jueves, 24 de octubre de 2019

Corrupción. (Segunda Parte)

Me dice El Terrible: 



¿Qué pasó con el deporte en Cuba? Bueno, todos sabemos que el sistema que rige y administra el deporte en Cuba es obra del gran creador y no me refiero a Dios, como algunos pudieran pensar, sino a nuestro gran líder histórico, quien lo diseñó desde el programa del Moncada. Pensó en cómo funcionaría esa institución, que sería única, como todo lo creado por él, superando todo lo anteriormente hecho en esa área de la existencia humana. También sabemos nuestro líder histórico fue un gran fanático del deporte desde muy niño, sobre todo del deporte profesional de Estados Unidos. Las Grandes Ligas de pelota, el boxeo y el basquetbol, eran algunos de sus preferidos. La misma necesidad de confrontación y rivalidad permanente, que adornaron su existencia, también la enfocó en el deporte. Creó un sistema nacional al que todos, sin importar raza u origen social, tenían acceso de manera gratuita y que empezaba desde los primeros años de la enseñanza primaria. Todo esto con la manguera del campo socialista bien conectada, pero ¿qué pasó que los resultados actuales no se corresponden con ese “esfuerzo” que hace el gobierno en este sentido? Hacen Mesa Redonda para despedir al equipo de pelota que participará en el torneo premier 12, donde se reparten los cupos para la Olimpiada. Ahora los peloteros cubanos juegan en grandes ligas profesionales de Japón y otros países. Ponen los juegos de las grandes ligas americanas por la TV todos los días, pero Cuba no gana cuando sale a jugar en eventos de importancia. Les subieron los salarios a los peloteros, les han entregado autos, casas en La Habana y arreglaron el Latino, pero se siguen quedando en el exterior y no ganan. Ya sabemos, el deporte forma parte de la estrategia de manipulación y tratamiento de las masas diseñada por el líder histórico. Pelota, Ron y Rumba. El resto es intrascendente y en realidad de alguna manera si le funcionó, él se vanagloriaba de los resultados del deporte en Cuba y se comparaba con los países desarrollados. Por desgracia para él y sus seguidores, todo eso cambió para mal, empezando por el director general del INDER, quien fue removido hace poco de su cargo por corrupto y abuso de poder, hasta el estado deplorable en que se encuentran las instalaciones, más la no existencia de los medios imprescindible para mantener viva esa actividad. Los que están jugando en Japón batean cuadrangulares todos los días y sus equipos están ganando, pero cuando juegan con el equipo Cuba no hacen nada. Dicen las personas aquí, que se cuidan para poder regresar a Japón y poder seguir con el contrato firmado. Que si se lesionan se les jode todo y por eso no se esfuerzan al máximo, al parecer tiene su lógica. Reuniones y más reuniones, análisis, compromisos, jefes nuevos, pero el deporte cubano está todos los días peor. Esperemos que al regreso de esos viajes en los que está Canel con su mujer por el mundo, traiga algunas nuevas ideas que puedan remendar el desastroso movimiento deportivo cubano.

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Continuando con la idea de la corrupción y tratando de explicarme qué ha pasado desde 1959 hasta hoy y por qué tenemos lo que tenemos, me hago y quizás les haga, las dos mismas preguntas, ahora dirigidas a después del triunfo revolucionario y el mantenimiento de la variante comunista en el poder hasta nuestros días, que aparecen en la primera parte de este escrito.

¿Ha existido corrupción dentro del gobierno después del triunfo de la Revolución de 1959?

Si, absolutamente sí. La corrupción, dulcemente disfrazada de revolución, ha estado presente siempre, incluso parece ser que antes del triunfo, o sea, en la lucha clandestina y armada en la Sierra Maestra. La corrupción, el tráfico de influencia, la revancha, la vigilancia, la división, el quítate tú para ponerme yo, el amiguismo, lo que en Cuba llamamos el sociolismo, han sido de las más utilizadas herramientas durante todo el proceso de gobierno comunista. Tenemos los cubanos una larga historia de caciquismo y regionalismo, entonces por qué pensar que este gobierno es diferente. Si algo ha primado dentro del gobierno cubano es el caciquismo, ahora disfrazado de moderno.

¿Qué mayor corrupción que Fidel haya sido durante muchísimos años, el único líder de todas las instituciones ideológicas y de gobierno, su hermano Raúl, su segundo en el Partido Comunista y el ministro intocable de las Fuerzas Armadas, su cuñada la Presidenta de la Federación de Mujeres Cubana hasta su muerte, su hijo el Presidente de la Energía Nuclear, quizás el mayor y ambicioso proyecto del gobierno?, ¿Qué mayor corrupción que el Che fuera ministro de industria y presidente del Banco Nacional de Cuba, sin saber nada de lo uno ni de lo otro y todos los amigos de la Sierra se repartieran “a dedo” los ministerios y cargos importantes de gobierno, además de las casas, mujeres, mansiones, fincas, etc.?, ¿Qué mayor corrupción que las leyes, regulaciones e incluso los códigos legales y la propia constitución siempre se cambiaran para respaldar ideas que ya estaban en la acción y que respondían a los intereses de algunos e incluso a caprichos?, ¿Qué mayor corrupción que para ocupar cargos a todos los niveles haya que caer bien y demostrar identificación total, no con un proyecto, sino con una persona?, ¿Qué mayor corrupción que, al parecer, el contacto del alto gobierno cubano, sean quiénes hayan sido, con la droga fuerte de Pablito Escobar?, ¿Qué mayor corrupción que entregar la isla a los “hermanos soviéticos” para que ellos desarrollaran su lucha contra Estados Unidos, a cambio de petróleo, fábricas, transportes, muñequitos y películas soviéticas, asesoría hasta para las peluquerías e incluso coles y pepinos encurtidos?, ¿De qué soberanía real hablamos durante todos aquellos años?

Si, el gobierno en Cuba siempre ha sido corrupto, sólo que se les presentó a nuestros padres y no a pocos convencieron, con palabras lindas, digamos, libertad, igualdad, solidaridad, desarrollo, etc. Palabras sólo lindas, pero pocos reales, que permitieron y justificaron a los que estaban y están en el poder, poder hacer lo que les dé la gana, sin ser cuestionados, preguntados, ni tan siquiera dudados. Si hay algo que ha primado en estos últimos años, es la común estrategia de poner en los cargos a quien a ellos les interesa, a veces mientras menos conozcan mejor, porque van a ser más incondicionales y más manejables, donde han entrado las novias, las amantes, los amigos, los hijos, los recomendados, los enganchados, los lame botas, etc.

Si siempre la corrupción, desde su ángulo mentira, ha estado presente, desde que se dijo que la revolución cubana sería verde como las palmas, dejando clara que no sería roja o comunista, hasta que las cenizas de Fidel Castro se encuentran dentro de la fea piedra que como monumento post morten le pusieron en Santa Efigenia, cementerio de Santiago de Cuba.

La revolución en el poder, muy rápido definió sus más sólidas estrategias de trabajo: mentir dulcemente creando todo un paraíso irreal y “estás conmigo o estás contra mí”, estrategias que han durado los mismos años que llevan ellos en el poder. Hoy la mentira, la creación todavía de un futuro irreal e imposible de conseguir, el supuesto apoyo de un pueblo que no existe realmente, el supuesto accionar a favor de ese pueblo, etc., todavía marca el camino de ese gobierno, que ha pasado de una cara a otra, con las mismas bases. Entonces muy rápido, véase el caso del Comandante Huber Matos, desde los propios inicios, donde en un amañado juicio, con testigos falsos y sin argumentos, se le acusó y se le condenó como traidor, al mismo Huber, comandante, que había entrado a La Habana sobre el mismo tanque en que llegó Fidel y todos sabemos que en ese vehículo no venía cualquiera, por lo que asumo que eran además de revolucionarios, amigos, y que por sólo no estar de acuerdo y quererse retirar, lo hicieron talco.

Por acciones como esta, que demostraban el verdadero movimiento de los revolucionarios, el pueblo cubano, desde muy rápido, aprendió a mentir. Si, a mentir con el objetivo de saltar, mejorar, posicionarse o al menos, escapar de la guillotina revolucionaria. Entonces todos, los que quedaron sin enrollarse, los que se incorporaron, los que nacimos y crecimos después, los que aún están e incluso los que viven en todas partes de este mundo, aprendimos a mentir y convertimos la corrupción en nuestra arma más sólida, dentro de la “solidez” de la ideología marxista.

“Estas conmigo o estás contra mí”, polarizó a la sociedad cubana, sin dar tiempo o espacio al dialogo o a la reflexión. El sólo decir que Fidel estaba despeinado, llegó a ser considerado un acto de extrema contra revolución y se sancionaba. Llegar a expresar que Raúl leía un poquito mal, era considerado un problema ideológico y se sancionaba. Preguntar cuántos hijos tenía Fidel, era considerado una acción de extrema inteligencia patrocinada por la CIA y era sancionada. Llegar a expresar que no era normal que Ramiro Valdés corriera por las calles del Vedado acompañado de sus más cercanos legionarios y que se parara el tráfico de la ciudad, para darle paso al ministro que le daba la gana de exhibirse, con monos deportivos exuberantes, haciendo ejercicios, era una acción que podía conllevar a cárcel, pues sólo un enemigo se podía cuestionar tal cosa. Llegar a defender a tus santos porque Almeida o Celia eran santero, era pretender demasiado, “el negrito de la Caridad” como cariñosamente le llamaban y Máma, como Fidel apodaba a su más cercana y antigua colaboradora, para muchos su mujer durante años, podían practicar cualquier religión que les diera la gana, para eso, el primero era comandante y la segunda era Máma. El pueblo no, porque ser comunista era ser totalmente anti religioso.

Entonces el gobierno no sólo mintió, sino que introdujo la mentira como un modo de vida revolucionaria. La corrupción se estableció como un mecanismo de sobrevivencia. Los cargos eran entregados siempre “a dedos”, partiendo de la recomendación, aprobación y el gusto del Jefe. En realidad, no hacía falta ser ni comunista, la mayor parte de nosotros mismos no sabía nada de esa ideología, lo importante era ser incondicional. Los verdaderos revolucionarios eran más que todo y por encima de todo, fidelistas.

Existen miles y miles y miles de cuentos, acciones, anécdotas, chismes que demuestran que el gobierno, en nombre del pueblo, eso sí, mencionando siempre al pueblo, actuó como una mafia, como un grupo cerrado secreto, que, justificándose que era la única forma de sobrevivir frente al enemigo imperialista, hizo lo que le dio la gana y luego, con mentiras dulces, caras de víctimas y frases chovinistas y triunfalista, ganaban o trataban de ganar la aceptación popular. Sería imposible aquí mencionar o peor, detallar cada uno de ellos.

Desde la selección de los miembros que han pasado, desde la forma en que han comprado sus almas con prebendas, regalos, beneficios, etc., que comenzaron con las asignaciones de casas, mansiones, yates, viajes, cuotas especiales de comida,  desde el propio enero de 1959, hasta hace dos semanas cuando el gobierno pide a los cubanos que pongan los dólares en cuentas del banco del gobierno para, ahora, defender los intereses del pueblo y garantizar que mi mamá tenga una lavadora moderna. Pasando por el apoyo al y del campo socialista, más todas las guerras y guerrillas que patrocinaron durante muchas décadas por todo el mundo, las políticas y acciones locas en la economía, los de atrás pa´ alante de todos estos años, los de donde dije digo digo Diego, la dolarización de la economía, lo de aceptar a los “capitalistas buenos”, las famosas firmas extranjeras con sus trabajadores de lujo dolarizados, lo del mantenimiento de las ideas comunistas en un país que se está partiendo a la mitad, lo de las familias vacilando dentro y fuera de Cuba en medio del desastre, etc., todo exactamente todo ha pasado por manos de la corrupción.



Puede ser el tráfico de influencia, dentro del gobierno y del ejército, en los niveles más altos, la estrategia más utilizada, tanto por los que trafican, como por los que se dejan o han querido traficar. No hemos acostado con un ministro que nos lo vendían como algo muy bueno y nos hemos levantado con otro, porque el que era bueno fue sustituido en la madrugada por corrupto o medio espía. Nos hemos encariñado con una figura, que luego ha desaparecido en las cárceles cubanas por enriquecimiento ilícito. Hemos visto fusilar a Héroes de la República y otros altos militares de la vieja guardia, de extrema confianza, por estar vinculados al narcotráfico internacional durante años y nadie los había visto, aunque sí se sabía del dinero que ingresaban. Hemos visto cómo viven los mandatarios cubanos, que llegamos a justificar porque, los pobrecitos, para dirigir a un pueblo tiene que comer langosta, vivir en mansiones con criados, vestidos de compañeros militantes que los atienden y tienen que montar en Mercedes Benz, dormir con acondicionadores de aire, hacer ejercicios en gimnasios privados y sobre todo tomar el whiskey del enemigo. Hemos conocido de casamientos y divorcios y más casamientos y más divorcios, justificados porque los jefes tienen que estar siempre enamorados, dejando hijos y exmujeres con mansiones, en medio de un pueblo que tiene 20 años viviendo albergados o más de 60 años viviendo en edificios en ruinas, que se están cayendo todos los días, de finales del siglo XVIII y el siglo XIX. Vemos hoy a jóvenes pertenecientes a las familias de poder, propietarios de bares, hoteles privados, viajando por el mundo, sin haber trabajado nunca en Cuba, en medio de un pueblo, sin nada, al que se les está pidiendo un esfuerzo, una vez más, decisivo. ¿Qué es eso, si no corrupción?

Hemos vivido fusilamientos un lunes de delitos que se ha cometido un viernes, donde se han aplicado las leyes más severas con pocas posibilidades de análisis y defensa, sólo porque había que dar un escarmiento político y todos sabemos que tuvo que haber existido una llamada dejando claro el deseo del máximo líder. Hemos visto abogados defensores tan malos, tan mediocres, tan maniatados, que hubiera sido preferible que a cada supuesto culpable lo defendiera su abuelita. ¿Qué es eso, si no corrupción o tráfico de influencia? Hemos visto a Fidel, cuando ya no quiso más, dejar a Raúl, que cuando ya no pudo más, dejó a Díaz Canel sin ningún inconveniente, sin el menor trámite. ¿Qué es eso, si no corrupción?

Hemos visto salir a los burgueses en varias oleadas, pero hemos visto salir al pueblo para el que se hizo la revolución, negros, blancos, mujeres y hombres, niños, hemos visto que se trataron de vaciar las cárceles dándole la salida a asesinos, delincuentes mayores, presenciamos la tirada al mar en lanchas, balsas, puertas de cuarto, cámaras de carro, de miles de personas que decían que preferían morirse en el mar antes de quedarse en Cuba. Hemos sido testigo de cubanos que se ha quedado en lugares a donde han ido a parar y que todavía hoy caminan por las selvas latinoamericanas. Hemos vivido llamando a esas personas enemigos, escorias, mierda y casi paralelamente hemos presenciado como esos mismos enemigos regresan a Cuba, se hospedan en hoteles, alquilan carros, comen en restaurantes, compran en las tiendas, pagan a las putas cubanas, muchas de ellas muy jóvenes, cosas que el que se quedó y trabajó, hoy no puede hacer. Hemos tenido que ver como se ha puesto a correr a un pueblo a caerle atrás a los dólares americanos, los mismos americanos que hay que considerar enemigos. Hemos visto a capitalistas buenos, zapatudos, que son considerados personalidades en Cuba y que tienen más derechos que cualquier cubano, incluyendo a los comunistas confesos. Hemos escuchado a los gobernantes decir que son verde, luego rojo, luego negros, luego rojo de nuevo por medio día, en la noche verde, en algunos momentos morados, más luego verde y por encima de todo rojo, sin que nada pase, sin consecuencia ¿Eso es o no corrupción?

Pero, bueno, los gobiernos son así, pero en medio de todo esto y más: ¿Es el pueblo cubano corrupto hoy?

Si, en sentido general, para mí, sí. Todos, sin casi excepción, salvo los que han pasado como santos, hemos sido y somos corruptos en mayor o menos escala. Y esto que puede ser bien duro de digerir, lo explicaré. Téngase en cuenta que no nací en Tailandia de padres cubanos y no me fui de mi país de origen cuando era aún un niño. Viví allí 44 años, viviendo, caminando, conociendo, relacionándome con todo y todos, chocando, criticando y criticado. Por conocer conozco de estudiar, de trabajar, conozco de policías y calabozos, de triunfos y de frustraciones. De combates, no con armas, pero si con ideas. Conozco de miedo, de exilio interno, de desesperación por salir y la de la tristeza por haber salido.

Si, somos los cubanos un pueblo corrupto, por convicción o necesidad, no importa cómo lo queramos ver. Desde los propios inicios de la revolución verde que pasó a gobierno rojo, donde se instauró aquello de, estás conmigo o estás contra mí, aprendimos a mentir, unos, como dije, para escalar y vivir cómodamente, otros para por lo menos escapar del golpe. Todo ha sido una mentira a nivel de persona, familia, sociedad, o al menos ese es mi sentimiento cuando miro hacia atrás, aunque no dejo de reconocer a los enamorados ciegos, porque sencillamente el amor es así. Si es cierto, todos repetimos que el pueblo cubano se enamoró de un proyecto que se pintó lindo, pero además de amor, tuvo que haber mentiras.

La mejor imagen para entender esto, sin hablar de comunismo la logró nuestro, y digo nuestro porque también soy ciudadano americano, Walt Disney en su inmejorable película Blanca Nieves, donde la bruja mala, convertida en viejecita inofensiva, convenció a la bella e inocente joven, para que mordiera la manzana por la parte envenenada. Blanca Nieves desconfió al principio, pero las mentirillas de la bruja que quería eliminarla físicamente la llevaron a, y no por hambre, meterle una mordida al arma asesina convertida en fruta. La adolescente, a pesar de estar advertida y protegida por los 7 enanitos, pecó, creyó y confió y al final, casi muere, a no ser por la acción desinteresada del príncipe enamorado. Cuba es Blanca Nieves, Cuba está casi muriendo, durmiendo un sueño eterno que ya demora más que en la peli de Disney y aún vivimos sobre la mentira. La bruja de este cuento, no hay que buscarla afuera, sino adentro, en sus mismos constructores.




Tuvo que haber sus mentiritas, si no, cómo entender que aquel suegro del que ya hablé que se hizo ingeniero estudiando como autodidacta y eso le permitió escalar muy rápido profesional y económicamente dentro de la sociedad antes de 1959, una de las personas más inteligentes y preparadas que he conocido en mí ya larga vida, que luego del triunfo revolucionario ocupó cargos de mucha importancia dentro del gobierno como director de empresas estratégicas, llegando a ser vice ministro de un importante y estratégico ministerio, o sea, testigo presencial del desastre, que dejó 5 hijos, 4 + 1, ninguno revolucionario, que conoció a muchas nueras y yernos, ninguno revolucionario y que pudo conocer a 8 nietos, ninguno revolucionario, muriera diciendo que el comunismo en Cuba, nada más y nada menos que en esa isla caribeña, era la mejor y única opción. Suegro que en su vida siempre devolvió los dólares de sus viajes al exterior y que fue algo austero y extremista en la “pacotilla” que traía y luego vio a sus hijos, todos profesionales universitarios, lucharlos y acapararlos para poder vivir y gracias a los dólares vivir un poquito mejor, cuando incluso los dólares estaban prohibidos. Sin que pudiéramos acusarlo de ignorancia, a lo mejor si de cabezón, pudo mantener su postulado. Algunas mentirillas tuvieron que haber para no dar su brazo a torcer. Es difícil llegar a decir, si, es verdad, me equivoqué, ustedes tienen razón, sobre todos para aquellos que con algunas mentiritas dedicaron su vida a un determinado proyecto. Es duro reconocer el fracaso.

Todos mentimos y somos corruptos. Es corrupto el que escondió su religión, no la dejó, sólo la escondió y puso la imagen de Fidel donde antes estaba Cristo o Shangó. Mintió quien, creyendo en los caracoles, los palos del monte o el crucifijo comenzaron a rendir tributo a la hoz y el martillo. Es corrupto el policía o miembro del G2 o seguridad del estado, que sabe que su hermano es un delincuente, un ladrón y no lo pone preso inmediatamente. Miente aquel que llegaba a su casa sabiendo que su madre recibe dinero de “afuera” y se sienta a tomar un café comprado en la bolsa negra o peor, comerse un pedazo de carne de res. Es corrupto el policía que maneja a las prostitutas, que se busca el dinero parando a los taxistas, extorsionando a los vendedores de esquina o a aquellos que tienen un pequeño quiosco. Es corrupta la prostituta que se pone de acuerdo con un taxista para robarle o engañar a un turista. Es corrupto el trabajador de la Aduana que decomisa y roba, no sólo para consumir, sino para alimentar el mercado negro.

Es corrupto el inspector de restaurantes que llega a inspeccionar a las 12 meridiano, con una amiga y come y toma de gratis, más acepta dinero para que vea todo bien. Inspectores de todo, todos viven de inspeccionar, pero también de sobornar, de presionar e intimidar. Es corrupto el que trabaja en la funeraria y para poner a tu muerto en un lugar más cómodo dentro de su caja, en un lugar más fresco, con luz, quizás más cerca de la cafetería, pida o acepte dinero. Corrupto el tipo que sabiendo que sólo tocan dos coronas por muerto, venda las flores por fuera, para aquellos muertos donde importa la cantidad.

Es corrupto el maestro que acepta regalos de los papás en favor de beneficios, calificaciones incluidas, para un determinado niño o que sencillamente repase lo que mañana va a la prueba y de esa forma garantiza su evaluación como profesor, o peor, termine vendiendo las pruebas para aquellos niños o jóvenes, cuyos padres pueden pagar. Es corrupto el profesor que da la asistencia a los que no vienen a cambio de dinero, pero también somos corruptos los padres que pagamos, regalamos y sabemos que esos mecanismos son los que funcionan para que nuestros hijos o hijas puedan avanzar. No siempre el que más estudia es el que mejor notas saca. Es corrupto el papá, que sabiendo la escasez que existe, compra uniformes, libretas, etc., robados, con la justificación de que todo el mundo tiene que escapar.

Es corrupto el paciente que lleva un regalo al médico para obtener un mejor trato, un mejor ingreso, una medicina en falta, etc., mecanismo de regalo que hoy, a pesar de la gratuidad de el servicio de atención médica, cada cubano conoce y tiene implementado. Todo el mundo llega a los hospitales con una bolsita, los campesinos con aguacates, los dolarizados, con dulces, cigarros, champo, jabones, etc., ya es una práctica diaria, pero es corrupto el médico que acepta los regalos, no como muestra de agradecimiento de un paciente, sino como precio para obtener prebendas. Hoy, una buena parte de los médicos en Cuba viven de esos regalos, llegando muchos a convertirlos en una forma de vida. ¿Qué decir de los dentistas o médicos que operan, utilizando los salones, los sillones, el instrumental del gobierno, para operar y resolver a pacientes que, incluso vestidos de cubanos, todo el mundo sabe que vienen del exterior y, por tanto, pagan en dólares? Si, es corrupción.

Corrupto es el abogado, que pide gasolina para atender el caso de un detenido o cobra para él bien caro, sabiendo que ya el familiar pagó por sus servicios al gobierno, pero corrupto es el familiar, que sabiendo y tratando de que su caso sea de interés, pues lleva regalos, combustibles, hace comidas, invitaciones a esos dichosos abogados. Ser un buen abogado en Cuba, no como mi abuelo antes del 1959 que trabajó y se la ganó, sino por vías de los regalos y las comprar y ventas, es ser un potentado, al que todo el mundo mira con admiración. ¿Qué decir de los trabajadores de las oficinas de la vivienda? Son corruptos, si, casi todos, porque están trabajando en un sector vital para el cubano, o sea, la compra venta de casas, las permutas, las herencias, los otorgamientos, etc., es tanta la necesidad sobre este aspecto, que los cubanos pagamos cualquier cantidad de dinero para resolver, muchas veces por vía de la falsificación, el problema que tenemos con una casa. ¿Qué decir del trabajador de una bodega, aunque nos parezcan desabastecidas o de un simple trabajador de una panadería, o más simple, un repartidos de pan?

Corruptos los que trabajan en las firmas extranjeras, los hoteles, los restaurantes, las fábricas, los almacenes, el puerto, etc., si claro, muy corruptos. Cuba vive hace 60 años del mercado negro, ya dije por algún lugar que es de lo poco que se ha mantenido estable y más, se ha desarrollado, entonces la mayor parte de los que trabajan, lo hacen para poder robar y vender, porque es tanta la demanda y la necesidad insatisfecha que, saques a la calle lo que tu saques, lo vendes, pero esto existe porque hay millones de personas, que no roban es cierto, pero compran todos los días lo que otros se han robado. No se puede vivir en Cuba sin apelar al mercado negro, entonces, incluso los más tonticos o honestos, se tienen que adaptar. Es posible claro que existan personas que no compren para no tirar su imagen a la basura o al estar marcados los vendedores no les vendan, pero entregan el dinero a sus familiares o amigos para que ellos le compren, o sea, una mentirita, sobre otra mentirita. 

Dentro de los hoteles, los carpeteros, se fajan con los maleteros y las que arreglan las habitaciones, los cocineros venden a sus propios compañeros la comida y entonces los que limpian habitaciones venden los jabones y champú. Los que trabajan en bares, venden primero las botellas que entran por la izquierda, por lo que a partir del segundo trago que pidan, jamás sabrás lo que estás tomando. Los trabajadores de las tiendas ordeñan los potes de helado para robándole a los clientes, vender más para ellos, ponen a enfriar las cervezas que alguien diariamente les trae originales o de fabricación casera, venden mayonesa  y croquetas echas en casa dentro de los envases originales que otros se roban y les venden, pero lo que pasa es que más de la mitad de las personas que compran y toman cervezas en esos lugares, lo hacen mayormente gracias a sus luchas de dólares en las calles y no a su trabajo de 8 horas diarias. Entonces es un compromiso, como el que imagino de piratas y corsarios, tú me robas, yo te robo, ellos nos roban, nosotros le robamos, yo soy robado, entonces tú tienes que ser robado. Todos nos ponemos de acuerdo y sin reuniones, ni actas, le robamos al gobierno, porque no nos oponemos a sus locuras, pero le robamos. No somos muy críticos, la cosa está en candela, pero robamos porque el gobierno sabe que le robamos, pero nos deja robar a cambio de que nos portemos bien y levantemos la mano para aprobar lo que ellos quieren. No queremos cambios, porque para qué cambiar nada, si nosotros estamos bien, la onda es luchar.

Los cubanos, todos, hemos implementado el mecanismo de la izquierda, primero siempre la izquierda para resolver y recurrimos a la derecha, o sea, lo que se debe hacer, sólo cuando no tenemos otra alternativa. Todo, exactamente todo, el cementerio, la funeraria, el hotel, el viaje, el médico, la escuela, los alimentos, las ropas, los combustibles, las cervecitas, las mujeres, etc. son resueltos como primera opción en el mercado negro, la mentira y la corrupción. Siempre primero buscamos a un amigo o a un amigo de un amigo que nos pueda encaminar y resolver. No existe una acción que no pase por la mano de esa palabra, con todas las interpretaciones que ella tiene. No podemos conformarnos con lo que dice nuestro babalao o nuestro padre sacerdotal, tenemos además que tener amigos. Nunca mejor que en Cuba, aquello de, quien tiene un amigo, tiene un central.

Y para colmo, somos corruptos, los que por una vía u otra vivimos fuera de Cuba. Hoy una buena parte de los emigrados, son de la teoría que ellos son emigrados económicos, grandísima mentira, producto de un país hasta donde tomar el agua, desde hace muchas décadas ya, es un resultado político e ideológico. Ahora tenemos que creer que esos cubanos, con tal de no ponerse en mala con el gobierno donde aún viven sus familiares, dicen que no conocen nada de política e incluso que no conocen exactamente lo que pasa en Cuba.

¿Somos mentirosos? No, somos gigantescamente mentirosos. Cubanos por el mundo que apoyan al gobierno cubano, diciendo que la opción comunista no es tan mala, en contra posición a la crítica, por momentos despiadada, que hacen a los países capitalistas donde viven. Corruptos no, super corruptos. Cubanos que mantenemos nuestras residencias en países capitalistas, pero nos vamos a Cuba como repatriados y cogemos los mandados de la bodega, nos atendemos gratis en hospitales, etc. Todos tenemos miedo, incluso diciendo que somos libres, ahora tenemos miedo por los que allí tenemos, pues conocemos las posibles consecuencias, queremos que Cuba cambie, pero en secreto y por interno, le decimos a nuestros familiares que no se metan en nada. Ahora no hemos emigrado por estar en desacuerdo con la política e ideología que nos exprimió y nos hizo salir echando a buscar mejor vida, ahora, manteniendo nuestras residencias extranjeras, defendemos el comunismo y vamos a Cuba a disfrutar, comer, tomar, fiestar, pasear, etc. Estamos fuera y mantenemos silencio, por miedo, vamos a Cuba y hacemos silencio por miedo. Vamos a Cuba e independientemente del tiempo que llevemos afuera, muy rápido apelamos al que conocemos existe, el mercado negro, compramos los CUC por la izquierda, compramos la comida por la izquierda, alquilamos un carro y una casa en la playa por la izquierda, etc. Allí decimos que vemos cambio, que la cosa ha mejorado, que se ve la comida, que repararon una calle, la cúpula del Capitolio e hicieron un hotel nuevo, llegamos aquí o allí y entonces desbarramos entre amigos de los desastres que pasamos y vimos. ¿Quién nos entiende?

Somos mentirosos, no por malos, sino porque aprendimos a mentir, muchos desde que fuimos niños y como la mentira nos dio resultado, la seguimos usando. Venimos aquí, cogemos los beneficios del “brutal” capitalismo, sin haber tirado aquí un chícharo, pero nos vamos a Cuba a disfrutar y hacer turismo.  Decimos que no nos alcanza con la ayuda que nos dan o que los salarios son bajos, pero con ella queremos mantener a toda nuestra familia en Cuba. Vivimos bien, pero siempre tenemos un lamento y decimos que en Cuba se vive mejor. Todos éramos ricos y felices, todos éramos habaneros, vinimos aquí sólo para hacer dólares, pero no nos gusta el capitalismo. Sólo que la mentira, cuando se utiliza a gran escala para beneficios propios, se convierte en corrupción. Entonces somos mentirosos y corruptos, pero no nos gusta ni reconocerlo, ni que se nos reconozca como tal, porque tenemos muy claros aquellos conceptos de cubanía, de nuestros padres fundadores, que ni remotamente hoy tenemos.





Corrupción. (Primera Parte)

Como decía un famoso muñequito de mi infancia, “esta película está al revés, antes yo iba detrás y ahora voy delante". El Terrible, comenzó siendo mi colaborador y ahora es quien preside mis escritos. En cualquier momento dejo de escribir y me dedico sólo a publicar lo que él, magistralmente piensa y me envía, pues claro, para mí son vitales estos pensamientos, porque vienen de un tipo de pueblo, que vive y siente como tal.

"El pueblo dice que Canel puso a los boteros, (nuevos ricos), a comprar el petróleo en los Cupet. Que ninguno de sus dos antecesores pudo tomar esa medida, pero el pueblo no se da cuenta que eso es lo peor que pudiera pasar en Cuba. Todos los precios de todo lo que se vende en el mercado informal han subido y seguirán subiendo. Los boteros han seguido, aunque ganando menos, pero el pueblo es el que paga cuando el actual gobierno toma esas decisiones aparentemente a favor de la mayoría.  Ahora dice el gobierno que la medida de abrir las cuentas en dólares es para ayudar a el pueblo y yo me pregunto, ¿De qué pueblo están hablando? Al gobierno en su desespero por adquirir dólares americanos, no le interesa el origen de esos dólares ni el de quiénes los podrán en esas cuentas. No han pensado que alguien puede aprovechar para lavar dinero sucio o que esos dólares son producto de negocios como el de la mafia de la droga que mata a miles de personas al año en el mundo o son ganancias de negocios sucios como el contrabando de todo tipo empezando por el de armas, órganos, personas, niños, propios de la "sociedad decadente capitalista"?, ¿Cómo vamos a considerar una medida buena para el pueblo, aceptar que ingresen en nuestros bancos esos dólares americanos, símbolo del modelo imperialista e instrumento histórico de dominación utilizado por esa sociedad para someter al resto del mundo?, ¿Dónde están nuestros impolutos principios que no nos dejarían claudicar ante ninguna  dificultad?, ¿Cómo les explicamos a nuestros hijos el sentido de  aquellos versos tan repetidos donde el patriota y poeta dijo "nuestros muertos alzando los brazos la sabrán defender todavía"?, ¿Cómo una doctrina que ha obligado a un país a aguantar y resistir a toda costa antes de claudicar ante el supuesto enemigo en nuestro caso, United States of America, implementa medida de salvación que implica utilizar el dinero manchado de tanta muerte para dar solución a problemas internos y sistémicos de más de 60 años? Este es un gobierno mediocre incapaz de generar en la gente un sentimiento autentico que revolucione de verdad nuestra manera de ver las cosas, que despierte en los cubanos sentimientos de esperanza y confianza en el futuro. ¿Quién puede creer que con decisiones como esas se cambiará algo de la actual dura realidad del pueblo que no sea la de profundizar las diferencias entre la mayoría y un pequeño grupo con suerte que son los mismos de siempre?"

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Hace unos días escuché a uno de los tantos expertos que sobre el tema Cuba existen en las redes sociales, hacer unas reflexiones, sobre un tema que me llamó la atención por la forma en que lo presentó, tratando de dar una de las miles de variantes que existen dentro del actual andar cubano.

El tema en cuestión fue la corrupción. No la mundial, no la corrupción de determinados sectores dentro de los países más ricos y más pobres, sino la corrupción en la historia de nuestro país, y, debo confesar, que su análisis me ha enseñado.

¿Existía corrupción en Cuba antes de 1959?

Si, no es nada oculto. Existió una enorme corrupción dentro de la política, quizás la más llevada y traída, al parecer dentro del ejército, la organizada y dirigida por los grupos o bandas mafiosas y por supuesto, la mayor corrupción generada a partir de los vínculos y relaciones entre estos tres sectores. Esa corrupción, que podía tener apoyo externo desde y por los gobiernos de los Estados Unidos, trataba de, como siempre, acomodar las acciones para lograr beneficios económicos y políticos o beneficios políticos que garantizaran los económicos.

La corrupción como enfoque social y legal es una acción humana que quebranta o incumple las normas legales y los principios éticos. Más conocida en el escenario político y administrativo, puede encontrarse en cualquier contexto de la vida de los humanos. Todo lo que sea incumplir lo establecido con el objetivo de obtener beneficios, no importa la naturaleza de los mismos, puede ser descrito como corrupción, por lo que, al romper el principio de imparcialidad y justicia, tratando de favorecerse o favorecer a terceros, es hasta cierto punto fácil, por lo menos rozar con esta práctica. Hoy la solapada y aparentemente inocente práctica de ella es el llamado tráfico de influencias, puesto muy de moda para favorecer a una persona, grupos políticos o económicos, decisiones entre países y gobiernos, etc. El tráfico de influencia hoy no sólo cobra su máxima expresión, sino que ha devenido en un ejercicio de los más comunes para lograr casi cualquier cosa.



Es cierto, para no alejarnos mucho e ir a parar a la etapa colonial, todos los años llamados seudo republicanos, estuvieron adobados y luego cocinados, bajo la presencia de funcionarios, militares, diplomáticos, políticos, corruptos. No es que todos lo fueran, pero si es conocido la cantidad de maniobras, políticas y decisiones, tomadas para favorecer a unos y por supuesto perjudicar a otros. Criticar el presente no nos puede llevar a desconocer u ocultar la verdad del pasado. Si, muchos fueron corruptos, muchos se hicieron políticos y militares millonarios, muchos se adueñaron de casi todo lo que servía, gracias al quebranto o el incumplimiento de las normas que existían.

Ahora: ¿Era el pueblo de Cuba corrupto antes de 1959? No, categóricamente no o al menos no era una práctica común dentro de la población cubana, lo que no quiere decir que existieran 10 locos. Por lo que he estudiado y entendido, pudiera definir que el pueblo cubano, el estudiante, el trabajador, incluso el desempleado, no tenía a la corrupción como primera acción, o sea, el robo, el tráfico de influencias, la “mordida”, el soborno, etc., para lograr vivir y avanzar.

Y esto me ha hecho pensar en mi familia, la mía propia y la de mi mujer Martica, para entender lo que ocurrió antes de 1959, con lo que sumo una cifra bastante representativa como muestra de lo que era el pueblo cubano. En todos los que pienso fueron o son cubanos.

He estudiado muy bien ambas familias, quizás sea yo, lo que puede parecer pretensioso, uno de los que más conoce los detalles reales de ellas, digamos que el 99% de esos detalles y he podido establecer todas las conexiones, públicas y medias ocultas, que vivieron. Puedo decir que conozco bien sobre lo que escribiré y puedo adelantar que, viviendo antes de 1959, no existió en esas dos familias un ladrón, un politiquero, una persona que se dedicara a comprar y vender a otras personas y buscara prebendas para su propio bienestar y mucho menos un delincuente o asesino, que, para acortar caminos, se dedicara a vivir de forma ilícita. Quizás leyéndome, muchos de mis lectores puedan, pensando en sus familiares, coincidir conmigo y entonces podremos estar hablando de más cubanos.

Hablo de dos familias de origen pobre, personas de poca instrucción académica, como lo era la mayor parte de la población cubana, que únicamente gracias a su trabajo y a su inventiva lograron crecer y entonces permitir y garantizar que sus hijos estudiaran y se desarrollaran.

Cosme, el abuelo paterno de mi mujer, después de haber trabajado mucho y haber tenido una niñez triste desde el punto de vista familiar, terminó creando una pequeñita empresa que se dedicaba a los fertilizantes. ¿Cómo se trabajaba en aquel lugar? Pues, dos o tres personas, Cosme padre e incluso por momentos Cosme hijo, con palas, mezclaban y ensacaban fertilizantes, creando muevas mezclas, para venderlas a pequeños productores, sobre todos chinos, que las grandes compañías no estaban interesadas en atender. La mayor parte de las veces, año tras año, los chinos compraban los fertilizantes contra la cosecha futura sobre todo de verduras. En no pocas ocasiones no se les podía cobrar porque las cosechas se perdían, no obstante, se les seguía vendiendo y cobrando y no cobrando. Cosme abuelo, logró mantener a su familia y garantizar que tía Georgina y Cosme hijo, estudiaran en colegios privados religiosos. Georgina terminó su carrera de Doctora en Farmacia, la que luego ejerció hasta que se jubiló y Cosme hijo, mi suegro, trabajando como dibujante técnico, estudió de forma autodidacta y se graduó de Ingeniero Eléctrico. Tío Mingo trabajaba en los ferrocarriles lo que garantizaba un salario bajo pero estable, Tío Lucio era mecánico. Tía Angelita cocía y bordaba para la tienda “El Encanto” y abuela Candelaria se encargaban de la casa.

Eran pobres, humildes, personas que por años tuvieron un solo par de zapatos, muy pocos vestidos, nada de lujos. Que comenzaron viviendo en Jacomino, luego en Centro Habana y poco a poco fueron saliendo de allí y entre todos, con su trabajo, se compraron una casa en el Reparto Apolo, hoy Víbora Park, recién inaugurado e increíblemente, peso a peso, además, construyeron y estrenaron una bella, espaciosa y cómoda casa en la playa Boca Ciega, que hoy sigue siendo el orgullo de toda la familia y la añoranza de todos los amigos. He averiguado, ellos, todos, recuerdan la pobreza, las limitaciones, la vida sencilla, sobre todo la vida de familia, donde esa era la mayor fortaleza. Ellos no tuvieron vínculos con el robo. Se podía ser pobre, pero había que ser honesto. Se podía pasar necesidades, pero lo que se tenía servía para resolver a todos y compartir. Se podía ser pobre pero no se podía mentir y menos hacer daño al otro.

Abuelo Joaquín, el abuelo materno de mi mujer, antes del triunfo, fue contratista, se dedicaba a invertir y construir casas. Logró montar, en la casa que construyó en la calle Mayía Rodríguez casi frente a la Ave Acosta, una cafetería que, según cuentan, fue muy próspera, donde las personas hacían filas para comer todos los días. El viejo y Chucho, el mayor de sus hijos, trabajaban, más el primero que el segundo, como dependientes en la cafetería, Abuela Fina, una mujer pequeñita, ella sola sin ayudantes, preparaba y cocinaba todo lo que se ofertaba al público diariamente.

Sus hijos, tres, estudiaron. Marta, la única hembra de la familia, no sólo avanzó a bachiller, sino que se graduó de Doctora en Farmacia en la Universidad de la Habana. Eran pobres, antes de Mayía vivieron en la Calzada de 10 de Octubre frente a Jesús del Monte, en una vieja casona con cocina de carbón en el fondo y comprando un pedazo de hielo diariamente para enfriar el agua.

Marta hija y Cosme hijo, se casaron. El casamiento consolidó a esas familias. Mi suegra parió 4 hijos, Martica la última, por lo que su título de Doctora en Farmacia fue colgado como adorno por varios años y mi suegro, después de graduado, ser obrero de línea y luego capataz, o sea, los que instalan los postes y los cables de alta tensión, trabajó hasta el triunfo del 59 en la Compañía Cubana de Electricidad como ingeniero jefe, con los norteamericanos. Marta llegó a ser tanta mamá porque era la candela, según jocosamente le dicen sus hijos, JAJAJAJA, mi suegro compró casa en el mismo Reparto Apolo, antes incluso que sus padres. Casa amueblada y acondicionada con lo último de la década del 50, aires acondicionados en cada cuarto, calentador central de agua, cocina con hormo, radios, tocadiscos, automóvil, etc., etc., etc., e increíblemente, como una gran visión, un enorme tanque de agua en el techo, en un momento donde jamás faltaba el agua, por el contrario, la presión que ella traía rompía las zapatillas.

He averiguado y averiguado, he metido el dedo hasta las campanillas de estas personas y no he logrado encontrar una acción fuera de la ley, una acción de corrupción para comprar, estudiar, obtener algo. No he logrado enterarme de que obtuvieron beneficios adicionales que no fueran los que se reciben por el trabajo. No existió para estas familias una entrada extra, no recibían remesas, no tenían familias en el exterior que los mantenía. No vendieron sus votos, no jugaron a políticos. Vivieron todo lo que la honestidad y únicamente el trabajo les proveyó. Fueron pobres y gracias al trabajo mejoraron, fueron humildes y llegaron a salir adelante con la posesión de casas en reparto recién estrenado, automóviles, casas de descanso, hijos bien criados, etc., sólo y únicamente como resultado del trabajo mantenido y por supuesto buenos cerebros.

En mi familia de sangre pasa más o menos lo mismo. Desciendo de una abuela paterna santiaguera, pobre, crecida en una finca con otros 8 hermanos. Mi abuela, según la historia, mientras sus hermanas trabajaban en la casa, ella apegada a su padre gustaba de las actividades del campo, chapear, cortar, llevar meriendas, asistir a su viejo, etc. Creció con una instrucción muy elemental que le permitía leer y escribir, pero nada más y cuando fue grande tuvo un solo hijo, luego mi padre, con otro santiaguero del cual muy rápido se separó porque lo cogió engañándola con otra mujer. Dedicó su vida entonces a trabajar como nana en la ciudad de Santiago de Cuba, o sea, esas mujeres que crían a los hijos de otros que pueden pagar, viviendo muchas veces en la casa de los niños que cuidaba. Así crío a su único hijo, según cuentan, como un rey. Además, peso sobre peso, se compró una modesta casa en la calle A y Carretera del Morro, modesta pero propia. Mi abuelo paterno, creó otra familia, donde tuvo otros hijos y apareció muy pocas veces en la vida de su primogénito. Mi abuela Tomasita, era criada, de niños, pero criada, y sin volver a echarse marido, sobrevivió ella y echó para adelante a su hijo. Aunque no desarrapada, porque creció en una finca con animales y siembra, su origen es muy sencillo, sencillez bien asumida que le permitió vivir sin delinquir, menos prostituirse o echarse un nuevo marido para escapar. No se podía robar, eran tiempos que, como dice el refrán popular, “a los perros se les amaraba con longanizas y no se la comían”, sólo había que trabajar y el trabajo como fuente de riqueza te amparaba.

Su hijo, que ya dije, luego sería mi padre, santiaguero, trabajó desde joven, era un tipo inteligente de naturaleza, pero fue obrero siempre antes del triunfo de la revolución del 59. Trabajaba y vacilaba, era famoso en su ciudad dentro de sus amigos, por el disfrute: bares, rones y cubilete, prostíbulos, novias. Joven, ropas de marcas y trabajo. Siempre me decía, por lo que vio y vivió que al capitalista se le podía robar sólo una vez, que a la larga el tipo te cogía, por lo que la gente cuidaba su trabajo. Si echabas arriba de ti la imagen de ladrón, no conseguías trabajo con facilidad más nunca. Se podía ser un vacilador, tomar ron y hacer el amor, pero de lunes a viernes había sólo una cosa que hacer, trabajar y trabajar bien. Si tenías trabajo y eras bueno, progresabas. Si progresabas, no te hacía falta robar, por el contrario, los comunes, pues siempre hay locos, cuidaban su trabajo, cuidaban al dueño y trataban de ser mejores cada día. No hacía falta robar a nivel de pueblo, el trabajo te garantizaba todo lo que necesitabas. Lo que hacía falta, por lo que las personas luchaban era por un trabajo.  

Mi abuelo materno fue hijo de una española que, emigrada en Cuba, después de parir dos hijos, su marido un santiaguero, la dejó embarcada y los desatendió totalmente. Ayudada por su exsuegro, que parece fue un buen tipo y responsable, peso a peso cociendo para la calle, garantizó que sus dos hijos fueran a La Habana a estudiar en la universidad. Mi abuelo cuenta que estudiaba comprando los libros con los premios por sus notas y que utilizaba los tranvías de ida y vuelta como salas de estudio, o sea, estudiaba dentro de un transporte público en pleno desplazamiento. Se graduó y antes de volverse a su ciudad natal, conoció a una joven cienfueguera, descendiente de españoles, que vivía en La Habana, cerca del parque Maceo, que se había graduado de contabilidad. Se casaron y se fueron a vivir a Santiago. Allí, junto a su madre española, piedra a piedra, cuenta la que luego sería mi abuela, Mamá Yuya, reconstruyeron y mejoraron con sus manos, la casa donde vivían. Mi abuelo comenzó su trabajo como abogado y llegó a tener su bufete privado detrás del Hotel Casa Granda, en la calle Heredia, a pocos metros del Parque Céspedes, en el justo medio de la ciudad. 

¿Qué hizo mi abuelo? Estudiar y trabajar. Con su trabajo se convirtió en uno de los abogados más prestigiosos de la ciudad y creo que de toda la zona oriental del país, mantuvo mejorada la casa de su origen, pero se hizo de una enorme y linda casa de tejas coloniales con un enorme terreno en las afueras de Santiago, en la que yo viví de chico, la que también rehicieron con sus manos, en el por aquel entonces exclusivo lugar llamado Ciudad Mar, muy cerca del Morro de Santiago. Luego, caseta en la bahía, bote para remar, autos, comidas, paseos, etc. 

Esa pareja tuvo dos hijos, debidamente bautizados, y enviados a estudiar en los mejores colegios de la época. La esposa, que ya dije fue luego mi abuela, no trabajó nunca, se dedicó a criar a sus hijos, mantener la casa, y cocinar ricas comidas para mi abuelo que le gustaba comer y comer bien. Sólo el trabajo los salvó, soló el trabajo los hizo fuerte. Mi abuelo, que se metió en la lucha clandestina apoyando a Fidel, y que luego, muy rápido después del triunfo, fuera el presidente de los tribunales revolucionarios donde se enjuiciaron a los batistianos y fundador de la Universidad de Oriente, más otras miles de responsabilidades en su vida dentro del gobierno comunista, fue famoso hasta que murió por su trasparencia, su honestidad, su verticalidad y además su sencillez a la hora de vivir. 

Reconocidísimo abogado, por sus logros en salas, sus muchos años como docente, los libros que escribió, etc., fue hasta días antes de su muerte, un gran trabajador. Existen historias de personas que trataron de comprarlo, de comprometerlo, de lograr que el tipo cediera a su posición “loca”, de que variara su rectitud y lo único que consiguieron fue su no claudicación como respuesta respaldada por los valores que traía incorporado de su vida en el capitalismo "brutal" y que ni la más “triunfante” revolución con todas sus artimañas pudo cambiar. Ese hombre, que apostó al estudio y al trabajo fue un hueso duro que roer.


lunes, 21 de octubre de 2019

¿Infantil o Desmadrado?


El Terrible, con su aporte, me deja boquiabierto:

"¿Qué pueblo somos si nos hemos dejado engañar y manipular durante tantos años por una sola persona? Por conveniencia, ignorancia, comodidad, etc., de alguien con insaciable necesidad no de dinero sino de poder y de reconocimiento colectivo a toda costa. ¿Cómo un país de más  de 11 millones de personas puede seguir como ciegos y sordos los designios y mayores antojos de una sola persona? El precio que hemos tenido que pagar y pagaran las venideras generaciones de cubanos será alto. Un país devastado a todos los niveles. Hoy estuve en Marianao (...) hay que ir a esos lugares para saber lo que pasa en la Cuba de verdad. Viendo el documental del aeropuerto de Kansai no puedo dejar de pensar que ni el sistema político, ni lo ideológico tienen nada que ver con este asunto. Nos hemos convertido en un pueblo huérfano, incapaz de reaccionar y arrancar de una vez. No tenemos los problemas de los Países Bajos, por el contrario, el 80% de las tierras increíblemente fértiles del país, no producen más que marabú. Todos nos quejamos y queremos estar como los "americanos", siempre vestidos limpios y con lo último, con autos, etc. Pero, ¿De dónde van a salir esas riquezas, quién las va a generar? Los jefes y sus familias, se sabe que tienen su papel histórico en medio del desastre que nos sumerge en la más profunda oscuridad. Un cada vez mayor sector de intelectuales con todas las categorías, subvencionados por el gobierno y que no aportan nada en la vida real. ¿Los hijos de quiénes son los que quieren trabajar de verdad durante 8 horas diarias, si se sabe que son los jóvenes los que  tienen la tarea de hacer mover los resortes que determinan el avance? Estamos destinados al fracaso, la mediocridad y la frustración. No se me ocurriría compararnos con un pueblo como el japones ni en sueños, ellos si le han dado al resto del mundo una lección de entrega, interés, ahínco y dedicación sin límites, que los ha llevado a ser un pueblo admirado y respetado por todos. Esta sociedad, que en teoría tendría que estar disfrutando los beneficios de un sistema político superior con 60 años de existencia, por el contrario, la pura verdad es que sólo ha generado una realidad gris llena de inconformidad, conformismo que solo nos conduce al fracaso rotundo. Y no es derrotismo, ni negativismo, tampoco es vivir en el pasado, por el contrario, quien constata el presente con independencia de su afiliación política, se entera fácilmente de la difícil, para no decir imposible, tarea de hacer que Cuba se levante y camine por si sola.

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Imaginemos un país que no existe y hagámonos una sola pregunta: ¿Podría ese país sobrevivir e incluso más, crecer y desarrollarse, teniendo como mínimo cinco grandes sectores que dependen absolutamente del gobierno en cuestión, un inmenso ejército en hombres y armamentos, una enorme seguridad del estado inmensa en hombres y en tecnología, una educación en todos sus niveles desde preprimaria hasta las post universitaria gratuita, una atención de salud en todos los niveles, para todas las personas y todas las enfermedades, gratuitas también y el derecho a la práctica del deporte, en todos los deportes que existen, en todos los niveles de competencias, sin que se pueda cobrar algo, sin tener una enorme cantidad de dinero?

La respuesta a todas luces es NO. Sin estudiar mucho el país, sin conocer exactamente sus condiciones, su ubicación, su sistema socio político, resulta fácil concluir que es imposible, ni en 10, ni en 60, ni en 150 años lograr que esto funcione. Entonces, no sé cómo todavía hoy podemos escuchar como una solución mágica después de seis décadas de pruebas y ensayos, con más o menos los mismos discursos y algunos llegar a creer que algo así podrá darse en Cuba.

He escuchado a personas que parece que saben lo que dicen que, Cuba, antes de 1959 producía el 72% de lo que se consumía internamente y que solamente importaba el resto, o sea, el 28%. Sin hablar de lo que Cuba exportaba, pues se exportaba mucho, lo que producía competía con los productos internacionales de por aquellos años. Es cierto que la exportación era básicamente de productos provenientes de la agricultura, pero las cifras jamás han sido superadas durante todos estos años. Hoy, esos mismos expertos aseguran que el gobierno cubano importa el 90% de lo que el país demanda para mantener los niveles mínimos, porque dentro de esa demanda, conocemos que hay una gran parte que todavía está regulada por la “famosísima prima absoluta” libreta de abastecimiento. Cuba, con casi 12 millones de personas dentro de ella, sólo produce alrededor del 10% de lo que su economía necesita para vivir.

Pensemos en un sector que ha sido una de las columnas pilares del sistema político cubano, al menos desde el punto de vista teórico, la educación. Tener la educación gratuita, aunque ya no de la calidad que se heredó con el triunfo de la revolución de 1959, es cierto que es uno de los mayores logros y sueños para aquellos que reciben ese inestimable servicio. Martí dijo algo así como que se debía ser culto, para ser libre. Ahora lo que no dijo ni el mismísimo Martí, porque su genialidad no llegaba a tanto y si lo conocemos, sabemos que no era su fuerte el trabajo y el dinero, es cómo se va a mantener, no a nivel de una familia, sino a nivel de un pueblo, eso de ser culto sin poseer los recursos económicos que garanticen esa masividad de calidad y esa gratuidad. Martí fue un gran revolucionario, poeta, escritor, periodista, medio filósofo, en todo esto uno de los más grandes de América, pero de economía no sabía nada.

La educación gratuita y el acceso de todos a la educación, desde los seres humanos normales, hasta los que vienen con problemas e incluso los que lamentablemente no traen cerebros y tienen que aprender a pensar con el hígado, significa, sin yo saber muchos del tema un inmenso esfuerzo. Veamos:

1.- Crear escuelas y academias para de forma continua seleccionar, formar y mantener formados a todos los profesores que necesitará el país para todos los niveles de enseñanza, para todas las especialidades incluyendo las especiales. Paralelamente pagar a esos profesores salarios representativos, que reconozcan la labora que hacen y que les permita, sin nervios, dedicarse a formar a otros.

2.- Crear o construir centros educacionales, más reparar y mantener sistemáticamente los que ya existen, para una población que ha tendido durante todos estos años a crecer. En 1959 éramos un poquito más de 6 millones y fue un por ciento mínimo dentro de ellos, los que vencía todos los estudios terminando en las universidades, hoy somos 12 millones, que desde los círculos infantiles a los que se entra con un año de vida, hasta las maestrías y doctorados son uno de los objetivos de una buena parte de la población.

3.- No sólo hay que construir y mantener, sino modernizar todas esas instalaciones. Cuando yo era niño a nadie le importaba los zurdos y menos los problemas de columnas vertebrales. Hoy el obligar a un zurdo a usar una silla de paleta para derechos, es una violación de los derechos humanos e individuales de los que usamos la izquierda. Las sillas y mesas tienen que reunir diseños ergonométricos para colaborar con la salud, sobre todo del esqueleto de los humanos y todo lo que de él depende. Antes los mejores profesores si pedían algo era una pizarra más o menos aceptable y tizas. Hoy la enseñanza parte de computadoras, videos, televisores, centro de informáticas en escuelas para poner en redes la información y lograr el fácil acceso, etc. Se necesita cada vez más que los alumnos estén conectados con el mundo y que desde su local escuela puedan acceder a la Biblioteca del Capitolio, no sólo de La Habana, sino de Washington.

4.- La educación gratuita lleva a que el gobierno sea capaz de entregar todos los libros, todas las libretas, todos los lápices, incluyendo los de colorear, más los materiales adicionales, gomas de pegar, gomas de borrar, tijeras, cartulinas, etc., que se necesitan durante todo el año, durante todos los años, a lo largo y ancho del país.

5.- Luego, esa adecuación gratuita linda y conveniente para el que la recibe, sobre todo en edades pequeñas, preprimaria, primaria, secundaria, como mínimo; en Cuba también ahora los preuniversitarios y los técnicos medio se incluyen, necesita que el gobierno sea capaz de mantener meriendas y almuerzos de calidad, y sobre todo mucha agua para tomar de alta calidad, a todos los estudiantes, en todas las escuelas, en todo el país.

6.- Cuba mantiene una educación con uniformes y, además, por la creatividad del gobierno que fue muy creativo durante muchos años, cada nivel de enseñanza tiene uniformes de diferentes diseños y colores, la primaria tiene un color y diseño, la secundaria y el pre otro, los enfermeros otro, los que estudian pedagogía otro, los estudiantes de medicina llevan batas blancas y uniformes para determinados salones como la terapía intensiva, los becados otros, los técnicos medios otro o varios en dependencia de la especialidad, no es lo mismo estudiar economía, química, que mecánica, etc. Por lo que el gobierno, necesita entregar, digamos como mínimo dos uniformes, deberían ser más, a cada familia para cada niño y joven, para cada año. No se resuelve entregando a un niño 10 uniformes en primer grado cuando tiene 6 años, para toda su vida escolar, porque los niños en líneas generales, siempre hay sus excepciones, crecen, engordan, más los uniformes se manchan, se ensucian, se rompen, etc. Tampoco el gobierno pudiera decirle al mismo niño, te vamos a dar 10 uniformes talla 32, porque esa es la talla que vas a usar cuando estés en 12 grado y tengas 18 años. Lo de los uniformes, con cada color y diseño específico, es año por año, para cada uno de los niños y jóvenes que van a recibir la educación, da igual que viva en el medio de la Ciudad de la Habana o en lo alto de una montaña en la Sierra Maestra. Habría que pensar además en la ropa para educación física o deportes, porque evidentemente esa es una materia obligatoria en Cuba dentro de cualquier nivel de enseñanza y por supuesto, con el uniforme de la escuela no se puede participar.

7.- Ni hablar de las escuelas de arte u oficios, ellas llevan instrumentos musicales, porque no se puede estudiar percusión sobre un arpa, salones especiales protegidos, sistemas de audio, etc. Los que estudian danza necesitan espejos, grandes espacios, vestidos especiales. Los que estudian oficios necesitan herramientas, talleres, laboratorios, materias primas, porque la albañilería no se puede estudiar en un torno y los torneros no hacen nada con cerámica y soldaduras eléctricas, más, para hacerse torneros, albañiles, mecánicos, etc., van a necesitar bibliografía especializada, acceso a lugares para practicar, etc., porque los que han estudiado construcción naval en Cuba, si es cierto que tienen un título que los avala, se han graduado sin ver un barco; los que han estudiado química aplicada a la industria alimenticia, como ésta es una industria tan deprimida, no conocen la diferencia entre una probeta y un jarro para hervir leche.

8.- Ni hablar de la educación especial para débiles visuales, hipos acústicos, niños de lento aprendizaje, síndromes de Down y otra miles de enfermedades que existen y que en Cuba tiene cobertura, sin dudas. Esas escuelas necesitan todo especial, desde rampas para caminar, accesos a puertas controladas electrónicamente, pizarrones, materiales, tecnologías, comidas, meriendas, y sobre todo profesores especializados más determinados servicios médicos dentro de la propia escuela, lo que exige, por ejemplo, poner a la psicóloga que atiende a niños, en algún lugar más apropiado que en el baño de la escuela, etc, etc, etc.  

9.- Último factor de mi lista, pero no el menos importante, por el contrario, muchas veces decisivo. El nacer en un país donde la educación es gratuita, nadie te habla de la calidad, de la modernidad, ni tan siquiera del costo, sólo te repiten que es gratis, se crea un efecto contrario al que a todas luces se debería crear, y es precisamente el desinterés, muchas veces en los alumnos y aunque parezca mentira en las familias. La única responsabilidad que se tiene es ir a la escuela a medio aprobar las asignaturas para pasar y pasar de grado, efecto que lamentablemente se ha visto apoyado o favorecido por una tendencia de los profesores, quienes, presionados por el cumplimiento y las cifras, prefieren aprobar con el mínimo, prefieren vender las pruebas o repasar las tres preguntas que mañana saldrán en el examen.

Se llega a desarrollar la idea de que esto no es mi problema, ésta no es mi responsabilidad, entonces tengo que ir a la escuela, porque eso es lo obligatorio, pero todo lo demás, incluyendo, como ya dije, el aprobado, es problema del gobierno. Los niños y jóvenes e incluso algunas familias, van a la escuela a romper los libros, romper las sillas y mesas, destruir, a exigir lo que ellos no dan, pero exigen por el derecho de la famosa gratuidad. Van a las escuelas a perder el tiempo y pretender que la escuela es la responsable no sólo de enseñar matemáticas, español, etc., sino es la responsable de educar a niños y jóvenes malcriados, groseros, vulgares, falta de respeto, etc. La gratuidad, por contrario a lo que debía crear, sólo genera desinterés y abuso. Entonces como es gratis deberíamos matarnos estudiando, pues no, es gratis, pero me jode, por tanto, voy a hacer de las mías y tendré a mamá está tranquila, es mejor que esté allí, aunque no aprenda nada y rompa de vez en cuando los cristales de las ventanas, a que esté en la calle con los delincuentes. Es preferible que, como delincuente, esté 8 horas dentro de un lugar, al final es gratis.

Debe haber más cálculos, de seguro no conozco exactamente las exigencias del sector, pero esto es lo que a mí, un cubano común se me ocurren, entonces: ¿Cómo pretender que un país pobre que ya no tiene el inmenso respaldo económico en rublos soviéticos que tuvo, sin recursos naturales como petróleo u oro para vender a precio de mercado internacional, sin dinero acumulado en los bancos para invertir a largo plazo de forma estable, que su agricultura e industria sólo produce el 10% de todo lo que necesita para vivir en todos los otros aspectos de la vida, no sólo la educación y por lo que se ve obligada a importar de forma sistemática casi todo lo que se consume incluyendo algo tan común como el jabón para bañarse, pueda mantener algo y mucho menos desarrollarse?; ¿Cómo pensar que el desarrollo puede estar basado en la casuística obtención de los dólares americanos, a cambio de estrategias “infantiles”, ya sabemos que de niños malditos, pero infantiles?


Aquí las soluciones.
Resultan infantiles, por ponerle algún nombre, las fatales y dramáticas estrategias para salvar a un país hoy. He escuchado al presidente Díaz Canel decir, aparentemente disgustado y muy enérgico, que ahora en Cuba todo el mundo tiene que exportar. Si Canel fuera el primer presidente que Cuba tuvo después del 59, todavía cabría pensar en inocencia, buena fe y esperanza, pero en el 2019, de inocencia no tiene nada. La exportación fue desde siempre una de las necesidades revolucionarias cubanas, como la es de cualquier país del mundo. Cuba tiene un Ministerio de Comercio Exterior inmenso, dividido en empresas especializadas por sectores económicos, miles de funcionarios, especialistas, oficinas, carros, directivos, regulaciones, etc., que en realidad hoy sólo importan, de exportación muy poco y es bien sencillo de entender, con una economía que produce sólo el 10% de lo que se necesita, lo que es lo mismo a nada, entonces qué se va a exportar.

Cuba es un país destruido en su economía interna, en su agricultura, más en su industria. ¿Como lograr exportar lo que no se tiene o lo que no se produce?, ¿Cómo mantener una exportación estable, lo que significa cumplir con lo que se ha pactado, vendido y cobrado, con una economía enormemente frágil, dependiente cada mes, cada semana, de un dinero que no hay?

Exportar tiene su onda, sobre todo para aquellos que en Cuba se montan en los aviones para reconocer y conocer los mercados destinos, pero que a la hora cero, no tienen en las manos un producto que cumpla en calidad y cantidad con las exigencias de mercados internacionales. De esto podría contar miles de anécdotas, pues trabajé muchos años en Comercio Exterior, con las empresas creadas básicamente para exportar y cada uno de los ejemplos que tengo puede ser peor. Díaz Canel pretende exportar, parece que desconoce que una buena parte de la azúcar que se consume hoy en Cuba se importa, después de haber sido ese país uno de los más grandes productores y exportadores de azúcar del mundo. Díaz Canel quiere exportar, parece que desconoce que el café que el cubano toma es una mezcla de muchos polvos que nada tiene que ver con el fruto del cafeto y que incluso, el café que se vende dentro de las tiendas en divisas, muy caro, no sólo está adulterado, sino que con frecuencia no existe su abastecimiento. ¿Díaz Canel pretende exportar qué? Estamos parados en Martí a finales del siglo XIX, cuando dijo que había que ser culto para ser libre, pero que, al morir joven, no tuvo tiempo a imaginarse cómo se daría buena cultura a 12 millones de personas con lo que todo esto conlleva, sin un centavo prieto partido a la mitad.

La exportación es una de las tareas más repetidas y repetidas durante estos años. Todos tenemos que exportar y esto en realidad sólo ha generado viajes y más viajes de funcionarios y especialistas, y por supuesto gasto de dinero, porque no hemos tenido nunca algo para exportar de forma estable y mantenida, descuento de aquí lo que por cuota teníamos que enviar al CAME o el petróleo que luego de recibido de la URSS y previo acuerdo con ella logramos enviar al mercado internacional. Todo se resumen a buchitos, poquitos, coyunturas, etc., que han logrado entonces pérdida de dinero y mala fama en los mercados internacionales. Queremos exportar, pero también queremos que nos compren bien caro el producto, pero también que el mercado destino entienda la falta de calidad, los incumplimientos de contratos, la demora, etc. Queremos exportar, tal como el comandante Guillermo García dijo que el futuro alimentario de Cuba estaba garantizado y se basaba en el consumo de avestruz, el cocodrilo y la jutía conga.

Entonces como no se puede exportar porque poco se produce en todos los sectores, porque hasta el tema de la exportación de los médicos y técnicos de la salud está en crisis, no queda más remedio que importar a gran escala y llegar a pensar y proponer que el futuro de Cuba dependerá de la importación para la cual ahora mismo no se tiene ni un centavo prieto partido a la mitad. La importación y el regalo son dos cosas diferentes. Se puede conseguir que Japón regale unos carros para recoger la basura, pero: ¿Japón regalará las piezas de repuesto para reparar esos camiones que por el uso mantenido y el mal uso que le van a dar, porque al final el camionero no es el dueño del camión?, Se puede lograr que Viet Nam, increíble Viet Nam, regale un barco de arroz, pero: ¿Regalará Viet Nam un barco de arroz todas las semanas o regalará el aceite y la sal para cocinar ese arroz? Se puede lograr que España, Rusia, te perdonen la deuda que tienes con ellos, al menos la mayor parte, pero: ¿Después de borrón y cuenta nueva, regalaran todos los productos que se necesita para continuar viviendo? Se puedes lograr que no se pague lo que se debe ahora, pero: ¿Eso permitirá pedir nuevos créditos internacionales? La respuesta es NO. Se han agotado las fuentes, se han agotado los acreedores y aquellos empresarios países que aportaron. No existe TODO a cambio de NADA.

Entonces frente a esto, ¿qué se puede hacer? Bueno, geniales en crear imágenes que no existen, tal como los diseñadores de las películas de ciencia ficción, con el ningún pudor a la hora de mentir, apelan a los cubanos internos, a esos que ganan 300 pesos cubanos, no tienen agua, ni electricidad, no ropa, ni recargas para celulares. Crean la ficción de que ahora el país se salvará, con toda una serie de definiciones y acciones internas, para crear tiendas y vender televisores, lavadoras y aires acondicionados y de ahí saldrá el dinero que la economía necesita para abastecer al pueblo y aún más, para desarrollar la industria interna, pero: ¿Dónde están los miles y miles, quizás millones de cubanos que saldrán corriendo a las tiendas a comprarse televisores a los precios que ellos han llamado, irónica y cruelmente módicos? Téngase en cuenta que un televisor que cueste 500 dólares significa 12 500.00 pesos cubanos, que un trabajador con el salario de 300 pesos pasaría casi 42 meses de su vida en conseguir, si es capaz de utilizar todo su dinero para este objetivo. Piénsese que una lavadora que cueste 319 dólares significa 7 975.00 pesos cubanos, que el mismo trabajador emplearía su total salario por el período de 27 meses.

Como esto resulta imposible, entonces, quedan los familiares en el exterior y a ellos el gobierno, sin rubor, ni pena, olvidando todo lo que ha pasado entre emigrados y gobierno, sin cambiar nada que afecte a la emigración, digamos el tema pasaporte cubano, su habilitación, su costo, etc., tal como si todos fueran nuevos, dirige la infantil estrategia, pero: ¿Dónde están los miles y miles, quizás millones, de cubanos emigrados  que van a salir corriendo a comprarle a sus familiares un televisor, una lavadora, un aire acondicionado, todo esto a la misma vez, para además de ayudar a su familiar, soportar económicamente el gobierno cubano, pretendiendo éste que como Japón regaló los camiones y Viet Nam regaló un barco de arroz, la emigración cubana ponga ahora los millones y millones de dólares, porque no es cosa de tres centavos, para ayudar a abastecer a Cuba general y además incentivar el crecimiento de la destruida, inexistente o casi desaparecida producción nacional. ¿Ahora hay que creerle al gobierno de Cuba que está interesado en que mi mamá tenga una lavadora moderna? Apretaron.

¿Cómo y cuándo se verá ese desarrollo, manteniendo hoy paralelamente la educación, la salud pública, el deporte, y los ejércitos como grandes consumidores de dinero?, ¿Cómo se pretende que emigrados y un poco de cubanos dedicados al tan estable mercado negro, sean los encargados de producir el dinero, o al menos, dos de las fuentes principales y más rápidas, porque lo de exportar cacao o café, economías totalmente destruidas y lo de comer carne de avestruz, lleva su tiempo?

No existe emigración, ni venta de refrigeradores y televisores, enmascarada en precios bondadosos e intenciones amorosas, que pueda salvar a un país, menos a uno tan destruido como Cuba. No existe esa emigración, aunque ella misma se disfrace de miles de dólares exhibiendo cadenas de oro, casas con piscina, carros del año, etc. Esa emigración a la que se está apelando, interesada en su mayor parte en seguir ayudando puntualmente a su familia en Cuba, está, en rasgos generales, tan mal o comprometida como el propio gobierno cubano. ¿Cómo si el emigrado promedio hace un esfuerzo; si un gran esfuerzo, por ayudar a comer a su familia, a comprar una medicina, a garantizar que su hijita pueda celebrar sus 15 años, a que su niño tenga uniformes para ir a la escuela o está enviando los culeros desechables para su vieja que está con cáncer tirada en una cama, o todo a la misma vez, se le pretenda cargar con la obligación ahora de colaborar a desarrollar la industria nacional cubana, no como proveedor, no como dueño de fábrica, no como propietario de tierras, sino como anónimo proveedor de dinero. Plata dulce, se llama una inmejorable película argentina.

¿Es infantil o desmadrado?