martes, 8 de marzo de 2016

Mi Residencia Permanente. Fin del Cuento

Tal como dije en mí escrito del 6 de febrero, a la verdad es que esto es una “maravilla”.

Sigo padeciendo o al menos experimentando los inconvenientes de obtener mi residencia permanente, la que me toca. Aunque parezca mentira, los errores y los problemas, no han terminado aún, porque no han sido lo suficientemente complicados como para que me quite la vida o pare directamente en la oficina de un terapeuta. JAJAJAJA

Soy yo, el mismo, no me pasa nada. Es sólo que
estoy saliendo de un catarro que me ha tenido
 estos últimos cuatro días muy mal.
Les cuento no para que sufran, sino para que conozcan, y si en algún momento, los que no están aquí, deciden llegar, sepan a lo que también se pueden exponer. Nada es perfecto y para demostrarlo, cada mes escogen a un tipo, a un saquito de sal y los burócratas se vengan de todas las críticas que reciben y han recibido. Como mi amiga Normita no está aquí, pues de estar seguro le hubiera tocado a ella, entonces el monitor del cuento soy yo.

Nos habíamos quedado que desde hace 9 meses espero mi residencia, la cual había regresado para que arreglaran un error que trajo, confío en que esto sea perfectamente entendible para ustedes. Después, frente a la preocupante demora, realizamos varias llamadas a las oficinas encargadas y logramos saber que ya me la habían arreglado y que muy oportunamente la habían enviado para Laredo, Texas, lugar por dónde entré a Estados Unidos, pero que no me preocupara porque ellos me la enviarían y el trámite sería felizmente concluido. Laredo, Texas?????????????

Más preocupado por el envío y por la mayor demora, mi hijo Jonathan comenzó a explorar el camino. Me dijo, _ déjame, yo me encargo. Esta frase sólo se ve hoy día en las mejores películas cuando se trata de matar a alguien, robar en un banco, tumbarle la novia a alguien, etc, así que yo le dejé el camino libre y como buen subordinado, le respondí, _ encárgate.

Jonathan, como conoce los  mecanismos porque en su trabajo hace algo parecido, primero pidió hablar con una persona de atención al cliente en inglés. No me mal interpreten, no existen problemas con otros idiomas, pero ya saben, los hispanos, los que no hablan bien ni el inglés, ni el español, los que hablan el español que les enseñó su abuelita en la casa cuando le leía los cuentos para dormir, etc. No hay problemas, pero las consecuencias pueden, sólo digo pueden, ser un poco más funestas.

Como es típico, ésta persona de atención al cliente aunque en inglés, casi nunca resuelve nada. A veces a mí me parece que la pone como primera barrera para entretener al cliente, que se aburra y no llame más o darle tiempo a los que están en la segunda línea a buscar la respuesta, lo cierto es que sólo reciben tu información y baste que media coma no coincida con el protocolo que ellos tienen, cosa que pasa en el 99,9999 por ciento de los casos, la película termina con ellos trabada y te tienen que transferir a un supervisor.

Pues a esa persona Jonathan no sólo le habló en inglés, sino que se le mostró incómodo, o sea, en buen cubano trató de subirle la parada, porque según los libros ésta posición a veces funciona. JAJAJAJA. De nuevo el cuento completo, pregunticas medias tontas para aclarar algo y final, esa segunda línea, o sea, el supervisor, no podía resolver nada, el asunto se le escapaba de las manos. Recomendación, tiene usted que hablar con un oficial, alguien que está en una tercera línea. Esto se parece a un juego de fútbol para los que conozcan del tema, lo único que cuesta trabajo es encontrar la portería donde se tiene que meter el gol.

Demasiada suerte para el mismo día, las llamadas se cían, los teléfonos estaban ocupados, etc. Nunca desánimo, esa opción no existe, pues como saben somos descendientes de mambises.

Nuevo día. Nuevas llamadas. Jonathan formulando el disgusto como cliente que, según los libros, funciona, JAJAJAJA. Otra respuesta de primera línea, solicitud sin mucho rodeo para ir a parar directamente a la tercera línea, o sea, telefónicamente frente al oficial. Aparición del oficial e ideas en el idioma de Shakespeare, al final, apareció la solución al caso de mi residencia permanente y con esto se da por terminada la historia, en pocos días recibiría una carta orientándome lo que tenía que hacer.

En efecto, sin falta, a los pocos días la carta me llegó. De una forma extremadamente sincera, ellos detallan lo que ha pasado con mi residencia, cosa que ya hasta ustedes saben y reconocen que ha habido un error administrativo, o lo que es lo mismo “an administrative error” y que para darle solución de una vez y para siempre, yo tengo que volver a hacer el trámite de nuevo, o sea, enviar los papeles tal como los envié la primera vez que apliqué. 
??????????????????????????

Así quedaré, no lo duden, si este temita
 de la residencia no se acaba de resolver pronto.
No existen más líneas a las que llamar, no existen más trámites a los que recurrir. Evidentemente no existe, al menos en este caso portería para meter el gol. Ellos se disculpan como siempre, recuerden lo de lo siento, lo siento, lo siento, reconocen lo del error, y me orientan que si quiero la residencia tengo que volver a aplicar a ella. Yo lamento que no esté aquí mi amiga Normita, porque hubiera sido mejor que le pasara a ella. JAJAJAJA.

Entonces, qué creen que tengo que hacer? Ahora lo que viene es en gritos, No es que quiera la residencia, sino que tengo que tener la residencia para vivir aquí. 

Pues nada, más claro ni el agua, tengo que volver a aplicar y todo este tiempo ha pasado por gusto en cuanto al asunto residencia se refiere, porque a la verdad es que he comido algún que otro helado en este mismo tiempo de espera.

Les recuerdo además que mi licencia de conducción sigue vencida y seguirá vencida porque hasta que no me llegue el plástico de mi “Green Card”, no me pueden renovar mi licencia de conducción. He dejado entonces de jugar a la Lotería, porque si me la gano, tampoco podré cobrarla. JAJAJAJAJA