquema ya conocido de, sobre todo, los gobiernos demócratas: yo, mi gobierno, va a dar, va a garantizar, va a repartir, nos estamos ocupando, nos comprometemos, etc. Aplausos planificados para demorar la cosa. La Pelosi, la que parece tener algún problema con los dientes, trataba de sonreír, pero lo que le salía era una mueca horrible en la boca, tal que yo llegué a pensar que se le caerían los dientes que evidentemente no son los suyos originales. Kamala, con su cuello de pesista profesional, siempre más fuerte en sus alegrías, tal como si supiera que la cámara la estaba enfocando. Esto me recuerda a Fidel cuando dijo que Cuba produciría tanta y tan buena carne de res, que el mundo entero, incluyendo a los “yanquis” por supuesto, harían filas para comprarla. Discurso "El Estado de la Nación", da igual, el populismo es igual donde quiera.

Los políticos y sus promesas. Imagino siempre que, para dedicarse a la política, las personas están obligadas a cursar y aprobar una asignatura que se llama “Cómo prometer algo que parezca real y que las personas que escuchan no las cuestionen y no se den cuenta de que son mentiras”. Es el mismo esquema, casi siempre para grandes campañas y elecciones, promesas que convencen, sin que las personas piensen mucho en ellas, los pueblos tienen memorias cortas, ya luego se encontraran las justificaciones cuando no sean cumplidas.

Promesas que garantizan discursos emotivos y muchos aplausos de la parte interesada en escucharlas o en utilizarlas a beneficio propio, a las que luego se les buscaran adaptaciones. Promesas todas iguales que dicen que: los cientos de años de los gobiernos anteriores no han hecho nada, no han alcanzado ningún resultado, yo y mi gobierno si lo haremos, o mejor, ya lo estamos haciendo, solo que cuesta trabajo que ustedes lo vean. El ministro de economía cubano pide al pueblo que confíe, Biden dice a los norteamericanos "estamos bien" Es que estamos locos o nos hemos vuelto medio descarados.